El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




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miércoles, 27 de marzo de 2024

El arte de vivir



La felicidad, el bien vivir y el bien morir, son un arte que hay que aprender y, como no nos lo enseñan desde la cuna, hemos de aprenderlo ahora.

Desde la cuna, nuestros padres, nuestros educadores, las religiones, y la misma sociedad nos han enseñado aquello que ellos han aprendido y que consideran imprescindible para poder desarrollarnos en sociedad, e incluso lo necesario, para triunfar en esta, nuestra sociedad, tan competitiva. Nos han enseñado que la única manera de tener éxito es generando y manteniendo un esfuerzo constante, es realizando un trabajo excesivo, es renunciando a nuestro propio placer, porque eso es egoísmo. Nos han enseñado que sólo se puede aprender son sufrimiento, que la letra con sangre entra, que antes de hacer hemos de pensar en “que pensara la gente”. Es mentira, ¡nos han engañado!

          El aprendizaje es una diversión, el éxito no se persigue, el verdadero éxito llega cuando dejamos de ofrecer resistencia, cuando no nos agarramos a la vida, porque agarrarse a la vida persiguiendo el éxito, es perder el éxito y la vida. Hay que romper las compuertas y limpiar el cauce de escollos para dejar que la vida fluya, sin paralizarse en el tío vivo de los propios pensamientos, hay que detener el carrusel de la mente y bajar.

          Dejar que la vida fluya, es aceptar. Fluir, aceptar, no quiere decir cruzarse de brazos con resignación, no, quiere decir que hemos de elegir la paz en lugar del miedo, quiere decir elegir la alegría en lugar de la tristeza, quiere decir elegir la acción en lugar de las dudas, quiere decir que lo importante es la felicidad y no el pensamiento de los que nos rodean, quiere decir que hemos de elegir el amor ante cualquier otra circunstancia, quiere decir “si”, “si a la vida”.

          Un buen trabajo sería empezar a aceptarnos a nosotros mismos y empezar a presentarnos ante los demás tal como somos, sin máscaras.

Para eso te propongo algo nuevo, algo que seguramente no has hecho nunca: Colócate delante de un espejo y observa la expresión de tu cara. Toma conciencia de tu expresión, no juzgues si es un rostro serio, si es lánguido, si parece enfadado……… sólo observa.

Empieza a decir cosas hermosas a ese rostro que se refleja en el espejo: “Guapo, guapa”, “Te quiero”, “Que ojos tan bonitos”, sonríe y empieza a ver como es tu rostro cuando sonríes. No juzgues nada, no busques el por qué de nada, sólo quiérete, solo acéptate, y podrás observar como tu rostro se relaja y cambia. Haz este ejercicio durante cinco minutos cada día antes de tu meditación y que sea, luego, ese rostro el que sacas de casa para presentarte ante el mundo.

          A partir de tu propia aceptación, será más fácil aceptar la vida. Poco a poco, vete desterrando el “no”, empieza a utilizar el “si” con esa sonrisa que practicas en el espejo, empieza a aceptar los cambios de la vida sin oponerte, empieza a decidir sin darle vueltas y más vueltas que solo sirven para envenenar tu mente, empieza a vivir. 

viernes, 29 de diciembre de 2023

Karma o planificación

 


No te juzgues por las cosechas que recojas,

sino por las semillas que plantes.

Robert Louis Stevenson

 

Soy de los que creen que todo está perfectamente calculado y planificado. Que nada sucede por casualidad en nuestra vida. Que no existe la suerte ni existen los accidentes. Y que todos, en nuestra actual existencia, estamos recogiendo lo que sembramos en vidas anteriores y, a la vez, estamos sembrando lo que recogeremos en las próximas.

          Todo es debido a la Ley de la Causa y el Efecto o Ley del Karma, cuyo enunciado dice que es una energía trascendente (invisible e inmensurable) que se genera a partir de los actos de las personas. Según esta ley, cada causa genera un efecto, a cada acción le corresponde una reacción.

          Teniendo en cuenta que todo es energía, cada pensamiento, cada palabra y cada acción generan energía, y a esa energía de acción le va a corresponder otra energía proporcional que es la reacción.

          También sé que lo único importante es nuestra vida actual, ya que todo lo que tengamos que aprender, enseñar, pagar o recibir, lo hemos de hacer en esta vida, con este cuerpo y con las circunstancias que nos hemos dado.

Todo lo demás no es importante, ni poco ni mucho. Todo el trabajo es aquí y ahora.

          Sin embargo, a pesar de saber todo eso, a veces, cuando me toca vivir situaciones desagradables, (últimamente parecen demasiadas), el pensamiento me lleva a pensar en qué habré hecho mal para recibir algo tan nefasto.

          La reflexión me lleva, de inmediato, a Jesús de Nazaret. Nadie duda de que fue un hombre bueno y ya sabemos cual fue su final. No parece que el Hijo de Dios tuviera Karma pendiente. Solo estaba cumpliendo el Plan de Vida organizado para Él.

Por lo tanto, es posible que, por Karma pendiente de una vida anterior, llegue a nuestra vida algo no deseado, pero, también, puede ser que solo sea debido a la planificación de la vida, a una situación organizada por el alma para algún aprendizaje, desconocido para el “pequeño yo”.

Sea lo que sea, si seguimos las enseñanzas que predican las principales corrientes filosóficas o las grandes religiones, como las de Abdu’l-Bahá, líder religioso del bahaísmo: “Sed padres amorosos para el huérfano, un refugio para los desamparados, un tesoro para los pobres y una curación para los enfermos. Sed los auxiliadores de toda víctima de la opresión, los protectores de los desfavorecidos. Pensad en todo momento en prestar algún servicio a todo miembro de la raza humana”. Estaremos mucho más cerca de finalizar nuestro aprendizaje en la Tierra.

Aprender a respetar a la familia, a los amigos, a los enemigos, a los desconocidos, aprender a compartir con quien no tenga, aprender a ayudar a quien lo necesite, en definitiva, aprender a amar a todos, sin distinción, y nada más importa.


miércoles, 4 de enero de 2023

La universidad de las almas

 


Capítulo XV. Parte 11. Novela "Ocurrió en Lima"

-    Hace 6 meses se le ocurrió a Indhira cuando comprasteis un hotel. A todos les pareció genial la idea y comenzasteis a preparar el hotel para poder albergar a los niños con todos los servicios necesarios.

>> La prioridad de un país debería ser el cuidado de sus niños. La formación intelectual y emocional, el cuidado de su salud y sentar las bases para procurar su felicidad tendría que ser el primer punto del programa de cualquier político. Sin embargo, no es así, por eso iniciativas como la vuestra, que cubran las deficiencias que existen en este país y, en muchos más, con relación a los niños, son vitales para su desarrollo como seres humanos. Con vuestro trabajo vais a tocar fibras que perdurarán en el ser de cada niño y esa es una labor muy necesaria en la etapa por la que atraviesa el planeta.

-    Ya estaba Ángel hablándome de temas ininteligibles para mí- ¿Qué tiene que ver el planeta con nuestra Fundación? y, ¿qué quieres decir con eso de la etapa por la que está atravesando el planeta?

-    Tiene que ver todo Antay. Permíteme darte una explicación, muy sucinta, para que puedas entender, un poco más, este tinglado de la vida.

>> De la misma manera que cuando un niño, que ya camina y habla, llega a una determinada edad, que pueden ser 3, 4 o 5 años, comienza a asistir a un colegio, las almas que por primera vez van a encarnar lo hacen en lo que podríamos denominar, también, su colegio. Y van a permanecer en él hasta que finalicen sus estudios que, como ya te he comentado en otras ocasiones, es el aprendizaje del amor.

>> El primer colegio de esas almas es el planeta Tierra. No hay otro planeta, en nuestro Sistema Solar, preparado para acoger a esas almas que, provistas de un determinado cuerpo, de la misma manera, que los niños visten su uniforme, asisten gozosas a la aventura de su colegio, que no es otra que la aventura de vivir.      

>> La Tierra es el primer colegio. Hay más colegios, pero este es el único que puede albergar a la estructura que alberga las almas: el cuerpo humano. Todas las formas de vida compuestas por la energía densa y pesada, que es la materia, se encuentran conviviendo en el planeta: plantas, animales y humanos.

>> Las plantas, la primera forma de vida, reaccionan por estímulos de la naturaleza, sol, lluvia, día o noche.

>> Los animales, con una evolución superior a las de las plantas, reaccionan por instintos.

>> Y los seres humanos, que son la cima de la Creación en este planeta, reacciona de varias maneras: Algunos seres humanos, muy primitivos, reaccionan en un 90% por instintos como los animales y un 10% por emociones. Según van evolucionando se va reduciendo el porcentaje instintivo y va creciendo el emocional. Piensa en ti, por ejemplo, como el miedo ha condicionado tu vida en su totalidad. Te has movido por emociones, que recuerda que son energía, pero todas muy densas, hasta llegar a dónde estás ahora, en que tu energía es más sutil, por lo que te estás separando más de los animales e, incluso, separando, también,0 de un humano normal, que solo se mueve por energía bajas.

>> Pero los seres humanos han de seguir evolucionando a algo, que podríamos denominar superhumano, y llegar a un porcentaje de reacción instintiva, muy pequeño, porque no hay que olvidar que el hombre es un “animal” racional, por lo que el instinto va a permanecer con él. Como ejemplo, piensa en que pasa cuando acercas la mano al fuego. La separas de inmediato, solo debido al instinto de conservación, sin que aparezca para nada la racionalidad o la emoción. También, reaccionan en un bajo porcentaje a las emociones de baja energía y comienzan a reaccionar con la energía del amor.

>> En ese momento, el alma que comenzó su camino de aprendizaje, movido por sus instintos, está preparado para dar un salto en su aprendizaje del amor. No volverá a encarnar en la Tierra. Otros planetas le esperan para completar su formación.

>> Pero la Tierra, además, de ser el colegio para las almas primerizas, es también un buen semillero en el que los seres de oscuridad vienen a buscar adeptos.

-    Perdona que te interrumpa Ángel, pero no sé qué son los seres de oscuridad.

jueves, 29 de septiembre de 2022

Aprender a vivir

          

        Toda la vida, desde el nacimiento hasta la muerte, es una acumulación de experiencias y una incesante recepción de lecciones. Esto sucede desde nuestra individualización como almas y, en cada vida, desde la experiencia del primer nacimiento, hasta la última muerte en nuestra última vida terrena, se van sucediendo situaciones, que llevan implícito el aprendizaje, que hemos decidido tener en esa vida en concreto y en ese determinado momento. Y excepto, posiblemente, en la segunda mitad de nuestra última vida, ese aprendizaje se realiza normalmente de manera totalmente inconsciente y en un gran porcentaje de ocasiones, con sufrimiento.

          Somos inconscientes del aprendizaje que conlleva cada situación y cada experiencia, pero sí que somos conscientes de la experiencia, es decir: Imagina que reaccionas siempre con rabia ante una determinada situación que se produce con un compañero de trabajo. La inconsciencia está en que no sabemos que esa situación lleva implícito un aprendizaje y, mucho menos, cuál es el aprendizaje, pero si somos conscientes de la rabia que nos genera esa situación, y de nuestra actuación para con el compañero de trabajo debido a esa rabia.

          Esa actuación que tenemos debida a la rabia, no sucede gratis, lleva implícito un efecto. La relación entre la causa, (la rabia), y el efecto, (la actuación), se denomina karma.

          Cualquier causa, sea de pensamiento, de palabra o de acción, genera un efecto, genera karma. Y lo mismo da que esa causa sea un buen o un mal pensamiento, una buena o una mala palabra, una buena o una mala acción. En todos los casos genera un efecto, es decir, genera karma.

Un karma producido por un mal pensamiento una mala palabra o una mala acción genera un débito por parte del emisor del pensamiento, palabra o acción, hacia el receptor. Y un karma producido por un buen pensamiento, una buena palabra o una buena acción, genera un débito del receptor hacia el emisor. En el primer caso, se ha de pagar, en el segundo, se ha de recibir.

Más allá de nuestra mente no existe distinción entre el karma producido por una acción, ya sea buena o sea mala. Los dos tipos de karma van a tener el mismo resultado, van a hacer que la persona tenga que encarnar nuevamente para pagar o cobrar la deuda. Ante esto cabría preguntarse, ¿Cuándo se acaba esta rueda?, porque siempre se están realizando acciones.

La rueda, el karma se acaba cuando todo se realiza sin deseo. Está claro, que según se va evolucionando se van realizando cada vez menos malas acciones y más buenas acciones. En el momento en que todo sean buenas acciones y se hagan de manera desinteresada, se acaba el karma, se acaba el ciclo de reencarnaciones, se entra en una nueva dimensión sin cuerpo.

Mientras todo esto sucede, se está produciendo el aprendizaje y, es difícil poder concretar cuáles son las claves que indican cuando se ha aprendido la lección. Pero sí que hay ciertos indicios. ¿Eres consciente que hay situaciones en tu vida que se repiten y se repiten, una y otra y otra vez? Esa es una evidencia concreta de que hay una lección para aprender y que no la estás aprendiendo, y se va a seguir repitiendo hasta que hayas aprendido la enseñanza contenida en esa experiencia.

De cualquier forma, cuando se planificó nuestra vida, se planificaron también las ayudas. Y en esas ayudas están los mensajes, está la sincronicidad. Recuerda, que cada acontecimiento, que cada palabra, que cada mirada, que cada pájaro y cada soplo de viento, nos está hablando de los pasos que hemos de seguir en la experiencia, para vivirla al cien por cien, para extraer la enseñanza, y para plantarnos ante la próxima situación, energéticamente reforzados, por la energía que suministra el alma satisfecha por el aprendizaje.

Sólo hay que ser conscientes de las señales. Para ser consciente de las señales y de los mensajes, se ha de estar atento, se ha de tener la mente lo más calmada posible, sin esperar las señales, sin juzgarlas, sin tratar de entenderlas, solamente dejándose llevar.

Sólo así se puede ser consciente del sufrimiento que puedan generar las experiencias, para de forma inmediata poner los medios que ayuden a la liberación del posible sufrimiento, sin quedar enganchados a él, aprovechando para el alma esa nueva experiencia y ese nuevo aprendizaje.

jueves, 25 de agosto de 2016

La enseñanza de los niños


PERLAS PARA EL ALMA


          Estamos enseñando a nuestros hijos prácticamente lo mismo que nos enseñaron a nosotros. Lo cual es normal.

          Pero, ¿Somos completamente felices sabiendo resolver problemas matemáticos?

          Y si primero les enseñamos a amar, algo que posiblemente no nos enseñaron a nosotros, y ¡ya llegarán las matemáticas!.

lunes, 11 de abril de 2016

Instrucciones para aprender a Amar (1 de 2)


         Nos ahorraríamos mucha infelicidad en esta vida, muchos sinsabores, mucho sufrimiento y podríamos reducir de manera notoria el número de vidas en la materia, si realmente fuéramos directos al gramo, si dejáramos de dar vueltas y vueltas que aunque pueden conducirnos a la meta lo hacen a cámara lenta, y fuéramos directos a lo realmente importante, que no es otra cosa que aprender a Amar, porque es ese aprendizaje lo único que nos trae de vuelta a la materia una y otra vez, y otra, y otra, y así llevamos cientos de vidas….., y las que nos quedan.

         El Amor al que hago referencia no es más que el calificado de incondicional, de universal, o de divino, aunque de hecho, no es para nada importante el calificativo que le demos, ni tan siquiera lo es el nombre, lo único y verdaderamente importante es su práctica.

         Este Amor, por si tienes alguna duda, es ese que se da a cambio de nada, es el que se da libremente, es el que se siente por todos, es ese en el que lo único importante es la persona amada, es el Amor que no juzga, el Amor que no critica, el Amor que respeta, el Amor que comprende, el Amor que no necesita perdonar porque nada le ofende, el Amor que nunca acaba, es el Amor de Dios.



         Aunque en muchos textos nos explican que la verdadera causa de la reencarnación es el Karma, si aprendiéramos a Amar como Dios nos ama, automáticamente quedaríamos libres de todo de Karma.

         ¡Podemos hacerlo!, somos sus hijos y estamos aquí para eso. Aunque a los seres humanos nos cueste trabajo llegar a integrar, y en muchos casos a entender cómo es eso del Amor sin condiciones y del Amor para todos, esta es nuestra auténtica misión, aprender a Amar.

         Las cientos de técnicas que aprendemos para ser feliz, para perdonar, para ser exitoso, para eliminar el estrés, para acabar con el miedo a la muerte, para liberarnos de la enfermedad, para evitar que enferme el cuerpo comiendo sano, para detener los pensamientos, para crecer espiritualmente, para vivir desde el corazón, para sintonizar con el alma, para comprender las emociones, etc., etc., etc., no son más que etapas, necesarias para llegar a la meta, meta que aunque muchas filosofías digan que no existe, es indiscutible que existe una última vida en la materia y que bien podíamos denominar esa última vida como nuestra meta, y que esa última vida es la que todos anhelamos y eso será cuando seamos capaces de Amar, con ese Amor que estamos calificando como incondicional, no antes.
         ¿Cómo es la calidad de nuestro amor, o de lo que los seres humanos calificamos como amor? Analiza el tuyo, pero no vayamos muy lejos en nuestro análisis, no hace falta que analices el amor que sientes por el vecino del quinto, ya sabemos que es nulo, analiza el amor de andar por casa, el de cada día, el que le dedicas a los tuyos. Si, ya sé que les amas mucho, tú dirías que les amas sin medida, pero aun así, analiza algunos parámetros, y contéstate a algunas de estas preguntas relacionadas con todos los miembros de tu familia y tu círculo de amigos: ¿Pierdes la paciencia?, ¿Gritas a veces?, ¿Les criticas?, ¿Les juzgas?, ¿Dejas de dirigir a alguno la palabra durante un espacio de tiempo, aunque sea corto?, ¿Te sientes ofendido alguna vez?, ¿A veces te preguntas como puede haber hecho eso con todo lo que has hecho por el, o por ella?

         ¿Alguna respuesta es positiva?, ¿Crees que quien realmente Ama puede perder la paciencia, o juzgar o criticar, o…..?, ¡Dios no lo hace! Es seguro que puedes dar mil y una razones para tal comportamiento, pero seguro que tu también le das motivos a Dios y Él sigue Amándote impertérrito, a pesar de tu comportamiento. El problema estriba en que el amor que practicamos los seres humanos no nos va a llevar a conseguir la meta de una última vida porque ni es incondicional, ni es universal, ni es divino.

         Tenemos que aprender a Amar, y tenemos que hacerlo desde el lugar en el que nos encontramos y con el conocimiento que atesoramos. No es necesario ser licenciado en nada para aprender a Amar, no es necesario nada más que la misma vida y eso lo tenemos, así que empecemos ya, para terminar cuanto antes.

Continuará…………..

sábado, 19 de marzo de 2016

La espiritualidad y los niños

         ¿Serian necesarios tantos libros de autoayuda, tantos cursos de crecimiento personal, tantos tipos de terapias de sanación o tantos gurús, si ya fuéramos conscientes de quiénes somos y de qué es lo que significa la vida? Seguramente no. Y no serian necesarios porque tendríamos nuestra divinidad, no solo impregnada en nuestro ser, que lo está de nacimiento, sino también asumida.

         A base de lecturas, de cursos de crecimiento de todo tipo, de clases de yoga, de meditaciones y de terapias, la inmensa mayoría de nosotros, llegamos a aceptar esa divinidad, aunque no lleguemos a entenderla y mucho menos a integrarla, porque integrar la divinidad supone vivir desde el alma, y vivir desde el alma supone vivir el Amor, y vivir el Amor supone no volver a la vida. Y esto no parece que lo hayamos alcanzado.

Sin embargo, a pesar de no integrar ese conocimiento en nuestra vida, podríamos aprovechar, al menos, la aceptación de esa divinidad para ahorrar un camino importante, en algunos casos un camino de varias vidas, a nuestros niños.

No podemos cambiar a la sociedad que es la única responsable del sufrimiento del ser humano, pero si podemos cambiar a nuestra sociedad más cercana, familiares y amigos, y sobre todo enseñar a los que se inician en el recorrido de la vida, nuestros niños, para que crezcan con una nueva manera de entender de vida.



Ahorraríamos mucho tiempo, mucho sufrimiento y muchas desilusiones a nuestros niños si desde la cuna fueran conscientes de su divinidad, de su inmenso poder de creación, de la razón de la vida, de su origen y de su destino, de su unión y de su hermandad con el resto de seres, y sobre todo del poder del Amor.

No podemos cambiar a los que dirigen nuestros países fomentando la violencia, buscando enemigos, inventándose guerras y matando inocentes, porque aunque parezca que les elegimos nosotros no es así, los coloca el gran capital que es quien realmente mueve los hilos de las marionetas que nos gobiernan, pero si podemos inculcar la grandeza de la paz en los niños, la grandeza de la vida, el ahorro de dinero en armas y ejércitos que podría revertir en educación, en alimentación, es sanidad. Para eso tenemos que desterrar las televisiones, ignorar los juguetes que generen violencia y cubrirnos nosotros los adultos con el manto de la paciencia, de la tolerancia, del respeto y del amor para el trato con los niños.

No podemos cambiar a los fariseos que dirigen nuestras iglesias, fomentando la intolerancia, fomentando el desprecio y el maltrato a las diferencias, fomentando la desunión y el terror hacia Dios, pero si podemos enseñar el amor a los niños, enseñarles a respetar absolutamente a todos, sin distinción, enseñarles que significan igualdad y hermandad, enseñarles a practicar la amabilidad y la ecuanimidad, enseñarles a buscar a Dios en su corazón, y para todo esto tenemos una herramienta fundamental: El ejemplo.


Aprovechemos lo que nosotros, ya de adultos, estamos aprendiendo para ahorrar a nuestros niños el sufrimiento al que les abocamos con las enseñanzas tradicionales de nuestra sociedad, e incluso, paradójicamente, con nuestro propio mal ejemplo, y enseñémosles el camino de su espiritualidad desde la más tierna infancia. 

domingo, 13 de marzo de 2016

¿Cómo sé que me amo? (y 2)

¿Cómo sé que me amo? es la continuación de ¿Por qué amarse a uno mismo?

No se puede amar a nadie si no nos amamos a nosotros mismos, ya que como decíamos en la entrada anterior para dar algo es imprescindible tenerlo, y para dar la energía del amor también, por lo tanto el primer paso es trabajar en nosotros, es aprender a amarnos.

¿Cómo hacerlo?

Sé tu mismo siempre, en cualquier circunstancia, ante cualquier situación, con independencia de quien está delante de ti. Cuando alguien se ama a sí mismo no tiene porque esconder nada, está satisfecho de sí mismo tal cómo es, por lo tanto no tiene que fingir ser quien no es y no tiene que ponerse ninguna máscara en función de la persona que tiene delante.


Ya sé que puedes pensar: “Si me presento tal cual soy, a veces, las personas pueden ofenderse, o no entenderme, o pueden forjarse una idea errónea sobre mí, o no valorarme en su justa medida. Además soy consciente de algunos aspectos de mi personalidad y de mi carácter que en según qué condiciones, es mejor que no salgan a la luz, Creo que lo más seguro es presentarme tal como le gusta a la persona con la que interactúo, y con mucha más razón si es una persona a la que quiero complacer o una persona de la que quiero conseguir algo. Sobre todo si no me cuesta excesivo trabajo, tengo practica en fingir ser quien no soy”.

Ese pensamiento es una prueba irrefutable de que no te amas. No te sientes satisfecho de ti, entregas tu poder al primero que llega presentándote ante él tal como a él le gusta, le estás engañando dando una imagen ficticia, y te estás engañando a ti, lo cual no te va a permitir evolucionar, vas a quedarte estancado en tu engaño ocultando tus carencias y divulgando tu mediocridad.  

Como inicio del trabajo conseguir ser consciente de tus máscaras, ya tiene algo bueno: Eres consciente de tus debilidades, eres consciente de tu carácter, eres consciente de tus limitaciones, eres consciente de tus malos hábitos.

La parte no tan buena es que una vez eres consciente de todo eso, en lugar de mejorarlo lo escondes. Así no vas a llegar a ningún sitio, y mucho menos a Dios, que es realmente tu destino aunque no seas consciente.

Has de conseguir desprenderte de cada una de tus máscaras, para interactuar en la vida tal cual eres sin esconderte detrás de nada. Por eso has de analizar cuando te escondes, por qué te escondes, para qué te escondes, y como es la actuación que realizas.

Las personas con las que te vas encontrando en la vida solo han sido colocadas por ti, en tu camino, precisamente para que seas consciente de ese defecto que traes de fabrica, para que seas consciente de la debilidad de tu carácter, para que seas consciente de la baja autoestima que sientes por ti, para que seas consciente de tus miedos, de tus malos hábitos, de tu pereza o tu falta de voluntad, para que seas consciente de tu falta de respeto y de tu falta de compasión, en suma, esas personas han pactado contigo en tu Plan de Vida ser un espejo donde aparezcan reflejadas tus debilidades, para que sea más fácil para ti subsanar todos esos “defectillos”, y empezar así a amarte para acumular la energía del amor con la que comenzar a entregársela a los demás.

Cuanto más seas tu mismo, sin máscaras, más cerca estarás de amarte a ti y de amar a los demás.

Carta de Albert Einstein a su hija Lieserl.
“Cuando propuse la teoría de la relatividad, muy pocos me entendieron, y lo que te revelaré ahora para que lo transmitas a la humanidad también chocará con la incomprensión y los perjuicios del mundo.
Te pido aun así, que la custodies todo el tiempo que sea necesario, años, décadas, hasta que la sociedad haya avanzado lo suficiente para acoger lo que te explico a continuación.
Hay una fuerza extremadamente poderosa para la que hasta ahora la ciencia no ha encontrado una explicación formal. Es una fuerza que incluye y gobierna a todas las otras, y que incluso está detrás de cualquier fenómeno que opera en el universo y aún no haya sido identificado por nosotros. Esta fuerza universal es el amor.
Cuando los científicos buscaban una teoría unificada del universo olvidaron la más invisible y poderosa de las fuerzas.
El Amor es Luz, dado que ilumina a quien lo da y lo recibe. El Amor es gravedad, porque hace que unas personas se sientan atraídas por otras. El Amor es potencia, porque multiplica lo mejor que tenemos, y permite que la humanidad no se extinga en su ciego egoísmo. El amor revela y desvela. Por amor se vive y se muere. El Amor es Dios, y Dios es Amor.
Esta fuerza lo explica todo y da sentido en mayúsculas a la vida. Ésta es la variable que hemos obviado durante demasiado tiempo, tal vez porque el amor nos da miedo, ya que es la única energía del universo que el ser humano no ha aprendido a manejar a su antojo.
Para dar visibilidad al amor, he hecho una simple sustitución en mi ecuación más célebre. Si en lugar de E= mc2 aceptamos que la energía para sanar el mundo puede obtenerse a través del amor multiplicado por la velocidad de la luz al cuadrado, llegaremos a la conclusión de que el amor es la fuerza más poderosa que existe, porque no tiene límites.
Tras el fracaso de la humanidad en el uso y control de las otras fuerzas del universo, que se han vuelto contra nosotros, es urgente que nos alimentemos de otra clase de energía. Si queremos que nuestra especie sobreviva, si nos proponemos encontrar un sentido a la vida, si queremos salvar el mundo y cada ser sintiente que en él habita, el amor es la única y la última respuesta.
Quizás aún no estemos preparados para fabricar una bomba de amor, un artefacto lo bastante potente para destruir todo el odio, el egoísmo y la avaricia que asolan el planeta. Sin embargo, cada individuo lleva en su interior un pequeño pero poderoso generador de amor cuya energía espera ser liberada.
Cuando aprendamos a dar y recibir esta energía universal, querida Lieserl, comprobaremos que el amor todo lo vence, todo lo trasciende y todo lo puede, porque el amor es la quinta esencia de la vida.
Lamento profundamente no haberte sabido expresar lo que alberga mi corazón, que ha latido silenciosamente por ti toda mi vida. Tal vez sea demasiado tarde para pedir perdón, pero como el tiempo es relativo, necesito decirte que te quiero y que gracias a ti he llegado a la última respuesta!

Tu padre: Albert Einstein”


viernes, 5 de febrero de 2016

Yo Soy el origen

El origen de todas las situaciones que se van presentando a lo largo y ancho de nuestra vida es algo pactado de antemano, aparece recogido en nuestro Plan de Vida, y es algo que tiene que pasar si o si. Lo que estas situaciones generan, es decir, nuestras reacciones, es nuestro aprendizaje, eso no está pactado, es el fruto de nuestro libre albedrío.
         En ocasiones, hemos escuchado, y posiblemente nos ha ocurrido a nosotros mismos, arrepentirnos de situaciones en las que nos hemos involucrado y decir “Si no hubiera hecho tal cosa, me habría ahorrado este sufrimiento, o esta pérdida o este desengaño”.


Siempre el origen de “ese sufrimiento” es algo que teníamos que vivir, y no nos habríamos librado de él de ninguna de las maneras. De lo que si nos podríamos haber librado era del sufrimiento, porque ahí estaba la lección, vivir sin el dolor, vivir aceptando, vivir desligándonos de la materia, vivir como seres espirituales, vivir como hijos de Dios.
Sin embargo, si el origen de alguna situación es algo que nos produce placer, paz o alegría, es seguro que nunca nos vamos a arrepentir de haber elegido ese camino. Pues hemos de saber y aceptar que tanto el origen de lo que produce dolor como el origen de lo que produce placer tienen la misma fuente: Nosotros mismos.
Cuanto antes entendamos y aceptemos que únicamente nosotros somos responsables de todo lo que nos ocurre mejor será, ya que eso nos permitirá dar un salto cualitativo y cuantitativo importante para la finalización de nuestro deambular por la materia.
Las situaciones generadas por el origen inicial van a devenir en otros orígenes para nuevas situaciones que serán distintos según sean nuestras propias reacciones. Estos nuevos orígenes también se encuentran en nuestro Plan de Vida, porque el origen de una primera situación puede resolverse de diferentes maneras y al final de cada manera hay un nuevo principio, hay un nuevo origen.

Si el camino elegido para vivir la situación presentada no es el correcto, es decir que solo sufrimos sin asumir el aprendizaje, esa situación se va a repetir una y otra vez hasta que se haya aprobado la asignatura, hasta que se haya asumido e integrado el aprendizaje.


viernes, 25 de diciembre de 2015

Derribando tabúes de la pareja


            Un alto porcentaje de infelicidad y sufrimiento tiene su origen en la relación de pareja, cuando curiosamente elegimos a nuestra pareja para, en teoría, pasar toda una vida de felicidad.
            Hay parejas, o mejor dicho los miembros que componen la pareja, que después de cierto tiempo sienten que les falta algo, que no disfrutan con la relación, que no son felices, que se sienten incompletos. Y, por supuesto, la relación comenzó con todos los requisitos necesarios: Maripositas en el estómago, un estado de devoción en el que casi tocaban a Dios, una necesidad permanente de verse, tocarse, escucharse, sentirse, con cara de iluminados por su sonrisa permanente y con un olvido total del resto del mundo.
            Después de esos comienzos, pueden haber establecido una relación legal o de hecho, no importa, los papeles están bien para las cuestiones legales, pero para la cuestión del “ser”, para las cuestiones energéticas, para los compromisos adquiridos o para su compromiso con Dios, (si, con Dios), no importa si la relación es legal o no.


            Y al cabo de cierto tiempo, no importa cuánto, ni como era el tipo de pareja formada, ¡Oh, el amor se acabó!, y ahora ¿Qué?, porque las estructuras sociales, religiosa, familiares y en muchas ocasiones económicas, les obligan, aunque mejor estaría decir se obligan ellos mismos, a seguir juntos, con todo lo que eso significa: silencios, gritos, rencores, chantajes, infidelidad, engaños, maltratos, etc., etc.
            A pesar de esas estructuras sociales, es posible que se separen unos veinticinco millones de parejas anualmente en el mundo, (son cálculos extrapolados), y en muchos casos, no en todos afortunadamente, también es posible que antes, durante y después de la separación, o uno o los dos miembros de la pareja, hagan la vida imposible al otro.
El origen del problema no es otro que el desconocimiento de lo que es una relación de pareja y de la razón por la que se forma, así como del ingrediente o ingredientes imprescindibles, tanto para mantenerla como para darla por concluida.
Toda nuestra vida gira en rededor de parámetros erróneos, siendo el más grave la creencia de que somos un cuerpo, sin ninguna misión, salvo la de ser “personas de provecho” y conseguir lo mejor: mejor empleo, mejor casa, mejor coche, mejor pareja, mejores hijos, mejor todo. Como consecuencia de eso, todas nuestras acciones van a ser erróneas después de una lucha despiadada y sin cuartel con la propia vida.
Los seres humanos llegamos a la vida con un Plan establecido. Recogido en ese Plan se encuentran nuestras relaciones. Por lo tanto primer error: Las relaciones no son fruto de la casualidad o del encuentro con nuestra media naranja o nuestra alma gemela; las relaciones se establecen para aprender algo, para enseñar, para recibir algo que se debe o para pagarlo y están establecidas de antemano, de la misma manera que está establecida su duración, no tanto en tiempo,  ya que el tiempo solo es algo inherente a la materia y el Plan viene establecido desde el otro lado de la vida, sino en cuanto a la conclusión del trabajo, o cuando se comprueba que el trabajo va a ser irrealizable, (como sucede en un alto porcentaje de parejas).
Por lo tanto sería bueno desterrar la romántica idea de que se establece una relación para toda la vida, porque no va a ser así, o no va a ser así en un ochenta por ciento de relaciones, aunque no todas llegan a romperse. Si prefieren sufrir y ser infelices, es su decisión.
El segundo problema o error es que en las relaciones está ausente el Amor, y está ausente porque eso es justamente lo que tratamos de aprender con nuestras encarnaciones en la materia vida tras vida. No sabemos Amar, y lo que llamamos amor, que es en lo que basamos la relación, no es más que una mezcolanza de apego y deseo. Si a esa mezcla le añadimos el pensamiento social, la presión familiar, el fariseísmo religioso, los hijos y la posible precaria situación económica, la ruptura de la pareja es como una bomba atómica explotando en el salón de la casa familiar.
La metralla de la bomba son un sinfín de desencuentros en los que se llegan a utilizar hasta los niños como arma arrojadiza. Hay una parte de la pareja, normalmente los padres, que puede llegar a perder completamente el contacto con sus hijos por las maniobras y malas artes de la otra parte. Es terrible.
Todo esto se podría evitar si todos fuéramos conscientes de nuestro papel en la vida. Pero ya que eso parece difícil de conseguir podemos asirnos al amor, aunque sea esa emoción que sentimos los humanos. Si se pusiera un poco de amor en la pareja es posible que se pudiera mantener en la ruptura y utilizarlo en la separación junto con el respeto y la generosidad, aplicando además la Regla de Oro: No quieras para el otro, lo que no quieres para ti. Así no se utilizarían a los hijos como arma arrojadiza, no existiría ningún tipo de chantaje, y los dos miembros de la pareja arreglarían la vida de separados conjuntamente, de la misma manera que organizaron de manera conjunta la unión.
Siempre en estos casos se comenta “Es que las cuestiones del corazón son difíciles”. El comentario es erróneo, la formación de la pareja y su separación solo es una cuestión de la mente, otra cosa sería si entrara en juego el corazón con el auténtico Amor. Las cosas del corazón son las más fáciles.

martes, 15 de diciembre de 2015

Si, ya sé que la vida es ilusión, pero.....


            Si, ya sé que la vida es ilusión, que es un sueño, que es una escuela para aprender o una especie de mercadillo para pagar deudas. Si, ya sé que la auténtica y verdadera vida es la que está al otro lado de la vida, donde todo es paz y amor, pero……




Cuando mi hijo se enferma yo sufro, a sabiendas de que el sufrimiento no le va a sanar, pero sufro. Y cuando el sueldo no me llega a final de mes y tengo que mendigar para dar de comer a mis hijos, además de sufrir me muero de vergüenza, a sabiendas de que esa vergüenza no va a convertirse en dinero, pero siento vergüenza que le voy a hacer. Y cuando cometen conmigo una injusticia, me indigno, sabedor de que la indignación no va a reparar la mentira, pero me indigno a pesar de todo. Y cuando cierran la empresa y me quedo sin trabajo me deprimo, a sabiendas de que la depresión no va a devolverme el trabajo, pero la depresión me puede. Y cuando veo como envejecen mis familiares queridos y no pueden valerse por sí mismos, me entra una pena infinita, y si, ya sé que es la ley de la vida, pero me da pena. Puedo contar mil historias más, pero ¿Para qué?, coloca aquí la tuya.

Sé que la vida es ilusión, que es sueño, que es fantasía, pero vivir esa ilusión, vivir ese sueño, vivir esa fantasía me emociona y me hace llorar, y me alegra y me hace reír, y me apena, y siento tristeza, y siento decepción, y siento euforia, y me deprimo, y…….

Sigo las instrucciones de los maestros: oro, medito, acepto y lo dejo todo en manos de Dios. Él sabe mejor que yo como fue el contrato que firmé. Y sé que no sirve de nada, pero sigo sufriendo, sigo riendo y llorando.

Señor. ¡Hágase tu voluntad!



jueves, 23 de abril de 2015

Es la hora de los niños


En la actualidad habitamos el planeta unos siete mil quinientos millones de personas. Todos creciendo, todos evolucionando, todos encaminando nuestros pasos, aunque no seamos conscientes de ello, hacia Dios.
No sé si me quedaré corto o me pasaré de largo, si calculo que una quinta parte de la población, es decir, unos mil quinientos millones de personas podrían terminar su andadura en la Tierra, si no hay ningún milagro que cambie el rumbo actual de la sociedad, lo cual no parece muy factible por muchas puertas energéticas que se abran, entre diez y veinte vidas más. Por supuesto que habrá maestros que estarán en su última vida, y que habrá otros que les faltará menos de diez, lo sé. Lo que estoy presentando son grandes números, que tampoco sé si son correctos o no, pero para la exposición que pretendo, tampoco es necesario afinar al cien por cien.
Son muchas las personas que no saben que hacen en la Tierra, son muchas las que no saben que están completando una andadura que comenzó hace millones de años, son muchas las que no saben de dónde vienen, (aunque a decir verdad, exactamente, no lo sabemos ninguno), son muchas las que no saben que están trabajando para volver a Dios, son muchas las personas que nunca han oído hablar de meditación, de energía o de Karma, aunque el no saber nada de esto no es sinónimo de que falten más o menos vidas, de que se esté más o menos cerca de Dios, ya que el trabajo principal a realizar en la Tierra es aprender a amar, y hay personas que aman por encima de cualquier cosa, sin tanto adorno como yo le pudiera estar poniendo. Pero si que parece, que todos los que en un principio están un poquito más adelante en ese aprendizaje, aunque sólo sea teórico, si son conscientes de esos términos.
Soy optimista y me gusta pensar que todos los que estamos leyendo esto, somos conscientes de los términos que exponía en el párrafo anterior, y que estamos en ese pelotón de cabeza al que le quedan esas diez o veinte etapas para concluir esta carrera. Me gusta pensar que todos nosotros tenemos claro que estamos unidos, que somos lo mismo, y que “cuando uno gana ganan todos y cuando uno pierde pierden todos”.  
 
 Nuestro trabajo, por lo tanto, es doble. Por un lado tenemos por delante nuestro propio crecimiento, nuestra propia evolución, nuestro propio aprendizaje, pero estamos obligados a realizar otra tarea, la tarea de la enseñanza, con una única asignatura, enseñar cual es el objetivo de la vida, enseñar cómo llegar a Dios, ya que de Él partimos y a Él hemos de retornar. Cada uno en el aula que le corresponde, los habrá dictando sus clases en el salón de guardería, los habrá en la primeria, otros en la secundaría, otros en el instituto, otros en la universidad, otros dictando maestrías, o escribiendo libros para abarcar un auditorio mayor.
Lo que sí parece cierto es que hasta ahora nuestro trabajo de difusión está encaminado a los adultos. Para ellos son las clases de yoga, las meditaciones, los cursos, los talleres, las conferencias y los libros, de la misma manera que para ellos son las pláticas en las terapias de sanación.
Está bien, pero hemos de abarcar más, hemos de empezar con los niños. Trabajando con los niños ganamos veinte o treinta años, y aunque parece que la vida es corta, da para mucho, y en treinta años se puede adelantar mucho. Para enseñar a meditar a un adulto, por ejemplo, hay de conseguir, en primer lugar, derribar las barreras de los hábitos, de las creencias, del estrés, de los rechazos, de los miedos, del que dirán, de su falta de tiempo, de su falta de voluntad, de su poca paciencia, de su falta de madurez, de la debilidad de su carácter y de los millones de excusas que va a plantear su mente que no quiere perder el control. Enseñar a meditar a un niño con cinco, seis o siete años, es garantizar un adulto mentalmente sano, es inculcar un hábito que será tan normal como lavarse, almorzar o ver la tele, es inculcar las creencias de Dios, no desde la perspectiva enfermiza, negativa y destructiva de las religiones, sino desde la perspectiva de que Dios es Amor, es enseñarles desde pequeños que todos somos hermanos, y no enseñarles a competir, es ayudarles a madurar el carácter, es enseñarles a crecer no a envejecer, es enseñarles a amar, es enseñarles realmente a vivir.
El que aprende desde niño, va a llevar como bandera el respeto, la tolerancia, la igualdad, la libertad, la paz y el amor durante toda su vida, formara una familia, también mentalmente sana bajo los mismos principios, sus amigos serán como él, y sus hijos un calco del padre.
Enseñando a los niños estaremos ayudando a que la humanidad evolucione más rápidamente, y que en menos tiempo muchos más seres alcancen la “iluminación”.

viernes, 27 de marzo de 2015

Sólo importa la vida


            Vivir significa disfrutar de cada momento de la existencia,
 tengamos diez años u ochenta.
Og Mandino

            No importa quién eres al otro lado de la vida, no importa quién hayas sido en vidas anteriores, ni importa que no tengas conocimiento de cuál es tu misión, ni tan siquiera cuanta es la cantidad de Karma pendiente.
Lo único importante es tu vida actual. Todo lo que tengas que aprender, todo lo que tengas que enseñar, todo lo que tengas que pagar y todo lo que tengas que cobrar, lo has de hacer en esta vida, con este cuerpo y con las circunstancias que te has dado.
Todo lo demás no es importante, ni poco ni mucho. Todo el trabajo es aquí y ahora.
Aprende a respetar a la familia, a los amigos, a los enemigos, a los desconocidos, aprende a compartir con quien no tenga, aprende a ayudar a quien lo necesite, en definitiva, aprende a amar a todos, sin distinción, y nada más importa.
Si te queda Karma pendiente, ya lo programarás para liberarte de él en próximas vidas, en esta, no vas a poder hacer nada con él, así que no te preocupes, porque mientras distraes tu atención por ese Karma en el que no puedes actuar, estás dejando de prestar atención al Karma que te has traído a esta vida, en el que si puedes actuar.
 
Si en otras vidas has sido rey o mendigo, héroe o asesino, tampoco importa, lo que importa es lo que eres, porque es con esta personalidad que te has dado con la que vas a realizar tu aprendizaje para esta vida.
Tenemos, todos, verdadera locura por conocer cosas que nada importan para nuestro crecimiento. Mientras pensamos que es lo que hemos venido a aprender, no lo estamos aprendiendo, porque lo único que estamos haciendo es darle pábulo a la mente, solo es una argucia más que nos presenta la mente para no perder su poder, la diferencia con otras mentes más mundanas es que le da vueltas a temas que nos apasionan, como las vidas pasadas, el espacio entre vidas, nuestra misión y nuestro futuro. Es decir, una forma de volver al pasado o de viajar al futuro envuelto en papel de regalo y con un lazo de colores.
No hay diferencia entre esos pensamientos y los pensamientos de riqueza, de pobreza, de enfermedad o de cualquier otro tipo. Estos, y los otros, sólo son pensamientos, y hay que erradicarlos, hay que dominar a la mente, en definitiva hay que meditar.
La no consecución de los deseos, ya sean materiales, emocionales o espirituales, generan ansiedad y nos alejan de la paz que necesitamos para estar abiertos al libre fluir de la vida, para poder así ser conscientes de las oportunidades que pasan delante nuestro, que son muchas y se presentan de manera permanente para poder cumplir nuestra auténtica misión.
No nos ceguemos con el brillo de lo que hemos sido, porque la ceguera nos a impedir ver quiénes somos realmente; no le demos vueltas a las cosas que hemos de hacer, porque las vueltas no nos van a permitir hacer lo que hemos de hacer. Aceptemos y disfrutemos la vida, porque es la mejor que podemos tener, y además no tenemos otra.