El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




miércoles, 11 de marzo de 2015

La vida se nos va como el agua en las manos


Me he permitido extraer del Diario de Patricia (10) los dos párrafos que transcribo a continuación, espero que a Patricia no le importe, pero es que me he sentido identificado con la falta de conciencia que ella comenta que casi todos tenemos de apreciar la belleza del momento:
“No es que pretenda no envejecer, porque si algo he aprendido en este tiempo es a vivir el hoy, cada segundo, cada minuto, cada hora, cada día. Lo que realmente cuenta es apreciar cada instante, apreciar lo fascinante que es el presente. Y esto es algo, que, a veces, se me olvida. Creo que a casi todos nos falta tomar conciencia de la belleza de cada momento.
¡Es tan obvio que nuestro tiempo es limitado!, pero casi todos lo olvidamos. La cantidad de tiempo en nuestra vida como humanos, es limitada, y lo es por las mismas leyes de la vida, o por el destino, o que se yo, la cuestión es que nuestra vida es muy corta como para perderla en cosas banales. La vida se nos va como agua en las manos”.
 
Si, es claro que volvemos a la vida una y otra vez, pero cuando estamos en la vida no recordamos si hemos vivido antes o no, no recordamos si vivíamos sin cuerpo o no, no recordamos de dónde venimos o adónde vamos, no recordamos nada más que la vida que tenemos, por lo tanto nos da más o menos igual todo lo que haya pasado antes de la vida, porque solo tenemos consciencia de la vida que vivimos.
Por lo tanto, podemos decir que la vida actual es única, como únicos son cada uno de los momentos contenidos en ella. Cada momento inconsciente es un retazo de vida no vivida, cada momento de tristeza es un retazo de vida no vivida, cada momento de enojo es un retazo de vida no vivida, y si en ese retazo de vida no vivida estuviera contenido todo el aprendizaje de la vida, ¿De qué nos habría servido la vida?
Como dice Patricia, nuestro tiempo es limitado, ni sabemos si será más o menos larga nuestra vida, pero por muy larga que sea, es limitada, se pasa en un suspiro. Pasamos de la infancia a la juventud, a la madurez y a la vejez en un plis. No podemos desperdiciar ni un instante de nuestra vida, no aprovechar cada segundo es una verdadera aberración.
Analiza tu vida. ¿La estás viviendo de manera consciente al ciento por ciento?, Dejas de vivir cada vez que te subes al carrusel de la mente, por cualquiera que sea la razón: dolor, tristeza, sufrimiento, enfado, rememorar el pasado, aunque sean momentos felices, porque no vives la realidad, vives los pensamientos; dejas de vivir cada vez que juzgas, o comparas, o criticas, dejas también de vivir cada vez que pasas de la contemplación a la opinión. ¡Cuánta vida desperdiciada!
Solo los niños aprovechan la vida, aunque en ese momento ellos no lo saben y no lo entendemos los adultos. Bendita sea Patricia que todavía se atreve a saltar cuando se siente feliz y contenta. El resto de adultos viviríamos más plenamente la vida, si saltáramos con ella en lugar de juzgar su atrevimiento.
 

Vivir el presente


Perlas para el alma



“No es que pretenda no envejecer, porque si algo he aprendido en este tiempo es a vivir el hoy, cada segundo, cada minuto, cada hora, cada día. Lo que realmente cuenta es apreciar cada instante, apreciar lo fascinante que es el presente. Y esto es algo, que, a veces, se me olvida. Creo que a casi todos nos falta tomar conciencia de la belleza de cada momento”.

Del Diario de Patricia (10)

El diario de Patricia (10)


Y ¿Cuales son mis prioridades?
Sanar tanto físicamente como emocionalmente. Es obvio que estoy mal físicamente, aunque no me sienta así, porque yo me siento una niña y ese tal vez sea el problema. ¡No sé!, pero a mis treinta y dos a veces siento tanta alegría que me pongo a dar saltitos, y la gente se me queda mirando porque se supone que soy una persona  adulta, y bla, bla, bla, toda esa basura que nos dice la sociedad. Y no es una crítica pero  no me siento ni me veo como adulto, gracias a Dios. No es que pretenda no envejecer, porque si algo he aprendido en este tiempo es a vivir el hoy, cada segundo, cada minuto, cada hora, cada día. Lo que realmente cuenta es apreciar cada instante, apreciar lo fascinante que es el presente. Y esto es algo, que, a veces, se me olvida. Creo que a casi todos nos falta tomar conciencia de la belleza de cada momento.
¡Es tan obvio que nuestro tiempo es limitado!, pero casi todos lo olvidamos. La cantidad de tiempo en nuestra vida como humanos, es limitada, y lo es por las mismas leyes de la vida, o por el destino, o que se yo, la cuestión es que nuestra vida es muy corta como para perderla en cosas banales. La vida se nos va como agua en las manos.
Todo en esta vida es fugaz, somos “aves de paso”. Ya está bien, no perdamos más tiempo, abracemos y besemos a los seres que amamos, perdonemos a quien tengamos que perdonar, y amemos a alguien que merezca nuestro amor. No sé si esto suena egoísta, pero amémonos mucho a nosotros mismos, estemos como estemos, comprendo que si estamos enfermos  es un poco más difícil porque nos han enseñado que el cuerpo lo es todo, que es lo único que somos, pero somos más que simplemente eso, tenemos a Dios dentro de nosotros y aun no puedo explicar cómo es que a veces nos sentimos tan faltos de Él, teniéndolo en nuestro corazón.

Añadir leyenda

Al inicio de esta parte escribía sobre que estaba en mis prioridades: primero sanar emocional y físicamente, y segundo, aunque creo que ya lo expliqué, ahora quiero aclarar porque creo que todavía soy consciente de que si aun estoy enferma algo no anda bien emocionalmente en mi, o es que tengo que seguir aprendiendo y enseñando, aun cuando yo no busque eso. Pienso que al mirarme las personas valoraran su buena salud y aunque no toda la gente piense como yo desearía que pensara, algunas personas tenemos que aprender sufriendo en carne propia. Supongo que cada uno necesita recorrer su propio camino y por más que les digas que al estar enferma no la pasas muy bien que digamos, no valoran la salud en su cuerpo hasta que la pierden.
¿Por qué no valoramos nuestra salud?
Sera por lo mismo que nos levantamos como sonámbulos en las mañanas sin agradecer por el fantástico día que nos da Dios. Estamos tan acostumbrados a que nuestro cuerpo funcione automáticamente, que lo damos por hecho, creemos que dándole comida chatarra (pollos a la brasa, hamburguesas, dulces procesados químicamente), (ojo que también, de vez en cuando, no podemos privarnos de uno de estos bocadillos deliciosos para la lengua). Sería fantástico tener claro que nos sentiríamos mejor comiendo verduras y frutas, aunque tengo que reconocer que, de vez en cuando, un buen filete de carne no está nada mal. Pero….., con un filete estamos tomando la vida de otro ser vivo. Bueno, tampoco quiero hacer que nadie se sienta culpable. Todo es cultural, depende de lo que hayas aprendido, dependiendo si te has criado en un hogar carnívoro o vegetariano.
Yo estoy viviendo en un hogar donde todos son carnívoros, no es que sean de esos que no paran de comer carne, pero sí que dos veces a la semana se comen su buen lomo saltado o su churrasco, y todas las veces caigo en la tentación. Y entonces pienso que clase de vegetariana seré y que donde queda mi amor a los animales. Pero bueno me alivia pensar que si como carne es por las proteínas necesarias para una dieta balanceada.
Más sobre alimentación
Dicen que deberíamos ser vegetarianos por naturaleza, por la forma en que está formado nuestro cuerpo, los dientes para desgarrar, típico de los carnívoros, son solo un par en el hombre, y otro detalle es que en los animales carnívoros, como los leones y los tigres tienen el intestino muy corto, mientras que en el ser humano el intestino es muy largo, lo que demuestra que está más preparado para ser vegetariano.
Además ningún ser vivo quiere ser sacrificado y presiente el día que lo van a matar. En el momento del sacrificio segregan unos venenos producidos por todo el miedo, ira, angustia y agonía que pasan, y nosotros, los carnívoros, nos comemos esa carne que tanto ensucia nuestro cuerpo. 
Ya escribí sobre alimentación, pero estábamos en el tema de porque no valoramos nuestro bendito cuerpo, ese cuerpo que tiene dos ojos por los que vemos los bellos atardeceres y disfrutamos de los colores de las flores. Nuestro órgano vivo de mayor extensión es nuestra piel, a través de la cual podemos sentir las caricias y los besos de una madre, que son los más sinceros que vamos  a recibir en nuestra vida. En la piel también sentimos al ángel del viento, digo ángel porque nos ayuda a tolerar el intenso calor que en este tiempo que nos ha tocado vivir padecemos, y que es por la desaparición de la capa de ozono, con todo lo que conlleva de cambio en nuestra atmósfera.
Imagínate ahora un día de calor intenso, no hay donde ocultarse de los rayos del sol, no hay árboles que nos abriguen con un poco de sombra, estás a punto de sudar, estás que te achicharras, y si eres gordito estás como un lechoncito listo para comer. En eso sientes que viene una brisa suave que acaricia tu rostro, y sientes un inmenso alivio. Bendita piel.
            Aunque no tengo ninguna autoridad para aconsejar sobre ningún tema, si quiero comentar, que nuestro sistema inmunológico depende de nuestras emociones y sentimientos. Está comprobado científicamente que un estado de tristeza y depresión reducen a la mínima expresión nuestras defensas. ¿Por qué antes de enojarte o deprimirte no te lo piensas dos veces?, bueno, piénsatelo si realmente quieres vivir sano, si lo que te agrada es la enfermedad no necesitar pensar nada, deprímete y listo.
 

martes, 10 de marzo de 2015

Libertad


Los hombres no son prisioneros del destino,
sino prisioneros de su propia mente.
      Franklin D. Roosevelt 

La Libertad, según el diccionario, es la capacidad de la conciencia para pensar y obrar según la propia voluntad. El estado de libertad define la situación, circunstancias o condiciones de quien no es esclavo, ni sujeto, ni impedido al deseo de otros de forma coercitiva. En otras palabras, aquello que permite a alguien decidir si quiere hacer algo o no, lo hace libre, pero también lo hace responsable de sus actos en la medida en que comprenda las consecuencias de ellos.
            Según esto, existe un buen número de personas en la Tierra que sin ser oficialmente esclavos, no pueden considerarse libres, porque no pueden decidir por sí mismos, o no pueden expresar libremente sus pensamientos o sus anhelos más profundos. Seguro que en la mente de todos están los lugares del mundo donde se discrimina por razón de sexo, o por razón de opción política, o por tendencia sexual, o por el color de la piel, o por el volumen del extracto de la cuenta corriente, o por creencias religiosas, o por un sinfín de cosas ridículas más, que por muy ridículas que puedan parecer a los que no las sufren, hacen la vida imposible por su estado de esclavitud, no reconocida, a millones y millones de personas.
            Pero no es el objeto de esta entrada enumerar dictaduras, sean del color que sean, o enumerar países xenófobos, o nombrar países homofóbicos, capitalistas o corruptos. No. El auténtico objeto de la entrada era hacer una loa a la libertad como uno de los bienes más preciados del ser humano.
 
            Pero llegado a este punto se llena mi mente con una pregunta: ¿Es realmente libre el ser humano? Imaginemos el estado perfecto. ¿Serían realmente libres todos los habitantes de ese paraíso?, ¿No existiría ningún impedimento para que cada uno hablara y obrara según su conciencia?, (pensemos que al ser un lugar tan idílico todos sus habitantes actuarían siempre eligiendo la opción al bien). Pues no serian libres, porque todos tendrían como gobernador principal de sus actos al dictador más poderoso que puede existir: “La mente”. La mente, por la que se pasearía la envidia, la crítica, los celos, la ira, la tristeza o el dolor, solo por nombrar algunos de los carceleros más depravados que puedan existir. Para que el ser humano sea realmente libre tiene que dominar a su mente, ya que hasta entonces permanecerá subyugado a los caprichos de esta.
            Puede parecer un poco drástico, pero no lo es en absoluto, ya que es la mente la que impide a la persona conseguir lo que la propia mente parece que anhela: “La felicidad”. Es una paradoja, el ser humano con su mente piensa que quiere ser feliz y que podría hacer para conseguirlo, y sin embargo, la propia mente se encarga de boicotear su propio pensamiento. ¡Dramático!, aunque muy pocas personas son conscientes de tal dictadura.
            Ante esta coyuntura boto a la basura mi loa a la libertad, ya que solo se puede proclamar la dictadura de la mente, mucho más poderosa que cualquier tirano asesino que pueda existir en el mundo. 
     

Todo está bien


            Supongo que no es ningún secreto que el bienestar, la serenidad interior, la paz, la alegría y la felicidad solo son el resultado de una cierta actitud ante la vida, una actitud que podríamos plasmar como la actitud del “Todo está bien”.
            Cuando todo está bien en cada célula del cuerpo y en cada átomo de nuestra energía, se han terminado para nosotros los enfados, los reproches, los miedos, las inseguridades, los celos, las tristezas por deseos incumplidos o las decepciones por no lograr las expectativas.
Cuando todo está bien no hay razón para enojarse con el hermano, con la pareja, con los amigos o los desconocidos por algo que hayan hecho o dicho, porque todo está bien. En las condiciones actuales el enojo llega porque otros hacen o dicen algo que nosotros consideramos que no es correcto, pero ¿Tenemos en cuenta lo que ellos consideran correcto?, ¿Estamos en su mismo momento emocional para entender la razón de sus palabras o de su actitud?, ¿Estamos en su mismo nivel de crecimiento para entender sus motivos? Si nos colocáramos en sus zapatos podríamos entender el porqué. Pero ¿De qué nos valdría entender la razón?, ¿Para justificarla?, ¿Para no enfadarnos?, ¡Que importa!, lo hecho, hecho está. ¿Para qué perder un tiempo precioso en tratar de entender las razones de otra mente, o de otra alma? Lo mejor es aceptarlo, “Todo está bien”, y si parece fuera de toda lógica, de nuestra lógica por supuesto, podemos desde el punto de serenidad en que nos coloca el aceptar todo como bueno, tratar de explicar, con amor, que es lo que no nos ha gustado y porque.
En el “Todo está bien”, no se trata de comulgar con ruedas de molino, se trata de no atragantarnos con nuestra propia indignación, con nuestra propia tristeza, con nuestra propia intolerancia o con nuestra propia rabia.
 
En condiciones normales, ¿Qué ganamos con un arrebato de cólera, de desesperación o tristeza? Si lo que nosotros consideramos incorrecto, por llamarlo de una manera suave, ya está hecho, ¿Cuál es nuestro beneficio con ese comportamiento animal e instintivo? Ninguno, no obtenemos ningún beneficio, antes al contrario, todo son desventajas, todo son perdidas. Nos desestabilizamos emocionalmente, ocupamos la mente con un discurso de rabia: “Pero ¿Cómo puede ser que me haga eso a mí?, y si nuestro carácter aun es algo inmaduro y esa situación se repite con otras personas y se mantiene en el tiempo, es posible que comience a afectar a nuestra salud, y por supuesto a la vida, ya que la persona que se encuentra en una situación de ese tipo, está muy lejos de atisbar, ni aunque sea por un instante, lo que es la felicidad.
Si sucede una vez cada mucho tiempo, bueno, es algo que hay que trabajar, pero no es tan grave como si la persona se encuentras permanentemente ofendida con el mundo. En este caso es muy posible que no esté equivocado el mundo y que sea la persona la que deba de recapacitar y buscar ayuda para trabajar ese aspecto de su carácter que ronda la intolerancia.
Recuerda que somos energía. Cada pensamiento es energía, cada palabra es energía, cada acción es energía, y que energías iguales se atraen. Con la intolerancia estás atrayendo a tu vida a los intolerantes, con tu tristeza atraes a los tristes, con tus mentiras atraes a los mentirosos, con tu rabia a los iracundos, con tu agresividad a  los matones.
Si lo que quieres es amor, amaté; si quieres ser feliz, haz felices a los demás; si quieres que te respeten, respeta; porque vas a recibir ciento por uno de lo que entregas.
Para esto, la mejor fórmula es “Todo está bien”. Y si alguien te pregunta ¿Y si realmente no está bien”, pues sigue aplicando la máxima, “Lo que no está bien, también está bien”.

lunes, 9 de marzo de 2015

Buscar el silencio


Los hombres olvidan que la felicidad humana
es una disposición de la mente
y no una condición de las circunstancias.
John Locke

En la mayoría de los casos nuestra mente trabaja a un ritmo vertiginoso día y noche. Nuestros pensamientos son un maremágnum continuo de horarios, preocupaciones económicas, fantasías sexuales, listas de la compra, problemas domésticos, inquietud por los hijos, planes de vacaciones, etc., etc., etc., como un carrusel que nunca para. Esos pensamientos suelen girar en torno a las actividades cotidianas y crean unas pautas mentales que no dejan lugar para el silencio.
El problema es que hoy tenemos los mismos pensamientos que ayer y los mismos que vamos a tener mañana. Nuestras mentes están ocupadas en la misma conversación interior todos los días.
Aprender a estar en silencio y a meditar implica descubrir como entrar en los espacios que existen entre los pensamientos.
En ese silencioso espacio vacío entre nuestros pensamientos, podemos disfrutar de una sensación de paz total que normalmente nos es desconocida, lo que sucede es que con todos los pensamientos que pasan por nuestra mente cada día, no hay tiempo para entrar en ese espacio entre pensamientos, sencillamente ¡porque no existe!, y eso trae como consecuencia el que nos sintamos tensos, inquietos, estresados, y eso en el mejor de los casos, ya que también podemos enfermar, el cuerpo es un reflejo de lo que pasa por nuestra mente.
 
La manera tradicional de controlar esos pensamientos es la meditación. Meditar es experimentar alivio del desasosiego y del parloteo constante de la mente para llegar al silencio y sentir paz interior.
Meditar significa que no debe haber ningún movimiento en la mente, que debe estar completamente quieta. No hay movimiento, no hay tiempo, no hay pensamiento. Meditar es un “arte”, es colocarlo todo en su sitio, de manera que no haya ningún tipo de confusión.
En la meditación, la mente descubre por sí misma la “Grandeza” de todo lo que es verdadero, descubre cual es el objetivo de la vida, de lo sagrada que es la vida y todo lo que la envuelve, con lo que llegados a este punto se tratan todas las cosas con respeto, ya que todo, absolutamente todo es sagrado.
            Pero…… ¿Puede la mente estar realmente quieta?, ¿Puede parar su cháchara tanto en la meditación como en la vida diaria?, ¿Puede dejar que comparar de manera permanente?, ¿Puede atender al cien por cien?, ¿Puede prestar completamente su atención a todo lo que pasa?, o permanece siempre comparando con el conocimiento acumulado, con situaciones anteriores, con lo que se espera o desea, con el resto del mundo.
            La meditación es algo que llega, que no puede ser buscado, y para que eso ocurra se ha de entrenar permanentemente a la mente. Un magnifico entrenamiento es vivir la vida con total atención, atención sin comparar, atención sin juzgar, atención con cada célula del cuerpo. Si se presta total atención a la vida, sin utilizar el propio conocimiento, sin las creencias, sin los deseos, entonces hay verdadera atención, y esa atención es silencio, y ese silencio es meditación, verdadera meditación.
            Es en ese momento cuando se produce la transformación de la mente, y la vida se convierte en comprensión, en misericordia, en amor. Es en ese momento cuando alcanzamos la meditación. Es en ese momento cuando la meditación se convierte en un arte.
 

viernes, 6 de marzo de 2015

¿Animales racionales?


Vivimos a pesar de nosotros mismos.
Hari Krishan

            Desde antes de nacer, el corazón del ser humano empieza a latir en el útero materno, y no lo deja de hacer hasta que el alma decide abandonar el mundo de la materia; de la misma manera que la respiración, que comienza en el mismo instante en que nos asomamos a la vida, y no termina hasta el momento del regreso a la Energía Divina.
            El corazón latiendo, siempre latiendo y la respiración siempre con su vaivén, nos atan a la vida, de manera autónoma, de manera automática, sin que seamos conscientes de que es esa respiración y ese latir, los que nos mantienen con vida.
Vivimos a pesar de nosotros mismos, a pesar de lo mal que tratamos a nuestro cuerpo y de rebote a nuestro corazón, a pesar de olvidarnos de como se respira, utilizando músculos que nada tienen que ver con la respiración.
            Y, a pesar de la importancia, de la importancia vital de nuestra respiración y del latir de nuestro corazón, pocas son las personas que dedican un momento en su día para comprobar cómo es esa respiración, o como late su corazón.
 
            Al igual que los seres humanos, los animales también respiran y también tienen un corazón que bombea de manera permanente, y como muchos seres humanos, ninguno de ellos es consciente de la maravilla que está ocurriendo en su cuerpo. Sin embargo, los animales, en su nivel dentro de la evolución, no saben que ellos también son más que ese cuerpo que sólo se puede dirigir por los instintos. No tienen una mente que razona, una mente que les puede llevar a preguntarse qué hacen en la vida, o qué diferencia hay entre la vida y la no vida.
            Los seres humanos, casi todos, en algún rincón de su mente, tienen la conciencia de que son algo más que el cuerpo, muchos creen que tienen, o que son, algo que se denomina alma, aunque como no se ve, no saben ubicarla, y no se identifican, en absoluto con ella.
            Todo eso, en cuestiones de vida, hace que esos seres humanos se diferencien en poco de los animales, ya que rigen el cuerpo por los mismos instintos con los que se rigen los animales, comen cuando tienen hambre, aunque muchos, al contrario que los animales, siguen comiendo después de saciada la necesidad de comer; beben incluso cuando no tienen sed, y en ocasiones bebidas dañinas para el cuerpo; y satisfacen, como los animales, sus necesidades fisiológicas de manera instintiva.
            En casi todas las cuestiones referentes al cuerpo, la diferencia entre el animal que se rige por los instintos, y el ser humano que tiene una mente racional, es mínima.
            ¿Cómo ser más humanos racionales y menos animales instintivos? Aunque resulte paradójico, lo podemos conseguir siendo conscientes del cuerpo. Y se es consciente del cuerpo sintiéndole, sintiendo sus sensaciones, sintiendo su respiración, sintiendo sus latidos. Es en esos momentos en que estamos sintiendo el cuerpo, cuando podemos despegarnos de él, cuando podemos, aunque sea por un instante, conectarnos con eso otro que realmente somos, con el alma. Es a partir de ahí, cuando no sólo nos despegamos del animal, sino que también nos despegamos del ser humano normal, para atisbar nuestra propia divinidad, convirtiéndonos, aquí en la Tierra en superhumanos, con todos nuestros poderes divinos desarrollados.
            No somos el cuerpo. El cuerpo sólo es, aunque de vital importancia, el vehículo del alma; el instrumento desde el cual tenemos que realizar nuestro trabajo de acercamiento a nuestra Divinidad, el instrumento para nuestro aprendizaje, el instrumento desde el que hemos de vivir todas las experiencias humanas, sin apegarnos a ellas. ¡Siéntelo!
 

jueves, 5 de marzo de 2015

Ángeles y demonios


Cuando la mente está completamente silenciosa,
tanto en los niveles superficiales como en los profundos;
lo desconocido, lo inconmensurable puede revelarse.

Casi todos creemos que existen los ángeles, los arcángeles, los guías, los santos, los maestros, nos creemos, por supuesto, que existe Dios, y un sinfín más de seres al otro lado de la vida, trabajando, no solo para su propia evolución, sino también para ayudar a los pobres mortales que pululamos por el mundo de la materia, aunque, bien es cierto, que la inmensa mayoría de los mortales no sintamos su manifestación.
            Y no solamente no sentimos su manifestación, sino que lo que sentimos en nuestro interior es algo completamente diferente a lo que se supone que deberían de hacernos sentir seres que, teóricamente, nos están ayudando.
            Sentimos rabia, sentimos miedo, sentimos intolerancia, sentimos impaciencia, sentimos odio, sentimos ira, sentimos ansiedad, sentimos angustia, sentimos incomprensión, sentimos soledad, sentimos orgullo, sentimos envidia, y un sinfín de sentimientos más, que más parecen proceder de demonios y no de ángeles.
            ¿Será que también existen los demonios y que son más poderosos que los ángeles, e incluso más poderosos que el mismo Dios?
            Si, no hay duda, existen los demonios, o seres regidos por la oscuridad, pero la puerta que nos da acceso a ellos, la abrimos y cerramos nosotros, de la misma manera que la abrimos o la cerramos para los seres de luz.
            Pero por desgracia, el mayor demonio que existe no necesita entrar, vive en nosotros, es parte de nosotros mismos, es el que de una manera muy fácil nos lleva en volandas, sin tan siquiera ser conscientes de ello, a cada uno de los sentimientos que aparecen en nosotros. Es nuestra mente.

            Podríamos aplicar un sinfín de calificativos a la mente, pero en este caso creo que el adjetivo que mejor la define es “Ingobernable”. No somos capaces de gobernar a la mente y ella, por si misma, nos va llevando, de pensamiento en pensamiento, a las profundidades más oscuras que pudiéramos imaginar.
            Los pensamientos, como las drogas crean adicción. El problema estriba en que nadie nos lo dice, porque casi nadie lo sabe, y cada pensamiento va creciendo con cada repetición, hasta llegar un momento en que la persona es “ese pensamiento”, sin lucidez y sin fuerzas para cambiar el pensamiento, y cambiar así la dinámica de su vida.
            No sirve además, ningún tipo de discurso, ninguna teoría, que haga que la persona salga de ese carrusel sin fin que la mantiene atada a la rueda de la infelicidad y posiblemente de la enfermedad, no solo mental, sino emocional y física, ya que ha de ser ella, por si misma, la que entienda que “pensando siempre las mismas miserias no va a llegar a ningún punto que sea parecido, ni por casualidad, a una vida sana, a una vida feliz”.
            Es en los momentos de lucidez, cuando nos impacta una lectura, una frase, un libro, una película o cualquier otra circunstancia, cuando hemos de hacer el firme propósito de poner todos los medios a nuestro alcance para gobernar a la mente. Y por supuesto cumplirlo.
 

El diario de Patricia (9)


Cosas cotidianas elementales
Les dije anteriormente que soy una buscadora de la verdad de la vida, verdad que increíblemente halle gracias a la enfermedad y alguien me la volvió a recordar no hace mucho: La gran verdad de la vida es que somos hijos de un Dios. Increíblemente maravilloso. Para eso no hay adjetivo terrenal posible. Claro que ahora estamos pasando por una experiencia humana con retos y desafíos. Una vida fácil sería muy aburrido, ¿O no? No lo sé, no conozco el aburrimiento, en serio, a pesar de que la mayor parte del tiempo lo paso en casa. Salgo a diario a la calle aunque sea a la esquina de mi casa, porque si permanezco en casa más de tres días, “enjaulada”, como le digo a mama en broma, me dan tantas ansias que necesito salir a la calle, a pesar de que mi casa es grande y tiene patio y jardín.
Pero nada se compara a la sensación de ver gente apurada, el bullicio de la calle, los autos que van y vienen. Me encanta la variedad de gente, de todos tamaños, de todo grosor, con toda clase de vestimentas, niños, adultos, ancianos, muchachas, señoras, etc., ¡tanta mixtura!.
No sé porque cuando estoy observando a la gente hago volar mi imaginación, todo me da curiosidad, y creo que ese es el secreto de no aburrirme nunca. La imaginación y la curiosidad son la chispa que mantiene al ser humano vivo. Bueno, la curiosidad con moderación, ya todos saben que la curiosidad mato al gato.
Entre otras cosas, lo que más hago en casa es leer todo lo que caiga en mis manos, leo el periódico, aunque me dicen que no debería leer los diarios ya que solo traen malas noticias, pero deseo estar informada de lo que está pasando en este planeta. Lo mismo pasa con los noticieros, necesito verlos solo para informarme de lo que está sucediendo sin involucrarme sentimentalmente mucho con lo que vea o escuche.
No digo que sea fácil no sentir nada cuando se escucha la noticia triste de algo que le ocurre a alguien, pero el hecho ya ocurrió y no creo que ayudemos mucho poniéndonos tristes, mejor haríamos enviándoles pensamientos positivos para que se recuperen, según el caso. Por ejemplo en un accidente de tránsito hay un dicho que dice algo así: Para que llorar sobre la leche derramada, este refrán cae a pelo a esta parte porque ya pasó, ya fue, mejor ayudas con tus buenas vibras de amor.

Además de leer los periódicos, leo las revistas de los testigos de Jehová. Traen artículos interesantes, claro no con todas estoy de acuerdo.
En días de sol suelo tomar dosis de vitamina D para los huesos, el Inti padre de los incas es el más  grandioso regalo que hizo Dios a la humanidad, el lindo sol que nos alegra la vida. ¡Los días sin sol son tan grises!
Aunque ahora, por eso de la capa de ozono y el cáncer a la piel está un poco peligroso tomar mucho sol, pero a horas adecuadas, está bien aun así que si es un día de sol imagínenme cual lagartija en las rocas calentándome del frio, cada año más intenso que el anterior.
Pero no solo me ocupo de mi parte intelectual, el cuerpo físico es muy importante y tengo que moverme si o si. Mi mama me lo recuerda a cada momento, tiene razón,  para evitar los problemas de la parte motora de mi cuerpo debo estar activa, subir y bajar gradas aunque sea dar vueltas en mi patio. A ratos me da el impulso de correr, supongo que es parte del mal de mi cuerpo, o quizás sean las ganas locas de volar como una gorrioncilla pecho amarillo.
Cuando el jardín esta con arbustos silvestres, o como dicen los jardineros “la mala hierba” esta crecida, me encargo de arrancarlas, pero como los arbustos también son seres vivos les pido permiso, ya que merecen respeto. Pido permiso a su “elemental” que es una especie de guardián de la parte más sutil de la planta, guardián que casi nadie ve, excepto los seres más puros. Mi perro debe de ser muy puro porque yo creo que ve hadas y a los “elementales” de las flores, porque camina muy gracioso en el jardín, más específicamente de puntillas, como si no quisiera despertar a alguien que duerme en las flores, y  además camina en círculos. Es un chiste verlo.
Últimamente estoy planeando en lo que respecta a la jardinería y a trabajar con la tierra, hacer junto a mi mama un pequeño huerto en una partecita de la casa. Ya tenemos seleccionadas las plantas y semillas que serán de: Planta de tomate, planta de manzano, de pera de agua, limones nísperos y semilla de hierbas aromáticas, como menta, manzanilla, hierba buena, romero, toronjil, salvia muña y cedrón; semilla o planta de lechuga, repollo, zapallo, calabaza y rabanitos. No sé si algunas de estas plantas puedan crecer por el clima. Supongo que en la época de invierno tendremos que protegerlo, y lo bueno es que ya llega el tiempo de lluvia, así no tendré que regarlas, ¡que pereza! Espero que este huerto pronto se haga realidad porque ahora es solo un sueño, un sueño posible.
A parte de tener este plan para el futuro, por el momento estoy concentrada en el hoy, que como dije anteriormente es lo único real, al abrir los ojos lo primero que hago es agradecer a Dios  por el nuevo día, es un regalo.
No me imagino cómo será que algún imprudente medico te diga que te quedan tantos meses de vida, debe ser como arrancarte la vida de raíz. Ahí es cuando más te aferras a la existencia, si es que tienes motivación. Digo esto porque he conocido gente que se abandona a si misma, y su único anhelo es la muerte. Pero ese es otro tema.
Hablando de cosas cotidianas básicas, esta la alimentación. Soy una carnívora confesa, aunque se que debería ser vegetariana por mi salud. Debo decir en honor a la verdad que tuve tres recaídas voluntarias solo por un antojo. No pretendo quitarme la carne de un momento a otro porque sé que eso podría alterar mi cuerpo y mis emociones, será, pero va a ser algo paulatino.
Mucha gente, además de un naturópata me ha dicho que debía dejar la carne en mi dieta, y antes mucho antes, casi con el comienzo del mal, notaba que ciertos alimentos me caían mal: la leche, la carne y el azúcar. Por eso cuando tengo que salir a la calle los evito, porque me ponen pesada, y en la calle debo estar ágil para subir y bajar de la combi y si como alguna de estas comidas me tendrían que cargar. Bueno exagero un poco, pero si es verdad que el azúcar me marea.
Y aun es peor si tomo uno de esos jugos de cajita de envase, ¡ah! Mucho, muchísimo peor, ya que si por casualidad como un poco de mantequilla me pongo muy mal. Esto tiene su explicación y es que el cerebro es pura grasa y si por ende se alimenta de grasa, que como la mantequilla además es refinada y procesada me mata. Los especialistas afirman que la mejor grasa para el cerebro es la de los frutos secos como las nueces, castañas, almendras.
Así es como funciona mi cuerpo y he aprendido a conocerlo con solo mirar mi abdomen. Sé si me contagie de un virus porque mi barriguita esta roja y con granitos, entonces es claro que pronto estaré mal, ya sea la gripe o salmonella, aunque nunca la tuve, pero una vez creí tenerla porque tuve el estomago muy suelto. Hace como tres semanas me desperté cansadísima, creí que iba darme la gripe, pero no, sentí un leve mareo y ese día visite “la oficina”, o sea, el baño cuatro veces, casi quedo invisible y pensé que era salmonella porque uno de los pollos que tengo en casa, tengo tres, el día anterior bebió agua del mismo vaso que yo, y es posible que su pico hubiera estado en contacto con sus heces. Pero no, al día siguiente ya estuve bien solo con tomar un poco de suero casero. Ni una pastilla. Gracias a eso ayune todo un día completo. Es posible que lo que tuve fuera solo un empacho por estar picando una y otra cosa todo el día.
Por lo que como debía estar gordita, pero creo que es algo hereditario, mama es delgada, y yo aunque quisiera subir unos cinco kilos, no puedo ni me importa mucho, no está en mis prioridades.      
     

miércoles, 14 de enero de 2015

El sentido de la vida (1)


La felicidad es como una mariposa.
Cuanto más la persigues, más huye.
Pero si vuelves la atención hacia otras cosas,
ella viene y suavemente se posa en tu hombro.
Viktor Frankl
La felicidad no consiste en adquirir y gozar,
sino en no desear nada,
pues consiste en ser libre.
Epicteto de Frigia
Volvía caminando a casa cuando escuche en una de las múltiples emisoras o altavoces que se escuchan en la calle una especie de discurso o sermón, que hizo que me detuviera un momento para escuchar de qué iba, porque lo primero que escuché captó mi atención. Decía alguien que parecía ser un guía religioso: “El sentido de la vida solo es hacer felices a los demás. Los que tienen esto claro y lo practican son tan o más felices que aquellos a los que ellos intentan hacer vivir la felicidad”.
Seguí caminando con varias preguntas, relativas a la vida, en mi mente: ¿Cuál es el sentido de la vida?, ¿Cuál es el sentido de mi vida?, ¿Cuántos habrán conseguido crecer a mi lado, y cuantos se habrán sentido desdichados?, ¿Estaré viviendo según lo previsto?, ¿Realmente habrá algo previsto? Si hecho la vista atrás tengo la sensación de haber vivido cuatro o cinco vidas en esta misma vida. Puede servir como ejemplo los veintitrés cambios que he hecho de vivienda, aunque esto, visto así, bien podría únicamente representar que me gusta el cambio. Y si, realmente me encantan los cambios, aunque creo que también han existido mudanzas internas.
 
Son muchas las veces que me he preguntado que hago aquí. La vida siempre me ha parecido tonta y aburrida, a pesar de vivir intensamente, y no solo ahora, sino a lo largo de muchas etapas de mi vida. Pero la vida, por muy intensa, emocionante y llena de contenido, que sea, el saber de ella que no es más que una ilusión y que puede acabar en cualquier instante, hace de ella, según mi parecer, algo dual: Disfruto de ella, pero me gustaría quemar las etapas rápidamente para encontrarme al otro lado. Si, ya sé que la vida es una elección y que es a través de ella como vamos a aprender a amar y a alcanzar la unión con Dios, pero eso no quita que en mi mente aparezca de vez en cuando el pensamiento de ¿Qué hago aquí?
La frase de que el sentido de la vida es intentar hacer felices a los demás, se puede quedar, y de hecho se queda, en eso, en una frase bonita, porque la inmensa mayoría de las personas no piensan en hacer felices a los demás, (con la excepción, lógica, de alguno de sus seres queridos), únicamente buscan ser felices ellos, pero no saben como, y eligen un camino equivocado, que no solo no les acerca a la felicidad, sino que cada vez les separa más de ella.
El mejor sentido que le podemos dar a la vida es precisamente hacer felices a los demás. Es la mejor manera de conseguir la propia felicidad, pero ¿Cómo se hace para que los demás sean felices? Indiscutiblemente se consigue prestando atención a la vida, y aplicando la mejor de las medicinas: No desees para nadie aquello que no deseas para ti. Respeta como a ti te gustaría ser respetado, escucha como a ti te gustaría ser escuchado, agradece como a ti te gustaría que te agradecieran, ayuda como a ti te gustaría ser ayudado, sonríe, se honesto, cumple tu palabra, y sobre todo ama, ama por encima de todo.
Es difícil, lo sé, pero es más fácil alcanzar así la propia felicidad, que esperando que se infle la cuenta corriente. Y una buena manera de comenzar es intentarlo en el propio entorno, en la familia, en el trabajo, con los amigos.
Suerte. ¡Que seas muy feliz, haciendo felices a todos los que te encuentres!

 

lunes, 12 de enero de 2015

El sentido de la vida


Perlas para el alma
 

El sentido de la vida solo es hacer felices a los demás. Los que tienen esto claro y lo practican son tan o más felices que aquellos a los que ellos intentan hacer vivir la felicidad.

martes, 25 de noviembre de 2014

Compañero de viaje


Perlas para el alma
 

Dios no nos guía, pero comparte con nosotros nuestro camino, y nos está esperando al final de nuestro viaje en la vida.

El diario de Patricia (8)


Tiempo de enamorarse
Si  algo me ha enseñado esta maestra llamada enfermedad es eso de que “el mejor día es hoy”, que aun respiro, que aun puedo amar y sentir las maripositas en el estomago, hoy puedo conversar con la luna y contarle que estoy enamoradilla, pero bueno, no parece el amor de mi vida, ni espero que lo sea, es solo que de vez en cuando todos necesitamos de los sueños para sentirnos vivos, el amor es un sentimiento que puede elevarnos hasta las nubes.
Hablo de un amor puro, alguien que te inspira superarte, más que amor lo llamaría admiración, la forma como me habla, como habla a todos.
Hoy como siempre estoy pensando en el, parece absurdo que con mi problema busque complicarme más la vida porque sé que el amor tal como lo conocemos los humanos, tarde o temprano, se convierte en dominación y uno va a querer dominar al otro, ahí es donde surge la dependencia emocional y ya se sabe que siempre, o el uno o el otro, ama más, y así en nombre del amor hasta hay crímenes, nada más absurdo y bajo que matar a alguien porque no te ama.
Han pasado cuatro semanas desde que le vi por primera vez en esta vida, porque estoy segura que lo conozco de otra vida, lo siento, no les voy a decir que es mi alma gemela porque no lo siento así, verlo fue como una de esas películas en la que parece que el tiempo se detiene. En esta vida me toco ser su paciente, me hizo sentir cosas que creía que estaban muertas. Como dice una canción ”no pensé volver a enamorarme otra vez”, no es que quiera ser su pareja o algo así, para nada, solo quiero darle una ilusión de este tipo a mi vida, aunque sé que no soy correspondida, o eso parece, bueno poco importa total las relaciones hombre mujer tal como  las conocemos en esta dimensión de tiempo y espacio siempre acaban mas tarde o más temprano ya sea por “cachos” o por la implacable muerte, siempre acaban, por eso les digo, si ven una cosa tan interesante como yo lo vi, tan bonito, tan perfecto para mí, no desaprovechen la oportunidad, si puede surgir el amor es un signo de que están vivos. Si aun pueden sentir como su corazón se acelera al verlo, y que si tienen Parkinson aun tiemblan mas, eso es amor. Como dice Osho elijan ser una flor, ábranse al amor, elijan ser una flor en vez de una semilla, puede que corran más riesgo, el sol puede quemar muy fuerte, un viento brusco puede arrancarle los pétalos, a la flor le puede ocurrir de todo, pero tiene aroma, está viva, baila con el viento acompañando al sol, a la luna y a las estrellas, pero corre el riesgo, que mas da, la vida es riesgo.
No se si quiero jugar el juego del amor. No lo sé, es un juego en el que siempre he estado del lado del que ama más, y por ende, la que pierde más, y así es desde la primera vez que sentí atracción por un jovencito a los trece años.
Desde esa edad creí estar enamorada una y otra vez, y juré que era la última vez que lloraba por algún “típico macho”, pero como buena taurina terca, siempre me han gustado los tipos rebeldes, tipo hippie.
Y no digo que los hippies estén mal, pero ellos tienen otra forma de ver la vida, muchas veces incomprendidos por su imagen exterior, parecen loquillos, pero son realmente sensibles, con su propia filosofía de vida. Les estoy hablando de 1999—2000  cuando era  una más del mundo. Conocía las discotecas de moda, eran buenos tiempos, pero solo socialmente porque  espiritualmente “cero”. ¿Saben que es lo que más extraño de esos tiempos?, bailar, me encantaba.
No les voy a decir que era una gran bailarina, no lo era. Recuerdo una noche que salimos a bailar con mi mejor amiga, amiga que unos años atrás había sufrido una caída, y debido a ella se rompió el hueso del pie, lo recuerdo claramente. Bailamos tanto que al día siguiente mi amiga no pudo caminar del dolor de su pie, y su hermana nos dijo: ”Hasta qué extremo llegan ustedes”, nosotras solo reímos.
Antes había un festival, el festival de la cerveza, y recuerdo que fui a todos. No sean mal pensados, era un festival de conciertos de cantantes organizado por una cervecería. Eran tres días de música, tres días de de rock.
Les cuento que una vez me fui sola a un festival. Había quedado con mi mejor amiga, pero no nos encontramos, pude haberme ido a casa pero no, hice mi cola sola, entre sola  y me uní a dos chicas que habían ido solas que me ayudaron a buscar a mi amiga. La encontramos, claro está era otra época, a veces siento como que todo fue un sueño y que toda la vida no es más que un sueño, y además un sueño muy fugaz.
Nunca tuve una relación seria, seria hasta el punto de venir a mi casa y presentar a mis padres. No, los míos fueron amores de verano o de primavera. Pero tengo muy bellos recuerdos que llevo en mi corazón que me ayudan a vivir.
Hace más de tres semanas que no volví a ver al joven que me gustaba, digo gustaba en tiempo pasado porque ahorita, hoy por hoy, ya no me gusta y es que para que alguien te atraiga debes verlo, al menos, un día a la semana. No entiendo a los ciber-enamorados, bueno, a decir verdad si los entiendo porque hace como ocho años atrás tuve uno de esos por internet.
Lo conocí en una sala de esas de amigos, no le dije nunca nada de mi mal porque quería vivir paralelamente como un juego, además no quería espantarlo, era un colombiano muy guapo según la cámara web, que más que nada buscaba amigas, pero claro, yo me enamore de un rostro con barba, labios gruesos y ojos grandes color café,  como en esa época tenia internet en casa estaba casi todo el día en la compu rogando al cielo que entrara a chatear. Ahora me pregunto si era yo la misma. Suena tan absurdo enamorarse de una imagen con palabras que podía ser verdad o mentira, pero en ese momento fue tan real el sentimiento a ese ideal que yo me había inventado. Fue una ilusión ahora lo veo claro.
En una de nuestras charlas me contó que estaba enamorado de una compañera de trabajo, lo recuerdo como un hombre sincero que pudo mentirme, valoro su sinceridad y como en ese momento creía amarlo, lo deje libre. Si puede ser feliz, mejor dejarlo. Así debiera ser el amor. Si la otra persona ya no siente todo lo que sentía al inicio, se debería dejarla partir para que busque el amor, aunque eso al principio puede ser muy doloroso, porque siempre que se cree amar uno se apega a la otra persona. 
Supongo que es por lo mismo porque uno cree amar, pero no es más que un afán egoísta yi obsesivo en muchísimos casos. Egoísta porque a la”persona que cree amar” lo quiere para ella solita y apenas se le acerca un posible rival, aparecen los celos. Pero  eso no es amor, es poner a esa persona a nivel de un objeto, porque solo un objeto se puede poseer y para que no mire a nadie, ¿Qué hacer?, ¿Vendarle los ojos al salir a la calle? o  piensas controlar incluso los pensamientos. Eso es imposible, es un desgaste de energía además de una pérdida de tiempo.
En lo obsesivo no puedo decir mucho, nunca lo experimente, y solo cuando estaba sana tenía una filosofía muy loca, típica de la adolescencia, y por cierto muy egocéntrica. Decía: ”A quien le gusto fantástico, a quien no también fantástico. Si no te gusto no hay ninguna razón para que me gustes y es lo malo de estar sana, te crees invencible, crees  que a ti nunca te va a pasar nada. Me sentía superpaty, ahora solo ahora, valoro y extraño ese cuerpo ágil y audaz que subía y bajaba los cerros. Pero superpaty aun está ahí, solo que ahora perdió sus poderes, no, mentira. Nunca va a morir superpaty solo que ahora  está esperando un milagro y como dijo mi amiga Lulu: “La esperanza siempre existe”.
Ya nos pasamos a otro tema. Estábamos en el amor humanoide, que huele a celos, dependencia, sentido de posesión, yi no es una crítica es la pura verdad.
Como lo dije anteriormente estaba enamoradilla, digo estaba, porque ya se me paso, así como vino de la nada, se fue a la nada, sin dolor, dejé que se fuera pues ya tenía  pareja, no me lo dijo, pero la vi un día en su consultorio. Es linda y parece buena persona, me sonrió, me alegre por él, quiero que sea muy feliz aunque sea lejos de mi.
Es en momentos como este cuando siento mi mal. Porque no creo equivocarme, pero sé que no hay hombres suficientemente valientes que estén dispuestos a asumir estar conmigo en las buenas y en malas, y los entiendo. Si para mí fue difícil asumir, imagino que para otra persona también lo será, asumir mis limitaciones.
            Una de las peores cosas de este mal es la comunicación. Hay gente que no me entiende nadita, los hay que me entiende poco, que son aquellos con los que hablo cada cierto tiempo. Pero existe una persona en el planeta tierra que entiende mi idioma, una mescla de chino mandarín con ruso: Mi mama, mi mejor amiga.