El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




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lunes, 20 de febrero de 2023

Una pareja es cosa de dos



Capítulo XVII. Parte 4. Novela "Ocurrió en Lima" 

La tarde pasó rápida y cuando me di cuenta había anochecido y solo quedábamos en el edificio Pablo y yo.

-    Me pareció un buen momento para hablar con Pablo, ahora que tenía mucha más información que en nuestra conversación en Miami- Pablo hoy he almorzado con Diana y hemos estado hablando.

-    ¿Qué te ha dicho?, -quiso saber mi amigo.

-    Bueno, eso mejor te lo cuenta ella, porque me parece que no habéis tenido mucha conversación sobre el tema.

>> Te digo algo que la dije a ella, que el matrimonio es cosa de dos, que hay que cuidarlo cada día y que sería dramático que el amor que os profesáis se perdiera por falta de dialogo o, lo que es peor, que se convierta en odio o en ira.

>> Ponte en sus zapatos. Piensa en cómo te sentirías tú, no solo física sino emocionalmente, si hubieras perdido al hijo que llevabas en tu interior. Y, aunque no te pusieras en sus zapatos, si practicaras eso de que la amas, ya no habría razón para estar mal. Porque alguien que ama lo único que desea es la felicidad del ser amado.

>> Tienes que ver siempre lo mejor de ella, buscar que fue lo que hizo que te enamoraras de ella y recordar esos primeros momentos. Enfócate en lo que amas y no en lo que te molesta.

>> En las discrepancias, como ahora, tenéis que hablar, para que no se enfríe el amor. Así no habrá nada que te moleste, pero si aun así lo hubiera, tienes que aceptarlo, pero no recriminarle por ello.

>> No solo ella ha cambiado en algo. Tú, también lo has hecho. Acepta sus cambios como has aceptado los tuyos.

>> Solo tú eres responsable de tus emociones. Diana no es responsable de ellas y su trabajo, por si no lo sabes, ya te lo digo yo ahora, no es hacerte feliz. Tú debes ser feliz por tu mismo y, cuando lo consigas, llevarás esa felicidad a la pareja.

>> Tu frustración y tu enojo son emociones tuyas. Busca la razón en tu interior, pero no culpes a Diana. Comparte con ella tus miedos, tus deseos, tus sentimientos.

>> Tu trabajo es abrazarla, es apoyarla, es comprenderla, es escucharla. Que seas el pilar sobre el que ella pueda apoyarse.

>> Hablar, con humildad, con respeto, con paciencia, con tolerancia, con confianza. Así será fácil para los dos llegar a un acuerdo. Nadie es perfecto.

-    Cuando terminé mi discurso permanecimos en silencio durante un momento, silencio que rompió Pablo- Ahora sé por qué te quiero desde hace ya tanto tiempo, -Y eso lo decía levantándose y dándome un abrazo- Gracias.

Amistad

 


Capítulo XVII. Parte 3. Novela "Ocurrió en Lima"

Le dije a Diana que prefería ir a algún restaurante donde no fuera personal de la empresa, para que no nos molestaran, y estuvimos caminando durante casi media hora hasta que encontramos un restaurante con muy buen aspecto y, lo suficientemente, alejado de la empresa.

-    Creo que hace tiempo que no hablamos, -inicie la conversación.

-    No hablamos desde que comenzamos a trabajar en la inmobiliaria. Parece que hace un siglo. -contestó Diana, con una cierta nostalgia.

-    ¿Te acuerdas de las conversaciones que teníamos cuando nos conocimos?

-    Ya lo creo que me acuerdo. ¡Me ayudaste tanto! Si no hubiera sido por ti, es posible que todavía estaría lamentando mi ruptura.

-    Que exagerada y dramática que eres Diana.

-    No exagero ni un ápice, tu ayuda fue milagrosa.

-    Pues, ahora, no sé si necesitarás un milagro, pero no te veo muy bien, -decidí lanzarme a fondo- y Pablo, tampoco parece que esté en su mejor momento. En Miami me dijo que quería quedarse de gerente allí. ¿Qué pasa?, ¿no estáis bien? Os quiero a los dos y me gustaría que estuvierais felices y contentos.

-    No estamos muy bien, -contestó Diana con tristeza- ya llevamos tiempo mal. Desde el aborto no levantamos cabeza. Todo son discusiones o silencios. Y ya hace un año. Es agotador vivir así.

-    ¿Por qué?, ¿puedo saberlo?, ¿puedo ayudarte? Te quiero como a una hermana y quiero que estés bien.

-    Los dos queremos tener un hijo, pero parece que los tiempos de cada uno son diferentes. -Las lágrimas empezaron a salir, mansamente, de los ojos de Diana mientras seguía- A él le gustaría que fuéramos a buscarlo ya y yo, sin embargo, quiero esperar un poco más. No estoy del todo repuesta de la decepción de la perdida que tuve. Y eso él no lo entiende y como no lo entiende no lo admite. Cree que no me quiero quedar embarazada porque el doctor nos dijo que tenía que llevar una vida de menos estrés y Pablo considera que no hago nada.

>> Es cierto que no hago nada, ¿para qué lo voy a hacer, si no quiero quedarme embarazada?

-    Pero ¿lo habéis hablado?, -pensaba que era lo mínimo que tenían que hacer.

-    No. Tal como estamos desde el aborto, es imposible hablar.

-    Diana, el matrimonio es una cosa de dos.

>> No sé si esto te lo tengo que decir a ti, a él o a los dos juntos, pero, en fin, te lo digo a ti, ahora, y siempre puedes utilizarlo para cuando converses con él. Porque es imprescindible que tengáis una conversación. Si no lo hacéis, el amor, que decís que os tenéis, aunque, perdona lo que te voy a decir, no lo demostráis, se va a terminar del todo.

>> Tienes que ser, totalmente, transparente. Decirle, de una manera clara, lo que me acabas de decir, que quieres tener un hijo pero que quieres esperar un poco más y que cuando consideres que es el momento reducirás tu ritmo de trabajo. Comparte con él como te sientes. Y así, abriendo tus emociones, podrás experimentar el amor en una dimensión mayor.

>> Creo que los dos habéis llegado a un punto es el que os es difícil poneros en el lugar del otro. Y tenéis que hacerlo. Él no puede frustrarse por las circunstancias, no debe enojarse contigo y mucho menos culparte, y tú, tampoco puedes hacerlo. No tenéis culpa ninguno de los dos. Sois dos seres con un mismo deseo, (tener un hijo), pero visualizando un periodo de tiempo diferente para la satisfacción del deseo, lo cual hace que las emociones diferentes choquen como dos trenes que circulan en dirección contraria por la misma vía.

>> ¿Qué opinas?

-    Que tienes razón. Esta noche voy a hablar con él. Pero…, no sé si sabré vivir sin trabajar. Supongo que trabajando media jornada en un puesto que no fuera tan estresante, como ser tu asistente, estaría bien, pero, es una lástima, porque no existe ese puesto en la empresa. -Por fin salió a la luz la otra preocupación de Diana.

-    Es cierto que en la empresa no tenemos un puesto parecido, aunque podríamos crearlo. Pero creo que no hace falta. Se me está ocurriendo algo, que tendría que hablar con Indhira. ¿Qué te parece ser su asistente en la Fundación? Necesita ayuda y con media jornada, podría ser suficiente y, de ser necesario, podrías trabajar desde casa.

-    ¡Oh!, sería ideal, -los ojos de Diana se iluminaron- y tú, ¿Quién estaría contigo?

-    No sé, -lo que Diana no sabía es que ahora no conocía a nadie de la empresa, con lo que, difícilmente, podría dar un nombre.

-    Ya lo tengo, -se la veía satisfecha- Roxana.

-    Pues no se hable más. Tenemos trabajo. Esta noche tú hablas con Pablo y yo hablo con Indhira.

Diana aparecía mucho más tranquila cuando volvimos a la oficina después del almuerzo. 

miércoles, 4 de enero de 2023

Dialogo en la pareja

 


El diálogo en la pareja es como el agua para las plantas. 


De la misma manera que la planta necesita el agua para vivir, la pareja necesita el diálogo para mantenerse viva, para mantener la ilusión, para saber uno de las necesidades de otro, para entenderse, para conciliar, para evitar suposiciones, para dialogar sobre sus sentimientos, sus ideas, para visibilizar los desacuerdos y para alcanzar los objetivos compartidos.

jueves, 27 de octubre de 2022

No hay fracaso en la pareja

              


                 Aconsejo a los religiosos, creyentes, devotos, seguidores y practicantes de todas las religiones, así como a todos aquellos influenciados por las insanas creencias de la sociedad, a los meapilas, a los hipócritas y a los fariseos, que no sigan leyendo, ya que no es una lectura que les pueda interesar porque va claramente en contra de sus intereses. Este es un escrito para afianzar el respeto y no creo que, ningún adalid de la pureza que viva blandiendo su espada de fuego en contra de los que consideran que viven en pecado, conozcan mucho de él.

              Así que, ahora que ya hemos quedado solo los pecadores, podemos comenzar. No existe fracaso en el matrimonio o en la pareja, ya que el fracaso es la no consecución del éxito y, en la pareja, teniendo en cuenta que ni los mismos integrantes conocen la razón de su unión, no se puede hablar de fracaso. Se puede, sin embargo, hablar de éxito en todas las uniones, aunque, la mayoría de las veces sea un éxito agridulce o, incluso, amargo, por el desconocimiento del ego sobre cuál es la causa y los objetivos de la unión.

              Para entender el párrafo anterior sería bueno remontarnos al espacio entre vidas, anterior a la encarnación en la que se produce la unión de la pareja. Si, ya sé que no podemos remontarnos a algo que no conocemos, pero sí tenemos alguna pista de cómo se organiza una vida. En ese espacio, antes de encarnar en la materia, cada alma organiza su vida y firma su contrato. Ya sabemos que elegimos los padres, el lugar de nacimiento, así como las relaciones y el trabajo a realizar. También se organiza y se firma las uniones de las personas, así como los objetivos a alcanzar en ellas.

              Cada unión tiene por objetivo el aprendizaje, la cancelación de deudas kármicas, la recepción de débitos, y la enseñanza. El alma, aunque el ego tenga un total desconocimiento de la tarea a realizar, sigue las pautas establecidas para que la unión se de y el trabajo se realice.

              Por lo tanto, las uniones pueden durar un instante, un tiempo más o menos largo o toda una vida. El problema surge cuando la unión no debe durar más allá de un tiempo limitado y choca frontalmente con las creencias religiosas o con las creencias de la sociedad, que impone que una unión debe durar toda una vida.

              Existe un problema añadido, posiblemente, el más importante, y es que las uniones no se establecen desde el Amor del alma, desde el Amor divino, desde el Amor incondicional. Las uniones se establecen desde lo que podríamos llamar amor humano, que no es más que una emoción, una mezcla de amor-deseo, en el que priman múltiples factores, totalmente alejados de la energía del Amor. Esos factores pueden ser la atracción física, el deseo sexual o intereses materiales, como pueden ser: alcanzar una buena posición social, una mejora en la economía, la necesidad de compañía o satisfacer a la sociedad para evitar “el qué dirán”.

              Y aún podríamos hablar de otro problema más, como es la falsa creencia de bastantes hombres de que en la unión la mujer tiene un papel de servilismo y la falsa creencia de las mujeres de que, efectivamente, es así y que han de intentar satisfacer al hombre en todo lo que se supone que a este le agrada. Esto es dramático, esos hombres, de hombre, solo tienen el nombre, y las mujeres con esa creencia, son una clara muestra de que no se respetan a sí mismas. Es lógico y normal que no reciban el respeto que merecen como seres humanos.

              Hagamos un inciso, para recordar que todos, hombres y mujeres, somos exactamente iguales. Todos somos alma, todos somos una Chispa Divina, todos somos hijos de Dios, que un día decidimos encarnar, por propia decisión y, en esa encarnación le pusimos al alma, para facilitar el trabajo a realizar, un ropaje de hombre o de mujer. La realidad es que somos eternos y que no tenemos sexo. Líbrese bien el miembro de la pareja que maltrate física o emocionalmente a su pareja, porque en próximas encarnaciones es posible que tenga el sexo contrario a la encarnación actual para recibir en carne propia el daño generado.

              Con todo ese panorama, se establece la unión para realizar el trabajo acordado, que se puede realizar o no. Pero ante la falta de autentico Amor, ninguno de los miembros de la pareja va a ser capaz de identificar cuando ha finalizado ni el trabajo ni la unión. A partir de ahí surgen los engaños, los sufrimientos, los desencuentros, los maltratos y mil y una desgracia más.

              Con lo fácil que es identificar cuando ha finalizado la unión, y de manera racional, basándose en el Amor, el cariño, la generosidad y el respeto, concluir esa unión, que no la relación, apoyándose ambos en los primeros momentos, esos que la sociedad se encarga de calificar como dramáticos, cuando, sin embargo, ha sido una relación exitosa, porque no solamente han cumplido su compromiso, sino porque han podido extraer el aprendizaje y abstraerse de la conciencia social.

              Cuando el hombre entienda que no solo no es superior, sino que posiblemente camine varias pasos detrás de las mujeres, y cuando la mujer aprenda a respetarse a sí misma y entienda que su sumisión a la tiranía es el aprendizaje que está dando a sus hijos, que serán tiranos, y a sus hijas que serán esclavas, se habrá acabado la lacra de maltratos y engaños en la pareja, aunque no basen su relación en el Amor, pero si lo hagan en el respeto mutuo.

                

martes, 4 de octubre de 2022

Conejillos de indias

 


Capítulo X. Parte 4. Novela "Ocurrió en Lima

        Ángel se calló y me quedé pensando en mi teoría de que somos como conejillos correteando en la superficie de la Tierra sin tener el más mínimo conocimiento de nada. Y sabiendo “nada” tenemos que dominar a la mente, entender que somos todos iguales e hijos de Dios, que estamos aquí para aprender a amar y que, además, ha sido nuestra elección.

 ¡Claro!, Diana, al igual que yo, de esto no sabe nada, y es la primera vez que se encuentra sola, sin ninguna esperanza de que se revirtiera la situación.

Le ofrecí comer alguna cosa que aceptó y, entonces, hablé, un poco, de mí. No mucho. Lo justo para que entendiera que su situación era “el pan nuestro de cada día” y que somos muchos los que pasamos por el mismo trance.

Mi día había sido intenso. El trabajo en la empresa del padre de Indhira, el encuentro con Ángel, con las regresiones incluidas, y para rematar el día el encuentro con Diana. Después de cuatro horas, desde que llamó a mi puerta, me encontraba un poco cansado y necesitaba dormir, pero ella, que había comenzado a sentirse mejor, no daba señales de cansancio o de querer pasar a su casa. Supuse que entrar sola en su casa activaría nuevamente su soledad y le ofrecí quedarse a dormir en el sofá en el que estaba sentada.

Aceptó sin dudarlo ni un instante. La tuve que acompañar a su casa, porque no quería pasar sola, para recoger su pijama y regresamos, ya para dormir.

En diez minutos estábamos, ella en el sofá y yo, en mi habitación, en la cama. Y en cinco minutos más dormía como un bebé.

Tuve un sueño extraño, del que recuerdo pelos y señales, en el que la protagonista fue una bolsa de basura:

“La bolsa de plástico negra con capacidad para cincuenta litros y que apenas estaba llena hasta la mitad se encontraba descansando al lado de la puerta de casa esperando, como cada día, que alguno de los miembros de la familia la sacara para realizar sus acostumbrados paseos. Primero de la mano de los dueños de la casa hasta el contenedor y, después, en el tour turístico en el que se encontraban las bolsas del vecindario hasta, lo que para ellas era, el balneario de vacaciones, aunque también podrían denominarlo como “el jardín del Edén” o “el paraíso”, porque allí iban a diseccionarlas completamente para reciclar a cada uno de los integrantes de la bolsa para su reutilización.

La bolsa se estaba impacientando. Se acercaba la hora en la que el vehículo que la transportaba solía llegar y, en la casa, no se apreciaba ningún tipo de movimiento.

No le gustaba el retraso porque cada vez que se retrasaba luego tenía que estar, durante toda la noche y buena parte del día siguiente, en el contenedor completamente sola.

¡Ah!, ¡por fin había movimiento en la casa! El esposo se estaba poniendo los zapatos a la vez que le decía a su esposa:

-    Cariño, me voy a la reunión del colegio.

-    Llévate la basura al salir –le dijo su esposa.

-    No puedo –contestó el esposo- ya voy tarde

-    Pero si solo es medio minuto cruzar al otro lado –le dijo la esposa un poco molesta- Di que no te apetece y quedas mejor.

-    Te he dicho que no puedo –volvió a repetir el esposo levantando la voz.

-    No es que no puedas –gritó la esposa- lo que pasa que no te sale de las narices bajarla. Te recuerdo que la basura la hemos hecho los tres. Y siempre la saco yo sin tener que salir.

-    Pues no me sale de las narices, ¿vale? -y dando un portazo se fue de la casa, dejando a la pobre bolsa de basura allí, tirada en el suelo y, lo que es peor, a su esposa roja de ira.

La bolsa estaba perpleja. El matrimonio había discutido por ella. ¡Ella que solo era una bolsa de basura!

-    ¡Qué importante debo ser! -pensó la bolsa de basura, cuando discuten por mí- En esta familia, yo, una bolsa de basura, soy más importante que el amor y el respeto. Aunque no deben de quererse mucho cuando discuten por mí como si yo fuera la amante de uno de ellos.

La esposa tuvo que sacar la bolsa de basura y a cada paso que daba renegaba más y más de su esposo, mientras el ego de la bolsa de basura se inflaba tanto que podría haber ido ella sola al contenedor volando. ¡Qué importante soy!, seguía pensando la bolsa de basura”.

Fue extraño, pero muy real. Es como si fuera una enseñanza más de Ángel. ¡Es increíble!, discutimos con la pareja hasta por una bolsa de basura.

miércoles, 21 de septiembre de 2022

Una pareja es una empresa de dos

          


            En todas las relaciones, relaciones de cualquier tipo y, por lo tanto, en las relaciones de pareja, se establecen unas reglas de juego surgidas de una lucha sorda, incruenta y silenciosa. Es la lucha por el poder. Pasa siempre, y los componentes de la pareja aceptan de manera tácita las reglas surgidas de esa lucha.

Cada uno de los miembros de la pareja antes de unificar su mundo, vivían en mundos diferentes, aportando a ese nuevo mundo de la pareja sus experiencias personales, sus creencias, sus vivencias, su manera de enfrentarse al mundo, sus gustos y sus pasiones. Y claro, todo eso hay que unirlo, hay que mezclar esos mundos diferentes, y es aquí donde cada miembro de la pareja trata de imponer sus ideas, sus experiencias y sus creencias al otro. Y lo que tendría que ser mayor riqueza por la unión de dos experiencias, se convierte en choques y conflictos más o menos graves.

Lo que podría ser la riqueza de los dos mundos en uno, se convierte en pobreza por el predominio de un mundo sobre otro, ya que se ha anulado y menospreciado la experiencia de uno de los mundos.

Y ante tanta pobreza surgen las preguntas, tontas en la pareja: ¿Me quieres?, ¿por qué siempre tengo que ser yo quien dé mi brazo a torcer?, ¿por qué ya no me besas?, etc., etc.

En las relaciones es las que el poder no es compartido totalmente por ambas partes, se corrosiona la base que debe sustentar la relación: el amor. Y cuando se olvida el amor, se olvida decir a la pareja cuán importante es en su vida, se olvida decir a la pareja que la ama, se olvida de dar para exigir, se olvida de dar para solo recibir. Seguro que un miembro de esa pareja todo lo que tiene que atender es una lista infinita de obligaciones. Eso no es una relación, es el dominio de una parte sobre la otra.

En esa relación no se expresa el cariño, la ternura, las caricias, los besos, los silencios, las miradas, los abrazos, el “te amo” de buenos días, el beso de buenas noches, en esa relación no se expresa el amor, no hay comunicación. En esa relación sólo hay descalificaciones, agresividad, ira, ironía, maltrato emocional.

Pero ¿por qué se corrosiona el amor, que es la base que sustenta la relación? En realidad, no se corrosiona el amor, lo que sucede es que no existe. Se ha basado la relación en algo que surge en la mente que llamamos amor, pero eso no es amor, porque el amor por definición es dar, dar sin medida, buscar la satisfacción del otro. Si no se da permanentemente para buscar que la otra persona sea feliz, no existe amor. Y La pareja pasa de ser una pareja para convertirse, en muchos casos, en una pantomima de soportarse en público y aborrecerse en privado.

La pareja, que es el mejor campo de aprendizaje y de crecimiento para el alma, se ha convertido, desgraciadamente, en un campo de batalla, en un campo de deudas kármicas, que ata a sus integrantes al ciclo de reencarnaciones para tratar de liberar en vidas posteriores los efectos nocivos de esas relaciones dañinas.

La pareja es el espacio ideal para empezar a desarrollar el Amor, con mayúscula, el Amor incondicional, el Amor Divino. Nada es dado porque sí, todo se ha de trabajar, ese Amor también, y la mejor universidad del Amor incondicional es la pareja.

Mantener el amor “humano” del enamoramiento más allá del inicio de la relación, más allá del nacimiento de los niños, más allá de la jubilación, es desarrollar el Amor Divino.

Sentir como se abre tu pecho cuando miras a tu pareja, en cualquier situación, es desarrollar el Amor Divino.

Decir de manera permanente a tu pareja cuanto la amas y cuanto te importa, es desarrollar el Amor Divino.

Escuchar a tu pareja, apoyarla, reconocer sus éxitos, es desarrollar el Amor Divino.

Mantener y reforzar la confianza entre los dos, es desarrollar el Amor Divino.

Nadie es servidor de nadie, repartirse el trabajo del hogar y la educación de los niños, es desarrollar el Amor Divino.

Respetar la libertad de la otra parte de la pareja y sus diferencias, es desarrollar el Amor Divino.

Comunicarse, no olvidarse de contar nada, no dejar que se enquisten las dudas y los problemas, es desarrollar el Amor Divino.

Si creen que el proyecto común ha concluido, hacer lo que corresponda con amor, con generosidad y con respeto, (como podría ser separarse), es desarrollar el Amor Divino.

Esto no es imposible. Reflexiona como es tu relación. Si dominas o eres dominado empieza a poner todos los medios a tu alcance para cambiar la situación.

Decir que la pareja es la universidad del Amor Divino, es decir que el espacio de la pareja es un espacio de felicidad. Si crees que no has conseguido ese espacio de felicidad todavía estás a tiempo, siéntate con tu pareja y reflexionar en voz alta sobre vuestra relación. SIN UN SOLO REPROCHE, SIN UN SOLO JUICIO, SIN UNA SOLA CRITICA.

lunes, 25 de abril de 2022

¿Por qué se rompe una pareja?


¿Cómo se forma normalmente una pareja? Una pareja es un compromiso que adquieren dos personas, entre sí, para convivir juntas. Unas veces es un compromiso personal, otras firmando unos papeles y, otras, haciendo que la religión del lugar bendiga esa unión con los rituales acostumbrados. Se da por supuesto que entre esas dos personas que deciden convivir juntas existe algo que parece fundamental: “el amor”. Pero, ¿cómo es ese amor?, ¿es el amor que se siente desde el corazón o el amor que se siente desde la mente?

¿Recordamos que significa amar?: Es aceptación de uno mismo, es aceptación del otro tal cual es, es dar a cambio de nada, es ser feliz haciendo que los demás sean felices, es comprensión total, es alegría, es colaboración, es amar sin juzgar, sin culpar, sin criticar. Es ver a Dios en tu pareja. ¿Es este el amor con el que has formado tu pareja?

Virginia Satir, escritora norteamericana, escribe del Amor Incondicional: "Te quiero amar sin aferrarme, apreciarte sin juzgar, unirme a ti sin invadirte, invitarte sin exigir, abandonarte sin culpa, examinarte sin culpar y ayudarte sin insultar. Si puedo recibir lo mismo de ti, entonces podremos encontrarnos y enriquecernos de verdad".

Una relación basada en el amor, es la unión de dos almas que saben que con su unión sólo están cumpliendo el Plan Divino, y saben también, porque el alma lo sabe todo, que esa relación es finita, que puede durar un día, un mes, un año, un lustro, o una vida física, porque el objetivo de esa relación es, como todas, aprender, enseñar, acumular experiencias para el alma y, posiblemente, liberarnos de karma.

Las relaciones que no tienen como bandera ese amor, tienen muchas posibilidades de aburrirse, de cansarse, de engañarse, de vivir silencios o gritarse cada día, de manipularse emocionalmente, de dominar uno sobre el otro, de maltratarse y, en algunos casos, hasta de acabar con la vida del otro.

En realidad, no existe mucho amor en la formación de una pareja, porque si existiera no llegarían a plantearse, ninguno de los dos miembros de la pareja, el sentirse mal porque la relación se haya desgastado. El amor no se desgasta nunca.

La felicidad es consustancial con el Amor Divino: Si sientes Amor Divino, eres feliz, con independencia de tu pareja, de tu relación, de tu vida.

Para sentir el Amor Divino se ha de vivir desde el corazón, y no desde la mente, un segundo tras otro, un minuto tras otro, un día tras otro. No es suficiente sentirlo durante una meditación, y ya está, no, ha de ser permanente, porque, además, una relación desgastada, es ideal para perder la conexión con el corazón e instalarte en la mente a una velocidad increíble.

Si tienes una relación desgastada, enfréntate a la situación, con amor, e imagina que hablas contigo mismo, di lo que te gustaría que te dijeran a ti, y dilo como te gustaría que te lo dijeran a ti. Si estás en este punto es seguro que tu pareja no sabe lo que es el Amor Divino, actúa con ternura, sin crear falsas expectativas, porque como eso que llamamos cariño aún existe, que no se acabe eso cariño también.

Y si se ha desgastado del todo y se ha roto la pareja, acéptalo. Se supone que amas a la otra persona. Si es así, y ella ha decidido separarse, debes estar feliz, porque marcha creyendo que va a encontrar la felicidad en otro lugar. Y, aunque sepamos que no la va a encontrar hasta que no viaje a su interior, necesita su libertad para hacer lo que cree que le conviene. A la otra parte solo le queda desearle lo mejor y seguir su camino sin esa compañía.

              


sábado, 19 de marzo de 2022

¿Necesito una pareja para ser feliz?


En cuanto a tu felicidad, no depende ni de tu pareja ni de nadie. Solo depende de ti. Tienes que ser feliz por ti mismo.


La felicidad es un estado de paz interior y de serenidad. Es el estado que se consigue cuando se sabe que “todo está bien”. Te diré más, si trabajas por tu felicidad, aunque sigas toda la vida solo, la recreación de la progresión, en la que te has visualizado lleno de tristeza por tu soledad en una residencia para mayores, sería muy diferente. Estarías en la residencia, también, solo, pero estarías feliz. Porque no es necesario tener una familia para ser feliz.


Nada ni nadie fuera de ti, incluso una familia, te va a dar la felicidad, porque todo lo que encuentras fuera de ti te puede dar momentos agradables, alegres, incluso, momentos de serenidad, pero nada permanente, porque todo lo que encuentres fuera de ti es caduco, como la misma vida. Esos momentos pueden durar un día, un mes, un año, o varios, pero se acabará en algún momento. Y cuando esas sensaciones terminen aún podrás sentirte peor por la ausencia de algo o de alguien con lo que te sentías bien. De la misma manera que te ha pasado con tus padres o con la que fue tu pareja.


Lo que tú denominas felicidad son estados de alegría o de euforia. La felicidad es inherente a la esencia de la persona. Tienes que dejar de vivir el mundo exterior, que es al que te lleva la mente, y dejar de identificarte con los momentos agradables o desagradables que se van presentando. Tienes que encontrar el punto medio, ese punto de equilibrio, donde no hay euforia, donde no hay tristeza, solo serenidad y paz interior, sin apegos ni deseos.


No puedes buscar la felicidad utilizando la mente, porque lo primero que hace la mente es juzgar y buscar un calificativo. Poner un calificativo es comparar con algo conocido. Algo que permanece en la memoria como bueno o como malo, y la felicidad es un estado neutro, donde solo existe el instante presente, porque pasado y futuro son apreciaciones mentales. Cuando se vive con atención el presente no hay sufrimiento por algo pasado y no existen ficticias esperanzas de que se cumplan los deseos de mañana, porque vas a vivir el momento.


Tú eres el único responsable de tu vida. Dios, en su infinito amor, te ha dado un don maravilloso que se llama libre albedrio. Gracias a eso eres el único responsable de tu vida. Serás feliz o infeliz, por tu propia decisión, porque solo tú eres el artífice de tu vida.


 El problema en muchas relaciones de pareja es la falta de amor. Cuando dos personas se enamoran se sienten muy bien, con los mismos gustos y las mismas aficiones, que no dudan en calificarse como almas gemelas.

A partir de aquí, solo les queda irse a vivir juntos. Y lo hacen porque vivir separados les supone un verdadero tormento.

Pero, ¿cuál es el objetivo de la pareja?, está claro que ser felices. Pero tienen un error de concepto, esperan ser felices con el amor que reciban de la otra parte. Esperan ser felices, cada uno de los miembros de la pareja, a expensas de lo que pueda dar la otra parte, pero no pasa por su cabeza el que sea feliz la otra parte por el amor que uno mismo le entregue al otro. Los dos quieren recibir, pero no se han planteado que tienen que dar.

Una cosa está clara, si no tienen en su interior suficiente amor no podrán dar mucho. Y para dar amor hay que aprender a amar, lo mismo que para respetar hay que practicar el respeto, ser generoso con uno mismo para poder serlo con los demás, valorarse uno mismo para valorar al otro, en definitiva, hay que ser feliz por uno mismo, para ser felices en pareja.

 

(Del libro “Vivir ahora, vivir sin tiempo” de Alfonso Vallejo)

 

viernes, 11 de mayo de 2018

La pareja y el amor


Creen los seres humanos que el amor es un sentimiento, y lo buscan casi con desesperación en cada esquina, esperando que aparezca su alma gemela, porque le han llenado la cabeza de historias de que si consigue encontrar a su alma gemela será una locura de amor. Pero la realidad, es que no existen las almas gemelas, tal como quiere hacer creer la sociedad, esa sociedad sin entrañas, que nos hace llevar a pensar que el amor no se activa hasta que aparezca otra persona que haga temblar los sentimientos.

Eso que hace temblar los sentimientos, esas maripositas en el estómago, o perder de vista el mundo ante la visión de la “persona amada”, no es Amor.

Reflexionen por un momento: ¿Alguien ha escuchado decir a una mamá que siente maripositas en el estómago ante la presencia de su bebé de días, semanas o pocos meses? Y lo que siente la mamá por su bebé, sí es Amor, Amor incondicional. Si acaso, lo que siente, es una especie de expansión en su pecho, provocada por la gran energía de amor acumulada en su chakra cardiaco, chakra que es la sede del Amor y de la ternura. Y esa expansión del chakra cardiaco lo único que puede producir es que se humedezcan sus ojos, a la vez que siente paz, alegría y felicidad, pero no va a sentir mariposear su estómago. Las mariposas en el estómago son la manifestación de neuronas intestinales estimuladas por neurotransmisores que se liberan en el abdomen por un estímulo externo que, aunque grato, pone al cuerpo en alerta. El enamoramiento no es más que un pensamiento, un pensamiento agradable, pero pensamiento, a fin de cuentas. Y esa forma de pensamiento, que es energía, hace que el cerebro produzca adrenalina, la cual genera esa sensación en el estómago.

La adrenalina o epinefrina es una hormona vasoactiva secretada por las glándulas suprarrenales bajo situaciones de alerta o emergencia.  Es como el miedo. Así que cuando se dice que se está enamorado, y que se sienten mariposas en el estómago, solo es un pensamiento que genera adrenalina, que es lo más alejado al Amor.

En realidad, lo que está ocurriendo es que se activando un nuevo capítulo del Plan de Vida de un grupo de personas, capitulo que se inicia con el encuentro entre dos almas, para tratar de llevar a buen término un buen número de acciones relacionadas con el Karma de todos los implicados, que son muchos, no solamente de los dos “enamorados”.

Para que ese encuentro llegue a más, los seres humanos se han dado una serie de herramientas para que se activen los mecanismos de atracción. Esos mecanismos son sensaciones, como la de sentir que se conoce a la persona desde siempre, (es normal, tienen una relación posiblemente de muchas vidas), la sensación de perderse en la inmensidad de la mirada de su pareja, o la de apreciar como extraordinarias ciertas cualidades físicas, mentales o espirituales.

El Amor es inherente a la persona, es una energía que se encuentra en el cuerpo energético del ser humano y no se puede dar si no se atesora con anterioridad. Es como el dinero, si no se tiene nada no se puede comprar ni una barra de pan.

Por lo tanto, lo que sienten los “enamorados” en las primeras fases de la relación no es más que deseo, atracción, admiración y alguna emoción o sensación más, pero no Amor.

Será a partir de ese enamoramiento que los enamorados podrán aprender a amar, a través de la comprensión entre ellos, de la tolerancia, del respeto, de la generosidad, de la ternura, e incluso del mismo deseo.

Pero pocos lo hacen, y al cabo de cierto tiempo, se separan. En algunas ocasiones de mala manera, utilizando incluso a los hijos como arma arrojadiza. Pero con una frase muy común: “Es que se ha acabado el amor, pero queda cariño”.

No, el amor no se ha acabado, y no se ha acabado porque no ha existido nunca y lo que denominan cariño no es más que apego.

No quiere esto decir que las parejas que se forman tengan que vivir eternamente juntas, no, de ninguna manera. Se amen o no, no tienen por qué estar juntos el resto de sus vidas. Las uniones se realizan para aprender, para enseñar, para pagar deudas o para recibir recompensas. Y cuando el trabajo se ha hecho, o ya está claro que no hay posibilidades de hacerlo, y que incluso se está generando más Karma, la pareja se deshace. El alma lo sabe y el corazón actúa, aunque casi siempre lo estropea la mente. Cuando realmente los miembros de una pareja se Aman, también desharán su unión, pero lo harán con Amor, con respeto y con generosidad.

¿Cómo se aprende a Amar? A Amar se aprende Amando, de la misma manera que a cocinar se aprende cocinando.

Una buena escuela para comenzar la práctica del Amor es esa pareja que está formando una familia. Es cierto que no es la única y que posiblemente las haya mejores, pero tiene muchísimos puntos a favor. A favor está que lo primero que conoce el bebé cuando llega a la vida es el amor, ya que ese amor es el eslabón que une al bebé recién nacido con su mamá, el primer eslabón que lo enlaza con la vida. La mamá ama a su bebé porque sí, lo ama por encima de todo, lo ama sin condiciones. No espera de él nada a cambio, y ese amor es lo primero que todos los bebés se encuentran en los primeros meses de vida. Bien es cierto que según va creciendo el bebé, ese Amor incondicional se va convirtiendo en amor humano, pero en lo más íntimo de su ser, el niño que está creciendo, ya tiene algo parecido al Amor que alberga en su alma. Es un buen punto de partida.

Si el bebé permaneciera aislado el resto de su vida, es muy posible que no le abandonara ni la inocencia ni el amor que son las condiciones con las que nace. Pero con el tiempo, y con la educación recibida, el niño comienza a perder la inocencia y a cambiar su Amor incondicional por un amor interesado.

Jesús enseñaba que había que volver a ser niños para la unión con Dios:

-      Mateo 18:3 - En verdad os digo que, si no os convertís y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos.
-      Mateo 19:4 - Dejad a los niños, y no les impidáis que vengan a mí, porque de los que son como éstos es el reino de los cielos.
-      Juan 3:3 - En verdad, en verdad te digo, que el que no nace de nuevo no puede ver el reino de Dios.

No es la vuelta a la niñez física lo que predicaba Jesús, era la vuelta a los valores de la infancia: la bondad, la inocencia, la compasión y el amor. 

El Amor, el Amor Incondicional ya existe dentro de todos los seres, ya que todos tienen la capacidad de sentir compasión por otro ser humano, solo tienen que abrir un poco más el abanico. Si se siente con uno, se puede sentir por todos, solo hay que ver a los demás como si fueran uno mismo.


Dos personas se conocen, se enamoran hasta el extremo de creerse almas gemelas, comprueban que tienen gustos afines, que comparten las mismas aficiones, que les apasionan los mismos temas y que le temen a lo mismo. Y por supuesto que, si en algo no coinciden, entonces dicen que son complementarios. El caso es que ven la vida de color de rosa, viven con una sonrisa permanente en su cara, y asumen, sin ningún género de duda, que todo está bien y todo es perfecto en su otra mitad.

Posiblemente sea, si no el mejor, sí uno de los mejores estados emocionales de los seres humanos en su deambular por la materia.

Ante tal cúmulo de coincidencias en sus sentimientos, y teniendo claro lo difícil que les es vivir separados, deciden dar uno de los pasos más importantes que se pueden dar en la vida, se van a vivir juntos, con o sin papeles, no importa. Lo importante es estar juntos, verse cada día, amarse en la distancia corta.

Hasta aquí todo es perfecto. Solo están cumpliendo uno de los apartados de su Plan de Vida.

¡Es una lástima que solo sea un pensamiento el que genera esa emoción!, ¡es una lástima que no se mantenga en el tiempo ese pensamiento!, porque al cabo de cierto tiempo aparecen aspectos que en la vorágine del enamoramiento inicial habían pasado por alto y ahora empiezan a hacer mella, hasta el punto de que el pensamiento de amor comienza a ser sustituido por otros pensamientos que ya no generan la misma emoción, sino una sensación de fastidio, que se va tornando en molestia, para convertirse finalmente en hartazgo, en cansancio, en aburrimiento y, en casos más dramáticos, en odio.

La pareja, que es una gran escuela para aprender realmente a Amar, para aprender a desarrollar la paciencia, la tolerancia, la generosidad y el respeto, se convierte en un campo de batalla, en el que se utilizan toda clase de armas arrojadizas, incluso a veces, desgraciadamente, los propios hijos.

¿Qué pasó con el alma gemela?, ¿se equivocaron en su apreciación o no era tal?, ¿dónde quedaron los gustos y las aficiones afines?, ¿adónde se fue el ser complementarios?

Es posible que en ese “desamor humano” también se esté manifestando su Plan de Vida, es posible que su unión sea temporal para aprender algo que la otra parte puede enseñar, o para pagar alguna deuda Kármica, o para recibir algo que le deben. El problema está en que les está faltando algo que nunca sintieron: Amor. Porque practicaron el amor, pero no practicaron el respeto. Porque se unieron para recibir el uno del otro, pero no para ser generosos y darse el uno al otro.

Todo esto unido a la sinrazón de la sociedad o al engaño de las religiones, que son coincidentes en que dos personas que forman una pareja han de permanecer unidos mientras dure la vida.

¡Qué locura!, ¡así le va al género humano!

Habrá parejas que hayan establecido, antes de venir a la materia, que van a permanecer unidas de por vida, pero las habrá que no. Y como eso no se sabe de antemano, sería bueno que en el desamor cada miembro de la pareja se colocara en los zapatos de la otra parte, para explicar lo que necesitan escuchar, para tratarla como la gustaría ser tratada, para darse en el desamor con la misma intensidad que en el amor.

El fallo radica en que los seres humanos se creen incompletos y por lo tanto piensan que necesitan esa otra mitad para ser felices y completos. Pero no. Los seres humanos ya son “completos”, ya son perfectos tal como son, ni les sobra ni les falta nada, por lo que buscar complementarse con otro ser humano es abocarse al fracaso.


Y cuando se forme una pareja tiene que cambiar el objetivo actual: que lo único que desee cada miembro de la pareja sea conseguir la felicidad del otro, no la propia. Se supone que la propia ya la tiene, ya que si no la tiene va a ser una relación complicada.

Es tal la fuerza del pensamiento de que una pareja ha de permanecer unida de por vida, que a los miembros que componen las parejas les falta valor para dar el paso de la separación, y necesitan, en un alto porcentaje, un apoyo para llevar a cabo la ruptura.

Por norma general ese apoyo suele ser un nuevo amor.

Los miembros de una pareja que no funciona están ávidos de amor y de comprensión, y son muy vulnerables a un nuevo amor. Aunque no exista como tal, estamos hablando de amor humano, nada que ver con el verdadero Amor, pero como es el que entienden los hombres, sigamos con él.

Para que un vehículo pueda estacionar es necesario que tenga un espacio. Nos vale la alegoría para comparar el espacio para estacionar en un corazón vacío de amor. Es un corazón con espacio, por lo que es muy fácil que sea ocupado con algo parecido al amor que llegue de afuera.

Por supuesto que ese nuevo amor está contemplado en el Plan de Vida, y está contemplado como un encuentro entre dos personas para realizar algún trabajo determinado, trabajo que puede durar una semana o una vida. 

Permítanme un inciso. La ruptura de una pareja no genera ningún Karma si esa separación se ha basado en el respeto, en la comprensión y en la generosidad. Pero el nacimiento de un nuevo amor, mientras aún se mantiene la pareja si genera Karma, por la sencilla razón de que se ha incumplido la palabra dada.
Porque la palabra es ley.

La palabra genera Karma, de la misma manera que lo generan el pensamiento y las acciones.

En el caso de que no se haya cambiado la palabra dada a la pareja de serle fiel hasta la muerte y de permanecer juntos en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, en las alegrías y en las penas. 

No importa que esa palabra fuera dada en un rito perteneciente a una religión, sabiendo que ninguna religión enseña la Verdad, que solo enseñan medias verdades interesadas. No importa que la relación fuera un desastre, no importa que no existiera el amor. La palabra estaba dada, y las palabras deben de cumplirse. Y no es que tengan que cumplirse por el rito, tienen que cumplirse por la palabra en sí misma. Las parejas que se establecen sin ningún tipo de rito se encuentran obligadas de la misma manera, a no ser que en su palabra pactada existiera algún acuerdo parecido a “vamos a permanecer juntos hasta que uno de los dos se canse o se enamore de otra persona”.