Ustedes
creen que ante el sufrimiento de otro ser humano, y más si ese ser humano tiene
algún vínculo familiar o de amistad con ustedes, lo que se ha de hacer es
acompañar en el sufrimiento a esa persona. Hasta aquí es correcto, con matices,
ya que se ha de acompañar en el sufrimiento a cualquier otro ser humano, y no
solamente cuando existe algún tipo de vínculo, se ha de acompañar siempre, con
vínculo o sin él, la incorrección estriba en la creencia de que la mejor manera
de acompañar al que sufre es sufriendo con él, y consolarle en su sufrimiento
desde el propio sufrimiento. Creen que cualquier otra cosa que no sea sufrir
con el que sufre es egoísmo, es deshumanizado.
Este es un
error común en todos los seres humanos, es un tremendo error. Si, se ha de
acompañar al que sufre, se ha de consolar al que sufre, pero no se ha de consolar
desde el sufrimiento, se ha de acompañar y consolar desde el Amor.
¿Se imaginan
ustedes si los que estamos acompañándoles desde el otro lado de la vida
sufriéramos con el sufrimiento de cada uno de ustedes?, ¿Se imaginan ustedes a
Dios sufriendo? Dios solo Ama, y todos los que estamos a este otro lado
también, solo amamos. Y es desde nuestro infinito Amor hacia ustedes que
esperamos que nuestra inspiración les llegue para que comprendan la inutilidad
de su sufrimiento.
Necesitan el
sufrimiento para crecer, ya que si todo les va bien no aprenden, y están dentro
de un cuerpo, única y exclusivamente para aprender, pero no es necesario que se
regodeen en ese sufrimiento. Si la razón del sufrimiento acaece en un instante,
no necesitan mantener en su mente el recuerdo de ese dolor, porque lo único que
consiguen es más dolor, y el sufrimiento acaecido en un instante no es para que
ustedes acumulen dolor y sufrimiento inútil, es para reajustar su vida desde
ese sufrimiento con la nueva lección aprendida, porque ¿Para qué mantener el
sufrimiento?, además de inútil es muy monótono, imaginen ustedes que para
aprender una lección, sus profesores les repiten lo mismo una y otra vez, así un
día tras otro. Es lo que hacen ustedes.
Cada momento
de sufrimiento es, para ustedes, una nueva oportunidad para aprender a amar, nada
más, no la desaprovechen.
Escuchen a
sus hermanos, a todos aquellos que habiendo recibido y aceptado nuestro hálito
de amor han levantado su brazo con una luz en la mano para indicarles cuál es
el camino, y alumbrar, sobre todo, en esos momentos en los que ustedes con su
sufrimiento se adentran voluntariamente en un túnel de tinieblas. Escúchenles
cuando les dicen que han de realizar un viaje, el viaje más corto, pero más
importante de su vida, el viaje que les va a llevar desde la mente al corazón,
el viaje que les va a permitir dejar de pensar en su dolor, el viaje que les va
a permitir aprender a amar.
Escúchenles,
realicen ese viaje y amen, sufrir no les sirve de nada.
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