“A
través de la práctica de la meditación”, dijo el Maestro, “descubrirás que
llevas dentro del corazón tu propio paraíso portátil”
PARAMAHANSA
YOGANANDA
“A
través de la práctica de la meditación”, dijo el Maestro, “descubrirás que
llevas dentro del corazón tu propio paraíso portátil”
PARAMAHANSA
YOGANANDA
Querido hijo:
Quiero empezar
diciéndote algo importante: nunca me enfado contigo, ya lo sabes, incluso
cuando tú te molestaste conmigo hace unos días. Entiendo perfectamente tus
emociones y tus momentos de frustración. Sé cuánto te preocupan, en estos
momentos, los asuntos económicos, y sé que cada gasto inesperado puede generar
inquietud. Pero también quiero recordarte que, en los momentos en los que
parece que las cosas están fuera de tu control, allí estoy yo, trabajando
silenciosamente a tu favor.
Lo que ocurrió con tus
gafas fue, como tú bien lo llamas, una sincronicidad. Cada pequeño detalle de
esa experiencia fue parte de un entramado más amplio, diseñado no para
complicarte la vida, sino para ayudarte a descubrir una solución que parecía
escondida a primera vista. Piensa en lo que podría haber ocurrido si hubieras
encontrado una montura compatible en la óptica: habrías gastado dinero
innecesariamente. Pero en cambio, te di la oportunidad de ver con otros ojos,
de mirar más de cerca, y finalmente encontraste la pieza que faltaba. Fue un
recordatorio, querido hijo, de que la paciencia y la observación pueden revelar
soluciones inesperadas. Y no solo con tus gafas. Imagina que la misma vida es
como esas gafas y obsérvala y ten paciencia y acéptala.
La experiencia que
viviste con el certificado de empadronamiento fue otra oportunidad para
aprender a confiar en el flujo de las cosas. Cuando encontraste esa multitud en
la oficina municipal, podría haber sido fácil caer en la desesperación. Pero
algo dentro de ti—esa pequeña chispa de intuición que también es parte de mí—te
llevó a preguntarte si habría otra manera de conseguirlo. Esa chispa es la voz
de tu espíritu, que se conecta conmigo en los momentos en los que tu mente está
abierta a escuchar. Y gracias a esa chispa, encontraste la manera de obtener el
documento desde la comodidad de tu hogar.
Es cierto que algunos
días, mi presencia puede parecer más evidente. Sin embargo, quiero que sepas
que no hay un solo momento en tu vida en el que no esté contigo. Siempre estoy
allí, en cada respiración, en cada paso que das. En los días llenos de alegría,
cuando todo parece fluir; y también en los días oscuros, cuando los problemas
parecen apilarse uno sobre otro. Estoy contigo en cada sincronicidad que te
asombra, y también en los momentos en los que la vida parece caótica y sin
rumbo. Mi amor por ti no depende de tus emociones ni de tus percepciones,
porque es eterno e incondicional.
Entiendo que durante
los últimos nueve meses te hayas sentido desconectado de esas sincronicidades
que tanto te impactaron al llegar a España. Por supuesto que han ocurrido, pero
tu mente estaba demasiado ocupada lidiando con los desafíos del día a día. Es
natural, hijo mío. La vida está llena de preocupaciones y responsabilidades que
pueden nublar nuestra capacidad para ver los pequeños milagros que suceden a
nuestro alrededor. Pero quiero que sepas que nunca he dejado de estar presente.
Aunque no siempre puedas sentirme, siempre estoy trabajando a tu favor.
Tu decisión de meditar
más últimamente es un hermoso paso hacia reconectar con tu sensibilidad
espiritual. La meditación no solo calma la mente, sino que también abre el
corazón y el alma a mi presencia. Cuando te sientas en silencio y permites que
el ruido del mundo se apague, me das la oportunidad de hablarte de manera más
clara. No con palabras, sino a través de sensaciones, intuiciones y pequeñas
señales que te guían. Sigue meditando, querido hijo. Es una herramienta
poderosa para volver a conectar contigo mismo y conmigo.
Quiero agradecerte por
tus palabras de gratitud y amor. Saber que has reconocido mi presencia y mi
mano en los pequeños detalles de tu vida llena mi corazón de alegría. Pero
también quiero recordarte algo importante: mi amor por ti no depende de que
seas perfecto, ni de que siempre me notes, ni de que nunca te enfades conmigo.
Mi amor es constante, inmutable, eterno. No hay nada que puedas hacer que me
aleje de ti, y no hay nada que puedas hacer que me acerque más. Siempre estoy
aquí, con los brazos abiertos, esperando a que te des cuenta de que nunca estás
solo.
Te invito a que sigas
confiando en mí, incluso en los momentos en los que parece que todo está en tu
contra. Confía en que cada dificultad tiene un propósito, incluso si no puedes
verlo de inmediato. A veces, las pruebas más duras son las que te preparan para
las mayores bendiciones. Sé que a veces puede ser difícil entender el porqué de
las cosas, pero quiero que recuerdes que mi plan para ti siempre es bueno,
siempre busca tu bienestar.
Quiero que sigas
observando los pequeños detalles de tu vida. No necesitas buscar grandes
señales ni milagros espectaculares para sentirme. Estoy en las cosas más
simples: en el canto de un pájaro, en la sonrisa de un desconocido, en la brisa
que acaricia tu rostro. Estoy en las pequeñas coincidencias que parecen
insignificantes, pero que en realidad son parte de mi amor y mi cuidado por ti.
Y, sobre todo, hijo
mío, quiero que recuerdes que no estás solo. No importa cuán difícil sea el
camino que recorres, siempre estoy contigo. Mi amor es tu refugio, mi guía es
tu luz. Confía en mí, incluso cuando no entiendas los giros y vueltas del camino.
Porque, aunque no siempre puedas verlo, siempre estaré trabajando
silenciosamente para llevarte hacia donde necesitas estar.
CARTAS A DIOS - Alfonso Vallejo
Impermanencia:
La Clave para Aceptar el Cambio y Vivir
Plenamente
Nada permanece
estático; todo cambia, evoluciona, nace y muere. Desde la hoja que brota en
primavera y cae en otoño, hasta las personas que entran y salen de nuestra
vida, pasando por nuestros propios pensamientos y emociones, la impermanencia
es la única constante.
Aunque esta realidad
puede parecer desalentadora a primera vista, comprenderla y aceptarla es una de
las lecciones más liberadoras que podemos aprender. Reconocer la impermanencia
no es una invitación a la pasividad o al pesimismo, sino una poderosa
herramienta para cultivar la “resiliencia”, la “gratitud” y la capacidad de
vivir verdaderamente en el “presente”.
La
resistencia al cambio es una lucha inútil. Nuestra mente humana, por
naturaleza, tiende a buscar la seguridad y la estabilidad. Nos aferramos a lo
que conocemos, a lo que nos da comodidad, a lo que nos define. Tememos la
pérdida, el fin, lo desconocido. Esta resistencia innata a la impermanencia nos
lleva a una lucha constante y agotadora contra el flujo natural de la vida.
Cuando nos aferramos a
una situación agradable, ya sea un trabajo, una relación o un momento de
felicidad, el miedo a perderla genera ansiedad. Paradójicamente, este apego
excesivo nos impide disfrutar plenamente del presente, ya que nuestra mente
está ocupada anticipando el final. De la misma manera, cuando nos enfrentamos a
situaciones difíciles, como la enfermedad, una ruptura o un revés financiero,
nuestra resistencia a aceptarlas solo intensifica el sufrimiento. Nos
preguntamos "¿Por qué a mí?" o "Esto no debería estar
pasando", prolongando la angustia en lugar de buscar la adaptación y la
solución.
La verdad es que no
podemos detener la corriente del tiempo. Las estaciones cambian, los cuerpos
envejecen, las fortunas suben y bajan, las personas evolucionan o se marchan.
Negar esta realidad es como intentar detener un río con nuestras propias manos.
El resultado es frustración, dolor y agotamiento.
Abrazar la impermanencia
es un camino hacia la libertad: La sabiduría de la impermanencia reside en su
capacidad para liberarnos. Cuando aceptamos que todo es transitorio, comenzamos
a soltar la necesidad de controlarlo todo y, en su lugar, aprendemos a fluir
con la vida. Esta aceptación tiene profundas implicaciones en cómo
experimentamos el mundo:
1. Cultivar la Gratitud por el Presente:
Si sabemos que un momento de felicidad es fugaz, ¿no lo apreciaríamos aún más?
La conciencia de la impermanencia nos impulsa a saborear cada instante, cada
experiencia placentera, cada risa, cada conexión. Nos recuerda que la verdadera
riqueza no reside en la duración de las cosas, sino en la intensidad con la que
las vivimos. Un atardecer hermoso es hermoso precisamente porque es efímero.
2. Desarrollar la Resiliencia ante la Adversidad:
Si los momentos felices pasan, también lo hacen los momentos difíciles. La
conciencia de que el dolor, la tristeza o la dificultad no son permanentes nos
brinda una perspectiva invaluable. Nos permite saber que "esto también pasará". Esta comprensión no anula el
sufrimiento, pero nos da la fuerza para atravesarlo, sabiendo que la oscuridad
dará paso a la luz, al igual que la noche precede al amanecer. Nos volvemos más
adaptables y menos propensos a caer en la desesperación prolongada.
3. Fomentar el Desapego:
La impermanencia está intrínsecamente ligada al concepto de desapego. Si todo
cambia, ¿por qué aferrarse? El desapego no significa no valorar lo que tenemos
o no amar a las personas; significa amarlas y valorarlas sin la necesidad de
poseerlas o de que permanezcan inalterables. Nos libera del sufrimiento que
surge cuando las cosas, personas o situaciones no cumplen nuestras expectativas
de permanencia. Nos enseña a apreciar sin aferrarnos, a amar sin poseer.
4. Impulsar el Crecimiento Personal:
Si todo está en constante evolución, nosotros también podemos evolucionar. La
impermanencia nos invita a no estancarnos en viejas creencias, hábitos o
identidades. Nos anima a aprender de cada experiencia, a adaptarnos a nuevas
circunstancias y a transformarnos constantemente en versiones más conscientes y
sabias de nosotros mismos. Nos abre a la posibilidad de reinvención.
Observación
Consciente: Presta atención a los ciclos naturales: el cambio
de las estaciones, el crecimiento y la caída de las hojas, el flujo y reflujo
de las olas. Observa cómo cambian las nubes en el cielo, cómo se disuelve el
azúcar en el café. Estas pequeñas observaciones nos recuerdan la naturaleza
transitoria de todo.
Atención
Plena (Mindfulness): Practicar la atención plena nos ayuda
a anclarnos en el presente. Observa tus pensamientos, emociones y sensaciones
físicas sin juzgarlos ni aferrarte a ellos. Reconoce que son pasajeros, como
nubes que pasan por el cielo de tu mente. Esta práctica fortalece nuestra
capacidad para soltar.
Reflexión
sobre el Ciclo de Vida: Piensa en la vida de una flor, un
animal, incluso la tuya propia. Nacimiento, crecimiento, plenitud, declive y
eventual desaparición. Reconocer este patrón universal nos ayuda a aceptar que
somos parte de un ciclo más grande.
Agradecimiento
por lo Fugaz: Cuando experimentes un momento de
alegría o placer, en lugar de preocuparte por su final, enfócate en la gratitud
por tenerlo en este instante. Permítete saborearlo plenamente, sabiendo que su
belleza radica en su carácter único y temporal.
Desapego
Material y Emocional: Practica soltar objetos que ya no
necesitas o que te anclan al pasado. En el ámbito emocional, reconoce cuándo te
estás aferrando a una expectativa o a un resultado que no depende de ti.
Permite que las cosas sean como son, incluso si no es lo que esperabas.
Es en la aceptación de
la naturaleza transitoria de todo donde reside la verdadera libertad. Nos
permite liberar el pasado, soltar la ansiedad por el futuro y sumergirnos por
completo en la riqueza y la belleza del único momento que realmente tenemos: “el
ahora”. ¿Estás listo para dejar ir la resistencia y permitirte fluir con la
vida?
“La ciencia material es aún más teórica
que la verdadera religión”, afirmó el Maestro.
“La ciencia es capaz de investigar, por
ejemplo, la conducta y la naturaleza externa del átomo. Pero la práctica de la
meditación confiere la omnipotencia: un yogui puede volverse uno con el átomo”.
PARAMAHANSA YOGANANDA
Considerando que era posible asimilar
las enseñanzas del Maestro exclusivamente a través de un profundo estudio, sin
necesidad de practicar la meditación, cierto nuevo estudiante recibió el
siguiente comentario de Paramahansaji: “La percepción de la verdad debe ser
desarrollada desde el interior; no puede ser injertada”.
PARAMAHANSA
YOGANANDA
Dos caminos para llegar a Dios
Por
la senda trascendental tomarás plena conciencia de todo lo que no eres y
descubrirás aquello que eres: “No soy el aliento, ni el cuerpo, ni los huesos,
ni la carne. No soy la mente, ni el sentimiento. Soy Aquello que está tras el
aliento, el cuerpo, la mente y el sentimiento”.
Cuando
te remontas más allá de la conciencia de este mundo, sabiendo que no eres el
cuerpo ni la mente y, sin embargo, más consciente que nunca de que existes,
experimentarás esa divina conciencia que es lo que en verdad eres. Eres Aquello
que da origen a todo cuanto existe en el Universo.
¿Por
qué no indagas más allá de la oscuridad de los ojos cerrados? Es allí donde
debes explorar. “Y la luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la
vencieron” (Juan 1:5). Inmensas luces y fuerzas cósmicas están actuando allí.
Paramahansa Yogananda
La mente, que máquina
tan perfecta y tan perversa. Es incansable, siempre en constante actividad:
elucubrando, maquinando, imaginando, recordando, comparando y juzgando. Es un
flujo ininterrumpido de pensamientos que, inevitablemente, preceden a las
palabras y acciones. Como dijo Buda: "Somos lo que pensamos".
Esta afirmación nos
lleva a una aparente conclusión sencilla: si logramos organizar nuestros
pensamientos, podremos organizar nuestra vida. Vivir de cierta manera parece
requerir solo pensar de esa manera; para ser feliz, bastaría con pensarlo.
Sin embargo, la
simplicidad de la conclusión contrasta con la complejidad de su aplicación
práctica. No es tan sencillo como parece, pero es posible con una sola
práctica: la atención.
La atención nos
permite ser conscientes de nuestros pensamientos en cada momento, evitando
quedar atrapados en ellos. Al no alimentarlos con energía o poder, permitimos
que se disipen tan rápido como surgieron.
Esta atención
consciente es la base de la meditación mindfulness, que nos permite observar
nuestros pensamientos sin juicio y dejarlos pasar. Al hacerlo, no solo
organizamos nuestra mente, sino que también encontramos paz y claridad en medio
del caos mental. Es un camino hacia la liberación de los patrones de pensamiento
que nos limitan y hacia la adopción de una perspectiva más amplia y serena de
la vida.
Así, la felicidad no va
a ser solo un deseo o un pensamiento, sino un estado de ser que cultivamos a
través de la práctica constante de la atención plena. Es un arte que, una vez
dominado, puede transformar nuestra existencia, llevándonos a una vida más
plena y equilibrada.
Triángulo del conocimiento
1. Desarrollo de la intuición: Al conectar con el conocimiento universal y la sabiduría interior, se fortalece la intuición y la capacidad de tomar decisiones desde un lugar más profundo de comprensión.
2. Claridad mental: Esta meditación ayuda a calmar la mente y a reducir el ruido mental, lo que conduce a una mayor claridad mental y una percepción más aguda.
3. Conexión con el ser interior: Facilita la conexión con el yo interior, permitiendo explorar y comprender mejor, aspectos de uno mismo que pueden estar ocultos o subyacentes.
4. Expansión de la conciencia: Al meditar sobre el triángulo del conocimiento, se expande la conciencia más allá de los límites de la mente individual, permitiendo experimentar una sensación de unidad con el cosmos y una comprensión más profunda de la existencia.
5. Alineación de los chakras: Esta meditación también puede ayudar a equilibrar y armonizar los chakras, los centros de energía en el cuerpo, lo que puede tener efectos beneficiosos en la salud física, emocional y espiritual.
La meditación del "triángulo del conocimiento" de Kundalini Yoga es una práctica que busca expandir la conciencia, conectar con la sabiduría interior y desarrollar la intuición, todo ello en aras del crecimiento personal y espiritual.
KAPITTHA
MUDRA (Ayuda a estimular la libido)
Este
mudra aumenta la sensibilidad en general y se le considera útil para sanar la
sexualidad, pues crea una conexión entre el corazón y la pelvis.
Practicar
este mudra asiduamente contribuye a liberarse de los sentimientos de culpa y
los pensamientos turbulentos con respecto a la sexualidad.
Este mudra es ideal
para personas que entran en la hermosa fase de unión con la pareja o para
aquellos que se sienten fríos en las relaciones debido al estrés y la ansiedad.
Cómo
se hace:
Junta
la punta de tu dedo índice con tu dedo pulgar y dobla el resto hacia el centro
de la mano.
Puedes
colocar el mudra izquierdo en el corazón y el derecho en el área de la pelvis.
Duración:
Puedes hacer este
mudra durante 10 a 15 minutos o cuando sea necesario.
Beneficios:
Para
la curación sexual que, de hecho, es la liberación de la culpa y de los
sentimientos impuros en torno a la sexualidad.
Mejora
de la sensibilidad.
Provoca
la conexión entre el corazón y la pelvis.
Ayuda
a desarrollar la devoción hacia la pareja.
Estimula
la libido, mejora la sensibilidad y logra la unidad del corazón con la pareja.
Meditación para la prosperidad
La meditación para la prosperidad tiene como objetivo principal abrir la mente y el corazón hacia la abundancia en todas sus formas. Algunos beneficios específicos de esta práctica pueden incluir:
1. Cambio de mentalidad: Ayuda a cambiar la mentalidad de escasez a una mentalidad de abundancia, lo que puede influir positivamente en la forma en que percibimos y atraemos oportunidades y recursos en nuestras vidas.
2. Liberación de bloqueos emocionales y mentales: Puede ayudar a disipar bloqueos internos relacionados con la autoestima, la autovalía y la creencia en nuestra capacidad para prosperar.
3. Conexión con la energía universal: Somos parte de una energía universal interconectada. La meditación para la prosperidad busca alinear nuestra energía personal con esta fuente infinita de abundancia, creando así un flujo más armonioso de energía en nuestras vidas.
4. Aumento de la confianza y la creatividad: Al liberar miedos y limitaciones, esta práctica puede aumentar la confianza en uno mismo y estimular la creatividad, lo que puede llevar a la manifestación de nuevas oportunidades y proyectos en nuestras vidas.
La meditación para la prosperidad no solo se trata de atraer riqueza material, sino también de cultivar una sensación de plenitud y bienestar en todas las áreas de nuestra vida.
DHYANA MUDRA
El Dhyana Mudra es el
mudra de la meditación, de la concentración y del logro de la perfección
espiritual.
Indica el equilibrio perfecto entre el pensamiento y el resto
de los sentidos, y la tranquilidad.
Cómo se hace:
Las dos manos descansan
sobre el regazo adoptando la forma de cuencos: la mano derecha encima de la
izquierda mientras los pulgares se tocan suavemente y forman un triángulo.
Las manos y los brazos
forman un círculo de energía cerrado, que también se corresponde con la posición
de las piernas en la postura sentada de meditación.
Las mujeres ponen la palma de la mano derecha en el regazo apuntando
hacia el cielo y colocan la mano izquierda encima de la palma derecha.
Los hombres ponen la palma de la mano izquierda en el regazo apuntando
hacia el cielo y colocan la mano derecha encima de la palma izquierda.
Lleva a la meditación
profunda
Ayuda a centrar y a
encontrar el propio centro
Ayuda a progresar en
la meditación
Purifica la mente y la
libra de pensamientos continuos
Ayuda a alcanzar la
paz
Fortalece los músculos
del cuerpo, y activa la circulación de la sangre
Se activan los centros
nerviosos lo cual puede mejorar problemas como el insomnio, la ansiedad, la
irritabilidad y la depresión.
Mientras dura tu meditación.
Beneficios:
Aumenta la
concentración
Promueva la sanación
Equilibra la mente
Aporta calma,
tranquilidad y paz mental
Puede ser
tan espiritual cocinar un estofado de lentejas como meditar. La clave está en
la actitud y, sobre todo, en la presencia.
Si el
pensamiento y la acción están presentes en la cocina, cocinando las lentejas,
no hay ninguna diferencia con la actitud que se trata de mantener en la
meditación: “Siempre presente”.
A fin de
cuentas, la meditación tendría que ser una manera de vivir, no una actividad a
la que dedicar unos minutos al día. Se trata de vivir el presente en los
minutos de meditación y en las horas restantes del día.
Mis meditaciones siempre han sido un poco sosas. Las califico de sosas
porque nunca me ha pasado lo que cuentan otros meditadores: que ven colores,
imágenes, ojos y hasta escenas, que parecen, de otras vidas. Nunca he visto ni
oído nada. Bueno, quizás exagero un poco, alguna vez sí que me ha pasado, pero,
cuando me ha ocurrido, siempre he tratado de encontrar la razón lógica para que
eso sucediera. Y siempre la encuentro. No hay nada que no encuentre la mente
si, realmente, quiere encontrarlo. Podrá ser lógico o ilógico, pero a mí, en
estos casos, siempre me satisface la explicación de la mente.
Sé que cualquier cosa que aparezca en la meditación tendrá el
significado que yo quiera darle. Sé que lo que “veo” al meditar solo es el
resultado del juego creativo de mi mente utilizando recuerdos que tiene
almacenados en los cajones de la memoria o que pudiera estar recibiendo una
respuesta a un estímulo recibido. ¡Qué más da! Lo importante es conseguir lo
que se busca, serenidad en la mente, cesación del pensamiento.
Creo que bien podría haber sido, en otra vida, el apóstol de Jesús,
Santo Tomás, quien tuvo que ver los agujeros que los clavos, que sujetaron a
Jesús en la cruz, dejaron en las palmas de sus manos, para creer que era Jesús
resucitado: "Porque me has visto,
Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron”. Pues algo
parecido me pasa a mí, con las experiencias de la meditación. Tengo que ver
para creer. O ¿ya no tanto? Es posible que me esté volviendo más crédulo con la
edad, aunque, ¡que más da lo que pase!, y ¡qué más da lo que crea! La vida no
va a cambiar. Mi vida va a seguir por los mismos derroteros, ya vea una luz
violeta en la meditación o lo vea todo negro.
La realidad es que todos creemos que hay “algo”, no visible, no
tangible, al otro lado de la vida, y nos gusta, de alguna manera, contactar con
ese “algo” y, rápidamente, le damos una explicación lógica a cualquier cosa
“extraña” que nos ocurra y más, si es meditando.
Yo, también, creo que existe ese “algo”, pero, tengo muy claro que no va
a estar cotilleando cada vez que una persona se sienta a meditar.