El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




sábado, 5 de abril de 2014

Meditación (Corazón en calma)

CORAZÓN EN CALMA
 
Enseñada por Yogui Bhajan el 7 de Septiembre de 1991

La sede adecuada para la fuerza sutil del prana se encuentra en los pulmones y en el corazón.
La palma izquierda se coloca en la sede natural del prana.
Crear una profunda calma en ese punto.
La mano derecha, que controla la acción y el análisis, realiza un mudra receptivo y relajado y se encuentra en posición de paz.
Toda la postura induce un sentimiento de tranquilidad.
Esta meditación terapéutica crea técnicamente un punto tranquilo para el prana en el centro del corazón.
Desde el punto de vista emocional, añade una clara percepción sobre las relaciones con nosotros mismos y los demás.
Si nos sentimos incómodos en nuestro trabajo o con una relación personal, sólo hay que sentarse y hacer esta meditación antes de decidir como actuar. Después, sólo hay que actuar de todo corazón.
Esta meditación es perfecta para principiantes.
Abre la conciencia de la respiración y tonifica los pulmones y el corazón.
Se trata de una meditación terapéutica de gran valor.
Postura:
Sentado en postura fácil o en una silla, con la espalda recta.
Concentración:
Los ojos están cerrados.
O mirando hacia delante con los ojos medio abiertos.
Respiración:
Concentrarse en el flujo de la respiración.
Regular de forma consciente cada elemento de la respiración.
Inspirar lenta y profundamente por los dos orificios nasales.
Retener la respiración, dejando el pecho suspendido, tanto tiempo como se pueda.
Exhalar por la nariz de forma suave y gradual, dejando escapar todo el aire.
Aguantar sin volver a inhalar cuanto más tiempo mejor.
Mantra:
Esta meditación terapéutica se realiza sin mantra.
Mudra:
Colocar la mano izquierda en el centro del pecho a la altura del centro del corazón.
La palma debe quedar plana sobre el pecho con los dedos en horizontal y señalando hacia la derecha.
La mano derecha está en Gyan mudra, es decir, con espulgar tocando el índice, y los demás dedos estirados.
Levantar la mano derecha como si se fuera a prestar juramento.
Mantener la palma de la mano hacia delante, el codo relajado cerca del torso y el antebrazo en posición perpendicular al suelo.
Tiempo:
De 3 a 5 minutos.
Final:
Inspirar y expirar con fuerza tres veces.

Paz interior

                         Mensaje canalizado de un Maestro Ascendido (4 de Abril de 2014)


 
Es una larga búsqueda la de la paz interior si están pensando que es una búsqueda de momentos perfectos, de cosas que están esperando, de circunstancias perfectas.
            La paz interior está en cada momento, en cada circunstancia de la vida. Sólo dejen que la vida fluya y encuentren en ella su propia paz.
 

Meditación guiada- Sanarse uno mismo y sanar el Universo


                       Esta meditación ha sido grabada en directo, por lo que las toses, los carraspeos, las correcciones, las equivocaciones y los ruiditos de la sala y de los vecinos son una parte integrada en la meditación. Es como si estuvieras con nosotros en el momento de la meditación.

jueves, 3 de abril de 2014

Mensajes canalizados de un Maestro Ascendido


Antes de cada meditación una persona canaliza los mensajes que nos regala un Maestro Ascendido. Los iremos recogiendo en la página
“Canalizaciones de un Maestro Ascendido”.

2 de Abril de 2014
            La gratitud es el sentimiento más noble que puede desarrollar el ser humano. No solamente es agradecer por las buenas circunstancias, o por lo que se tiene. Es agradecer por el pasado, por el presente y por lo que viene.
            Cuando un hombre abre la boca y agradece por lo que tiene en ese momento, por lo que no tiene, por sus circunstancias, Dios se complace mucho en eso.
31 de Marzo de 2014
            Dios no nos deja de amar nunca, y nos ama incondicionalmente aunque le han daño a Él o a un hermano, aunque nieguen su existencia, aunque sientan en algún momento que no necesitan más de Él. Nunca dejar de amarnos.
28 de Marzo de 2014
            La perseverancia es un don de pocos elegidos. Perseverar no es esperar a que Dios haga algo, o que envíe una señal, o que se manifiesten las circunstancias perfectas.
            Hay que hacer con la voluntad lo que el corazón desea.
26 de Marzo de 2014
            El auto-respeto es una forma de compasión. Es dejar que los demás sigan su camino y no interferir. Es apreciarse tal y como uno es, con defectos y virtudes. Si tienen cosas que quieren cambiar de Vds., háganlo, pero no lleguen a odiarse en el proceso. Háganlo porque se quieren y se respetan.
 
24 de marzo de 2014
            Dios nunca se aleja de vosotros. No importa cuán lejos os hayáis ido, no importa lo que hayáis hecho, no importa si os sentís abandonados por Él mismo. Siempre es tiempo de regresar a Dios, Él siempre nos está esperando.
19 de Marzo de 2014
            ¿Porqué estáis buscando haceros de un nombre o de un titulo en esta vida?, ¿Porqué estáis buscando ser alguien? Ya sois alguien.
            Es preciso recordar quienes sois, y es preciso recordar que es lo que hacéis aquí. Y lo que hacéis aquí es filtrar la Luz de Dios a través de vosotros. Que la gente recuerde que Dios está en cada uno de sus actos y de los vuestros también.
17 de Marzo de 2014
            La más pequeña de las obras vale más que muchas, pero que muchas buenas intenciones. Que en el más pequeño y en el más humilde de los hermanos, es justamente ahí donde está Dios.
            En todas las circunstancias, en todos los momentos, en todos los espacios, tienen que saber que ahí está Dios.
20 de Diciembre de 2013
            La perfección de Dios se encuentra en cada una de las circunstancias que les toca vivir, en cada uno de los procesos que les toca atravesar. No son ustedes quienes para juzgar Sus acciones, Sus maneras, porque cada cosa está planificada como debe ser.
            Dios sabe el motivo o los motivos por los que las cosas suceden.
            La fe no solamente consiste en aferrarse a Dios en tiempos difíciles, sino también es tener la certeza de que sin importar cuán duro o tan oscuro sea el camino, siempre, pero siempre habrá una manera de salir y encontrar Luz.
13 de Diciembre de 2013
            Quiero hablarles sobra la gratitud.
            Deben ser gratos con todo lo que tienen ahora, en el presente, no solamente con lo bueno, sino también con lo malo, ya que es una lección que seguramente tienen que aprender.
            Es un camino difícil, pero hay que ser gratos en todo.
            Necesitan aprender esta ruptura si quieren dejar algo bueno a la gente que les rodea, si quieren aprender a dejarse querer y querer a los demás.
6 de Diciembre de 2013
            Tienen que aprender a esperar en la confianza de que hay un Dios Divino, Infinito, que cuando ustedes esperan tienen que entender que los caminos y los métodos de Dios no son a los que ustedes están acostumbrados, son extraños, son diferentes, pero en el fondo Dios sabe lo que es mejor para ustedes.
            Les bendigo. Ojala en su camino encuentren mucha Luz y mucha Paz.
29 de Noviembre de 2013
Quiero hablar sobre la paciencia.
            ¿Por qué esperar que todo funcione a vuestro tiempo y a vuestro modo?, ¿Por qué esperar que todos los demás se parezcan a Vds. y actúen como Vds.?
            El Tiempo Divino y las Cosas Sagradas tardan y toman paciencia, necesitamos paciencia. No se desesperen en la carrera de la vida, porque solo Dios sabe cuando se acaba esa carrera.
            ¿Por qué buscar la felicidad en las cosas materiales?, ¿Por qué buscar la felicidad en las cosas del futuro?, ¿Por qué anhelar conseguir cosas o conseguir experiencias? Están esperando que el momento perfecto llegue en el futuro. No va a haber un momento perfecto, la felicidad está aquí y ahora.
            La felicidad es un estado conformado por buenas y malas experiencias. En realidad, es un estado agridulce.
            No esperen su momento de felicidad. Sean felices ahora.
            Yo les bendigo.
22 de Noviembre de 2013
No deberían estar esperando que desaparezcan sus dudas con una señal o a través de un ángel o de un sueño, porque si Vds. quieren saber donde está Dios, si quieren saber que es lo que hace, deberían mirar sus propios actos, deberían ver a Dios en cada persona, en cada cosa, en todo lo que les rodea.
Si Vds. piensan que el mundo es injusto, que hay cosas malas que pasan, y se ponen a pensar: ¿Dónde está Dios que no lo resuelve?, deberían mirar sus propias manos, y hacer lo que Dios les manda hacer, y poner el Orden Divino que Vds. creen que debería existir.
Tienen que dejar que el Amor Divino y la Paz Divina entren en sus corazones.
Tienen que permitir que este Dios que está a su lado y en todo, se manifieste.

Apegos y desapegos


            El mundo con el que nos relacionamos está creado por la Mente.
El apego es una vinculación afectiva intensa que se desarrolla entre dos personas, y cuyo objetivo más inmediato es la búsqueda y el mantenimiento de la proximidad entre ambas ya que esto proporciona seguridad, consuelo y protección.
Todos conocemos lo que es el apego hacia una persona, porque todos lo vivimos, o vivimos algo parecido en nuestras relaciones con nuestros padres, nuestros hijos, nuestra pareja o nuestros amigos. Pero aparte del apego conocido hacia personas, existe otro apego, hacia otras cosas, como pueden ser: La aprobación social, es decir, apego al qué dirán; a la fama, al poder, a los cánones de belleza, a la moda, a internet, al juego, etc. Aunque a todos estos se les denomina adicciones. Y aun podríamos decir que existe otra clase de apego, el apego al sufrimiento, el apego al dolor, el apego a la infelicidad, y aunque parezca sorprendente son muchas las personas que necesitan el sufrimiento para seguir viviendo.
El apego, que es mantener una relación dependiente hacia alguien o hacia algo, hace que la persona entregue su poder a ese alguien o a ese algo. No, en realidad es más que la entrega del poder, es la entrega del alma para conseguir protección, seguridad, apoyo, bienestar emocional o placer.
El apego es, sin exagerar, una obsesión con un objeto o con una persona, y esa obsesión hace creer a la persona, que ese objeto o esa persona, la va a hacer feliz, que va a durar eternamente y que eso es justamente lo que le da sentido a su vida. Eso es un error tremendo, ya que ninguno de esos planteamientos es correcto: Nada dura eternamente, lo que va a hacer que con la perdida llegue el sufrimiento.
Pero además del sufrimiento, con el apego se pierde la libertad, se pierde la dignidad, se pierde el respeto hacia uno mismo.
Ante esto, parece claro que es imprescindible el desapego. Desapego es soltar, desapego es optar por la libertad, desapego es mantener la paz interior, desapego es dejar atrás el victimismo, desapego es amor.
El desapego es libertad porque cambia la relación con los sueños, las metas y los deseos. Porque estos no se olvidan ni se dejan de perseguir, pero la no consecución de los mismos deja a la persona con total indiferencia. La persona no permanece subyugada por el resultado.
El desapego es amor porque aferrarse a algo o a alguien es perder la libertad y es causa de sufrimiento. No quiere decir que no se pueda sentir devoción por una persona o admiración por un concepto. Amar no es poseer. El Amor sólo puede existir en libertad.
En el desapego no hay una relación de dependencia, no hay expectativas.
El desapego es una Ley del Universo. Esta ley dice que para adquirir cualquier cosa en el universo físico, debemos renunciar a nuestro apego a ella. Esto no significa que renunciemos a la intención de cumplir nuestro deseo. No renunciamos a la intención ni al deseo; solamente renunciamos al interés por el resultado.
Pero, ¿Cómo desapegarse? Hemos de tener claro que desapego no significa cortar con algo o alejarse. Desapego es aprender que no necesitamos nada del exterior para estar en paz y que no controlamos nada. Reflexionemos sobre qué es lo que te da tristeza, enojo, alegría, sobre lo qué reclamas o por qué te quejas, sobre qué es lo qué te quita la paz. Para eliminar todo eso, necesitamos fortaleza, es decir desapego, para permanecer libres de la influencia de los demás, de opiniones, de juicios, de comentarios.
Y para eso, MEDITAR, MEDITAR, MEDITAR. La meditación es una poderosa herramienta. La más poderosa, ya que gracias a ella sentimos como se genera paz, nos aislamos de lo externo, escuchamos a nuestro ser interno, gracias a ella soltamos las ataduras y vivimos en libertad.
El desapego es amar a las personas que nos rodean y dejarlas ir sin que eso nos provoque tristeza. Es estar con nosotros mismos, en nuestra propia libertad. Puede parecer un trabajo duro, pero nos va a reconfortar y sobre todo, nos vamos a sentir libres.
Khalil Gibran en “El Profeta” lo refleja de manera perfecta:
Vuestros hijos no son hijos vuestros.
Son los hijos y las hijas de la Vida, deseosa de sí misma.
Vienen a través vuestro, pero no vienen de vosotros.
Y, aunque están con vosotros, no os pertenecen.
Podéis darles vuestro amor, pero no vuestros pensamientos.
Porque ellos tienen sus propios pensamientos.
Podéis albergar sus cuerpos, pero no sus almas.
Porque sus almas habitan en la casa del mañana que vosotros no podéis visitar
            ni siquiera en sueños.
Podéis esforzaros en ser como ellos, pero no busquéis el hacerlos como
 vosotros.
Porque la vida no retrocede ni se entretiene con el ayer.
Vosotros sois el arco desde el que vuestros hijos, como flechas vivientes, son
            impulsados hacia delante.
El Arquero ve el blanco en la senda del infinito y os doblega con Su poder para
 que Su flecha vaya veloz y lejana.
Dejad, alegremente, que la mano del Arquero os doblegue. Porque, así como él
ama la flecha que vuela, así ama también el arco, que es estable.

martes, 25 de marzo de 2014

¡Que ironía!


La gran mayoría de la gente se muere sin haber vivido nunca.
Madre Teresa de Calcuta.
 
Si la muerte no fuera el preludio a otra vida,
la vida sería una cruel burla.
Mahatma Gandhi.
 
El miedo es al amor de la misma manera que la oscuridad es a la luz. Si queremos acabar con la oscuridad lo único que tenemos que hacer es encender la luz.  Si queremos acabar con el miedo, también, lo único que hemos de hacer es encender el amor, es activar el amor. La diferencia estriba en que para encender la luz con dar al interruptor es suficiente, y para activar el amor, no hay interruptor a la vista.
Y mientras no activemos nuestro amor, vamos a seguir con nuestros miedos: miedo al rechazo, miedo a la soledad, miedo al amor, miedo a la vida, miedo al miedo. Los seres humanos tenemos miedo a casi todo, porque no sabemos amar, que es el antídoto del miedo. Pero existen miedos que son realmente una ironía de la vida. Uno de ellos es el miedo al rechazo. Los seres humanos tenemos tan poca fe en nosotros mismos, que necesitamos reafirmarnos constantemente, buscando siempre la validación externa, buscando la aprobación del exterior. Entregamos nuestro poder al primero que pasa cerca de nosotros, y esperamos de él que nos diga lo guapos que somos, y lo bien vestidos que vamos, y lo inteligentes que parecemos, etc., etc. Pero como casi siempre, el primero que pasa por delante de nosotros, y el segundo, y el tercero, y el que hace el número quinientos, es tan débil de carácter como nosotros mismos y también va buscando la aprobación externa. En lugar de alabarnos, lo que normalmente suele hacer es criticarnos. Somos especialistas en ver nuestros defectos reflejados en el otro, y rápidamente los criticamos sin ser conscientes de que estamos agrandando nuestros propios defectos. ¡Qué ironía!
 
El caso es que nuestra vida se ha construido se ha construido, de manera inconsciente, (siempre estamos en piloto automático), sobre ese miedo. Cuando vivimos desde la mente, que es nuestra manera habitual de vivir, y la mente es nuestro centro, en lugar del corazón, estamos encogidos por el miedo y eso nos hace estar constantemente a la defensiva, siempre nos falta algo, siempre tenemos necesidad de más: Más amor, más dinero, más poder, más aceptación, más atenciones. Y como lo normal es que no lo recibamos, no nos queda más remedio que ser infelices.
Pero el súmmum de todos nuestros miedos es el miedo a la muerte. No hay un miedo más generalizado, y me atrevería a decir que más natural, que el miedo a la muerte. A pesar de las creencias religiosas, en las que nos prometen el cielo, el jardín del Edén, la reencarnación o la resurrección de los muertos, tenemos miedo a morir.
Son varias las razones de este miedo: La incertidumbre de cuando y como será, el desconocimiento de si pasará algo después o no, el temor que causa pensar en dejar a nuestros seres queridos, la identificación con el cuerpo y el miedo a perderlo.
Pero esta es otra ironía. Tenemos miedo a la muerte, pero no cuidamos la vida. Tenemos miedo a perder el cuerpo, y lo deterioramos permanentemente. Tenemos miedo a perder a nuestros seres queridos, y no les damos nuestro amor de manera permanente.
No sabemos vivir y, sin embargo, no queremos morir. ¡Qué ironía!
Volvamos al principio. Para eliminar todos nuestros miedos, solo hemos de activar el amor, y el amor se activa llegando a la comprensión de lo que somos: un alma. El amor se activa cuando tomamos conciencia de nuestra divinidad, cuando tomamos conciencia de nuestra condición natural, en la que no existe el tiempo, sin pasado, sin futuro, existiendo eternamente en el presente. De esa manera podríamos observar a nuestro propio cuerpo, cumpliendo su papel divino en esta película de la vida en la materia.

miércoles, 19 de marzo de 2014

Si, soy un hijo de Dios, ¿Y qué?


            Ya sabemos que somos el alma, ya sabemos que somos seres divinos, ya sabemos que somos a imagen y semejanza de Dios: es normal, somos Sus hijos, ya sabemos que todos nuestros sufrimientos tienen un principio único: nuestro pensamiento, ya conocemos la ley de la atracción, por la que somos conscientes de que atraemos aquello que permanece en nuestra mente: enfermedad, pobreza, dolor, sufrimiento, alegría, salud, etc.; ya sabemos que somos inmortales, ya sabemos que la vida es una escuela a la que asistimos para aprender, para crecer, para evolucionar, para aprender a amar; ya conocemos la ley del karma: sencillamente recibimos aquello que damos; ya sabemos que la alegría, la paz, la felicidad, y el mismo Dios se encuentran buscando en nuestro interior; ya sabemos que es dando como recibimos, ya sabemos que el apego y el deseo son el principio del sufrimiento, ya sabemos que todos somos hermanos, ya conocemos los beneficios de la oración, de la meditación y del silencio; ya sabemos que el amor, el perdón y la bendición son las energías más poderosas del Universo, ya sabemos que somos lo que pensamos, porque la energía siempre sigue al pensamiento; y seguramente sabemos muchas cosas más de las que ahora no recuerdo.
            ¿Y qué?
            ¿De qué nos vale tener todo ese conocimiento?, ¿Acaso somos felices?, ¿Vivimos alegres y en paz?, ¿Sentimos a Dios en nosotros?, ¿Nuestra prioridad es servir a nuestros hermanos?, ¿Amamos a todo y a todos por igual?, ¿Amamos, cuidamos y respetamos el Planeta?, ¿Amamos, cuidamos y respetamos nuestro cuerpo?, ¿Hemos dejado de lado el juicio, la crítica, el egoísmo, el orgullo, la impaciencia, el miedo, el estrés?, ¿Actuamos a sabiendas de que todo está bien, de que todo es correcto, de que todo es como debe ser?, ¿Hemos olvidado las mentiras o las medias verdades?, ¿Hemos incorporado la meditación y la oración a nuestra vida?, ¿Ya trabajamos para controlar el pensamiento?
¿Verdad que no?
Todo ese conocimiento no deja de ser algo mental, no integrado en nosotros, y que para lo único que nos sirve es para hablar sobre ello, a veces, solo para deslumbrar a nuestro interlocutor. Aunque también es cierto, esto es lo bueno, que nos puede servir como acicate para conseguirlo.
Si todo esto nos lo enseñaran de pequeñitos con el mismo empeño que ponen los educadores para enseñarnos, por ejemplo, la tabla de multiplicar, arraigaría en nosotros y viviríamos desde ese conocimiento. Pero no es así. Lo aprendemos solos, de mayores, y la integración es una tarea harto difícil.  
La dificultad en la integración estriba en que hemos de mantener la atención y la concentración en nosotros, en nuestros pensamientos, en nuestras emociones, en nuestros sentimientos, y en la sociedad de hoy, en la que todo está diseñado para la distracción necesitamos para comenzar el trabajo de una cualidad añadida: la voluntad. No olvidemos que la voluntad es la facultad de decidir y ordenar la propia conducta.
Una buena manera de empezar a trabajar para la integración de todo el conocimiento en nosotros, sería intentar mantener a Dios en nuestro pensamiento, no como en la actualidad, que sólo nos acordamos de Él cuando aparece algún problema en nuestra vida, sino haciendo lo contrario: dándole gracias de manera permanente por despertar, gracias por el sol que asoma por la ventana o por la lluvia que moja la calle, gracias por la salud o por la enseñanza que conlleva la enfermedad, gracias, en suma por la vida. Y así, poco a poco iremos desterrando de nuestra mente los pensamientos que nos atan al miedo, al dolor, a la incertidumbre, al deseo, al sufrimiento, a la tristeza, para revertirlos en amor, en alegría, en paz, porque estos son, junto a otros muchos, atributos de la Gracia Divina con la que queremos comenzar a convivir.

viernes, 14 de marzo de 2014

Volver a Dios


Oración es cuando usted le habla a Dios;
meditación es cuando usted escucha a Dios.
Diana Robinson
 

Recuerde esto.
Cuando las personas escogen el retirarse del fuego,
el fuego continua dando calor, pero ellos se enfrían.
Cuando las personas escogen alejarse de la luz,
la luz continua siendo brillante, pero ellos están en la oscuridad.
Esto es lo mismo que pasa cuando la gente se aleja de Dios.
San Agustín. 

Desde siempre, al menos a mi me sucede, el camino de retorno, en el regreso a casa, da la sensación de que el camino sea más corto, más fácil, más agradable. Supongo que debe de ser porque volvemos a lo conocido, por un camino también más o menos conocido, ya que lo hemos recorrido en la ida.
            Sin embargo, hay un retorno olvidado, hay un retorno desconocido, y justamente es el retorno que más veces hemos recorrido, es el retorno a Dios.
            Existe una verdad esencial, que no tiene discusión: Venimos de Dios y volvemos a Dios. Hemos venido a la vida miles de veces, y otras tantas hemos retornado de la vida, sin embargo, cuando nos encontramos en la vorágine de la vida en la materia, no nos acordamos, para nada, de que hemos de volver y de cuál es el camino, no recordamos que nuestro origen es Dios y a Él hemos de volver.
Ni tan siquiera lo recordamos en nuestros cursos de crecimiento personal, en nuestras meditaciones, en nuestras lecturas, y en tantas y tantas actividades que realizamos para ¿encontrar la paz?
Cuando buscamos la paz, buscamos a Dios; cuando buscamos la iluminación, buscamos a Dios; cuando buscamos la expansión de nuestra conciencia, buscamos a Dios; cuando elevamos los ojos al cielo pidiendo ayuda, buscamos a Dios; en el hambre y sed de justicia, buscamos a Dios; en nuestra indignación ante la injusticia, buscamos a Dios; en el consuelo y la ayuda a los necesitados, buscamos a Dios. Buscamos a Dios de manera inconsciente y espontánea, y esto es así, porque somos un alma, y el alma no puede vivir sin Dios.
Hablar de Dios hoy día, casi está mal visto, porque vivimos en una sociedad en la que hemos alejado a Dios, vivimos en una sociedad en la que Dios está ausente. Ausente incluso en los que rezan a Dios, ya que le buscan como el solucionador de problemas o el conseguidos de sus más íntimos deseos. Dios es para casi toda la sociedad un medio al servicio del ser humano, le pedimos cuentas, le juzgamos, nos quejamos si no satisface nuestros caprichos, y aunque oremos o le nombremos, estamos muy lejos de Él.
Identificamos a Dios cuando hablamos de moral, de lo que está bien o está mal, sin recordar que Dios no es el valedor de la moral, que sencillamente Dios Es. Dios Es Todo. Dios es la fuerza que está detrás absolutamen­te de todo cuanto existe. Dios es la Inteligencia que está regulando cada cosa que es y que sigue siendo. Dios es el gozo infinito, Dios es la fuente de todo placer, de toda satisfac­ción, de toda felicidad, de toda alegría. En cada aspecto de la vida está Dios. Dios es nuestro origen, Dios es nuestro destino.
Bueno es que en nuestras reflexiones y en nuestras meditaciones, vayamos poniendo a Dios por delante, de manera consciente, porque toda nuestra vida física está encaminada hacia él, hacia su encuentro.