El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




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jueves, 13 de junio de 2024

Ahora mismo es el mejor momento

 


          Cada amanecer, al abrir los ojos, se nos presenta una nueva oportunidad para reinventarnos. No solo cada día, sino en cada momento que respiramos, podemos decidir cambiar el rumbo.

Es la oportunidad de pedir perdón por esas palabras que escaparon de nuestros labios y que han dejado una sombra de incomodidad en nuestro ser.

Es la oportunidad de administrar mejor nuestro tiempo, ese que a menudo decimos que escasea, mientras nos perdemos en un mar de trivialidades en las redes sociales, consumiendo contenido que ni siquiera consideramos auténtico.

Es la oportunidad de enriquecer nuestra mente leyendo un poco más, o de plasmar nuestros pensamientos en ese diario que desde hace tiempo danza en nuestra imaginación. Y sí, el tiempo es un recurso limitado, pero es nuestra responsabilidad gestionarlo sabiamente.

Es la oportunidad de ser agradecidos, de valorar lo que tenemos. Muchas personas anhelan aquello que damos por sentado, mientras nosotros nos consumimos en lamentos por lo que creemos que nos falta.

Es la oportunidad de dedicarle más tiempo a tu familia. Deberían de ser tu prioridad. Haz que tu principal objetivo en la vida sea su felicidad.

Es la oportunidad de meditar, de buscar un encuentro profundo con nuestro interior y con lo divino.

No dejes pasar este instante. Es el momento perfecto para dar el primer paso hacia una vida renovada. Atrévete a dejar atrás lo que fue y abraza con esperanza lo que está por venir. Este es tu momento de transformación, donde cada elección es un paso más hacia tu serenidad, tu felicidad, tu alegría y, posiblemente, a tu propósito de vida que, aunque desconocido, puedes asegurar que cada insatisfacción interior es una prueba fehaciente de que estas caminando lejos o separándote de ese objetivo.

 ¡Comienza ahora, comienza fuerte, comienza con propósito!


miércoles, 5 de octubre de 2022

El tiempo todo lo cura

 




Capítulo X. Parte 6. Novela "Ocurrió en Lima"

Sacando unos marcos de fotos, de una de las cajas, recordé las fotos que el padre de Indhira tiene en la mesa de su despacho y, entonces, fui consciente de que llevaba veinticuatro horas sin acordarme de Indhira, ni de mi desastrosa despedida del sábado anterior. Es cierto que el tiempo lo va curando todo, porque ya no me parecía tan desastrosa como en un principio.

No cabe ninguna duda de que nuestro estado emocional está conectado, por completo, al pensamiento. Un día intenso de trabajo, sin tiempo para pensar, ha sido suficiente para dejar de lado toda la parafernalia asociada a la mente. No me he sentido mal por mi actuación con Indhira, ni me he sentido ni bien ni mal por la impresión que causó en mí, ni tan siquiera le he dado vueltas a la progresión o a las regresiones realizadas con Ángel, ni me he cuestionado que estaba haciendo abriendo cajas para Diana, a la que ayer no conocía. ¡Cuánto poder tiene el pensamiento!

Comenzaba el trabajo, propuesto por Ángel, de amarme a mí mismo, aprendiendo, primero, a compararme con otros más bajos, más feos o menos inteligentes que yo y, segundo, dejando de compararme. Ahora me atrevo a añadir un nuevo punto, centrarme, con total atención, a lo que sea que esté haciendo, en cada momento. Es lo que Ángel define como “todo está bien”. Pero, también, he aprendido otra cosa: Nadie aprende en cabeza ajena. De poco sirven los discursos. Es mucho más importante un segundo de práctica que toda la teoría del mundo.

A las siete de la noche el departamento de Diana estaba en perfecto estado de revista. Nadie hubiera dicho que se había mudado la tarde anterior. Hasta colgamos algunos cuadros y fotos, que le hacían ilusión,
en el salón y en su habitación.

Durante unos momentos tuve una ligera discusión con mi pensamiento. Él insistía en que debía de irme a casa, haciendo una despedida parecida a la que le había hecho a Indhira. Mi opinión era diferente. Pensaba que estaba sola y que se sentía desprotegida. No es que quisiera convertirme en su protector, pero no podía dejarla abandonada sin más.

Ganó mi opción y le ofrecí a Diana cenar antes de despedirnos. Yo me encargué de pedir algo para la cena.

Estábamos los dos tan cansados que, una vez terminada la cena, decidí despedirme.

-    ¿Estarás bien? –le pregunté mientras me levantaba para irme a casa.

-    Si, Antay. Muchísimas gracias. Has hecho hasta bonito el que podía haber sido el peor día de mi vida. Te lo agradezco infinito. Nunca llegarás a entender el bien que me has hecho. Nunca lo olvidaré.

-    Bueno, Diana, no exageres. Cualquiera hubiera hecho lo mismo. Descansa. ¡Hasta mañana!

viernes, 16 de septiembre de 2022

No hay tiempo sin materia



Capítulo VIII, parte 4. NOVELA "Ocurrió en Lima" 

Seguimos caminando en silencio y así llegamos cerca de mi departamento.

-    ¿Te apetece comer algo en el restaurante que está al lado de tu casa?, te invito. Así te ahorras cocinar.

-    Pues sí. Acepto.

Observando como hablaba con el camarero, sobre el plato del día, se fueron las dudas sobre si le podían ver el resto de personas. 

-    Ángel, hice una regresión el sábado y apareciste tú.

-    ¡No me digas! –Ángel parecía sorprendido- y ¿qué pasó?

-    Me volviste a hablar del amor. Me dijiste que no tenía ni idea de lo mucho que Dios me ama y de todo lo que tenía preparado para mí. ¿Cómo puede ser que estuvieras en este lado y al otro lado simultáneamente?

-    ¿No estabas tú? Si estabas tú ¿por qué no podía estar yo? –era una formulación lógica.

-    Si claro, tienes razón. Pero ante un hecho de esas características se me ocurren algunas preguntas:

>> Dando por sentado de que fue real y que no fue una invención de mi mente, ¿cómo puede ser que estuviéramos en dos formas diferentes, encarnados y sin cuerpo?, ¿cómo se puede obviar o transcender el tiempo?

-    Supongo que recuerdas lo que hablamos de la energía.

-    Si, lo recuerdo –como no sabía muy bien cómo funciona eso de que somos energía, no podía entender por qué comenzaba la explicación volviendo a la energía.

-    Perfecto. Cuando conversábamos sobre la energía decíamos que todo lo es. Sabes que la energía son átomos vibrando. En función de la vibración de esos átomos así será la calidad de la energía.

>> ¿Sabes cuál es la energía más sutil o, si quieres que lo diga de una manera más entendible, la de mejor calidad?

-    ¿Dios? –fue más por deducción que otra cosa.

-    Es correcto. Entre nosotros y Dios existen muchas calidades de energía. Si consigues elevar tu vibración estás elevando tu nivel de percepción y tu poder personal, en cuanto a temas espirituales se refiere.

>> En cada nivel de energía hay un conocimiento y un poder de sanación. Dependiendo del grado de vibración que consigas tendrás acceso a ese conocimiento y a ese poder de sanación.

>> Se eleva la vibración de tu campo energético en relajación, meditando, orando, absorto, observando una puesta de sol, el crepitar del fuego o el batir de las olas. Es decir, sin pensamientos. Por eso en la regresión pudiste establecer contacto con otras entidades, porque tu nivel de vibración era mucho más sutil que es lo mismo que te ocurre cuando meditas.

>> Y después, está el tema del tiempo. El tiempo es un concepto ligado a la materia y, por lo tanto, a energías de baja vibración. Más allá de la materia no existe el tiempo, por eso se puede tener acceso, en una regresión, a otros momentos de otras vidas, porque sin materia todo es presente.

-    Pero yo seguía teniendo cuerpo. ¿Qué vibración es la que se hace más sutil?, -la verdad es que no entendía mucho.

-    La de la energía que te envuelve, es decir, tu aura. Tu aura está formada por nueve capas que corresponde cada una a un plano diferente. Eso es lo que se expande. Lo mismo pasa con los sueños o los viajes astrales. Por eso, una vez que la vibración vuelve a ser la que tienes normalmente, al despertar o terminar una meditación, todo se olvida en un instante. ¿Entiendes un poco más? –quiso asegurarse Ángel.

-    Creo que sí, pero me surge otra duda: Si no existe el tiempo al otro lado de la materia ¿Cómo se van presentando las distintas situaciones programadas?

-    Normalmente no se programan las situaciones con fecha y hora. Se programan por cumplimientos, por avances, por aprendizajes. Es decir, cuando haya ocurrido un determinado evento se va a presentar el siguiente. Y eso puede pasar en un intervalo de un minuto o de cincuenta años. ¿Lo entiendes?

-    Sí. Entiendo, entonces, que yo programé un mes de agosto muy completo, con eventos muy seguidos. O, mejor dicho, más que un mes de agosto, un tiempo después de equis tiempo sin trabajo. Me encuentro contigo, me pones en contacto con Indhira. Trabajo para su papá y, aquí estoy otra vez hablando contigo.

-    ¿Te apetece hacer otra regresión? –me sorprendió la pregunta de Ángel.

-    Sí, pero no entiendo.

-    Pronto lo entenderás. ¿Me invitas a un café en tu casa? –este hombre no dejaba de sorprenderme.

-    Sí. Vamos. 

jueves, 1 de septiembre de 2022

El tiempo es ahora


Capítulo V. "Ocurrió en Lima"

Amaneció un domingo más en la historia de mi vida. Y como el anterior y el anterior y un sinfín de ellos más, en mi aburrida vida, lo iba a pasar acompañado por mí mismo. Pero ese domingo yo no era el mismo que los domingos anteriores. Tenía sensaciones extrañas. ¿Sería esa tontería del amor? No, no podía ser. Solo es que estaba un poco impresionado por la belleza de Indhira, por su trabajo, por su conversación, por las virtudes que parece que atesora, por su alegría, en fin, que estaba impresionado con Indhira. El caso es que la noche anterior tardé en dormirme pensando en ella y en mi burda despedida. No sé si soñaría con ella, porque no lo recuerdo, pero sí que fue mi primer pensamiento en la mañana.

Tenía que dejar de pensar en ella porque no me llevaba a ningún sitio y mantener el pensamiento y la emoción, que acompañaba a ese pensamiento, me daba la sensación de que no era bueno para mi estabilidad emocional. Esto se pasará con el tiempo, pensaba, porque el tiempo puede con todo.

Me levanté sin ganas de cocinar y, como el día anterior el almuerzo fue de cinco tenedores, decidí sacar del congelador unas lentejas congeladas. Estaban exquisitas. Cuando cocino lo hago para varios días y voy congelando, así siempre tengo reservas. Tengo que confesar que soy un excelente cocinero.

En realidad, no solo no tenía ganas de cocinar, no tenía ganas de nada. Me encontraba un poco apático. Indhira seguía dando vueltas por mi pensamiento a pesar de haber puesto música y de ir tarareando las canciones que iba escuchando.

Tenía que probar otro remedio y me senté a meditar.

Las instrucciones dicen que hay que mantener la espalda recta, pero es un poco incómodo para mí, teniendo en cuenta que no estaba acostumbrado, así que transgrediendo las normas me senté en el sofá y me recosté hacia atrás. Eso sí, los pies los tenía bien apoyados en el piso.

Comencé como la vez anterior a llevar la atención a la respiración. Conseguía mantener la atención dos respiraciones y, a la tercera, en vez de sentir el aire entrando por la nariz, sentía a Indhira entrando por mi cabeza, acomodándose tanto, en mi interior, que no había manera de sacarla de mi pensamiento con la exhalación.

Cantar no me había funcionado y la meditación tampoco. Fue, entonces, cuando mi pensamiento me sugirió una combinación de ambas, meditar cantando.

 Se me ocurrió cantar el Ave María mientras intentaba mantener la atención en la respiración. Y funcionó. Al cabo de un tiempo, que no sé si fue mucho o poco, me encontré solo respirando, sin cantar y sin dejar espacio para que entrara Indhira.

-    Con un poco de miedo se me ocurrió preguntar- ¿Sigues ahí?

-    No había terminado de pensar la pregunta, cuando llegó la respuesta de inmediato- Siempre estoy.

-    Tengo miedo –tenía que abrirme y ser honesto.

Si era Dios yo ya sabía que lo sabe todo de todos y en todo momento y, si era mi pensamiento, por supuesto que sabía de mi miedo. Pero como por la conversación anterior me daba la impresión que no es muy parlanchín y dice solo lo que a Él le interesa, que supongo que es lo que necesito saber, traté de llevar la conversación al tema que me ocupaba. Incluso si preguntando directamente era muy parco en las respuestas, pensé que si andaba con rodeos aun sería peor. Por eso sentí o pensé, aunque, en realidad, no sé muy bien si fue una sensación o un pensamiento, que lo mejor sería abrir las puertas de mi corazón y de mi mente.

-    Lo sé –realmente era muy escueto en sus respuestas.

-    Tenía miedo de meditar por no encontrarme contigo y hoy se ha activado un miedo antiguo, tengo miedo de tener una relación para no sufrir cuando se acabe.

-    Encontrarse conmigo no parece tan malo, o ¿sí? –preguntó.

-    Tienes razón, no es malo. Es agradable y serena el ánimo.

-    En cuanto al miedo a tener una relación, respóndete a estas preguntas, ¿y lo que me pierdo?, ¿y si no se acaba? Te puedo dar una idea, trabaja para que siempre sea como el primer día. Se puede hacer. Solo tienes que vivir con atención, trata a tu pareja como si fueras tú mismo, que todo tu trabajo sea hacerla feliz, hacer que se sienta bien, que se sienta importante.

-    Y si a pesar de todo eso se va, ¿qué? –supongo que como es Dios ya tendría conocimiento de mi fracaso anterior.

-    Pues la dejas ir con respeto, con generosidad y con amor. Porque, como se supone que la sigues amando, vas a desear, siempre, lo mejor para ella. Y si ella cree que separándose de ti va a ser feliz, ayúdala a que lo consiga.

-    Para hacer eso que dices hay que ser una persona muy centrada emocionalmente.

-    No, mi querido Antay, solo hay que amar.

>> Por si no lo has escuchado nunca ya te lo digo yo ahora: El miedo es lo contrario del amor. Quien teme es porque no ama. ¡Ámate!, ama a los demás y al miedo no le quedará espacio porque todo estará ocupado por el amor. Es como cuando le das al interruptor de la luz, no queda espacio para la oscuridad.

>> En nuestro encuentro anterior te decía que tenías que aceptar la vida. Añade una nueva consigna, vive con atención.

>> Tu problema es que siempre has estado en un sitio queriendo o pensando estar en otro.

>> Tienes que vivir un minuto tras otro sin pensar en que pasará más allá del minuto. Tienes que vivir ahora, ser feliz ahora, sufrir ahora, si fuera necesario. Pero, estropear un momento agradable, pensando que ese momento podría llevarte a otro momento de sufrimiento, no parece algo muy sensato.

>> Reflexiona Antay, reflexiona –y se acabó la conversación.

Me quedé solo con mi respiración y el silencio.

Seguí sentado escuchando el silencio que me envolvía. Era como si hubiera entrado en una especie de círculo, que podría denominar sagrado, porque sentía que era un lugar vetado hasta para los pensamientos. Ni tan siquiera sentía la respiración. Solo sentía el silencio.

Mi cuerpo fue quien decidió, después de una hora de permanecer en ese estado, que era suficiente meditación y lo hizo haciéndome sentir un terrible dolor de espalda. Necesitaba ponerla recta y, en ese momento, se acabó la meditación.

Era el momento de seguir los consejos de Dios y reflexionar.

La reflexión me llevó de inmediato a Indhira y mi pensamiento aprovechó la coyuntura:

-    Llámala -gritó como si estuviera loco- y le puedes decir que te sentó mal la puesta de sol y por eso saliste corriendo como un furtivo. Como es buena chica y la impresionaste no lo tendrá en cuenta.

-    ¿Tú crees que la impresioné? –ya estaba, de nuevo, conversando con mi pensamiento.

-    Si no la hubieras impresionado no habría ido a almorzar contigo ni te hubiera aguantado cuatro horas más –a veces, como ahora, mi pensamiento inconsciente, ese que no se sabe de donde aparece, tiene más claridad que mi propio pensamiento consciente, y continuó- ¿Por qué no haces recuento de todo lo que te has perdido por culpa de ese miedo? Por esta chica merece la pena arriesgarse y dejar de lado tu miedo.

-    Creo que tienes razón, es especial –y seguí razonando con mi pensamiento- pero ¿sabes algo?, el miedo no es ese sentimiento que me impulsa a creer que algo irá mal, no, es más una creencia de que esto del amor es una quimera.

-    Pues será una quimera, pero tú lo estás pasando fatal y, eso que solo has estado un día con ella. Llámala ya y deja de darle vueltas.

miércoles, 24 de agosto de 2022

Diario íntimo de un babau (4) El tiempo

 



Sábado 20 de agosto 2022

 Si como dicen los “maestros” el tiempo no existe, ¿Cómo puede ser que esté ahora sentado en una cafetería haciendo tiempo?

 

Si diario, ya sé que te hago trabajar sábados y domingos, pero es cuando dispongo de un poco más de tiempo, y como disfruto más escribiendo y leyendo que viendo la tele, aquí estoy como un pequeño o gran dictador ocupando tu fin de semana. Además, creo que hacemos un buen equipo, como lo pueden hacer las fresas y la nata, las uvas y el queso, el whisky con hielo o los amantes de Teruel.

Me vas muy bien. Porque, con mi verborrea y mi dispersión, cuando necesito meditar sobre algún tema, gracias a ti puedo poner sobre el tapete todas las opciones, y ver así, con una sola mirada, todas las posibilidades sin quedarme enganchado en la primera parte de la solución, de la misma manera que se esparcen, boca arriba, las piezas de un puzle para tener más fácil su resolución.  

Son las 10 de la mañana. No hace mucho frío. Estoy en la terraza, al lado de una de esas estufas de exteriores, de “La Baguette”, que como dice su publicidad es café, restaurante, panadería, pastelería y mucho más. Estoy haciendo tiempo hasta las 11:30, hora en la que tengo que recoger a mi hijo que está haciendo un taller de “legos” a 5 minutos de aquí. Así que aprovecho esta hora y media para comer un pincho de tortilla y tomar un jugo de naranja y un chocolate caliente y, por supuesto, para marear a mi diario.

A mi alrededor están todas las mesas ocupadas. Es un buen sitio para desayunar o para tomar alguna cosita con amigos o familiares. Siento un poco de vergüenza porque todos los que están solos y muchos de los que están acompañados, están ampliando los beneficios de Movistar, Claro, Entel o Bitel, que son las empresas de telefonía en el Perú. Soy como una oveja negra. No estoy mirando mi celular, estoy escribiendo. ¡Que bochorno!, ¿qué pensarán de mí?

Y si supieran que estoy escribiendo tonterías, aun sería peor. Claro, ellos no saben que soy un babau.  

Esta mañana bajo la ducha pensaba que cada gota de agua es como un bit de información que penetra, con suavidad, por cada poro de mi cabeza, hasta depositarse en alguna de las pocas neuronas que todavía se mantienen activas en mi cerebro. Y es cuando varios bits se depositan en la misma neurona, que completan una información. Eso ocurre algunas veces y salgo de la ducha con una o varias ideas en mi cabeza. Unas lógicas, que parecen ser la respuesta a alguna pregunta que llevaba ya cierto tiempo dando vueltas por mi cerebro o, la solución de algún problema que, también, se paseaba, con todo descaro de la cabeza a cualquier punto de mi aura para desequilibrar, con el miedo, la inseguridad o la duda que genera el problema, mi estado emocional. Y, otras, no tan lógicas.

Hoy ha sido uno de esos días en los que la idea, más que solucionar un problema, ha acrecentado aún más mis dudas. Se trata del concepto “tiempo”. Sali de la ducha con la pregunta: Si no existe el tiempo al otro lado de la vida y los que están allí nos están viendo de manera permanente, ¿cómo se computarán nuestros 20, 40, 60 u 80 años? Solo hubo pregunta, no llegó respuesta.

Pues el tiempo ha pasado volando. Son las 11:15 y tengo que ir a buscar a mi hijo.

 

Domingo 21 de agosto 2022

 

Hoy domingo, sentado, cómodamente, en casa, sigo dándole vueltas al tiempo.

Una vez hice una canalización con una médium y estuve hablando con mi padre, que había fallecido hace 40 años y, en la despedida, le dije “hasta pronto”, a lo que él respondió, “pronto para mí, pero a ti aún te queda tiempo”.

En 4 ocasiones a lo largo de mi vida he tenido una experiencia curiosa con el tiempo. Me impresionaron tanto que las recuerdo como si hubieran ocurrido hace 10 minutos. En ellas estaba haciendo un trabajo, (los 4 eran diferentes), en el que estaba tan concentrado que después de hacer el trabajo, que yo pensaba que había durado entre 2 y 3 horas, resultó que no habían pasado ni 15 minutos en el reloj.

Fueron sensaciones extrañas. Cómo si se hubiera detenido el tiempo. Pero el tiempo no se detuvo. Lo que fue diferente fue el cómputo. Y pienso que, incluso, el computo podría haber sido más pequeño de los 15 minutos, si la concentración hubiera sido absoluta. Y me pregunto, ¿mi cuerpo, en ese tiempo, envejeció 3 horas o 15 minutos?

Creo que, con una atención del ciento por ciento, a lo que va ocurriendo en la vida, el tiempo, en el reloj, sería “0”. ¿Envejeceríamos?

Meditando en el silencio, en la nada, también me ha pasado, pero no ha sido, para mí, tan llamativo como en esas 4 ocasiones, porque ellas han sido en la vida de cada día, no haciendo un inciso para sentarme a meditar.

Yo sé que una atención completa, de manera permanente, es imposible. Pero sería magnifico conseguirla en el quehacer de cada día. Sería burlar a la materia. Y sin materia no hay tiempo.

En fin, ya ves, diario, en que ocupo mi pensamiento. Cosas de ser un babau.

martes, 9 de febrero de 2016

Pensamientos a través del tiempo

         Con mucha, o mejor, con demasiada frecuencia nos encontramos atados al tiempo: “Se me hace tarde”, “Mañana vamos a realizar el…”, “Las Navidades pasadas”, “Las próximas vacaciones….”, “Nos vemos en una hora”.

          Pero ¿Qué es el tiempo? Los estudiosos lo definen como una magnitud de carácter físico que se emplea para realizar la medición de lo que dura algo que es susceptible de cambio, o también como una dimensión física que representa la sucesión de estados por los que pasa la materia.

         Parece claro. Sin embargo, basándome en la propia experiencia, la sensación de duración del paso del tiempo, de “mi tiempo”,  parece fluctuar en función de mi propio estado emocional, y es claro que hace variar mi conciencia  de apreciación del tiempo. Cuando me encuentro bien, a gusto, enfrascado en la realización de una actividad que me apasiona, el tiempo se encoge, se reduce, pasa rápido; mientras que si la actividad es un tedio, el tiempo se alarga indefinidamente y no termina de pasar.



         Y por la noche, cuando no está de vigilia la conciencia, la apreciación personal es de no tiempo, porque tampoco está el “yo” para apreciar nada, está descansando. Todo lo cual nos lleva a pensar que el tiempo es una apreciación del “yo”, por lo tanto si el “yo” no está presente, no hay tiempo. Si ya sé que el reloj sigue corriendo, pero a mí que más me da si “yo” no estoy presente.

         Toda nuestra vida es una apreciación personal, es la propia conciencia, es el propio “yo”. Cuando viajo al pasado hay nada, todo está en mi recuerdo, recuerdo un día, recuerdo una hora, recuerdo una situación, todo convenientemente filtrado por el arel de mis propias creencias; pero curiosamente para dos personas que han vivido el mismo pasado los recuerdos son diferentes, porque es la conciencia de cada uno. Cuando viajo al futuro me encuentro lo mismo: nada.

         Solo existe lo que llamamos tiempo cuando se da la conjunción del “yo” y del ahora. Aunque más que tiempo es el continuo de la materia. Pero si siempre estuviéramos en el ahora, (que es donde deberíamos estar), ¿Para qué el tiempo?, aparte de para fichar en el trabajo a la hora y cosas similares.

         Al otro lado de la vida, ni tan siquiera existe ese continuo de la materia, porque no hay materia. Para los que están al otro lado de la vida todo es ahora, pero no solo aquello que es ahora para los que estamos en la materia, sino lo que nosotros consideramos como pasado o como futuro. Para ellos todo es ahora, no existe ni el tiempo ni el continuo de la materia. (Tampoco lo necesitan, no tienen que fichar).

         Está claro que mientras estemos aquí, en la vida, no vamos a poder desligarnos completamente del tiempo o de ese continuo de la materia, pero sí que parece clara la relación “tiempo, materia”, lo cual nos lleva a la conclusión de que mientras más esclavos seamos del tiempo parece que permanecemos más atados a la materia. Lo cual no quiere decir que un impuntual sea un ser más elevado, no, solo es un ser más irrespetuoso, porque todavía estamos en la materia y para desligarnos de ella necesitamos cultivar todas las virtudes Divinas, y una de ellas es el respeto.

         Cuando consigamos avanzar en esas virtudes y podamos ir descontando, en lugar de sumar, el numero de encarnaciones, posiblemente necesitemos un secretario que nos vaya recordando los eventos a realizar, ya que entonces sí que estaremos realmente con “los pies en la Tierra y la cabeza en el Cielo”, y no existirá el tiempo cuando lleguemos a ese estado.