El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




Mostrando entradas con la etiqueta Espera. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Espera. Mostrar todas las entradas

miércoles, 6 de diciembre de 2023

Quién espera desespera

 


Esperar……. Esperar……. ¿Quiénes de los que estáis leyendo esto no estáis en este momento esperando algo?: ¿La pareja ideal?, separarte de tu pareja?, ¿el viaje de vacaciones?, ¿qué llegue el verano, o el invierno?, ¿qué te toque la lotería?, ¿la contestación a la petición de trabajo?, ¿alcanzar la iluminación en tu próxima meditación?, ¿esperando un hijo?, ¿qué llegue el fin de semana?, ¿qué llegue la noche para cenar?, ¿esperando la cita con tu medico?, etc., etc., etc. Todos estamos esperando algo y, casi todos, estamos esperando de manera permanente.

              Y, ¿cuánto tiempo de tu vida has pasado sin esperar nada?, no mucho ¿verdad?

              Existen esperas de todos los tipos, materiales, emocionales y espirituales. Da igual el tipo de espera, porque la espera genera infinidad de sentimientos: Miedo, estrés, angustia, alegría, ansiedad, dudas, emoción, y un sinfín de sentimientos más, que, normalmente, salvo contadas ocasiones, nos afectan negativamente.

 ¿Qué hacer?, porque ya sabemos que, para no esperar, hay que eliminar los deseos, pero entiendo que es muy difícil, o por lo menos es muy difícil eliminarlos todos. ¿Qué hacemos entonces?

              Podemos intentar dos cosas: Por un lado, lo conocido, ¡Paciencia!, porque la paciencia nos puede dar la fuerza para soportar cualquier espera, cualquier contratiempo, cualquier contrariedad. Y, por otro lado, analizar serenamente aquello que se espera: ¿Para qué es necesario?, si hasta este momento he vivido sin “eso”, podré seguir viviendo igual. Este pensamiento nos sirve para la generalidad de un deseo material, pero existen esperas más conflictivas, como ejemplo, puede servirnos un problema de salud: Ante esperas de una salud perfecta, que parece no llegar, nos queda la “aceptación”. Aceptar la situación libera del estrés de la espera. Si somos creyentes, nos puede servir el pensamiento: “Es la voluntad de Dos”. Si no lo somos, o en cualquier otra situación: ¿Para qué sufrir si no está en mis manos la solución? ¡Será lo que tenga que ser!, ya que cualquier sentimiento negativo aun afectará más negativamente a la salud.

De cualquier forma, hemos de pensar que “todo está bien”, “que siempre es lo que tiene que ser”. Y para llegar a integrar esa creencia en nosotros, hemos de realizar un viaje a nuestro interior. De hecho, la única espera importante es la cita que tenemos con nosotros mismos desde el momento de nuestro nacimiento. Todas las esperas sólo son producto de la insatisfacción producida por el desencuentro con nosotros mismos.

martes, 24 de junio de 2014

Dios espera


Mensaje canalizado de un Maestro Ascendido (23 de Junio de 2014)        



Dios está en todos los seres del Universo. No necesita manifestarse porque Dios Es.
Nos ama incondicionalmente y siempre espera por nosotros, sin importar lo que hayamos hecho o lo que hayamos dejado de hacer.
Lo mismo da si tenemos malas intenciones, El siempre espera sin importar cuando. Siempre espera que volvamos hacia El.

lunes, 3 de febrero de 2014

Esperar..... esperar


La única espera importante
es la cita que tenemos con nosotros mismos
desde el momento de nuestro nacimiento.
Hari Krishan. 
Quien no tiene que esperar, de nada debe desesperarse.
Séneca
¿Por qué aguardas con impaciencia las cosas?
Si son inútiles para tu vida, inútil es también aguardarlas.
Si son necesarias, ellas vendrán y vendrán a tiempo.
Amado Nervo.
Esperar……. Esperar……. ¿Quiénes de los que estáis leyendo esto no estáis en este momento esperando algo?: ¿La pareja ideal?, ¿Separarte de tu pareja?, ¿El viaje de vacaciones?, ¿Qué llegue el verano, o el invierno?, ¿Qué te toque la lotería?, ¿La contestación a la petición de trabajo?, ¿Alcanzar la iluminación en tu próxima meditación?, ¿Esperando un hijo?, ¿Qué llegue el fin de semana?, ¿Qué llegue la noche para cenar?, ¿Esperando la cita con tu medico?, etc., etc., etc. Todos estamos esperando algo, y casi todos estamos esperando de manera permanente.
            Y ¿Cuánto tiempo de tu vida has pasado sin esperar nada?, no mucho ¿Verdad?
            Existen esperas de todos los tipos, materiales, emocionales y espirituales. Da igual el tipo de espera, porque la espera genera sentimientos de todo tipo: Miedo, estrés, angustia, alegría, ansiedad, dudas, emoción, y un sinfín de sentimientos más, que, normalmente, salvo contadas ocasiones, nos afectan negativamente.
            Y ¿Qué hacer?, porque ya sabemos que para no esperar, hay que eliminar los deseos, pero entiendo que es muy difícil, o por lo menos es muy difícil eliminarlos todos. ¿Qué hacemos entonces? 
            Podemos intentar dos cosas: Por un lado lo conocido, ¡Paciencia!, porque la paciencia nos puede dar la fuerza para soportar cualquier espera, cualquier contratiempo, cualquier contrariedad.
Y por otro lado, analizar serenamente aquello que se espera: ¿Para qué es necesario?, si hasta este momento he vivido sin “eso”, podré seguir viviendo igual. Este pensamiento nos sirve para la generalidad de un deseo material, pero existen esperas más conflictivas, como ejemplo, puede servirnos un problema de salud: Ante esperas de este tipo, nos queda la “aceptación”. Si somos creyentes, nos puede servir el pensamiento: “Es la voluntad de Dos”. Si no lo somos, o en cualquier otra situación: ¿Para qué sufrir si no está en mis manos la solución? ¡Será lo que tenga que ser!, ya que cualquier sentimiento negativo aun afectará más negativamente a la salud.
De cualquier forma hemos de pensar que “todo está bien”, “que siempre es lo que tiene que ser”. Y para llegar a integrar esa creencia en nosotros, hemos de realizar un viaje a nuestro interior. De hecho, la única espera importante es la cita que tenemos con nosotros mismos desde el momento de nuestro nacimiento. Todas las esperas sólo son producto de la insatisfacción producida por el desencuentro con nosotros mismos.
Medita para encontrarte y dejarás de esperar.

miércoles, 4 de julio de 2012

El remedio contra la decepción


Si nunca esperas nada de nadie nunca te decepcionarás.

Sylvia Plath

                 ¿Cuántas veces nos hemos sentido decepcionados por  alguien o por algo que ha sucedido en nuestra vida?

                Pero, ¿Qué es la decepción?, en Wikipedia aparece la definición de decepción como un  sentimiento de insatisfacción que surge cuando no se cumplen las expectativas sobre un deseo o una persona. Se forma en unir dos emociones primarias, la sorpresa y la pena. La decepción, si perdura, es un desencadenante para la frustración y más adelante, la depresión. Similar al arrepentimiento, se diferencia en que el sentimiento de arrepentimiento se enfoca básicamente en fallas en elecciones personales mientras que el de decepción se enfoca más en la insatisfacción proveniente del aspecto externo. Es una fuente de estrés psicológico.
            Ahí está el problema, en el no cumplimiento de nuestras expectativas. Y esa decepción afecta a nuestra vida emocional generando tristeza, melancolía, rabia, dolor, y un sinfín de emociones, todas negativas, que también afectan indefectiblemente a nuestra vida física y a nuestra vida mental.
            Mentalmente nos atrapa, cayendo en la trampa de la mente, en la trampa de estar preguntándonos ¿Por qué?, ¿Por qué nos hacen daño?, ¿Por qué nos rechazan?, ¿Por qué no nos prestan atención?. Sin darnos cuenta vivimos en pensamientos repetidos, obsesivos, circulares, durante tiempo, manteniéndonos alejados del libre fluir de la vida y llenándonos de energías negativas generadas por esos pensamientos, tan alejados de la comprensión, de la aceptación y del amor.
            Físicamente permanecemos alterados, nerviosos, alimentando nuestro cuerpo físico de una especie de veneno, que antes o después va a afectar de manera negativa alguna función de nuestro cuerpo.
                El sendero parece claro, ¡Hay que evitar la decepción!, pero ¿Cómo? La receta aun es más sencilla, ¡ACEPTACIÓN!
                La aceptación consiste en eliminar la expectativa, en eliminar el deseo. Lo cual no significa que la acción de una persona, o cualquier situación nos agrade o nos haga felices. La felicidad llegará después, aceptando.
Aceptar en ver las cosas como son, no como a nosotros nos gustaría que fueran. Es observar las situaciones y los sucesos, sin juzgar, sin esperar nada, ya que cuando no aceptamos, y esperamos algo, es una prueba clara de que queremos controlar las situaciones,  queremos controlar a las personas, queremos controlar el mundo. Y no funciona así. Las personas son como son, y nadie, excepto ellas mismas, puede cambiarlas.
 La aceptación es como un puente que nos traslada de la decepción a la paz, del dolor a la alegría, del sufrimiento a la felicidad. Aceptación es vivir el presente, es vivir la realidad, tal cual es, es vivir a los demás como lo que son, seres divinos. La aceptación, al mantenernos en la realidad, lejos de vivir una vida de pensamientos, nos permite ser conscientes de todas las oportunidades que nos rodean, para poder fijar y seguir el rumbo de nuestra vida hacia la felicidad.
Aceptar y respetar son sinónimos de felicidad.

domingo, 22 de mayo de 2011

Esperar....esperar

Que cansado es estar permanentemente dando explicaciones sobre lo que haces, dices o piensas esperando que te comprendan, te quieran y se alegren contigo de tus pasos.  Y que sencillo es no hacer nada de eso y vivir la vida sin preocuparnos de que pensaran, dirán o como actuará la gente que nos rodea. Desgraciadamente, estamos todavía demasiado sometidos a los juicios y opiniones de los demás. Y  menudo a cada paso que vamos a dar miramos hacia todos los lados para ver si nadie se ofenderá, si no perderemos amistades…… Y eso nos paraliza y no nos permite avanzar. Nadie nos obliga, es cierto, pero lo hacemos.

La espera, es la espera eterna de que las cosas sean como “se supone” que deberían ser. Pero claro las cosas son como son. Y son perfectas, aunque nos duelan. Además que absurdo esperar tanto cuando todos sabemos, por experiencia, que  la mayoría de las veces, nada ni nadie es cómo esperábamos. Por ello unas veces la vida nos sorprende en positivo y nos alegramos y otras nos sorprende de tal forma que “nos descoloca” (lo mal nombraríamos como negativo), pero lo que está claro es que jamás deja de hacerlo. Y está muy bien porque si todo fuera como queremos a menudo no tendríamos lo que realmente necesitamos para avanzar. Y no hablamos aquí de las cosas materiales, las que nos ocupan demasiada parte del precioso tiempo que tenemos para vivir. Ese es otro cantar.

Hablamos pues de lo que esperamos de las personas y de todo lo que esperamos recibir de ellas. Unas veces porque consideramos que hemos dado tanto que, claro, también queremos recibir. Otras porque se trata de mi mejor amigo, otras porque es la familia. Y así constantemente.  Parece un juego de a ver quién da más y siempre esperando recibir. Todo ello por supuesto trae disgustos, decepciones y hasta discusiones absurdas. A partir de ahí, a menudo pensamos e incluso podemos verbalizar  ofendidos “pues la próxima vez que pase tal cosa haré esto o aquello “ o “me voy a volver un egoísta y no pienso hacer favores a nadie”  o “cuando me llamen para visitarme diré que me marcho” o “no pienso felicitarle para su cumpleaños”………………….. Y así reaccionamos, a menudo, en caliente. Por suerte eso no sucede siempre. Porque por encima de nuestros instintos está la capacidad de perdonar, de reflexionar, de sentir que no vale la pena. Está la capacidad de Amar. Ese es nuestro trabajo, Amar por encima de todas las circunstancias. Estar allí siempre hasta para aquel que trató de ofendernos por si  un día decide regresar y acercarse a nosotros. Y si no lo hace, no pasa nada, pero hay que seguir ahí, queriendo de corazón.  Pero sin esperar, sin esperar nada de nadie.

Cuando encuentras tu equilibrio interior y te sientes en paz contigo mismo/a no necesitas estar pendiente de que harán los demás ni andar justificándote y defendiéndote permanentemente.   De la misma manera, tampoco actúas según lo que esperan ellos de ti. Eso no es amor. Es egoísmo disfrazado. Amar, por decirlo de alguna manera, es un “pack” indivisible que no depende de nada ni de nadie. Y  hemos venido para sentirlo y vivirlo, sin separaciones. No nos pongamos pues barreras nosotros mismos y dejemos de esperar. Avancemos con la vida que es puro movimiento, fluido, constante y rápido. Apenas estamos aquí unos años y algunos, muy pocos. Permitámonos pues ser, estar y  fluir con el devenir de la vida según sintamos cual es nuestro camino.

No malgastemos ya más energía esperando a…………. La felicidad está en nuestras manos,  sólo depende de uno mismo.

Entrada publicada por Elisenda Julve