El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




Mostrando entradas con la etiqueta Dar. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Dar. Mostrar todas las entradas

lunes, 16 de junio de 2025

Ciento por uno

 


Querido Dios: 

        Hoy me encuentro frente a Ti, buscando palabras que puedan expresar todo lo que llevo dentro. Mi corazón está cargado de pensamientos y emociones que, aunque difíciles de articular, necesitan ser compartidos contigo, porque sé que eres quien mejor puede comprenderme. 

Desde hace mucho tiempo, siempre he tratado de ser una persona generosa, alguien que da sin calcular ni medir. En los momentos en que he tenido abundancia, he compartido con alegría y con una profunda gratitud. No he escatimado cuando me pedían ayuda, cuando alguien necesitaba un empujón en los momentos difíciles. He dado con las manos llenas, sin temor y sin reservas, porque creía en la belleza de la generosidad, en el poder transformador de ayudar a los demás. 

Sin embargo, ahora que mi realidad ha cambiado, siento que esa generosidad que antes irradiaba, ha quedado relegada. No es que haya desaparecido de mi corazón, pero me encuentro en una posición vulnerable: una donde las fuerzas se agotan y las necesidades se acumulan. Y lo que me duele profundamente es que, en esos momentos de dificultad, cuando he necesitado apoyo, no siempre lo he encontrado. 

Se habla mucho de la promesa de "recibirás ciento por uno". Una frase que durante mucho tiempo creí fervientemente. Pero ahora que estoy aquí, reflexionando sobre mi camino y sobre las pruebas que he enfrentado, esa promesa me parece más un eslogan. ¿Es realmente cierta? ¿Es algo que puedo esperar con confianza, o simplemente una expresión creada para consolar al que da y motivar al que pide? 

Porque, querido Dios, si soy honesto, cuando más necesitaba ese "ciento por uno", no siempre se manifestó en mi vida. No digo que nunca haya recibido ayuda ni bendiciones, pero las circunstancias han sido tan retadoras que, muchas veces, tuve que luchar incansablemente para salir adelante. Sentí como si estuviera solo, navegando en un mar turbulento, buscando un puerto seguro que nunca llegaba. 

Sé que la vida está llena de caminos misteriosos, que hay un equilibrio que a veces no podemos entender. Pero en este momento, me cuesta encontrarle sentido. ¿Acaso lo que damos realmente regresa a nosotros? ¿Existe un balance divino, una justicia que retribuya nuestros actos de bondad? Porque cuando miro hacia atrás, y analizo todo lo que he dado, no puedo evitar sentir que ese "ciento por uno" ha sido más bien una meta inalcanzable. 

No estoy aquí para reprochar ni para exigir explicaciones, sino para buscar claridad. Para tratar de entender el propósito detrás de estas palabras. ¿Qué significa realmente esa promesa? ¿Es algo que debe ser aceptado sin cuestionar, como un acto de pura fe? ¿O hay algo más profundo que aún no he alcanzado a comprender? Porque, aunque me esfuerzo por mantener mi fe intacta, las dudas a veces se apoderan de mí. Y me pregunto, ¿qué sentido tiene dar sin medida, si al final, cuando me encuentro necesitado, no siempre recibo lo que se promete? 

A pesar de todo, no pierdo la esperanza de entender Tu mensaje. De descubrir lo que realmente intentas enseñarme a través de estas experiencias. Porque sé que hay una sabiduría infinita en Ti, una perspectiva que trasciende la comprensión humana. Y quiero aprender de esa sabiduría, quiero encontrar respuestas que me ayuden a entender mi propósito y a aceptar las pruebas con mayor serenidad. 

Por último, querido Dios, quiero agradecerte. No porque todo esté claro, ni porque tenga todas las respuestas, sino porque sé que estás aquí, escuchando mis palabras y acompañándome en este camino lleno de retos. A pesar de las dudas, a pesar de las preguntas sin respuesta, no dejo de creer en Tu amor. Y aunque me cuesta entender sus formas, sé que Tu presencia es constante, incluso en los momentos en que me siento perdido. 

Gracias por permitirme abrir mi corazón ante Ti, con transparencia y sin miedo. Por escucharme con paciencia, por sostenerme con Tu fuerza invisible. Mi fe sigue viva, aunque a veces vacile, y mi esperanza permanece, incluso en los días más oscuros. 

            Con humildad y gratitud, 

CARTAS A DIOS – Alfonso Vallejo

jueves, 5 de junio de 2025

Recibes lo que das

 


El que se equivoca, se equivoca contra sí mismo; el que comete injusticia se hace injusticia a sí mismo, pues el mal que hace es contra sí mismo.

MARCO AURELIO