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sábado, 21 de enero de 2023

Bajar al corazón

            


          Siempre es un buen momento pasa subir a ese ascensor que permanece estacionado en la mente y accionar los mandos para bajar al piso del corazón.

Una vez que el ascensor se ha detenido, puedes quedarte a vivir en él, con todas las consecuencias, que no son otras que entregarse a los demás, completamente, y recibirlos como son, como ángeles, como hermanos, sin querer cambiarles porque son perfectos.

Están ahí, tal como ellos han elegido ser, para realizar su trabajo y ayudar a los que se encuentran en su camino a realizar el suyo. No hay que tratar de cambiarlos porque se estaría actuando en contra del Plan Divino.

Es cierto que, a veces, más que ángeles y más que hermanos pueden parecer demonios y enemigos. No hay que cambiar la estrategia. Lo que procede, en esos casos, es bendecirles y no frecuentarles.

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