El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




viernes, 31 de diciembre de 2010

¡Feliz Año Nuevo!

Un cuento de Pancho Aquino.
Dicen que cuando se acerca fin de año los ángeles curiosos se sientan al borde de las nubes a escuchar los pedidos que llegan desde la tierra.
¿Qué hay de nuevo? pregunta un ángel pelirrojo, recién llegado. Lo de siempre: amor, paz, salud, felicidad... contesta el ángel más viejo. Y bueno, todas esas son cosas muy importantes.
Lo que pasa es que hace siglos que estoy escuchando los mismos pedidos y aunque el tiempo pasa los hombres no parecen comprender que esas cosas nunca van a llegar desde el cielo, como un regalo.
¿Y qué podríamos hacer para ayudarlos? dice el más joven y entusiasta de los ángeles. ¿Te animarías a bajar con un mensaje y susurrarlo al oído de los que quieran escucharlo? pregunta el anciano.
Tras una larga conversación se pusieron de acuerdo y el ángel pelirrojo se deslizó a la tierra convertido en susurro y trabajó duramente mañana, tarde y noche, hasta los últimos minutos del último día del año.
Ya casi se escuchaban las doce campanadas y el ángel viejo esperaba ansioso la llegada de una plegaria renovada. Entonces, luminosa y clara, pudo oír la palabra de un hombre que decía:
 "Un nuevo año comienza. Entonces, en este mismo instante, empecemos a recrear un mundo distinto, un mundo mejor: sin violencia, sin armas, sin fronteras, con amor, con dignidad; con menos policías y más maestros, con menos cárceles y más escuelas, con menos ricos y menos pobres.
Unamos nuestras manos y formemos una cadena humana de niños, jóvenes y viejos, hasta sentir que un calor va pasando de un cuerpo a otro, el calor del amor, el calor que tanta falta nos hace.
Si queremos, podemos conseguirlo, y si no lo hacemos estamos perdidos, porque nadie más que nosotros podrá construir nuestra propia felicidad".
Desde el borde de una nube, allá en el cielo, dos ángeles cómplices sonreían satisfechos.

¡¡Feliz Año Nuevo!!

Crónica de una ascensión






jueves, 30 de diciembre de 2010

La residencia de Dios

Don Jesús, que además de antiguo compañero de estudios y amigo mío, es cura párroco en un pueblecito de la provincia de León, cuando se enteró que teníamos un blog y lo leyó, me dijo que había encontrado un escrito sobre quien era Dios, que le había gustado mucho y que me lo iba a enviar por si yo quería compartirlo.

Esto es lo que me envió mi amigo.
Un día un niño quiso saber quién era Dios, así que fue a preguntarle al sacerdote de su tribu,  pero este no pudo darle una respuesta satisfactoria.
Apenado el niño por no encontrar una verdadera respuesta, decidió ir a recorrer el mundo para encontrar la verdad
Dejando atrás su pequeña aldea, se fue, muy decidido a no volver, hasta encontrar lo que andaba buscando.
Recorrió muchos lugares, valles y desiertos, tuvo que afrontar diversos peligros, y se encontró con mucha gente culta, pero nadie sabía con certeza como responder a la pregunta: “¿Sabes quién es Dios?”
Un día llegó a los pies de una montaña en donde vivía un viejo y sabio ermitaño
Agotado por su búsqueda sin respuesta, el niño que ahora era un joven alto y fornido; decidió hacer un último intento y le pregunto al sabio: “¿Sabes quién es Dios?”, a lo que el sabio respondió: “Dios es esa energía vital de la cual todos nacemos, Dios es esa fuerza de amor y felicidad que ríe junto a nosotros, Dios es ese espíritu de rocío que llora a nuestro lado cuando nos sentimos más desolados. Algunos piensan que es quién nos ilumina y nos permite conocernos a nosotros mismos a través del yoga, la meditación, la oración y el silencio; otros creen que es un padre creador, que nos quiere y nos ama; y hay quienes están convencidos que Dios es un juez implacable y que necesitan complacerlo, para que no deje caer sobre ellos el peso de su cólera”.
La verdad es que para descubrir quién es Dios, tienes que escuchar la voz de tu corazón, ya que Dios vive en lo más hondo de nuestro ser, y a cada uno se nos presenta de una forma única e intima, por lo que solamente tú puedes descubrir a Dios.
Feliz el joven, porque finalmente encontró la respuesta que andaba buscando, dio gracias al ermitaño y volvió a su aldea, sabiendo quien era Dios, y que cuando lo necesitara, solo tenía que buscar dentro de sí, y ponerse en contacto con lo más intimo de su ser.

miércoles, 29 de diciembre de 2010

Meditación con el mantra "Om"

“Om” es vibración,  es la vibración original de donde procede toda la Creación. Es la palabra más sagrada del hinduismo. Es el mantra más poderoso que existe, y es el vehículo que acerca nuestra conciencia a la Conciencia Divina.
            Las vibraciones del “Om” se sienten en la totalidad del ser, actuando en los cuerpos físico, emocional y mental.
En el cuerpo mental inferior hace que la mente se vuelva más serena y estable, consigue que se sincronice el ser con el alma encarnada, y expulsa bloqueos y materia grosera, purificando la energía de la envoltura mental.
En el cuerpo emocional, permite que se estabilicen las emociones, limpia energéticamente el cuerpo astral e incrementa la sensación de amor, facilitando el camino de las intuiciones.
Influye en el cuerpo físico, por la depuración que produce en las capas energéticas, creando una coraza que protege al cuerpo de los factores negativos que se extienden en el medio ambiente.
Meditación con el mantra OM
            Esta meditación sirve para equilibrar los cuerpos mental y emocional, a la vez que prepara el cuerpo para el ascenso de la energía Kundalini.
-          Siéntate en tu espacio de meditación.
-          Coloca las manos apoyadas en las piernas con las palmas hacia arriba. Los dedos en Gyan Mudra, (junta las yemas del pulgar y del índice en ambas manos, dejando los otros tres dedos juntos y estirados).
-          Coloca la punta de la lengua en el paladar.
-          Cierra los ojos o déjalos una decima parte abiertos, y lleva la vista y la atención al chakra ajna, al entrecejo.
-         Empieza respirando lenta y suavemente por la nariz, con una respiración abdominal, alargando la exhalación en las primeras respiraciones.
-          Permite que con cada exhalación salga toda la tensión de tu cuerpo.
-          Visualiza un punto de luz en la base de tu columna y otro en la coronilla.
-          Permite que esos dos puntos se unan, visualizando un hilo de luz que va desde la base de tu columna hasta la coronilla.
-          Empieza a cantar o recitar el mantra “Om”, en silencio o en voz alta, como te apetezca.
-          Siente la vibración del mantra en la base de la columna y haz que esa vibración suba por ese hilo de luz hasta la coronilla, expandiéndose por todo el cerebro.
-          Si sientes que hay alguna parte de tu cuerpo más oscura, con dolor, que necesita sanación, lleva allí la vibración del “Om”.
-          Un mínimo de 11 minutos.
-          Para finalizar la meditación, respira más profundamente alargando la inhalación.

martes, 28 de diciembre de 2010

La culpa es tuya

            ¡La culpa es tuya!, ¡Estás haciendo que me suba la tensión!, ¡Siempre consigues que lleguemos tarde!, ¡Si tú me quisieras!, ¡Me estás matando!, ¡Ya te lo dije!, ¡Si no fuera por los niños!.............. ¿Has oído alguna vez frases como estas?, ¿las has dicho alguna vez?
            Eso se llama culpar a los demás, aunque curiosamente, sólo les culpabilizamos de nuestros errores, de nuestras decisiones erróneas, de las circunstancias adversas; nunca tienen los demás culpa de nuestras decisiones correctas, ni de todo lo bueno que nos pueda ir sucediendo.
Culpar a los demás es un rasgo de inmadurez, es indicador de que estás estancad@ en tu evolución, es no aceptar la responsabilidad de tu vida, es maltratar emocionalmente a la persona que  culpabilizas, es colocarte siempre en el papel de víctima.
Transitar por el camino de la vida es aprendizaje, y no sólo dejar que pasen los días uno tras otro, eso sólo es envejecer. Vivir es aprender, aprender es madurar, y comportarse con madurez implica, entre otras cosas, tomar decisiones conscientemente y aceptar las consecuencias que implican esos actos, aceptando como propios, tanto los éxitos como los fracasos.
Cuando descargas tus errores sobre otra persona, esta, si es madura y responsable, puede reaccionar dejando que la energía de la culpa que has lanzado sobre ella se disuelva sin más, pero ten cuidado, siempre va a quedar un poso que se va a ir incrementando según vayas amontonando sobre ella culpa tras culpa,  hasta que llegue el día en que, no sólo tus reproches, sino todas tus palabras van a causar el mismo efecto que la lluvia en el cristal, ningún efecto. Pero puede ser que la persona que recibe la culpa de tus errores no tenga la suficiente madurez, y entonces va a sentirse responsable de cada uno de tus fracasos, sintiéndose emocionalmente inmovilizada y culpable por algo que no le ha ocurrido a ella.  
Si eres la persona culpabilizada, ten en cuenta de que eso sucede porque lo admites. Para que no pase, tienes que enseñar a las personas que tienen que ver con tu vida y que tratan de manipularte por medio de la culpa, de que tú eres muy capaz de enfrentarte con las desilusiones que les provoque tu comportamiento. El resultado puede ser que tarde un poco en llegar, pero el comportamiento de esas personas empezará a cambiar cuando vean que no te pueden forzar a sentirte culpable. Una vez que logres desconectar la culpa, la posibilidad de manipularte y de controlarte emocionalmente habrá desaparecido para siempre.
La mejor manera de gestionar tus errores no es culpabilizando al entorno, es viajar a tu interior: tienes que descubrir la razón de ese sentimiento de impotencia que te hace menospreciar a los demás culpabilizándoles de tus limitaciones. Siempre hay una razón, ¿complejo de inferioridad?, ¿miedo al fracaso?, ¿atacar al prójimo ante la sensación de íntima humillación?, siempre hay una razón, descúbrela antes de humillar a los que te rodean.
Recuerda “La Regla de Oro”: No desear para los demás lo que no deseo para mí. Imagina que la persona que está delante de ti, a la que vas a culpabilizar, eres tú mism@.
 

domingo, 26 de diciembre de 2010

El fluir de la vida

            Piensa en un rio de aguas tranquilas y trasparentes que discurren por su cauce sin oposición, con continuidad, y que después de un recorrido más o menos largo, desemboca en el mar. Tu vida es como ese rio, siempre continua, siempre en movimiento, un segundo tras otro, discurriendo como las aguas del rio, siempre cambiantes, nunca es igual. La vida fluye en ti como las aguas fluyen por su cauce.
            ¿Qué pasa si hay una roca en mitad del rio? El agua choca contra ella, rebota, retrocede, se abre en dos partes, se crean remolinos, los sedimentos que parecían dormidos en el lecho del rio suben a la superficie enturbiando el agua. Tu vida también es como ese rio  cuando arrojas un pensamiento en su cauce, la vida deja de fluir con armonía, la emociones se desbordan.
            ¿Qué pasa si en vez de una roca hay muchas rocas, a lo largo y ancho del cauce del rio? El agua ya no discurre tranquila, todo lo que hay son remolinos, y el avance del agua es  un torbellino sin control. Cuando tu mente es como un tío vivo, llena de luces y ruido, dando vueltas y más vueltas en torno a los problemas, a los miedos, a la autocompasión, es como ese rio lleno de obstáculos, y tú, creyéndote que vas a llegar al mar subid@ en esa balsa en la que crees tener seguridad,  terminas perdiendo la vida sólo por el miedo que tienes de perderla.
            Tus pensamientos repetitivos,  tu esfuerzo por asirte con desesperación a la seguridad, tu miedo a perder el control, tus indecisiones, tu apego al sufrimiento, hacen incluso que en el cauce de tu vida, por delante de las rocas, levantes una inclusa que detiene completamente el agua, emponzoñándose, pudriéndose.
            Nos han enseñado que la única manera de tener éxito es generando y manteniendo un esfuerzo constante, es realizando un trabajo excesivo, es renunciando a nuestro propio placer, porque eso es egoísmo. Nos han enseñado que sólo se puede aprender son sufrimiento, que la letra con sangre entra, que antes de hacer hemos de pensar en “que pensara la gente”. Es mentira, ¡nos han engañado!
            El aprendizaje es una diversión, el éxito no se persigue, el verdadero éxito llega cuando dejas de ofrecer resistencia, cuando no te agarras a la vida, porque agarrarse a la vida persiguiendo el éxito, es perder el éxito y la vida. Rompe las compuertas y limpia tu cauce de escollos para dejar que tu vida fluya, no te paralices en el tío vivo de tus pensamientos, para el carrusel de tu mente y baja.
            Dejar que la vida fluya a través de ti, es aceptar. Fluir, aceptar, no quiere decir que te cruces de brazos con resignación,  quiere decir que elijas la paz en lugar del miedo, quiere decir que elijas la alegría en lugar de la tristeza, quiere decir que elijas la acción en lugar de las dudas, quiere decir que lo importante es tu felicidad y no el pensamiento de los que te rodean, quiere decir que elijas el amor ante cualquier otra circunstancia, quiere decir “si”, “si a la vida”.
            Un buen trabajo sería empezar a aceptarte a ti y empezar a presentarte ante los demás tal como eres, sin máscaras:
Para eso podrías colocarte delante de un espejo y observar la expresión de tu cara. Toma conciencia de tu expresión, no juzgues si la imagen que te devuelve el espepo es la de un rostro serio, si es lánguido, si parece enfadado……… sólo observa.
Empieza a decir cosas hermosas a ese rostro que se refleja en el espejo: “Guap@”, “te quiero”, “que ojos tan bonitos”, sonríe y empieza a ver como es tu rostro cuando sonríes. No juzgues nada, no busques el por qué de nada, sólo quiérete, solo acéptate, y podrás observar como tu rostro se relaja y cambia. Haz este ejercicio durante cinco minutos cada día antes de tu meditación y que sea luego ese rostro el que sacas de casa para presentarte ante el mundo.
A partir de tu propia aceptación, será más fácil aceptar la vida, poco a poco, vete desterrando el “no”, empieza a utilizar el “si” con esa sonrisa que practicas en el espejo, empieza a aceptar los cambios de la vida sin oponerte, empieza a decidir sin darle vueltas y más vueltas que solo sirven para envenenar tu mente, empieza a vivir.
Hoy si he encontrado un cuento, también de Jorge Bucay: Es la historia de un hombre al que yo definiría como un buscador...
Un buscador es alguien que busca; no necesariamente alguien que encuentra. Tampoco es alguien que, necesariamente, sabe qué es lo que está buscando. Es simplemente alguien para quien su vida es una búsqueda.
Un día, el buscador sintió que debía ir hacia la ciudad de Kammir. Había aprendido a hacer caso riguroso de estas sensaciones que venían de un lugar desconocido de sí mismo. Así que lo dejó todo y partió.
Después de dos días  de marcha por los polvorientos caminos, divisó, a lo lejos, Kammir.
Un poco antes de llegar al pueblo, le llamó mucho la atención una colina a la derecha del sendero. Estaba tapizada de un verde maravilloso y había un montón de árboles, pájaros y flores encantadores. La rodeaba por completo una especie de pequeña  valla de madera lustrada. Una portezuela de bronce lo invitaba a entrar. De pronto, sintió que olvidaba el pueblo y sucumbió ante la tentación de descansar por un momento en aquél lugar. El buscador traspasó el portal y empezó a caminar lentamente entre las piedras blancas que estaban distribuidas como al azar, entre los árboles. Dejó que sus ojos se posaran como mariposas en cada detalle de aquel paraíso multicolor. Sus ojos eran los de un buscador, y quizá por eso descubrió aquella inscripción sobre una de las piedras:
Abdul Tareg, vivió 8 años, 6 meses, 2 semanas y 3 días
Se sobrecogió un poco al darse cuenta de que aquella piedra no era simplemente una piedra: era una lápida. Sintió pena al pensar que un niño de tan corta edad estaba enterrado en aquel lugar. Mirando a su alrededor, el hombre se dio cuenta de que la piedra de al lado también tenía una inscripción. Se acercó a leerla.
 Decía: Yamir Kalib, vivió 5 años, 8 meses y 3 semanas
El buscador se sintió terriblemente conmocionado. Aquel hermoso lugar era un cementerio, y cada piedra era una tumba.
Una por una, empezó a leer las lápidas. Todas tenían inscripciones similares: un nombre y el tiempo de vida exacto del muerto. Pero lo que lo conectó con el espanto fue comprobar que el que más tiempo había vivido sobrepasaba apenas los once años.
 Embargado por un dolor terrible, se sentó y se puso a llorar.
El cuidador del cementerio pasaba por allí y se acercó. Lo miró llorar durante un rato en silencio y luego le preguntó si lloraba por algún familiar.
“No, por ningún familiar”, dijo el buscador. “¿Qué pasa en este pueblo? ¿Qué cosa tan terrible hay en esta ciudad? ¿Por qué hay tantos niños muertos enterrados en este lugar? ¿Cuál es la horrible maldición que pesa sobre esta gente, que les ha obligado a construir un cementerio de niños?”
El anciano sonrió y dijo:
"Puede usted serenarse. No hay tal maldición. Lo que pasa es que aquí tenemos una vieja costumbre. Le contaré...: cuando un joven cumple quince años, sus padres le regalan una libreta como esta que tengo aquí, para que se la cuelgue al cuello. Es tradición entre nosotros que, a partir de ese momento, cada vez que uno disfruta intensamente de algo, abre la libreta y anota en ella:
A la izquierda, qué fue lo disfrutado... A la derecha, cuánto tiempo duró el gozo...
Conoció a su novia y se enamoró de ella. ¿Cuánto tiempo duró esa pasión enorme y el placer de conocerla? ¿Una semana? ¿Dos? ¿Tres semanas y media...? Y después, la emoción del primer beso, el placer maravilloso del primer beso... ¿Cuánto duró?, ¿el minuto y medio del beso?, ¿dos días?, ¿una semana?, ¿y el embarazo y el nacimiento del primer hijo?, ¿y la boda de los amigos?, ¿y el viaje más deseado?, ¿y el encuentro con el hermano que vuelve de un país lejano?, ¿cuánto tiempo duró el disfrutar de estas situaciones?, ¿horas?, ¿días?
Así, vamos anotando en la libreta cada momento que disfrutamos... Cada momento.
Cuando alguien se muere, es nuestra costumbre abrir su libreta y sumar el tiempo de lo disfrutado para escribirlo sobre su tumba. Porque ese es para nosotros el único y verdadero tiempo vivido.





sábado, 25 de diciembre de 2010

Serenidad a un pensamiento de distancia

            Tristeza y melancolía es lo que muchas personas viven en la Navidad, en la época de la felicidad, del encuentro, del gozo, de la solidaridad, del amor. ¿Contradictorio?, ¡no!, para muchas personas es así, “la tristeza de Navidad”.
La melancolía se apodera de algunas personas cuando llega Navidad, en la mayoría de las ocasiones se debe a la ausencia de un ser querido, y mucho más si es el primer año en el que vamos a brindar sin él en Navidad,
 Es lógico encontrar a faltar a los seres queridos que ya no están con nosotros, pero ¿por qué mantener el recuerdo con tristeza?, ¿por qué no recordar con alegría los momentos vividos en su compañía, su amor, sus besos, sus caricias, su ternura, sus palabras?
Aquellos que ya no están con nosotros están mucho más cerca del Amor Divino que los que aun estamos aquí, y su felicidad aun seria mayor si ven que nosotros sentimos su ausencia con amor, con paz, con serenidad, no con dolor, no con tristeza.
Sentir la ausencia con tristeza, es una emoción, es un pensamiento que nos permitimos tener, pero un pensamiento más allá, está sentir la ausencia con serenidad, sentir la ausencia con amor. Solamente a un pensamiento de distancia.
No tienes que olvidar al ser querido, tienes que disfrutar con su recuerdo. ¡Cuántos recuerdos buenos, vividos en su compañía, tiras al cubo de la basura para lamentar su ausencia!
¿Sabes cómo hacerlo? Siente tu silencio y tu respiración, permanece unos momentos en tu interior sintiendo como el aire, que te da la vida, entra en ti, y sintiendo como sale. Trae a tu memoria un momento feliz de la relación con ese ser querido, y disfruta ese momento, deja que la energía de ese momento recubra tu cuerpo, permite que la energía de felicidad, de ternura, de amor de ese momento llene cada célula. Y ríe, y llora, y empápate de felicidad.
Debe de ser el espíritu navideño el que me hace buscar un cuento en consonancia con el texto, pero en este caso no he encontrado ninguno que me gustara, así que me he permitido colocar uno, que no se de quien es, podría ser también de Jorge Bucay, que me encanta, me emociona y refleja como ninguno que la felicidad es tan suave como una mariposa, que puede estar posada en ti y no ser consciente:
Hace ya un tiempo, un hombre castigó a su pequeña niña de 3 años por desperdiciar un rollo de papel de regalo dorado.
El dinero era escaso en esos días por lo que explotó en furia cuando vio a la niña tratando de envolver una caja para ponerla debajo del árbol de Navidad.
Pero sin embargo la niña le llevó el regalo a su padre la siguiente mañana y dijo:
"Esto es para ti, Papito".
El se sintió avergonzado de su reacción de furia, pero éste volvió a explotar cuando vio que la caja estaba vacía. Le volvió a gritar diciendo:
 "¿Qué no sabes que cuando das un regalo a alguien se supone que debe haber algo adentro?"
La pequeñita miró hacia arriba con lágrimas en los ojos y dijo:
 "Oh, Papito, no está vacía, yo soplé besos adentro de la caja, todos para ti, para que cuando te sientas triste la abras y los vayas cogiendo”.
 El padre se quedó mudo y empezó a llorar y la abrazó. Cada vez que el padre tenía un problema o estaba triste, abría la caja y cogía de ella un beso imaginario y  recordaba el amor que su niña había puesto ahí.



jueves, 23 de diciembre de 2010

Busqueda infinita - Meditación en la Llama Violeta

           No pensaba escribir nada hasta después de Navidad, pero lo he pensado mejor, y así podeis aprovechar las fiestas para leer y meditar.
          El ser humano se pasa la vida buscando de manera desaforada, aunque discontinua, asistiendo a cursos, devorando libros uno tras otro, y a veces dos y tres a la vez; asistiendo a conferencias y seminarios, etc., etc.; pero si consigues que se detenga un momento en su búsqueda y le preguntas que está buscando con tanto ahínco, es seguro que obtendrás un ramillete de respuestas dispares: “Estoy buscando la verdad”, “estoy tratando de serenarme”, “busco estabilidad”, “quiero llegar a la luz”, “me ha dicho mi cuñada que esto va bien”, “es que me han dicho que la felicidad está en…..”.
            Buscar…….., buscar…….., buscar….., está bien la búsqueda, pero no el lugar. La verdad, la estabilidad, la luz, la serenidad, la felicidad, el amor, no están donde lo estás buscando, no hace falta ir lejos, no es necesario gastar dinero en cursos que no vas a utilizar, ni leer y leer libros que en un noventa por cierto olvidas en cuanto coges el siguiente. Lo que buscas lo tienes más cerca. ESTÁ EN TI. Es como si el que escribe buscara debajo de la mesa el lápiz con el que está escribiendo, o el miope las gafas que tiene puestas.

Jorge Bucay, que entre otras muchas cosas es un gran contador de cuentos, narra en “El tesoro enterrado”, la búsqueda de un tesoro…….:
Había una vez en la ciudad de Cracovia, un anciano piadoso y solidario que se llamaba Izy. Durante varias noches, Izy soñó que viajaba a Praga y llegaba hasta un puente sobre un río; soñó que a un costado del río y debajo del puente se hallaba un frondoso árbol. Soñó que él mismo cavaba un pozo al lado del árbol y que de ese pozo sacaba un tesoro que le traía bienestar y tranquilidad para toda su vida.
Al principio Izy no le dio importancia, pero después de repetirse el sueño durante varias semanas, interpretó que era un mensaje y decidió que él no podía desoír esta información que le llegaba de Dios o no se sabía de dónde, mientras dormía.
Así que, fiel a su intuición, cargó su mula para una larga travesía y partió hacia Praga.
Después de seis días de marcha, el anciano llegó a Praga y se dedicó a buscar, en las afueras de la ciudad, el puente sobre el río.
No había muchos ríos, ni muchos puentes. Así que rápidamente encontró el lugar que buscaba. Todo era igual que en su sueño: el río, el puente y a un costado del río, el árbol debajo del cual debía cavar.
Sólo había un detalle que en el sueño no había aparecido: el puente era custodiado día y noche por un soldado de la guardia imperial.
Izy no se animaba a cavar mientras estuviera allí el soldado, así que acampó cerca del puente y esperó. A la segunda noche el soldado empezó a sospechar de ese hombre cerca de SU puente, así que se aproximó para interrogarlo.
El viejo no encontró razón para mentirle. Por eso le contó que venía viajando desde una ciudad muy lejana, porque había soñado que en Praga debajo de un puente como éste, había un tesoro enterrado.
El guardia empezó a reírse a carcajadas:
Mira que has viajado mucho por una estupidez, le dijo el guardia. Hace tres años que yo sueño todas las noches que en la ciudad de Cracovia, debajo de la cocina de la casa de un viejo loco, de nombre Izy, hay un tesoro enterrado. Ja... Ja... mira si yo debiera irme a Cracovia para buscar a este Izy y cavar debajo de su cocina... Ja... Ja... Ja...., Izy agradeció humildemente al guardia y regresó a su casa.
Al llegar, cavó un pozo debajo de su propia cocina y sacó el tesoro que siempre había estado allí enterrado.
            El mundo está lleno de Izys buscando una quimera. Sólo han de variar su punto de mira, girar ciento ochenta grados y apuntar a su interior. Ahí, en su interior está el tesoro.

            Pero el ser humano que es capaz de estar horas en una fila para recibir el abrazo de un maestro o de viajar kilómetros para asistir a una conferencia, es incapaz de sentarse en silencio veinte minutos para investigar que hay en su interior.
Siéntate en silencio esos veinte minutos cada día y sentirás la calidez y la ternura de miles de abrazos, siéntate esos veinte minutos y paulatinamente irás alcanzando el mismo conocimiento al que tienen acceso los maestros.
¿Por qué es necesaria tanta práctica?, ¿por qué no se consigue todo en un día? Podríamos decir que hay muchos grados de energía. Todo depende de la frecuencia de la vibración. Distintas frecuencias de vibración producen distintas densidades, distintas formas de materia, distintos colores, que van desde el rojo (baja vibración) hasta el blanco y la luz, energía de alta vibración.

La energía de todas las partículas en el universo evoluciona haciéndose cada vez más consciente. La energía evoluciona desde la densidad mineral, que no parece que tenga ni un ápice de consciencia, hasta llegar a la mente del hombre, para convertirse en energía consciente, y sigue evolucionando a la energía de los guías, de los maestros y del Conocimiento total.

Cuando el ser humano se sienta en silencio esos veinte minutos mirando hacia su interior, cambia la frecuencia de su vibración, haciéndose cada vez más consciente, tanto más consciente cuando más serena llega a quedar la mente. Eso permite al ser evolucionar hacia la perfección, y esa evolución conduce al súper hombre, un ser que maneja armónicamente todas esas energías al comprender que todo existe por amor. Puedes llegar a ser un ser de luz, aunque estés encarnado.

Pero no vas a conseguir variar ni un ápice la frecuencia de tu vibración aunque te leas todos los libros editados en el mundo, aunque asistas a todos los cursos y conferencias que impartan los más grandes maestros, o te den veinticinco abrazos diarios. Podrás adquirir sabiduría, pero no conocimiento, porque la sabiduría es de la mente, y te va a servir mientras tengas cuerpo, no más allá del cuerpo; pero el conocimiento es del alma, y te va a servir para siempre, para la eternidad. Sólo va a variar la frecuencia de tu vibración viajando a tu interior en silencio.

¿Qué, te he convencido? Pues venga, ¡siéntate y medita!

Meditación en la llama violeta

La meditación de la llama violeta es una meditación muy potente que te ayuda a purificar y a limpiar los cuerpos físico, emocional o astral y mental.
Con ella aumenta la frecuencia de tu energía ya que te permite eliminar de tu campo energético todos los pegotes de energía negativa, de baja vibración, que hay en tus cuerpos.
Es como un “comecocos”, ya que busca, encuentra y elimina todos los desequilibrios y bloqueos energéticos en tu campo energético.
No es difícil, léela antes y podrás hacerla sin problemas. ¡Qué disfrutes!
·         Siéntate como tengas costumbre.
·         Lleva la punta de la lengua al paladar.
·         Deja las manos en las piernas con las palmas hacia arriba y coloca los dedos en Gyan mudra: las yemas de los dedos pulgar e índice se tocan, en ambas manos, los otros tres dedos están juntos y estirados.
·         Los ojos cerrados o una décima parte abiertos, enfocados en el entrecejo.
·         Empieza haciendo cinco respiraciones profundas, alargando la exhalación, permitiendo que con la exhalación salga de tu cuerpo toda la tensión.
·         Respira por la nariz, con una respiración abdominal, (a estas alturas supongo que ya no tienes problemas para hacer esa respiración).
·         Deja que tu mente se vaya lejos, a lo infinito, a lo ilimitado, si es necesario dale un empujoncito.
·         Imagina, piensa, siente o visualiza, (lo que sea más fácil para ti), que un rayo de luz blanca, brillante, luminosa baja desde lo alto, entra por tu coronilla, bajando hasta el centro de tu pecho, quedándose sujeto en tu centro.
·         En ese centro, donde está sujeto el rayo blanco, empiezas a visualizar o a imaginar que hay un sol, dorado, brillante.
·         Mientras, la luz blanca empieza a irradiarse por todos los poros de tu piel hacia el exterior haciendo que tu aura se vuelva blanca y luminosa.
·         Imagina ahora, que unas llamas de energía violeta brillante empiezan a envolver tu cuerpo, (pueden ser como la llama de una vela, pero más grandes), pueden ser el numero que te apetezca, tres, cuatro, cinco.
·         Esas llamas violetas son la Energía Divina en acción, que están purificando todos tus cuerpos.
·         Repite en silencio tres veces dentro de ti: YO SOY la transmutadora Llama Violeta que está limpiando mis cuerpos, transmutándolo todo en Luz.
·         Deja que una de esas llamas violeta entre en tu cuerpo para limpiarlo y purificarlo, siente como limpia cada órgano, cada tejido, cada músculo, cada célula. Siente como lo que está enfermo se quema y se purifica.
·         Cuando termines con el cuerpo, sigue con tus emociones. Imagina que las emociones, ansiedad, miedo, rabia, la emoción que sea, es como papel que se quema al acercarse la llama.
·         Y después permite que se quemen tus pensamientos repetitivos igual que las emociones.
·         Te sientes bien. Estás muy bien.
·         Deja ahora que todas las llamas se unifiquen en una sola llama, como una columna de luz violeta, en que tú estás dentro.
·         En este momento la Llama Violeta empieza a quemar el karma acumulado que puede ser susceptible de quemar en este momento. Si tienes alguna relación incómoda ahora es el momento de quemar el lazo que te une a esa otra persona.
·         Y sigue disfrutando del momento.
·         Lleva la atención al centro de tu pecho dónde está ese sol dorado brillante, permanece en tu corazón, sintiendo la Guía Divina, y permite que esa Guía sea quien dirija tu vida desde ahora.
·         Permanece el tiempo que te apetezca, y antes de terminar libera el exceso de energía.
·         Sube las manos a la altura del pecho, con las palmas abiertas mirando al frente, y ahí, delante de tus manos, visualiza la Tierra y repite en tu interior: Que toda la Tierra sea bendecida con Amor Divino, que toda la Tierra sea sanada, que toda la Tierra sea regenerada, bendiciones para la Madre Tierra.
·         Aprovecha para bendecir a los tuyos, a tus amigos y a tus enemigos, a tus proyectos y a tu cuenta corriente.
·         Da las gracias.
·         Haz tres respiraciones profundas alargando la inhalación, abre tus ojos y descansa el cuerpo.

martes, 21 de diciembre de 2010

Cuento de Navidad

Cuenta una leyenda que a un angelito que estaba en el cielo, le tocó su turno de nacer como niño también el día de Navidad, y le dijo a Dios:

- Me dicen que me vas a enviar mañana a la tierra. ¿Pero, cómo vivir? tan pequeño e indefenso como soy.
- Entre muchos ángeles escogí uno para ti, que te está esperando y que te cuidará.

- Pero dime, aquí en el cielo no hago más que cantar y sonreír, eso basta para ser feliz.
- Tu ángel te cantará, te sonreirá todos los días y tú sentirás su amor y serás feliz.

-¿Y cómo entender lo que la gente me hable, si no conozco el extraño idioma que hablan los hombres?
- Tu ángel te dirá las palabras más dulces y más tiernas que puedas escuchar y con mucha paciencia y con cariño te enseñará a hablar.

-¿Y qué haré cuando quiera hablar contigo?
- Tu ángel te juntará las manitas te enseñará a orar y podrás hablarme.

- He oído que en la tierra hay hombres malos. ¿Quién me defenderá?
- Tu ángel te defenderá más aún a costa de su propia vida.

- Pero estaré siempre triste porque no te veré más Señor.
- Tu ángel te hablará siempre de mí y te enseñará el camino para que regreses a mi presencia, aunque yo siempre estaré a tu lado.

En ese instante, una gran paz reinaba en el cielo pero ya se oían voces terrestres, y el niño presuroso repetía con lágrimas en sus ojitos sollozando...

-¡Dios mío, si ya me voy dime su nombre! ¿Cómo se llama mi ángel?
- Su nombre no importa, tú le dirás: MAMÁ. 







La respuesta es el Amor

           Cualquiera que sea la pregunta…………… la respuesta es el Amor.
           Cualquiera que sea el problema…………… la respuesta es el Amor.
         Cualquiera que sea la enfermedad…………… la respuesta es el Amor.
            Cualquiera que sea el dolor…………… la respuesta es el Amor.
           Cualquiera que sea el miedo…………… la respuesta es el Amor.
                       El Amor es siempre la respuesta......
                                                      porque el Amor es todo lo que existe.
                                                                                               Madre Teresa de Calcuta  
            Teníamos escrita la mitad de esta página con el título “la respuesta es el Amor”, cuando pusieron en mi mente el rostro de la Madre Teresa de Calcuta, y como no sabía la razón por la que venía a mi cabeza, busqué hasta que encontré las palabras que encabezan este escrito. ¡Es bonito! ¿Verdad?
            Ante cualquier situación, la respuesta es el Amor, porque el Amor es el antídoto que cura cualquiera de los males que te pueden ocurrir como ser humano; mejor dicho “como ser humano separado del alma y que no tiene por costumbre vivir desde el corazón”.
            Suena bien…………… “la respuesta es el Amor”, pero ¿cómo se consigue el antídoto?, ¿cómo se consigue responder con Amor?, es fácil, y sobre todo corto, en cinco minutos máximo puedes conseguirlo: Ante cualquier situación que te saque de tu centro, párate y respira:
-          No es necesario que te sientes como un gurú, sólo lleva tu mente a la respiración.
-          Lleva la punta de la lengua al paladar.
-          Empieza haciendo cinco respiraciones profundas, alargando la exhalación todo lo que puedas, sin ahogarte.
-          Respira por la nariz, con una respiración abdominal, (aunque si no tienes costumbre, respira como lo hagas habitualmente).
-          Después de esas cinco respiraciones, lleva la atención al corazón, y sigue respirando igual, lentamente, alargando la exhalación.
-          Imagina que estás respirando por el corazón.
-          Sigue el tiempo que te apetezca, hasta que estés completamente seren@ y hayas recuperado tu centro.
-          Mientras respiras desde el corazón puedes bendecir a la causa que te ha causado el dolor, el miedo, la preocupación, etc.
Cuando hayan transcurrido esos 5 ó 10 minutos, serás otra persona, seguramente no sentirás el Amor del que estamos hablando, pero al menos estarás seren@ y tranquil@. La razón es sencilla, has activado tu chakra cardiaco, que es el centro del amor, de la paz, de la serenidad, y que los miedos y las preocupaciones hacen que lo tengas bajo mínimos. Para sentir el Amor es necesario un poco de esta practica cada día.
El Amor no sólo es la respuesta, el Amor también es el camino. Haz esta sencilla meditación, no sólo cuando tengas problemas, hazla cada día, hazla no solamente para que te serene, sino también para despertar ese Amor, para que tengas la experiencia personal, y no una sencilla lectura de las experiencias de otros.
Más amor significa más conciencia, y más conciencia más conocimiento de quien eres, y el descubrimiento de quien eres es una explosión de júbilo, porque ese descubrimiento te pone en contacto con tu naturaleza esencial, el Amor, con todos sus atributos,  paz, alegría, sabiduría, fortaleza, etc., etc. Y en ese momento se termina para ti el dolor, se termina la enfermedad, las preguntas tienen respuestas, los problemas se difuminan como el humo, y el miedo desaparece sin más, porque has encontrado el Amor, que es lo único que existe, lo demás sólo está en tu mente.
Haz la prueba, consigue una vez vivir el Amor y lo buscarás eternamente.