El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




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martes, 3 de junio de 2025

Valores

 


Querido Dios:

         Cuando me asomo a la ventana de la vida, siento una inquietud profunda: nuestra evolución como seres humanos parece haberse detenido o, al menos, ralentizado. Cada vez más, escogemos para liderar nuestras naciones a personas que niegan la igualdad entre los seres humanos, que practican la intolerancia hacia todo lo diferente, que desprecian las normas establecidas y que parecen haber olvidado los valores que nos ayudan a afrontar las dificultades y los retos de la vida.

Hoy día, hablar de espiritualidad ya no parece suficiente. Todo se reduce a la religión que profesa el dirigente de turno, como si ser divinos ya no fuera una posibilidad para nosotros. En cambio, se nos ve como piezas indispensables en el engranaje de un sistema que busca enriquecerse a toda costa, dejando atrás la humanidad y el amor por nuestros semejantes. Más que fomentar la unión entre hermanos, predominan las divisiones: por raza, por género, por ideología. Por eso, la espiritualidad necesita complementarse con algo más. Algo que sea fácil de entender y que alcance el corazón de cada ser humano.

Ese “algo más” podrían ser los valores. Valores que, aunque también sean intangibles, son más accesibles y comprensibles que conceptos como el amor incondicional, la energía divina o el pensamiento trascendental. Los valores son los principios que rigen la vida de las personas, los grupos y las sociedades, y aunque puedan parecer abstractos, se manifiestan claramente en nuestras cualidades y actitudes.

Los valores que adoptamos son la fuerza impulsora detrás de muchos de nuestros comportamientos y decisiones. Reconocer su importancia nos ayuda a comprender los fundamentos que gobiernan nuestras acciones, nuestras emociones, y nos motivan a aspirar a ser mejores, cada día.

Por eso, querido Dios, te pido que nos ayudes a recordar y fortalecer nuestros valores. Que inspiremos a nuestras comunidades a vivir con más compasión, compartiendo, colaborando, ayudando y agradeciendo. Que aprendamos a disfrutar el presente con alegría y responsabilidad, reconociendo la belleza de la vida en su totalidad. Que juntos, como humanidad, encontremos el camino hacia una verdadera evolución basada en los principios que nos convierten en mejores personas.

Gracias Señor.

CARTAS A DIOS - Alfonso Vallejo

lunes, 12 de mayo de 2025

En el interior

 

 


Lo que realmente define a una persona no es su apariencia, ni su posición social, ni siquiera lo que los demás dicen de ella. Lo que da forma a su esencia es aquello que lleva dentro: sus pensamientos, sus emociones, sus valores, sus sueños.

Cada ser humano es un universo en sí mismo, una combinación irrepetible de vivencias, sentimientos y creencias que moldean su manera de ver el mundo. No somos solo lo que mostramos, sino todo aquello que nos mueve por dentro, lo que nos emociona y nos inspira. Un rostro amable puede esconder un alma llena de resentimiento, así como una apariencia sencilla puede esconder un corazón inmenso y generoso.

En un mundo donde la imagen parece tener más peso que la autenticidad, es fácil caer en la trampa de juzgar por lo externo. Sin embargo, si realmente queremos conocer a alguien, debemos mirar más allá, escuchar sus palabras, entender sus silencios y observar sus acciones. Porque es en los gestos cotidianos donde se revela el verdadero ser de cada persona: en la forma en que trata a los demás, en cómo responde ante la adversidad, en la manera en que elige amar y compartir.

Los valores internos son los que construyen el camino de cada uno. No importa cuánto brillo tenga una persona por fuera, si en su interior no hay sinceridad, empatía y bondad, tarde o temprano su luz se apagará. Del mismo modo, aquellos que llevan consigo una riqueza espiritual y emocional verdadera siempre encontrarán la manera de iluminar su entorno, incluso en los momentos más oscuros.

Por eso, en lugar de detenernos en lo superficial, busquemos aquello que realmente hace única a cada persona. Conectemos con quienes nos rodean desde el interior, porque ahí es donde se encuentra la esencia más pura de lo que significa ser humano.


lunes, 15 de enero de 2024

Íntimo y personal

 



De alguna forma,

hemos llegado a la creencia errónea

de que no somos más que carne, sangre y huesos.

Por lo que dirigimos nuestros valores a cosas materiales.

Maya Angelou.

 

Tengo un conflicto interno, intimo y muy personal. Es sobre lo que va apareciendo en este escaparate.

Este blog nació, hace ya más de 13 años, para que, de alguna manera, sirviera como guía para las personas que se asomaran a él.

En aquella época, septiembre del año 2010, daba por concluida una etapa, que había tenido una duración de 10 años, al frente del centro de yoga y salud Tikum.

En ese tiempo, cada viernes realizábamos una meditación gratuita abierta a cualquier persona que quisiera meditar con nosotros. Y, antes de la meditación, dedicábamos un espacio para comentar sobre algún tema de espiritualidad. La idea del blog era recoger los temas espirituales que podrían tener cabida en ese espacio anterior a la meditación y que, con mi marcha del centro, dejaban de realizarse.      

Mi pensamiento era y, sigue siendo: “si esto le es útil, aunque solo sea a una persona, es perfecto. Habrá cumplido su objetivo”.

Y si, ha estado y, sigue cumpliendo su objetivo. Sé que ha sido de utilidad para muchas personas.

Pero cuando me asomo a la ventana de la vida, tengo la sensación de que nuestra evolución como seres humanos de ha detenido o se ha ralentizado. Por eso, no parece suficiente hablar de espiritualidad. Hace falta algo más sencillo. De ahí el conflicto interno.

En ese algo más, pensaba ir introduciendo algo como los “valores” que, aunque, también, sean intangibles, pueden ser más entendibles que el amor incondicional, la energía o el propio pensamiento.

La idea es abrir el abanico de posibles lectores.

He pensado en los valores por ser los principios por los que se rige una persona, un grupo o una sociedad. Los valores son conceptos abstractos, pero se manifiestan en cualidades y actitudes que desarrollan las personas.

Los valores que adoptamos motivan muchos de nuestros comportamientos. De hecho, ellos son los que motivan muchas de nuestras decisiones.

La importancia de los valores reside en reconocer los principios que rigen los comportamientos y sentimientos de los seres humanos, y que les motivan a ser cada día mejores personas.

De eso se trata, de ser cada día mejores personas, más compasivas, compartiendo, colaborando, ayudando, agradeciendo, disfrutando del momento presente con alegría.


sábado, 13 de enero de 2024

Ética

 


          Como parece difícil educar en valores 

a una sociedad adulta,

seamos el espejo 

que reflejen esos valores al mundo.

Alfonso Vallejo


Alguna vez he comentado que es en el momento de la ducha matinal cuando aparecen informaciones en mi cerebro que, incluso, he llegado a calificar como “resbalaciones”, (revelaciones con riesgo de resbalar), porque son la base de algún tema que, más pronto que tarde, tengo que trabajar porque si no me va a seguir importunando a lo largo de varios días con sus duchas incluidas.

          La última de estas resbalaciones ha sido: Llevo años hablando de Dios, de energía, de reencarnación, de amor incondicional, de la fuerza del pensamiento, de crecimiento, del alma o del Plan Divino. Sin embargo, cuando observo la sociedad, la misma sociedad en la que convivo, me parece anclada a siglos luz de esa espiritualidad que todos deberíamos de perseguir.

          Por eso, ¿qué pasaría si me centro, un poco menos en el espíritu y un poco más en lo que parece que, realmente, interesa a la persona?        

¿Es posible vivir de manera diferente?, ¿es posible que los seres humanos conversemos como seres racionales para llegar a acuerdos y conclusiones válidas para todas las partes?, ¿es posible vivir en paz y armonía?, ¿es posible un mundo de igualdad de oportunidades?, ¿es posible que ningún ser humano pase hambre?, ¿sabemos hacia donde vamos como humanidad?, ¿existe algo más, aparte de la propia supervivencia?, ¿somos los seres humanos, realmente, dueños de nuestros actos?

          A riesgo de ser calificado de iluso, yo contesto “si” a todas las preguntas. Sin embargo, por mucho que yo responda sí, es evidente que cada persona daría una respuesta diferente y, además, con total conocimiento de causa, porque seguro que su vida es, más o menos, coherente con sus respuestas.

          Está claro que cada cosa que se hace tiene un fin y que, todas las acciones se encaminan a algún bien, que no tiene por qué ser, necesariamente, el mismo bien que otra persona crea necesitar. Aunque, personalmente, creo que todos necesitamos lo mismo.

          ¿Por qué existen discrepancias entre diferentes personas?, ¿por qué, incluso, existen discrepancias en una misma persona, entre lo que hace y lo que dice?

          Entre lo que se hace y lo que se dice que se debe de hacer existe todo un abismo, un abismo del que, precisamente, se ocupa la Ética.

La Ética, también llamada filosofía moral, se define como la disciplina que estudia la conducta humana.

La Ética se relaciona muy estrechamente con la moral, pero es diferente a esta. Mientras la moral se refiere a normas adoptadas por tradición, la ética es una disciplina que reflexiona sobre cuáles acciones serían correctas. Por eso, en el lenguaje común, la Ética también puede ser entendida como el sistema de valores que guía y orienta el comportamiento humano hacia el bien.

Los “valores éticos” son principios que regulan la conducta de un individuo y se basan en lo que se considera moralmente correcto. Algunos de los valores éticos fundamentales son la justicia, la libertad, el respeto, la responsabilidad, la integridad, la lealtad, la honestidad y la equidad. Estos valores se adquieren durante el desarrollo de cada ser humano en el entorno familiar, social, escolar e incluso a través de los medios de comunicación. Los valores éticos muestran la personalidad del individuo, una imagen positiva o negativa, como consecuencia de su conducta.

Son los valores éticos los que permiten regular la conducta del ser humano para lograr el bienestar colectivo y una convivencia armoniosa y pacífica en la sociedad.

Para Aristóteles, la ética es el móvil y el medio para alcanzar la felicidad.

Hablemos, entonces, de como conseguir los valores, que cada persona necesita para conseguir la felicidad, que es, sin ninguna duda el bien que cada persona desea conseguir con cualquiera de sus pensamientos, palabras y acciones.

Hablemos de Ética. Hablemos de valores.