El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




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jueves, 18 de enero de 2024

Alegría

 


La alegría no está en las cosas, está en nosotros.

Richard Wagner

         Se identifica a la Alegría como un valor, por ser una gran herramienta para afrontar las dificultades de la vida o, aquello que los seres humanos consideramos como dificultad, con optimismo y esperanza

He elegido tratar, en primer lugar, la alegría por ser uno de los valores de los que estoy más necesitado. En realidad, más parezco el paradigma de la tristeza. Así que voy a seguir mis propios consejos para erradicar la tristeza y vivir con alegría. Recuerdo mi primera canalización, hace ya 25 años, en la que el ser que daba la información me dijo, como introducción: “La tristeza distorsiona la forma de tu realidad”. Algo he ganado, desde entonces, aunque aún me falta algunos peldaños que subir en relación con la alegría.

El término alegría proviene del latín “alacer”, “alacris” y se puede traducir como suspicaz o entusiasta, que nada le perturba y está animado.

Se ha demostrado que los pensamientos optimistas tienen efectos positivos para la salud. Cuando un individuo se siente feliz, el cerebro libera endorfinas. Las endorfinas son pequeñas proteínas con una estructura química muy parecida a la morfina, por eso se denominan como “morfina endógena”, es decir, producida por nuestro organismo.

Se liberan en áreas del cerebro que están en el centro de la supresión del dolor y son producidas por la glándula pituitaria y el hipotálamo durante la actividad física aeróbica, además de otros estímulos, como: el dolor, el consumo de alimentos picantes o el consumo de chocolate, entre otros.

Tener un alto nivel de endorfinas es muy positivo para la felicidad de las personas, ya que son capaces de inhibir las fibras nerviosas que transmiten el dolor, además de actuar a nivel cerebral produciendo experiencias subjetivas, como: mejorar el estado de ánimo, disminuir la ansiedad y mantener una sensación de bienestar.

El papel de las endorfinas es muy importante en la recuperación y tienen funciones esenciales para la salud, como son:  Promover la calma, crear un estado de bienestar, mejorar el humor, reducir el dolor, retrasar el proceso de envejecimiento, potenciar las funciones del sistema inmunitario, reducir la presión sanguínea y contrarrestar los niveles elevados de adrenalina asociados a la ansiedad.

 Ayudan a aumentar los niveles de endorfinas, la meditación, el masaje, la risa y la actividad física intensa, como correr.

La alegría tiene efectos positivos para la salud y se puede entrenar, cultivar y compartir. Algunas formas de hacerlo son:

- Buscar el lado positivo de las cosas, incluso en las situaciones difíciles o adversas.

- Practicar la gratitud, reconociendo y agradeciendo lo bueno que tenemos y lo que recibimos de los demás.

- Disfrutar del presente, viviendo el momento con atención plena y sin preocuparnos excesivamente por el pasado o el futuro.

- Expresar la alegría, sonriendo, riendo, celebrando, abrazando, elogiando y agradeciendo a los demás.

- Realizar actividades que nos gusten y nos diviertan, como hobbies, deportes, juegos, arte, música, lectura, etc.

- Cuidar nuestra salud física y mental, durmiendo bien, alimentándonos sanamente, haciendo ejercicio, meditando, relajándonos, etc.

- Rodearnos de personas positivas, que nos apoyen, nos inspiren y nos contagien su alegría.

- Ayudar a los demás, colaborando, cooperando, compartiendo, donando, haciendo voluntariado, etc.

La alegría es un valor que se manifiesta en la actitud positiva de una persona, incluso ante situaciones negativas de la vida. Tener la alegría como valor implica tener una actitud positiva y contagiarla a los demás. La alegría también tiene un impacto positivo en la salud y mejora la productividad de las personas. La alegría es considerada uno de los valores de mayor subjetividad, pues hace referencia a la preferencia de bienes que generan goce y placer, agrado o desagrado.

El amor puede ser la causa más profunda y común para la alegría, ya que puede conllevar una óptima forma de relacionarnos con las otras personas, circunstancia que causa más alegría.

La alegría no debe confundirse con la felicidad, ésta última supone un estado de satisfacción más duradero y más vinculado con la evaluación racional de la propia vida y el propio desempeño.

Te dejo algunas citas sobre la alegría

"La alegría no nos llega sin más. Tenemos que elegir la alegría y seguir eligiéndola cada día". - Henri Nouwen

"El mundo está lleno de mucho miedo, mucha negatividad y mucho juicio. Creo que la gente tiene que empezar a cambiar hacia la alegría y la felicidad. Aunque suene cursi, necesitamos hacer un cambio". - Ellen DeGeneres

"Encuentra el éxtasis en la vida; la mera sensación de vivir es alegría suficiente". - Emily Dickinson

"La alegría es oración; la alegría es fuerza: la alegría es amor; la alegría es una red de amor con la que puedes atrapar almas." - Madre Teresa

“A veces tu alegría es la fuente de tu sonrisa, pero a veces tu sonrisa puede ser la fuente de tu alegría”. Thich Nhat Hanh

"Céntrate en el viaje, no en el destino. La alegría no se encuentra al terminar una actividad, sino al hacerla." - Greg Anderson

"Cultivar la felicidad interior te permitirá tener una alegría sin límites sea cual sea la situación". - Tom Miles

"Dormí y soñé que la vida era alegría. Desperté y vi que la vida era servicio. Actué y he aquí que el servicio era alegría". - Rabindranath Tagore

lunes, 8 de agosto de 2022

¿Hay alguien ahí?


De la novela "Ocurrió en Lima" (Capítulo II, parte 2) 

He hice algo que no había hecho nunca. Me senté a meditar como aconsejaban los autores en sus escritos. Lo hice, más que nada, para ver de qué se trataba. Comencé sintiendo la respiración, aunque no sabía muy bien si lo que respiraba era aire o tristeza. Y, después, de un rato viajando en ese aire o en esa tristeza, llevé la atención a mi corazón y se me ocurrió preguntar:

-    ¿Hay alguien ahí?

-    Si –me pareció escuchar-, estoy contigo –aunque no fueron palabras, ya que fue más un pensamiento que apareció muy rápido, casi de inmediato, después de formular la pregunta.

-    Y ¿por qué no te siento? –pregunté, embargado por la tristeza, sin ser consciente de que podía haber entablado una conversación con, no sabía muy bien si podía ser Dios o con una parte de mi mente que se encargaba de pensamientos elevados.

-    Imagina que un mediodía de verano, cuando más luce el sol, te encierras en un cuarto sin ventanas y cierras la puerta, ¿verías el sol?, ¿sentirías su calor?

-    No –contesté-, todo sería oscuridad.

-    Pues eso es lo que te ocurre a ti. Estas en un cuarto sin ventanas con la puerta cerrada. Tu pena, tu tristeza, tu rabia y tu dolor, son como esa oscuridad y te envuelven, por completo, sin dejarte, ya no digo disfrutar, sino, ni tan siquiera ser consciente de que, en el exterior, hay algo más que tu tristeza, hay vida.

>>Estás encogido, echado en el suelo, creyendo que estás siendo apaleado por la vida, cuando la realidad es que si te levantas y sales de tu oscuridad verás lucir el sol –concluyó.

-    Sí, claro. Suena muy bonito. Pero la vida, esa que dices, es una auténtica desgracia, porque es mi vida y soy yo el que cada día tiene que sufrir esperando que no me falte la comida y llegue una llamada ofreciéndome trabajo –y lo dije con tristeza, sin rabia, como justificando la razón de mi oscuridad.

-    ¿Sabes que a Mi Hijo no solo le faltó la comida, sino que le quitaron la vida?

-    Si, tienes razón, perdón –entonces fui consciente de mi egoísmo y me sentí mal.

-    No te sientas mal, hijo mío. No añadas más oscuridad a tu vida. Te voy a decir lo que tienes que hacer:

>>Ha estado muy bien que hoy te hayas sentado a meditar porque así has podido establecer contacto conmigo. Pero no es suficiente porque yo, a fin de cuentas, siempre estoy, aunque tú no me sientas. Tan importante como sentirme a mí, sería aceptar la vida.

-    ¡Cómo se nota que tú no tienes que comer cada día ni pagar ningún recibo! –surgió mi ironía.

-    Tú eres mi familia y el resto de seres humanos también, pero no puedo intervenir para darte ni un mendrugo de pan porque tú has elegido, exactamente, que comer, como comer y cuando comer.

-    Yo no recuerdo haber elegido nada –En ese momento pensé que me estaba comenzando a cansar de una conversación tan ridícula.

-    No es ridícula nuestra conversación.

Sentí como se me subían los colores. “¡Qué vergüenza!, pensé, pero… si no he dicho nada como sabe mi pensamiento. Bueno, en realidad, no he dicho ni una sola palabra, en ningún momento. Todo ha sido un pensamiento hablando con otro pensamiento, por lo tanto, no tendría que extrañarme que el pensamiento que responde lo haga, no solo, al pensamiento que habla, sino al pensamiento que piensa”. Porque somos cuatro, un pensamiento que piensa, otro que habla, otro que contesta y yo.

-    Y siguió Dios, o el pensamiento que habla, con su exposición- Hiciste una primera elección para venir a la vida, pero podemos olvidarnos de esa porque, para ti, es muy lejana, Podemos recordar otras más cercanas: Cada día eliges. Cada día tomas decisiones Y esas decisiones tienen unas consecuencias. Y esas consecuencias es lo que estás viviendo.

>>La vida, tu vida, lo has oído no hace mucho, es como un río. El agua siempre fluyendo, nunca se detiene. Pero, a veces, por cualquier circunstancia, el agua deja de correr y se estanca. Entonces se pudre y huele mal.

-    ¡Oh!, cómo se nota que eres Dios. Lo has descrito muy bien. Mi vida está detenida creo que hace mucho tiempo y huele muy mal.

-    Pues eres tú el que la ha detenido. Eres tú el que con tus pensamientos ha puesto una barrera infranqueable para que tu vida no avance.

>>Empieza aceptando la vida. No te quejes, no te lamentes. Da las gracias por lo que tienes, sea poco o mucho. Ayuda, dentro de tus posibilidades a otros que lo necesitan más que tú.

-    ¿Y si hago eso y la vida no cambia? –La verdad es que tenía todas las dudas del mundo. En realidad, eran más que dudas, no me creía nada.

-    Si haces eso esperando que tu vida cambie, no va a cambiar. Hazlo porque sí. Si lo haces porque sí, sin esperar que cambie, cambiará. Y, además, te encontrarás conmigo cada día.

-    Te repito, ¡cómo se nota que eres Dios! Perdona si te digo, con todo respeto, que estoy haciendo muchas cosas para que mi vida cambie y no cambia, ¿cómo va a cambiar sin hacer nada?, ¿cómo no voy a quejarme cuando veo como disminuyen mis ahorros?, ¿cómo no voy a lamentarme por mi mala suerte? Y ¿qué gano con encontrarme contigo?, nada va a cambiar por mucho que hables.

-    Eres libre de hacer lo que te parezca. Pero podrías intentarlo. ¡Acepta tu vida con alegría! Reflexiona sobre esto.

Después de eso, el silencio. Volví a quedarme solo sintiendo mi respiración y como un payaso se me ocurrió decir “Gracias”.

Pero… “¿a quién doy las gracias?”, pensé. “Es como un chiste, hablo conmigo y me lo agradezco porque… supongo que no habrá sido Dios, o ¿sí?”.

¡Qué curioso!, de no existir, para mí, la reflexión sobre sentimientos o emociones me he encontrado, sin saber cómo, en el lapso de una semana, con dos trabajos que parecen ser importantes: Amarme a mí mismo y aceptar la vida.

Supongo que se podrán realizar las dos al unísono ya que en la aceptación de la vida se tiene que encontrar integrada la aceptación a uno mismo y, aceptarme a mí ya es una forma de amarme.

A mi pensamiento o a Dios no le había prometido nada, pero a Ángel sí que le dije que las dificultades no me asustaban y que iba a intentarlo. Como no sabía muy bien por donde comenzar, para aprender a amarme, decidí hacerlo en las partes visibles de mi anatomía, es decir, en mi aspecto físico. 

miércoles, 8 de junio de 2016

Relaciones

PERLAS PARA EL ALMA



Cuando el ser humano consiga ahondar en su interior, y llegue a ese lugar en el que se encuentra el Amor, la Paz, la Felicidad y la Alegría, no existirán para él ni afinidades ni desencuentros con las personas con las que vaya interactuando, ya que no necesitará nada ni nadie para ser completo, y cada relación será un complemento y una oportunidad de crecimiento. 


sábado, 19 de marzo de 2016

Yo Soy el alma

Los que nos asomamos a esta ventana, a estas alturas del viaje ya somos totalmente conscientes de que somos un alma.

Es cierto que es imposible mantener esa conciencia de ser alma de manera permanente en nuestra mente, que es a fin de cuentas el vehículo que nos sirve de transporte para desplazarnos a lo largo y ancho de nuestra vida, pero en condiciones normales, de vez en cuando, durante nuestro día, son varias las oportunidades, que por una u otra razón, nos acercan al pensamiento de que somos alma.

También somos conscientes de que “somos lo que pensamos”. Lo cual quiere decir que cada vez que pensamos que somos un alma, si somos capaces de mantener ese pensamiento durante un cierto periodo de tiempo actuaremos como almas, es decir, con todos los atributos que son inherentes al alma.



Según Alice Bailey, en su libro “Alma, cualidad de la vida”, las características del alma son: Inclusividad, amor, alegría, felicidad, participación, soledad, indiferencia espiritual, impersonalidad, desapego, libertad, serenidad, calma interna y responsabilidad.

Hemos de tener presente que un hecho que se repite con frecuencia se convierte en un hábito, en una costumbre. El pensamiento es energía, la emoción es energía, los sentimientos son energía, cada vez que se repiten se genera la misma energía, y esta se va acumulando en los chakras, en el campo energético, y hasta en cada célula del cuerpo.

Nosotros somos la energía que hay en nuestros chakras. Cada vez que pensamos y sentimos que somos el alma, añadimos un plus de la energía del alma y de sus atributos a nuestra aura, a nuestros chakras y también a cada célula física de nuestro cuerpo. Pensar y llegar a sentir que somos el alma nos va a hacer actuar desde ella, pensar y llegar a sentir que somos el alma nos acerca a Dios, que es nuestro destino final.

El objetivo es actuar en nuestra vida de manera inconsciente desde el alma y de que ese actuar sea nuestro estado habitual. Para eso todo nuestro campo energético ha de estar impregnado de la energía del alma, y de momento, la única opción que tenemos para mantener el pensamiento de que somos el alma, es haciéndolo conscientemente.


YO SOY EL ALMA.


miércoles, 13 de enero de 2016

Somos libres


Perlas para el alma



¡Somos libres!, tenemos capacidad de elección, pero son muy pocos los que eligen lo bueno. Casi todos eligen sufrir, eligen el miedo, eligen enfadarse con su hermano, eligen la ansiedad, eligen la tristeza, eligen la enfermedad, eligen el dolor, eligen la soledad, eligen los celos, eligen la codicia, eligen la envidia, eligen el rencor. Con lo fácil que es cambiar el punto de mira, recorrer el camino que nos separa de nuestro corazón y elegir la felicidad, elegir la alegría, elegir el Amor, elegir a Dios.


domingo, 17 de mayo de 2015

Quien siembra vientos....


Perlas para el alma


“Quien siembra vientos, cosecha tempestades”. Así que siembra ayuda, siembra perdón, siembra colaboración, siembra alegría, siembra amor, y alcanzarás la liberación.

lunes, 20 de abril de 2015

Involución y evolución


            En nuestra vida en la materia, casi todos los seres humanos nos movemos bajo los mismos parámetros, motivados por nuestras creencias y por nuestros deseos, sin embargo, esto no es al cien por cien en todos los aspectos de nuestra vida. En la vida material si es así, pero no lo es en la vida espiritual.
            Me explico: Creemos que para tener una casa hay que tener dinero, lo cual es cierto, por lo tanto, si tenemos el deseo de poseer una casa nuestras acciones irán encaminadas a la consecución del dinero necesario: trabajar más, ahorrar más, pedir un préstamo o incluso los hay que podrían robar para conseguirlo. Sin embargo, hay un ejemplo claro de que en nuestra vida espiritual no es así: Creemos en Dios, sabemos que Dios es Amor, todos queremos el Amor, pero no movemos ni un dedo para acercarnos a Dios, ni para tener ese Amor, con el resultado que todos conocemos, y que es lo que hay en nuestra sociedad por la falta de Amor: guerras, hambre, corrupción, asesinatos, engaños, y un largo etcétera que lo único que demuestra es que en nuestra sociedad no existe la característica que nos define como “humanos”, ya que estamos regidos, sencillamente, por la animalidad, por los instintos y por los deseos materiales.
            Reflexionando sobre esto, me hago cruces de cómo los seres humanos que estamos en posesión de la formula de la felicidad, no solo no la aplicamos, sino que hacemos todo lo contrario, hasta llegar, en algunos casos a enfermar de tristeza, aunque ya es, por sí sola, suficiente enfermedad la tristeza.
            En la actualidad, vivimos una paradoja: Tenemos una mente racional, que tiene la capacidad de pensar, evaluar, entender y actuar de acuerdo a ciertos principios para satisfacer algún objetivo o finalidad y, sin embargo, pensamos, evaluamos, entendemos y actuamos en contra de nuestros objetivo primordial, el objetivo de ser felices. 
Los seres humanos podemos usar la razón para evaluar la mejor manera de alcanzar un determinado objetivo, aunque también podemos tomar decisiones o idear comportamientos donde la racionalidad no parece el principal factor. Estas decisiones o comportamientos, adjetivadas a veces como "irracionales" en realidad esconden frecuentemente aspectos de racionalidad limitada, animalidad o aspectos de imitación social otras veces. Algunas conductas humanas parecen completamente "irracionales”. Sobre todo las referidas a los aspectos espirituales del ser humano.
Somos una máquina perfecta que actúa de manera imperfecta. Nuestra mente que es de una perfección sublime, elabora productos que son vomitivos en el noventa por ciento de los casos.
¿Siempre habrá sido igual o en algún momento, después de nuestra creación habremos sido realmente racionales al cien por cien, para conseguir nuestros objetivos más importantes: la paz, la serenidad, la alegría, la felicidad y el amor?
Si nos atenemos a la historia que conocemos, desde nuestra vida en las cavernas hasta nuestros días, si, no hay duda, siempre ha sido así. Pero parece ser, según afirman los teósofos que somos la cuarta y quinta raza, (la palabra raza aquí no tiene nada que ver con los cuatro grandes grupos étnicos en que se suele dividir la especie humana). O mejor, para no confundirnos con la palabra raza, usaremos la segunda acepción que utiliza Arthur Powell en su libro “El Sistema Solar”, “etapa evolutiva”.
 
Según Arthur Powell “a través de todas las fases de nuestro Sistema hay un principio fundamental que se repite una y otra vez en muchos niveles diferentes. Este principio debe captarse claramente porque es el hilo de Ariadna para todo el laberinto y comprende las siete grandes etapas de la Involución y la Evolución.
En nuestro actual período global, las siete Razas-Raíces son las siguientes:
Primera Raza-Raíz. Esta se llama Raza Etérica porque no poseía cuerpos más densos que el etérico. Esta raza desapareció de la Tierra hace tiempo.
Segunda Raza-Raíz. Esta es la Raza hiperbórea: tenía cuerpos físicos, y ocupaba un continente, llamado Plaksha, en el Norte del globo. También desapareció de la Tierra.
Tercera Raza-Raíz. Esta, la Raza Lemuriana, ocupaba el continente de Lemuria o Shálmali, como se la denomina en historia antigua. Hablando a grandes rasgos, éste fue un gran continente del Pacífico, en el Mar del Sur. La raza es la negroide, y algunos de sus descendientes todavía existen, aunque en la actualidad muy mezclados con progenies de razas posteriores.
Cuarta Raza-Raíz. Esta, la Raza Atlántica, habitaba el Continente de la Atlántida, o Kusha, en su mayor parte desaparecido debajo del Océano Atlántico. La mayoría de los habitantes actuales de la Tierra pertenece hoy en día a esta raza.
Quinta Raza-Raíz. Esta es la Raza Aria, e incluye en la actualidad a los miembros más avanzados de los habitantes de la Tierra.
Sexta Raza-Raíz. Esta Raza aún no existe, aunque aparecerá dentro de poco. Está destinada a ocupar un nuevo continente, que ya empezó a surgir, fragmento a fragmento, en el Pacífico.
Séptima Raza-Raíz. Esta Raza seguirá a la sexta, y será la última que aparecerá en la Tierra en este ciclo o ronda. Nada se sabe todavía del continente que ocupará aunque a veces se le dé el nombre de Pushkara”.
Sobre las etapas de Involución y Evolución a que hace referencia Arthur Powell: “Durante tres etapas el Espíritu desciende en la Materia: la Vida involuciona en la Forma; la cuarta etapa es la del conflicto entre el Espíritu y la Materia, entre la Vida y la Forma; durante las tres etapas restantes el Espíritu asciende: la Vida evoluciona a través de (y desde) la Forma”.
Por lo tanto, parece que no somos así desde la Creación, hemos ido primero involucionando hacia la materia desde la Chispa Divina que somos, encontrándonos ahora en un punto álgido, punto de conflicto entre el Espíritu y la materia, lo cual explica nuestro irracional comportamiento. Para que una vez superado el conflicto, se eleve el Espíritu hacia Dios.
Pero esto no debe conformarnos. “Ah, estamos en la etapa de conflicto, es normal sufrir”, no, porque en algún momento el Espíritu ha de vencer a la materia. Es seguro que millones y millones de los que ahora pueblan la Tierra no están preparados para eso, pero otros muchos si, y lo realmente triste es que de todos los que están preparados, (los que estáis leyendo esto lo estáis), no den un salto cualitativo en su vida para vivir la vida del Espíritu.
Pienso que una buena manera de conseguirlo es vivir como si el Alma ya hubiera vencido a la materia, amando, respetando a todos, ayudando a quien lo necesita, tolerando las diferencias, comprendiendo las razones de los otros. A fin de cuentas la batalla entre el Espíritu y la materia la hemos de ganar cada uno de nosotros, nada nos va a ser dado, por muchas puertas energéticas que se abran, el trabajo es únicamente nuestro.

jueves, 11 de septiembre de 2014

Alegría versus tristeza


            Los seres humanos somos capaces de recordar hasta la extenuación los momentos dolorosos de nuestras vidas. Los recordamos, los sufrimos y lloramos con su recuerdo, los contamos, unas veces nos corroe la rabia, otras la ira, hablamos de nuestro dolor sin venir a cuento, nos lamentamos, siendo incluso incapaces de sentir el dolor ajeno, porque “no es nada comparado con lo que me ha pasado a mí”.
Sin embargo, somos incapaces de recordar con parecida intensidad los momentos felices. Hasta diría que estos pasan por nuestra vida sin pena ni gloria. Después de unos momentos de euforia, caen en el olvido, hasta el extremo de que si nos piden que recordemos algún acontecimiento feliz de nuestra vida, podemos quedar dubitativos, tratando de descubrir alguno de esos momentos.
            De la misma manera nos comportamos ante la enfermedad, nos podemos pasar el día lamentándonos, sintiendo nuestro dolor, explicando a todo aquel que se cruza con nosotros lo mal que nos encontramos, lo infelices que nos sentimos, la mala suerte que parece haberse aliado con nosotros, y un sinfín de desgracias más. Pero cuando estamos sanos, no explicamos a todas las personas con las que nos encontramos, que estamos sanos, que nos sentimos bien, que vaya suerte la nuestra, que nos encontramos felices por la buena salud. ¿Por qué será?
 
            ¿Quiere decir esto que hay muchos más momentos de dolor que momentos felices en las vidas de las personas? No es así. Normalmente pasamos más tiempos neutros, sin episodios excepcionales ni de felicidad, ni de dolor, de la misma manera que pasamos más tiempo de nuestra vida, sanos que enfermos. Y llamo momentos neutros a momentos que, en realidad, los deberíamos calificar como excepcionales, como son el amanecer de cada día, ver una salida o una puesta de sol, sentir el canto de los pájaros, el olor de la tierra después de la lluvia, escuchar la risa inocente de los niños, sentir el abrazo de los que nos quieren, tener hambre y poder comer, y un sinfín de cosas más.
            Podemos llorar años la desaparición de un ser querido, pero no festejamos años el nacimiento de otro ser querido. Podemos lamentarnos mucho tiempo por la pérdida de un trabajo, pero no nos alegramos el mismo tiempo cuando lo encontramos y nos contratan. Podría seguir poniendo infinidad de ejemplos, pero no merece la pena, seguro que cada uno de vosotros puede pensar en su ejemplo favorito.
            Sabemos, al menos todos los que nos asomamos a esta ventana, que energías iguales se atraen, sabemos que somos lo que pensamos, sabemos que el Universo nos regala aquello que permanece en nuestra mente con una cierta intensidad. Pero, es igual, somos incapaces de cambiar nuestro pensamiento, somos incapaces de mantener los sucesos buenos en nuestra mente durante más tiempo que los malos, somos incapaces de ser felices. ¿Será que nos gusta el sufrimiento?, ¿Será que no terminamos de creernos que somos energía?, ¿Será que a pesar de todo nuestro conocimiento, somos incapaces de dominar a la mente?, ¿Será que practicamos poco la mucha teoría que atesoramos?, ¿Será que no habremos integrado en nosotros nuestra divinidad?, ¿Será que nos falta voluntad?, ¿Será que no tenemos carácter?, ¿Qué será?
 

martes, 19 de agosto de 2014

Reflexiones en el camino




De los miles de millones de personas que habitan el planeta hay un número, que no parece muy grande, aunque afortunadamente parece que va creciendo, que trata de encontrar la paz, la felicidad, la alegría y el amor por otros medios que no sean los conocidos, los materiales, los que nos ofrece la sociedad. Son los que se han encontrado con el yoga, con la meditación, con las diferentes técnicas de sanación y crecimiento, con los libros de autoayuda, y posiblemente con un sinfín de técnicas más, pero también con su trabajo como voluntarios, o dedicando sus vacaciones al servicio a los demás.
            Son estos, también, los que ya sea con su mochila a la espalda, o alojándose en hoteles de cinco estrellas, van transitando por los lugares considerados sagrados o más energéticos del planeta, para sentir esa energía y vivir experiencias más o menos místicas.
            Hablan de leyes, la Ley de la Atracción, la Ley del Karma, la Ley del Dharma, la Ley del Mentalismo, etc. Leen Metafísica, Física Cuántica o Teosofía, y son, en un porcentaje elevado, lectores y comentaristas, más que seguidores, de las enseñanzas budistas o hinduistas.
           

             Pero muy pocos hablan de Dios y, sin embargo, aunque lo desconozcan, lo que realmente están buscando es a Él. Hablan de encontrar la Iluminación, y no parecen recordar que Iluminarse es encontrarse con Dios; hablan del amor, y no parecen recordar que Dios es Amor; hablan de encontrar la paz y la felicidad, y no parecen recordar que Dios es Paz y Felicidad.
            Personalmente me ha pasado lo mismo durante muchos años. No podía, ni quería hablar de Dios, ya que en los primeros tiempos asociaba a Dios con las religiones, y no podía entender que Dios permitiera que le manipularan de esa manera tan, a veces, terrorífica. Tenemos como ejemplo a tantos dictadores que teniendo en el haber de su conciencia miles y millones de muertes, seguían los ritos y tradiciones de las religiones, y fueran recibidos a bombo y platillo por los jerarcas de las iglesias. Después empecé a entender que Dios lo permite todo, porque nos da absoluta libertad para hacer y deshacer en esta obra de teatro que es la vida.
            Pero seguía resistiéndome a hablar de Dios, supongo que por pudor. Me sentía demasiada poquita cosa para poner en mi boca la palabra Dios, era como si ensuciara Su Nombre. Hoy hablo de Él sin ambages, es decir, de manera clara y directa, sin insinuaciones o rodeos. No es que me sienta hoy más crecido, no, me siento la misma poquita cosa, pero he comprendido que todo mi trabajo en esta vida es acercarme cada día más a Dios, porque es mi origen y mi destino, he comprendido que todo mi aprendizaje en esta vida es aprender a amar, porque es el atajo que me va a llevar directamente a Él.
            Si a alguno de los que están inmersos en la búsqueda de sí mismos, les ocurre lo mismo, sacúdanse los prejuicios y griten a voz en grito ¡Soy un Hijo de Dios!,  y mi búsqueda solo es encontrar el camino de retorno a Él. 

jueves, 14 de agosto de 2014

Educar con el ejemplo


El amor es para el niño lo que el sol para las flores.
No le basta pan:
Necesita caricias para ser bueno y para ser fuerte.
Concepción Arenal

El medio mejor para hacer buenos a los niños,
es hacerles felices.
Oscar Wilde
Señor, dame un corazón de niño
 y un gran coraje para vivir como adulto.
Santa Catalina de Siena
Quien levanta la mano a un niño,
está golpeando su alma,
está golpeando a Dios.
Hari Krishan Singh
            Recuerdo la llegada a la terapia de una pareja con su niño de dos años y medio como si fuera ahora, porque la mirada triste, la mirada de miedo, la mirada ansiosa de ese niño, como pidiendo ayuda, no se me va a olvidar en mucho tiempo.
            La razón de su visita era que con dos años y medio, el niño no hablaba, y lo traían para ver si podía hacer algo.
            Toqué al niño para ver que sentía, y un escalofrío recorrió mi cuerpo. Estaba aterrorizado, era como si hubiera construido dentro de sí mismo una especie de burbuja en la que se refugiaba, aunque para nada se sentía seguro, porque era sujetado en brazos por los responsables de su miedo. Sus papas.
            Era normal que no hablara, lo extraño era que respirara. Cuando pregunté a los papas que pasaba, la mama, mirando al padre dijo: Bueno…… mi esposo le habla un poco fuerte.
            Era paralizante el miedo que sentía el niño, y les dije a los papas que sí, que le haría terapia, pero que el trabajo importante era el suyo, tenían que cambiar su actitud hacia el niño y darle amor.
          
               Un niño no es un adulto bajito, y no se le puede exigir al niño como si fuera un adulto. El niño tiene que jugar, porque ese es su aprendizaje. En cuanto a la enseñanza de los adultos hacia el niño, no hay que olvidar que el mejor aprendizaje es el ejemplo.
            Al niño se le ha de tratar con amor, con paciencia y perseverancia. Nada de gritos, nada de desesperarse, nada de represión física. Eso no quiere decir que no se le corrija y se le llame la atención.
            Hay que educar con tolerancia. Cuando los niños hacen algo que disgusta a los adultos, éstos suelen molestarse y actuar de manera impulsiva. Los adultos, por lo general, no sabemos expresar adecuadamente nuestros sentimientos. Es normal tener molestia o enojo, sobre todo si alguien ha hecho algo que pensamos es incorrecto o que ha violado alguna de las normas establecidas en el hogar o fuera de él; sin embargo, hay que saber expresar tales sentimientos. Primero debemos aprender a ser más tolerantes, la gente puede equivocarse y los niños también. Además, los adultos no tienen por qué tener siempre la verdad o la razón de las cosas. Educar con tolerancia significa adentrarse al mundo de los niños y respetarlo.
            Amor, ejemplo, tolerancia, perseverancia y paciencia, son las claves para educar y hacer felices a nuestros niños.
            

sábado, 5 de julio de 2014

Amar, ayudar y perdonar


            Esta entrada es producto de la reflexión del mensaje que el Maestro nos regalaba en la mañana de hoy, en nuestro espacio de meditación y sanación.
Los seres humanos nos pasamos la vida buscando, con más o menos ahínco, una estabilidad emocional, lo más duradera posible, tratando de que nuestros altibajos emocionales sean, no solo suaves, sino también tardíos en el tiempo.
            Es posible que no todas las personas sean conscientes de que es estabilidad emocional lo que buscan, y lo disfrazan de diferentes maneras: Un mejor puesto de trabajo, unas vacaciones en un lugar paradisiaco, una casa de segunda residencia en la playa o en la montaña, tener un nietecito que de continuidad al apellido de la familia, que la niña apruebe las oposiciones, etc.
            Y todo eso, ¿Para qué? Las respuestas pueden ser variadas, pero si se sigue el hilo con porqués hasta el inicio, pueden salir palabras como felicidad, tranquilidad, seguridad, etc., etc.
 
            Está claro que se buscan sucedáneos de los estados emocionales importantes: de paz interior, de felicidad, de alegría o de amor, y si no se buscan sucedáneos, es claro que casi todo el mundo se conforma con pequeñas dosis.
            Eso es así porque nadie, o casi nadie, es capaz de explicar claramente que es posible conseguir una paz interior total, un amor total, una alegría total y una felicidad total. Se trataría de conseguir vivir en la Tierra, dentro de un cuerpo, como cuando no tenemos cuerpo. Es claro y parece fuera de toda duda, que al otro lado de la vida, la paz, el amor, la alegría y la felicidad, son el estado habitual de los que viven ese estado de conciencia. ¿Por qué no vivirlo aquí, en el cuerpo?
            Sólo necesitamos, como dice el mensaje que le precede a esta entrada, “Paz y Felicidad”: Amar sin condiciones, ayudar sin condiciones y perdonar sin condiciones. ¿Qué es difícil?, ¡claro!, nadie ha dicho que sea fácil, pero también es difícil trabajar como locos, olvidándose de vivir, para conseguir algunas de las cosas materiales con las que pensamos que vamos a conseguir la felicidad.
            Casi no es necesario especificar cómo conseguirlo: Se aprende a amar amando, se aprende a ayudar ayudando y se aprende a perdonar perdonando. Lo que si se puede hacer en el camino es mantenerse alerta para impedir que otros pensamientos desvíen la atención hacia el miedo, hacia la crítica, hacia la ira, hacia el rencor o hacia el egoísmo.
            Y medita. Sea el que sea el lugar en el que te encuentres dentro del camino, medita. Te ayudará a mantener la atención en el objetivo, que no es otro que “Amar, ayudar y perdonar”.              

miércoles, 2 de julio de 2014

Buscar lo inexistente en lugares equivocados


            Los seres humanos somos especialistas en buscar cosas que no existen, o mejor, que no se pueden ver ni tocar, y además solemos hacerlo en los lugares equivocados. Podríamos pensar que somos majaderos, pero a lo peor no lo somos, porque es algo que hacemos todos los seres humanos, y tantas personas no podemos estar equivocadas, ¿O sí?
            Y, ¿Qué es eso inexistente que los seres humanos buscamos con tanto ahínco en los lugares equivocados?, pues yo diría que casi todo, pero básicamente el amor y la felicidad, así como todo tipo de emociones, sentimientos o energías, es decir todo aquello que no es material, por citar algunas más: alegría, paz, serenidad, conocimiento. Por lo tanto, si no es material, no se ve, y en la sociedad de hoy, “lo que no se ve, no existe”.
            Y es precisamente, todo esto que no se ve, todo esto que no es material, lo que buscamos, ¿Dónde?, en el mundo de la materia. Es decir, el lugar equivocado.
 
            Las emociones, las energías y los sentimientos, no son cosas externas, no son materiales, no se ven. Son cosas del espíritu, y el espíritu, para encontrarlo, para encontrar lo que hay en él y para conectar con él, se ha de viajar hacia el interior de uno mismo. Por lo tanto si realmente queremos encontrar cosas como el amor, la felicidad, la alegría, la paz, etc., etc., no podemos buscarlas fuera de nosotros mismos, porque es el lugar equivocado, y si alguien cree que lo ha encontrado fuera de sí, se engaña, solo es un sucedáneo con caducidad en el tiempo, mientras que si realmente se encuentra donde debe de ser, en uno mismo, se va a encontrar con algo auténtico que va a permanecer en el tiempo, que va a permanecer por los siglos de los siglos.
            Deja de vivir hacia fuera, deja de vivir hacia el exterior. No busques fama, no busques poder, no busques reconocimiento, porque es tan efímero como un suspiro. No busque posesiones, no busques nada material, a excepción de lo necesario para poder vivir, porque esas pertenencias no son equipaje que tu alma, que es la que está realizando los viajes de un lado al otro de la vida, se va a llevar. Sólo se va a llevar las pertenencias que hayas encontrado en tu espíritu.