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martes, 12 de enero de 2016

Imagina


No existe realidad que no esté teñida de utopía

Imagina un mundo en el que todos pensaran, hablaran y actuaran como si la persona que estuviera delante fuera ella misma.
¿Qué ocurriría? Pues que no existiría el mal en el mundo. No existiría el conflicto. No existirían las guerras. No existiría el hambre. No existirían los asesinatos. No existirían las agresiones. No existirían los maltratos. No existirían las discriminaciones. No existiría la desigualdad. No existiría la mentira. No existirían los separatismos. No existirían naciones. No existirían religiones. No existiría la envidia. No existiría el odio. No existiría el rencor. No existiría la ofensa. No existiría la confrontación. No existiría la crítica.


Solo existiría el amor. Es cierto que no sería un amor desmedido porque tampoco es que nos amemos en exceso a nosotros mismos, pero no nos haríamos sufrir, el mundo sería distinto, ya que permaneceríamos de manera permanente con la mano tendida para ayudar al otro.
Alguien puede pensar que esto es una utopía. No lo es. Dentro de miles o de millones de años será así. Para que eso llegue posiblemente tengamos que vivir cientos o miles de vidas más cada uno de nosotros, sufriremos lo indecible odiándonos, matándonos, pisoteándonos, y además lo repetiremos muchas veces con los mismos protagonistas.
No merece la pena repetir tanto dolor y tanto sufrimiento. Cuanto antes abramos los ojos, antes dejaremos de sufrir. Piensa, habla y actúa como si el enemigo irreconocible que esta frente a ti fueras tu mismo. Si ambos hacéis  lo mismos en poco tiempo vuestra postura será la misma, en poco tiempo habréis quemado vuestras banderas, en poco tiempo habréis enterrado las religiones, en poco tiempo habréis borrado las fronteras, en poco tiempo estaréis hablando la misma lengua, en poco tiempo habréis convertido el odio en comprensión, y en poco tiempo más convertiréis esa comprensión en Amor.  


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