El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




miércoles, 11 de marzo de 2015

El diario de Patricia (10)


Y ¿Cuales son mis prioridades?
Sanar tanto físicamente como emocionalmente. Es obvio que estoy mal físicamente, aunque no me sienta así, porque yo me siento una niña y ese tal vez sea el problema. ¡No sé!, pero a mis treinta y dos a veces siento tanta alegría que me pongo a dar saltitos, y la gente se me queda mirando porque se supone que soy una persona  adulta, y bla, bla, bla, toda esa basura que nos dice la sociedad. Y no es una crítica pero  no me siento ni me veo como adulto, gracias a Dios. No es que pretenda no envejecer, porque si algo he aprendido en este tiempo es a vivir el hoy, cada segundo, cada minuto, cada hora, cada día. Lo que realmente cuenta es apreciar cada instante, apreciar lo fascinante que es el presente. Y esto es algo, que, a veces, se me olvida. Creo que a casi todos nos falta tomar conciencia de la belleza de cada momento.
¡Es tan obvio que nuestro tiempo es limitado!, pero casi todos lo olvidamos. La cantidad de tiempo en nuestra vida como humanos, es limitada, y lo es por las mismas leyes de la vida, o por el destino, o que se yo, la cuestión es que nuestra vida es muy corta como para perderla en cosas banales. La vida se nos va como agua en las manos.
Todo en esta vida es fugaz, somos “aves de paso”. Ya está bien, no perdamos más tiempo, abracemos y besemos a los seres que amamos, perdonemos a quien tengamos que perdonar, y amemos a alguien que merezca nuestro amor. No sé si esto suena egoísta, pero amémonos mucho a nosotros mismos, estemos como estemos, comprendo que si estamos enfermos  es un poco más difícil porque nos han enseñado que el cuerpo lo es todo, que es lo único que somos, pero somos más que simplemente eso, tenemos a Dios dentro de nosotros y aun no puedo explicar cómo es que a veces nos sentimos tan faltos de Él, teniéndolo en nuestro corazón.

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Al inicio de esta parte escribía sobre que estaba en mis prioridades: primero sanar emocional y físicamente, y segundo, aunque creo que ya lo expliqué, ahora quiero aclarar porque creo que todavía soy consciente de que si aun estoy enferma algo no anda bien emocionalmente en mi, o es que tengo que seguir aprendiendo y enseñando, aun cuando yo no busque eso. Pienso que al mirarme las personas valoraran su buena salud y aunque no toda la gente piense como yo desearía que pensara, algunas personas tenemos que aprender sufriendo en carne propia. Supongo que cada uno necesita recorrer su propio camino y por más que les digas que al estar enferma no la pasas muy bien que digamos, no valoran la salud en su cuerpo hasta que la pierden.
¿Por qué no valoramos nuestra salud?
Sera por lo mismo que nos levantamos como sonámbulos en las mañanas sin agradecer por el fantástico día que nos da Dios. Estamos tan acostumbrados a que nuestro cuerpo funcione automáticamente, que lo damos por hecho, creemos que dándole comida chatarra (pollos a la brasa, hamburguesas, dulces procesados químicamente), (ojo que también, de vez en cuando, no podemos privarnos de uno de estos bocadillos deliciosos para la lengua). Sería fantástico tener claro que nos sentiríamos mejor comiendo verduras y frutas, aunque tengo que reconocer que, de vez en cuando, un buen filete de carne no está nada mal. Pero….., con un filete estamos tomando la vida de otro ser vivo. Bueno, tampoco quiero hacer que nadie se sienta culpable. Todo es cultural, depende de lo que hayas aprendido, dependiendo si te has criado en un hogar carnívoro o vegetariano.
Yo estoy viviendo en un hogar donde todos son carnívoros, no es que sean de esos que no paran de comer carne, pero sí que dos veces a la semana se comen su buen lomo saltado o su churrasco, y todas las veces caigo en la tentación. Y entonces pienso que clase de vegetariana seré y que donde queda mi amor a los animales. Pero bueno me alivia pensar que si como carne es por las proteínas necesarias para una dieta balanceada.
Más sobre alimentación
Dicen que deberíamos ser vegetarianos por naturaleza, por la forma en que está formado nuestro cuerpo, los dientes para desgarrar, típico de los carnívoros, son solo un par en el hombre, y otro detalle es que en los animales carnívoros, como los leones y los tigres tienen el intestino muy corto, mientras que en el ser humano el intestino es muy largo, lo que demuestra que está más preparado para ser vegetariano.
Además ningún ser vivo quiere ser sacrificado y presiente el día que lo van a matar. En el momento del sacrificio segregan unos venenos producidos por todo el miedo, ira, angustia y agonía que pasan, y nosotros, los carnívoros, nos comemos esa carne que tanto ensucia nuestro cuerpo. 
Ya escribí sobre alimentación, pero estábamos en el tema de porque no valoramos nuestro bendito cuerpo, ese cuerpo que tiene dos ojos por los que vemos los bellos atardeceres y disfrutamos de los colores de las flores. Nuestro órgano vivo de mayor extensión es nuestra piel, a través de la cual podemos sentir las caricias y los besos de una madre, que son los más sinceros que vamos  a recibir en nuestra vida. En la piel también sentimos al ángel del viento, digo ángel porque nos ayuda a tolerar el intenso calor que en este tiempo que nos ha tocado vivir padecemos, y que es por la desaparición de la capa de ozono, con todo lo que conlleva de cambio en nuestra atmósfera.
Imagínate ahora un día de calor intenso, no hay donde ocultarse de los rayos del sol, no hay árboles que nos abriguen con un poco de sombra, estás a punto de sudar, estás que te achicharras, y si eres gordito estás como un lechoncito listo para comer. En eso sientes que viene una brisa suave que acaricia tu rostro, y sientes un inmenso alivio. Bendita piel.
            Aunque no tengo ninguna autoridad para aconsejar sobre ningún tema, si quiero comentar, que nuestro sistema inmunológico depende de nuestras emociones y sentimientos. Está comprobado científicamente que un estado de tristeza y depresión reducen a la mínima expresión nuestras defensas. ¿Por qué antes de enojarte o deprimirte no te lo piensas dos veces?, bueno, piénsatelo si realmente quieres vivir sano, si lo que te agrada es la enfermedad no necesitar pensar nada, deprímete y listo.
 

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