Mi alma, mis libros, mis creencias, mi corazón y mis opiniones.
El viaje del alma
El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión. Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y, para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS
Para
llevar y recoger a mi hijo del colegio tengo que pasar, (bueno, hay otros caminos,
pero no son tan agradables), por un parque que hay en San Isidro, que es un
distrito de Lima, que se denomina “El bosque del Olivar”, que cuenta con 1.600
olivos, algunos con 400 años de antigüedad.
Cada
vez que paso por “El Olivar”, que pueden ser cuatro veces al día, sobre todo
cuando voy solo, me da la sensación de que bajo algún olivo centenario me voy a
encontrar con Jesús, apoyado en el retorcido tronco del árbol, hablando a sus
discípulos.
Y,
a veces, es tal la sensación, que trato de agudizar el oído para escuchar sus
palabras. Incluso, algunos días, creo sentir Su palabra. Hoy ha sido uno de
esos días.
Hoy
el niño, (tiene cinco años), que no calle ni debajo de agua, tenía un día sorprendentemente
callado, con lo que los dos caminábamos de la mano en silencio, enfrascados
cada uno en sus propios pensamientos. Supongo que los suyos girarían en torno a
“Scrat”, la ardilla de la película “La era de hielo”, porque desde el fin de
semana anterior, que vio una de las películas de la saga, y desde que tiene una
“Scrat” de peluche, es su tema favorito.
Mis
pensamientos eran otros. Estaba dándole vueltas a mis propias miserias,
pensando: “no estoy preparado”, “no tengo suficiente información” para enseñar
a nadie. La verdad es que últimamente es un pensamiento recurrente.
Supongo
que los Maestros, al otro lado de la vida, deben estar un poco aburridos de mis
monotemáticos lamentos y decidieron darme la respuesta en forma de regalo, permitiendo
que escuchara la plática con la que en ese momento el Maestro instruía a sus
discípulos bajo el olivo más antiguo del parque.
Y
esto fue lo que me permitieron escuchar:
“Ya lo sabéis todo”,
pero más importante que saber es creer. Tenéis que creer en vosotros, porque si
no creéis en vosotros mismos, no podréis ayudar a otros. Por más que estudiéis,
por más que escuchéis, si no creéis en vosotros, no desarrollareis nada.
Ni siquiera es
importante si os equivocaos o no. Lo importante es que creáis en vosotros. ¿Has
oído Pedro?, tienes que creer en ti, porque vas a ayudar a personas mientras
creas en ti mismo.
Las personas a quienes
la gente cree, son las que hablan con seguridad de sí mismas. Y hablan con
seguridad porque se lo creen.
Solamente podréis ayudar
a la gente si creéis en lo que hacéis, si creéis en lo que decís.
No importa si más
adelante cambiáis de opinión. Si cambiáis de creencia también lo comunicareis,
contareis vuestra evolución de como habéis llegado a esa nueva creencia,
mientras tanto confiar en lo que creéis hoy y transmitir lo que creéis hoy.
Estáis de sobra
preparados para enseñar a los que se acerquen a vosotros. Los que necesiten
saber otras cosas ya buscarán a los maestros en esas materias.
Como
decía Marcos, (4:9): Si alguien tiene oídos para oír, que oiga.
A los seres humanos aunque
no nos gustan los exámenes sí que nos gustan las evaluaciones, o sino las
evaluaciones como tal, si nos gusta que alguien nos confirme si estamos en el
camino correcto, si hemos avanzado un tramo importante, y si además nos dijeran
que hemos adelantado a “fulanito”, ya sería increíble.
Pero no, en esta
carrera que todos compartimos de volver al seno de Dios, no hay evaluadores, no
hay adversarios, no hay meta, solo hay destino. El estudiante y el adversario,
el evaluador y el evaluado son la misma persona, es uno mismo. Esta es una
carrera contra nosotros mismos, este es un camino de soledad, es un trabajo de
valientes, es una lucha contra un enemigo invisible, es un camino interminable para
una sola vida, es un sendero lleno de recovecos, es una guerra sin cuartel,
unas veces dura y otras menos dura, pero siempre reconfortante, porque aunque de
la sensación de que no se avanza o que incluso hay días o temporadas en los que
parece que se retrocede, no es tal, siempre se avanza, aunque no se sienta.
El camino que nos
conduce a Dios parece sembrado de obstáculos, pero todos son superables, y en
cada posta vamos recibiendo regalos, vamos recibiendo dones que son producto
del propio crecimiento. Es posible que no se sea consciente de los dones que se
van recibiendo, pero solo es por una razón: Se recibe el regalo o el don cuando
la persona ha dejado de desearlo, cuando no lo espera y para ella la obtención
de ese don es una consecuencia lógica y conocida.
Vamos por un momento
a utilizar la imaginación. Imagina que la distancia que nos separa de Dios es
cuantificable en un millón de kilómetros. Imagina también que cada kilómetro se
corresponde con una determinada vibración de la energía, más rápida y más sutil
cuanto más cerca de Dios, (esto es realidad), y más lenta y pesada cuanto más
cercana a la materia, (esto también es real). Imagina que una persona que vive
una vida total y absolutamente material, sin tener ningún tipo de conocimiento,
y que ni tan siquiera sabe de su divinidad, ni por equivocación cree en ella, y
tampoco sabe el papel que está representando en la materia, se encuentra en el kilómetro cero, es decir un millón de kilómetros separada de Dios. Imagina, por
el contrario, que una persona que se encuentre en su última vida de encuentra
solamente a cien kilómetros de Dios.
En la energía se
encuentra todo el conocimiento. Imagina que podemos cuantificar ese
conocimiento de cero a mil. Cero es el conocimiento que se encuentra en la
energía que compone la materia, y mil es el conocimiento de Dios.
Según se avanza por el
camino que conduce directamente a Dios, va cambiando la vibración, se va
acelerando, se va volviendo más sutil, con la consecuencia lógica de acceder al
conocimiento disponible en esa vibración. De ese conocimiento el caminante
puede ser consciente de varias maneras: Puede comenzar a ver otras energías,
puede comenzar a oír las voces de sus maestros y guías, puede tener sueños
lúcidos, informativos y premonitorios, puede comenzar a tener certeza de cosas,
que no sabe como las sabe, pero las sabe, puede sentir cada vez con más fuerza
el estado físico, mental y emocional de las personas, puede volverse mucho más
sensible a la energía que le rodea, se atreve a seguir con total confianza sus
intuiciones porque tiene la seguridad de que son certeras, de la misma manera que
su eficacia en las sanaciones, si es curador, se incrementa de forma
exponencial, sabiendo las actuaciones que debe realizar el paciente para su
sanación, o para su aceptación de la enfermedad.
¿Quiere decir que
todos van a acceder a ese conocimiento? Si, con matices. Cualquiera que llegue
a un nivel determinado de energía va a tener acceso a ese conocimiento, a esos
dones, a esos regalos, a no ser que existan ciertas clausulas en su Plan de
Vida que lo impidan, ya que el Plan de Vida es la auténtica hoja de ruta por la
que se rige toda la vida en la materia.
El origen de todas
las situaciones que se van presentando a lo largo y ancho de nuestra vida es algo
pactado de antemano, aparece recogido en nuestro Plan de Vida, y es algo que
tiene que pasar si o si. Lo que estas situaciones generan, es decir, nuestras
reacciones, es nuestro aprendizaje, eso no está pactado, es el fruto de nuestro
libre albedrío.
En
ocasiones, hemos escuchado, y posiblemente nos ha ocurrido a nosotros mismos, arrepentirnos
de situaciones en las que nos hemos involucrado y decir “Si no hubiera hecho tal
cosa, me habría ahorrado este sufrimiento, o esta pérdida o este desengaño”.
Siempre el origen de “ese
sufrimiento” es algo que teníamos que vivir, y no nos habríamos librado de él
de ninguna de las maneras. De lo que si nos podríamos haber librado era del
sufrimiento, porque ahí estaba la lección, vivir sin el dolor, vivir aceptando,
vivir desligándonos de la materia, vivir como seres espirituales, vivir como
hijos de Dios.
Sin embargo, si el
origen de alguna situación es algo que nos produce placer, paz o alegría, es
seguro que nunca nos vamos a arrepentir de haber elegido ese camino. Pues hemos
de saber y aceptar que tanto el origen de lo que produce dolor como el origen de
lo que produce placer tienen la misma fuente: Nosotros mismos.
Cuanto antes
entendamos y aceptemos que únicamente nosotros somos responsables de todo lo
que nos ocurre mejor será, ya que eso nos permitirá dar un salto cualitativo y
cuantitativo importante para la finalización de nuestro deambular por la
materia.
Las situaciones
generadas por el origen inicial van a devenir en otros orígenes para nuevas
situaciones que serán distintos según sean nuestras propias reacciones. Estos
nuevos orígenes también se encuentran en nuestro Plan de Vida, porque el origen
de una primera situación puede resolverse de diferentes maneras y al final de
cada manera hay un nuevo principio, hay un nuevo origen.
Si el camino elegido
para vivir la situación presentada no es el correcto, es decir que solo
sufrimos sin asumir el aprendizaje, esa situación se va a repetir una y otra
vez hasta que se haya aprobado la asignatura, hasta que se haya asumido e
integrado el aprendizaje.
Sé que puede parecer una locura
pensar que pueda haber alguna persona en el mundo que le tema al éxito, o que
le rechace. Pero así es. Y no son ni una ni dos, son muchas las personas que
por una u otra razón tienen miedo a triunfar.
Por supuesto
que es un miedo inconsciente, y que incluso la misma persona lo negaría una y
un millón de veces porque, a simple vista, pudiera dar la impresión de que la
persona está dando los pasos adecuados para la consecución del éxito que ansía,
porque aunque el deseo externo sea ese, el del éxito, sin embargo, en su
interior, de manera totalmente inconsciente, está trabajando para lo contrario.
Voy a tratar
de dar un ejemplo: Piensa en un profesional de cualquier rama, que además es
reconocido en su trabajo, como un buen profesional, serio, responsable,
trabajador, cumplidor de su palabra, cumplidor con el trabajo y cumplidor con
los amigos. Un buen día este gran profesional decide establecerse por su
cuenta. Tanto él como su entorno están seguros de su éxito, prácticamente es un
éxito anunciado, ya que es conocido, es admirado y respetado.
Sin embargo, pasan los meses y no
termina de despegar el negocio. Si, no se puede decir que sea un fracaso, pero
no termina de ser un éxito. A duras penas cubre los gastos que genera el
negocio, pero poco más. Sus ingresos no son suficientes para los gastos
normales de la familia. Él sigue estando contento y esperanzado, siempre
pensando que en el próximo mes será el despegue definitivo, pero tampoco y así
un mes y otro mes.
¿Cómo puede ser?, se pregunta en las
íntimas conversaciones que mantiene consigo mismo. Su entorno tampoco lo
entiende. Algo pasa, ¿Qué será?
Nuestro profesional es, además un
amante de su familia, y cada día en la despedida, tiene la misma conversación
con su esposa:
-“¿A
qué hora vendrás?”, pregunta casi siempre su esposa, a lo que el esposo
responde:
-“Si
no viene nadie en cuanto acabe con el cliente que tengo a las seis”.
-A
ver si hay suerte y no viene nadie para que llegues pronto”, finaliza su
esposa.
-“A
ver…..”, finaliza el esposo, “¡Hasta la noche!”
Y, ¡qué curioso!, casi siempre tienen
suerte, no viene nadie y puede salir pronto para ir a casa.
Sin embargo, al llegar a casa se
lamenta:
-“Es
que no viene nadie, no sé cuándo van a empezar a aparecer los clientes, ahora
parece que vienen con cuentagotas”.
Nuestro profesional, a veces, le
comenta también a su esposa:
-“Creo
que me estoy convirtiendo en un brujo, porque esta mañana he pensado que si no
viniera el cliente que tenía cita a las diez me iría bien para poder ir al
banco, y no ha venido, y ya ha pasado otras veces con otra gente”.
Hasta aquí nuestra historia. ¿Qué
opinas?
Es seguro que nuestro profesional
nunca va a conseguir el éxito esperado porque mientras con el pensamiento
consciente está deseando el éxito, aunque también es cierto que cada vez con
menos emoción por la cruda realidad, con el pensamiento inconsciente, desea
intensamente que ese éxito no se produzca, alejando a los clientes con su
ferviente deseo de que no vengan para poder ir a casa, o para hacer otras cosas
en el tiempo que tendría que dedicar a la atención de los clientes.
Porque no es que se esté convirtiendo
en un brujo, solo es que “energías iguales se atraen”, y el Universo se encarga
de enviarle aquello que más fervientemente desea, es decir, no clientes. Los
que llegan son los pocos que atrae con el deseo consciente del éxito que genera
con mucha menos intensidad, y por lo tanto con mucha menos emoción que el deseo
de no tener clientes.
¿Qué hacer ante esto? Para revertir
la situación va a tener que ser consciente “todo el tiempo” de que necesita
clientes para triunfar, y así no los repelerá con sus deseos conscientes
contrarios al éxito, que no son más que un miedo inconsciente al éxito.
El miedo al éxito puede ser por
infinidad de causas, y los boicots también se pueden manifestar también de
infinitas formas.
Es necesaria mucha atención a los
pensamientos, a las palabras, a los deseos y a las acciones que boicotean la
llegada del éxito. Ayuda a esto el mantener la mente en silencio, para que
pueda permanecer alerta a cualquier pensamiento, por eso, también para un caso
como este de boicot a los deseos conscientes de la persona sirve la meditación.
Puede ser también una buena
herramienta mantener pensamientos conscientes del tipo: “Yo soy el éxito”, “Amo
a mis clientes”, “Abro encantado las puertas a todos los nuevos clientes”. “Me
siento bendecido por los X clientes”, “Me siento agradecido por los X clientes”.
Si crees que te encuentras en una
situación parecida en la que el éxito no llega a ti, cuando no parece que
pudiera haber ninguna causa que lo impida, mantente alerta, observa sus
pensamientos, observa tus reacciones, observa tus pensamientos, observa tus
emociones.
En nuestra evolución vamos todos
juntos, vamos de la mano aunque no lo parezca. No se trata de “unos ganan y
otros pierden”, no, se trata de “ganamos todos o no ganamos ninguno”, se trata
de “si yo gano, tu ganas”, se trata de “si yo pierdo, tu pierdes”. No escondas
información, no juzgues quien está preparado y quien no lo está. Tú da la
información, ayuda, colabora, que cada uno ya recogerá lo que esté preparado
para recoger, es decisión de su alma, no tuya. No creas que vas a perder poder, antes al contrario, serás más poderoso porque estarás más cerca de Dios.
Jesús dijo:
“De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis
en el reino de los cielos”.
Está claro que el proceso de la vida
no lleva precisamente a la niñez, sino a la madurez y al envejecimiento, por
eso Jesús se refiere a nuestro comportamiento: “ser como niños”,sinceros, juguetones, alegres, inquietos,
honestos. En la humillación que reciben los niños en silencio está su puerta de
entrada al cielo (a la felicidad), ya que por ser más pequeños e indefensos, se
les vive regañando, dirigiendo, chillando y castigando, los niños son objeto de
nuestro blanco para descargar sobre ellos nuestra ira, nuestro enfado, nuestra
rabia, ya sé que también, a veces,descargamos en ellos nuestro amor y nuestra ternura, ¡pero son tan
pocas!
En nuestro “amor” hacia nuestros
hijos, queremos, por supuesto, lo mejor para ellos. Pero ¿Qué es lo mejor?
Entendemos como mejor lo que nosotros hemos recibido, o algo más. Pero eso
conlleva el que aparquemos a los niños como si fueran mercadería, por la mañana
en el colegio, y por la tarde en el judo, en la música, en el ballet o en los
idiomas. ¿Cuándo jugamos con nuestros hijos?, ¿Dónde está la escuela para
aprender a amar? La escuela para aprender a amar está en el hogar. ¿Cuánto
tiempo dedicamos a nuestros hijos en la asignatura del amor? Posiblemente cero.
Darles de comer, comprarles ropa, vestirles, etc., etc., no es amor, es nuestra
obligación. Darles amor es besarles, abrazarles, comprenderles, escucharles, pasear con
ellos de habitación a habitación porque les apetece, es jugar con ellos, es
explicarles, es valorarles, es respetarles.
En el “ser como niños”, viene
implícita la negación a uno mismo, todos sabemos muy bien que los niños no
poseen una identidad individual sino que son reconocidos como el hijo de………..
Hemos de perder la identidad hasta negarse a uno mismo para llegar a Dios.
No os asustéis, no es un trabajo
nuevo, es más de lo mismo. Para ser como un niño solo hay que amar. Eso es lo
que hacen los niños, “amar”, imagínate si aman que te siguen amando a ti, que
puede que incluso les golpeas, que les chillas, que les sientas delante de la
tele para no bajar a la calle con ellos a jugar con la pelota, que la palabra
que más te escuchan es “no”………………, imagínate si aman.
Supongo que el deseo íntimo de muchos
padres es que sus hijos sean a imagen y semejanza de ellos mismos. Ya………, pero
¿Eres total y absolutamente feliz?, ¿Juzgas, criticas?, ¿Aceptas, valoras y
respetas al resto de la humanidad?, ¿Lo haces contigo?, posiblemente sea mejor
que tu hijo no se parezca a ti, no les conviertas en lo que tu eres. Perdón,
estamos hablando a la generalidad, pero si tú ya amas, si ya vives desde el
corazón, si no quieres que tu niño sea “coloca aquí cualquier carrera” por
encima del amor y la felicidad, felicidades, este escrito no es para ti.
Pero si eres de esa generalidad que
utiliza a los niños como arma arrojadiza, que les levantas la mano, que les
gritas, que no les besas, ni abrazas, ni les recuerdas cada día diez o doce
veces cuanto les quieres, si criticas delante de los niños, si prometes en
falso, si mientes, si eres perezoso, si no tienes voluntad, si no cumples tus
promesas con ellos, etc., etc., etc., este escrito si es para ti. ¡No hagas a
los niños a tu imagen y semejanza!
El mayor aprendizaje de los niños no son tus palabras, son tus hechos, el
mayor aprendizaje es tu ejemplo. Las palabras y los discursos a los niños les entran por un
oído y les sale por el otro, pero tu ejemplo se va a grabar a fuego en su
corazón, para siempre, y ese será su verdadero aprendizaje.
Tienes que cambiar tú para que tus
hijos aprendan a ser felices. Les puedes hablar, con dulzura, para explicarles
lo que quieras, pero sobre todo que tu actitud sea acorde con lo que tratas de
enseñarles. No les digas, por ejemplo, que el tabaco es malo si tú fumas; lo
que tienes que hacer es dejar de fumar, porque su pensamiento es: Si mi
padre/madre fuma, debe ser bueno, porque ellos son los mejores y lo saben todo.
Igual en cualquier otro aspecto de la vida. Recuerdo haber leído una historia
sobre Gandhi, en la que una madre se presenta a él con su hijo y le dice:”Señor
Gandhi, le traigo a mi hijo para que le diga que deje de comer caramelos, que
no son buenos para él”, y Gandhi la contestó: “Vuelva dentro de quince días,
por favor”. Se marchó la señora con su niño y volvió a los quince días, y
cuando se presentaron ante Gandhi este le dijo al niño: “Tienes que dejar de
comer caramelos porque no son buenos ni para tus dientes ni para tu salud”.
Entonces la señora le dice: “Y ¿Por qué no se lo dijo la primera vez que
vinimos, en lugar de hacernos volver?; y Gandhi la contesta: “Es que hace
quince días yo comía caramelos”.
Tener hijos y educarlos en el amor,
es mucho más comprometido y difícil de lo que cualquiera puede pensar.
Seguramente es lo más difícil que existe. Piensa que solo para que tus hijos aprendan
a leer, la persona que les ha de enseñar, ha tenido que hacer unos cuantos años
de estudios y oposiciones. ¿Cuáles han sido tus estudios y oposiciones para
padre/madre?, ¿Cuáles tus meritos?, ¿Una noche loca? Tener una noche loca y
soltar una criatura infeliz al mundo lo sabe hacer cualquiera.
Si, ya sé que tu deseo, como el que
todos los padres tenemos para nuestros hijos, es que consigan la felicidad. La
manera más fácil de que tus hijos sean felices, es que aprendan de tu
felicidad, con tu ejemplo. Si no es así, tendrán que llegar a tener cuarenta
años, aparecer por un centro de yoga y meditación, o leer algún libro de
autoayuda, de tantos y tantos como aparecen en las librerías, para que otros
les empiecen a hablar de que la felicidad no es una utopía y de que pueden
conseguirla por sí mismos, que es la única manera de conseguir una felicidad
autentica y permanente, ya que la carrera o el oficio conseguido a base del
propio sacrificio y del ahorro de los padres no le ha dado la felicidad, ni se
la ha dado la pareja por la que sus padres tanto suspiraban, ni se la ha dado
la segunda residencia en la costa, ni los descensos por la nieve, ni el
tratamiento antiarrugas, nada le ha dado una felicidad duradera. Tendrá que ser
un extraño quien les diga lo que es el amor y como se consigue.
¿Por qué no lo haces tú?, a fin de
cuentas son tus hijos y dices que les quieres con locura. Deja de decir que les
quieres y quiéreles, y enséñales ese amor y como se ama.
Aconsejo a
los religiosos, creyentes, devotos, seguidores y practicantes de todas las
religiones, así como a todos aquellos influenciados por las insanas creencias
de la sociedad, a los meapilas, a los hipócritas, y a los fariseos, que no
sigan leyendo, ya que no es una entrada que les pueda interesar porque va
claramente en contra de sus intereses. Esta es una entrada para afianzar el
respeto, y no creo que ningún adalid de la pureza que viva blandiendo su espada
de fuego en contra de los que consideran que viven en pecado, conozcan mucho de
él.
Así que
ahora que ya hemos quedado solos los pecadores, podemos comenzar. No existe
fracaso en el matrimonio o en la pareja, ya que el fracaso es la no consecución
del éxito, y en la pareja, teniendo en cuenta que ni los mismos integrantes
conocen la razón de su unión, no se puede hablar de fracaso. Se puede, sin
embargo, hablar de éxito en todas las uniones, aunque, la mayoría de las veces
es un éxito agridulce, o incluso amargo, por el desconocimiento del ego sobre
cuál es la causa y los objetivos de la unión.
Para
entender el párrafo anterior sería bueno remontarnos al espacio entre vidas
anterior a la encarnación en la que se produce la unión de la pareja. En ese
espacio, antes de encarnar en la materia, cada alma organiza su vida y firma su
contrato. Ya sabemos que elegimos los padres, el lugar de nacimiento, así como
las relaciones y el trabajo a realizar. También se organiza y se firma las
uniones de las personas así como los objetivos a alcanzar en ellas.
Cada unión tiene
por objetivo el aprendizaje, la cancelación de deudas kármicas, la recepción de
débitos, y la enseñanza. El alma, aunque el ego tenga un total desconocimiento
de la tarea a realizar, sigue las pautas establecidas para que la unión se de,
y el trabajo se realice.
Por lo
tanto, las uniones pueden durar un instante, un tiempo más o menos largo, o
toda una vida. El problema surge cuando la unión no debe durar más allá de un
tiempo limitado y choca frontalmente con las creencias religiosas o con las
creencias de la sociedad, que impone que una unión debe durar toda una vida.
Existe un
problema añadido, posiblemente el más importante, y es que las uniones no se
establecen desde el Amor del alma, desde el Amor divino, desde el Amor
incondicional. Las uniones se establecen desde lo que podríamos llamar amor
humano, que no es más que una emoción, una mezcla de amor-deseo, en el que
priman múltiples factores, totalmente alejados de la energía del Amor. Esos
factores pueden ser la atracción física, el deseo sexual, o intereses
materiales, como pueden ser alcanzar una buena posición social, una mejora en
la economía, la necesidad de compañía o satisfacer a la sociedad para evitar “el
qué dirán”.
Y aún
podríamos hablar de otro problema más, como es la falsa creencia de bastantes hombres
de que en la unión la mujer tiene un papel de servilismo, y la falsa creencia de
las mujeres de que efectivamente es así y que han de intentar satisfacer al
hombre en todo lo que se supone que a este le agrada. Esto es dramático, esos
hombres de hombre solo tienen el nombre, y las mujeres, con esa creencia, clara
muestra de que no se respetan a sí mismas, es lógico y normal que no reciban el
respeto que merecen como seres humanos.
Hagamos un
inciso, para recordar que todos, hombres y mujeres, somos exactamente iguales.
Todos somos alma, todos somos una Chispa Divina, todos somos hijos de Dios, que
un día decidimos encarnar, por propia decisión, y en esa encarnación le pusimos
al alma, para facilitar el trabajo a realizar, un ropaje de hombre o de mujer.
La realidad es que somos eternos y que no tenemos sexo. Líbrese bien el miembro
de la pareja que maltrate física o emocionalmente a su pareja, porque en
próximas encarnaciones es posible que tenga el sexo contrario a la encarnación
actual para recibir en carne propia el daño generado.
Con todo ese
panorama, se establece la unión para realizar el trabajo acordado, que se puede
realizar o no; pero ante la falta de autentico Amor, ninguno de los miembros de
la pareja van a ser capaces de identificar cuando ha finalizado ni el trabajo
ni la unión. A partir de ahí surgen los engaños, los sufrimientos, los
desencuentros, los maltratos y mil y una desgracias más.
Con lo fácil
que es identificar cuando ha finalizado la unión, y de manera racional, basándose
en el Amor, el cariño y el respeto, concluir esa unión, que no la relación,
apoyándose ambos en los primeros momentos, esos que la sociedad se encarga de
calificar como dramáticos, cuando, sin embargo, ha sido una relación exitosa,
porque no solamente han cumplido su compromiso, sino porque han podido extraer
el aprendizaje y abstraerse de la conciencia social.
Cuando el
hombre entienda que no solo no es superior, sino que posiblemente camine varias
pasos detrás de las mujeres, y cuando la mujer aprenda a respetarse a sí misma,
y entienda que su sumisión a la tiranía es el aprendizaje que está dando a sus
hijos, que serán tiranos, y a sus hijas que serán esclavas, se habrá acabado la
lacra de maltratos y engaños en la pareja, aunque no basen su relación en el
Amor, pero si lo hagan en el respeto mutuo.
Esta es una entrevista que La Vanguardia Digital le
realizó al Dr. Mario Alonso Puig quien es Médico Especialista en Cirugía
General y del Aparato Digestivo, Fellow de la Harvard University Medical School
y miembro de la New York Academy of Sciences y de la Asociación Americana para
el Avance de la Ciencia.
Hasta ahora lo decían los iluminados, los meditadores y los sabios; ahora
también lo dice la ciencia: son nuestros pensamientos los que en gran medida han creado y crean
continuamente nuestro mundo. "Hoy sabemos que la confianza en uno mismo,
el entusiasmo y la ilusión tienen la capacidad de favorecer las funciones
superiores del cerebro. La zona prefrontal del cerebro, el lugar donde tiene lugar el pensamiento
más avanzado, donde se inventa nuestro futuro, donde valoramos alternativas y
estrategias para solucionar los problemas y tomar decisiones, está
tremendamente influida por el sistema límbico, que es nuestro cerebro
emocional. Por eso, lo que el corazón quiere sentir, la mente se lo acaba mostrando”. Hay que entrenar esa mente.
Tengo 48 años. Nací y vivo en Madrid. Estoy casado y tengo tres niños. Soy
cirujano general y del aparato digestivo en el Hospital de Madrid. Hay que
ejercitar y desarrollar la flexibilidad y la tolerancia. Se puede ser muy firme
con las conductas y amable con las personas. Soy católico. Acabo de publicar
Madera líder (Empresa Activa) IMA SANCHÍS - 18/10/ 2004
- Más de 25 años ejerciendo de cirujano. ¿Conclusión?
-Puedo atestiguar que una persona ilusionada, comprometida y que confía en
sí misma puede ir mucho más allá de lo que cabría esperar por su trayectoria.
- ¿Psiconeuroinmunobiología?
-Sí, es la ciencia que estudia la conexión que existe entre el pensamiento, la palabra, la mentalidad y la fisiología del ser humano. Una conexión que desafía el
paradigma tradicional. El pensamiento y la palabra son una forma de energía
vital que tiene la capacidad, (y ha sido demostrado de forma sostenible), de
interactuar con el organismo y producir cambios físicos muy profundos.
- ¿De qué se trata?
-Se ha demostrado en diversos estudios que un minuto entreteniendo un
pensamiento negativo deja el sistema inmunitario en una situación delicada
durante seis horas. El distrés, esa sensación de agobio permanente, produce
cambios muy sorprendentes en el funcionamiento del cerebro y en la constelación hormonal.
- ¿Qué tipo de cambios?
-Tiene la capacidad de lesionar neuronas de la memoria y del aprendizaje
localizadas en el hipocampo. Y afecta a nuestra capacidad intelectual porque
deja sin riego sanguíneo aquellas zonas del cerebro más necesarias para tomar decisiones adecuadas.
- ¿Tenemos recursos para combatir al enemigo interior, o eso es cosa de
sabios?
-Un valioso recurso contra la preocupación es llevar la atención a la respiración
abdominal, que tiene por sí sola la capacidad de producir cambios en el cerebro. Favorece la secreción de hormonas como la serotonina y la endorfina y
mejora la sintonía de ritmos cerebrales entre los dos hemisferios.
- ¿Cambiar la mente a través del cuerpo?
-Sí. Hay que sacar el foco de atención de esos pensamientosque nos están alterando, provocando desánimo, ira o
preocupación, y que hacen que nuestras decisiones partan desde un punto de
vista inadecuado. Es más inteligente, no más razonable, llevar el foco de
atención a la respiración, que tiene la capacidad de serenar nuestro estado
mental.
- ¿Dice que no hay que ser razonable?
-Siempre encontraremos razones para justificar nuestro mal humor, estrés o
tristeza, y esa es una línea determinada de pensamiento. Pero cuando nos
basamos en cómo queremos vivir, por ejemplo sin tristeza, aparece otra línea.
Son más importantes el qué y el porqué que el cómo. Lo que el corazón quiere
sentir, la mente se lo acaba mostrando.
- Exagera.
-Cuando nuestro cerebro da un significado a algo, nosotros lo vivimos como
la absoluta realidad, sin ser conscientes de que sólo es una interpretación de
la realidad.
- Más recursos....
-La palabra es una forma de energía vital. Se ha podido fotografiar con tomografía de
emisión de positrones cómo las personas que decidieron hablarse a sí mismas de
una manera más positiva, específicamente personas con trastornos psiquiátricos,
consiguieron remodelar físicamente su estructura cerebral, precisamente los
circuitos que les generaban estas enfermedades.
- ¿Podemos cambiar nuestro cerebro con buenas palabras?
-Santiago Ramón y Cajal, premio Nobel de Medicina en 1906, dijo una frase
tremendamente potente que en su momento pensamos que era metafórica. Ahora
sabemos que es literal: "Todo ser humano, si se lo propone, puede ser
escultor de su propio cerebro".
- ¿Seguro que no exagera?
-No. Según cómo nos hablamos a nosotros mismos moldeamos nuestras
emociones, que cambian nuestras percepciones. La transformación del observador
(nosotros) altera el proceso observado. No vemos el mundo que es, vemos el
mundo que somos.
- ¿Hablamos de filosofía o de ciencia?
-Las palabras por sí solas activan los núcleos amigdalinos. Pueden activar,
por ejemplo, los núcleos del miedo que transforman las hormonas y los procesos
mentales. Científicos de Harvard han demostrado que cuando la persona consigue
reducir esa cacofonía interior y entrar en el silencio, las migrañas y el dolor
coronario pueden reducirse un 80%.
- ¿Cuál es el efecto de las palabras no dichas?
-Solemos confundir nuestros puntos de vista con la verdad, y eso se
transmite: la percepción va más allá de la razón. Según estudios de Albert
Merhabian, de la Universidad de California (UCLA), el 93% del impacto de una
comunicación va por debajo de la conciencia.
- ¿Por qué nos cuesta tanto cambiar?
-El miedo nos impide salir de la zona de confort, tendemos a la seguridad
de lo conocido, y esa actitud nos impide realizarnos. Para crecer hay que salir
de esa zona.
- La mayor parte de los actos de nuestra vida se rigen por el inconsciente.
-Reaccionamos según unos automatismos que hemos ido incorporando. Pensamos
que la espontaneidad es un valor; pero para que haya espontaneidad primero ha
de haber preparación, sino sólo hay automatismos. Cada vez estoy más convencido
del poder que tiene el entrenamiento de la mente.
- Deme alguna pista.
-Cambie hábitos de pensamiento y entrene su integridad honrando su propia palabra. Cuando decimos "voy a hacer esto" y no lo hacemos alteramos
físicamente nuestro cerebro. El mayor potencial es la conciencia.
- Ver lo que hay y aceptarlo.
-Si nos aceptamos por lo que somos y por lo que no somos, podemos cambiar. Lo
que se resiste persiste. La aceptación es el núcleo de la transformación.
Una vez que
llegamos a la materia en el cuerpo físico, se nos acaba la paz, el amor y la
felicidad que tenemos al otro lado de la vida. Es como si nos envolviera una
tela que nos impidiera ver y sentir de dónde venimos, hasta el extremos de olvidarnos
completamente del que es nuestro hogar, y nos sentimos atrapados y aislados,
inmersos, de nuevo, en la ilusión, en la sombra, en la ficción y en el sueño
que escribía Calderón de la Barca.
Nuestra
conciencia, a lo largo de los siglos ha caído a un nivel tan bajo que somos
incapaces de reconocernos como seres divinos, y nos hemos separado tanto de
Dios que para nosotros es un desconocido que, parece ser que premia a los
buenos y castiga a los malos, según nos enseñan las religiones, y sus
dirigentes que son, según ellos mismos, sus representantes en la Tierra.
Pero es
posible, que este nivel tan ínfimo de conciencia, este no reconocernos como
hijos de Dios, el desconocimiento que tenemos del alma, la distancia kilométrica
que existe desde nuestra conciencia al corazón, y el aislamiento de Dios, esté
comenzando a cambiar, poco a poco, es cierto, pero algo está cambiando.
Tanto
sufrimiento como hemos padecido en las miles de vidas que llevamos sobre la
Tierra, nos está convirtiendo, lentamente, en almas fuertes y valientes, nos estamos
alineando con la Voluntad de Dios, estamos aprendiendo a rendirnos o a aceptar
nuestra vida, estamos aprendiendo a confiar y a desprendernos del miedo.
Ya hay almas
que están en el umbral de la prueba definitiva, la prueba de permitirse confiar
en Dios, y acortar la separación que existe entre nosotros y Dios. Cuando eso
ocurra, Dios nos “proveerá” de todo lo necesario, se acabarán entonces, los
dolores, las carencias y las miserias.
Todos los
seres humanos estamos aprisionados en las mismas trampas, en las mismas
ilusiones, en los mismos miedos, en los mismos problemas, en los mismos
pensamientos. Pero cuando salgamos de esta rueda nada nos será negado y
convertiremos el valle de lagrimas de la Tierra en el valle de amor y paz que
ya disfrutamos cuando estamos al otro lado de la vida.
Aunque
parece que Dios nos está poniendo a prueba de manera permanente, no es tal, Dios
nunca nos ha puesto a prueba, ni antes, ni ahora, ni mañana; porque Dios es
amor y Su amor es incondicional. Cuando nos abramos a Dios, el Universo
proveerá todas las situaciones y oportunidades para equilibrar nuestras
deficiencias, para despejar cualquier problema, para resolver todas nuestras
cuestiones y curarlas para siempre. Podremos descubrir, entonces, con qué
rapidez responde el Universo a nuestras peticiones cuando nos hallamos
alineados con la Voluntad Divina.
La apertura a la voluntad de Dios se
realiza a través de la rendición.
Os dejo algunas frases de libro “Los
hijos de Dios” de Christine Mercer, que habla de la aceptación y de la
gratitud:
·"¡Yo prometo que nunca más me quejaré!, e iluminaré
la oscuridad con AMOR."
·“Ser agradecido por todas las cosas, (todo lo que venga)"
·“Cualquier sufrimiento, cualquier dolor, decepción,
aflicción, o incluso miedo, cuando se acepta con la verdadera oración de:
"Hágase Tu Voluntad" puede ser instantáneamente transmutado en poder
ilimitado."
·"Aquí y allí, sentado en el banco de un parque,
en un coche en la calle, en un edificio tranquilo, o caminando por una calle
llena de gente, o por una calle solitaria, se puede dar una sonrisa, decir una
palabra, o un pequeño movimiento con la cabeza de aprecio comunicado sin
palabras. Invisibles rayos de gloria viva, enviados en un pensamiento bondadoso
de infinito amor, pueden fortificar al prójimo con renovado coraje y más
energía."
·“Fue entonces cuando entendí el dolor, el sufrimiento
y la tristeza que rompe el corazón, en su verdadera luz. No como un castigo de
Dios, sino como bendiciones, ya que en ellos están contenidas las llaves del
progreso, Luz, fuerza y completo dominio. En sí mismos, eran justo lo que
aparentaban ser, cargas insoportables, pero cuando se aceptan y se recubren en
la fe y el amor del hombre, pueden ser transmutadas en completa gloria eterna.
El hombre tiene verdadero dominio sobre ellos, si lo usa. Ellos (el dolor, el
sufrimiento y la tristeza) contienen el poder para poder cambiar la oscuridad
en luz, la pobreza en abundancia, la tristeza en éxtasis, el dolor en alegría.
En el hombre están las llaves y el poder y el dominio para mandar sobre ellos
(el dolor, el sufrimiento y la tristeza), para amansarlos y para glorificarlos.
O para ser destruido por ellos."
·“No busques conocer a Dios a través de iglesias,
hombres o líderes, sino busca a Dios a través de tu propio corazón y a través
de tus propias actitudes divinas, cumple Sus promesas sagradas. Perfecciona
estas actitudes sagradas y tú serás disuelto y te convertirás en esto que tú
interpretas. Busca convertirte en amor en toda su misericordia compasiva,
divina, benévola, Crística, y conocerás los misterios de la Divinidad, o el
gran misterio y poder de convertirte Divino."