El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




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lunes, 16 de junio de 2025

Juicios

 


Si te hace daño algo que viene de fuera, no es eso lo que te turba, sino tu juicio sobre ello. Te cabe la posibilidad de borrarlo. Si te hace daño alguna de las cosas que pertenecen a tu disposición, ¿quién te impide enderezar tu doctrina? También, si te produce daño no hacer eso que te parecía saludable, ¿por qué no lo haces en lugar de lamentarte? “Es que hay un impedimento muy fuerte”. Que no te haga daño: no se te acusa por no actuar. “Pero no merece la pena vivir si no se actúa”. Sal benévolo de una vida en la que también muere el que actúa, y hazlo además satisfecho con los impedimentos.

MARCO AURELIO

 


viernes, 16 de mayo de 2025

Elimina los juicios

 


Borra los juicios repitiéndote una y otra vez: “Ahora está en mi mano que en esta alma no haya mal alguno, ni deseo, ni ninguna clase de turbación; sino que miraré cómo son todas las cosas y me serviré de cada una de ellas como corresponda con su valor”. Recuerda que esta facultad es conforme a la naturaleza.

MARCO AURELIO


jueves, 10 de abril de 2025

Aceptar y respetar

 


Sobre la aceptación

 

Hijo mío:

Tienes toda la razón sobre el Karma. Lo has expuesto de manera perfecta. No tengo nada que añadir.

En mi respuesta anterior me centré en temas religiosos y dejé de lado temas muy importantes que no podemos echar en saco roto.

Para evitar el juicio y la crítica son necesarias dos actitudes: la aceptación y el respeto.

Decía Carl G. Jung:” Lo que niegas te somete, lo que aceptas te transforma”

La aceptación es esa actitud que va a permitirte reconocer y tolerar las situaciones, pensamientos, emociones o aspectos de vosotros mismos o del mundo que os rodea, sin intentar cambiarlos o evitarlos. La aceptación os ayuda a afrontar los problemas de forma más efectiva, a aprender de vuestras experiencias y a cultivar la resiliencia emocional. La aceptación no significa resignarse o conformarse, sino asumir la realidad y buscar soluciones. La aceptación se puede practicar y mejorar a lo largo de la vida, y es una herramienta poderosa para vivir de forma más plena y equilibrada.

Cualquier juicio, cualquier opinión, cualquier crítica, no es más que un reflejo de la propia persona, no es más que un reflejo de sus pensamientos, no es más que un reflejo de sus creencias.

Pero, los pensamientos y las creencias de cada uno, ¿por qué han de ser aplicables al resto del mundo? Los pensamientos y las creencias de las personas no son más que una manifestación de su nivel de evolución, no son más que una manifestación de su carácter, y en ningún caso sirven para ninguna otra persona, porque cada persona está en un nivel de evolución determinado, cada persona vive una circunstancia específica en su vida, distinta a cualquier otra.

Para que se termine el juicio, la opinión y la crítica, sólo hay que aplicar una regla, el respeto. Cuando se respeta se acepta, y ante la aceptación todo está bien. Cualquier cosa que haga cualquier persona, ha de ser aceptado y respetado, porque es algo que pertenece a su vida, a su aprendizaje y su evolución.

Te propongo un ejercicio sencillo, dedica un día a vivir sin juzgar, sin criticar y sin opinar lo que hagan los demás, a mirar con otros ojos, a respetar y aceptar cualquier cosa que hagan las personas de tu entorno y, a colocarte en su lugar. Si por cualquier causa la mente pudiera contigo y surgiera la crítica, ni tan siquiera tienes que comprender, solo respeta y acepta.

El respeto y la aceptación es entrenamiento y práctica, por lo que la crítica va a surgir. No te enfades contigo, si la crítica ha sido mental, pide perdón mentalmente y comienza nuevamente, observando lo mejor de la persona, focalizando tu atención en sus cualidades. Con la práctica te acostumbrarás a observar las acciones de los demás como observas un día de sol, o las flores, o el vuelo de los pájaros, sin que te afecte lo más mínimo.

Cuando consigas incorporar a tu vida el respeto y la aceptación, vas a sentirte libre, ya que el ejercer de juez, de manera permanente, es agotador.

Dedica la vida a vivirla, no a vivir la vida de los demás. La vida es plenitud, y cada segundo que intentas vivir la vida de los demás dejas de vivir la tuya, dejas de vivir un segundo de tu tiempo que no volverá a repetirse, conviertes tu vida en una vida incompleta. La vida es demasiado hermosa para desperdiciarla, aunque sólo sea un segundo. Desperdiciar la vida juzgando, opinando o criticando a otros es, además, un trabajo insulso, ya que ese otro al que estás juzgando, es seguro que, a seguir viviendo su vida tan feliz, sin enterarse de tus críticas o pasando de ellas, porque sencillamente no las necesita; estás desperdiciando tu vida para nada.

Empieza ahora a mirar con otros ojos, empieza ahora a aceptar y a respetar, no esperes a mañana, no desperdicies más tu vida.

¿Sabes qué es lo que hay debajo de vuestra necesidad de juzgar?, sólo miedo, miedo a enfrentaros con vuestra propia oscuridad, casi me atrevería a decir que es miedo a vivir, es falta de Amor.

No juzgues nada, las cosas son como son y no has de tener ningún interés en como deberían ser, en como tendrían que ser, en como piensas tú que han de ser.

La conciencia social, políticos, religiosos, los estándares de salud y de belleza os dan modelos y normas de cómo deberían ser las cosas, o de cómo deberíais comportarnos. Tratan de definiros lo que es bueno, lo que hay que hacer, lo que está bien visto.

  ¿Quién ha dicho a nadie que su misión en esta vida sea ejercer de juez, ejercer de crítico, o ejercer de comentarista de la vida del resto del mundo?  Posiblemente, nadie y, sin embargo, existen muy pocas conversaciones en las que no se juzgue a alguien, o no se le critique, o no se opine sobre lo que sería mejor para la vida de esa persona.

Yo te bendigo hijo mío.

CARTAS A DIOS-Alfonso Vallejo


sábado, 5 de abril de 2025

Juicio, pecado, sufrimiento

 


Juicio, pecado, sufrimiento

 

Querido Dios:

¡Gracias!

Hay un punto en tu contestación que me ha llenado de dudas. Es cuando hablas del juicio a los demás.

Dices que no debemos juzgar a ninguno de nuestros hermanos, porque nadie ha venido a hacer de juez, y específicas que ni Tú mismo, que eres el Creador lo haces.

Con respecto a nosotros, los seres humanos, lo tengo claro, porque soy consciente de que juzgar, opinar y criticar, es nuestro deporte favorito y, además, universal. Soy consciente de que existen muy pocas conversaciones en las que no se juzgue a alguien, o no se le critique, o no se opine sobre lo que sería mejor para la vida de esa persona.

Pero con respecto a la aseveración de que Tú no juzgas, me deja un poco perplejo, teniendo en cuenta que, en las religiones más importantes, según el número de seguidores, nos hablan de no ofenderte y de pedirte perdón para no condenarnos.

Incluso esas ofensas tienen un nombre, se denominan pecado y, en la definición de la palabra entras Tú por la puerta grande, porque dicen que “el pecado es una trasgresión voluntaria de los mandamientos religiosos o divinos”, o que “el pecado es una ofensa a Dios. Es una falta contra la razón, la verdad, la conciencia recta. Es faltar al amor verdadero para con Dios y para con el prójimo”, o que “es una desviación moral del ser humano que lo lleva a una conducta ofensiva a los ojos de Dios. El pecado impide la relación con Dios” o, también, que “es una acción deliberada y engañosa, contraria a la voluntad de Dios expresada en la Ley”.

Mi opinión es que lo que denominan pecado sólo es un intento más de dominio y manipulación de las distintas religiones, a través del miedo.

Tus representantes en la Tierra nos están engañando y, ya sé que lo permites, porque lo permites todo y porque ellos tienen la misma libertad de elección que tenemos todos los demás, pero estoy convencido, que esas nefastas enseñanzas están sumiendo en el sufrimiento a miles de personas, pensando que podrían morir, en cualquier momento, yéndose de cabeza al fuego eterno, que es otro de sus eslóganes favoritos.

Yo, personalmente, de niño, cuando aún no reflexionaba por mi cuenta, estaba aterrado, hasta que fui aprendiendo a pensar con detenimiento, utilizando la lógica del Amor, lo que me llevó al abandono de prácticas religiosas que, en lugar de serenarme, me mortificaban por algo de lo que no me sentía culpable, como eran unos pensamientos que nadie me había enseñado a dominar.

No sé si, en esos casos, tienen ellos una penalización añadida, por la grave responsabilidad que entraña debido a su condición de guías espirituales y, nosotros, pobres pecadores, una disminución del posible castigo.

Con la religión me pasa lo mismo que con la política. Siempre me he preguntado para qué son necesarias tantas opciones políticas, si se supone que el objetivo de cada una de esas opciones es conseguir una vida más cómoda, con igualdad de oportunidades, para todos los ciudadanos. Lo mismo me pasa con la religión, si lo que cada una de ellas espera conseguir es acercar a las personas a la Divinidad, ¿por qué hay tantas, y tan dispares las unas de las otras?

En realidad, la respuesta no parece tan difícil. La política y la religión son dos profesiones como lo pueden ser el derecho o la arquitectura y, al ser un oficio, se olvidan del ser humano para conseguir el propio beneficio.

Es terrorífico, que las dos actividades que se anuncian como los adalides del bienestar del ser humano, una dedicada a la materia y la otra al espíritu, sean las promotoras de las guerras, la desigualdad, la discriminación y la miseria, cuando deberían reconocer y respetar la dignidad de todo ser humano, sin distinción de raza, sexo, edad, nacionalidad o credo. Deberían de promover la justicia, la paz, la solidaridad, la libertad y el desarrollo integral de las personas y de los pueblos. Deberían saber dialogar, escuchar, colaborar y aprender de los demás, sin imponer sus ideas o intereses. Deberían tener una visión global y trascendente de la realidad, y no conformarse con lo superficial o lo inmediato, sino que busquen el sentido profundo y último de la vida. Deberían esforzarse por vivir coherentemente con los principios y valores, con honestidad, humildad, generosidad y compasión.

Pero no ocurre así. Parece que las personas no son su objetivo prioritario.

Con respecto a cambiar y a tomar una decisión diferente, para aliviar el sufrimiento, aunque reconozco que tienes toda la razón, supongo que estarás de acuerdo conmigo en que, a veces, muchas más de las que nos gustaría a los seres humanos, es muy difícil realizar el cambio.

Te pongo un ejemplo, el padre que sufre porque no tiene trabajo ni, por supuesto, dinero para alimentar a sus hijos. No se me ocurre cual podría ser el posible cambio aparte, claro está, de seguir buscando trabajo.

Gracias Señor.

CARTAS A DIOS - Alfonso Vallejo

miércoles, 26 de febrero de 2025

Las cosas son como son

 


No juzguen. Las cosas son como son y no han de tener ningún interés en como deberían de ser, en como tendrían que ser, en cómo piensan ustedes que han de ser.

       La aceptación de la realidad tal como es, sin juzgar ni imponer nuestras expectativas, es una de las claves para alcanzar la paz interior y vivir una vida más plena. Este concepto, arraigado en filosofías como el estoicismo y prácticas como la meditación, nos invita a observar el mundo y nuestras experiencias sin etiquetarlas como buenas o malas, correctas o incorrectas.

Cuando juzgamos, creamos una brecha entre la realidad y nuestras expectativas, lo que se convierte en una fuente de sufrimiento innecesario. Al emitir juicios sobre los demás o sobre las situaciones que vivimos, nos alejamos de la comprensión y la empatía, limitando nuestra capacidad de responder de manera efectiva a los desafíos que se nos presentan.

La práctica de no juzgar no implica resignación o pasividad. Por el contrario, nos permite ver las cosas con mayor claridad y actuar de manera más consciente y equilibrada. Al aceptar la realidad tal como es, nos liberamos de la lucha constante contra lo inevitable y podemos enfocar nuestra energía en aquello que sí podemos cambiar o mejorar.

Esta actitud de aceptación nos acerca a una forma de sabiduría que reconoce la complejidad de la vida y la imposibilidad de controlar todos los aspectos de nuestra existencia. Como señalaba el filósofo Epicteto, "el sabio es aquel que acepta de buena gana todas las circunstancias de la vida sin desear otras".

Adoptar esta perspectiva requiere práctica y paciencia. Implica desarrollar una conciencia plena del momento presente, observando nuestros pensamientos y emociones sin identificarnos completamente con ellos. Al hacerlo, podemos cultivar una mayor ecuanimidad frente a los altibajos de la vida, respondiendo a las situaciones con más calma y claridad.

Es importante destacar que aceptar la realidad no significa aprobar todo lo que sucede o renunciar a nuestros valores. Más bien, nos permite relacionarnos con la vida de una manera más sabia y compasiva, tanto hacia nosotros mismos como hacia los demás. Al dejar de lado los juicios constantes, abrimos espacio para una comprensión más profunda y una acción más efectiva y alineada con nuestros propósitos.

En última instancia, aprender a no juzgar y aceptar las cosas como son nos ofrece una libertad interior que trasciende las circunstancias externas. Nos permite fluir con la vida en lugar de luchar constantemente contra ella, encontrando paz y satisfacción en el simple acto de ser y experimentar el mundo tal como se presenta ante nosotros.

 


sábado, 8 de febrero de 2025

Todo está bien

 


          Tu mal no depende del principio rector de otro, ni de una particularidad o alteración de lo que te rodea.

          ¿De qué entonces? De esa facultad tuya que juzga que algo es malo. Que no juzgue eso y todo estará bien.

          Incluso si lo que te es más cercano, el pobre cuerpo, es cortado, quemado, supura o se pudre, la parte que juzga sobre estas cosas ha de mantener la calma.

          MARCO AURELIO


martes, 11 de junio de 2024

Todos a una

 


En nuestra evolución vamos todos juntos, vamos de la mano, aunque no lo parezca.

 

No se trata de “unos ganan y otros pierden”, no, se trata de “ganamos todos o no ganamos ninguno”.

 

No escondas información, no juzgues quien está preparado y quien no lo está.

 

Tú da la información, ayuda, colabora, que cada uno ya recogerá lo que esté preparado para recoger, es decisión de su alma, no tuya.

martes, 23 de enero de 2024

Jueces, críticos

 


Vivir la vida

 


“Vivir es nacer a cada instante” 

Erich Fromm 

Dedica la vida a vivirla, no a vivir la vida de los demás. 

La vida es plenitud, y cada segundo que intentas vivir la vida de los demás dejas de vivir la tuya, dejas de vivir un segundo de tu tiempo que no volverá a repetirse, conviertes tu vida en una vida incompleta. 

La vida es demasiado hermosa para desperdiciarla, aunque sólo sea un segundo.

Desperdiciar la vida juzgando, opinando o criticando a otros es, además, un trabajo insulso, ya que ese otro al que estás juzgando, es posible que siga viviendo su vida tan feliz, sin enterarse de tus críticas o pasando de ellas, porque sencillamente no las necesita; estás desperdiciando tu vida para nada.


jueves, 11 de enero de 2024

Juzgar y criticar

 

Para evitar el juicio y la crítica son necesarias dos actitudes: la aceptación y el respeto.

Decía Carl G. Jung: ”Lo que niegas te somete, lo que aceptas te transforma”

La aceptación es esa actitud que va a permitirte reconocer y tolerar las situaciones, pensamientos, emociones o aspectos de nosotros mismos o del mundo que nos rodea, sin intentar cambiarlos o evitarlos. La aceptación nos ayuda a afrontar los problemas de forma más efectiva, a aprender de nuestras experiencias. La aceptación no significa resignarse o conformarse, sino asumir la realidad y buscar soluciones. La aceptación se puede practicar y mejorar a lo largo de la vida, y es una herramienta poderosa para vivir de forma más plena y equilibrada.

Cualquier juicio, cualquier opinión, cualquier crítica, no es más que un reflejo de la propia persona, no es más que un reflejo de sus pensamientos, no es más que un reflejo de sus creencias.

Pero, los pensamientos y las creencias de cada uno, ¿por qué han de ser aplicables al resto del mundo? Los pensamientos y las creencias de las personas no son más que una manifestación de su nivel de evolución, no son más que una manifestación de su carácter, y en ningún caso sirven para ninguna otra persona, porque cada persona está en un nivel de evolución determinado, cada persona vive una circunstancia específica en su vida, distinta a cualquier otra.

Para que se termine el juicio, la opinión y la crítica, sólo hay que aplicar una regla, el respeto. Cuando se respeta se acepta, y ante la aceptación todo está bien. Cualquier cosa que haga cualquier persona, ha de ser aceptado y respetado, porque es algo que pertenece a su vida, a su aprendizaje y su evolución.

Te propongo un ejercicio sencillo, dedica un día a vivir sin juzgar, sin criticar y sin opinar lo que hagan los demás, a mirar con otros ojos, a respetar y aceptar cualquier cosa que hagan las personas de tu entorno, a colocarte en su lugar si por cualquier causa la mente pudiera contigo y surgiera la crítica. Ni tan siquiera tienes que comprender, solo respeta y acepta.

El respeto y la aceptación es entrenamiento y práctica, por lo que la crítica va a surgir. No te enfades contigo, si la crítica ha sido mental, pide perdón mentalmente y comienza nuevamente, observando lo mejor de la persona, focalizando tu atención en sus cualidades. Con la práctica, te acostumbrarás a observar las acciones de los demás como observas un día de sol, o las flores, o el vuelo de los pájaros, sin que te afecte lo más mínimo.

Cuando consigas incorporar a tu vida el respeto y la aceptación, vas a sentirte libre, ya que el ejercer de juez, de manera permanente, es agotador.


martes, 21 de febrero de 2023

Una manera de desperdiciar la vida

 


          ¿Quién ha dicho a nadie que su misión en esta vida sea ejercer de juez, ejercer de crítico, o ejercer de comentarista de la vida del resto del mundo?  Posiblemente, nadie y, sin embargo, existen muy pocas conversaciones en las que no se juzgue a alguien, o no se le critique, o no se opine sobre lo que sería mejor para la vida de esa persona.

          Cualquier juicio, cualquier opinión, cualquier crítica, no es más que un reflejo de la propia persona, no es más que un reflejo de sus pensamientos, no es más que un reflejo de sus creencias.

          Pero, los pensamientos y las creencias de cada uno, ¿por qué han de ser aplicables al resto del mundo? Los pensamientos y las creencias de las personas no son más que una manifestación de su nivel de evolución, no son más que una manifestación de su carácter, y en ningún caso sirven para ninguna otra persona, porque cada persona está en un nivel de evolución determinado, cada persona vive una circunstancia específica en su vida, distinta a cualquier otra.

          Para que se termine el juicio, la opinión y la crítica, sólo hay que aplicar una regla: el respeto. Cuando se respeta se acepta, y ante la aceptación todo está bien. Cualquier cosa que haga cualquier persona, ha de ser aceptado y respetado, porque es algo que pertenece a su vida, a su aprendizaje y su evolución.

          Te propongo un ejercicio sencillo, dedica un día a vivir sin juzgar, sin criticar y sin opinar lo que hagan los demás, a mirar con otros ojos, a respetar y aceptar cualquier cosa que hagan las personas de tu entorno, a colocarte en su lugar.

Ni tan siquiera tienes que comprender, solo respeta y acepta.

          El respeto y la aceptación es entrenamiento y práctica. Si cuando estés inmerso en ese trabajo de aceptación surge la crítica, no te enfades contigo.

      Si la crítica ha sido mental, pide perdón, mentalmente, y comienza de nuevo, observando lo mejor de la persona, focalizando tu atención en sus cualidades. Con la práctica, te acostumbrarás a observar las acciones de los demás como observas un día de sol, o las flores, o el vuelo de los pájaros, sin que te afecte lo más mínimo.

          Cuando consigas incorporar a tu vida el respeto y la aceptación, vas a sentirte libre, ya que el ejercer de juez, permanentemente, es agotador.

Dedica la vida a vivirla, no a vivir la vida de los demás. La vida es plenitud, y cada segundo que intentas vivir la vida de los demás dejas de vivir la tuya, dejas de vivir un segundo de tu tiempo que no volverá a repetirse. Conviertes tu vida en una vida incompleta y la vida es demasiado hermosa y, sobre todo, demasiado corta, para desperdiciarla, aunque sólo sea un segundo. Desperdiciar la vida juzgando, opinando o criticando a otros es, además, un trabajo insulso, ya que ese otro al que estás juzgando, es seguro que va a seguir viviendo su vida tan feliz, sin enterarse de tus críticas o pasando de ellas, porque sencillamente no las necesita; estás desperdiciando tu vida para nada.

Empieza ahora a mirar con otros ojos, empieza ahora a aceptar y a respetar, no esperes a mañana, no desperdicies más tu vida.

viernes, 20 de enero de 2023

Atajo para cumplir tu misión

 


Nos pasamos la vida hablando de nuestra misión, de lo fácil que sería si supiéramos que es lo que hemos venido a trabajar en esta encarnación.

Pues existe un atajo para saber cuál es nuestra misión: Vivir desde el corazón, activar la energía del Amor.

Viviendo desde el corazón, tienes la mente serena y preparada para ser consciente de cuáles son las puertas que se van abriendo en tu camino, de cales son las que se van cerrando, de cuando has de variar tu dirección, de cuando has de seguir en línea recta.

En ese atajo no cabe otra cosa que el Amor, por lo que los juicios a los demás, las críticas o, sencillamente, indicarles cuál es su camino, no son peajes que se encuentren en ese atajo. Respeta el camino que hayan elegido los demás y su forma de recorrerlo.

Intenta lo siguiente: En cuanto abras los ojos, cada mañana, repite dentro de ti: “Hoy no voy a juzgar ni a criticar nada ni a nadie”, y practícalo durante todo el día. En ese nada ni nadie, también entras tú, así que empieza por respetarte a ti, se benévolo contigo. Y ten paciencia, no puedes cambiar en un día una tendencia de años.

La mejor manera de cumplir el objetivo de no juzgar es vivir, conscientemente, el presente. No dividas tu atención en infinidad de cosas, mantén la concentración, y así tu mente estará más preparada para recibir las señales.

 

viernes, 11 de noviembre de 2022

Sobre la compasión

 


Una de tantas frases bonitas que circulan por la red de Mahatma Ghandi dice. “Las tres cuartas partes de las miserias y malos entendidos, en el mundo, terminarían si las personas se pusieran en los zapatos de sus adversarios y entendieran su punto de vista”.

Compasión es la capacidad de percibir lo que otro ser humano pueda sentir. Compasión es la capacidad de sentir aprecio por los demás y desear la liberación de su sufrimiento. Compasión es un sentimiento de tristeza que se produce al ver padecer a alguien y que impulsa a aliviar, remediar o evitar su dolor. Compasión es el deseo de que los demás estén libres de sufrimiento.

En la compasión la alegría de los otros es tu alegría, el sufrimiento de los otros es tu sufrimiento, el éxito de los otros es tu propio éxito y su fracaso el tuyo. En definitiva, la historia de los otros es tu historia. Esto es Unidad, con la compasión se acaba la separación y se vive la Unidad. Con la compasión vivimos, aceptamos y entendemos que todos somos hermanos, que todos somos la misma cosa, que todos somos Hijos de Dios.

La compasión nos libera de la ilusión que nos aprisiona en nuestra propia experiencia individual, ya que se enfoca en descubrir las necesidades y padecimientos de las personas, con una actitud de servicio. La compasión nos lleva a escuchar y a comprender a las personas, nos lleva a ponernos en los zapatos del otro, con lo cual entendemos cada razón, cada causa, y eso hará que se dejen atrás los juicios, ya que juzgar y criticar son procesos de la mente, mientras que la comprensión que deriva de la compasión es un proceso del corazón.

La compasión hace aflorar otras virtudes en las personas: Generosidad y servicio, ya que se ayuda sin esperar nada a cambio, y se pone a disposición de la persona que sufre tiempo y recursos personales. Sencillez, porque no se hace distinción entre las personas por su condición social. Solidaridad, al sentir que los problemas del otro son problemas propios. Comprensión, por entender las razones de los demás.

Sin embargo, la compasión no debe crear dependencia hacia la persona que sufre, ni debe generar sufrimiento por el sufrimiento del otro. La compasión nos debe de llevar a ayudar, a acompañar, a servir, pero desde un sentimiento de paz, desde un sentimiento de serenidad. Sólo así podremos ser útil al que sufre, de otra forma nos convertiríamos nosotros mismos en objeto de compasión.

martes, 26 de julio de 2022

FIC (Federación internacional de críticos)


Lo que entra por la boca afecta al cuerpo. Lo que sale por la boca afecta al cuerpo y al alma.

 

La opinión “razonada” que alguien se forma sobre una persona o una cosa, es un juicio. Mientras que el conjunto de opiniones o juicios que responden a un análisis y que pueden resultar positivos o negativos, es una crítica.

Aunque el encabezamiento del escrito se refiere a la “Federación internacional de críticos”, no existe tal federación, aunque bien podría existir, teniendo en cuenta la ingente cantidad de jueces y críticos que se dedican, a estos menesteres, de manera amateur. Son tantos que deberían estar federados y regirse por unas normas, básicas, de comportamiento.

Y entre esas normas básicas deberían encontrarse las que se acercan a la definición de juicio y de crítica. Es decir, que sea una opinión razonada y que responda a un análisis. Pero no, no ocurre nada de esto. El caso es hablar por hablar, y cuanto más dura será la crítica, mucho mejor. Si se encuentra en ella tintes de calumnia, difamación, humillación, menosprecio, insulto o desprecio, ¡seguro que es una buena crítica!

Cabría pensar que los beneficios conseguidos por estas actividades deben de ser extraordinarios, casi comparables a los beneficios de los buscadores de oro en el antiguo Oeste.

Pero no. De entrada, no parece que exista una compensación material, ni emocional, ni espiritual, por el desarrollo de estas actividades. A no ser…, el placer del propio ego de sentirse el centro del mundo durante el espacio de tiempo en el que el crítico se dedica a denigrar a otro sin ningún conocimiento.

En Mateo 15:11, podemos leer: “Lo que entra por la boca daña al cuerpo, pero lo que sale por la boca daña al cuerpo y al alma”.

Y ¿saben por qué lo daña?, ¿alguien puede pensar que juzgar y criticar son actos de amor? Juzgar y criticar no son acciones guiadas por el amor. Son guiadas por lo opuesto al amor, y opuesto al amor es el odio, la ira, la venganza, la envidia, la deslealtad, el miedo o el rechazo.

“Todo es energía”. Cada pensamiento que se pasea por la mente y cada palabra que sale de la boca, son energía que se van a depositar en el cuerpo energético de la persona. Pero hemos de tener en cuenta una segunda ley: “Energías iguales se atraen”, por lo que cualquier energía que se encuentre alojada en el cuerpo energético va a atraer hacia sí mas de lo mismo. Si la energía acumulada es positiva atraerá cosas positivas, si no lo es atraerá más negatividad.

Hay que tener, también, en cuenta, que, si la persona objeto de la crítica no tiene un nivel de madurez suficiente, si tiene conocimiento de que está siendo criticada, va a sufrir. De ese sufrimiento también es responsable el crítico y tendrá que pagas por ello. Es la “Ley de la causa y el efecto”.

No levantes falsos testimonios. No divulgues secretos, no difames, no te entrometas en la vida de otros. Vive tu vida, en lugar de vivir la vida de los demás. Ya tienes suficiente trabajo con vivir tu vida.


                                           


viernes, 10 de junio de 2016

Deporte universal: Juzgar, criticar, opinar


¿Quién ha dicho a nadie que su misión en esta vida sea ejercer de juez, ejercer de crítico, o ejercer de comentarista de la vida del resto del mundo?,  posiblemente nadie, y sin embargo, existen muy pocas conversaciones en las que no se juzgue a alguien, o no se le critique, o no se opine sobre lo que sería mejor para la vida de esa persona.

Cualquier juicio, cualquier opinión, cualquier crítica, no es más que un reflejo de la propia persona, no es más que un reflejo de sus pensamientos, no es más que un reflejo de sus creencias.


Pero, los pensamientos y las creencias de cada uno, ¿Por qué han de ser aplicables al resto del mundo? Los pensamientos y las creencias de las personas no son más que una manifestación de su nivel de evolución, no son más que una manifestación de su carácter, y en ningún caso sirven para ninguna otra persona, porque cada persona está en un nivel de evolución determinado, cada persona vive una circunstancia específica en su vida, distinta a cualquier otra.

Para que se termine el juicio, la opinión y la crítica, sólo hay que aplicar una regla, el respeto. Cuando se respeta se acepta, y ante la aceptación todo está bien. Cualquier cosa que haga cualquier persona, ha de ser aceptado y respetado, porque es algo que pertenece a su vida, a su aprendizaje y su evolución.

Te propongo un ejercicio sencillo, dedica un día a vivir sin juzgar, sin criticar y sin opinar lo que hagan los demás, a mirar con otros ojos, a respetar y aceptar cualquier cosa que hagan las personas de tu entorno, a colocarte en su lugar. Ni tan siquiera tienes que comprender, solo respeta y acepta.

Con la práctica, te acostumbrarás a observar las acciones de los demás como observas un día de sol, o las flores, o el vuelo de los pájaros, sin que te afecte lo más mínimo.


Cuando consigas incorporar a tu vida el respeto y la aceptación, vas a sentirte libre, ya que el ejercer de juez permanentemente es agotador. 


jueves, 9 de junio de 2016

Vive tu vida

PERLAS PARA EL ALMA


Dedícate a vivir tu vida, no a vivir la vida de los demás. La vida es plenitud, y cada segundo que intentas vivir la vida de otros dejas de vivir la tuya, dejas de vivir un segundo de tu tiempo que no volverá a repetirse, conviertes tu vida en una vida incompleta.


La vida es demasiado hermosa para desperdiciarla, aunque sólo sea un segundo. Desperdiciar la vida juzgando, opinando o criticando a otros es además un trabajo insulso, ya que ese otro al que estás juzgando, si es inteligente seguirá viviendo su vida tan feliz, sin enterarse de tus críticas o pasando de ellas, porque sencillamente no las necesita. Estás desperdiciando tu vida para nada.


jueves, 12 de mayo de 2016

¿Infierno?

PERLAS PARA EL ALMA


¿Infierno? No hay más infierno que los pensamientos negativos que tienen como origen nuestras propias miserias: Ira, avaricia, orgullo, apegos, envidia, críticas, etc. Cada uno de estos pensamientos impregnan de energía negativa, de energía sucia, de energía enferma y de energía contaminada a nuestro sistema energético, afectando de manera definitiva al cuerpo físico enfermándolo y manteniendo a la persona cada vez más alejada de su alma y más alejada de Dios. Son el auténtico y definitivo infierno del ser humano ya que son los responsables de todas y cada una de las emociones negativas que mantienen a las personas atados al dolor y al sufrimiento.


¿Qué peor infierno que una vida de celos, o de miedo, o de odio? No es necesario quemarse en las llamas del inventado infierno, ya lo hacemos en las llamas reales de las emociones generadas por nuestros pensamientos.   

martes, 15 de diciembre de 2015

Silencio


Perlas para el alma



            Mejor mantente en silencio porque todo lo que digas va a ser utilizado para juzgarte y criticarte. También te van a criticar por tu silencio, pero al menos no gastas energía, no generas karma y estás más cerca de tu interior, lo que equivale a decir que estas más cerca de Dios.