El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




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miércoles, 9 de abril de 2025

Karma

 


Karma

 

Querido Dios:

Me quedan algunas dudas con relación al Karma. Bueno, en realidad, me quedan todas, porque de los 8 mil millones de personas que pueblan la Tierra, ¿cuántos saben lo que es el Karma?, aún más, ¿cuántos han oído hablar de él?

Por lo tanto, hablar del Karma no sé si puede ofrecer una perspectiva diferente, a quienes no conocen el concepto, para ayudarles a expandir la comprensión espiritual porque, es posible, que tampoco sean conscientes de su dimensión espiritual.

Soy consciente de que no todos los seres humanos estamos transitando por el mismo punto kilométrico. Es seguro que algunos ya estarán en su última vida y que otros estarán iniciando su andadura como seres humanos y que, entre unos y otros, nos encontramos una gran mayoría, cada uno, también, en diferente punto del camino.

Para ejemplo, el mío puede ser un buen referente. Yo no escuché hablar del Karma hasta que comencé a practicar yoga con algo más de 40 años y, sin embargo, mi vida hasta entonces, como la de todos, estaba influenciada por mis pensamientos, mis palabras y mis acciones, sin ser, en absoluto, consciente de ello. ¿Habría variado, en algo, mi vida de tener conocimiento de la existencia del Karma? Puedo asegurar que no.

Aunque, ahora que estoy escribiendo y reflexionando sobre las ventajas o desventajas de conocer o no lo que es el Karma, creo que tampoco es tan importante saber que existe. Me baso en que, antes de saber del Karma, yo tenía buenos y malos pensamientos. En relación a las palabras, unas veces, eran amables y agradables y, otras veces no. Y con respecto a las acciones, unas eran buenas y otras no tanto. Puedo afirmar que después de conocer sobre el Karma, mis pensamientos, mis palabras y mis acciones han seguido por los mismos derroteros, sin detenerme, en ningún momento, a reflexionar sobre las consecuencias que podían acarrear, en mi futuro, como consecuencia de la reacción que mis acciones podían generar.

Es bien cierto que el Karma implica una visión ética y espiritual de la vida y que nos invita a reflexionar sobre nuestras acciones y sus consecuencias, y a buscar el equilibrio y la armonía con nosotros mismos y con el mundo. El karma, también, nos ofrece la posibilidad de aprender de nuestros errores y de superar nuestros obstáculos, para alcanzar la liberación y la felicidad.

Lo que recuerdo, antes de saber sobre el Karma, es que después de realizar una acción incorrecta, de tener pensamientos negativos o palabras que pudieran ofender a otros, había una voz interior que me conminaba a reflexionar sobre mi erróneo comportamiento, para pedir disculpas, para tratar de analizar el motivo de mí proceder y, sobre todo, para que no se volviera a repetir tal desaguisado.

Ahora que sé sobre el Karma, sigo actuando igual. La misma voz es la que sigue gobernando mi vida y no soy consciente de haber reflexionado sobre un pensamiento, una palabra o una acción motivado por el conocimiento de que existe el Karma.

Gracias Señor.  

CARTAS A DIOS-Alfonso Vallejo

sábado, 5 de abril de 2025

Religión

 


Religión

 

Hijo mío:

Quiero comenzar hablándote de los que tú dices que son mis representantes, los predicadores de las distintas religiones.

Aunque casi todas las religiones actuales hablan de mí, yo no me identifico con ninguna de ellas, en particular, pero si con todas, en general. Las religiones, que nacieron con las primeras sociedades como una manera de compartir su vida y sus vivencias, han ido evolucionando hasta colocar, 200.000 años después de su aparición, es decir, solo hace 15.000 años, a alguna deidad en la cúspide de la pirámide. Pero son necesarias. Es el primer contacto que tenéis los seres humanos con la espiritualidad.

Me gusta la definición que el primatólogo Frans de Waal hace de la religión: “la reverencia compartida hacia lo sobrenatural, lo sagrado o lo espiritual, así como hacia los símbolos, rituales y adoración con los que se los vincula”.

Si yo promoviera una religión sería la religión del Amor. Sin dogmas, sin rituales, sin paraíso, sin mandamientos, sin infierno y, sobre todo, sin pecado.

Tienes razón cuando dices que lo que denominan pecado sólo es un intento más de dominio y manipulación de las distintas religiones, a través del miedo. No existe el pecado. Yo nunca me ofendo por nada de lo que los seres humanos podáis hacer, decir o pensar, y no me ofendo porque os amo sobre todas las cosas, y sé que cualquier cosa que hagáis, digáis o penséis, es cosa del ego, no del alma.

Solo estáis creciendo, y de la misma manera que el bebé está aprendiendo a vivir en la vida física, vosotros os estáis preparando para vivir la vida eterna. Y en ese aprendizaje, cometéis errores, que no pecados.

Esos errores son necesarios para que el alma asimile la experiencia. A veces, caéis en el error más de una vez, pero no importa, lo importante es rectificar ese error. Ante vuestro error, sólo puedo esbozar una sonrisa, como diciendo: “Vaya, otra vez”. Pero es, precisamente, de esos errores, de donde va a salir el afianzamiento de la experiencia para el alma. Experiencia que, una vez asimilada, va a hacer que nunca más se repita el error, ni en esta, ni en ninguna otra vida, porque lo que se ha aprendido, se conserva para la eternidad.

Aunque no exista el pecado y no seáis condenados al fuego eterno que prometen las religiones, vuestras acciones, sí que tienen consecuencias, tanto en vuestra vida física, como en vuestra vida fuera del cuerpo. Todo eso debido a la Ley de la Causa y el Efecto.

Existe una cierta armonía entre la espiritualidad y la ciencia, ya que hay algunas similitudes entre el concepto de causa y efecto y la tercera ley de Newton. Ambos se basan en la idea de que cada acción tiene una reacción, y que las consecuencias de vuestras acciones dependen de vuestra intención y comportamiento.

Cada acción, cada palabra, cada pensamiento, por pequeñas que perezcan están regidas por esta ley.

Es esta cadena de acciones y reacciones, de caer en el error, levantarse, rectificarlo y aprender, la que os ata a la rueda de nacer y morir, una y otra vez. Y eso será hasta que vuestras acciones, vuestras palabras y vuestros pensamientos, sean sólo impulsados por el Amor, sin deseos, sin apegos, sin esperar nada a cambio, ni recompensas, ni felicitaciones.

Hasta que llegue ese día de esa vida, estaréis aquí. No creas que, porque medites una hora al día, o porque seas voluntario en una organización humanitaria, o vayas al oficio dominical, o porque no cometas los pecados que las organizaciones religiosas pregonan, ya lo tienes todo hecho, no, ni mucho menos. Tendrás todo el trabajo hecho, en la Tierra, cuando la guía que dirige tus pasos sea el Amor. Solo estáis en la materia para aprender a amar.

Existen pensamientos erróneos, existen palabras con intención de ofender, existen malas acciones, y si los representantes de las distintas creencias religiosas, les quieren llamar pecados, está bien, pero no pueden atribuirme a mí, de manera más o menos interesada, la condena a perpetuidad, a no ser que se confiese el pecador, única manera de quedar redimido de los pecados.

Existe una regla que se deriva de estas dos leyes y que son reconocidas por grandes filósofos y por las principales religiones: La Regla de Oro, cuyo enunciado dice que no hagas a los demás lo que no deseas para ti.

Como todas las religiones tienen cosas buenas, permíteme expresarte las enseñanzas de Abdu’l-Bahá, líder religioso del bahaísmo: “Sed padres amorosos para el huérfano, un refugio para los desamparados, un tesoro para los pobres y una curación para los enfermos. Sed los auxiliadores de toda víctima de la opresión, los protectores de los desfavorecidos. Pensad en todo momento en prestar algún servicio a todo miembro de la raza humana”. Siguiendo estas instrucciones estarás mucho más cerca de finalizar tu aprendizaje en la Tierra.

La ley de la Causa y el Efecto, también, se denomina Karma. Y el Karma es Karma, no lo hay ni malo ni bueno. El Karma que se genera se ha de pagar. Si el Karma que se ha generado ha sido debido a una acción negativa, se tiene que recibir una devolución negativa. Si el Karma que se ha generado ha sido debido a una buena acción, se tiene que recibir una devolución positiva.

Así el Karma se va consumiendo según va aprendiendo el ser humano a Amar. Aprender a Amar os va a llevar una serie de vidas, desde que entráis en la rueda del Amor incondicional, ya que este irá aumentando en gradación en cada vida. Según sea mayor vuestro Amor, iréis dejando de tener pensamientos negativos, hablareis con Amor y todas vuestras acciones estarán regidas por la bondad, con lo cual no generareis Karma negativo. Y en cuanto al Karma positivo, tampoco vais a generar, porque todo lo que hagáis en la vida, va a estar regido por el Amor, y no vais a esperar nada a cambio.

Pero, además de que no existe el pecado, tampoco existen el cielo ni el infierno.

Cuando el cuerpo muere, el alma, gloriosa, vuelva al nivel del que partió para encarnar en un cuerpo, siguiendo con su trabajo, que es múltiple y variado. Da lo mismo que el alma haya estado dominada por un ego asesino que por un ego piadoso. Todos van al mismo lugar.

En realidad, si que existe el infierno. El infierno es la vida que viven muchos seres humanos que siguen el dictado de sus pensamientos. Los celos, la envidia, la rabia, la ansiedad, son alguna de las calderas del infierno que cada ser humano ha creado para su desgracia en la propia vida.

Nunca más vamos a hablar de religión, a partir de ahora, hablaremos de amor, espiritualidad y energía.

Yo te bendigo.

CARTAS A DIOS – Alfonso Vallejo


martes, 14 de enero de 2025

Karma inexorable

 


          Lo primero que se podía apreciar en Yerena era su hermosura, pero al segundo siguiente su hermosura quedaba eclipsada por su inteligencia, por su carácter y por su determinación. Y como una guinda adornando el pastel, la personalidad de Yerena, que lo llenaba todo, estaba adornada por un poder sobrenatural que se concretaba en su habilidad para curar, para predecir el futuro o para ponerse en contacto con los espíritus.

          Todo parecían virtudes en Yerena, sin embargo, no era oro todo lo que relucía. Yerena, hija de un señor feudal en la Alemania medieval, utilizaba sus poderes para su propia satisfacción, sobre todo, para satisfacer a su ego acumulando una conquista tras otra, embaucando a cualquier hombre del que se encaprichara, ya fuera caballero o campesino, ya estuviera libre o comprometido.

          Cierto día paseando por los jardines del palacio de su padre, se encontró con Ermo que se encontraba arreglando las plantas. Ermo era un hombre joven, guapo, fuerte, y nada más verle una corriente de energía circuló por el cuerpo de Yerena. Se acercó y estuvo observándole mientras trabajaba, a la vez que pensaba, “este hombre ha de ser para mí”.

          No le importó que Ermo tuviera una esposa a la que amaba, ni le importó que tuviera tres hijos de corta edad. Le acechó, le hechizó, contactó con espíritus de la oscuridad para que la ayudaran en su propósito. Y así, dos meses después podía consumar su capricho.    

          La esposa de Ermo lloró y suplicó, sin entender el cambio que había ocurrido en su esposo. La desesperación la estaba dejando exhausta, y no podía permitírselo, porque tenía que sacar adelante a sus tres hijos, de los que Ermo parecía, en su embrujo, haber olvidado.

-       Mira a los ojos a Ermo, le dije a Adelaida, a ver si te recuerda a alguien de esta vida actual.

Adelaida estaba en regresión y había acudido a la consulta para tratar de entender porque su esposo, con el que llevaba dieciocho años de feliz matrimonio, de la noche a la mañana, hace tres meses, se fue de casa para irse a vivir con otra mujer.

-       Es mi actual esposo, contestó Adelaida.

-    Y mira ahora a la esposa de Ermo, a ver si te recuerda a alguien, aunque de sobre conocía la respuesta.

-       Si, contestó, es Silvia, la nueva pareja de mi esposo.

El entendimiento de Adelaida fue total. En una vida anterior ella fue Yerena, la que cautivó a Ermo para que se fuera con ella abandonando a su esposa. En la actualidad se habían invertido los papeles: Ella era la abandonada.

Fuera ya de la regresión:

-      ¿Has comprendido como funciona al Karma?, pregunté.

-      Completamente, contestó, pero ahora ¿qué?, vamos a estar así eternamente quitándonos el marido la una a la otra.

-      No, le dije, hay que romper ese círculo. Y ahora está en tu mano romperlo. Perdona a tu esposo y a su nueva pareja hasta que no quede en tu interior ni un ápice de ira, de rabia, de pena, de tristeza o de rencor. Tienes que conseguir pensar en ellos sin ninguna emoción negativa, a pesar, incluso, de lo que hagan o digan a partir de ahora. Lo bueno sería que pensaras en ellos con amor, pero no me atrevo a pedirte tanto. Cuando ya no quede ningún resto de emoción negativa en tu interior habrás cerrado ese capítulo para siempre.

-       Si se negara a pasar la pensión o hicieran alguna otra cosa que pudiera afectarnos negativamente, preguntó.

-      Para eso están las leyes de los hombres, le respondí. Denuncia todo lo que creas que tienes que denunciar, pero no te mantengas anhelante con su resolución, ni anheles una sentencia determinada. Con tu deseo de venganza solo mantienes abierto el círculo del Karma.


lunes, 22 de enero de 2024

¿Es necesario conocer sobre el Karma?

 


Me quedan algunas dudas con relación al Karma. Bueno, en realidad, me quedan todas, porque de los 8 mil millones de personas que pueblan la Tierra, ¿cuántos saben lo que es el Karma?, aún más, ¿cuántos han oído hablar de él?

Por lo tanto, hablar del Karma no sé si puede ofrecer una perspectiva diferente, a quienes no conocen el concepto, para ayudarles a expandir la comprensión espiritual porque, es posible, que tampoco sean conscientes de su dimensión espiritual.

Soy consciente de que no todos los seres humanos estamos transitando por el mismo punto kilométrico. Es seguro que algunos ya estarán en su última vida y que otros estarán iniciando su andadura como seres humanos y que, entre unos y otros, nos encontramos una gran mayoría, cada uno, también, en diferente punto del camino.

Para ejemplo, el mío puede ser un buen referente. Yo no escuché hablar del Karma hasta que comencé a practicar yoga con algo más de 40 años y, sin embargo, mi vida hasta entonces, como la de todos, estaba influenciada por mis pensamientos, mis palabras y mis acciones, sin ser, en absoluto, consciente de ello. ¿Habría variado, en algo, mi vida de tener conocimiento de la existencia del Karma? Puedo asegurar que no.

Aunque, ahora que estoy escribiendo y reflexionando sobre las ventajas o desventajas de conocer, o no, lo que es el Karma, creo que tampoco es tan importante saber que existe. Me baso en que, antes de saber del Karma, yo tenía buenos y malos pensamientos. En relación a las palabras, unas veces, eran amables y agradables y, otras veces no. Y con respecto a las acciones, unas eran buenas y otras no tanto. Puedo afirmar que después de conocer sobre el Karma, mis pensamientos, mis palabras y mis acciones han seguido por los mismos derroteros, sin detenerme, en ningún momento, a reflexionar sobre las consecuencias que podían acarrear, en mi futuro, como consecuencia de la reacción que mis acciones podían generar.

Es bien cierto que el Karma implica una visión ética y espiritual de la vida y que nos invita a reflexionar sobre nuestras acciones y sus consecuencias, y a buscar el equilibrio y la armonía con nosotros mismos y con el mundo. El karma, también, nos ofrece la posibilidad de aprender de nuestros errores y de superar nuestros obstáculos, para alcanzar la liberación y la felicidad.

Lo que recuerdo, antes de saber sobre el Karma, es que después de realizar una acción incorrecta, de tener pensamientos negativos o palabras que pudieran ofender a otros, había una voz interior que me conminaba a reflexionar sobre mi erróneo comportamiento, para pedir disculpas, para tratar de analizar el motivo de mí proceder y, sobre todo, para que no se volviera a repetir tal desaguisado.

Ahora que sé sobre el Karma, sigo actuando igual. La misma voz es la que sigue gobernando mi vida y no soy consciente de haber reflexionado, ni una sola vez, sobre un pensamiento, una palabra o una acción, motivado por el conocimiento de que existe el Karma.   


viernes, 29 de diciembre de 2023

Karma o planificación

 


No te juzgues por las cosechas que recojas,

sino por las semillas que plantes.

Robert Louis Stevenson

 

Soy de los que creen que todo está perfectamente calculado y planificado. Que nada sucede por casualidad en nuestra vida. Que no existe la suerte ni existen los accidentes. Y que todos, en nuestra actual existencia, estamos recogiendo lo que sembramos en vidas anteriores y, a la vez, estamos sembrando lo que recogeremos en las próximas.

          Todo es debido a la Ley de la Causa y el Efecto o Ley del Karma, cuyo enunciado dice que es una energía trascendente (invisible e inmensurable) que se genera a partir de los actos de las personas. Según esta ley, cada causa genera un efecto, a cada acción le corresponde una reacción.

          Teniendo en cuenta que todo es energía, cada pensamiento, cada palabra y cada acción generan energía, y a esa energía de acción le va a corresponder otra energía proporcional que es la reacción.

          También sé que lo único importante es nuestra vida actual, ya que todo lo que tengamos que aprender, enseñar, pagar o recibir, lo hemos de hacer en esta vida, con este cuerpo y con las circunstancias que nos hemos dado.

Todo lo demás no es importante, ni poco ni mucho. Todo el trabajo es aquí y ahora.

          Sin embargo, a pesar de saber todo eso, a veces, cuando me toca vivir situaciones desagradables, (últimamente parecen demasiadas), el pensamiento me lleva a pensar en qué habré hecho mal para recibir algo tan nefasto.

          La reflexión me lleva, de inmediato, a Jesús de Nazaret. Nadie duda de que fue un hombre bueno y ya sabemos cual fue su final. No parece que el Hijo de Dios tuviera Karma pendiente. Solo estaba cumpliendo el Plan de Vida organizado para Él.

Por lo tanto, es posible que, por Karma pendiente de una vida anterior, llegue a nuestra vida algo no deseado, pero, también, puede ser que solo sea debido a la planificación de la vida, a una situación organizada por el alma para algún aprendizaje, desconocido para el “pequeño yo”.

Sea lo que sea, si seguimos las enseñanzas que predican las principales corrientes filosóficas o las grandes religiones, como las de Abdu’l-Bahá, líder religioso del bahaísmo: “Sed padres amorosos para el huérfano, un refugio para los desamparados, un tesoro para los pobres y una curación para los enfermos. Sed los auxiliadores de toda víctima de la opresión, los protectores de los desfavorecidos. Pensad en todo momento en prestar algún servicio a todo miembro de la raza humana”. Estaremos mucho más cerca de finalizar nuestro aprendizaje en la Tierra.

Aprender a respetar a la familia, a los amigos, a los enemigos, a los desconocidos, aprender a compartir con quien no tenga, aprender a ayudar a quien lo necesite, en definitiva, aprender a amar a todos, sin distinción, y nada más importa.


miércoles, 18 de enero de 2023

La rueda de la vida

            


            Cualquier causa, sea de pensamiento, de palabra o de acción, lleva implícito un efecto. Y lo mismo da que esa causa sea un buen o un mal pensamiento, una buena o una mala palabra, una buena o una mala acción. En todos los casos genera un efecto.

Si detrás de esa causa existe un deseo, ya sea consciente o inconsciente, ese efecto es el karma.

Mientras exista el karma nos mantendremos atados a la rueda de la vida, (nacer y morir). Cuando ya no exista deseo, se acaba la rueda del karma. 

viernes, 30 de septiembre de 2022

Aprender a vivir

          

        Toda la vida, desde el nacimiento hasta la muerte, es una acumulación de experiencias y una incesante recepción de lecciones. Esto sucede desde nuestra individualización como almas y, en cada vida, desde la experiencia del primer nacimiento, hasta la última muerte en nuestra última vida terrena, se van sucediendo situaciones, que llevan implícito el aprendizaje, que hemos decidido tener en esa vida en concreto y en ese determinado momento. Y excepto, posiblemente, en la segunda mitad de nuestra última vida, ese aprendizaje se realiza normalmente de manera totalmente inconsciente y en un gran porcentaje de ocasiones, con sufrimiento.

          Somos inconscientes del aprendizaje que conlleva cada situación y cada experiencia, pero sí que somos conscientes de la experiencia, es decir: Imagina que reaccionas siempre con rabia ante una determinada situación que se produce con un compañero de trabajo. La inconsciencia está en que no sabemos que esa situación lleva implícito un aprendizaje y, mucho menos, cuál es el aprendizaje, pero si somos conscientes de la rabia que nos genera esa situación, y de nuestra actuación para con el compañero de trabajo debido a esa rabia.

          Esa actuación que tenemos debida a la rabia, no sucede gratis, lleva implícito un efecto. La relación entre la causa, (la rabia), y el efecto, (la actuación), se denomina karma.

          Cualquier causa, sea de pensamiento, de palabra o de acción, genera un efecto, genera karma. Y lo mismo da que esa causa sea un buen o un mal pensamiento, una buena o una mala palabra, una buena o una mala acción. En todos los casos genera un efecto, es decir, genera karma.

Un karma producido por un mal pensamiento una mala palabra o una mala acción genera un débito por parte del emisor del pensamiento, palabra o acción, hacia el receptor. Y un karma producido por un buen pensamiento, una buena palabra o una buena acción, genera un débito del receptor hacia el emisor. En el primer caso, se ha de pagar, en el segundo, se ha de recibir.

Más allá de nuestra mente no existe distinción entre el karma producido por una acción, ya sea buena o sea mala. Los dos tipos de karma van a tener el mismo resultado, van a hacer que la persona tenga que encarnar nuevamente para pagar o cobrar la deuda. Ante esto cabría preguntarse, ¿Cuándo se acaba esta rueda?, porque siempre se están realizando acciones.

La rueda, el karma se acaba cuando todo se realiza sin deseo. Está claro, que según se va evolucionando se van realizando cada vez menos malas acciones y más buenas acciones. En el momento en que todo sean buenas acciones y se hagan de manera desinteresada, se acaba el karma, se acaba el ciclo de reencarnaciones, se entra en una nueva dimensión sin cuerpo.

Mientras todo esto sucede, se está produciendo el aprendizaje y, es difícil poder concretar cuáles son las claves que indican cuando se ha aprendido la lección. Pero sí que hay ciertos indicios. ¿Eres consciente que hay situaciones en tu vida que se repiten y se repiten, una y otra y otra vez? Esa es una evidencia concreta de que hay una lección para aprender y que no la estás aprendiendo, y se va a seguir repitiendo hasta que hayas aprendido la enseñanza contenida en esa experiencia.

De cualquier forma, cuando se planificó nuestra vida, se planificaron también las ayudas. Y en esas ayudas están los mensajes, está la sincronicidad. Recuerda, que cada acontecimiento, que cada palabra, que cada mirada, que cada pájaro y cada soplo de viento, nos está hablando de los pasos que hemos de seguir en la experiencia, para vivirla al cien por cien, para extraer la enseñanza, y para plantarnos ante la próxima situación, energéticamente reforzados, por la energía que suministra el alma satisfecha por el aprendizaje.

Sólo hay que ser conscientes de las señales. Para ser consciente de las señales y de los mensajes, se ha de estar atento, se ha de tener la mente lo más calmada posible, sin esperar las señales, sin juzgarlas, sin tratar de entenderlas, solamente dejándose llevar.

Sólo así se puede ser consciente del sufrimiento que puedan generar las experiencias, para de forma inmediata poner los medios que ayuden a la liberación del posible sufrimiento, sin quedar enganchados a él, aprovechando para el alma esa nueva experiencia y ese nuevo aprendizaje.

miércoles, 17 de agosto de 2022

Diario íntimo de un babau (2)


 Domingo 14 de agosto 2022

 

En estos días he renovado mi diploma de babau y lo he hecho con muy buena nota, como siempre. Porque, como siempre, me han vuelto a engañar. Y van…. (tropecientas mil).

Con una señora hemos hecho 20 terapias y ha dejado de pagarme la mitad. La verdad es que me pilló desprevenido porque parecía una fiel devota de Jesús. Una vez al mes hace vigilias de oración durante toda la noche, en la iglesia de la congregación a la que pertenece. Dos veces al mes hace una especie de maitines de oración desde las 4 de la madrugada. Pertenece a un grupo de señoras que ayuda a familias que necesitan apoyo moral, y cada vez que dice una frase la termina con la palabra “hermano”: “Si, hermano”, “estoy mejor, hermano”, “me va bien el miércoles, hermano”.

Al principio tanta “hermandad” me cargaba un poco, pero terminé acostumbrándome

Pero no deja de ser un sepulcro blanqueado. Recuerdo las palabras de Jesús, según Mateo 23:27-28

“¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas!, que son como sepulcros blanqueados. Por fuera lucen hermosos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de podredumbre. Así también ustedes, por fuera dan la impresión de ser justos, pero por dentro están llenos de hipocresía y de maldad”.

Cuando me ocurre algo como esto, teniendo en cuenta que nada sucede porque sí y que para todo hay una razón, trato de buscar alguna explicación del porqué me pasa tanto y, además, tan seguido.

Mi esposa enseguida encuentra la razón: “Cada día eres más babau”.

Puede ser que ella tenga razón, pero es que yo no puedo entender cómo se puede dejar de cumplir un compromiso, sin dar ninguna explicación y, jugar con el trabajo, la buena voluntad y la bondad de las personas.

Cuando llego a un punto del camino como este, en mi pensamiento aparece una bifurcación. Por un lado, pienso en que cada uno recibe lo que da. He leído alguna de esas frases bonitas que circulan por las redes: “Si no te gusta lo que recibes, revisa lo que das” y, por otro, pienso en la Ley de la Causa y el Efecto.

Cuando rebusco en mi interior sobre que, es posible, esté recibiendo algo que he dado con anterioridad, me cuesta trabajo de creer. En muchos aspectos tengo algunas dudas sobre mí, (está claro que no me amo a mi mismo al 100%), pero en cuanto a bondad se refiere y en ayudar a los demás, me gusta creer que, si alguna vez hago algo mal, no lo hago a conciencia. No soy consciente de hacer mal porque sí, al menos en los últimos años. Claro que he vivido tanto, (72 años), que, a lo peor, en otras épocas, más cercanas a la juventud, podía haber pasado, pese a que no lo recuerdo. Siempre trato de colocarme en los zapatos de los demás, aunque seguro que no siempre lo consigo.

Por lo tanto, tengo que pensar en la otra rama de la bifurcación, la Ley del Karma y, entonces me entra una tristeza infinita, porque si me han engañado, estafado y robado, tantas veces en esta vida, querrá decir que en vidas anteriores he debido ser un afamado ladrón.

Así que si soy un babau ha sido por una elección de mi alma. La mejor manera de que las personas me engañen es, siendo tonto o haciéndome el tonto.

martes, 26 de julio de 2022

FIC (Federación internacional de críticos)


Lo que entra por la boca afecta al cuerpo. Lo que sale por la boca afecta al cuerpo y al alma.

 

La opinión “razonada” que alguien se forma sobre una persona o una cosa, es un juicio. Mientras que el conjunto de opiniones o juicios que responden a un análisis y que pueden resultar positivos o negativos, es una crítica.

Aunque el encabezamiento del escrito se refiere a la “Federación internacional de críticos”, no existe tal federación, aunque bien podría existir, teniendo en cuenta la ingente cantidad de jueces y críticos que se dedican, a estos menesteres, de manera amateur. Son tantos que deberían estar federados y regirse por unas normas, básicas, de comportamiento.

Y entre esas normas básicas deberían encontrarse las que se acercan a la definición de juicio y de crítica. Es decir, que sea una opinión razonada y que responda a un análisis. Pero no, no ocurre nada de esto. El caso es hablar por hablar, y cuanto más dura será la crítica, mucho mejor. Si se encuentra en ella tintes de calumnia, difamación, humillación, menosprecio, insulto o desprecio, ¡seguro que es una buena crítica!

Cabría pensar que los beneficios conseguidos por estas actividades deben de ser extraordinarios, casi comparables a los beneficios de los buscadores de oro en el antiguo Oeste.

Pero no. De entrada, no parece que exista una compensación material, ni emocional, ni espiritual, por el desarrollo de estas actividades. A no ser…, el placer del propio ego de sentirse el centro del mundo durante el espacio de tiempo en el que el crítico se dedica a denigrar a otro sin ningún conocimiento.

En Mateo 15:11, podemos leer: “Lo que entra por la boca daña al cuerpo, pero lo que sale por la boca daña al cuerpo y al alma”.

Y ¿saben por qué lo daña?, ¿alguien puede pensar que juzgar y criticar son actos de amor? Juzgar y criticar no son acciones guiadas por el amor. Son guiadas por lo opuesto al amor, y opuesto al amor es el odio, la ira, la venganza, la envidia, la deslealtad, el miedo o el rechazo.

“Todo es energía”. Cada pensamiento que se pasea por la mente y cada palabra que sale de la boca, son energía que se van a depositar en el cuerpo energético de la persona. Pero hemos de tener en cuenta una segunda ley: “Energías iguales se atraen”, por lo que cualquier energía que se encuentre alojada en el cuerpo energético va a atraer hacia sí mas de lo mismo. Si la energía acumulada es positiva atraerá cosas positivas, si no lo es atraerá más negatividad.

Hay que tener, también, en cuenta, que, si la persona objeto de la crítica no tiene un nivel de madurez suficiente, si tiene conocimiento de que está siendo criticada, va a sufrir. De ese sufrimiento también es responsable el crítico y tendrá que pagas por ello. Es la “Ley de la causa y el efecto”.

No levantes falsos testimonios. No divulgues secretos, no difames, no te entrometas en la vida de otros. Vive tu vida, en lugar de vivir la vida de los demás. Ya tienes suficiente trabajo con vivir tu vida.


                                           


martes, 12 de junio de 2018

Karma inexorable


          Lo primero que se podía apreciar en Yerena era su hermosura, pero al segundo siguiente su hermosura quedaba eclipsada por su inteligencia, por su carácter y por su determinación. Y como una guinda adornando el pastel, la personalidad de Yerena, que lo llenaba todo, estaba adornada por un poder sobrenatural que se concretaba en su habilidad para curar, para predecir el futuro o para ponerse en contacto con los espíritus.

            Todo parecían virtudes en Yerena, sin embargo, no era oro todo lo que relucía. Yerena, hija de un señor feudal en la Alemania medieval, utilizaba sus poderes para su propia satisfacción, sobre todo, para satisfacer a su ego acumulando una conquista tras otra, embaucando a cualquier hombre del que se encaprichara, ya fuera caballero o campesino, ya estuviera libre o comprometido.



            Cierto día paseando por los jardines del palacio de su padre, se encontró con Ermo que se encontraba arreglando las plantas. Ermo era un hombre joven, guapo, fuerte, y nada más verle una corriente de energía circuló por el cuerpo de Yerena. Se acercó y estuvo observándole mientras trabajaba, a la vez que pensaba, “este hombre ha de ser para mí”.

            No le importó que Ermo tuviera una esposa a la que amaba, ni le importó que tuviera tres hijos de corta edad. Le acechó, le hechizó, contactó con espíritus de la oscuridad para que la ayudaran en su propósito. Y así, dos meses después podía consumar su capricho.    

            La esposa de Ermo lloró y suplicó, sin entender el cambio que había ocurrido en su esposo. La desesperación la estaba dejando exhausta, y no podía permitírselo, porque tenía que sacar adelante a sus tres hijos, de los que Ermo parecía, en su embrujo, haber olvidado.

-       Mira a los ojos a Ermo, le dije a Adelaida, a ver si te recuerda a alguien de esta vida actual.

Adelaida estaba en regresión y había acudido a la consulta para tratar de entender porque su esposo, con el que llevaba dieciocho años de feliz matrimonio, de la noche a la mañana, hace tres meses, se fue de casa para irse a vivir con otra mujer.

-       Es mi esposo, contestó Adelaida.
-    Y mira ahora a la esposa de Ermo, a ver si te recuerda a alguien, aunque de sobra conocía la respuesta.
-       Si, contestó, es Silvia, la nueva pareja de mi esposo.

El entendimiento de Adelaida fue total.

Fuera ya de la regresión:

-       ¿Has comprendido como funciona al Karma?, pregunté.
-   Completamente, contestó, pero ahora ¿qué?, vamos a estar así eternamente quitándonos el marido una a la otra.
-   No, le dije, hay que romper ese círculo Y ahora está en tu mano romperlo. Perdona a tu esposo y a su nueva pareja hasta que no quede en tu interior ni un ápice de ira, de rabia, de pena, de tristeza o de rencor. Tienes que conseguir pensar en ellos sin ninguna emoción negativa, a pesar, incluso, de lo que hagan o digan a partir de ahora. Lo bueno sería que pensaras en ellos con amor, pero no me atrevo a pedirte tanto. Cuando ya no quede ningún resto de emoción negativa en tu interior habrás cerrado ese capítulo para siempre.
-  Si se negara a pasar la pensión o hicieran alguna otra cosa que pudiera afectarnos negativamente, ¿qué?,preguntó.
-       Para eso están las leyes de los hombres, le respondí. Denuncia todo lo que creas que tienes que denunciar, pero no te mantengas anhelante con su resolución, ni desees una sentencia determinada. Con tu deseo de venganza solo mantienes abierto el círculo del Karma.



domingo, 30 de abril de 2017

Pecado (2 de 2)

Aunque es cierto que no existe el pecado, y que Dios Ama a todos Sus hijos hagan lo que hagan, existe una ley que se denomina la Ley de la Causa y el Efecto, o Ley del Karma, cuyo enunciado dice que es una energía trascendente (invisible e inmensurable) que se genera a partir de los actos de las personas. Según esta ley, cada causa genera un efecto, a cada acción le corresponde una reacción.

Teniendo en cuenta que todo es energía, cada pensamiento, cada palabra y cada acción generan energía, y a esa energía de acción le va a corresponder otra energía proporcional que es la reacción.


Se ha de tener muy presente cual es la finalidad de la vida del hombre.  Permítanme recordárselo: Los hombres vienen a la vida de la materia para aprender a Amar, pero no como ellos creen que es el amor, no, han de aprender a Amar como Dios les Ama, por encima de todo.

Quien ha aprendido a Amar, con toda intensidad, ha conseguido vivir desde el alma, lo que equivale a decir que el hombre vive como lo que es, como un ser espiritual.

Quien ha aprendido a Amar, atesora en sí todas las cualidades del alma, siendo las más destacables para el viaje del hombre a través de la materia: Felicidad, alegría, servicio, serenidad y paz interior.

Quien ha aprendido a Amar vive en el respeto, la tolerancia y la comprensión.

Quien ha aprendido a Amar, vive, sobre todo, sin miedo. Sin miedo a la enfermedad ni al dolor, sin miedo a la pobreza ni a la riqueza, sin miedo a la muerte ni a la vida. Y vive así, porque sabe que Dios se encarga de todo, ya que en el momento en que el hombre deja descansar a su mente abre las puertas a la energía del Universo, y sabe que todo lo que “necesite” le será dado.

Hasta que el hombre aprenda a Amar va a seguir realizando viajes de la esencia a la materia. Y en cada viaje a la materia, lo habitual, es que el hombre se aparte de su Plan de Vida, por la ignorancia en que se encuentra sumida la sociedad en que se integra.

La enseñanza a los recién llegados a la vida está basada en lo que conocen sus enseñantes, es decir, nada, porque viven una ilusión, y por tanto sus enseñanzas están opuestas a la realidad de Dios. Toda la enseñanza está basada en el miedo e, incluso, ahondan más en el miedo cuando hablan de Dios.

Ante esta perspectiva los seres humanos viven auténticas vidas de dolor y sufrimiento, llenas de envidias, celos y rencores, que lo único que generan es esa “energía de acción”, que les va a generar la “energía de reacción” en su vida actual o en las próximas.

El Karma es Karma, no hay ni bueno ni malo. El Karma que se genera se ha de pagar. Si el Karma que se ha generado ha sido debido a una acción negativa, se tiene que recibir una devolución negativa. Si el Karma que se ha generado ha sido debido a una buena acción, se tiene que recibir una devolución positiva.

El Karma se va consumiendo según va aprendido el hombre a Amar. Aprender a Amar le va a llevar al ser humano, una serie de vidas, desde que entra en la rueda del Amor incondicional, ya que este irá aumentando en gradación en cada vida. Según sea mayor su Amor, irá el hombre dejando de tener pensamientos negativos, hablará con Amor y todas sus acciones estarán regidas por la bondad, con lo cual no generará Karma negativo. Y en cuanto al Karma positivo, tampoco va a generar, porque todo lo que haga en su vida, va a estar regido por el Amor, y no va a esperar nada a cambio.

Por lo tanto, no sufran porque hayan pecado, no existe el pecado, pero tampoco sufran por su Karma, en lugar de sufrir, piensen, hablen y actúen con Amor.