El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




miércoles, 28 de septiembre de 2011

Elegir a Dios

            A veces, tenemos miedo de nombrar a Dios, salvo en los casos en que nos sentimos desesperados y, sustituimos su Nombre por palabras, por grandes palabras como: Energía o Naturaleza, que aunque siendo verdad, sólo expresan una parte de la Verdad.

            ¿Por qué ese miedo?, ¿Por qué esa falta de fe? Cuando sólo con la fe en Dios permitimos que se abra la puerta de su Divinidad en nosotros.
            Dios es la Presencia que se encuentra de manera permanente en el ser humano, y ¿Por qué no da alguna señal, podéis pensar?, ya las da, pero como Él nos ha dado la capacidad de elegir, hemos de desear, verdaderamente, establecer ese contacto. Podemos escoger entre vivir junto a Su Presencia, o vivir en el cuerpo ignorándola. Desgraciadamente casi todos eligen ignorar que somos seres divinos, ignorar que estamos hechos a imagen y semejanza de nuestro Creador, ignorar que somos eternos. Y en esa ignorancia todo son paradojas: tratamos por todos los medios de alargar la vida, cuando somos inmortales; buscamos la felicidad en los lugares más inverosímiles, cuando está en nosotros; pedimos ayuda desesperadamente a Dios en los momentos difíciles, cuando nos la está ofreciendo a manos llenas. Él siempre nos habla y nos envía señales, pero… ¿Mantenemos el suficiente silencio para escucharle?, ¿Permitimos la entrada de Sus señales a través de la puerta de nuestro corazón cerrando la puerta de la mente? Nuestra mente es una jaula de grillos, es imposible escuchar nada ¿Podemos escuchar el canto de un pájaro con los cascos en nuestros oídos escuchando música a todo volumen?
Percibir las señales de Dios es muy sencillo, sólo hay que permanecer en silencio, sólo hay que atravesar el espacio que existe entre nuestro pensamiento y nuestra sensación, sólo hay que aparcar el pensamiento y centrar la atención en el corazón. Ahí vive Dios en nosotros. Y para llegar no vale escuchar discursos llenos de amor, ni asistir a misas donde se hable de Dios. El ser humano ha de encontrar a Dios en solitario. Sin embargo, así como no vamos a salir en la búsqueda de un tesoro si no se sabe que existe, hemos de tener el pleno convencimiento de que Dios habita en nuestro interior para establecer contacto.
            La vida es una escuela en donde cada persona elige las materias a estudiar. Dios dejó que cada uno de nosotros eligiera libremente sus asignaturas. Pero al final de la “carrera” hay una tesis obligada: “Encontrar a Dios”. Para la realización de la tesis no está establecido que haya que estudiar una vida o miles de vidas, se puede encontrar a Dios en un instante, o se puede tardar una eternidad. Mientras no encontremos  a Dios en nosotros, permaneceremos en la vida repitiendo curso una y otra vez. ¡Que pesadez!, ¡Que aburrimiento!,
¡Somos libres!, tenemos capacidad de elección, pero somos tan……… que son muy pocos los que eligen lo bueno. Casi todos eligen sufrir, eligen el miedo, eligen  enfadarse con su hermano, eligen la ansiedad, eligen la tristeza, eligen la enfermedad, eligen el dolor, eligen la soledad.  Con lo fácil que es cambiar el punto de mira, recorrer el camino que nos separa de nuestro corazón y elegir la felicidad, elegir la alegría, elegir el Amor, elegir a Dios.

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