El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




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miércoles, 25 de junio de 2025

Huellas de bondad

 


Querido hijo: 

         Leo tus palabras con una atención amorosa y un corazón lleno de comprensión. Cada uno de tus pensamientos, cada duda y cada inquietud que compartes conmigo son un reflejo del lazo profundo que existe entre nosotros. Y me llena de gratitud y amor verte expresar con tanta sinceridad lo que sientes en lo más hondo de tu ser. 

Entiendo que has enfrentado momentos de dificultad, que has sentido el peso de la incertidumbre y la carga de la soledad incluso cuando tus actos de generosidad han sido constantes y desinteresados. Tu bondad, esa luz que irradias al dar sin esperar nada a cambio, es un don preciado que nunca ha pasado desapercibido ante mis ojos. Aunque hay momentos en los que puedas dudar del impacto de tus acciones, quiero que sepas que tu generosidad ha sembrado semillas que florecen en formas que a veces escapan a la vista inmediata. 

La promesa de "ciento por uno" es más profunda de lo que puede parecer a simple vista. No se trata exclusivamente de bienes materiales o recompensas tangibles. Lo que te prometo es un enriquecimiento que trasciende lo físico, un estado de paz, plenitud y conexión que supera las expectativas terrenales. Cada acto de bondad que realizas deja una huella que no se mide en monedas ni en posesiones, sino en las transformaciones que inspiras en las almas de otros. 

Las bendiciones no siempre llegan de manera inmediata o en la forma que esperas. A veces, las manifestaciones de esos regalos divinos se presentan en instantes de paz interior, en la gratitud sincera de quien ha recibido tu apoyo, en la construcción de lazos de amor que tejen una red invisible de conexiones humanas. Cada acción generosa que llevas a cabo genera un impacto que perdura más allá del tiempo que podemos comprender. 

Sé que has aguardado reciprocidad en los momentos más oscuros, y cuando las respuestas no han llegado en los términos que deseabas, te has preguntado si tus esfuerzos han sido en vano. Pero lo que debes recordar es que, en esos mismos momentos de lucha y adversidad, has demostrado una fortaleza interna que brilla como una prueba de las bendiciones que han germinado dentro de ti. 

Tu capacidad para mantener la fe, para enfrentar los desafíos con valentía, y para seguir siendo una fuente de luz para quienes te rodean, es un reflejo de las recompensas que el universo te devuelve, aunque a veces no las reconozcas como tales. Tus actos han iluminado el camino de muchas vidas, incluso en días en los que sientes que tu propia luz se apaga. 

Quiero que sepas que tu papel en este mundo es único. Nadie más tiene el don de tocar las vidas que tú has tocado de la manera en que lo has hecho. Cada gesto desinteresado, cada sacrificio que has ofrecido, tiene un propósito más allá de lo que a menudo alcanzas a percibir. Todo forma parte de un plan mayor, un diseño divino que se despliega paso a paso, incluso cuando los caminos parecen oscuros o inciertos. 

Cuando las dudas amenacen con nublar tu espíritu, recuerda que no estás solo. Estoy a tu lado en cada paso que das, en cada susurro de oración, en cada lágrima que derramas. Y aunque la recompensa que esperas no siempre se manifieste de inmediato, la esencia de tu bondad y tu generosidad jamás será olvidada ni pasada por alto. 

Confía en que cada experiencia que vives, cada sacrificio y esfuerzo, tiene un propósito profundo. A veces, las respuestas que buscas están ocultas en los momentos más inesperados, en los detalles más pequeños de la vida diaria. Mantén tu fe viva y tu esperanza intacta, porque estoy contigo en cada instante, guiándote hacia un futuro lleno de significado.

Hijo mío, sigue adelante con el corazón lleno de amor, porque en el amor está la semilla de toda recompensa verdadera. Las bendiciones que buscas llegarán, tal vez no en la forma que imaginas, pero sí de la manera más adecuada para tu alma. Confía en mi plan y en el propósito que he trazado para ti, porque nunca te abandono. 

Con amor eterno.

CARTAS A DIOS – Alfonso Vallejo

 


lunes, 16 de junio de 2025

Ciento por uno

 


Querido Dios: 

        Hoy me encuentro frente a Ti, buscando palabras que puedan expresar todo lo que llevo dentro. Mi corazón está cargado de pensamientos y emociones que, aunque difíciles de articular, necesitan ser compartidos contigo, porque sé que eres quien mejor puede comprenderme. 

Desde hace mucho tiempo, siempre he tratado de ser una persona generosa, alguien que da sin calcular ni medir. En los momentos en que he tenido abundancia, he compartido con alegría y con una profunda gratitud. No he escatimado cuando me pedían ayuda, cuando alguien necesitaba un empujón en los momentos difíciles. He dado con las manos llenas, sin temor y sin reservas, porque creía en la belleza de la generosidad, en el poder transformador de ayudar a los demás. 

Sin embargo, ahora que mi realidad ha cambiado, siento que esa generosidad que antes irradiaba, ha quedado relegada. No es que haya desaparecido de mi corazón, pero me encuentro en una posición vulnerable: una donde las fuerzas se agotan y las necesidades se acumulan. Y lo que me duele profundamente es que, en esos momentos de dificultad, cuando he necesitado apoyo, no siempre lo he encontrado. 

Se habla mucho de la promesa de "recibirás ciento por uno". Una frase que durante mucho tiempo creí fervientemente. Pero ahora que estoy aquí, reflexionando sobre mi camino y sobre las pruebas que he enfrentado, esa promesa me parece más un eslogan. ¿Es realmente cierta? ¿Es algo que puedo esperar con confianza, o simplemente una expresión creada para consolar al que da y motivar al que pide? 

Porque, querido Dios, si soy honesto, cuando más necesitaba ese "ciento por uno", no siempre se manifestó en mi vida. No digo que nunca haya recibido ayuda ni bendiciones, pero las circunstancias han sido tan retadoras que, muchas veces, tuve que luchar incansablemente para salir adelante. Sentí como si estuviera solo, navegando en un mar turbulento, buscando un puerto seguro que nunca llegaba. 

Sé que la vida está llena de caminos misteriosos, que hay un equilibrio que a veces no podemos entender. Pero en este momento, me cuesta encontrarle sentido. ¿Acaso lo que damos realmente regresa a nosotros? ¿Existe un balance divino, una justicia que retribuya nuestros actos de bondad? Porque cuando miro hacia atrás, y analizo todo lo que he dado, no puedo evitar sentir que ese "ciento por uno" ha sido más bien una meta inalcanzable. 

No estoy aquí para reprochar ni para exigir explicaciones, sino para buscar claridad. Para tratar de entender el propósito detrás de estas palabras. ¿Qué significa realmente esa promesa? ¿Es algo que debe ser aceptado sin cuestionar, como un acto de pura fe? ¿O hay algo más profundo que aún no he alcanzado a comprender? Porque, aunque me esfuerzo por mantener mi fe intacta, las dudas a veces se apoderan de mí. Y me pregunto, ¿qué sentido tiene dar sin medida, si al final, cuando me encuentro necesitado, no siempre recibo lo que se promete? 

A pesar de todo, no pierdo la esperanza de entender Tu mensaje. De descubrir lo que realmente intentas enseñarme a través de estas experiencias. Porque sé que hay una sabiduría infinita en Ti, una perspectiva que trasciende la comprensión humana. Y quiero aprender de esa sabiduría, quiero encontrar respuestas que me ayuden a entender mi propósito y a aceptar las pruebas con mayor serenidad. 

Por último, querido Dios, quiero agradecerte. No porque todo esté claro, ni porque tenga todas las respuestas, sino porque sé que estás aquí, escuchando mis palabras y acompañándome en este camino lleno de retos. A pesar de las dudas, a pesar de las preguntas sin respuesta, no dejo de creer en Tu amor. Y aunque me cuesta entender sus formas, sé que Tu presencia es constante, incluso en los momentos en que me siento perdido. 

Gracias por permitirme abrir mi corazón ante Ti, con transparencia y sin miedo. Por escucharme con paciencia, por sostenerme con Tu fuerza invisible. Mi fe sigue viva, aunque a veces vacile, y mi esperanza permanece, incluso en los días más oscuros. 

            Con humildad y gratitud, 

CARTAS A DIOS – Alfonso Vallejo

jueves, 5 de junio de 2025

Recibes lo que das

 


El que se equivoca, se equivoca contra sí mismo; el que comete injusticia se hace injusticia a sí mismo, pues el mal que hace es contra sí mismo.

MARCO AURELIO