Si en un recipiente viertes agua y aceite, verás el agua y verás el aceite. Pero si en el recipiente viertes agua y leche, verás un líquido de distinta textura de la leche original, y el agua y la leche habrán desaparecido como líquidos independientes. Si se juntan dos personas que saben mentalmente que se quieren, serán dos personas dentro de una pareja, como el agua y el aceite dentro de un recipiente; pero si se juntan dos personas que sienten que se aman, formarán una pareja, igual que el agua y la leche forman un único líquido dentro del recipiente.
¿Has visto la diferencia? La pareja que quiere con la cabeza formaliza una relación basada en el apego, la pareja que se establece con formas de pensamiento de amor sigue la conciencia y los convencionalismos sociales, la pareja que vive el querer desde la mente ama con el cuerpo, la pareja formada por dos mentes exigen amor a cambio del que entregan. Es una pareja en la que existe el peligro de que el amor se extinga, es una relación en la que un miembro de la pareja puede llegar a dominar al otro, es una relación que culpabiliza consciente o inconscientemente, es una relación que puede llegar a mantenerse por la inercia, por la comodidad, por la sociedad, por la familia, por la economía. Es una relación en la que no existe el amor, porque sus propios defensores reconocen que el amor no dura toda la vida, y que ha de sustituirse por el cariño.
El amor que puede morir no es amor, el amor verdadero dura toda la vida física y no física, y si la formalización de una pareja se basa según la sociedad y la religión en el amor, ¿Qué tipo de parejas estamos formando entre personas que no se aman?, ¿no estaremos fomentando la creación de núcleos en los que existe la indiferencia, la tristeza, a veces el odio, la incomprensión, el dominio sobre el otro, la soledad, el maltrato físico y emocional, a veces la muerte. Y es en ese núcleo donde vienen al mundo los hijos de esas parejas que no se aman. ¿Qué pueden enseñar esos padres?, ¿cómo van a enseñar la felicidad quien no sabe de que le están hablando?, ¿cómo van a enseñar la felicidad personas que dicen que….. bueno…… la felicidad es algo que se puede conseguir algunos ratos?, ¿algunos ratos?, ¿cuándo?, ¿cuándo gana tu equipo?, ¿cuándo engañas a tu pareja?, ¿cuándo?
El amor que no muere es el que vive en el corazón. Y el amor que vive en el corazón consigue para ti la felicidad SIEMPRE, por nada, porque si, sólo porque amas. El proceso que has de seguir es el siguiente: Primero has de aprender a amar, y es después, cuando ya sabes amar cuando podrás amar a alguien, incluido en ese alguien a los que serán tus propios hijos. Mientras no sepas amar, ¿cómo vas a amar?
¿Qué cómo se aprende a amar?, ¿cómo se aprende a conducir?, pues conduciendo, ¿cómo se aprende a cocinar?, pues cocinando. ¿Ya sabes cómo se aprende a amar?, claro........, amando. En algún sitio de este blog hay una cita de San Agustín que dice: Ama y haz lo que quieras. Si callas, callarás con amor; si gritas, gritarás con amor; si corriges, corregirás con amor, si perdonas, perdonarás con amor.
Por eso, la pareja que se forma entre dos personas que se aman desde el corazón, forman un todo, no serán nunca dos individualidades independientes dentro del aura común de la pareja. Serán independientes y mucho más fuertes y poderosos cuando actúan como unidad al margen de la pareja, pero serán Uno y Total dentro de esa relación. Dentro de la pareja solo van a buscar la felicidad de su compañer@, porque ell@s ya son felices por que si; dentro de esa pareja el pensamiento es uno, el deseo uno, único el amor.
Vivir ese amor en pareja es…….., permitirme la expresión: brutal.