El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




martes, 12 de julio de 2011

El Plan Divino

       Dice el diccionario que un plan es un proyecto, un programa de las cosas que se van a hacer y de cómo hacerlas, o también, un modelo sistemático de una actuación pública o privada, que se elabora anticipadamente para dirigirla y encauzarla.

Por lo tanto un plan es algo ordenado, programado y proyectado, en el que no existe la improvisación, y es lógico pensar, que el planificador, se va a volcar en su realización, vigilando cada aspecto para que se cumpla con éxito. ¡Imagínate un Plan diseñado por Dios!.
Todos hemos leído, hemos oído y hasta hemos hablado del Plan Divino. Es el Plan proyectado por Dios para la Creación. Y teniendo en cuenta los atributos de Dios:
-          Un Ser Perfecto.
-          Omnipotente, con un poder sin límites e inagotable, un poder infinito.
-          Omnisciente, con el poder de saberlo todo.
-          Omnipresente, que puede estar en todas partes a la vez.
-          Omnibenevolente, que es la perfecta bondad.
Es lógico pensar que el Plan Divino para la Creación es un Plan Perfecto.
Los seres humanos, también somos Creación, y entramos dentro del mismo Plan.
Nuestra vida, como nuestro cuerpo, han sido diseñados, con nuestra colaboración y consentimiento, para llevar a cabo un plan que concuerda completamente con el Plan Divino. Por lo tanto, ya podemos estar seguros de que el plan para nuestra vida, es perfecto, sin errores. Ninguno de los mortales estamos abandonados a nuestra suerte: Todo ha sido perfectamente planificado, tanto las vidas agradables, como las vidas duras, todo está perfectamente milimetrado. Lo único que tenemos que hacer, es ser conscientes de eso y aprovechar cada oportunidad para extraer las enseñanzas y asimilarlas.  
Es cierto que, a veces, parece que la vida es dura, demasiado dura, pero eso sólo es parte del aprendizaje que hemos decidido realizar a lo largo de esa vida. Es sobre todo en los momentos de sufrimiento cuando hemos de tener presente que el objetivo de la vida no es más que conseguir la manifestación en la Tierra del Amor Divino. Y si hemos decidido, en nuestra planificación de vida, aprender a sentir y a manifestar nuestro Amor a través del sufrimiento, así será. En esos momentos sólo queda la rendición y entregarse por completo a Dios, al Plan Divino.
Las siguientes preguntas lógicas son: ¿Cómo sé yo cual es el Plan Divino para mí?, ¿Por qué en mi hoja de ruta está marcado el sufrimiento y el Plan de mi vecino es de felicidad? La respuesta a la segunda pregunta es fácil: Ha sido nuestra propia elección, en función de nuestras anteriores vidas. Cada vida no es independiente, no es un oasis en mitad del desierto. Cada vida está concatenada con todas las anteriores, y es en función de todos los aspectos, comportamientos, aprendizajes, servicio a los demás, etc., etc., de cada vida, que se planifica la siguiente.
A la pregunta de ¿Cómo sé yo cual es el Plan Divino para mí?, hemos de saber que el Plan Divino está en nosotros desde antes de nacer, está marcado en el corazón de cada uno de nosotros, y llega a nosotros, cada vez que estamos dispuestos a escuchar los mensajes del corazón. Pero para ello nuestra mente ha de permanecer en silencio.
 En el Plan Divino está contemplada la felicidad para toda la vida. ¡Sí!, incluso en una vida que ahora podemos calificar de sufrimiento, está contemplada la felicidad, porque, la felicidad no se consigue con una buena salud o una vida de alegrías, la felicidad se consigue nada más y nada menos que visitando nuestro interior, entrando en el corazón, y ahí, se puede llegar fácilmente, con independencia de lo que esté sucediendo en nuestro exterior o en nuestro cuerpo.
Invertir nuestra energía en alinearnos con el Plan Divino, es recibir de inmediato el apoyo, el sostén y la protección de Dios.
Y si en algún momento tenemos dudas o confusión, sólo es porque, de alguna manera, hemos programado un plan, llamémosle humano, un plan mental, lleno de deseos, apegos y miedos. Todo lo humano es efímero y nos aparta del mensaje verdaderamente importante de nuestro papel dentro de la Creación.
Es normal darle valor a lo físico, pero, ya es momento, de empezar a darle importancia a nuestro interior, porque es lo único que permanece con nosotros cuando abandonemos este plano.
Es justo en el interior donde está el manuscrito del Plan para cada uno de nosotros. Y casi me atrevería a decir que especificado minuto a minuto. Vive una vida de meditación y silencio mental, entra en ti  y compruébalo.



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