Querido hijo:
Tienes toda la razón
cuando dices que la mente humana no está capacitada para entender todas las
respuestas, sobre todo aquellas que no tienen relación con la materia, que
están fuera del espacio conocido o que no pueden ser medidas con un reloj de
tiempo porque su medida siempre es “ahora”.
Sé de tu afán por
saber y conocer que hay al otro lado de la vida, pero…, contesta una pregunta,
¿para qué te serviría ese saber? ¿Tú crees que conocer las actividades que
realiza el alma cuando se encuentra en el espacio “entre vidas”, sería de
utilidad para tu trabajo en la materia?, ¿te ayudaría a tener más paciencia?,
¿cambiarían en algo tus terapias?, ¿cambiarías la receta de los garbanzos?
Yo voy a contestar,
por ti, esas preguntas: No te serviría para mejorar en las actividades que
realizas en la materia. Entonces, si no lo vas a entender y no te va a ser
útil, ¿para que insistir? Olvida el tema y enfócate en lo que, además de
conocido, es imprescindible para tu crecimiento y tu desarrollo espiritual.
Has podido comprobar
que es muy fácil contactar conmigo cuando estás en meditación.
Percibir mis señales
es muy sencillo, sólo tenéis que permanecer en silencio, sólo tenéis que
atravesar el espacio que existe entre vuestro pensamiento y vuestra sensación,
sólo tenéis que aparcar el pensamiento y centrar la atención en el corazón. Ahí
vivo Yo en nosotros. Y para llegar no vale escuchar discursos llenos de amor,
ni asistir a misas donde se hable de Mi. El ser humano ha de encontrarme en
solitario. Sin embargo, así como no vais a salir en la búsqueda de un tesoro si
no se sabe que existe, habéis de tener el pleno convencimiento de que Yo habito
en nuestro interior para establecer contacto.
La vida es una escuela
en donde cada persona elige las materias a estudiar. Yo os he dejado elegir
libremente las asignaturas. Pero al final de la “carrera” hay una tesis
obligada: “Encontrarse conmigo”. Para la realización de la tesis no está
establecido que haya que estudiar una vida o miles de vidas, se me puede
encontrar en un instante, o se puede tardar una eternidad. No me busquéis en el
cielo, ni en las iglesias. Buscarme en vuestro interior, porque mientras no me
encontréis en vosotros, permaneceréis en la vida repitiendo curso una y otra
vez.
Sois libres, tenéis
capacidad de elección, pero pocos son los que eligen lo bueno. Casi todos elegís
sufrir, elegís el miedo, enfadaros con vuestros hermanos, elegís la ansiedad, la
tristeza, la enfermedad, el dolor, la soledad.
Con lo fácil que es cambiar el punto de mira, recorrer el camino que os
separa de vuestro corazón y elegir la felicidad, elegir la alegría, elegir el
Amor.
Permíteme hablarte un
poco más del poder de elección que os he dado.
Continuará.......
(Del libro Cartas a Dios de Alfonso Vallejo)
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