El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




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domingo, 21 de enero de 2024

Fisicalidad versus espiritualidad (Carácter)

 


          Los seres humanos estamos muy ocupados en lo de siempre que es vivir nuestra fisicalidad, ya que gran parte de nuestra vida se basa en las sensaciones, las emociones, las acciones y las reacciones que tenemos como seres corpóreos. Es decir, estamos muy ocupados en vivir.

Estamos tan ocupados en vivir que parece difícil que podamos dedicarnos a otra cosa que no tenga una relación directa con la vida, como podría ser vivir la espiritualidad.

Sin embargo, si algo tiene una relación directa con la vida física, es el espíritu. El espíritu es una parte fundamental de la naturaleza humana y tiene una relación estrecha con el cuerpo físico, aunque no se limite a él.

Es el espíritu el que anima y da vida al cuerpo físico. En Juan 6:63, Jesús dice: «El espíritu es el que da vida, la carne para nada aprovecha. Las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida».

La espiritualidad son las cosas del espíritu y la razón de la vida es la búsqueda de sentido, propósito y conexión con algo superior a nosotros mismos.

Vivir la espiritualidad implica cultivar una actitud de apertura, curiosidad, gratitud y compasión hacia la vida y hacia los demás. También implica reconocer nuestra propia esencia divina y nuestra conexión con todo lo que existe.

La espiritualidad es un camino personal, pero también colectivo, porque todos somos parte de un mismo todo.

Por muy ocupados que estemos en vivir nuestra fisicalidad no podemos, aunque queramos, olvidarnos de nuestra espiritualidad. Solo es cuestión de actitud y carácter.

El carácter es el conjunto de cualidades que nos definen como personas, como la honestidad, la generosidad, la valentía, la humildad, etc. El carácter se forma a través de las decisiones que tomamos, las acciones que realizamos y los hábitos que desarrollamos. El carácter nos hace ser una persona íntegra, respetable y admirable.

Y no debemos olvidar mientras estamos viviendo la vida, ayudar a los demás, porque es una forma de expresar el amor, la bondad y la solidaridad. Ayudar a los demás nos hace sentir útiles, felices y agradecidos. Podemos ayudar a los demás de muchas formas, como donando, haciendo voluntariado, enseñando, escuchando, compartiendo.

Así, usando el cuerpo, estaremos viviendo la espiritualidad, que es la única razón por la que tenemos cuerpo.

miércoles, 15 de noviembre de 2023

Y Dios contestó

 


Querido hijo:

No es irrespetuoso nada de lo que comentas sobre mi sordera. Como bien dices no me ofendo nunca, nada me ofende. Rememora tu pasado cuando tus hijos eran unos bebecitos de pocos meses. ¿Te ofendías por algo que ellos hicieran en su inconsciencia? Tú y tus hermanos que comparten contigo la encarnación en la Tierra sois mis amados hijos, sois mis bebés, que estáis creciendo en el amor y en la bondad.

Quiero comenzar contestando a la pregunta que haces en tu misiva. Preguntas si, realmente, estoy ahí. Pues sí, estoy ahí, estoy en el cielo, porque Yo Soy el cielo, pero, también, estoy en la Tierra, porque Yo Soy la Tierra. Estoy en cada nube, en cada brizna de hierba y en cada grano de arena, porque Yo Soy la nube, la hierba y la arena. Estoy en el Sol, en cada planeta, en cada satélite y en cada estrella, porque Yo Soy el Sol, Soy cada planeta, cada satélite y cada estrella.

Pero aun hay más, estoy en ti. Y siento tu emoción sin que me la expliques, conozco tu pensamiento a la vez que tú, escucho cada palabra que sale de tu boca y cada anhelo que se escapa de tu corazón, acompaño tu mano cuando acaricia, cuando bendice y cuando golpea y enjugo las lágrimas que resbalan por tus mejillas.

Por lo tanto, siempre te escucho ¡hijo mío! Y siempre te contesto. Con palabras que no escuchas por el ruido que mantienes en tu interior, con las señales que pides, que no sabes interpretar, con sueños que olvidas porque no los consideras interesantes, con encuentros que calificas de casuales.

De mil maneras me comunico contigo, pero no me sientes, y no lo haces porque no estás sintonizando la emisora correcta. Estás centrado en tus problemas, en tus preocupaciones, en tus más íntimos deseos, en envidiar lo que otros tienen, en criticar todo lo que no se ajusta a tu creencia.

Y todo eso en lo que centras tu atención, tu pensamiento, tu emoción y tus palabras, te hacen sordo a mis respuestas, te hacen ciego a mis señales, te hacen insensible a las intuiciones y, lo que es peor, te están separando de la vida. No estás viviendo, porque la vida pasa a tu lado sin que seas consciente de ella. Y es, entonces, cuando más agobiado te sientes, cuando te acuerdas de mí y levantas los ojos al cielo pidiendo, rogando, suplicando, implorando, haciéndome culpable.

Tienes que salir de ese bucle de sufrimiento y conseguir que la paz, la serenidad, la bondad y el amor aniden en ti. Entonces estarás listo, no solo para poder escucharme, sino para no tener que pedirme o suplicarme, porque entenderás la razón por la que determinado acontecimiento se cruza por tu vida. Y si no llegas a entenderlo, estarás preparado para aceptarlo, porque entenderás que es necesario para poder llevar a buen término alguna de las enseñanzas que has decidido, aprender en esta encarnación.

Te amo hijo mío y te bendigo.

sábado, 25 de febrero de 2023

El ritmo del silencio

 


Cada vez que hablamos dejamos salir una parte de nuestra energía, y producimos imágenes con aquello que pensamos antes de convertirlo en palabras. ¿Cuántas de nuestras palabras son positivas?, ¿Cuántas de nuestras palabras son necesarias?, ¿Cuántas de nuestras palabras son verdad? Si lo que queremos decir no es bueno, ni necesario, ni verdadero, es mejor quedarse callados y no decir nada. Así no ensuciaremos nuestro entorno con la energía negativa de nuestras proyecciones y no perderemos nuestra energía inútilmente.

Hemos de ser como un espejo que escucha y refleja la energía, sin más. Hemos de ser como el Universo que acepta sin condiciones nuestros pensamientos, nuestras emociones, nuestras palabras, nuestras acciones y todo lo que hace es enviarnos el reflejo de nuestra propia energía bajo la forma de las diferentes circunstancias que se presentan en nuestra vida.

Si tus palabras se identifican con el éxito, tendrás éxito, si tus palabras son de rabia, tendrás más rabia; si tus palabras son de ira, esta te inundará completamente; si tus palabras son de miedo, sentirás terror; si hablas de fracasos, fracasarás.

Nuestra vida solamente es el reflejo de nuestro parloteo interno. Aprende a escuchar y a reflejar esa energía sin emociones ni prejuicios, y calla si no tienes algo bueno, necesario o verdadero que decir.

 Aprende el arte de la discreción, es una buena manera de evitar la opinión de los demás y así tu vida se volverá tranquila, volviéndote invisible, misterioso e indefinible. Mantener en el exterior el silencio interno ayuda a evaluar todo lo que se presenta y poder así tomar las decisiones de manera acertada.

Con la discreción y el silencio, evitas las críticas y los juicios sobre los otros, que además de una perdida inútil de energía, lo único que hacen es esconder tus propias debilidades, ya que todo lo que criticamos de los otros son proyecciones de nuestras debilidades, son manifestaciones de toda la negatividad no resuelta que aun anida en nuestro interior.

Permite que cada persona resuelva sus problemas, ¡bastante tenemos cada uno con los nuestros! Y, además, es bueno preservar nuestra energía para ir resolviéndolos poco a poco. Cuando atacas, muestras tus propias debilidades, cuando te defiendes estás entregando tu energía a quien no se la merece; así que no ataques, pero tampoco te defiendes, escucha las opiniones sobre ti, como si oyeras llover, acuérdate del espejo, deja que la energía envenenada que llegue a ti, rebote sobre el emisor. A fin de cuentas, sólo son palabras, solo son opiniones.

              Tu silencio interno te fortalece y te vivifica, tu silencio externo preserva tu energía. Calla si lo que tienes que decir no es ni bueno, ni necesario, ni verdadero; pero tampoco permitas que te cuenten mentiras, inutilidades o maldades. Eres tú, con tu propia energía, quien va a atraer a los chismosos, a los mentirosos o a los que hablan por hablar. Eres tú, con tu propia energía, quien decide si quieres rodearte de sabios o de mequetrefes.

              Tu energía eres tú, los que te rodean son el reflejo de tu energía. ¡Tú decides! 

lunes, 13 de junio de 2016

Vivir en armonía

PERLAS PARA EL ALMA

Vivir en armonía con los demás no significa estar de acuerdo con todos, y tampoco significa que tengas que sacrificar tus ideales por eso. Puedes mantener tus ideales sin ser ofensivo. Para eso actúa con bondad, y si tu bondad es motivo de ofensa o tortura para otras personas, mantente alejado de ellas.

No permitas que nada ni nadie te altere, ya que la persona que no controla sus impulsos es su peor enemigo. Cuando alguien  te irrita, es porque ha contrariado alguno de tus deseos, por lo tanto es una faceta a trabajar: hay que eliminar los deseos.


Respétate y amate, y serás amado y respetado por los demás.


domingo, 15 de mayo de 2016

Menos yo y más tú.

PERLAS PARA EL ALMA



Es posible que inspirados en las vidas de los grandes seres, (budas, gurús, santos, maestros, etc.), dediquemos una parte de nuestro día a la oración, a la meditación o al recogimiento. Pero también es posible que ahí acabe toda la inspiración y que una vez finalizada nuestra práctica nos integremos en la vida haciendo gala de una soberbia sin límites, de una ira irrefrenable, de un rencor destructivo, de una ambición desmedida, o de una crueldad terrorífica, solo por citar algunas de las perlas con las que muchos se van paseando por la vida.

Es preferible menos meditación y más humildad, menos oración y más paciencia, menos recogimiento y más modestia, menos lecturas y más compasión, menos figurar y más tolerancia, más escuchar, más respeto, más amor. 


viernes, 10 de abril de 2015

El gran día para los seres humanos


            El día en que los seres humanos seamos conscientes del poder creador de nuestros pensamientos podremos, oficialmente, dar por concluida la etapa de sufrimiento sobre la faz de la Tierra.
            El día en que los seres humanos dejemos de ser como una hoja movida por el viento, y tengamos la suficiente voluntad para pensar y actuar al unísono con el alma, se habrá acabado el ciclo de nacimientos y muertes.
            El día en que los seres humanos tengamos con todos nuestros semejantes la misma tolerancia, la misma paciencia y el mismo amor que tenemos con un bebé de meses se erradicará todo lo malo del mundo: guerras, asesinatos, robos, odios mentiras, traiciones, celos, …..
            El día en que los seres humanos den la espalda a las religiones, tan discriminatorias, tan intolerantes, tan hipócritas, y abran su corazón a Dios, sabremos realmente lo que es amar.
 
            El día en que los seres humanos seamos conscientes de que todos somos lo mismo, todos la misma energía, todos la misma divinidad, entenderemos al fin que “si tu ganas gano yo”, y “si tu pierdes pierdo yo”, con lo que el “leitmotiv” de todos y cada uno será ayudar a los demás.
            El día en que los seres humanos entendamos que ser Hijo de Dios significa que somos Su Creación, que somos Su Energía, que sería como decir que llevamos sus genes, trataremos al resto de Hijos de Dios como hermanos, porque es lo que somos.
            El día en que los seres humanos entendamos que el Universo nos devuelve ciento por uno aquello que pedimos, aquello que permanece con intensidad en nuestra mente, todos viviremos en la abundancia y en la opulencia divina.
            El día en que los seres humanos entendamos que a cada acción le corresponde una reacción y que cada causa produce un efecto, (Ley del Karma), se erradicará la maldad entre los hombres, recordar: “El que a hierro mata, a hierro muere”, “Cada uno va a recoger exactamente lo que siembra”.
            El día en que los seres humanos nos volvamos como niños, nuestro será el reino de Dios. Ya lo dijo Jesús: “Dejad a los niños, y no les impidáis que vengan a mí, porque de los que son como éstos es el reino de los cielos”.
            El día en que los seres humanos comprendamos, por fin, que aprendemos siguiendo el ejemplo, cambiarán los comportamientos para que nuestros hijos se eduquen en la bondad, en la tolerancia y en el amor.

viernes, 3 de octubre de 2014

Volver al Paraiso


            La historia que nos cuentan del Paraíso Terrenal no es más que una alegoría de lo que pudo suceder en los primeros compases del ser humano sobre la Tierra. En esa época los habitantes de la Tierra eran guiados, protegidos y proveídos por Dios.
            Eso era debido a la Ley de Precipitación. La Ley de Precipitación es la Gran Ley de la Creación actuando por todo el Universo a cada instante, y se trata de la manifestación de un deseo espiritual o material en el mundo de la forma. Este poder fue utilizado por la humanidad en masa en la Atlántida, en Lemuria y en la civilización en el continente Hiperbóreo. Era la manera original en que a toda la humanidad se le proveía de comida, ropa y de todo lo que eligieran utilizar en su actividad física en este planeta.
Jesús precipitó cuando multiplicó los panes y los peces, cuando convirtió el agua en vino, cuando sacó el pescado con una moneda de oro en la boca, para pagar sus impuestos.
Jesús dijo: "Lo que Yo he hecho, TODOS los hombres harán, y aún obras mayores harán."
¿Por qué no hacemos las mismas obras que Jesús?, ¿Por qué los seres humanos, en la actualidad, no podemos disfrutar de los beneficios de esta Ley? No podemos disfrutar de ella por la sencilla razón de que desperdiciamos, a tontas y a locas, nuestra energía: el miedo, la ira, los pensamientos desbocados, la envidia, la crítica, y muchos sentimientos destructivos más, que lo único que hacen es enfermar el cuerpo emocional, y por ende, a la misma persona.
El derecho a utilizar y disfrutar del Poder de Precipitación es algo que hemos perdido hace miles de años, pero nadie ha dicho que no podamos recuperar ese Poder. Para ello, solo hemos de eliminar cualquier sentido de discordia, de limitación, de carencia. Hemos de recuperar la pureza, el desprendimiento, la armonía, el servicio, el amor divino, la sabiduría y el perfecto equilibrio.
 
Parece difícil, y posiblemente lo sea, pero la Ley de Precipitación está ahí, en el Universo, y está actuando en todo momento para traer bendiciones a la humanidad; y ningún ser humano podrá sacarla del mundo ni detener su acción para aquellos que alcanzan a vivir su divinidad en la Tierra.
No hay razón alguna para que la humanidad experimente privaciones. Los seres humanos no lo sabemos, pero somos nosotros mismos los que atraemos las privaciones a nuestra vida.
Podemos seguir viviendo una vida de carencias y lamentándonos por ello, lo hacemos muy bien, es lo que mejor sabemos hacer, lo cual es normal, ya que son cientos, o miles de vidas haciendo lo mismo. Me atrevería a decir que no es nuestra culpa, nadie nos ha enseñado a vivir de otra manera, Pero se puede vivir de manera distinta. Nunca es tarde, no tenemos prisa, tenemos toda la eternidad para aprender y tantas vidas por delante como consideremos oportuno. Sin embargo, para que seguir sufriendo, si nuestro deseo es vivir una vida de felicidad, una vida sin limitaciones, una vida de amor, está en nuestras manos conseguirlo.
Podemos volver al Paraíso recordando como vivíamos cuando permitíamos que la Ley de Precipitación funcionara para nosotros. Entonces éramos conscientes de nuestra divinidad, y actuábamos en esa conciencia. Empecemos ahora, cada segundo de retraso es un segundo más de dolor y sufrimiento. Empecemos a recordar que somos hijos de Dios, que todos somos lo mismo, que todos estamos embarcados en la misma empresa, que todos caminamos de vuelta de a Dios.
 Sé que solamente parecen palabras, y en palabras se van a quedar si no conseguimos que esas palabras latan a unísono del corazón, que es el punto de partida para entender, para aceptar y para actuar desde nuestra divinidad.
Puedes comenzar de una manera sencilla. Imagina, piensa y siente que cada persona que se cruza en tu camino, eres tú mismo. Cuando critiques piensa como recibes tu las críticas, cuando desprecies a alguien piensa como recibes tu los desprecios, cuando engañas piensa como recibes tu la mentira, cuando maltratas piensa en cómo recibes tu los maltratos, y así en cada pensamiento, en cada palabra, en cada acción de tu vida. Piensa también en Dios, en cuantas veces te ha engañado, te ha maltratado, te ha ofendido. Si Él no lo hace, que tiene todo el poder, porque nosotros, que no somos nada, lo hacemos de manera permanente con nuestros hermanos.
Cada uno de nosotros somos una Chispa de Fuego Divino, todas iguales. Piensa, habla y actúa desde esa divinidad y esa igualdad, y eso te acercará al Paraíso.

 

jueves, 14 de agosto de 2014

Regreso a Dios (Una vida de servicio)


El que no sirve para servir, no sirve para vivir.
Madre Teresa de Calcuta 

Esta entrada es una continuación de la anterior: Regreso a Dios (Una vida de virtud).
Vivir desde el alma para regresar a Dios requiere que a la vida de virtud se le añada una vida de servicio. ¿Qué es una vida de servicio? Los valores más importantes de la esencia humana son el esfuerzo desinteresado, el servicio y la lucha a favor de una sociedad mucho mejor y unos seres humanos superiores.
El servicio es el ejercicio de la caridad. Una actitud de servicio es reconocer en cada ser humano a una persona valiosa, a una persona de quien se puede aprender y a quien se puede ayudar, una actitud de servicio es mostrar interés por lo que le sucede a la otra persona, es la capacidad de entender que sienten las personas, es incluir en nuestra vida el hábito de ayudar antes de ser ayudados, al hábito de comprender antes de ser comprendidos, el arte de amar antes de ser amados.
Bien podemos recordar aquí la hermosa oración de San Francisco de Asís:
Señor, haz de mí un instrumento de tu paz:
donde haya odio, ponga yo amor,
donde haya ofensa, ponga yo perdón,
donde haya discordia, ponga yo unión,
donde haya error, ponga yo verdad,
donde haya duda, ponga yo la fe,
donde haya desesperación, ponga yo esperanza,
donde haya tinieblas, ponga yo luz,
donde haya tristeza, ponga yo alegría.
Oh, Maestro, que yo no busque tanto ser consolado como consolar,
ser comprendido como comprender,
ser amado como amar.
Porque es dando como se recibe,
es olvidando como se encuentra,
es perdonando como se es perdonado,
y muriendo se resucita a la vida eterna.
Cuando se desarrolla una actitud de servicio a los demás, se está intercambiando servicio por poder. El poder que se recibe es una influencia sobre las personas a las que has ayudado, que hace que te conviertas para ellas en un líder, quieren estar contigo, te vuelves importante para ellas, eres como un imán para esas personas, te necesitan, te consultan, te respetan.
 
La actitud de servicio va siempre unida a una actitud positiva, es por eso que las personas con actitud de servicio a los demás, son personas alegres, optimistas, que esperan siempre lo mejor de la vida.
Las personas con actitud de servicio son responsables de sus propias vidas, tienen el control de sus vidas a pesar de las circunstancias. No viven echándole la culpa a los demás de lo que les sucede.
Se puede reaccionar en forma positiva o negativa; las personas responsables de su propia vida eligen reaccionar en forma constructiva, no se dejan influenciar negativamente del ambiente. Son aquellas personas que deciden hacer lo que hay que hacer, a pesar de las circunstancias, y punto.
El servicio a los demás también es un signo de madurez. Las personas con actitud de servicio comprenden todos los beneficios que obtienen al comportarse de esta manera con las demás personas y descubren que es una filosofía de vida, un estilo de vida, el cual es un privilegio alcanzar. Servir a los demás solo se le es dado a los seres grandes.
De todo lo anterior podemos concluir que la actitud de servicio es una marca indeleble de la gente superior, del líder, de la gente iluminada, de las personas con personalidad magnética, del padre y la madre amorosos, del maestro comprometido con su profesión, del estudiante responsable, del empresario triunfador, del empleado  eficaz, es decir todo lo que cualquier persona puede desear: ¡una bendición divina! ¡un privilegio! Reservado solo para los seres superiores.
En 1888 Mahatma Gandhi fue a Inglaterra, donde estudió Derecho. Una vez iba caminando por una calle de Londres y fue sorprendido por un chaparrón de agua. Gandhi empezó a correr para huir de la lluvia y logró refugiarse debajo del alero de un lujoso hotel, ahí se quedó parado mientras pasaba el vendaval. A los pocos minutos apareció una lujosa limosina y de ella salió un magnate inglés, le bajaron las maletas y el coche fue conducido hasta el estacionamiento.
¡Oye tú!, cógeme las maletas, gritó el británico a Gandhi. Gandhi miró hacia los lados y hacia atrás para ver a quién se dirigía el magnate, ¡eh tú, hindú!, repitió el inglés con fuerza, ¡He dicho que me cojas las maletas!
Gandhi se dio cuenta de que era con él a quien hablaba el potentado, y entonces se acercó a cargarlas. El inglés le ordenó que lo siguiera hasta el cuarto piso; él subió por el ascensor y el hindú por las escaleras, porque en esa época los hindúes  eran considerados menos que los demás.
Una vez que Gandhi dejó las maletas en el sitio indicado, se dispuso a retirarse.
¡Mira tú, indio!, ¿Cuánto te debo?, dijo el magnate. Señor, usted no me debe nada, contestó Gandhi cortésmente.
¿Cuánto me vas a cobrar por subirme las maletas?,  insistió el hombre. Señor, repitió Gandhi, yo no voy a cobrarle nada.
¿Tú trabajas aquí?, ¿no? No señor, yo no trabajo aquí; yo estaba en la puerta esperando que dejara de llover para continuar mi camino.
Si tú no trabajas aquí, ¿por qué subiste las maletas? Porque usted me pidió que lo hiciera, y lo hice, dijo Gandhi.
¿Quién eres tú? Yo soy Mohandas Karamchand Gandhi, estudiante de Derecho de la India. Bien, bien... entonces, ¿Cuánto me vas a cobrar? Señor ya le dije, no le voy a cobrar nada y nunca pensé en cobrarle, dijo Gandhi.
Si tú no pensabas cobrarme nada por subirme las maletas, dijo nuevamente el inglés, entonces ¿por qué me la subiste? Señor, expresó el futuro Mahatma, yo le subí las maletas a usted por el inmenso placer que me causa el colaborar con los demás, por eso lo hice, porque para mí servir es un placer.

lunes, 14 de julio de 2014

La valentia de amar


Mensaje canalizado de un Maestro Ascendido (12 de Julio de 2014)        



Hay que ser valientes para amar verdaderamente. Es necesario aprender de Dios que nos ama con inmensa bondad, con inmensa compasión y con inmensa paciencia.

martes, 1 de julio de 2014

Asi en la Tierra como en el Cielo (El poder de la bendición)


            Muchos de nosotros es posible que hayamos recitado cientos o miles de veces la oración del Padrenuestro. Lo que no se, es si hemos sido realmente conscientes de lo que recitamos, de la belleza de cada frase, del poder que generan, o de su significado.
            Quiero detenerme en  la frase que dice: “Hágase Tu Voluntad, así en la Tierra como en el Cielo”.
            Pero, ¿Qué significa que se haga la Voluntad de Dios?, ¿Cuál es la Voluntad de Dios?: La Voluntad de Dios, entre otros atributos, es el bien, es la libertad, es la salud, es que se acaben los velos existentes entre Dios y el hombre, la Voluntad de Dios es luz, es felicidad, es paz, es pureza, es equilibrio, es bondad.
            Dejar que se haga la Voluntad de Dios es dejar que la vida fluya, es aceptar los acontecimientos que la vida nos depara, es vivir nuestra propia divinidad. Es todo lo contrario de lo que vivimos los seres humanos, que empecinados, insistimos una vez y otra en que la vida sea como a nosotros nos gustaría que fuera, insistimos en que las personas sean como nosotros creemos que deben ser, olvidando su libertad, y culpabilizamos a Dios, de manera permanente, porque nuestros deseos no se cumplen tal como planeamos, sin ser conscientes de que las cosas son como tienen que ser y no como nosotros deseamos que sean.
Culpabilizamos a Dios por nuestro sufrimiento, levantando los ojos al cielo y preguntando ¿Por qué a mí?, sin ser conscientes de que somos los únicos creadores de nuestra propia vida. Dios nos permite ser, Dios respeta nuestra libertad, la libertad que Él mismo nos ha dado. En fin, que en vez de aliarnos con Dios para sentir y vivir los atributos de su Voluntad, le vemos como a ese Ser que está presto a castigarnos y que parece que colabora poco con nosotros. ¡Qué lejos estamos de la Verdad!, y que fácil sería vivir una vida llena de amor y felicidad, mucho más fácil de lo que la mayoría de las personas creen. Lo hace difícil el no saber, o no aceptar, que la misma Vida es Dios en acción y que su Voluntad ya impregna la Vida. Solo hay que vivirla y no sufrirla.
            La otra parte de la frase es: “Así en la Tierra como en el Cielo”. ¿Dónde radica la diferencia entre la Tierra y lo que la oración llama Cielo? El Cielo no es un lugar, el Cielo es ese estado de conciencia en el que nos encontramos cuando no tenemos materia, cuando no tenemos cuerpo, mientras que la Tierra es lo que estamos viviendo, una existencia dentro de un cuerpo.
            Cuando pedimos que se haga la Voluntad de Dios tanto en la Tierra como en el Cielo, ¿Quiere decir que son distintas voluntades? No, es la misma Voluntad, lo que existe en la vida terrenal, es lo mismo que existe al otro lado de la vida. Y si los que están al otro lado de la vida de la materia viven una vida de paz, de amor, de alegría, de felicidad, ¿Qué es lo que impide que a este lado no sea lo mismo? Solo el pensamiento.
            No es un trabajo de Dios el que Su Voluntad sea la misma en la Tierra que en el Cielo, solamente es nuestra propia voluntad que así sea.
          

            Ya sabemos que el amor, el perdón y la bendición, son las energías más poderosas que existen. Quiero insistir hoy en la bendición porque la bendición es practicar espiritualmente la bondad hacia otras personas, y la bondad es uno de los atributos de Dios.
La energía que genera esta práctica es tan poderosa que incrementa la energía del chakra cardiaco en tal medida que permite percibir la sensación del Amor Divino, tanto en el emisor, la persona que bendice, como en el receptor, la persona bendecida.
Hay gran poder en la palabra bendición. Bendición significa:
-          Pedir el favor de Dios para alguna situación o condición.
-          Desear el bien a una persona o situación.
-          Hacer feliz o próspero.
-          Alegrar, glorificar y alabar.  

Bendecir significa desear y querer el bien ilimitado incondicionalmente, totalmente y sin reserva alguna,  para los demás y para los acontecimientos de la vida.
Quien sea bendecido es un ser privilegiado y consagrado. Bendecir significa invocar la protección divina sobre alguien o sobre algo, pensar en la persona con profundo reconocimiento, evocarla con gratitud y con amor. Significa además llamar a la felicidad para que venga sobre la persona.
Podríamos sencillamente decir que bendecir significa traer el bien a una situación, una condición o una persona.
            Un simple "Dios te bendiga" expresado verbalmente, es la descarga del Poder Infinito del Universo, ansioso y deseoso de envolver a la persona que requiere de dicha bendición y a la persona que bendice.
            Al despertar, bendice tu día; bendice a la gente al cruzarte con ella por la calle, en el autobús, en tu lugar de trabajo, bendice a todo el mundo. La paz de tu bendición será la compañera y la luz de su camino. Mientras paseas, bendice tu ciudad, bendice a los políticos, a los educadores, a los barrenderos, a los sacerdotes y a las prostitutas; bendice a todo el mundo.
            Cuando alguien sea agresivo contigo, responde con una bendición silenciosa. Bendícelo total y sinceramente, porque esas bendiciones son un escudo que te protege de la ignorancia de sus maldades, y cambia de rumbo la flecha que te han disparado.
            Bendecirlo todo, bendecir a todos, sin discriminación alguna, es la forma suprema de la bondad, porque aquellos a los que bendices nunca sabrán de dónde vino aquel rayo de alegría que cambió su día, y tú no sabrás hasta que punto cambiaste su vida.
            Cuando en tu jornada diaria surja algún suceso inesperado que te desconcierte y eche por tierra tus planes, ya sea en el trabajo, en tu casa o en la calle, bendice, porque es seguro que ese desconcierto no es más que una nueva lección de la vida. Porque ese acontecimiento que te parece tan desagradable, de hecho es una programación tuya para aprender la lección que corresponde es ese momento.
            Cuando veas a alguien que sufre y llora, o que da muestras de sentirse destrozado por la vida, bendícelo, llénalo de Energía Divina.
            Y sobre todo no te olvides de bendecir a esa persona maravillosa, absolutamente bella en su verdadera naturaleza y tan digna de amor, que eres tú.
            Es imposible bendecir y juzgar al mismo tiempo. Con un “Dios te bendiga”, puede ser suficiente, pero puedes dedicar un poco más de tiempo después de tu meditación, aplicando la formula que te presento a continuación:
-          Levanta las manos a la altura del pecho, con las palmas dirigidas al frente. Los brazos cómodos al lado del cuerpo.
-          Imagina que llega una Luz Divina a tu chakra corona y desde allí baja hasta tu pecho, y sale de tu corazón y de tus manos.
-          Piensa en un momento feliz que te haga revivir una emoción o sentimiento de alegría o felicidad, (puede estar relacionado con cualquiera, o con cualquier situación).
-          Siente la emoción de ese momento feliz.
-          Visualiza a la persona que quieres bendecir delante de tí y repite en tu interior, sintiendo esa energía que sale de tu corazón y de las palmas de tus manos:
-          “Yo te bendigo con paz, con amor, con alegría, con serenidad, con abundancia y prosperidad......”. Bendice con todo lo bueno que deseas para esa persona, como si fueras tu mismo”. 

¡Qué Dios te bendiga!
 

jueves, 26 de junio de 2014

Bondad


Mensaje canalizado de un Maestro Ascendido (25 de Junio de 2014)        



La bondad humana es lo que mantiene viva a toda la gente necesitada en el mundo, no solamente a la gente necesitada de aspectos físicos, sino también a los necesitados de aspectos espirituales.

Cuando Vds. salgan a la calle, no pidan que les traten con bondad, sean Vds. la bondad que quieren en el mundo.

sábado, 14 de junio de 2014

Equipaje para la vida


Mensaje canalizado de un Maestro Ascendido (13 de Junio de 2014)        



Que Dios siempre guie vuestros pasos, que donde quiera que vayan lleven amor, paz y bien a todo el que esté cerca de Vds., y que todo lo que suceda en vuestra vida cobre sentido al final del tiempo.

viernes, 13 de junio de 2014

Cambia tu realidad


                El Libro de Oro de Saint Germain, (cuya lectura recomiendo), comienza diciendo que “La Vida, en todas sus actividades, donde quiera que ella se manifieste, es Dios en acción. Es por la falta de conocimientos en la forma de aplicar el pensamiento-sentimiento, que los seres humanos están siempre interrumpiéndole el paso a la Esencia de la Vida. De no ser por esa razón, la Vida expresaría su perfección con toda naturalidad y en todas partes.
            La tendencia natural de la Vida es Amor, Paz, Belleza, Armonía y Opulencia. A ella le es indiferente quien la use y continuamente está surgiendo para manifestar de más en más su perfección, y siempre con ese impulso vivificador que le es inherente.
            YO SOY es la actividad de la Vida. Cuando decimos YO SOY, sintiéndolo, abrimos la fuente de la Vida Eterna para que corra sin obstáculos a lo largo de su curso; en otras palabras, le abrimos la puerta ancha a su flujo natural”.
            ¿Cómo funciona el pensamiento, que es capaz de impedir el paso a la Esencia de la Vida, a la perfección de la Vida diseñada por Dios, a la Esencia Divina o a la manifestación de Dios en todos los aspectos de la Vida?
Los pensamientos no aparecen porque sí en el cerebro. Los pensamientos son como nubecitas que se encuentran alojados en una de las capas del aura, concretamente en una que se denomina cuerpo mental, y es en él donde se desarrollan los poderes de la mente, donde se desarrollan los pensamientos, incluso la memoria y la imaginación.
Todas las personas tenemos, prácticamente, los mismos pensamientos en el cuerpo mental, con diferencias de matices. Con un ejemplo veremos claro cuáles son esos matices. El pensamiento de divinidad para un cristiano será Jesús, mientras que para un budista será Buda, o para un hinduista será Krishna. Sin embargo, el pensamiento de divinidad estará inherente en los tres.
La pregunta lógica sería: ¿Si todos tenemos alojados en nuestro cuerpo mental los mismos pensamientos, porque unas personas tienen pensamientos que les llevan al sufrimiento y otras personas, (las menos), tienen pensamientos que les llevan a la felicidad?
 
Los pensamientos se denominan formas de pensamiento, y para expresarse viaja el pensamiento desde el cuerpo mental hasta el cerebro. Cada vez que tenemos un pensamiento se genera una energía que viene determinada por el tipo de pensamiento. Esa energía, por un lado, afecta al cuerpo emocional de la persona generando un sentimiento o una emoción determinada, y por otro lado engorda a la forma de pensamiento original.
No es necesario decir, que cualquier emoción tiene su inicio en el pensamiento. Ansiedad, estrés, miedo, tristeza, alegría, carencias, etc., etc., son solamente producto de nuestro pensamiento. Y son justamente nuestra colección de emociones las que determinan la vida. Son esas emociones las que bloquean el libre fluir de la tendencia natural de la Vida, que decíamos al principio que es Amor, Paz, Belleza, Armonía y Opulencia.
Pero aun hay más. La forma de pensamiento se va haciendo mayor cada vez que tenemos el mismo pensamiento. Puede llegar a crecer hasta tal punto que se forme lo que se denomina entidad de pensamiento. La entidad de pensamiento tiene conciencia propia, una conciencia muy rudimentaria  que la hace querer vivir. Y para vivir, su alimento es la energía que se genera cada vez que se tiene el mismo pensamiento, por lo que la entidad de pensamiento va a descargarse en el cerebro de manera persistente para que se genere la energía que necesita para su existencia. Los pensamientos circulares, los pensamientos repetitivos, los pensamientos obsesivos, sólo son entidades de pensamiento.
Por supuesto la energía generada se va acumulando en el cuerpo emocional de la persona, llegando, con el tiempo, a afectar físicamente a la persona. Nuestra salud también es fruto de nuestros pensamientos.
Decir, “no sé”, “no puedo”, “no tengo”, “estoy enfermo”, y frases similares son una especie de grilletes que le vamos poniendo a nuestra vida. Y la vida, ante nuestra insistencia se encarga de que no sepamos, de que no podamos, de que no tengamos o de que enferme nuestro cuerpo.
¿Qué hacer para cambiar la tendencia?, ¿Qué hacer para que la Vida se manifieste en toda su grandeza? Pues…. CAMBIAR EL PENSAMIENTO.
 Pero, ¡Es tan difícil cambiar el pensamiento!, el pensamiento no se puede cambiar de la noche a la mañana, porque los pensamientos a los que estamos habituados viajan al cerebro una y otra vez, a pesar de todos nuestros esfuerzos para que eso no suceda, por lo tanto, para cambiar los pensamientos, que llegan de manera inconsciente, hemos de hacerlo conscientemente.
Hemos de dejar de dar poder a las condiciones exteriores, hemos de dejar de dar poder a personas, a lugares, a cosas, a deseos, a creencias, y darle el poder a quien lo tiene realmente, hemos de reconocer y aceptar la presencia de Dios, ya que El es todo salud, todo amor, todo abundancia, todo paz. Y la manera de hacerlo es repetir en nuestro interior machaconamente, YO SOY, o YO SOY HIJO DE DIOS. No se trata de repetirlo una, dos ó tres veces, se trata de repetirlo horas si realmente queremos cambiar la dinámica de nuestra vida. Hemos de tener en cuenta que hemos de invertir la fuerza de pensamientos que llevan con nosotros toda una vida.
YO SOY es Dios en acción, y cuando pensamos YO SOY significa que sabemos que tenemos a Dios trabajando y expresándose en nuestra vida.
Se trata de formar entidades de pensamientos positivas, entidades de pensamiento de alta vibración, que como las negativas también quieren vivir y se van a descargar en el cerebro para expresarse una y otra vez. Sin embargo, hasta que eso suceda, hemos de trabajar de manera consciente para hacer que las entidades negativas vayan perdiendo poder.
¡Adelante! y ¡Suerte!

 

jueves, 13 de febrero de 2014

El tiempo sin tiempo


El arte de vivir (IV)
            Hubo un tiempo en el tiempo en el que todos los seres humanos vivían en la Luz. Bien podríamos llamar a ese tiempo “el tiempo sin tiempo”, porque nadie tenía miedo a la muerte, sabían que no existía, sabían que eran eternos, sabrán que eran inmortales, no había por tanto lugar para el miedo al dolor, ni para el miedo a la enfermedad. No existía la mentira, ni el egoísmo, ni la manipulación de un ser por parte de otro, no había esclavitud, ni hambre, ni sufrimiento. Todo era paz, todo era amor, todo era alegría. Existía una total conexión entre todos los seres humanos, por lo que el bien de uno era el bien del otro, era el bien común.
            Sin embargo, con el paso del tiempo comenzaron a hacerse presentes los egos individuales, comenzó la separación, comenzó el dolor, comenzó el sufrimiento y con todo eso, comenzó el miedo, desconectándose cada ser, poco a poco, y cada vez más, de la Luz. Ayudando a todo esto que los ignorantes, los mafiosos, los inútiles, comenzaron a ocupar cada vez más altos cargos políticos, sociales y religiosos, hasta coparlos todos, manipulándolo todo, sirviéndose de la televisión para adormecer a las conciencias, con deportes, programas de entretenimiento basura, insensibilizando a la sociedad con las noticias diarias de guerras, desastres, enfermedades, caos y muertes, generando en las poblaciones deseos inalcanzables con los programas sobre las vidas de los ricos y famosos, utilizando a las religiones para cercenar el crecimiento moral, ético y espiritual, con sus discursos sobre el pecado, el castigo y el subsiguiente miedo.

            ¡Basta ya!, tenemos que hacer que el caos y la confusión dejen de impregnar el mundo. ¡Basta ya!, tenemos que acabar con la dictadura de dolor y de maldad que prevalece sobre el ser humano. ¡Basta ya!, tenemos que acabar con el miedo que paraliza a la mayoría de la gente, acabar con el egoísmo, acabar con el separatismo. ¡Basta ya!, tenemos que volver a imponer el respeto por la vida, el respeto por el planeta, el respeto por el ser humano. ¡Basta ya!, tenemos que acabar con el consumismo y el materialismo. ¡Basta ya!, de iconos de moda que sólo son muñecos de paja. ¡Basta ya!, tenemos que hacer que prevalezca el lado positivo. ¡Basta ya!, de gobernantes inútiles
            Tenemos que volver a ser libres, que no se tache de loco al que quiere salirse del sistema, de este sistema materialista, enfermo y caduco que nos mantiene separados de Dios.

            Es momento de elegir, a los que tenemos la posibilidad de votar por nuestros gobernantes, a los íntegros, a los sabios, a los que aun mantienen cierta conexión con la Luz, a los que sin abandonar el progreso material nos guíen en el progreso espiritual, en el progreso ético, en el progreso moral. Es momento de dejar a un lado la soledad. Es momento de comenzar a caminar hacia Dios.
            Que nuestros primeros pasos sean ver a los demás como si fuéramos nosotros mismos, no desear para nadie lo que no queremos para nosotros, evitando la crítica mental, eliminando las palabras ofensivas, sirviendo y ayudando a todos. Y sobre todo empezando a educar a nuestros pequeños, son nuestros dirigentes del futuro, enseñándoles con nuestro ejemplo, desterrar el miedo de la enseñanza, enseñarles en el Amor, hacia el prójimo, hacia sí mismos, hacia Dios.

            Es posible que haya seres irrecuperables, soy consciente de eso, pero que al menos, ellos también vean nuestras acciones de Amor, al menos algo irán aprendiendo, aunque sea para próximas vidas. Que no nos haga desfallecer su posible rechazo, que seguro va a existir. Son ellos los que necesitan más ayuda, recordar las parábolas de Jesús: “el hijo pródigo”, o “la oveja perdida”.
            La recuperación de la Luz está en manos de los que creemos que existe, de los que creemos que se puede volver a Ella. Recuerda que el cambio de una persona puede afectar al mundo, al menos va a afectar al propio entorno, y así, poco a poco, podemos conseguir reencontrarnos con Dios, utilizando menos generaciones de las que los manipuladores han necesitado para separarnos de Él.