El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




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miércoles, 8 de mayo de 2024

En búsqueda de la felicidad

 


Los seres humanos, en su búsqueda constante de satisfacción, a menudo intentan llenar sus vacíos espirituales con bienes materiales. Con un afán casi frenético, recorren un sendero que parece no tener destino, una ruta que los lleva a un punto muerto donde la felicidad sigue siendo una ilusión inalcanzable. Se preguntan por qué la alegría les es esquiva, si aparentemente poseen todo lo que desean. Pero la realidad es que carecen de lo esencial.

Les falta comprensión, una comprensión profunda de su verdadera naturaleza y propósito en la vida. No se trata solo de acumular riquezas o logros, se trata de conocerse a sí mismos, de entender sus pasiones, sus miedos, sus verdaderas aspiraciones.

Les falta fe, la fe en la posibilidad de transformación personal, en la idea de que pueden evolucionar más allá de sus circunstancias actuales.

Les falta voluntad, la fuerza de voluntad necesaria para emprender el arduo viaje del autodescubrimiento y el cambio personal.

Y, por último, les falta paciencia, la paciencia para perseverar a través de los desafíos, para esperar con tranquilidad y confianza los frutos de sus esfuerzos.

La sociedad moderna nos bombardea con el mensaje de que la adquisición de objetos es sinónimo de progreso y felicidad. Nos convencen de que el próximo dispositivo, el coche más nuevo o la casa más grande nos proporcionará la plenitud que anhelamos. Sin embargo, este es un espejismo que nos aleja de la riqueza verdadera que reside en las experiencias humanas auténticas: las relaciones significativas, los momentos de quietud y reflexión, la apreciación de la belleza natural y el arte.

Para alcanzar un estado de auténtica felicidad, debemos mirar más allá de lo tangible. Es imprescindible cultivar nuestro jardín interior, alimentar nuestro espíritu con sabiduría, compasión y gratitud. Solo entonces podremos comenzar a entender que la felicidad no se compra, se construye día a día con cada pensamiento consciente, con cada acto de bondad, con cada paso hacia el autoconocimiento.

Por lo tanto, lo que, realmente, nos falta no es algo que se pueda adquirir con dinero. Es un tesoro que se encuentra en el interior de cada uno, esperando ser descubierto a través de la introspección y el crecimiento personal. Es el viaje más desafiante y gratificante que uno puede emprender, y es accesible para todos aquellos que tienen el coraje de buscarlo.


miércoles, 4 de mayo de 2016

Caminando......, caminando hacia Dios (1 de 2)

¿Por qué he de preocuparme? 
No es asunto mío pensar en mí. 
Asunto mío es pensar en Dios. 
Es cosa de Dios pensar en mí.
Simone Weil
        
A los seres humanos aunque no nos gustan los exámenes sí que nos gustan las evaluaciones, o sino las evaluaciones como tal, si nos gusta que alguien nos confirme si estamos en el camino correcto, si hemos avanzado un tramo importante, y si además nos dijeran que hemos adelantado a “fulanito”, ya sería increíble.

Pero no, en esta carrera que todos compartimos de volver al seno de Dios, no hay evaluadores, no hay adversarios, no hay meta, solo hay destino. El estudiante y el adversario, el evaluador y el evaluado son la misma persona, es uno mismo. Esta es una carrera contra nosotros mismos, este es un camino de soledad, es un trabajo de valientes, es una lucha contra un enemigo invisible, es un camino interminable para una sola vida, es un sendero lleno de recovecos, es una guerra sin cuartel, unas veces dura y otras menos dura, pero siempre reconfortante, porque aunque de la sensación de que no se avanza o que incluso hay días o temporadas en los que parece que se retrocede, no es tal, siempre se avanza, aunque no se sienta.


El camino que nos conduce a Dios parece sembrado de obstáculos, pero todos son superables, y en cada posta vamos recibiendo regalos, vamos recibiendo dones que son producto del propio crecimiento. Es posible que no se sea consciente de los dones que se van recibiendo, pero solo es por una razón: Se recibe el regalo o el don cuando la persona ha dejado de desearlo, cuando no lo espera y para ella la obtención de ese don es una consecuencia lógica y conocida.

Vamos por un momento a utilizar la imaginación. Imagina que la distancia que nos separa de Dios es cuantificable en un millón de kilómetros. Imagina también que cada kilómetro se corresponde con una determinada vibración de la energía, más rápida y más sutil cuanto más cerca de Dios, (esto es realidad), y más lenta y pesada cuanto más cercana a la materia, (esto también es real). Imagina que una persona que vive una vida total y absolutamente material, sin tener ningún tipo de conocimiento, y que ni tan siquiera sabe de su divinidad, ni por equivocación cree en ella, y tampoco sabe el papel que está representando en la materia, se encuentra en el kilómetro cero, es decir un millón de kilómetros separada de Dios. Imagina, por el contrario, que una persona que se encuentre en su última vida de encuentra solamente a cien kilómetros de Dios.

En la energía se encuentra todo el conocimiento. Imagina que podemos cuantificar ese conocimiento de cero a mil. Cero es el conocimiento que se encuentra en la energía que compone la materia, y mil es el conocimiento de Dios.

Según se avanza por el camino que conduce directamente a Dios, va cambiando la vibración, se va acelerando, se va volviendo más sutil, con la consecuencia lógica de acceder al conocimiento disponible en esa vibración. De ese conocimiento el caminante puede ser consciente de varias maneras: Puede comenzar a ver otras energías, puede comenzar a oír las voces de sus maestros y guías, puede tener sueños lúcidos, informativos y premonitorios, puede comenzar a tener certeza de cosas, que no sabe como las sabe, pero las sabe, puede sentir cada vez con más fuerza el estado físico, mental y emocional de las personas, puede volverse mucho más sensible a la energía que le rodea, se atreve a seguir con total confianza sus intuiciones porque tiene la seguridad de que son certeras, de la misma manera que su eficacia en las sanaciones, si es curador, se incrementa de forma exponencial, sabiendo las actuaciones que debe realizar el paciente para su sanación, o para su aceptación de la enfermedad.


¿Quiere decir que todos van a acceder a ese conocimiento? Si, con matices. Cualquiera que llegue a un nivel determinado de energía va a tener acceso a ese conocimiento, a esos dones, a esos regalos, a no ser que existan ciertas clausulas en su Plan de Vida que lo impidan, ya que el Plan de Vida es la auténtica hoja de ruta por la que se rige toda la vida en la materia.

Continuará.................


lunes, 25 de abril de 2016

Directos a la meta, sin peajes (1 de 2)

Existe algo mucho más importante
que una mente vacía de pensamientos,
y ese algo es una mente con un pensamiento único,
el pensamiento de Dios.

         Seguro que nadie duda ya de esa parte del Principio de Vibración que dice que “Energías iguales se atraen”, y es este principio la base de prácticamente todos los cursos, talleres, técnicas y métodos de crecimiento, de expansión de la conciencia, de construcción del carácter, de espiritualidad y sanación. Aprendemos a meditar para tratar de vaciar la mente de tantos y tantos pensamientos negativos con los que convivimos sin ser realmente conscientes, para que no atraigan la miseria que estamos generando. Aprendemos técnicas para atraer aquello que deseamos, a base de generar pensamientos conscientes positivos hasta conseguir la emoción correspondiente. Realizamos talleres para aprender a liberarnos de nuestros miedos y de nuestras limitaciones, que son muchas. Asistimos a clases de yoga y similares para liberarnos del estrés y mantener la serenidad y la calma. Leemos ávidamente un libro tras otro con lo que nuestra sabiduría en temas de “espiritualidad” se incrementa después de cada lectura, pero sin hacer prácticamente ningún uso de esa sabiduría, salvo impresionar a los demás. Y es posible que con todo esto consigamos algunos pequeños éxitos, es posible que consigamos ganar alguna “batallita”: Que se serene un poco la mente, que consigamos algunas de las muchas cosas que deseamos, que desaparezca el terror a la muerte y hasta que consigamos vivir una vida más serena. Pero… ¿Nos podemos conformar con eso?, y ¿Por qué no intentamos ganar la “guerra”?


         Si nuestra vida se circunscribiera al espacio de tiempo transcurrido entre el nacimiento y la muerte, sería más que suficiente, ya que el único objetivo de la vida sería vivir bien, sería vivir una vida feliz, carente de problemas y preocupaciones, una vida en la que consiguiéramos satisfacer todos nuestros caprichos.

         Pero el espacio de tiempo que transcurre entre el nacimiento y la muerte solamente es una vida física, es como esa “batallita” que comentaba en el párrafo anterior. Nuestra vida abarca más, mucho más, muchísimo más, tanto como una eternidad. Esta es la auténtica “guerra”, y nuestro objetivo, no es vivir bien, o vivir una vida feliz, o conseguir nuestros caprichos. Nuestro objetivo es otro, nuestro objetivo es la unión con Dios, lo cual no quiere decir que tengamos que renunciar a esos pequeños placeres.

         Los cursos, talleres, técnicas y métodos de crecimiento y sanación, con los que nos movemos todos en la actualidad son una excelente herramienta para poder acercarnos a vivir una vida feliz, para ir vaciando la mente de pensamientos, incluso para realizar un tímido acercamiento a vivir una vida desde el corazón, una vida basada en el amor. Pero en caso de conseguirse, lo cual es bastante difícil para un porcentaje importante del total de personas que tratan de transitar por este sendero, puede ser válido para la vida actual, pero de poco alcance para nuestra eternidad, porque el aprendizaje del alma va a ser limitado, ya que se va a circunscribir a pequeñas ganancias, que si que vamos a mantener para nuestra siguiente vida, pero que nos va a obligar a volver muchas veces e ir caminando vida tras vida a paso lento.


         Y nuestro avance va a ser tan lento que nos va a obligar a encarnar un sin fin de vidas más, cuando podríamos intentar, incluso sin tantas técnicas, avanzar a paso ligero y recorrer en una sola vida tanto trayecto como veinte o treinta vidas con los pequeños aprendizajes anteriores.

Continuará....................

domingo, 28 de febrero de 2016

Yo sé..., y tú también sabes

           Yo sé que el cuerpo es capaz de sanarse a sí mismo de cualquier enfermedad y en un corto espacio de tiempo. Yo sé el cuerpo puede permanecer sano hasta la última etapa de su existencia. Yo sé que se puede ralentizar el deterioro que experimenta el cuerpo físico con el paso del tiempo. Yo sé que se puede influir tanto positiva como negativamente en la salud física, emocional y mental de otros. Yo sé que se puede vivir en paz cada día. Yo sé que se puede ser feliz de manera permanente. Yo sé que no hay que buscar porque lo tenemos todo. Yo sé que el pensamiento es creador y responsable directo de aprisionar y amordazar este conocimiento. Yo sé que soy Eterno, que soy Luz, que soy un hijo de Dios. Yo sé que sé todo lo que necesito saber y que tengo todo lo que necesito tener. Yo sé que la vida tiene un propósito completamente distinto del que la sociedad enseña. Y no solo lo sé yo, tú también lo sabes.




       Y también sé que para llevar a la práctica este conocimiento no es necesario retirarse del mundo y vivir en una cueva dedicado a la oración y la meditación. Sé que no es necesario ser ni un superhombre, ni un yogui, ni un meditador, ni un Maestro, ni un gurú. Sé que no es necesario comer sólo vegetales. Sé que no tengo que realizar ningún curso ni leer cientos de libros, salvo aquellos con los que disfrute. Sé que puedo llevar una vida completamente normal, sin renunciar a nada. Y no solo lo sé yo, tú también lo sabes.

Lo único, no solo necesario, sino imprescindible, para que todo esto se haga realidad es el Amor. Amar a todo y a todos comenzando por uno mismo es el verdadero y auténtico secreto, no hay otro. Todo lo demás son rodeos.

¿Por qué somos capaces de realizar un trabajo de atontamiento para atraer más dinero, algo que si se materializa va a durar como máximo esta vida, y no somos capaces de poner cada una de nuestras células a trabajar para que aprendan a Amar, que es algo que va a durar una eternidad, y nos va a dar de una sola vez, no solo dinero, sino la felicidad total y absoluta?

¿Cómo hacerlo?: Amando. A Amar se aprende amando, de la misma manera que a cocinar se aprende cocinando.

Sólo tenemos que Amar a todos, sean amigos, conocidos, desconocidos y hasta enemigos, de la misma manera que una madre ama a su bebé recién nacido.

Tú también sabes todo esto, y si no lo haces es porque la sociedad ha hecho muy bien su trabajo. Nos distrae, nos confunde, nos atonta. El demonio existe, pero no es un espécimen rojo con rabo y cuernos, es el conjunto de la sociedad liderada por las grandes fortunas, por los políticos, por el fútbol, por el sexo, por el dinero y el alcohol.

Libérate y Ama, todo llegará por sí solo.  
        
           

miércoles, 10 de febrero de 2016

Esos locos bajitos (y 2)

Si preguntamos a los papas que desean para ese bebé que está a punto de llegar a la vida, responderán que lo único que desean es que llegue sano. Ese es el primer deseo que tenemos todos los padres, y si se les pregunta cómo van a enseñar a vivir a ese bebé, se escucharán algunas respuestas distintas, pero las más coincidentes serán que quieren que su hijo sea feliz. Este también es el deseo de todos, la diferencia entre padres estriba en que es lo que conocen como felicidad.

Hasta aquí todo es correcto tanto para la sociedad como para el alma. Pero ahora que hablamos de alma tenemos que recordar que el bebé es un alma, que fuera de ese cuerpo de bebé no tiene edad y no existe ninguna diferencia con el alma de sus papas ni de ningún otro ser, esté encarnado o no.


Cuando en la noche la familia duerme y se encuentran las almas al otro lado de la vida repasando su vida en la materia, comprueban como va todo, donde están fallando, el porqué de cada reacción, cómo va el seguimiento de sus planes respectivos, y de su análisis vuelven con el propósito del alma de enmendar los errores o los fallos para volver al Plan original, pero al abrir los ojos el cuerpo tiene que cerrarlos el alma porque vuelve a su confinamiento, y encerrada entre las rejas del “yo” al alma no le queda más remedio que oír, ver y callar.

El alma del bebé ha organizado su Plan de Vida, como el resto de almas, y cuando llega a la vida se encuentra con sus papás, tal como los tres habían planificado, pero se encuentra con un problema, que no por conocido al otro lado de la vida, sea lo deseable, y es que la enseñanza para la realización de su principal trabajo, que es encontrar el camino para volver a Dios que es el Padre Eterno, no solo no se la van a impartir, sino que todas las enseñanzas van a estar dirigidas a alejarle aun más de ese camino, todas las enseñanzas van a estar dirigidas a enseñarle que su Padre Eterno es un Dios vengativo y castigador que le va a enviar a los infiernos si desobedece de pequeño, o si se masturba de mayor, todas las enseñanzas van a estar dirigidas a separarle del resto de almas, a separarle de Dios.

Si el alma del bebé y de los papas pudieran expresarse en la vida física con la misma libertad que lo hacen en la vida astral, cambiarían de un plumazo su concepto de felicidad, y dejarían de buscarla en la materialización de sus deseos para encontrarla en su interior, en su conexión con el alma, en acallar al “yo” para que hable el alma, en liberar al alma de su encierro para que sea la que dirija la vida ya que es ella quien sabe lo que se necesita para conseguir la felicidad.

Para esto hay que dar un ligero giro a las enseñanzas que va a recibir ese bebé, sin olvidar que somos dos en uno: “SER y HUMANO”. Por lo que no podemos, ni debemos olvidar que somos humanos, pero si es imprescindible empezar a recordar que somos espíritus con el ansia de volver a Dios.

La enseñanza para desenvolverse en la Tierra ha de mantenerse, con los matices que la educación comporta según el país o según la creencia. Entre los matices sí que habría que sustituir la competencia por la colaboración, habría que añadir el respeto, habría que adecuar la enseñanza a la edad del niño, y recordar que el trabajo de un niño es jugar y que aprende jugando, respetando siempre su proceso de desarrollo. Metodologías tipo colegios Waldorf o Montessori, parecen las más idóneas para esto. Desde luego pagar miles de dólares para escolarizar a un niño en un colegio en que le enseñan miles de cosas no parece que sea el mejor camino para llegar a Dios, aunque el colegio sea dirigido por religiosos, ya que ellos son precisamente los que van a condenar a ese niño a la frustración en la vida y al infierno en la muerte, si no sigue sus normas.

Pero a la vez que se realiza la enseñanza para desenvolverse en la materia ha de existir una nueva enseñanza: la búsqueda interior, la búsqueda de Dios, escuchar al corazón y vivir desde el alma, a través de la mejor herramienta conocida hasta la fecha: la meditación, porque enseñar a meditar a un niño con cinco, seis o siete años, es garantizar un adulto mentalmente sano, es inculcar un hábito que será tan normal como lavarse, almorzar o ver la tele, es inculcar las creencias de Dios, desde la perspectiva de que Dios es Amor, es enseñarles desde pequeños que todos somos hermanos, y no enseñarles a competir, es ayudarles a madurar el carácter, es enseñarles a crecer y no sólo a envejecer, es enseñarles a amar, es enseñarles realmente a vivir, es enseñarles a vivir en Dios.

Con muy pocas generaciones el mundo sería mucho mejor. Conseguiríamos hacer un mundo más equitativo, un mundo en el que no importe ni el lugar de nacimiento, ni la raza, ni las creencias, ni el sexo. Un mundo en el que todos sus habitantes tengan las mismas oportunidades de acceso a las riquezas del planeta, a la educación, a la sanidad. Un mundo en el que todos sintamos alegría por ver la felicidad de otro ser humano, un mundo en el que sintamos a nuestro prójimo como nuestro hermano. Un mundo lleno de Amor.

domingo, 3 de enero de 2016

Guerreros de Luz (Integrar el ser en lo humano)


            Sabemos que lees mucho de casi todo: Libros de crecimiento, de física cuántica, de meditación, de filosofía, de metafísica, de teosofía, lees la vida de los grandes seres espirituales, lees sus obras. Sabemos que también realizas prácticas de yoga, o meditación, o asistes a meditaciones grupales o a conferencias que tocan tu alma, sabemos que sientes el amor en el abrazo de Amma, sabemos que te indignan las injusticias, las guerras y sus consecuencias, sabemos que te emocionan ciertos sucesos en los que se ven involucrados niños, ancianos o personas discapacitadas, sabemos de tu amor por los animales, sabemos de tu devoción por ciertos Maestros. Sabemos esto y mucho más.
            Pero sabemos también que aun te identificas plenamente con tu parte humana, material, caduca, y que no actúas prácticamente desde tu alma, desde tu parte divina, ya que sino, ¿Qué hay de la lectura de tu corazón?, ¿Qué hay de la lectura de tus emociones?, ¿Qué hay de tu impaciencia?, ¿Qué hay de tu soberbia, de tu orgullo, de tu vanidad, de tu arrogancia?, ¿Qué hay de tu miedo a la enfermedad,  o a la muerte, propia o de tus seres queridos?, ¿Qué hay de tus celos?, ¿Qué hay de tu afán por impresionar a los demás?, ¿Qué hay de tu carrera en pos del éxito?, ¿Qué hay de tus criticas, de tus juicios, de tu intolerancia, de tu discriminación?, ¿Qué hay de tu mal humor, de tu rabia, de tu envidia?, ¿Qué hay de tus preocupaciones y de tus deseos?, ¿Qué hay de tus mentiras y de tus medias verdades?, ¿Qué hay de tus adicciones y de tu afán por seguir los cánones de la moda?
            A pesar de las lecturas, a pesar de las prácticas y de esas emociones positivas más o menos desbordadas, es muy posible que aun te encuentres lejos de la integración de tu cuerpo y de tu alma, de la integración del ser y del humano. Es posible que a pesar de que en las lecturas, en las prácticas, en los talleres, en las conferencias o en las terapias, leas, escuches y a veces, hasta llegues a sentir que eres un alma, que eres espíritu, que eres energía, que eres grande, que eres Hijo de Dios, aun sientes y actúas solo desde el cuerpo.
            Y ¿A qué estás esperando para integrar todo eso que estás aprendiendo, o mejor recordando?, ¿A un nuevo libro?, ¿A un nuevo desengaño?, ¿A un nuevo intensivo?
            No pierdas más tiempo, ¡hazlo ya!, no necesitas aprender más, lo sabes todo.


            Seguro que has leído y escuchado cientos de veces como hacerlo. Por si no lo recuerdas te damos algunas pautas. La primera es imprescindible, necesitas voluntad. Sin ella nada te sirve. Aunque tuvieras el conocimiento de Dios, (que lo tienes), sin voluntad es como si fueras la persona más ignorante del planeta.
            Así que si eres débil y te dejas arrastrar por la indolencia comienza por fortalecer esa parte de tu carácter. Es imprescindible para llegar a Dios.
            Mientras trabajas tu voluntad puedes responder las preguntas que aparecen en el segundo párrafo. Así podrás determinar las debilidades que acompañan a tu indolencia, ya que ellas solo son producto de tu parte humana.
            Llegar al ser, integrarse con el alma, se ha de hacer desde el cuerpo, ya que el cuerpo es nuestra herramienta de trabajo:
Mantén en tu mente el pensamiento durante todo el día, o el mayor tiempo que puedas, de que eres un Hijo de Dios, mantén en tu mente la idea de que tienes que actuar como tal, mantén en tu mente la idea de que eres un ser divino que temporalmente se encuentra en un cuerpo, y se consciente de cada pensamiento, de cada palabra, de cada emoción, se consciente de tus actos, y a continuación hazte las preguntas: ¿Pensaría Dios esto?, ¿Sentiría esto?, ¿Diría esto o actuaría de esta manera?
Si la respuesta fuera sí, no necesitarías ni hacerte la pregunta porque en los pensamientos, las palabras o las acciones concordantes con el quehacer de Dios, se siente una energía especial que te indica de antemano que estás en el camino correcto.

Si la respuesta fuera no, tienes que arreglarlo. Pide perdón por lo que has pensado, dicho o hecho, y permanece atento para que la próxima vez no te vuelva a suceder. De la misma manera si has descubierto alguna debilidad en ti, (seguro que tienes más de una), aplica también la atención y la voluntad para actuar con la virtud contraria, de momento de manera consciente, ya se encargará el inconsciente de aprender, lo va a hacer con la repetición, de la misma manera que aprendió el mal hábito.

La atención es tan imprescindible como la voluntad. Son las dos facultades esenciales del trabajo de integración, se necesitan la una a la otra, se complementan, de la misma manera que los procesos de la inspiración y la exhalación son fundamentales en la respiración.

Resumimos los pasos a dar:

-          Conocimiento de quien eres.
-          Voluntad para mantener en tu mente que eres Hijo de Dios.
-          Atención para observarte como observador imparcial.
-          Descubrir tus debilidades y aplicar la virtud contraria.
-          Perdón para todo aquello que sabes que Dios no haría.

Esto es más que un trabajo, es una lucha sin cuartel con el peor enemigo que puedes encontrar, tú mismo. Te vas a convertir en un guerrero, en un guerrero de la Luz. No desfallezcas, integrar el ser en lo humano es el camino que se ha de recorrer obligatoriamente para llegar a Dios. No es un trabajo para débiles de carácter, ni para perezosos o indolentes. Es para auténticos guerreros. Dejar a los débiles leyendo, asistiendo a cursos y conferencias, mientras vosotros, guerreros poderosos camináis con paso seguro en pos de Dios.

viernes, 11 de septiembre de 2015

El viaje del alma (1)


              Un día, sin saber muy bien por qué ni para qué, aparecemos en la vida. Ninguno de los que nos reciben saben absolutamente nada de nosotros, no saben quiénes somos, no saben de dónde venimos, no saben cuál es nuestra misión, no saben cuál es nuestro pasado, no saben cuál es la mochila kármica que traemos a la vida, no van a saber, por lo tanto, como tratarnos aparte de los cuidados físicos, y tampoco van a saber el porqué de nuestros miedos. No saben nada de nosotros, y ¿Cómo van a saberlo?, si tampoco saben de ellos mismos. Sólo saben que son felices, (lo que ellos consideran que es la felicidad, muy lejos de la auténtica felicidad), porque han sido bendecidos con un nuevo miembro en la familia.
            A partir de ahí, comienza para el recién nacido un nuevo periplo en la materia, una nueva andadura entre los mortales, una caminata por la vida, una más, en la que con un poco de suerte es posible que logre avanzar un paso en el kilométrico recorrido que le separa de Dios, que es su única meta. De hecho es su única misión: Llegar a Él. Y para realizar esa travesía necesitará de un vehículo que aunque conocido no es de uso frecuente, es el Amor.

            Si, el Amor, y es el Amor porque para avanzar por los intrincados caminos de la mente, para sortear los obstáculos que el propio ego va sembrando en la vida es necesario algo que sea capaz de disolver y limpiar los malos hábitos, los bloqueos y las negatividades que vamos acumulando vida tras vida, para dejar sin mácula cada rincón de los diferentes cuerpos del ser humano. Eso no lo consigue ningún detergente ni ninguna crema limpiadora, solo es posible tal limpieza con una energía poderosa, tan poderosa como lo es nuestra propia esencia. El Amor.
            El que viene tampoco sabe nada de esto. Y como en los primeros meses y años de vida aun vive entre dos mundos, con las memorias del otro lado intactas, es muy posible que en un primer momento ni tan siquiera le apetezca vivir. Se encontraba muy bien y muy cómodo allá, al otro lado, en su casa, y aunque su alma esta de completo acuerdo, el encontrarse constreñido en un cuerpo, sin previo aviso, para el ego es aterrador.
             ¿Qué se supone que va a ocurrir, a partir de ahora, con el nuevo ser que ha llegado a la vida?
            Pues no va a ocurrir nada que no sepamos. Crecerá y se hará una persona exitosa o no, feliz o no. Pero sea lo que sea, siempre estará disconforme con lo que tiene, y sea lo que sea siempre será criticado él y él mismo también se encargará de criticar, y se encargará de juzgar y se encargará de temer, en suma se encargará de todo lo contrario de lo que tendría que hacer: Se va a ocupar en gran medida para ser infeliz, cuando, paradojas de la vida, él querría ser feliz.
            Que ocurra esto, es normal, es lo conocido, y por ende lo esperado. Todos deseamos la felicidad para nosotros y para los más cercanos a nosotros. A los demás, son muchas las personas que piensan “que les parta un rayo, es su problema, no el nuestro”, y los que no piensan así, tampoco mueven un dedo para conseguir que los otros también sean felices. ¡Qué inmenso error! Si tuviéramos que elaborar una lista de errores de porque las personas no son felices, esta de “la separación” podría ocupar el primer lugar, incluso por delante del dominio de la mente.
Continuará………………
 

miércoles, 2 de septiembre de 2015

Yo creo que......


            “Yo creo que…”, es el inicio de una frase que utilizamos con frecuencia, porque todos y cada uno de nosotros tenemos nuestras propias creencias. Creencias que normalmente defendemos, a veces hasta levantando la voz, otros se enfadan y dejan de dirigir la palabra a otros que proclaman creencias diferentes, los hay que hasta llegan a matar por defender sus creencias, y a algunos de estos hasta les homenajean por su heroicidad.
            Antes de seguir quiero dar una sucinta pincelada de lo que es Dios. Dios Es, Dios es Todo, Dios es Uno, Dios es Unidad. Nosotros los seres humanos nos proclamamos y nos proclaman como Hijos de Dios, por lo tanto tener el mismo Padre nos hacer hermanos, nos hace Uno, nos une en Dios.
            Si Dios es Uno, la Verdad solo puede ser una, única. No puede haber dos verdades, ni medias verdades, ni verdades parciales, ni medias mentiras, ni verdades rosas, ni verdades amarillas, hay una Verdad y punto.
 
            Los seres humanos somos muy importantes, mucho más incluso que los que se “creen” el ombligo del mundo. Pero hay una gran diferencia entre la importancia real y la importancia “creída”.
Los que se saben importantes, muy pocos, posiblemente se puedan contar con los dedos de una mano, no tienen creencias, saben. Saben que son hijos de Dios, saben que todos somos lo mismo, saben que solo hay una Verdad y no creen otras verdades, saben que todos somos hermanos y respetan sus verdades y sus creencias, saben de la mutabilidad de todo lo que coexiste en la materia y esperan pacientes, porque el tiempo no importa para ellos, que regrese su hermano de su propia creencia.
Los que se “creen” importantes no se sienten unidos a nada, defienden su espacio y su creencia hasta con la vida, reniegan del resto de creencias, reniegan de su hermano, que es lo mismo que renegar de Dios.
Las creencias separan, y son creencias las religiones y las opciones políticas, que son las dos grandes tendencias que arrastran tras de sí a todo el género humano.
Los seres humanos solo estamos en este lado de la vida para expandir la conciencia, para respetar, para amar, para actuar con generosidad, para actuar con dignidad, para volver a Dios, y seguir las creencias es juzgar, es discriminar, es separar, es dividir, es temer, es odiar, y todo eso no expande la conciencia, la constriñe.
Piensa en cuantas son tus creencias, pues ten por seguro de que te estás separando de tus hermanos que tienen creencias distintas.
Cree en Dios, cree en tu hermano, actúa como si tu hermano fueras tu mismo, y así acabaras con el hambre en el mundo, acabarás con las guerras, acabarás con la discriminación, acabarás con las injusticias, acabarás con el dolor y con el sufrimiento, acabarás con la muerte.  
  

jueves, 27 de agosto de 2015

Gyan Mudra - Mudra del Conocimiento


GYAN MUDRA – MUDRA DEL CONOCIMIENTO
 
Cómo se hace:
Tocar la punta del dedo pulgar con la punta del dedo índice. Mantener juntos y rectos los otros tres dedos. Hacerlo con las dos manos.
Sirve para:
Como es el mudra del conocimiento mejora el conocimiento. La punta del dedo pulgar es el centro de la pituitaria y de las glándulas endocrinas. Cuando pulsamos esos centros con el dedo índice, las dos glándulas trabajan activamente.
Duración:
No hay un tiempo particular de duración para este mudra. Puedes practicarlo de pie, sentado o acostado en la cama. Hazlo cuando tengas tiempo.
Beneficios:
Aumenta la capacidad de la memoria y agudiza el cerebro.
Mejora la concentración y evita el insomnio.
Si se practica con regularidad puede curar los desordenes psicológicos como la histeria, la ira y la depresión.

 

martes, 5 de mayo de 2015

Próxima parada: Dios (Primera estación)


El mayor problema con el que nos encontramos los seres humanos al llegar a la vida es, sin ninguna duda, la falta de conocimiento: No sabemos de dónde venimos, no sabemos adónde vamos, no sabemos que hemos venido a hacer aquí,  y por no saber, ni tan siquiera sabemos lo que somos.
            Esta falta de conocimiento no sería problema, si aquellos que nos entrenan para nuestra vida de adultos estuvieran en posesión de él y nos lo enseñaran, pero no es tal. Nuestros padres y educadores tampoco saben ni lo que son, ni de dónde vienen, ni adonde van, ni que han venido a hacer aquí y, lógicamente, la enseñanza que imparten para nuestro crecimiento, a pesar de su buena voluntad, es lo poco que ellos saben, es lo que a ellos les han enseñado y eso es pura y llanamente una pequeña porción, menos de lo mínimamente imprescindible, para poder sobrellevar nuestra vida física, con más o menos dignidad.
            La enseñanza que recibimos es para el desarrollo de la vida física y material, pero no recibimos ninguna enseñanza para el desarrollo y control de nuestras emociones, no nos enseñan a amar, no nos enseñan a valorar y a respetar al resto de seres humanos, y ni tan siquiera recibimos las herramientas necesarias para hacer frente a tantos y tantos conflictos emocionales con los que nos vamos a encontrar a lo largo y ancho de nuestra vida.
 
El resultado de nuestra educación y de nuestra enseñanza, está a la vista, es de sobra conocido por todos, es ni más ni menos, que el reflejo de la misma sociedad de la que formamos parte, y nuestra sociedad está enferma, corrompida y carente de valores, es una sociedad materialista cuya bandera es el dinero, una sociedad en la que prima la apariencia: una buena figura, una cara tersa y sin arrugas, una casa rodeada de jardín, el auto último modelo, el celular y la tablet de última generación, los del norte mirando por encima del hombro a los del sur, los blancos creyéndose superiores a los negros, los hombres tratando de dominar a las mujeres, los magnates del mundo capitalista esclavizando y explotando a los integrantes del tercer mundo, intolerantes con el diferente, juzgando los unos a los otros, haciendo del engaño el “modus operandi”, desconociendo que es el respeto, viendo pasar por delante de la puerta el hambre y la miseria sin ningún tipo de compasión, y además engañados, manipulados y distraídos por nuestros dirigentes políticos y religiosos, con la basura de la tele, o con el futbol, o con las procesiones, o despertando en nosotros un ridículo y patético sentido de patriotismo, a través de la bandera, de la comida del país o de la hazaña de algún compatriota, y por si eso fuera poco, también atemorizados por horrendos castigos para aquellos que mueran en pecado.
¡Pobre ser humano!, con este panorama, son auténticos héroes todos los que deciden, o mejor decidimos, nacer a este lado de la vida, sin nadie que nos enseñe, engañados y vilipendiados por los que tendrían que velar por nosotros, hemos de acercarnos solos a ese conocimiento, buscando algo que alivie nuestros dolores, buscando algo que apague la sed de conocimiento, la sed de Amor, la sed de Dios.
Y en el fragor de alguna de las batallas de la vida, en mitad de un duelo, de una enfermedad o de una depresión, encontramos  algo o a alguien que nos insinúa que la vida no es lo que estamos viviendo, que esto que vivimos sólo es una ilusión, que somos mucho más grandes que el cuerpo que nos alberga, y que tenemos una misión, que no pasa, en absoluto, por ganar más dinero, ni por tener más poder, sino que se trata de todo lo contrario, de ayudar, de acompañar, de compartir, de respetar, de amar. Y si teníamos poco, por el momento dolorosa en el estábamos viviendo, se añade la duda, ¿Será verdad?, ¿Cuál será esa misión?, ¿Cómo seré de grande?, ¿Dónde puedo conocer todo esto? Y así se inicia una búsqueda que es posible que dure el resto de la vida, y de próximas vidas, y se comience a transitar por un camino, que en un principio creíamos desconocido, pero que según lo transitamos nos sentimos “como en casa”. Sin saberlo vamos al encuentro de Dios.
Los caminos por los que se inicia la búsqueda son tantos como personas lo inician y tan diferentes como las personas que lo transitan. Pero lo importante no es que o a quien se van a encontrar al final del camino, lo importante es el camino en sí mismo, porque al final del camino está Dios, pero también lo está en cada milímetro del recorrido, y lo está porque Dios es el Camino.

martes, 22 de julio de 2014

Acceder al conocimiento del Universo


Mensaje canalizado de un Maestro Ascendido (21 de Julio de 2014)        



Todo el conocimiento del Universo está en el Corazón de Dios. Para acceder a ese conocimiento no es necesario que luchemos por él o que pasemos por alguna prueba. Sólo basta tener la voluntad de escuchar lo que Él nos quiera decir, en voz baja, al oído, en un susurro.

sábado, 5 de julio de 2014

Entrar a la Energía Divina


Mensaje canalizado de un Maestro Ascendido (4 de Julio de 2014)        



Para entrar en la Energía de Dios no es necesaria la preparación académica ni espiritual. Sólo es necesaria la voluntad, al amor a Dios, el amor incondicional hacia Dios y hacia todo lo que Él ha creado.

Las puertas siempre están abiertas.

miércoles, 19 de marzo de 2014

Si, soy un hijo de Dios, ¿Y qué?


            Ya sabemos que somos el alma, ya sabemos que somos seres divinos, ya sabemos que somos a imagen y semejanza de Dios: es normal, somos Sus hijos, ya sabemos que todos nuestros sufrimientos tienen un principio único: nuestro pensamiento, ya conocemos la ley de la atracción, por la que somos conscientes de que atraemos aquello que permanece en nuestra mente: enfermedad, pobreza, dolor, sufrimiento, alegría, salud, etc.; ya sabemos que somos inmortales, ya sabemos que la vida es una escuela a la que asistimos para aprender, para crecer, para evolucionar, para aprender a amar; ya conocemos la ley del karma: sencillamente recibimos aquello que damos; ya sabemos que la alegría, la paz, la felicidad, y el mismo Dios se encuentran buscando en nuestro interior; ya sabemos que es dando como recibimos, ya sabemos que el apego y el deseo son el principio del sufrimiento, ya sabemos que todos somos hermanos, ya conocemos los beneficios de la oración, de la meditación y del silencio; ya sabemos que el amor, el perdón y la bendición son las energías más poderosas del Universo, ya sabemos que somos lo que pensamos, porque la energía siempre sigue al pensamiento; y seguramente sabemos muchas cosas más de las que ahora no recuerdo.
            ¿Y qué?
            ¿De qué nos vale tener todo ese conocimiento?, ¿Acaso somos felices?, ¿Vivimos alegres y en paz?, ¿Sentimos a Dios en nosotros?, ¿Nuestra prioridad es servir a nuestros hermanos?, ¿Amamos a todo y a todos por igual?, ¿Amamos, cuidamos y respetamos el Planeta?, ¿Amamos, cuidamos y respetamos nuestro cuerpo?, ¿Hemos dejado de lado el juicio, la crítica, el egoísmo, el orgullo, la impaciencia, el miedo, el estrés?, ¿Actuamos a sabiendas de que todo está bien, de que todo es correcto, de que todo es como debe ser?, ¿Hemos olvidado las mentiras o las medias verdades?, ¿Hemos incorporado la meditación y la oración a nuestra vida?, ¿Ya trabajamos para controlar el pensamiento?
¿Verdad que no?
Todo ese conocimiento no deja de ser algo mental, no integrado en nosotros, y que para lo único que nos sirve es para hablar sobre ello, a veces, solo para deslumbrar a nuestro interlocutor. Aunque también es cierto, esto es lo bueno, que nos puede servir como acicate para conseguirlo.
Si todo esto nos lo enseñaran de pequeñitos con el mismo empeño que ponen los educadores para enseñarnos, por ejemplo, la tabla de multiplicar, arraigaría en nosotros y viviríamos desde ese conocimiento. Pero no es así. Lo aprendemos solos, de mayores, y la integración es una tarea harto difícil.  
La dificultad en la integración estriba en que hemos de mantener la atención y la concentración en nosotros, en nuestros pensamientos, en nuestras emociones, en nuestros sentimientos, y en la sociedad de hoy, en la que todo está diseñado para la distracción necesitamos para comenzar el trabajo de una cualidad añadida: la voluntad. No olvidemos que la voluntad es la facultad de decidir y ordenar la propia conducta.
Una buena manera de empezar a trabajar para la integración de todo el conocimiento en nosotros, sería intentar mantener a Dios en nuestro pensamiento, no como en la actualidad, que sólo nos acordamos de Él cuando aparece algún problema en nuestra vida, sino haciendo lo contrario: dándole gracias de manera permanente por despertar, gracias por el sol que asoma por la ventana o por la lluvia que moja la calle, gracias por la salud o por la enseñanza que conlleva la enfermedad, gracias, en suma por la vida. Y así, poco a poco iremos desterrando de nuestra mente los pensamientos que nos atan al miedo, al dolor, a la incertidumbre, al deseo, al sufrimiento, a la tristeza, para revertirlos en amor, en alegría, en paz, porque estos son, junto a otros muchos, atributos de la Gracia Divina con la que queremos comenzar a convivir.

miércoles, 12 de marzo de 2014

Aprendizaje personal


            Desde que me hice las peguntas del millón, ¿Quién soy?, ¿De dónde vengo?, ¿Qué hago aquí?, ¿Adónde voy?, hace de esto ya mucho tiempo. Hay un tema que ha llamado mi atención de una manera especial, es un tema que me apasiona: La muerte. Pero no la muerte física en sí, no soy lúgubre, ni siniestro, ni macabro. Me apasiona la muerte por el cambio de conciencia que se genera, me apasiona la muerte por la curiosidad de saber qué es lo que habrá al otro lado de la vida, ya que es desde ese otro lado de dónde venimos y adonde volvemos una y otra vez. ¿Cómo será nuestra estancia allá?, ¿Cómo será nuestra relación con los que han sido nuestra familia en la presente y en anteriores vidas?, ¿A qué dedicaremos el tiempo?, ¿Estaremos cerca de otras almas más evolucionadas como Jesús o Buda o Maria?, podría seguir haciendo miles de preguntas, pero no tendría demasiado sentido. Es una lástima que no nos quede ni un ápice de memoria de nuestra vida al otro lado.
            Con regresiones y sobre todo con canalizaciones, he podido ir confeccionando un mapa de mis idas y venidas, o mejor de mis venidas, ya que de las idas al otro lado de la vida poca es la información creíble recibida.
            El mapa confeccionado llega a abarcar una extensión de cuatro mil años, con información y curiosidades sobre vidas constatables. Esa información ha llegado a desmontarme creencias que permanecían arraigadas en mí, y durante un tiempo me han tenido un poco descolocado, ¿Cómo podía ser que informaciones que aparecían en publicaciones que parecían serias no fueran más que palabrería? ¡En fin!, de todo esto creo haber sacado dos enseñanzas importantes: Que no vale de nada conocer aspectos de otras vidas, excepto por la curiosidad y para algunas cuestiones terapéuticas, y una segunda que en vez de buscar información en el exterior, tengo que buscarla en mí, ya que todos estamos en posesión de todo el conocimiento. Esto lo sabía, al menos teóricamente, pero no puedo dejar de caer en la tentación de buscar libros y leer. Hay una tercera enseñanza: Lo que es realmente valido e importante es la vida actual.
            Y es importante la vida actual porque es en ella en la que tenemos que cumplir la o las misiones programadas. Cada misión está en función del crecimiento de la conciencia de cada persona. Hay misiones individuales, de aprendizaje y hay misiones de servicio y ayuda a la humanidad, pero entre estas dos hay infinidad de matices. Ningún ser tiene programada una misión para la que no esté preparado, y a ella se ha de llegar como en casi todo en la vida en la materia, siguiendo las intuiciones, comprobando en que actividad nos encontramos realmente cómodos, y sobre todo a base de ensayo y error.
            Con todo esto se fortalece mi creencia de que nada es importante, excepto intentar hacer felices a los que nos rodean. Si lo conseguimos habremos cumplido una parte importante de nuestro objetivo en la vida. Lo demás, llegará fácilmente sin que casi seamos conscientes de ello.

jueves, 26 de septiembre de 2013

Reencarnación,...... ¿Y?


            Cada vez es mayor el número de personas que creen en una vida anterior y posterior a la vida física. Si, cada vez es mayor el número de personas que creen en la reencarnación. Y creen por infinidad de razones, si preguntamos la razón, es posible que encontremos tantas respuestas como personas. Sin embargo, en el fondo de todas las razones subyace el miedo a la muerte. Es un alivio pensar que todo va a seguir, de alguna manera, después de la muerte del cuerpo.
            Y según vamos leyendo y aprendiendo, o recordando, cosas sobre la reencarnación y sobre la muerte, no es que termine de desaparecer el miedo a la muerte, pero parece que se atenúa bastante.
            Además hay algunas técnicas, como las regresiones que nos pueden ayudar a recordar acontecimientos de vidas pasadas, nos pueden ayudar a comprender el posible origen de traumas, de problemas emocionales, o de la causa de relaciones conflictivas con otras personas. Pueden ayudarnos a entender el porqué de nuestro carácter, e incluso, de alguna manera, más o menos sutil, la razón  o la misión de la vida.
            Todo esto está bien, porque con esas técnicas se pueden arreglar algunos problemas que se arrastran, como una pesada losa, en la vida de la persona. El reconocimiento de que un problema tiene su origen en una vida anterior, es un alivio, y puede llegar a sanar el problema.
            Pero, es posible, que no puedan solucionarse, con ese método, todos los problemas de la persona, y sobre todo algunos problemas emocionales, que pueden existir por una acumulación de las actuaciones realizadas en muchas vidas, ni por supuesto puede solucionarse la inmadurez de un carácter, que también es causa de hábitos que se han ido forjando por acciones repetidas en cada vida.
            Por lo tanto hay que buscar otra técnica. Es bueno saber con qué herramientas contamos. Y la herramienta más importante de la que disponemos es la propia vida. Ya sabemos que gran cantidad de nuestros problemas tienen su origen en vidas pasadas, sabemos que estamos en la vida atados a la Ley del Karma, pero la solución a todo eso, ha de encontrarse en la vida actual, es en ella donde podemos aprender a amar de manera definitiva, es en ella donde vamos a pagar deudas pendientes, es en ella donde hemos de perdonar, es en ella donde podemos eliminar malos hábitos, es en ella donde podemos crecer, evolucionar y terminar de construir nuestro carácter. Podemos utilizar otros cientos o miles de vidas para realizar ese trabajo, pero, también es cierto que se puede conseguir en una sola vida. ¿Por qué no en la vida actual?
            Es igual haber vivido una, cien, mil o un millón de vidas, porque de la única que tenemos conciencia es de la vida actual. Por lo tanto podemos dejar de elucubrar con otras vidas y centrarnos en la vida que estamos viviendo. Es en ella donde hemos de realizar cualquier acción que nos acerque a la Iluminación, cualquier acción que nos acerque a Dios.