El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




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lunes, 15 de abril de 2024

La vida solo es un momento

 




        La vida en la Tierra es solamente temporal, sin embargo, algunos viven como si fueran a quedarse aquí eternamente y se olvidan de ser felices en cada momento de su vida, es posible que lo dejen para más adelante, para cuando consigan la nueva casa, el nuevo trabajo, la nueva pareja, o el nuevo auto. 

        Olvidan que el valor de las cosas no está en el tiempo que duran, sino en la intensidad con que se viven. Por eso existen momentos inolvidables, hechos inexplicables y personas incomparables. ¡Vive cada momento!, ¡Se consciente de los hechos, sin más!, y ¡Disfruta de las personas!, porque sino no tendrás tiempo, el momento pasa, el hecho no se repite y las personas desaparecen.


viernes, 12 de abril de 2024

Reflexión: La vida es más sencilla de lo que parece

 


          Si te detienes a reflexionar de manera honesta, serena y profunda, como si fueras un observador imparcial, sin permitir que te perturben o condicionen los acontecimientos que envuelven tu existencia, llegarás a la conclusión de que vivir la vida es mucho más sencillo de vivir de lo que la mayoría de las personas experimentan.

Considera la última ocasión en la que te enfureciste o perdiste la paciencia, cuando alzaste la voz o castigaste a alguien con tu silencio, quizás incluso a alguien muy cercano a ti. ¿Realmente valió la pena? ¿Lograste resolver algo? ¿Ganaste más alegría, felicidad, salud o dinero? O, por el contrario, ¿simplemente malgastaste un tiempo valioso y único, irrecuperable en toda tu vida futura, además de sumergirte en un estado emocional digno de los moradores de los círculos infernales que Dante describe en "La Divina Comedia"?

          Reflexiona, también, si esos pensamientos de carencia, de miedo, de dolor, de dudas o de preocupación por tu incierto futuro. ¿Están, realmente, resolviendo tus problemas o, simplemente, te mantienen atado a la ansiedad, impidiéndote vivir una vida plena?

Al analizar esos episodios de conflicto, observa qué parte de tu deseo no cumplido, posiblemente desconocido por la otra persona, contribuyó a tu insatisfacción personal o a tus expectativas sobre el comportamiento ajeno. De esta manera, si buscas culpables, tal vez te encuentres mirándote a ti mismo.

          Si, a pesar de todo, aún no estás convencido de que la vida puede ser más sencilla de lo que la estás viviendo, considera que cada suceso, por insignificante que parezca, es simplemente una manifestación de tu "Contrato Divino" o tu "Plan de Vida", aceptado antes de tu llegada a este mundo. Todo lo que ocurre en tu vida ha sido organizado y planificado por ti para cumplir con el propósito de tu existencia, que quizás no estás llevando a cabo debido a pensamientos o deseos que te limitan.

          Y si aún albergas dudas sobre lo simple que podría ser la vida, te planteo otra reflexión: ¿Qué propósito habría servido si tu corazón dejara de latir después de un episodio de ira, enfado o un pensamiento erróneo?


lunes, 8 de abril de 2024

Decisiones de vida

 


Cada decisión que tomamos, consciente o inconscientemente, nos guía por el camino de la vida. A menudo, no somos plenamente conscientes del impacto que cada paso puede tener en nuestro destino. Es solo con el tiempo y la reflexión que podemos mirar hacia atrás y apreciar cómo los momentos, las personas y las experiencias han tejido la trama de nuestra historia personal.

Todos los pasos que había ido dando en mi vida, cada elección y cada sincronía con la que tropezaba, cada alegría y cada adversidad, son los hilos que han ido tejiendo, sin que yo tuviera ni la más remota idea, el tapiz donde me encuentro ahora. Este país, este aeropuerto, esta sala de espera, este momento, es el resultado de un intrincado baile entre mi voluntad y el azar, entre mis sueños y las circunstancias. Y aunque no siempre entendí el porqué de cada giro o cada paso atrás, ahora veo que cada uno era necesario, cada uno era parte de un diseño mayor que aún estoy descubriendo.

La vida es una serie de capítulos que se construyen unos sobre otros, y aunque no siempre comprendamos el curso de los acontecimientos en tiempo real, cada paso nos lleva a una nueva comprensión y, en última instancia, a donde estamos destinados a estar.

Todos esos pasos son los que me habían llevado, sin saberlo, hasta donde me encontraba ahora.

Del libro "Toma mi mano, te mostraré la vida"

Alfonso Vallejo Gago


viernes, 5 de abril de 2024

Conversaciones con el Maestro (Vivir o sobrevivir)

 



Conversaciones con el Maestro

Vivir o sobrevivir

 

-    Kunturi, hoy te siento, especialmente, triste.

-    Tienes razón Maestro.

>> Estoy muy triste. ¡Que terrible es el pensamiento! Le he dejado volar, a su antojo, y ha impregnado en mi conciencia la sensación de que no tengo vida, de que no sé muy bien si estoy viviendo o simplemente me estoy moviendo a lo largo de los días, como una hoja arrastrada por el viento.

>> Hoy he sentido que mi existencia, es como un río que fluye sin cesar, y me siento como un corcho flotando, sin control, en mitad de la corriente, dejándome llevar, sin luchar contra las turbulencias.

>> Me siento embargado por una implacable compañera: la rutina. Que me envuelve con su monótono abrazo. Cada día es igual y, para colmo, esta rutina no es la que yo había imaginado para esta etapa de mi vida. ¿Es esto vivir? ¿O es, simplemente existir, como el engranaje en una máquina que sigue girando sin cuestionar su propósito? ¿Estoy siguiendo un guión preestablecido?

>> Nunca he sabido cual es la razón de mi vida, aunque como un iluso, en muchas etapas de mi vida he creído, (al final todo es, solo, una creencia), que era como una especie de guía espiritual para enseñar el camino que lleva a Dios. Pero no. Al final ha resultado que solo soy un pobre soñador al que la vida está despertando a base de cachetadas.

-    Hijo mío, no eres iluso ni soñador. Más pareces un buscador. Siempre haciendo preguntas, siempre buscando respuestas. Pero a menudo, la claridad se escapa entre tus dedos, como el agua que se desliza por las rendijas de una roca.

>> Deja de preguntarte si esto que vives es la vida y vive. En la intensidad de los momentos está revelada la verdad. Cuando te sumerges en una risa compartida, cuando sientes el calor de un abrazo sincero, cuando contemplas un atardecer que tiñe el cielo de colores imposibles, ahí está la vida. No en las tareas mecánicas, sino en los destellos de emoción y conexión.

>> Es tu decisión saborear cada bocado de vida, abrazar con pasión, aprender con avidez, amar con valentía. Es en esas elecciones donde vas a encontrar las respuestas a tus preguntas. Es en los pequeños detalles: una sonrisa, una melodía, una mirada cómplice, donde está la vida. Y en esos momentos, cuando el corazón late con fuerza y la mente se aquieta, es cuando sabes que estás vivo.

>> Deja de preguntarte para que has nacido y vive. Deja de preguntarte cual es tu misión en la vida y vive. Deja de pedir milagros y hazlos tú.

 


miércoles, 27 de marzo de 2024

El arte de vivir



La felicidad, el bien vivir y el bien morir, son un arte que hay que aprender y, como no nos lo enseñan desde la cuna, hemos de aprenderlo ahora.

Desde la cuna, nuestros padres, nuestros educadores, las religiones, y la misma sociedad nos han enseñado aquello que ellos han aprendido y que consideran imprescindible para poder desarrollarnos en sociedad, e incluso lo necesario, para triunfar en esta, nuestra sociedad, tan competitiva. Nos han enseñado que la única manera de tener éxito es generando y manteniendo un esfuerzo constante, es realizando un trabajo excesivo, es renunciando a nuestro propio placer, porque eso es egoísmo. Nos han enseñado que sólo se puede aprender son sufrimiento, que la letra con sangre entra, que antes de hacer hemos de pensar en “que pensara la gente”. Es mentira, ¡nos han engañado!

          El aprendizaje es una diversión, el éxito no se persigue, el verdadero éxito llega cuando dejamos de ofrecer resistencia, cuando no nos agarramos a la vida, porque agarrarse a la vida persiguiendo el éxito, es perder el éxito y la vida. Hay que romper las compuertas y limpiar el cauce de escollos para dejar que la vida fluya, sin paralizarse en el tío vivo de los propios pensamientos, hay que detener el carrusel de la mente y bajar.

          Dejar que la vida fluya, es aceptar. Fluir, aceptar, no quiere decir cruzarse de brazos con resignación, no, quiere decir que hemos de elegir la paz en lugar del miedo, quiere decir elegir la alegría en lugar de la tristeza, quiere decir elegir la acción en lugar de las dudas, quiere decir que lo importante es la felicidad y no el pensamiento de los que nos rodean, quiere decir que hemos de elegir el amor ante cualquier otra circunstancia, quiere decir “si”, “si a la vida”.

          Un buen trabajo sería empezar a aceptarnos a nosotros mismos y empezar a presentarnos ante los demás tal como somos, sin máscaras.

Para eso te propongo algo nuevo, algo que seguramente no has hecho nunca: Colócate delante de un espejo y observa la expresión de tu cara. Toma conciencia de tu expresión, no juzgues si es un rostro serio, si es lánguido, si parece enfadado……… sólo observa.

Empieza a decir cosas hermosas a ese rostro que se refleja en el espejo: “Guapo, guapa”, “Te quiero”, “Que ojos tan bonitos”, sonríe y empieza a ver como es tu rostro cuando sonríes. No juzgues nada, no busques el por qué de nada, sólo quiérete, solo acéptate, y podrás observar como tu rostro se relaja y cambia. Haz este ejercicio durante cinco minutos cada día antes de tu meditación y que sea, luego, ese rostro el que sacas de casa para presentarte ante el mundo.

          A partir de tu propia aceptación, será más fácil aceptar la vida. Poco a poco, vete desterrando el “no”, empieza a utilizar el “si” con esa sonrisa que practicas en el espejo, empieza a aceptar los cambios de la vida sin oponerte, empieza a decidir sin darle vueltas y más vueltas que solo sirven para envenenar tu mente, empieza a vivir. 

sábado, 16 de marzo de 2024

La vida cambia, el alma no.

 


           La vida es un conjunto de cambios que no esperamos.

No importa con cuanta certeza tengamos planeadas nuestras expectativas, siempre va a haber algo repentino, siempre va a haber algo que no tengamos planeado.

No importa cuántas veces la vida nos haya sorprendido o cuantas veces hayamos cambiado nosotros.

Nuestra esencia, lo que está dentro de nuestra alma, nunca cambia.


martes, 27 de febrero de 2024

Disfrutar la vida

 


              Los seres humanos somos capaces de recordar hasta la extenuación los momentos dolorosos de nuestras vidas. Los recordamos, los sufrimos y lloramos con su recuerdo, los contamos, unas veces nos corroe la rabia, otras la ira, hablamos de nuestro dolor sin venir a cuento, nos lamentamos, siendo incluso incapaces de sentir el dolor ajeno, porque “no es nada comparado con lo que me ha pasado a mí”.

Sin embargo, somos incapaces de recordar con parecida intensidad los momentos felices. Hasta diría que estos pasan por nuestra vida sin pena ni gloria. Después de unos momentos de euforia, caen en el olvido, hasta el extremo de que, si nos piden que recordemos algún acontecimiento feliz de nuestra vida, podemos quedar dubitativos, tratando de descubrir alguno de esos momentos.

       De la misma manera nos comportamos ante la enfermedad, nos podemos pasar el día lamentándonos, sintiendo nuestro dolor, explicando a todo aquel que se cruza con nosotros lo mal que nos encontramos, lo infelices que nos sentimos, la mala suerte que parece haberse aliado con nosotros, y un sinfín de desgracias más. Pero cuando estamos sanos, no explicamos a todas las personas con las que nos encontramos, que estamos sanos, que nos sentimos bien, que vaya suerte la nuestra, que nos encontramos felices por la buena salud. ¿Por qué será?

              ¿Quiere decir esto que hay muchos más momentos de dolor que momentos felices en las vidas de las personas? No es así. Normalmente pasamos más tiempos neutros, sin episodios excepcionales ni de felicidad, ni de dolor, de la misma manera que pasamos más tiempo de nuestra vida, sanos que enfermos. Y llamo momentos neutros a momentos que, en realidad, los deberíamos calificar como excepcionales, como son el amanecer de cada día, ver una salida o una puesta de sol, sentir el canto de los pájaros, el olor de la tierra después de la lluvia, escuchar la risa inocente de los niños, sentir el abrazo de los que nos quieren, tener hambre y poder comer, y un sinfín de cosas más.

              Podemos llorar años la desaparición de un ser querido, pero no festejamos años el nacimiento de otro ser querido. Podemos lamentarnos mucho tiempo por la pérdida de un trabajo, pero no nos alegramos el mismo tiempo cuando lo encontramos y nos contratan. Podría seguir poniendo infinidad de ejemplos, pero no merece la pena, seguro que cada uno de vosotros puede pensar en su ejemplo favorito.

              Sabemos, al menos, todos los que nos asomamos a esta ventana, que energías iguales se atraen, sabemos que somos lo que pensamos, sabemos que el Universo nos regala aquello que permanece en nuestra mente con una cierta intensidad. Pero, es igual, somos incapaces de cambiar nuestro pensamiento, somos incapaces de mantener los sucesos buenos en nuestra mente durante más tiempo que los malos, somos incapaces de ser felices. ¿Será que nos gusta el sufrimiento?, ¿Será que no terminamos de creernos que somos energía?, ¿Será que, a pesar de todo, nuestro conocimiento, somos incapaces de dominar a la mente?, ¿Será que practicamos poco la mucha teoría que atesoramos?, ¿Será que no habremos integrado en nosotros nuestra divinidad?, ¿Qué será?


lunes, 19 de febrero de 2024

Propósito de vida

 

          Hoy escuché una frase, a uno de los muchos gurús, (no conozco su nombre), que nos regalan sus pensamientos elevados, con la que estoy, completamente, de acuerdo y me apetece compartirla con vosotros.




viernes, 16 de febrero de 2024

Vivir la vida (1 de 3)

 


Señor, concédeme

la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar,

valor para cambiar las que sí puedo y

sabiduría para discernir la diferencia.

(San Francisco de Asís)


Existen tantas maneras de vivir la vida física como seres humanos viviéndola, pero si hablamos de las sensaciones que llegan a sentir los ocho mil millones de vividores que pueblan el planeta, como consecuencia de cada una de las interacciones con el mundo, el número se reduce drásticamente. Podemos nombrar algunas: felicidad, alegría, satisfacción, bienestar, tristeza, miedo, sufrimiento, vergüenza, ira, asombro, amor, gratitud, esperanza, culpa.

Por supuesto, son muchas menos que ocho mil millones, pero se podrían agrupar aún más, hasta dejarlas reducidas a la mínima expresión:

-   Regodearse con el sufrimiento que van generando los acontecimientos del momento.

-  Alternar el sufrimiento con alguna de las técnicas leídas, aprendidas o escuchadas, para cambiar el devenir de tus miserias.

-       Aceptar.

La primera opción, la de regodearse con el sufrimiento es la más fácil, porque es un hábito arraigado en nosotros desde nuestra más tierna infancia. Solamente hay que observar cómo se desenvuelve el ser humano en sociedad, solo hay que observar cuáles son sus conversaciones, cuáles son sus comentarios y cuáles sus carencias, para determinar, sin temor a equivocarnos, que el ser humano es adicto al sufrimiento, adicto al dolor, adicto a la pena, a la tristeza y al miedo, de la misma manera que se puede ser adicto a las drogas, a la nicotina, a la comida o al alcohol.

            Y de la misma manera que para liberarse de la opresión de las adicciones físicas se ha de hacer un sobreesfuerzo y, puede que, incluso internarse en una clínica de desintoxicación, para liberarse de las adicciones emocionales se ha de realizar, también, un ejercicio de voluntad intenso, se ha de realizar un ejercicio de aceptación de la realidad de la vida, se ha de tener el convencimiento de que solamente con el dolor es imposible, no solo ser feliz, sino que es imposible hacer felices a los demás. Se ha de cambiar la creencia de que la felicidad es algo que nos llega del exterior como un regalo, sino que es un estado interior al que se llega por propia voluntad, sin tener en cuenta “el qué dirán”, sin esperar nada de nadie.

            No podemos liberarnos del sufrimiento por el mero hecho de pensar: “Desde mañana no voy a sufrir y voy a ser feliz”, porque el hábito de sufrir, es una enseñanza tan arraigada en nosotros, que deshacerse de ella es casi como ser infiel al amor de nuestros progenitores, que son, los que con su ejemplo, ¡nefasto ejemplo de sufrimiento!, nos han inculcado que es, no solo normal, sino casi un deber, sufrir con el padecimiento de los demás, y sobre todo con el padecimiento de los que nos quieren.


miércoles, 14 de febrero de 2024

Popurrí (Alma, ego, vida, muerte, felicidad, etc.)

 


Tenía una idea, pero no puede expresarla en un solo día. Fueron 3 los días que tardé en expresar la idea y al final, la idea se desvirtuó y salió este popurrí.

Una creencia es una actitud mental que consiste en aceptar una idea o una teoría, considerándola verdadera, sin tener el conocimiento o las evidencias de que sea o pueda ser cierto.

Los seres humanos tenemos en nuestro baúl de almacenaje mental una gran cantidad de actitudes mentales de este tipo. Con ellas intentamos complacer nuestras necesidades, a través de algún tipo de explicación más o menos verosímil.

Las creencias pueden cambiar y evolucionar, pueden desaparecer y generarse nuevas creencias. Hay que tener en cuenta que solo son un pensamiento y, ya conocemos la volatilidad del pensamiento.

He hecho un repaso de mis creencias, (son un montón), para reflexionar sobre ellas, para actualizar las que están desactualizadas, para modificar las que han ido evolucionando con el tiempo y para borrar de un plumazo aquellas que son inservibles y, completamente inútiles.

Y voy a comenzar con la que tenía que ser la última: La muerte. El pensamiento de que las creencias sobre la muerte tendrían que aparecer en último lugar solo es porque llega a nosotros como desenlace de la vida. Es como la bajada del telón en una obra de teatro.

A fin de cuentas, la vida es como una obra de teatro.

Se abre o se levanta el telón en el nacimiento. Alguien podría pensar, creencia), que el neonato llega a la vida sin participación alguna por su parte. Tremendo error, (otra creencia), el bebé llega a la vida en el momento preciso, (día y hora), en el que él establece, en el lugar que él ha decidido, con la forma física necesaria para llevar a cabo el trabajo organizado por él y con los padres consensuados, que suelen ser almas que están encarnando con ese bebé en el 99% de sus vidas, en diferentes papeles.

Cuando llegamos a la vida lo hacemos con el libreto, marcado a fuego, en el alma, en el que aparece reflejado el trabajo, escrupulosamente, planeado, para llevar a buen puerto, cada una de las actividades con las que se va encontrando el actor en cada una de las diferentes escenas que completan los diferentes actos de la obra de su vida.

El alma conoce el guion de la vida, pero quien tiene que controlar y gobernar la vida, que es el ego, no solo tiene un total desconocimiento del guion, sino que ni tan siquiera conoce que tal guion exista.

El ego es una especie de identidad personal que construimos a partir de nuestras enseñanzas, creencias, experiencias, deseos y necesidades. El ego es esa parte de nosotros que dice “yo soy”, “yo quiero”, “yo pienso”.

El ego es como un caballo salvaje que campa a sus anchas por nuestra propia vida eligiendo los acontecimientos para involucrar a su dueño sin tener en cuenta el plan de vida del alma, porque lo desconoce. Ni que decir tiene que el plan establecido por el alma, no se va a cumplir en su totalidad y, suerte tendrá si que cumple, al menos, en una parte.  

Y al finalizar la obra, tan contradictoria, de su vida, se cierra el telón, es decir, aparece la muerte. En ese momento finaliza el plan que había establecido el alma para la vida que acaba de finalizar. Habrá que esperar a otra oportunidad, (una nueva vida), para retomar el trabajo. 

El ser humano, durante todo el tiempo de vida, de esa vida, de la que desconoce que tiene un plan establecido, en el que aparece un trabajo a realizar y un conocimiento que adquirir, lucha con todas sus fuerzas para conseguir algo que casi nunca consigue: la felicidad.

Es triste. El ser humano no solo no consigue completar el plan establecido por el alma, sino que, ni tan siquiera consigue llevar a buen puerto el plan terrenal que el ego se ha marcado como objetivo.

Lo que el ego no sabe es que tiene al alcance de la mano la consecución de cualquier objetivo emocional que se proponga, siempre y cuando sea capaz de reconocer y aceptar sus propias limitaciones, necesidades y deseos, siempre y cuando sea capaz de trascender su propia ilusión y de conectarse con su verdadera esencia, que es conciencia sin forma, paz y amor.

Y para que eso ocurra, el ego solo tiene que activar una nueva función en su mente: Aceptar.

La aceptación es una actitud que consiste en reconocer y asumir una situación, un pensamiento, una emoción o un aspecto de uno mismo o del mundo, sin intentar cambiarlo o evitarlo. La aceptación puede ayudarnos a afrontar mejor los problemas, a aprender de nuestras experiencias y a encontrar una mayor paz interior. La aceptación no significa resignarse o conformarse con lo que nos ocurre, sino asumir la realidad y buscar soluciones o alternativas.

Esa actitud de aceptar que nos ayuda a encontrar paz interior es la antesala de la felicidad. Así el objetivo principal del ego estará cumplido.  


martes, 30 de enero de 2024

Memento mori

 


La muerte es algo que no debemos temer porque,

mientras somos, la muerte no es,

y cuando la muerte es, nosotros no somos.

(Antonio Machado)

 

          Los seres humanos nos encontramos inmersos en una desenfrenada carrera hacia una meta desconocida. ¿La nada?, ¿la muerte?, ¿Dios?

          Pero no solo es desconocida la meta, tampoco sabemos quién nos ha puesto en carrera, ni sabemos para que corremos. No sabemos nada, solo que tenemos que seguir corriendo, porque estamos subidos en una cinta sin fin que es la vida, que no se detiene ni un instante

          Aunque, en realidad, la meta de la vida no es tan desconocida. Porque no sabremos porque corremos, pero si sabemos que la carrera se acaba cuando, por alguna causa, existe una incapacidad total para que se realicen los procesos biológicos, que son los que animan la vida del cuerpo. Y ese es el final de la carrera.  

          Parece fácil deducir, por lo tanto, que la meta del ser humano es la muerte, pero, ¿después?, ¿después hay nada o existe una vida diferente?

          Somos muchos, ya, los que creemos que la muerte no es el final, sino una transición hacia otro estado o dimensión. Como decía Mahatma Gandhi: “Si la muerte no fuera el preludio a otra vida, la vida presente sería una burla cruel”.

          Pero, si al final de la vida física del cuerpo existe otra vida, (que podríamos llamar la vida del alma), entonces si que sería bueno saber para que corremos, para que vivimos, porque estar en la vida sin una razón, no solo parece una burla, parece ridículo.

          Si nos asomamos a la ventana de la vida, solo para observar el mundo, podremos comprobar que la vida es mucho más que ridícula. Es inhumana, despiadada, sanguinaria, salvaje, violenta, atroz, sin una pizca de piedad, de compasión, de misericordia, de humanidad.

          No puede ser esta sociedad sin entrañas la razón de la vida, ni sus líderes políticos, religiosos o de opinión, un referente o modelo a seguir. La razón de la vida no puede ser morir o matar, no puede ser robar, no puede ser mentir. La razón de la vida tiene que ir en consonancia con la vida del alma, esa que nos espera al otro lado de la muerte.

Y según lo que narran los que han estado, algún ratito, es ese otro lado, por experiencias cercanas a la muerte, todo lo que se vive en ese otro estado o dimensión es amor.

Por lo tanto, vamos a pensar y a creer que la razón de la vida es aprender a amar y pongamos manos a la obra, porque cuantos más seamos amando, podremos influir en el mundo más que los ambiciosos líderes que nos manipulan a su antojo, escondidos tras la máscara de los votos.


martes, 23 de enero de 2024

Vivir la vida

 


“Vivir es nacer a cada instante” 

Erich Fromm 

Dedica la vida a vivirla, no a vivir la vida de los demás. 

La vida es plenitud, y cada segundo que intentas vivir la vida de los demás dejas de vivir la tuya, dejas de vivir un segundo de tu tiempo que no volverá a repetirse, conviertes tu vida en una vida incompleta. 

La vida es demasiado hermosa para desperdiciarla, aunque sólo sea un segundo.

Desperdiciar la vida juzgando, opinando o criticando a otros es, además, un trabajo insulso, ya que ese otro al que estás juzgando, es posible que siga viviendo su vida tan feliz, sin enterarse de tus críticas o pasando de ellas, porque sencillamente no las necesita; estás desperdiciando tu vida para nada.


domingo, 21 de enero de 2024

El hilo conductor de la vida



 “A veces podemos pasarnos años sin vivir en absoluto, 

y de pronto toda nuestra vida 

se concentra en un solo instante.” 

Oscar Wilde

La vida es, sin ninguna duda, como un hilo conductor en el que se encuentran engarzados, como las cuentas de un collar, todos los acontecimientos de la vida y, todos movibles. Solo hay dos cuentas fijas, el nacimiento, que es el primer acontecimiento, y la muerte del cuerpo que es la última de las cuentas engarzadas en nuestro hilo de vida.

Por eso, nada es casualidad. Un acontecimiento da paso al siguiente, no importa el tiempo, solo importa que el aprendizaje del acontecimiento se haya dado para dar paso al siguiente. Cuando se cierra una puerta, de manera automática, se abre la siguiente puerta.

sábado, 20 de enero de 2024

El objetivo de la vida

 


             La vida física solo tiene un objetivo fundamental; solo se trata de amar y no amamos mucho, porque no se ama cuando se juzga, cuando se critica, cuando se pierde la paciencia, cuando se teme, cuando se siente culpa, cuando la alegría ajena no causa alegría, cuando se siente rabia, cuando se siente decepción o frustración por no conseguir un deseo, cuando se siente indiferencia que es opuesta a la compasión, a la empatía o la solidaridad.

 

jueves, 28 de diciembre de 2023

Sobre la vida (Diario íntimo de un babau)

 


  Jueves 28 de diciembre 2023

 

Nos pasamos años sin vivir en absoluto, y de pronto toda nuestra vida se concentra en un solo instante.

Oscar Wilde

 

 

“Todo el mundo habla del espacio como si no fuera nada. Pero, ¿cuál es el poder que permite a todas las cosas estabilizarse en sistemas orbitales? ¿Qué es aquello que sostiene vuestra tierra en el vacío? ¿Quién mantiene vuestra Vía Láctea, con sus diez mil millones de soles? ¿Qué es lo que los sostiene? ¿Qué es lo que hace que vuestro sol esté en su posición? ¿Y qué es lo que permite el paso de toda la materia? ¿Y cuál es realmente la autopista por la que viaja la luz? ¿Tú contestas: «Nada»? Enséñame nada que pueda sostener diez billones de soles y sus sistemas solares respectivos.

Estás aquí para crecer; estás aquí para crear la realidad, no para mantener el statu quo. Estás aquí para crecer en conocimiento, filosofía y luego en la verdad. Estás aquí para vivir, no para tenerle miedo a la vida. Estás aquí para utilizar tu cerebro en la creación de pensamientos y conquistar tu ignorancia”.

Los dos párrafos anteriores son escritos de Rhamta, que es el nombre de una entidad espiritual que supuestamente se comunica a través de una mujer llamada JZ Knight, que le permite usar su cuerpo para transmitir su mensaje a la humanidad. Según Knight, Rhamta es un antiguo guerrero de la mítica isla continente de Lemuria, que luchó en una batalla contra el ejército de Atlantis hace más de 35.000 años. Sus enseñanzas y sabiduría han sido plasmadas en numerosos libros sobre espiritualidad y mística.

Estaban aquí, como bailando, al final de lo escrito, seguramente para comentarlos en algún momento. Y me los encuentro hoy que he abierto el diario, después de 6 meses, para hacer un comentario sobre la vida. Comentario que me enrojece después de leer los párrafos de Rhamta.

El comentario completo era: Yo pensaba que tenía una vida de mierda, pero no, la realidad es que no tengo vida. Solo vegeto, solo existo, solo estoy.

Sin embargo, llegado a este punto, otros dos pensamientos han aparecido en mi mente: El primero ha sido, ¿por qué digo que no tengo vida? Pues porque no hago nada de lo que, realmente, me apetece. Solo me dedico a la casa, (cocinar, lavar platos, poner lavadoras, planchar, etc.) y a mi hijo, con el que estoy, ahora que tiene las vacaciones de verano, desde que se levanta hasta que se acuesta, un día tras otro. No leo, no escribo, no medito.

Pero, a la vez, aparece un segundo pensamiento: Lo que yo estoy haciendo desde hace 4 años, es lo que hacen millones de personas y, sobre todo, mujeres. ¿Pensaran ellas que no tienen vida o que su vida es una mierda?

Es una curiosa forma la que hemos elegido millones de personas para crecer, que es de lo que trata la vida, tal como dice Rhamta. Aunque, supongo, que crecerán más las mujeres que se sientes felices y orgullosas por ese trabajo, no remunerado, que realizan, que yo mismo, que no estoy nada satisfecho del trabajo que me he asignado para crecer.

martes, 21 de noviembre de 2023

Cerrando puertas

 


          Un ciclo es un espacio de vida, sin duración definida en el tiempo, en el que la persona desarrolla ciertas actividades, rodeada de un determinado grupo de personas. Así mismo, dentro de cada ciclo pueden establecerse una especie de miniciclos que son situaciones que se repiten y, se repiten y, se repiten hasta el aburrimiento en la vida de la persona, casi como si de un mal sueño se tratara. Estos miniciclos sólo son lecciones no aprendidas, y podemos tener claro que se van a repetir una y otra vez, sin ningún tipo de misericordia.                           

          El mayor de los ciclos, es el tiempo que comprende una vida, y de la misma manera que no permanecemos eternamente en la vida de la materia, no hemos de intentar permanecer tampoco en ninguno de los ciclos o etapas que comprende la vida. Intentar permanecer más tiempo del necesario hace que empiecen a no funcionar las cosas, hace que perdamos la alegría y la ilusión.

          No tenemos normalmente mucha conciencia de la finalización de las etapas, salvo casos excepcionales, en los que se siente que el ciclo en el que nos encontramos ha finalizado. Tenemos, por tanto, que permanecer atentos a las señales, que pueden ser de diferentes tipos, en función del tipo de etapa finalizada. Dichas señales, como pueden ser aburrimiento, desgaste excesivo en relación con personas, trabajo o cualquier otra actividad, son los síntomas de que debemos cerrar una puerta y encararnos hacia la siguiente.

          La finalización de cada etapa lleva consigo el inicio de un nuevo ciclo y, para eso, en función del tipo de cambio, no está preparada la sociedad, ni por supuesto nosotros, que somos una parte de esa sociedad. A la sociedad le gusta vernos revolcarnos en la miseria del presente, antes de aceptar cualquier tipo de cambio. Así, mientras nos revolcamos, la sociedad puede sentirse útil culpabilizándonos, compadeciéndonos y dándonos consejos. Sin embargo, si encaramos nuestra vida y realizamos los cambios que demanda nuestro corazón, ya tienen la frase preparada: “Estás loco”.

          No aceptar la finalización del ciclo y cerrar bajo llave la puerta de la etapa anterior, supone un desgaste de energía enorme, que hace que físicamente la persona deje de vivir para empezar a vegetar. Caminar dejando puertas abiertas, “por si acaso”, impide una vida plena.

          La vida es un continuo, y aferrarse a una etapa acabada es tratar de detener la vida, y la vida no se detiene. Aferrarse a una etapa finalizada puede hacer que la propia vida se pudra y huela tan mal como el agua estancada.

          No se puede vivir añorando situaciones del pasado. Hay que soltar las amarras, hay que cerrar los círculos, hay que cerrar las puertas. Es importante deshacerse de recuerdos, cambiar de casa, de ciudad, de país, si la situación lo requiere, hay que romper documentos, romper fotos y regalar libros.

Hay que tener en cuenta que negar los cambios es negar el propio crecimiento interior, porque los cambios externos pueden ser sinónimo de procesos internos de crecimiento.

Recuerda que nada ni nadie es imprescindible, y quien siente eso, solo son apegos. Deja que fluya la vida, suelta, despréndete de lo innecesario, cierra puertas, clausura, oxigénate, vive.

 

domingo, 5 de noviembre de 2023

El hilo conductor de la vida

 


La vida es, sin ninguna duda, como un hilo conductor en el que se encuentran engarzados, como las cuentas de un collar, todos los acontecimientos de la vida y, todos movibles. Solo hay dos cuentas fijas, el nacimiento, que es el primer acontecimiento, y la muerte del cuerpo que es la última de las cuentas engarzadas en nuestro hilo de vida.

Por eso, nada es casualidad. Un acontecimiento da paso al siguiente, no importa el tiempo, solo importa que el aprendizaje del acontecimiento se haya dado para dar paso al siguiente. Cuando se cierra una puerta, de manera automática se abre la siguiente puerta.

jueves, 31 de agosto de 2023

La vida y el río

 


La vida es como el agua que fluye por el lecho del rio, siempre igual, siempre en movimiento. Hasta parece la misma agua, monótona en su discurrir. Todo depende del observador. Unos se sienten hipnotizados por esa circulación constante, otros fascinados por los remolinos que se forman en el encuentro que el agua tiene con las rocas que despuntan en el lecho del río, otros permanecen embelesados con los peces que pasan su aburrida existencia buscando su sustento moviéndose a favor o en contra del discurrir de la corriente.

Pasa lo mismo con la vida. Cada observador va a prestar, más o menos atención, en función de sus creencias, de sus intereses o de su propia evolución personal.

viernes, 7 de abril de 2023

Jueves Santo

 


Jueves 6 de abril 2023

 

Hoy es Jueves Santo, festividad católico-cristiana, que conmemora la última cena que realizó Jesús con sus discípulos, según cuentan diferentes escritos y, cada Jueves Santo, la iglesia católica quiere que recordemos la experiencia del amor fraterno que Jesús quiso expresar en el gesto del lavatorio de los pies, que es expresión del amor hecho servicio.

Parece un buen día para reflexionar, y mi cerebro, desde primera hora de la mañana, lo ha sentido y ha comenzado con preguntas, un poco etéreas, ya que la respuesta a la pregunta que ha comenzado a hacer, con más insistencia, parece difícil de contestar.

La pregunta es: ¿Cuánto habré crecido a lo largo y ancho de mi vida?  Y este crecimiento no se refiere al cuerpo físico, ya que por lo que respecta al cuerpo estoy bastante crecidito. Se refiere a mi sabiduría. Ella es la que tiene que crecer.

La respuesta de cuanto he crecido no es tan clara como decir que dos más dos son cuatro. Es algo más complicado y, para tratar de acercarme a la respuesta, he partido de la idea del amor hecho servicio. Es decir, ¿hasta donde llega mi capacidad de servir?

Aunque antes de analizar la evolución de mi vida como servicio creo que sería bueno saber cual es mi punto de partida o, lo que es lo mismo, saber desde que nivel de sabiduría he comenzado la andadura de mi vida.

Tengo muy claro que todo es cuestión de creencias. Lo que yo creo es verdad para mí, así como lo que tú crees es verdad para ti. Y cada uno, tú y yo, nos vamos a mover por la vida en función de esas verdades que, por supuesto, no van a ser iguales, incluso, pueden ser opuestas, (aunque por eso no tenemos que pelearnos. Tenemos que respetarnos).

La misma sabiduría es, no solo, la aceptación de determinadas verdades, sino la actuación y el comportamiento, de manera coherente, en consonancia con dichas verdades. Es decir, pensar, hablar y actuar de manera congruente. O, lo que es lo mismo, se trata de actuar según lo que se habla y de hablar según lo que se piensa.

 Por lo tanto, pienso que, si analizo cada una de mis creencias, sobre la vida, sobre Dios, sobre la muerte, sobre el amor, sobre la Creación, entre otras, podré saber cuánto ha sido mi crecimiento.

Siempre me ha parecido que la vida y Dios son dos conceptos que parecen estar muy unidos. Lo pensaba en mi adolescencia y, lo sigo pensando ahora: “Si somos hijos de Dios y estamos en la vida, seguro que algo tiene que ver Dios con nuestra vida”. Hoy creo que son indisolubles.  

La pregunta que siempre me he hecho es si he nacido para hacer algo concreto, si tengo o, mejor, si cada uno de los seres humanos, tenemos una misión determinada que realizar en la vida. La respuesta a esta pregunta ha sido muy cambiante. Demasiado cambiante. Tanto que no me ha ido danto tiempo para ir asimilando las distintas creencias que han ido apareciendo en relación a la vida.

La primera creencia sobre la vida fue, totalmente, material, porque espiritualidad me enseñaron poca. Todo lo que hicieron mis enseñantes, sobre todo en el colegio, que era muy católico, con una gran influencia religiosa, fue aterrorizarme. Y huyendo de ese terror me volqué en la vida física. Entonces creía que, si no pensaba en una cosa, para mí no existía. Y aunque no sabía muy bien de donde procedía ese pensamiento, resulta que es coincidente con mi creencia actual sobre la vida: Yo puedo crear mi propia realidad.

Pero mejor sigo la secuencia, sin adelantar acontecimientos. Nací en una cuna católica, y eso marca mucho. Me enseñaron que Dios, es nuestro Padre que está en los cielos, que nos ama mucho, gracias a lo cual perdona nuestros pecados, si nos arrepentimos de ellos, pero que si morimos en pecado íbamos de cabeza al infierno. Teniendo en cuenta lo que contaban, entonces, del infierno, pensaba que “mucho amor no parecía tenernos nuestro Creador, cuando nos enviaba al fuego eterno, porque ¿qué padre, por mucho malo que hayas hecho, te castiga de manera tan terrible?

Para alejarme de tanto terror me olvidé del Dios que me estaban enseñando y me creé un Dios a mi conveniencia, pero eso hizo que se acabara mi religiosidad, antes de empezar, y comenzara a practicar una espiritualidad creada a la conveniencia de mis creencias.

Tengo que dejarlo aquí. Es muy tarde. Mañana sigo. 

sábado, 4 de marzo de 2023

Reflexiones



 Sábado 4 de marzo 2023

 

Es tan hábil y rápido el pensamiento que, cuando le damos un poco de espacio se desboca y nos presenta ideas de lo más variopintas, casi siempre referidas a lo que podrían ser nuestros más íntimos intereses.

Esto es lo que ha pasado por mi mente, esta mañana, bajo el agua de la ducha.

Cuando el ser humano encarna, lo hace sin memoria. Sin memoria de donde viene, si es que viene de algún lugar; sin memoria de lo que viene a hacer en la Tierra, si es que ha venido a hacer alguna cosa; sin memoria de cuál es su trabajo, si es que tiene que desempeñar algún trabajo determinado.

Entonces, cabría preguntarse: ¿será que el ser humano viene sin memoria, por algún tipo de acuerdo tácito, o que, realmente, viene sin memoria porque no tiene nada que recordar?

No se sabe, o ¿si se sabe? Es igual, porque como el ser humano no quiere dejar de existir, se han ido inventando fórmulas, desde el principio de los tiempos, en las que siempre existe un lugar, (distinto en función de cada una de las fórmulas), al que la persona, parece ser que se desplaza, de alguna manera, después de la muerte.

Pero esos lugares siempre son de destino, nunca aparece ninguno que sea origen o punto de partida. Por lo tanto, cabría pensar que permanece, de alguna manera, en el lugar al que va después de la muerte, esperando el momento de volver a nacer. Así que, se podría aventurar que el lugar de origen y el lugar de destino es el mismo.

Pero, ¿es importante saber, una vez en la vida, donde hemos estado antes de nacer? No estoy muy seguro de su importancia, teniendo en cuenta que hemos de librar la batalla de la vida ahora y no antes de nacer ni después de morir.