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miércoles, 14 de enero de 2015

El sentido de la vida (1)


La felicidad es como una mariposa.
Cuanto más la persigues, más huye.
Pero si vuelves la atención hacia otras cosas,
ella viene y suavemente se posa en tu hombro.
Viktor Frankl
La felicidad no consiste en adquirir y gozar,
sino en no desear nada,
pues consiste en ser libre.
Epicteto de Frigia
Volvía caminando a casa cuando escuche en una de las múltiples emisoras o altavoces que se escuchan en la calle una especie de discurso o sermón, que hizo que me detuviera un momento para escuchar de qué iba, porque lo primero que escuché captó mi atención. Decía alguien que parecía ser un guía religioso: “El sentido de la vida solo es hacer felices a los demás. Los que tienen esto claro y lo practican son tan o más felices que aquellos a los que ellos intentan hacer vivir la felicidad”.
Seguí caminando con varias preguntas, relativas a la vida, en mi mente: ¿Cuál es el sentido de la vida?, ¿Cuál es el sentido de mi vida?, ¿Cuántos habrán conseguido crecer a mi lado, y cuantos se habrán sentido desdichados?, ¿Estaré viviendo según lo previsto?, ¿Realmente habrá algo previsto? Si hecho la vista atrás tengo la sensación de haber vivido cuatro o cinco vidas en esta misma vida. Puede servir como ejemplo los veintitrés cambios que he hecho de vivienda, aunque esto, visto así, bien podría únicamente representar que me gusta el cambio. Y si, realmente me encantan los cambios, aunque creo que también han existido mudanzas internas.
 
Son muchas las veces que me he preguntado que hago aquí. La vida siempre me ha parecido tonta y aburrida, a pesar de vivir intensamente, y no solo ahora, sino a lo largo de muchas etapas de mi vida. Pero la vida, por muy intensa, emocionante y llena de contenido, que sea, el saber de ella que no es más que una ilusión y que puede acabar en cualquier instante, hace de ella, según mi parecer, algo dual: Disfruto de ella, pero me gustaría quemar las etapas rápidamente para encontrarme al otro lado. Si, ya sé que la vida es una elección y que es a través de ella como vamos a aprender a amar y a alcanzar la unión con Dios, pero eso no quita que en mi mente aparezca de vez en cuando el pensamiento de ¿Qué hago aquí?
La frase de que el sentido de la vida es intentar hacer felices a los demás, se puede quedar, y de hecho se queda, en eso, en una frase bonita, porque la inmensa mayoría de las personas no piensan en hacer felices a los demás, (con la excepción, lógica, de alguno de sus seres queridos), únicamente buscan ser felices ellos, pero no saben como, y eligen un camino equivocado, que no solo no les acerca a la felicidad, sino que cada vez les separa más de ella.
El mejor sentido que le podemos dar a la vida es precisamente hacer felices a los demás. Es la mejor manera de conseguir la propia felicidad, pero ¿Cómo se hace para que los demás sean felices? Indiscutiblemente se consigue prestando atención a la vida, y aplicando la mejor de las medicinas: No desees para nadie aquello que no deseas para ti. Respeta como a ti te gustaría ser respetado, escucha como a ti te gustaría ser escuchado, agradece como a ti te gustaría que te agradecieran, ayuda como a ti te gustaría ser ayudado, sonríe, se honesto, cumple tu palabra, y sobre todo ama, ama por encima de todo.
Es difícil, lo sé, pero es más fácil alcanzar así la propia felicidad, que esperando que se infle la cuenta corriente. Y una buena manera de comenzar es intentarlo en el propio entorno, en la familia, en el trabajo, con los amigos.
Suerte. ¡Que seas muy feliz, haciendo felices a todos los que te encuentres!

 

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