Mi alma, mis libros, mis creencias, mi corazón y mis opiniones.
El viaje del alma
El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión. Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y, para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS
Si decimos
que todo en la vida es elección, estamos en lo correcto. Antes de nacer el alma
programa con total libertad lo que va a ser su vida en la materia. Por lo tanto
ha sido su elección.
Si decimos
que todo en la vida es destino, también estamos en lo correcto. Una vez en la
vida el ego no recuerda absolutamente nada, sin embargo la programación se va
cumpliendo. Es decir ese ego está marcado por la programación de su alma, que a
este lado de la vida bien se puede denominar destino.
Si decimos
que la vida está repartida entre elección y destino, también estamos en lo
correcto. Es cierto que se cumple la elección programada. Es cierto que al no
recordar para el ego es destino. Pero también es cierto que sus reacciones ante
los distintos acontecimientos de la vida son fruto de su propia libertad, de su
libre albedrío. Por lo tanto nueva elección.
Son muy
pocos, poquísimos, los afortunados que pueden vivir, más o menos parcialmente
desde el alma. Aunque realmente no es cuestión de fortuna, es cuestión de
trabajo, es cuestión de trabajar para recordar quienes somos.
La
programación del alma, las elecciones que esta hace a través de su programación
no tienen más objetivo que llevarnos a
la única, a la auténtica, a la verdadera realidad de que somos hijos de Dios,
que de Él venimos, y a Él vamos. Y vamos a ir todos, ninguno se va a quedar en
el camino. Esta es la elección del alma.
Y esta elección es a la vez nuestro
destino. El punto de partida es Dios, el destino también es Dios. Y entre la
salida y la meta podemos divagar todo lo que queramos, nadie nos lo impide,
solo estamos retrasando nuestra propia grandeza. Esta divagación es otra nueva
elección, esta divagación es nuestro propio albedrío, que nos mantiene atados
al sueño, a la ilusión, a la quimera de creer que somos un cuerpo.
Y como creemos que somos un cuerpo, nos
condenamos, con nuestra propia elección a vivir atados al cuerpo, a vivir
atados a nuestra cuenta corriente, a vivir atados a nuestras fantasías, a vivir
atados a nuestra intolerancia, a vivir atados a nuestra discriminación, a vivir
atados a nuestro miedo, a vivir atados a nuestro orgullo, a vivir atados a
nuestra imagen, a juzgar a todo lo que se mueve, a criticar a todo lo que pasa
por nuestro punto de mira. Y todo esto significa seguir separados de Dios.
Lo mejor no es preguntar si la vida
es lección o es destino, lo mejor es vivir la vida, viendo a Dios en todo,
viendo a Dios en todos. Decía Yogui Bhajan que si no puedes ver a Dios en todo,
entonces no puedes ver a Dios.
La espiritualidad no se gana en las cocinas comiendo verdura, ni en
los centros de retiro manteniéndose diez días en silencio, ni en las
bibliotecas leyendo tres libros diarios. Se gana en el corazón. Se gana Amando.
Hari Krishan Singh
Cada vez que leo o escucho que la
Tierra está cambiando su vibración y que todos nosotros estamos más cerca de la
“iluminación”, miro a mi alrededor para ver si me estoy perdiendo algo bueno,
porque lo que veo mirando al frente no me indica que avancemos ni un ápice en
nuestro crecimiento como raza.
Y cuando leo
de rejillas, de nuevos portales de energía, me quedo tan frio como cuando
escucho hablar de la evolución del planeta. Convivimos con el hambre, con la
miseria y con las guerras, votamos y elegimos a mandatarios corruptos,
asistimos a los oficios que dirigen las distintas confesiones que viven
enfrentadas, las diferentes civilizaciones se observan de reojo, sin fiarse
unos de otros, los mas locos matan por no sabemos muy bien que, unos matan a
cientos para defender sus ideas o para satisfacer a su dios, otros de uno en
uno para ganarse la vida. Todo eso genera en el mundo sufrimiento, odio y
temor. El respeto, y la generosidad con el otro no existen. Ante esto me sigo
preguntando, ¿Dónde está el avance?
La vibración
de la Tierra no va a cambiar sola, como no cambia la de las personas porque si.
La persona tiene que trabajar para sí misma, y será ese trabajo y su cambio el
que consiga que la Tierra cambie su vibración. Pero no será el de una sola
persona, han de ser miles, millones las personas que cambien para afectar a la
vibración de la Tierra.
No amigos,
no existe tal evolución del Planeta. Lo que existe es la evolución de las
personas, y hoy más personas que ayer se encuentran un poco más adelante en el
camino del despertar, ¡Solo faltaría que no fuera así!, pero nada
extraordinario, cada persona va a tener que seguir haciendo su trabajo, la tan
cacareada evolución de la Tierra no la va a llevar en volandas. Es al
contrario, es la evolución de las personas la que va a conseguir la evolución
del Planeta. La diferencia estriba que en el mundo de la globalización en el
que nos movemos nos apuntamos los méritos de otros, o creemos que hemos
alcanzado algo porque tenemos la oportunidad de leer algo de alguno de los
enseñantes, pero eso no basta. No basta con leer, no basta con escuchar, hay
que practicar, hay que practicar el Amor. Nada más tiene valor. La evolución,
la espiritualidad no se gana en las cocinas comiendo verdura, ni en los centros
de retiro manteniéndose diez días en silencio, ni en las bibliotecas leyendo
tres libros diarios. Se gana en el corazón.
Proponía en
la entrada anterior cambiar conscientemente los pensamientos para influir en
las formas de pensamiento globales. Esto es más de lo mismo. Es la única manera
de influir en los otros. Es la única manera de avanzar como raza.
Para empezar
digamos “no al no”. Vamos a dejar de manifestarnos por el “No a la guerra”, por
el “No al terror”, por el “No a la discriminación”. Cuando hacemos eso estamos
pensando en la guerra, en el terror y en la discriminación para negarlas, y eso
supone darles energía.
Cambiemos la pancarta en nuestra
manifestación por “Si a la Paz”, “Si al Amor”, “Si a la Igualdad”.
Pasemos de la cocina al respeto del
otro, pasemos del retiro a la humildad, pasemos de la biblioteca a la
generosidad, pasemos del ego al corazón, pasemos de las ínfulas al Amor. Esa es
la única manera en que la Tierra va a cambiar su vibración.
Que muchas personas opinen lo mismo
sobre un mismo concepto
no quiere decir que sea cierto,
sólo quiere decir que hay más
personas equivocadas.
Hari Krishan Singh
Cada
pensamiento es una forma de energía, cuando se tiene un pensamiento de manera
reiterada, esa forma de energía crece. Si además ese pensamiento es coincidente
en mucha gente, la forma de energía correspondiente a ese pensamiento se hace
enorme, y además de pertenecer a cada persona se extiende por el exterior como
si de una nube se tratara, afectando a extensas zonas por todo el planeta.
Cuando una persona pasa a través de una forma de pensamiento de este tipo se
“despierta”, por expresarlo de una manera gráfica, su forma de pensamiento
individual y se expresa dicho pensamiento.
Estas
formas de pensamiento que están en el ambiente corresponden prácticamente todas
a pensamientos negativos, de miedo, de dolor, de carencias, etc. Con lo cual
los pensamientos habituales de las gentes son ese tipo de pensamientos
negativos, haciendo que esas formas de pensamiento crezcan en ellos y en el
entorno.
En
el ambiente no se encuentran las formas de pensamientos positivos ni de
pensamientos elevados porque no son habituales en las personas. Para que se
encontraran en el ambiente, muchas personas durante mucho tiempo tendrían que
tener esos pensamientos, en un principio de manera consciente, para que llegara
el día en que se descargaran en las personas, y les afectara, como ahora lo
hacen los pensamientos negativos.
Estos
pensamientos que están en el ambiente son una especie de pensamientos
globalizados, no de ahora, han ido creciendo con el tiempo, y se encuentran
dominando los pensamientos de las gentes en determinados conceptos: el terror a
la muerte, las ansias de poder, la ambición por el dinero, la relación de
pareja, la preponderancia del hombre sobre la mujer, la obsesión por el sexo,
la lucha de clases, el enfrentamiento de religiones, el desprecio a las
minorías, etc., etc., y se encuentran en todas partes, en zonas más o menos
extensas del planeta.
Por
supuesto que el que muchas personas opinen lo mismo sobre un mismo concepto no
quiere decir que sea cierto, sólo quiere decir que hay más personas
equivocadas.
Si
los seres humanos consiguiéramos invertir la tendencia de esos pensamientos
globalizados se invertiría nuestra vida, pasaríamos de ser infelices a vivir la
felicidad, cambiaríamos la tristeza por la alegría y la ansiedad por la paz
interior. Solamente tienen que cambiar los pensamientos un determinado número
de personas para que vayan desapareciendo esas formas de pensamientos
globalizadas y se vayan sustituyendo por otras.
No
es una tarea fácil. Porque para que una persona pueda cambiar un pensamiento,
que tiene una autopista marcada desde el cuerpo mental hasta el cerebro, por un
pensamiento que ni tan siquiera tiene un sendero, se necesita actuar en
diferentes frentes:
-Se
necesita “Atención permanente”, para que en cuanto se sea consciente de la
aparición del pensamiento objeto del trabajo se sustituya por un pensamiento
positivo y contrario.
-Es
necesario que ese pensamiento positivo y contrario se mantenga en la conciencia
el mayor tiempo posible, para lo cual habría que repetirlo en el interior como
si de una letanía se tratara, cuanto más tiempo mejor.
-Actuar
siempre en sentido contrario a lo que indica el pensamiento conocido.
Pues
para que cambie la forma de pensamiento global, han de hacer lo mismo cientos,
miles, millones de personas.
No,
no es fácil, pero algún día se tendrá que cambiar la tendencia. Si queremos que
la vibración de la Tierra cambie a mejor, si esperamos la elevación global de
la Tierra, ha de mejorar su vibración de manera global. Forzosamente han de
cambiar esas formas de pensamiento globales. ¿Por qué no ahora?, ¿Por qué no
comenzamos nosotros?
Te
propongo un plan: Colocaré pensamientos en Facebook, por ejemplo uno por mes. Y
cada uno meditar diez minutos diarios repitiéndolo de manera consciente como un
mantra, y después a lo largo del día repetirlo como si de un mantra o una
letanía se tratara cuanto más tiempo mejor. Compartir esa entrada con todos los
amigos, en todos los grupos a los que pertenecéis, ya que cuantas más personas
vayan repitiendo nuestro pensamiento mensual mejor. Para recordarlo se compartiría
cada día.
Para
saber si merece la pena, dar “me gusta”, o comentar para mejorar la idea.
Unos matan físicamente en nombre de
Dios, y lo hacen porque tienen escrito que tienen que dar muerte al hereje,
hasta que abra los ojos y se convierta a la verdadera religión, mientras el
resto del mundo se rasga las vestiduras con más o menos ensañamiento en función
de quien es el muerto, ya que los muertos occidentales del primer mundo parece que
tienen más valor que los muertos orientales de países subdesarrollados.
Pero muchos de los que se rasgan las
vestiduras también matan, solo que lo hacen de manera más sutil, lo hacen
emocionalmente, y también matan en nombre de Dios. ¿No sabes quiénes son?, pues
son todos aquellos que condenan al fuego eterno a los pecadores, a los
homosexuales, a los divorciados, a las madres solteras. Pero curiosamente para
ellos no son pecadores los que organizan las guerras, los que venden las armas,
los que tienen condenados al hambre y la miseria a los que viven en el segundo
y el tercer mundo.
Y todos, utilizando a Dios como
paraguas responsable. Deben de pensar que como lo hacen en nombre de Dios van a
gozar del Paraíso. Pobres infelices unos y otros. A Dios le da igual. Y le da
igual porque para Él tiene el mismo valor el terrorista que asesina que el
asesinado, el terrorista emocional y el condenado, todos somos iguales ante
Dios, todos somos sus hijos.
Dios es Amor y nos ha dado algunas
cosas, a todos lo mismo: Nos ha dado un alma individual que es su misma
Esencia, nos ha permitido cumplir nuestro deseo de tener una experiencia
humana, nos ha entregado un Plan de Vida consensuado con todas las partes para
caminar por la materia y nos ha dado libertad para hacer lo que consideremos
oportuno. Y es lo mismo que les ha dado a los terroristas. En ningún Plan de Vida
habla de matar ni física ni emocionalmente, en ningún Plan de Vida habla de
conversión, en ningún Plan de Vida habla de pecado, en ningún Plan de Vida
habla de religión. Los Planes de Vida hablan de Amor, hablan de caridad, hablan
de misericordia, hablan de ternura, hablan de hermandad.
Todos, el asesino y el asesinado, se
van a encontrar en el mismo lugar, sin odio, sin rencor, sin venganza, sin
fanatismo, todos iguales. No seamos diferentes aquí “abajo”.
Orad por los muertos, pero orad también por los
que lo han hecho, lo necesitan más. No condenéis a nadie porque os convertiríais
en lo mismo, en fanáticos, en terroristas emocionales. Entender a todos, solo
tienen pensamientos erróneos, y si llegáis a sentir ofensa, perdonar. Perdonar
hasta que sintáis al terrorista, del tipo que sea, como vuestro hermano, y orad
por él.
Saber cuál
es la misión de cada uno en la vida es posiblemente uno de los mayores anhelos
que pueden tener los seres humanos. Es curioso, porque incluso las personas que
viven separadas de Dios tienen ese anhelo, muchos de los que no creen en la
reencarnación también, y muchos católicos y miembros de otras religiones que
parece que su única misión sea cumplir los preceptos para no ir al infierno
también. Prácticamente todos los seres humanos quieren saber cuál es su misión
o su trabajo más importante a realizar en su vida.
La misión de
vida existe, es real, y la misión de cada uno aparece reflejada con todo lujo
de detalles en el Plan de Vida que cada ser humano confecciona antes de llagar
a la vida física.
El
conocimiento de ese Plan de Vida está en cada ser humano, no tan claro como nos
gustaría, pero está. Tiene conocimiento de él el alma, y su instrumento que es
el corazón va enviando impulsos al ego, en forma de intuiciones, necesarios
para que las partes importantes de ese Plan se vayan realizando, entre ellas la
misión a realizar.
Si “alguien”
no lo dice de manera explícita, (algún Maestro del otro lado de la vida, a
través de algún médium), es difícil saber si eso que la persona está realizando
es la misión pactada en el Plan de Vida. Pero aunque no se sepa de manera clara
hay marcadores que pueden indicar que se está en el camino correcto. El más
importante es cómo se siente la persona. Puede realizar mil actividades, como es
el caso de la persona que relataré a continuación, pero hay una en concreto que
es en la que más cómoda se encuentra la persona, a pesar de que pueda ser una
especie de actividad tangencial que realiza casi de rebote. Otro marcador puede
ser como reciben esa actividad las personas receptoras de ese trabajo:
Normalmente tiene un índice grande de aceptación.
No todas las
misiones son espirituales, las hay materiales, ya que los seres humanos no solo
tienen que saber entrar a su interior, para eso ya tendrán especialistas que
les muestren el camino, por ser esa su misión, sin embargo, también necesitan
saber cómo desenvolverse en sociedad, dentro de su cuerpo, con respeto, con
generosidad. No somos solo un espíritu, también somos un cuerpo. Recordar:
“ser” es el espíritu, “humano” es la materia. Y todo lo que el ser humano tiene
que hacer en esta vida lo ha de hacer desde su cuerpo, por lo tanto también
necesita guía.
Trabajar en
un Centro de Sanación, en el que además se hace yoga, meditación, cursos y
talleres de formación no sólo de terapeutas sino también para la vida, da la
oportunidad para conocer a muchas personas, todas especiales, pero algunas
muchísimo más especiales.
Antes de
seguir quiero decir que tengo permiso de Fran para relatar su historia en
cuanto a su misión se refiere.
Cómo él dice
acaba de estrenar el último tercio de su vida, (Acaba de cumplir sesenta años y
dice que espera vivir noventa). Es psicólogo y terapeuta Reiki, y combina ambas
especialidades en el tratamiento con sus pacientes. Además es practicante de
yoga y medita con cierta frecuencia, no cada día, pero no menos de cuatro días
a la semana.
Él dice que
desde que tiene uso de razón espiritual, más o menos sobre los treinta años,
siempre ha querido saber cuál era su misión en esta vida. “Por supuesto que me
gustaría ser un gran líder espiritual para llevar a miles o millones de personas
a la Luz”, cuenta con un tono de decepción en su voz, y sigue “Sin embargo,
parece ser que soy una especie de acomodador, como esos que te acompañan en los
cines con su linternita cuando has llegado con la película ya comenzada. Pero
aunque pueda parecer lo contrario, me siento inmensamente feliz”.
Cuando me
contaba esto le rogué que fuera un poco más explícito, que no entendía mucho.
“Desde
siempre”, siguió, “a mis pacientes les hablaba de Dios, trataba de hacerles
entender que no eran ese montón de carne y huesos, que eran mucho más. Esto se
lo decía y digo de mil maneras diferentes para que llegaran a entender que
somos un alma, que todos somos hermanos porque somos hijos de Dios y que
nuestro fin solo era la vuelta a Dios de dónde venimos”. “Pues bien, parece ser
que esta es mi misión importante en la vida, enseñar el camino de vuelta a casa
a todos”.
“Y ¿Cómo lo
sabes?”, pregunté yo.
Prosiguió: “Hice
una canalización en la que el Maestro que daba la información me dijo textualmente
que mi misión era ayudar a la gente a regresar al camino que Dios les ha
asignado. Dijo también que estaba a la mitad del camino y que aun me quedaba
mucha gente por conocer y muchas cosas pendientes. Dijo que tenía que entender
que tan solo era una herramienta de Dios, el más pequeño de sus servidores”.
“Como te
decía antes me podía el orgullo cuando pensaba en ser un gran líder al que
siguieran miles de personas. Pero ahora que sé que soy una herramienta de Dios
y uno de sus servidores, aunque sea el más pequeño, creo que me siento aun más
orgulloso. Llevo con honra el uniforme de acomodador. ¡Te imaginas ser uno de
los servidores de Dios!”.
No todos
tienen la suerte de saber cuál es su misión, pero no importa, ¡Sigue haciendo
eso que haces!, todos no pueden ser grandes maestros, pero mira cómo funciona
la vida material: Para llegar a la universidad es necesario que un maestro te
enseñara a leer y a escribir. Ese maestro no es menos importante que el que te
ayuda en la tesis o te enseña una maestría. Todos somos necesarios, todos somos
importantes, todos somos herramientas de Dios, aunque seamos los más pequeños.
Ya creceremos.
Es muy fácil decirlo, pero me ha costado bastante tiempo
llegar a mi interior, y además, cuando consigo llegar, siempre sucede algo, un
ruido, una música, un pensamiento, que me devuelve de inmediato al exterior volviendo
a la locura de la vida, y además no soy consciente de inmediato, tardo en
reaccionar. ¡Engancha tanto la mente!
Sin embargo, algo sucede cuando
entro: La locura se vuelve paz, el deseo se vuelve aceptación, el deseo de
venganza se vuelve perdón, la tristeza se transforma en alegría,el estrés se vuelve sereno, el orgullo
convive con la humildad y el desdén se vuelve compasivo. La preocupación
desaparece y el miedo se desvanece en brazos del amor. Encuentro justificación
a la sinrazón del mundo, me olvido de juzgar a mi vecino y de criticar a mi
jefe, entiendo a todo el mundo. A mí no me importa. Todo está bien.
Los deseos materiales se evaporan
como el humo, y aparecen otro tipo de deseos, los deseos espirituales, pero no
agobian, no preocupan, todo tiene su tiempo, las cosas de Dios también lo
tienen.
Dentro de mí no existe ni pasado, ni
presente ni futuro. Sólo ahora. Sé que soy un ser espiritual viviendo una
experiencia humana, sé que soy lo que quiero ser, sé que nada en la vida es
permanente, ni importante, ni imprescindible, sé que todo es pasajero, ya que también
lo es la misma vida.
Sé todo lo que necesito saber, y
tengo todo lo que necesito tener. No necesito más. Todo está en mi interior.
Todo está bien.
Si realmente te interesa saber cómo amas o
saber cómo eres, puedes preguntar a los que te rodean. Ellos dan en el clavo
seguro. Nosotros lo tenemos difícil para saber cómo somos porque, según leí en
algún sitio que no recuerdo, solo alcanzamos a ver nuestra sombra.
Otra manera de saber cómo somos y cuáles son nuestras
debilidades y nuestras fortalezas es observar como tratamos a los demás. Es difícil
juzgar o criticar algo que no se conoce, por lo tanto cada juicio que hacemos de
otros, cada critica con la que les obsequiamos, cada consejo gratuito que
regalamos, es una demostración de que conocemos en carne propia ese hábito, ese
vicio, esa mala acción, sabemos incluso como salir de eso que juzgamos
negativo, por eso aconsejamos, aunque no se siga el propio consejo, ya lo dice
el refrán: “Es más fácil predicar que dar trigo”.
El problema estriba en que somos incapaces de seguir
nuestro propio consejo, e incluso nos sentiríamos muy molestos si alguien se
atreviera a juzgarnos como lo hacemos nosotros.
¿Por qué será?, ¿Somos diferentes, o nos parece a
nosotros?, ¿Nos creemos mejores?, pues no. Somos exactamente iguales, ni
mejores ni peores. Bueno, exactamente iguales tampoco somos: Somos iguales en
esencia, ya que nuestra parte divina es la misma, pero difiere la conciencia.
No puede ser igual de consciente el ego de un alma que se encuentra en su
tercera vida que el de otra que se encuentra en la vida quinientas treinta y
seis. Se supone que el ego del alma que recién se está incorporando a la vida
tiene un nivel de conciencia inferior, que aun se encuentra lejos de Dios y del
resto de almas, pero curiosamente, aunque resulte paradójico, estos egos se
creen el ombligo del mundo.
Según se crece en conciencia, aumenta el Amor,
aumenta la conexión con el resto de almas, aumenta el acercamiento a Dios, aumenta
la comprensión, la tolerancia y el silencio. Según se crece en conciencia se
sabe que de nada valen los consejos, porque nadie cambia hasta que no lo decide
la propia persona y cuando eso sucede, si necesita ayuda o consejo ya se encarga
de solicitarlo. Normalmente quien más habla, juzgando, criticando, aconsejando,
es quien menos sabe y quien más debería de callar. Los que saben callan porque
entienden que no sirve de nada la palabra y dedican su silencio a bendecir en
su interior a los que hablan para que algún día escuchen su propia ignorancia.
Los que saben callan y actúan, porque saben que el ejemplo es la mejor
enseñanza, como dijo Albert Einstein “Dar ejemplo no es la principal manera de
influir sobre los demás, es la única manera”.
Así que recuerda que todo lo que ves en quien está
delante, es lo que tu eres visto en otro cuerpo, es tu propio reflejo.
La sociedad está total y absolutamente centrada en
la materia, manteniendo completamente abandonado al espíritu. Alguien puede
pensar que para mantener el espíritu ya están las religiones, sin embargo,
tampoco es así.
¿Cómo aprendemos en nuestro crecimiento?, ¿Qué saben
del Amor nuestros padres, nuestros maestros, nuestros modelos?, no saben nada,
absolutamente nada. Esta es la raíz del problema. Los que tienen que enseñar lo
que es el Amor, lo que es la felicidad, lo que es la paz a los que llegan a la
vida, no saben. Por eso cuando sus hijos crecen y tienen que enseñar a sus
propios hijos, tampoco saben.
Alguna vez, alguien tendrá que romper la inercia de
ignorancia que inunda la Tierra. Y aunque es cierto que cada vez son más las
personas que comienzan a tener un conocimiento teórico de la auténtica realidad
de la vida, es necesario que esa teoría se concrete en práctica para que la
nueva enseñanza se cimente en los conocimientos realmente necesarios para
superar con nota la principal asignatura de la existencia del alma: El Amor.
Pero pasar de la teoría a la práctica es un paso
complicado en el que se necesita una buena dosis de voluntad para dejar de
leer, o de ver, o de escuchar, para practicar. Vale más un gramo de práctica
que toneladas de teoría. Y hoy por hoy, todo queda en las frases bonitas que
colgamos en las redes sociales o en los libros que vamos leyendo antes de
dormir o en los medios de transporte. Es más un deseo de ser espiritual que
trabajar para conseguirlo. Pero menos es nada, está bien, por algo se empieza.
Si los Maestros, si los guías, si todos los que nos
contemplan desde el otro lado de la vida, pudieran expresar alguna emoción, sería
expectación. Ellos que están poniendo a nuestro alcance, de manera permanente,
los medios para que podamos conseguir nuestro fin, pueden comprobar cómo no
solo vamos desperdiciando todas las oportunidades vida tras vida, sino que
cargamos a nuestras espaldas nuevos episodios de desencuentros con nuestros
hermanos.
Y no se molestan, y no se enojan, y no lo tienen en
cuenta para privarnos de nuevas oportunidades, ellos siguen cuidándonos con
mimo y nos siguen ofreciendo y entregando su Amor de manera desinteresada, de
la misma manera que lo hace una madre hacia su bebé recién nacido.
Habría que ver como se comportarían nuestros egos en
las mismas circunstancias: Ofreciendo oportunidades que son reiteradamente
rechazadas. Es seguro que se escucharían comentarios como: “Púdrete, con todo
lo que hago por ti y no lo aprovechas”, “Nunca más me pidas ayuda”,
“Desagradecido”, “Todo lo hago por tu bien”, y un sinfín de lindezas por el
estilo. Es lo que hacemos habitualmente.
Dios no lo hace y sus ayudantes más cercanos
tampoco. En nuestro comportamiento está la primera diferencia, ahí está la
prueba irrefutable de nuestra falta de Amor. Llevemos el ejemplo a nuestra vida
diaria. ¿Somos capaces de demostrar esa paciencia infinita, que no es más que
una demostración de Amor, con cualquiera de nuestra familia o amigos?
Conocemos de sobra como es la vida sin Amor porque
es nuestra propia vida, porque es la vida de la Tierra. ¡Cuántos momentos de
tristeza, de ansiedad, de dolor, de melancolía, de miedo!, ¡Cuanta locura,
cuanta sinrazón!, ¡Cuántas muertes, cuanta hambre, cuanta injusticia! Nada de
eso se tiene o se da cuando se Ama. La vida que podríamos disfrutar por su
increíble belleza, la hemos convertido en un valle de lágrimas. Todos los
frutos que regala la generosidad de la Tierra los acaparan cuatro que los
venden al resto a precio de oro. Nos matamos los unos a los otros física y
emocionalmente por una moneda, por un espacio de poder, por un instante de
gloria.
Queremos poder, queremos gloria, queremos riquezas,
pero tenemos mal enfocado nuestro objetivo, porque queremos conseguirlo a costa
de nuestros hermanos, explotándoles a ellos, robándoles, engañándoles,
matándoles. Hay que variar ciento ochenta grados la mira y apuntar al corazón,
a nuestro corazón, y dispararle sus propios dardos, que no son otra cosa que
amor.
Cada dardo lleva implícito una de esas frases
bonitas que corren por las redes sociales, para que su esencia impregne cada
célula y paulatinamente se vaya integrando en el ser.
Permitámonos recordar alguna de las frases para
comenzar el trabajo de integración:
Es dando que se recibe.
Quien realmente Ama sólo
desea la felicidad del otro.
Es bendiciendo como somos bendecidos.
Juzgar y criticar diciendo “Es por tu bien”, no es
Amor, es ego.
Es amando como vamos a recibir amor.
No desees para los demás lo que no deseas para ti.
Con la vara que mides te medirán.
Somos lo que pensamos.
Vivimos la vida que hemos decidido vivir.
Si algo de tu vida no te gusta cámbialo. Si no
puedes acéptalo.
El resultado siempre será el mismo si siempre haces
las cosas de la misma manera. Si quieres que cambie el resultado final has de
modificar la manera de hacer.
El pensamiento es creador.
No dejes que tu mente te lleve al pasado, ya pasó.
No dejes que te lleve al futuro, es fantasía. Déjala serena y tranquila en este
momento.
Cuando pienses, cuando hables, cuando hagas piensa
que quien está delante de ti eres tu mismo.
Somos esclavos de todo lo que hemos conquistado.
Antes de intentar cambiar a otros cambia tú.
Tus pensamientos y tus acciones de hoy están
determinando como será tu mañana.
Solo se puede ser feliz quien se conforma con todo.
Mientras no se cambie el punto de mira no solo no
viviremos en el Amor, sino que ni tan siquiera se puede saber de qué se está
hablando. Es seguro que los que se han erigido en “jueces del mundo”, en “críticos
intolerantes”, en “perfeccionistas de los demás”, desprecian cualquier idea o
creencia que no sea coincidente con la suya propia. Esa es una manifestación
más de la falta de Amor y de la sobredosis de miedo que arrastran, porque de la
misma manera que la oscuridad es falta de luz, la falta de Amor provoca miedo.
Miedo a que otros sean mejor que él, miedo a que le quiten la razón, miedo a
que le engañen, miedo al ridículo, miedo a lo que puedan pensar los demás,
miedo a perder lo que ha conseguido, miedo a la muerte, miedo a la vida. Aunque
pudiera parecer lo contrario, no se valora a si mismo, por eso es imposible que
conozca la valía de los demás, tampoco se respeta, razón por la que maltrata a
todo el mundo, camina por el mundo aterrado tratando de ver entre las sombras
para preservar su integridad. Vivir así es no vivir, y no vive porque no sabe
de Amor.
Puede parecer exagerado, pero no lo es. Reflexiona sobre
tu vida. Es posible que encuentres alguna coincidencia, y si no la encuentras
en tu vida, (a veces nos cuesta ver realmente como somos), observa las vidas de
los que te acompañan en ella.
Sabemos que algún día finalizará tremenda locura, aunque
desde el observatorio actual de la vida no parezca próximo dicho fin.