El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




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martes, 21 de noviembre de 2023

Cerrando puertas

 


          Un ciclo es un espacio de vida, sin duración definida en el tiempo, en el que la persona desarrolla ciertas actividades, rodeada de un determinado grupo de personas. Así mismo, dentro de cada ciclo pueden establecerse una especie de miniciclos que son situaciones que se repiten y, se repiten y, se repiten hasta el aburrimiento en la vida de la persona, casi como si de un mal sueño se tratara. Estos miniciclos sólo son lecciones no aprendidas, y podemos tener claro que se van a repetir una y otra vez, sin ningún tipo de misericordia.                           

          El mayor de los ciclos, es el tiempo que comprende una vida, y de la misma manera que no permanecemos eternamente en la vida de la materia, no hemos de intentar permanecer tampoco en ninguno de los ciclos o etapas que comprende la vida. Intentar permanecer más tiempo del necesario hace que empiecen a no funcionar las cosas, hace que perdamos la alegría y la ilusión.

          No tenemos normalmente mucha conciencia de la finalización de las etapas, salvo casos excepcionales, en los que se siente que el ciclo en el que nos encontramos ha finalizado. Tenemos, por tanto, que permanecer atentos a las señales, que pueden ser de diferentes tipos, en función del tipo de etapa finalizada. Dichas señales, como pueden ser aburrimiento, desgaste excesivo en relación con personas, trabajo o cualquier otra actividad, son los síntomas de que debemos cerrar una puerta y encararnos hacia la siguiente.

          La finalización de cada etapa lleva consigo el inicio de un nuevo ciclo y, para eso, en función del tipo de cambio, no está preparada la sociedad, ni por supuesto nosotros, que somos una parte de esa sociedad. A la sociedad le gusta vernos revolcarnos en la miseria del presente, antes de aceptar cualquier tipo de cambio. Así, mientras nos revolcamos, la sociedad puede sentirse útil culpabilizándonos, compadeciéndonos y dándonos consejos. Sin embargo, si encaramos nuestra vida y realizamos los cambios que demanda nuestro corazón, ya tienen la frase preparada: “Estás loco”.

          No aceptar la finalización del ciclo y cerrar bajo llave la puerta de la etapa anterior, supone un desgaste de energía enorme, que hace que físicamente la persona deje de vivir para empezar a vegetar. Caminar dejando puertas abiertas, “por si acaso”, impide una vida plena.

          La vida es un continuo, y aferrarse a una etapa acabada es tratar de detener la vida, y la vida no se detiene. Aferrarse a una etapa finalizada puede hacer que la propia vida se pudra y huela tan mal como el agua estancada.

          No se puede vivir añorando situaciones del pasado. Hay que soltar las amarras, hay que cerrar los círculos, hay que cerrar las puertas. Es importante deshacerse de recuerdos, cambiar de casa, de ciudad, de país, si la situación lo requiere, hay que romper documentos, romper fotos y regalar libros.

Hay que tener en cuenta que negar los cambios es negar el propio crecimiento interior, porque los cambios externos pueden ser sinónimo de procesos internos de crecimiento.

Recuerda que nada ni nadie es imprescindible, y quien siente eso, solo son apegos. Deja que fluya la vida, suelta, despréndete de lo innecesario, cierra puertas, clausura, oxigénate, vive.

 

sábado, 28 de enero de 2012

Con Dios todo es posible (III) ¿Por qué Perú?

           ¿Por qué Perú?

            Nunca he sido clarividente, ni clariaudiente. Sólo he sido y soy sensitivo, Me resulta fácil, o menos difícil, sentir las sensaciones, sentir las emociones, o sentir los problemas físicos de las personas, aunque mi pudor hace que esas sensaciones permanezcan en mí, y sólo las utilice en el trato con la persona, para tratar de aliviar su dolor sea del tipo que sea.
            Muchas personas, cuando inician el camino interior buscan, algunas casi con desesperación, una guía, una luz, una palabra, una imagen, que les indique que están en el buen camino e incluso que están aumentando su poder personal. También yo tenía ese deseo, incluso cuando me encontraba con alguna persona con esa peculiaridad, me preguntaba: ¿qué merito habría hecho para tener esa facilidad? Así fue hasta que comprendí que cada persona dispone de las herramientas necesarias para el trabajo que ha de realizar. ¿Para qué necesita un panadero una máquina de coser?, o un pintor ¿Para qué necesitaría un tractor? También entendí que cada vida sólo es una continuación de la anterior, y que poderes obtenidos en otras vidas, los traemos a la actual, caso de ser necesarios.
            No quiere eso decir que según vamos avanzando en nuestro camino interior y recordando conocimientos, no aparezca alguno de esos otros “poderes” no necesarios. Pero llegan cuando el carácter ha madurado lo suficiente, llegan cuando no se va a hacer ostentación de ellos.
            Tampoco soy adivino, ni brujo, ni maestro, ni gurú. Si tuviera que definirme, me catalogaría como un buscador, buscador de la Verdad, buscador de la felicidad. Como buscador de la Verdad, en un principio pensaba que nunca iba a encontrar esa Verdad encarnado en un cuerpo, y mi mayor deseo, era dejar el cuerpo, para ver que había al otro lado. Hoy ya sé que posiblemente no vaya a encontrar toda la Verdad, ya que entre otras cosas no creo que esté preparado para “toda la Verdad”, sería como tratar de enseñar algebra a un niño de dos años; pero si podré encontrar la parte de Verdad para la que estoy preparado. Por eso, ya no quiero irme, quiero seguir aquí por una temporada.
            Como buscador de la felicidad, he triunfado, ¡soy feliz de manera permanente!, y sabiendo lo que hay que hacer para conseguirlo, me he prometido a mi mismo tratar de enseñar el camino a tantos y tantos sufridores que comparten mi vida.
            Antes de seguir, tengo que decir que en mis meditaciones trato de buscar el vacío, y cualquier señal que me aparte de ese vacío es desechado por mí de inmediato: luces, colores, figuras, o cualquier otra cosa, creo que son proyecciones de mi mente, y por lo tanto desechadas.
            Ante esta perspectiva de ciego, sordo y descreído, si Algo o Alguien quiere contactar conmigo, tiene que hacerlo con total claridad y hacer que mi sensación sea muy potente. Eso pasó en una  meditación, allá por el mes de Marzo del pasado año: Me encontraba en lo más profundo de mi meditación cuando sobre mi cabeza vi la figura, o mejor media figura, de un indio, del que no sabría decir su procedencia, y escuche en mi mente: “Te estamos esperando maestro”. De inmediato volví a mi respiración desechando la imagen. La misma imagen y las mismas palabras volvieron a aparecer en dos ocasiones más, en el intervalo de una semana. Aquello parecía algo más que una proyección de mi mente.
             En esas fechas estaba leyendo un libro de Drunvalo Melchizedek: “La serpiente de luz”, en el que se relata el desplazamiento de la energía Kundalini de la Tierra, desde la India y el Tibet, donde había permanecido los últimos doce mil años, hasta los Andes, en una zona comprendida entre el norte de Chile y el sur de Perú y Bolivia. Leyendo el libro, recordé las palabras que un año antes me había dicho un canalizador: “Irás a Perú”. A las palabras del canalizador no le di ninguna importancia, entre otras cosas, porque le había dicho lo mismo al cincuenta por ciento de las personas que le habían consultado. Pero leyendo el libro, recordé esas palabras, y una especie de gusanillo empezó a circular por mi mente: ¿Y si me fuera al Perú?
            Durante una semana el gusanillo siguió campando a sus anchas por mi mente,  hasta que me dije: “Lo dejo todo, me voy al Perú”. El mismo día, en mi meditación, volvió a aparecer el indio, en la misma forma que las veces anteriores, pero sus palabras fueron: “Bienvenido a casa, maestro”. El indio, que no era tal, sino que era un inca, no volvió a aparecer nunca más, pero desde entonces, todo se desarrolló con una rapidez y una facilidad inusitada.
            Y acá estoy, ayer hizo un año, con toda la documentación en regla, con una Asociación legalizada, buscando financiación para poner en marcha una casa de acogida.
            Es un reto precioso, es un proyecto de vida increíble. Ahora ya sólo falta que el inca se aparezca a todos los meditadores que circunvalan su corazón, sin haber entrado en él, y les diga que en Cusco hay un proyecto en marcha para ayudar a vivir a personas que viven en la más absoluta miseria, y que dicho proyecto, necesita financiación.
            Quiero aprovechar para dar las gracias a todos los que si han entrado en su corazón y nos están ayudando, como socios, como colaboradores:  con una aportación puntual, difundiendo el proyecto, repartiendo publicidad, o dándonos su apoyo moral. Aunque es cierto que con el apoyo moral no podemos dar de comer a muchos niños, nos anima a seguir adelante. Gracias a todos. Pero por si te apetece acompañar tu apoyo moral con apoyo económico, debajo tienes el formulario para darte de alta como socio.
                                                            FORMULARIO ALTA SOCIOS 


martes, 6 de septiembre de 2011

¿Qué es bueno, qué es malo, quién sabe?

           Estamos acostumbrados a calificarlo todo: Esto es bueno, esto es malo, esto es bonito, esto es feo, esto no se hace en tal sitio, esto es mejor que aquello o peor que lo otro.

Pero nada es con un calificativo al lado. Todas las cosas, todos los acontecimientos, son y punto. No existe nada bueno, ni nada malo, ya que cada calificativo sólo proviene de la mente de la persona que lo juzga, en función de sus experiencias y de sus creencias, en función de su vida, en función de su aprendizaje, y que por supuesto, puede ser muy diferente para otra persona.
Mientras calificamos cualquier cosa o cualquier acontecimiento, nos lo estamos perdiendo, y además de perdérnoslo, lo que percibimos ya no es tal cual, con su pureza, sino que lo percibimos a través del cristal del filtro de nuestra mente. Cada acontecimiento que pasa por nuestra vida, es único en ese momento, y además necesario para nuestra evolución y crecimiento, pero al percibirlo deformado por nuestra percepción, no lo aprovechamos, con lo cual, ha de volver otra vez a nuestra vida, porque si ese aprendizaje estaba programado, volverá y volverá hasta que el aprendizaje sea efectivo y total.
¿No tienes la sensación de que tu vida es una repetición de los mismos acontecimientos? Cuando aprendas la enseñanza que ese acontecimiento lleva aparejada, dejará de repetirse en tu vida.
Para eso, deja que la vida fluya y pase a través de ti, sin un solo comentario mental, sin una sola crítica mental, sin una sola comparación. Solo observa, vive y disfruta, dejando que la enseñanza llegue a ti, sin oponerte a aquello que la vida te presenta, sin rebelarte ante los acontecimientos.
Seguro que sabes esta historia, pero aquí quedaba que ni pintada: Había un viejo sabio en la China que tenía un caballo y un hijo. Todos sus vecinos le tenían lástima y siempre le decían: "Qué triste que todo lo que tienes es un hijo y un caballo". El viejo sabio siempre respondía con las siguientes palabras: "¿Qué es bueno, qué es malo, quién sabe?"
Un día, el caballo se escapó. Todos los vecinos se le acercaron con mucha compasión, diciendo: "¡Es terrible, tu único caballo se escapó y ahora solamente tienes a tu hijo. Es terrible!". Como siempre, el viejo encogió sus hombros y dijo: "¿Qué es bueno, qué es malo, quién sabe?".
Pasó una semana y el caballo regresó, y con él venían doce hermosos caballos salvajes. Los vecinos estaban muy emocionados y corrieron hacia el viejo proclamando su buena fortuna: "Es tan maravilloso, ahora tienes muchas posesiones". El viejo sabio respondió una vez más encogiendo sus hombros con las acostumbradas palabras: "¿Qué es bueno, qué es malo, quién sabe?".
El viejo sabio le dijo a su hijo que comenzara a entrenar a los caballos salvajes para que pudieran serles útiles. Un día, el hijo estaba montando un caballo particularmente salvaje, se cayó y se rompió ambas piernas. Cuando los vecinos supieron, llenos de lástima le decían: "Qué cosa tan horrible lo que le pasó a tu único hijo". El viejo sabio nuevamente se encogió de hombros y dijo: "¿Qué es bueno, qué es malo, quién sabe?".
Poco tiempo después, llegaron unos jinetes desde una villa cercana buscando a todos los hombres físicamente capaces para ir a la guerra y para ayudarles a proteger su villa de las bandas de ladrones que merodeaban por allí. Así fue como todos los jóvenes de las villas cercanas fueron a ayudar a la guerra excepto el hijo del viejo sabio, quien tuvo que quedarse en casa porque sus dos piernas rotas aun no habían sanado. Todos los jóvenes que fueron a la guerra murieron pero el hijo del viejo sabio vivió muchos años.
Entonces, cuando parezca que tu mundo se está derrumbando a tu alrededor y no puedes encontrarle ningún sentido a lo que te está pasando, siempre recuerda que no conoces la película completa y recuerda también las palabras del viejo sabio: "¿Qué es bueno, qué es malo, quién sabe?".
 

miércoles, 1 de junio de 2011

¿Intolerancia o falta de amor?

            Por fin sábado, y la familia Equis está preparándose para ir a pasar el fin de semana a su casa de la playa. Era un día precioso de principio de la primavera, el sol ya empezaba a calentar, y parecía un buen plan tomar el sol a la orilla del mar.

La señora Equis corría de un lado a otro de la casa preparando la ropa para el fin de semana de toda la familia, preparando los útiles de limpieza, ya que hacia tres meses desde la última vez que estuvieron en la casa de la playa, preparando comida para el fin de semana, vigilando la lavadora para tender la ropa en cuanto esta terminara, diciendo, mientras tanto a los niños, de ocho y diez años, que dejaran de jugar y no se olvidaran los deberes del colegio. Los niños jugaban, y entre juego y juego guardaban un cuaderno o un libro en su mochila, coincidiendo con los avisos de su madre. El señor Equis, mientras tanto, sentado en su sillón leía el periódico del día, mirando su reloj, cada vez con mayor insistencia, parecía que el reloj funcionaba gracias a su mirada, ya que le miraba cada minuto, parecía un lobo enjaulado, hasta que al despegar la mirada del reloj, paseó la vista por la casa y viendo a los niños jugar, sin poder reprimirse les gritó: ”Ya está bien de juegos, y que hace vuestra madre, ¿no sabe que a este paso vamos a salir con retraso?, y siguió gritando: “María, cada día igual, como siempre vamos a llegar tarde”. Y después, el silencio, el lobo había dejado salir su rabia, y se había calmado por unos minutos, ¿Cuánto duraría la calma?....... bien poco, ya que unos minutos después volvió a despertar la fiera: “María, ¿quieres terminar de una vez?, ¡cada día eres más lenta!, ¡estoy hasta los…… de esperar!…….., siempre igual. Y otra vez el silencio.

Por fin la señora Equis terminó toda faena en la casa y pudieron emprender el camino, mientras el señor Equis seguía con sus reproches y sus gritos. ¡Qué agradable fin de semana para la esposa!, ¿verdad?

Meditar un momento en la situación…………………, el señor Equis sentado y gritando a su esposa y a sus hijos, mientras su esposa trabaja y trabaja. A mí se me ocurren varias preguntas: ¿Es importante salir a una hora determinada cuando se va a descansar?, ¿Con que animo puede enfrentarse al fin de semana la señora Equis?, ¿Es un fin de semana de descanso para el matrimonio o sólo para el esposo?, ¿En el contrato de matrimonio de los señores Equis dónde estaba escrito que todo el trabajo de la casa lo haga la esposa?, ¿Con cada grito se adelanta el tiempo?, ¿Porqué los reproches?, ¿Porqué los insultos?, ¿Porqué los gritos?, ¿Porqué la intolerancia?, ¿Porqué la incomprensión?

Recordar que es el Amor: “Amar es hacer feliz a la persona amada”, “Amar es dar sin pedir nada a cambio”.

¿Creéis que es posible que el señor Equis ame a su esposa y a sus hijos? Si así fuera, sería feliz viendo jugar felices a sus hijos, y no les gritaría. Si así fuera, colaboraría con su esposa, en vez de gritar. Si así fuera, lo importante sería hacer que los suyos iniciaran el fin de semana con alegría. Si realmente les amara, velaría por su felicidad en lugar de reprochar; velaría por su alegría en lugar de gritar; velaría por su integridad en lugar de insultar.

Recordar también, que el mejor aprendizaje es el ejemplo. ¿Qué ejemplo creéis que están recibiendo los hijos del señor Equis? Sus hijos, están carentes, al menos, de un cincuenta por ciento de amor. Sus hijos están aprendiendo a maltratar a su futura esposa y a sus futuros hijos. Sus hijos están aprendiendo lo que es la intolerancia. Sus hijos están aprendiendo lo que es el desamor.

Recordar, otra cosa: “Todo está bien siempre”. No pasa absolutamente nada por llegar más tarde al lugar de veraneo: ¿Para qué gritar? si la vida va a seguir pasando, sólo que más amarga por tanto reproche. No cambia nada con la intolerancia, no pasa nada por tomar dos horas menos de sol, no pasa nada por estar más tiempo en caravana, no pasa nada……, salvo que los receptores de los reproches se van a distanciar cada día más del maltratador/a.

Recordar por último: “Todo sucede por algo”. Si sales más tarde, ¡abre los ojos!, ¡abre la conciencia!, porque por alguna razón se ha producido el retraso, y si vas gritando, además de perderte como pasa la vida, puedes perderte algún evento importante.

¡Reflexiona! ¡Reflexiona!

martes, 1 de marzo de 2011

Despierta, estás viviendo una ilusión

            Crecer………., evolucionar……….., madurar……….. Siempre hablamos de crecimiento, de evolución y de madurez de carácter. Y también decimos siempre que el  hecho de cumplir años no implica ni madurez, ni crecimiento, ni evolución. Para crecer y evolucionar es imprescindible que en algún momento de la vida la persona empiece a tomar sus propias decisiones, y dejarse guiar por……., ¿el sentido común?, si, el sentido común, o esa voz interior, que es él quien te va a guiar de vuelta a casa.
            Pero para volver a casa, lo primero y principal es alcanzar a saber quién eres realmente, y por supuesto de dónde vienes, de cuál es tu casa, para volver a recorrer el camino de regreso.
            Saber quién eres, implica despertar. La inmensa mayoría de las personas duermen, ni tan siquiera nos atrevemos a decir que viven dormidos porque no es así, sencillamente duermen. No saben quienes son ni de dónde vienen, duermen guiados en su sueño por su mente poderosa, todo lo que viven es ilusión, y creen en su sueño que esa ilusión lo es todo, y se dejan guiar, y aconsejan y juzgan a los demás, sin saber que no viven, sino que tan solo duermen.
Pero esa ilusión es nada, sólo ilusión. Es ilusión su aprendizaje, ya que despiertos pueden tener acceso a todo el Conocimiento; es ilusión su mirar, ya que despiertos pueden ver más allá de la materia; es ilusión sus pensamientos que les hacen vivir una vida de creencias engañosas, ya que despiertos pueden vivir la Totalidad; es ilusión su amor, ya que despiertos pueden vivir el Amor Divino.
Es en la ilusión de ese sueño de donde nace el miedo, la crítica, la mentira, la defensa del espacio propio, los celos, la incomprensión, la desigualdad, el egoísmo, el sufrimiento, la tristeza, la desconfianza, el engaño, etc. Y todo esto, lo único que hace es retrasar, obstaculizar y empobrecer su conciencia, sus días, su vida.
Para poder acabar con todo eso, sólo hay que despertar. Incluso los que viven completamente dormidos pueden hacerlo, sólo es necesario que alguna vez pongan en duda quienes son realmente, ya que ese es el camino, saber quién eres, y alcanzar la meta de ser quien eres; de esta manera vas a tener la energía que te va a llevar a la dicha de crear la vida desde el Amor.
Despierta, vive desde el centro de tu Ser y comenzarás a ver los frutos; comenzarás a ser consciente de las sincronicidades, comenzarás a ser consciente de que eres guiado, y será más fácil para ti vivir tu tiempo, tu único tiempo: el presente; porque sólo existe hoy, lo que llamas pasado y futuro no existe, por eso has de romper con esa mente de ilusión que crea los pensamientos que te sujetan a las acciones de ayer o te proyectan al mañana.
Tu cambio es hoy, es ahora, es este el momento de empezar a tomar tus propias decisiones, y seguir los dictados de tu voz interior, sin dejar que aquellos que todavía están dormidos, viviendo su ilusión, influyan en tu nueva vida.
Y recuerda: es bueno pedir ayuda, al Universo, a Dios, a la Energía, a tus Guías o a quien creas conveniente, pero pide ayuda cuando te despiertes cada mañana, y da las gracias antes de dormir cada noche, aunque te cueste trabajo creerlo hay una cohorte de seres dispuestos a ayudarte, dispuestos a ayudarte a despertar, por nada, sólo por Amor, sólo por el placer de servirte; sólo tienes que pedir la ayuda y después entregarte, dejando que la vida sea, sin interferir con tu mente. 
             Cuando consigas dejar de vivir la ilusión, será cuando comiences a vivir. ¡Que sea ahora!, un segundo de retraso sólo será un segundo más de infelicidad.

sábado, 29 de enero de 2011

Circulo de espiritualidad

      Terminábamos ayer “Descubrir la verdadera espiritualidad” diciendo que teníamos que recuperar la ternura en nuestro corazón, ya que mientras eso no suceda estaremos lejos de la propia divinidad que es lo único que importa. Y decíamos también que de nada sirven las lecturas de libros de crecimiento, ni leer los millones de frases bonitas que circulan por la red, ni tantos simulacros de meditación, ni hablar de espiritualidad.
Sólo vale vivir desde el corazón, activar la ternura y la compasión, solo vale activar la misericordia, en definitiva solo vale activar el amor.
Hemos dicho millones de veces que a amar se aprende amando. Y es posible, que como estás en esto, que podríamos llamar el circulo de la espiritualidad te creas que ya amas, por el mero hecho de hablar del amor.
Ya es mucho que al menos hables del amor, pero recuerda que para amar realmente, has de ver a los otros con sus ojos, sin juzgarles. Porque quien juzga no ama.
Nos pasamos la vida hablando de nuestra misión, de lo fácil que sería si supiéramos que es lo que hemos venido a trabajar en esta encarnación. Aunque algunos, sin saber realmente cual es su misión, actúan como si su misión aquí fuera hacer de jueces, porque hagan lo que hagan los demás, siempre lo hacen mal, siempre hay un motivo para corregir, para opinar, para sugerir, en definitiva para coartar la libertad del otro. ¿Crees realmente que tu misión en la vida es juzgar a los demás?, y si no es así, ¿por qué lo haces?.
Hay un atajo para saber cuál es nuestra misión: Vivir desde el corazón, activar la energía del Amor. Viviendo desde el corazón, tienes la mente serena y preparada para ser consciente de cuáles son las puertas que se van abriendo en tu camino, de cales son las que se van cerrando, de cuando has de variar tu dirección, de cuando has de seguir en línea recta.
En ese atajo no cabe otra cosa que el Amor, por lo que los juicios a los demás, las críticas, o sencillamente indicarles cuál es su camino, no son peajes que se encuentren en ese atajo. Respeta el camino que hayan elegido los demás y su forma de recorrerlo.
Te propongo un trabajo para el próximo mes: En cuanto abras los ojos cada mañana repite dentro de ti: “Hoy no voy a juzgar ni a criticar nada ni a nadie”, y practícalo durante todo el día. En ese nada ni nadie, también entras tú, así que empieza por respetarte a ti, sobre todo en cuanto lleguen tus críticas hacia los demás, en ese momento se benévolo contigo. No puedes cambiar en un día una tendencia de años.
La mejor manera de cumplir el objetivo de no juzgar en vivir conscientemente el presente. No dividas tu atención en infinidad de cosas, mantén la concentración, y así tu mente estará más preparada para recibir las señales.
Durante todo el mes practica también esta meditación:
Meditación: Vivir conscientemente (Atención plena)
Siéntate en tu espacio de meditación, con la espalda recta, manteniendo el dorso de la mano izquierda sobre la palma de la mano derecha, y juntando las puntas de los pulgares.
Lleva la atención a la respiración.
Permite que tus pensamientos entren y salgan, sin dirigirlos, sin controlarlos, sin seguirlos.
Cuando dejas de controlar los pensamientos, permaneces presente.
Es en este estado cuando se puede comprobar la contradicción que existe entre los pensamientos y los sentimientos.
Observando los pensamientos se puede comprobar que son la representación de aquellas facetas de la vida en las que estás más asustad@.
La meditación permite que todo eso salga a la luz y se haga presente, sanándolo.
Llevar con suavidad la atención a la respiración, impide perderse en el caos de pensamientos y sentimientos, y permite que la confusión salga a la luz sin identificarse con ella para poder llegar a su raíz.
Se aprende a "mantener el centro" sin ser arrastrados por la mente, y a permanecer alerta y a seguir a la mente allá donde ella vaya.
La mente así, comienza a ralentizar su ritmo, y se puede comprobar que en lugar de ser dirigidos y arrastrados por los pensamientos, se comienza a profundizar y ampliar la conciencia.

miércoles, 19 de enero de 2011

Aprendizaje y karma

            Toda la vida, desde el nacimiento hasta la muerte, es una acumulación de experiencias, y una incesante recepción de lecciones. Esto sucede desde nuestra individualización como almas, y en cada vida, desde la experiencia del primer nacimiento, hasta la última muerte en nuestra última vida terrena, se van sucediendo situaciones que llevan implícito el aprendizaje que hemos decidido tener en esa vida en concreto y en cada determinado momento. Y excepto, posiblemente, en la segunda mitad de nuestra última vida, ese aprendizaje se realiza normalmente de manera totalmente inconsciente y en un gran porcentaje de ocasiones, con sufrimiento.
            Somos inconscientes del aprendizaje que conlleva cada situación y cada experiencia, pero sí que somos conscientes de la experiencia; es decir: Imagina que reaccionas siempre con rabia ante una determinada situación, que se produce con un compañer@ de trabajo.  La inconsciencia está en que no sabemos que esa situación lleva implícito un aprendizaje, y mucho menos cuál es el aprendizaje, pero si somos conscientes de la rabia que nos genera esa situación, y de nuestra actuación para con el compañer@ de trabajo debido a esa rabia.
            Esa actuación que tenemos debida a la rabia, no sucede gratis, lleva implícito un efecto. La relación entre la causa, (la rabia), y el efecto, (la actuación), se denomina karma.
            Cualquier causa, sea de pensamiento, de palabra o de acción, genera un efecto, genera karma. Y lo mismo da que esa causa sea un buen o un mal pensamiento, una buena o una mala palabra, una buena o una mala acción; en todos los casos genera un efecto, es decir, genera karma.
El karma producido por un mal pensamiento una mala palabra o una mala acción genera un débito por parte del emisor del pensamiento, palabra o acción, hacia el receptor. Y el karma producido por un buen pensamiento, una buena palabra o una buena acción, genera un débito del receptor hacia el emisor. En el primer caso, se ha de pagar, en el segundo, se ha de recibir.
Más allá de nuestra mente no existe distinción entre el karma producido por una acción sea buena o sea mala. Los dos tipos de karma van a tener el mismo resultado, van a hacer que la persona tenga que encarnar nuevamente para pagar o cobrar la deuda. Ante esto cabría preguntarse, ¿Cuándo se acaba esta rueda?, porque siempre se están realizando acciones. La rueda del karma se acaba cuando todo se realiza sin deseo. Está claro que según se va evolucionando se van realizando cada vez menos malas acciones y más buenas acciones. Cuando llegue el momento que todo sean buenas acciones y se hagan desinteresadamente, se acaba el karma, se acaba el ciclo de reencarnaciones, se entra en una nueva dimensión sin cuerpo.
Mientras todo esto sucede, se está produciendo el aprendizaje, y es difícil poder concretar cuáles son las claves que indican cuando se ha aprendido la lección. Pero sí que hay ciertos indicios. ¿Eres consciente que hay situaciones en tu vida que se repiten y se repiten, una y otra y otra vez? Esa es una evidencia concreta de que hay una lección para aprender y que no la estás aprendiendo, y se va a seguir repitiendo hasta que hayas aprendido la enseñanza contenida en esa experiencia.
De cualquier forma, cuando se planificó nuestra vida, se planificaron también las ayudas. Y en esas ayudas están los mensajes, está la sincronicidad. Recuerda, que cada acontecimiento, que cada palabra, que cada mirada, que cada pájaro, que cada soplo de viento, nos está hablando de los pasos que hemos de seguir en la experiencia, para vivirla al cien por cien, para extraer la enseñanza, y para plantarnos ante la próxima situación, energéticamente reforzados por la energía que suministra el alma satisfecha por el aprendizaje.
Sólo hay que ser conscientes de las señales. Para ser consciente de las señales y de los mensajes, se ha de estar atent@, se ha de tener la mente lo más calmada posible, sin esperar las señales, sin juzgarlas, sin tratar de entenderlas, solamente dejandose llevar.
Sólo así se puede ser consciente del sufrimiento que puedan generar las experiencias, para de forma inmediata poner los medios que ayuden a la liberación del posible sufrimiento, sin quedar enganchados a él, aprovechando para el alma esa nueva experiencia y ese nuevo aprendizaje.