El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




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viernes, 8 de marzo de 2024

Libertad

 



La libertad, según el diccionario, es la capacidad de la conciencia para pensar y obrar según la propia voluntad. La libertad es el estado o condición de quien no es esclavo.

En términos generales, se refiere a la capacidad de actuar, elegir y tomar decisiones sin restricciones externas excesivas o coacciones indebidas.

El estado de libertad define la situación, circunstancias o condiciones de quien no es esclavo, ni sujeto, ni impedido al deseo de otros de forma coercitiva. En otras palabras, aquello que permite a alguien decidir si quiere hacer algo o no, lo hace libre, pero también lo hace responsable de sus actos en la medida en que comprenda las consecuencias de ellos.

Según esto, existe un buen número de personas en la Tierra que, sin ser oficialmente esclavos, no pueden considerarse libres, porque no pueden decidir por sí mismos, o no pueden expresar libremente sus pensamientos o sus anhelos más profundos. Seguro que en la mente de todos están los lugares del mundo donde se discrimina por razón de sexo, o por razón de opción política, o por tendencia sexual, o por el color de la piel, o por el volumen del extracto de la cuenta corriente, o por creencias religiosas, o por un sinfín de cosas ridículas más, que por muy ridículas que puedan parecer a los que no las sufren, hacen la vida imposible por su estado de esclavitud, no reconocida, a millones y millones de personas.

Pero no es el objeto de esta entrada enumerar dictaduras, sean del color que sean, o enumerar países xenófobos, o nombrar países homofóbicos, capitalistas o corruptos. No. El auténtico objeto de la entrada era hacer una loa a la libertad como uno de los bienes más preciados del ser humano.

Pero llegado a este punto se llena mi mente con una pregunta: ¿Es realmente libre el ser humano? Imaginemos el estado perfecto. ¿Serían realmente libres todos los habitantes de ese paraíso?, ¿No existiría ningún impedimento para que cada uno hablara y obrara según su conciencia?, (pensemos que al ser un lugar tan idílico todos sus habitantes actuarían siempre eligiendo la opción al bien). Pues, a pesar de eso, no serían libres, porque todos tendrían como gobernador principal de sus actos al dictador más poderoso que puede existir: “La mente”. La mente, por la que se pasearía la envidia, la crítica, los celos, la ira, la tristeza o el dolor, solo por nombrar algunos de los carceleros más depravados que puedan existir.

Para que el ser humano sea realmente libre tiene que dominar a su mente, ya que hasta entonces permanecerá subyugado a los caprichos de esta.

Puede parecer un poco drástico, pero no lo es, en absoluto, ya que es la mente la que impide a la persona conseguir lo que la propia mente parece que anhela: “La felicidad”. Es una paradoja, el ser humano con su mente piensa que quiere ser feliz y que podría hacer para conseguirlo y, sin embargo, la propia mente se encarga de boicotear su propio pensamiento. ¡Dramático!, aunque muy pocas personas son conscientes de tal dictadura.

Ante esta coyuntura boto a la basura mi loa a la libertad, ya que solo se puede proclamar la dictadura de la mente, mucho más poderosa que cualquier tirano asesino que pueda existir en el mundo.

 La libertad, que es la capacidad del ser humano para obrar según su propia voluntad a lo largo de su vida, no puede ser proclamada por tantas y tantas personas que viven atadas a pensamientos de dolor, que viven subyugados por sus vicios, que permanecen atados emocionalmente a sus familiares, que vagan temerosos por la vida por lo que otros puedan pensar, que desean vehementemente el último modelo de auto, etc., etc.

Nadie en las condiciones anteriores puede proclamarse libre. Es cierto que no están atados con cadenas por otro ser humano, pero sus cadenas, es seguro, que aun sean más difíciles de cortar, porque mientras los que se encuentran encadenados de cuerpo, en su interior existe el anhelo de libertad, al menos de libertad de su cuerpo, los que se encuentran encadenados a las cadenas de su mente, ni tan siquiera ansían la libertad porque no son conscientes de su esclavitud.

sábado, 15 de octubre de 2022

Como vivir desde el corazón (1 de 3)

 


          Nuestra vida diaria está regida por los pensamientos. Nos movemos, actuamos y sentimos en función de lo que va apareciendo en nuestra mente. Nuestra mente no se detiene ni un momento, hasta el extremo de que no nos comportamos como lo que realmente somos, sino que nos comportamos como pensamos que deberíamos ser, en función del entorno en el que nos encontremos. De alguna manera, nos pasamos la vida actuando, somos actores de la vida, no nos manifestamos tal como somos, sino como nos gustaría ser, como les gustaría a nuestros padres que fuéramos, como les gustaría a nuestros educadores, como le gustaría a nuestro jefe, a nuestros amigos o a nuestra pareja.

          En definitiva, son pocos los momentos de nuestra vida en los que nos podemos considerar auténticos. La mente dirige, por completo, nuestra existencia, siempre de manera errática, siempre de manera crítica.

          Nuestros pensamientos están dirigidos y gobernados por el pensamiento social, están regidos por las normas y las creencias que la sociedad impone. Y en la sociedad que nos hemos dado, es muy fácil sentirse solos en nuestra realidad, porque la mente, desde donde vivimos, es la que nos dice que existe separación entre nosotros y todo lo demás, y eso no es más que una ilusión, una fantasía, una mentira, ya que la realidad es que todos y todo somos uno. Ser uno con todo y con todos, quiere decir que yo no soy mejor, pero tampoco soy peor, ni tan siquiera soy igual, sencillamente soy uno, soy lo mismo.

          Los estímulos que nos rodean nos mantienen dentro de nuestra propia mente, nos mantienen a merced de la mente, la cual siempre está juzgando todo lo que estamos percibiendo en nuestro entorno. Esta mente crítica, esta mente que juzga de manera permanente, hace que aparezca en nuestra conciencia sentimientos como la vergüenza, o la soberbia, o la envidia, por citar solo algunos, y si aparecen en nuestra conciencia, es eso exactamente lo que vamos a vivir y va a ser esa la forma de cómo vamos a sentirnos.

          La vida no es eso, hay que acercarse a la vida y a todas las circunstancias que la rodean con calma y con tranquilidad, aceptando la vida tal cual es, aceptándonos nosotros mismos tal como somos, viviendo y siendo conscientes de las experiencias que nos toca vivir en cada instante, sin querer escapar del momento presente ni de los sentimientos que cada experiencia genera. Todo lo que buscamos lo vamos a encontrar en el momento presente, porque es ahí donde reside la verdad de lo que estamos buscando, y ninguna experiencia es ni buena ni mala, solo es.

          Pero, ¿cómo vamos a conseguir eso cuando toda nuestra educación y nuestras creencias nos llevan directamente a la mente? Pues lo vamos a conseguir trasladándonos de vivir desde el espacio de la mente a vivir en el espacio del corazón. Podríamos decir que se trata de vivir una vida más espiritual, no porque tenga que ver con ninguna religión, las religiones son tan culpables de nuestra sinrazón como el resto de la sociedad. Es vivir una vida más espiritual porque se trata de darle más chance al espíritu que a la mente, se trata de vivir desde el corazón que es el abanderado del alma y dejar de lado la mente que es la abanderada del cuerpo.

Esto que predican con tanta insistencia las enseñanzas de los gurús de tantos libros de autoayuda, es más difícil de practicar de lo que parece. Si fuera fácil todos viviríamos desde el corazón y no serían necesarios más libros, más cursos, más conferencias, más nada.

Vivir una vida más espiritual, es decir, vivir desde el corazón, no significa saber más, leer más, tener más conocimiento, retirarse a una cueva o hacer una vida monacal. Sólo se trata de amar más, así de fácil es la teoría, la práctica no lo es tanto.

Vivir desde el corazón es vivir la libertad, es vivir la eternidad, es vivir la alegría, es vivir la felicidad, es vivir el amor, es vivir la divinidad. Vivir desde el corazón es dejar que el corazón hable su propia verdad, es dejar que exprese su propia sabiduría, es dejar que nos ayude a tomar decisiones en nuestra vida diaria, ya que siempre nos va a decir cuál es la respuesta y cual la dirección correcta. Vivir desde el corazón es estar completamente presente, y convertirse en la personificación del amor, de la ecuanimidad, y de la libertad. Vivir desde el corazón es el estado natural y auténtico del alma que ha decidido encarnar, y si no lo vivimos así, es porque hemos sido enseñados y condicionados para vivir lejos del corazón.

Continuará

martes, 3 de mayo de 2022

Paso 1 para vivir en la Luz


 

Saber quién eres:

Es imprescindible, es vital, el reconocimiento de que eres Luz, o un alma, o una Chispa Divina, lo que quieras, pero que ese reconocimiento sea total y absoluto. En un principio es suficiente con que ese reconocimiento sea racional, es normal no integrarlo en la conciencia al comienzo del camino y actuar desde ahí. Vivir desde la conciencia de la Luz es algo que se dará al final del trabajo.

El reconocimiento de que eres Luz va a desligarte de tu cuerpo: “Yo no soy el cuerpo” …, pero vives en él. Empieza a reconocer a tu cuerpo como el templo del alma, como el santuario del espíritu. Eso hará que empieces a valorarlo, a respetarlo, a amarlo. Y cuando lo valores, lo respetes y lo ames, empezarás a cuidarlo con mimo, empezarás a cuidarlo con devoción, dándole al cuerpo todo lo que sea correcto para su buen funcionamiento, evitándole sustancias tóxicas y corrosivas. Todo el trabajo que has venido a hacer aquí, lo vas a hacer desde ese cuerpo, por lo que es tu obligación mantenerlo, sano, joven y fuerte, el mayor tiempo posible.

Este reconocimiento de que eres Luz, lleva implícita la sensación de libertad. La Luz, el alma, es libre, no se siente ligada a nada ni a nadie. No debe nada a nadie, no tiene que inclinar la cabeza ante nadie.

¡Eres Luz!, ¡eres libre!





lunes, 10 de julio de 2017

Sin miedo

Del libro: “Como mariposa tocando el alma”.



Para conseguir llevar a buen puerto la nave de la propia vida, tengo que vivir sin miedo.

Sin miedo a la gente, porque todos están embarcados en el mismo barco, viviendo las mismas miserias que yo he vivido hasta ahora; deseando imposibles como yo mismo he deseado; tratando de aparentar lo que no son.

Sin miedo a la vida, porque es hermosa, porque el timonel de la vida es uno mismo, porque el miedo merma la propia confianza, y hace embarrancar a la vida, en los lodos de la crítica, de la ira, del resentimiento.

Sin miedo a la libertad, porque el miedo aprisiona con grilletes invisibles, sin permitir el movimiento.

Sin miedo a decir “no”, con cariño, cuando la circunstancia lo requiera, porque cuando se retienen varios “noes”, el siguiente “no” ya está exento de cariño, y es más un exabrupto que lleva implícita la tormenta.

Sin miedo, porque con miedo no se ama.

Con amor, porque quien ama no teme.


Yo soy lo más importante.


miércoles, 15 de junio de 2016

De "ser humano" a "ser espiritual".

Es momento de dejar de jugar a ser espirituales, ya hemos aprendido las reglas del juego. Ha llegado el momento de incluir la espiritualidad en la vida cotidiana, es momento de trabajar desde la ética de la conciencia, es momento de amar, es momento de sanar de manera total, es momento de compartir, de relacionarse, es momento de practicar y salir de la teoría, es momento de dejar atrás los prejuicios religiosos, es momento de trabajar para dirigirnos a un futuro brillante, feliz, abundante, pleno. Y podemos llegar a ese futuro respetando las reglas del Amor.
         En este momento de cambio vamos a trascender de “ser humano” a “ser espiritual”, y para eso ya no valen ni escuelas ni maestros, ya que la única escuela válida es nuestro interior, nuestra intención, nuestro corazón. Porque no hay nada que aprender, todo está en nosotros, ya tenemos todo el conocimiento de Luz y de Amor, y muchos de nosotros, o ya hemos cambiado nuestra vibración o estamos en pleno proceso.



         En la actualidad el ser humano vive para él, de manera individual, y ha de salir de ese individualismo para atender las necesidades del alma, empezando a desarrollar propósitos simples, para una vez conseguidos continuar con mayores empresas. Pero todo tiene un principio, y ese principio ha de ser observar si existe alguna contradicción entre lo que se piensa, lo que se dice y lo que se hace. Si no existe coherencia entre los pensamientos, las palabras y los actos, el ser humano se engaña a sí mismo.
         Hay que escuchar al alma y aceptar la verdad, aceptar las cosas que resuenan profundamente en el corazón y en el alma, aceptar lo que impulsa al ser humano a respirar y a sonreír. Hay que separarse de todo aquello que promueve manipulación, especulación o explotación, y no participar en nada que coarte la libertad o lesione el respeto. Hay que actuar de manera honesta, clara, impecable y coherente.
         Y sobre todo ama, siente el Amor, comprométete contigo, únete a tu Ser y no busques más, deja sólo que el Amor te encuentre. Hace tiempo que el Amor te busca, y si tu mente se mantiene en silencio, te va a encontrar, y sobre todo, cuando estés sin expectativas, sentirás, sentirás el Amor, sentirás su fuerza. 

viernes, 15 de abril de 2016

¡Somos libres!

PERLAS PARA EL ALMA



¡Somos libres!, tenemos capacidad de elección, pero son muy pocos los que eligen lo bueno. Casi todos eligen sufrir, eligen el miedo, eligen enfadarse con su hermano, eligen la ansiedad, eligen la tristeza, eligen la enfermedad, eligen el dolor, eligen la soledad. Con lo fácil que es cambiar el punto de mira, recorrer el camino que nos separa de nuestro corazón y elegir la felicidad, elegir la alegría, elegir el Amor, elegir a Dios.

domingo, 6 de marzo de 2016

Libertad

PERLAS PARA EL ALMA


Cuantas personas crecen, envejecen y mueren, sin tan siquiera plantearse, ni una sola vez en su vida, que es lo que están haciendo aquí. De la misma manera que no se cuestionan que el Sol salga cada día.

Pero se lo planteen o no, la vida es una escuela en donde cada uno de nosotros aprende y practica las lecciones correspondientes a su nivel de estudio, a su nivel de evolución. Y en nuestro libre albedrío podemos hacer la vida que queramos, Dios nos lo permite, nos permite adecuar nuestro aprendizaje. Somos libres para vivir nuestra vida, somos libres para practicar las lecciones o darle satisfacción al cuerpo físico, somos libres para ser felices o para sufrir, somos libres para sentirnos culpables o para amar, somos libres para perdonar o para odiar.




miércoles, 13 de enero de 2016

Somos libres


Perlas para el alma



¡Somos libres!, tenemos capacidad de elección, pero son muy pocos los que eligen lo bueno. Casi todos eligen sufrir, eligen el miedo, eligen enfadarse con su hermano, eligen la ansiedad, eligen la tristeza, eligen la enfermedad, eligen el dolor, eligen la soledad, eligen los celos, eligen la codicia, eligen la envidia, eligen el rencor. Con lo fácil que es cambiar el punto de mira, recorrer el camino que nos separa de nuestro corazón y elegir la felicidad, elegir la alegría, elegir el Amor, elegir a Dios.


sábado, 20 de junio de 2015

Hagase mi voluntad


Si hay algo en nosotros verdaderamente divino, es la voluntad.
Por ella afirmamos la personalidad, templamos el carácter,
desafiamos la adversidad, reconstruimos el cerebro
 y nos superamos diariamente.
Santiago Ramón y Cajal

Señor dame la fuerza para fortalecer mi voluntad,
ya que con ella podré recorrer más fácilmente el camino que me lleva a Ti.
Hari Krishan
            Existe demasiado sufrimiento innecesario en el mundo, y no quiero decir con esto que pueda existir algún tipo de sufrimiento que sea necesario, no. Cualquier clase de sufrimiento es innecesario, ya que, por el momento, no se le ha encontrado ningún beneficio al sufrimiento. Y lo mismo pasa con la ansiedad, con el dolor, con el miedo o con cualquier otra emoción negativa.
            ¿Por qué entonces, si el sufrimiento es innecesario e inútil, tanta y tanta gente vive la infelicidad que les provoca esas sensaciones negativas? Podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que nadie les ha explicado lo contraproducente que resulta para su salud emocional, y por extensión para su salud física y mental, mantener ese tipo de emociones en su vida.
            Pero aunque sea verdad que todos, o muchos, de los que sufren nunca han tenido entre sus asignaturas una que les enseñe cual es el camino para conseguir la felicidad, la auténtica felicidad, y no malas imitaciones, no parece suficiente razón para que sufran por una u otra causa, un día tras otro, en largas temporadas de su vida. Tampoco existe la asignatura de “el fuego quema”, pero no parece necesaria, porque la primera vez que se acerca un dedo al fuego y se siente el calor, nunca más, de manera consciente, va a acercar la persona que se ha quemado un dedo al fuego.
            Está claro que cuando los seres humanos se encuentran con “algo” que puede generar un dolor físico, rápidamente encuentran la manera de obviarlo evitando así    que le afecte.
            ¿Cómo podemos ser tan masoquistas los seres humanos? No ponemos el dedo en el fuego para no quemarnos, pero nos abrasamos en las llamas del propio sufrimiento.
No es falta, por tanto, de conocimiento, ya que el desconocimiento puede ser válido para el primer día que se sufre, pero no para el segundo. Una vez que se ha constatado que el sufrimiento, en sí mismo, y por sí mismo, no soluciona el problema por el que se ha generado el sufrimiento, parece lógico que lo que tendría que hacer la persona que sufre es no hacerlo.
            Pero habitualmente, no es así. La persona sabe que está sufriendo, es perfectamente conocedora de que con esa emoción no va a solucionar ningún problema, pero le da igual, sigue sufriendo, y no solo sigue sufriendo, sino que se regodea en su dolor dándole cada vez más importancia, más fuerza y más energía a la emoción, y lo sigue haciendo hasta conseguir enfermar su cuerpo físico.
 
            ¿Cuál es entonces la causa por la que las personas se van autodestruyendo lentamente?
Es la falta de voluntad.
            La voluntad que es esa capacidad que tienen los seres humanos para hacer las cosas de manera intencionada, para gobernar sus actos, para decidir con libertad el tipo de conducta con el que se van a conducir en la vida, no existe en la inmensa mayoría de los seres humanos. O mejor, no existe para todo lo relacionado con sus emociones, sus hábitos o sus instintos.
            Los seres humanos son marionetas de sí mismos movidos por los hilos de sus deseos, de sus emociones, de sus hábitos y de sus instintos.
            Los seres humanos parecen tener una voluntad de hierro para levantarse antes que el sol para realizar un trabajo, que en muchas ocasiones, no les agrada en absoluto, y por el que además reciben un sueldo de miseria. Es decir, tienen voluntad para ser esclavos, pero son absolutamente indolentes para ser amos. Por eso siguen siendo esclavos de sus emociones, sin fuerza y sin poder para liberarse y liderar su vida emocional, de la misma manera que son incapaces de liberarse de vicios, de hábitos y de instintos, que al igual que las emociones les va destruyendo su cuerpo físico lentamente.
            ¿Qué hacer entonces? Pues poca cosa se puede hacer. No se puede sanar a quien no quiere ser sanado, no se puede incrementar la voluntad de una persona como si fuera la memoria de una computadora, así que solo queda esperar a que la persona abra los ojos, sea consciente de su autodestrucción y pida ayuda. En ese momento hay que volcarse en ayudar. 
 

martes, 14 de abril de 2015

Jueces de nada y parte de todo


 "Debes convertirte en el cambio que deseas ver en el mundo."
     Mahatma Gandhi

Queremos un mundo mejor, queremos ser felices, queremos vivir sin estrés, queremos ser amados, queremos sentir paz interior, queremos dejar de lado la ansiedad, el miedo o la soledad, solo por mencionar alguno de los grandes males con los que convive la raza humana, o alguno de lo que parecen logros imposibles de conseguir.
Una de las grandezas que tenemos los seres humanos reside en la capacidad de cambio y que no la tiene ningún otro animal sobre la Tierra. Aunque también es cierto que son muchos los seres humanos que desconocen esa capacidad y pueden pasarse toda su vida sin realizar la más mínima variación en sus estructuras mentales, y por lo tanto en las acciones que dirigen sus vidas.
            De la misma manera que se realizan cambios para conseguir algún objetivo material, se han de realizar cambios para la consecución de objetivos no tan materiales, y que bien podríamos denominar espirituales, ya que son los relacionados con el espíritu, los relacionados con el alma, pero que sin embargo, son los cambios imprescindibles para la consecución de todas esas cosas intangibles, que a fin de cuentas, son las que van a hacer que nuestra vida se mueva por encima de los umbrales de la infelicidad, infelicidad que soportan, con más o menos estoicismo e incluso con aceptación, la mayoría de personas.
            El desconocimiento de que las cuestiones relacionadas con el alma son las que nos van a dar la auténtica paz que todos deseamos, hace que tratemos de encontrar la paz, la felicidad, la armonía o el amor, transitando a través de caminos equivocados para llegar a ¿La meta?, ¿A qué meta?
            El mayor error consiste en creer que existe una meta y que para llegar a ella, existe un camino. Y este error es el que lleva a todos los seres humanos a tratar de paliar sus carencias espirituales con posesiones materiales, y afanados recorren un camino inútil para llegar a ningún sitio, para no entender después, como no son felices, ¡si no les falta de nada!
            ¡Y tanto que les falta!, les falta todo, les falta lo más importante: el conocimiento de lo que son, les falta creer se puede conseguir un cambio, les falta la voluntad para trabajar en la consecución de ese cambio y les falta la paciencia para esperar los primeros resultados.
Son seres espirituales, y como tal, solo van a conseguir la felicidad que tanto ansían cuando conecten con su espiritualidad, que es lo mismo que decir que cuando conecten con su alma, y como eso parece muy etéreo, se puede centrar más en que se conecten con los dictados de su corazón.
 
            Aquí deviene el cambio. ¡Dejar de pensar para empezar a sentir!, y esto es algo que solo reside en la grandeza del ser humano. Los animales que se rigen por los instintos, no necesitan ningún cambio porque lo único que necesitan es mantener la existencia, con escasísimas necesidades, alimentarse, reproducirse y descansar. Ya sé que hay seres humanos que se parecen muchísimo a los animales, con el agravante de que tienen una mente que les incita a robar, a violar, a engañar o a matar. Pero está claro que no es su momento de ir más allá, y que en su evolución, más que crecimiento, puede ser que ellos mismos se hayan ofrecido para el aprendizaje de otros seres humanos que necesitan para su aprendizaje ser engañados, ser violados, ser robados o morir de manera violenta.
            Está claro que este post no es para esos que están más cerca de la irracionalidad, sino para los que están buscando, aunque por caminos equivocados vivir la experiencia de ser un alma.
            Volvamos al cambio, y sobre todo recordar que si queremos obtener distintos resultados, algo hay que cambiar, ya que si siempre hacemos las mismas cosas, los resultados siempre serán los mismos. Por supuesto si lo que queremos obtener son resultados espirituales, los cambios, parece lógico pensar, que también han de ser espirituales.
            ¿Cuáles serían esos cambios espirituales?: Volver la vista al corazón, volver la vista a la comprensión, volver la vista a la tolerancia, volver la vista al respeto, volver la vista a la ayuda, volver la vista a la honradez, volver la vista a la misericordia. A partir de estos cambios de actitud, en los que al principio se ha mantener una total y absoluta atención, hasta que la mente se vaya acostumbrando a la nueva forma de hacer, algo a empieza a cambiar, en la persona y en el entorno. La persona empieza a sentir una alegría que no sentía con anterioridad, y empieza a ser consciente de una paz interior desconocida, descubre entonces, que “todo está bien”, que no ha venido a la Tierra para ser juez de nada, pero si parte de todo; y esta nueva forma de hacer comienza a ser percibida por la gente de su entorno, que posiblemente, al principio del cambio piensen que la persona está perdiendo la cabeza, pero no tardarán mucho en ser conscientes de que es un cambio y no una locura.
            A partir de ese momento, también comienza a cambiar el entorno. Si con anterioridad con frecuencia había enfrentamientos, enfados, malas caras, malos entendidos, gritos y silencios, a partir del cambio, a la sonrisa le responderá otra sonrisa, el abrazo y el respeto serán correspondidos, y la ayuda, la comprensión y la tolerancia agradecidas.
            Ya lo dicen los sabios: “Si quieres un mundo mejor conviértete en el cambio que deseas”, “Cambiando tú, cambia el mundo”, empezando por cambiar “tú mundo”.
            Así que este parece un buen momento para dejar de desear y actuar para que ese deseo se cumpla.

miércoles, 18 de marzo de 2015

En pos de la verdad


            ¿Qué es verdad?, ¿Cuál es la verdad?, ¿Tendré yo razón?, ¿Estaré en posesión de la verdad?, ¿Será verdad lo que piensa mi vecino? Realmente tengo un dilema, ya que para mí, mis creencias son verdad, porque son “mi verdad”, porque son el motor que me guía en la vida, pero… ¿Y si no fueran verdad?, ¿Y si me estuviera moviendo en la dirección equivocada?, pero como todos los seres humanos estamos cortados por el mismo patrón, es seguro que para el resto de seres humanos también es verdad lo que piensan, también son verdad sus creencias.
Entonces llegados a este punto, ¿Cuál es la auténtica verdad?, ¿Todas las verdades serán verdad?, o ¿Solo son verdad las que llevan al ser humano a vivir de acuerdo a ciertas normas?, ¿Será verdad la verdad del asesino?, ¿Será verdad la verdad del que roba?, ¿Será verdad la verdad del piadoso?
Definitivamente, estoy convencido que para todos “su verdad” es la verdad, por lo tanto, también está claro que todas las verdades, que para cada uno de los seres humanos son “casi” Palabra de Dios, son verdades relativas, pero ¿Existirá la verdad absoluta?, ¿Existirá una única y auténtica verdad, inamovible, inalterable y perdurable en el tiempo?  
            Antes de seguir con el razonamiento, busqué citas sobre la verdad y encontré un montón, trascribo las que más llamaron mi atención, aunque ninguna de ellas me llevaba a esa verdad absoluta.
¿Qué es verdad? Pregunta difícil, pero la he resulto en lo que a mí concierne
diciendo que es lo que dice tu voz interior.
Mahatma Gandhi.
 

La verdad es lo que es, y sigue siendo verdad aunque se piense al revés.
Antoni Machado.
 

No vayas fuera, vuelve a ti mismo. En el hombre interior habita la verdad.
San Agustín.
 

El que tiene la verdad en el corazón no debe temer
que a su lengua le falte persuasión.
John Ruskin.
 

Nunca se alcanza la verdad total, ni nunca se está totalmente ajeno a ella.
Aristóteles.


La verdad es totalmente interior. No hay que buscarla fuera de nosotros.
Mahatma Gandhi.
 

Si Dios es Dios y el hombre una criatura hecha
a imagen y semejanza de la inteligencia divina,
su función más noble es la búsqueda de la verdad.
Morris West.
            Personalmente también creo que la verdad, que la auténtica verdad, y posiblemente la verdad absoluta, hay que buscarla en el interior, como dicen Gandhi, Ruskin y San Agustín, y que todas las verdades de todos y cada uno de los seres humanos, esa que es nuestra verdad, por la que discutimos, nos enfadamos, dejamos en suspenso la amistad o incluso algunos llegan a matar, sólo son un producto de nuestras mentes, y que su duración tiene un límite en el tiempo, que es la duración de la vida en la materia.
 
            Lo terrible de esta verdad fruto de la mente, es cuando enarbolada como bandera salvadora por los mal llamados “lideres”, ya sea de gobiernos de países o de tendencias religiosas, arrastran a un buen número de personas, a la guerra, a la desesperación, al dolor y a la muerte.
            ¡Líbrenos Dios de tantos y tantos fundamentalistas económicos, políticos y religiosos que sorprendentemente, han sido aupados al poder por la ignorancia en la que mantienen a los pueblos!
             Si para acceder a la verdad hemos de realizar un viaje a nuestro interior, que es el lugar donde también se encuentran la paz, la serenidad, la alegría y el amor, estamos diciendo que la verdad es consustancial con el ser de la persona, es consustancial con el espíritu, es consustancial con el alma.
No se accede a la verdad sino a través del amor.
San Agustín.
            Sólo cuando la persona consigue vivir desde su interior, llega a la verdad más importante: “Él es uno con Dios”, “La verdad es Dios”
Sólo la verdad os hará libres.
San Juan.

 

           

martes, 10 de marzo de 2015

Libertad


Los hombres no son prisioneros del destino,
sino prisioneros de su propia mente.
      Franklin D. Roosevelt 

La Libertad, según el diccionario, es la capacidad de la conciencia para pensar y obrar según la propia voluntad. El estado de libertad define la situación, circunstancias o condiciones de quien no es esclavo, ni sujeto, ni impedido al deseo de otros de forma coercitiva. En otras palabras, aquello que permite a alguien decidir si quiere hacer algo o no, lo hace libre, pero también lo hace responsable de sus actos en la medida en que comprenda las consecuencias de ellos.
            Según esto, existe un buen número de personas en la Tierra que sin ser oficialmente esclavos, no pueden considerarse libres, porque no pueden decidir por sí mismos, o no pueden expresar libremente sus pensamientos o sus anhelos más profundos. Seguro que en la mente de todos están los lugares del mundo donde se discrimina por razón de sexo, o por razón de opción política, o por tendencia sexual, o por el color de la piel, o por el volumen del extracto de la cuenta corriente, o por creencias religiosas, o por un sinfín de cosas ridículas más, que por muy ridículas que puedan parecer a los que no las sufren, hacen la vida imposible por su estado de esclavitud, no reconocida, a millones y millones de personas.
            Pero no es el objeto de esta entrada enumerar dictaduras, sean del color que sean, o enumerar países xenófobos, o nombrar países homofóbicos, capitalistas o corruptos. No. El auténtico objeto de la entrada era hacer una loa a la libertad como uno de los bienes más preciados del ser humano.
 
            Pero llegado a este punto se llena mi mente con una pregunta: ¿Es realmente libre el ser humano? Imaginemos el estado perfecto. ¿Serían realmente libres todos los habitantes de ese paraíso?, ¿No existiría ningún impedimento para que cada uno hablara y obrara según su conciencia?, (pensemos que al ser un lugar tan idílico todos sus habitantes actuarían siempre eligiendo la opción al bien). Pues no serian libres, porque todos tendrían como gobernador principal de sus actos al dictador más poderoso que puede existir: “La mente”. La mente, por la que se pasearía la envidia, la crítica, los celos, la ira, la tristeza o el dolor, solo por nombrar algunos de los carceleros más depravados que puedan existir. Para que el ser humano sea realmente libre tiene que dominar a su mente, ya que hasta entonces permanecerá subyugado a los caprichos de esta.
            Puede parecer un poco drástico, pero no lo es en absoluto, ya que es la mente la que impide a la persona conseguir lo que la propia mente parece que anhela: “La felicidad”. Es una paradoja, el ser humano con su mente piensa que quiere ser feliz y que podría hacer para conseguirlo, y sin embargo, la propia mente se encarga de boicotear su propio pensamiento. ¡Dramático!, aunque muy pocas personas son conscientes de tal dictadura.
            Ante esta coyuntura boto a la basura mi loa a la libertad, ya que solo se puede proclamar la dictadura de la mente, mucho más poderosa que cualquier tirano asesino que pueda existir en el mundo. 
     

viernes, 10 de octubre de 2014

Desapego (y 2)


……………. Continuación.
¿Cómo trabajar el desapego? El desapego es una cuestión de actitud, y para trabajarlo son necesarios algunos ingredientes, como pueden ser la aceptación, la comprensión, la gratitud y el amor.
La dependencia emocional es quizás una de las más poderosas formas de apego, y más difíciles de eliminar. La dependencia emocional, como todo, nace de un patrón mental. Pensamos que somos incapaces de vivir en soledad, y eso hace que desarrollemos la necesidad de estar siempre acompañados. Podemos incluso necesitar la compañía, sin ser conscientes de esa necesidad, y se disfraza en muchísimas ocasiones de emociones, como pueden ser el amor y el cariño, que nada tienen que ver con lo que se siente realmente. Cuantas parejas viven en la más absoluta infelicidad por ese autoengaño. Y no es demasiado difícil liberarse de esa necesidad, casi enfermiza, de compañía. Sólo hay que cambiar el pensamiento y decir en nuestro interior, de manera repetitiva: “Yo Soy feliz en soledad”.
Existe otro tipo de dependencia emocional, y es la creencia de que los demás nos necesitan y no les podemos dejar solos. Eso no solo es apego, es también una manera de control. Dejemos que los demás vivan su propia vida, dejemos que vivan su propio aprendizaje, dejemos que vivan sus propias errores, y ayudémosles solo si solicitan nuestra ayuda.
Permanecer alerta a nuestros pensamientos para eliminar los hábitos de juicio y crítica, es una buena manera de romper los patrones rígidos de pensamiento a los que estamos acostumbrados, es desapegarnos de ellos. Vivir sin realizar juicios y sin cuestionar nada es vivir en libertad, es amar. Para esto: Aceptar es la mejor medicina, ¡Qué más da lo que hagan los demás!, ¡Qué más da como vistan!, ¡Qué más da lo que hagan o lo que digan!, ¡Qué más da con si viven solos o acompañados!, ¡Qué más da si su vida es honesta o engañan a diestro y siniestro!, ¡Qué más da! Si nos afectara a nosotros, solo hemos de tomar las acciones oportunas, legales o personales, pero después de eso, es imprescindible perdonar, bendecir, dar la vuelta y marchar, para no frecuentar más a alguien que puede hacernos daño. Sin recordar el daño cada día, ya que eso sería como apegarse al dolor, eso sería como si nos estuvieran haciendo el daño de manera permanente. Realmente somos especialistas en vivir apegados al dolor.
 
En cuanto a nosotros mismos, aceptémonos, valorémonos en lo que valemos, respetémonos y amémonos. Eso hará que aceptemos, valoremos, respetemos y amemos más a los demás.
Como decía al inicio de la entrada anterior, en la cita de Deepak Chopra: desapego no es renunciar a la intención ni al deseo, desapego es renunciar al interés por el resultado. Todos nos apegamos al resultado de nuestras acciones, a aquello que esperamos que suceda. Y lo normal es que nunca suceda lo que tenemos planeado, o por lo menos no sucede al cien por cien, y esa es una causa de insatisfacción, de frustración, de sufrimiento. Como lo es cuando esperamos recibir algo a cambio, cuando damos para recibir, cuando amamos para que nos amen. Eso también es apego. No se ha de esperar el resultado apetecido, lo que suceda, está bien; no se ha de hacer nada esperando el halago, el elogio o la gratificación. ¿Cómo hacerlo entonces? Hacerlo por amor, sin esperar nada a cambio, sin esperar como se recibe o como lo califican, hacerlo porque sí, porque sale del alma.
Sentimos apego por casi todo, también por cosas materiales. De la misma manera que el apego por las personas nos esclaviza a ellas, el apego por los objetos nos convierte, de igual manera, en esclavos de esos objetos. “Una persona que aprende a vivir con lo que tiene, pero no siente temor de perderlo se puede considerar verdaderamente libre. Aquel que no acumula bienes, objetos o personas sino que disfruta de todo cuanto tiene y no tiene, es una persona feliz y sabia”, sostiene la Licenciada en Filosofía, la argentina Carolina Renzetti.
 Observa todo cuanto te rodea, ¿Cuántas cosas, ya sean ropa u objetos no has utilizado en tiempo? Despréndete de todo aquello que no hayas utilizado en el último año. Eso ayuda a desapegarse mental y emocionalmente de muchas cuestiones, fotografías, cartas, recuerdos de infancia o adolescencia, recuerdos de personas o de acciones realizadas. Desprenderse de ellos, es liberarse de la energía inútil, que permanece en los objetos. Los recuerdos tienen que estar en tu corazón, no en forma de papel en una caja de zapatos.
Y finalmente acepta. Acepta que todo en la vida sucede por alguna razón, acepta que las barreras pueden ser oportunidades, acepta a esas personas desagradables porque pueden estar ahí para enseñarte una lección de vida importante, acepta los cambios, ya que es posible que te estén llevando a donde tenia planificado tu alma. Acepta con humildad y gratitud.
Nuestra verdadera misión en la vida es aprender a amar. El desapego es el mejor camino para ello. Dar sin esperar nada a cambio, ayudar porque lo necesitan sin esperar recompensas, aceptar que las personas entran y salen de nuestra vida y que no podemos ni debemos retenerlas.
Todo esto no solo es desapego, también es amor.
 

jueves, 14 de agosto de 2014

Regreso a Dios (Una vida de servicio)


El que no sirve para servir, no sirve para vivir.
Madre Teresa de Calcuta 

Esta entrada es una continuación de la anterior: Regreso a Dios (Una vida de virtud).
Vivir desde el alma para regresar a Dios requiere que a la vida de virtud se le añada una vida de servicio. ¿Qué es una vida de servicio? Los valores más importantes de la esencia humana son el esfuerzo desinteresado, el servicio y la lucha a favor de una sociedad mucho mejor y unos seres humanos superiores.
El servicio es el ejercicio de la caridad. Una actitud de servicio es reconocer en cada ser humano a una persona valiosa, a una persona de quien se puede aprender y a quien se puede ayudar, una actitud de servicio es mostrar interés por lo que le sucede a la otra persona, es la capacidad de entender que sienten las personas, es incluir en nuestra vida el hábito de ayudar antes de ser ayudados, al hábito de comprender antes de ser comprendidos, el arte de amar antes de ser amados.
Bien podemos recordar aquí la hermosa oración de San Francisco de Asís:
Señor, haz de mí un instrumento de tu paz:
donde haya odio, ponga yo amor,
donde haya ofensa, ponga yo perdón,
donde haya discordia, ponga yo unión,
donde haya error, ponga yo verdad,
donde haya duda, ponga yo la fe,
donde haya desesperación, ponga yo esperanza,
donde haya tinieblas, ponga yo luz,
donde haya tristeza, ponga yo alegría.
Oh, Maestro, que yo no busque tanto ser consolado como consolar,
ser comprendido como comprender,
ser amado como amar.
Porque es dando como se recibe,
es olvidando como se encuentra,
es perdonando como se es perdonado,
y muriendo se resucita a la vida eterna.
Cuando se desarrolla una actitud de servicio a los demás, se está intercambiando servicio por poder. El poder que se recibe es una influencia sobre las personas a las que has ayudado, que hace que te conviertas para ellas en un líder, quieren estar contigo, te vuelves importante para ellas, eres como un imán para esas personas, te necesitan, te consultan, te respetan.
 
La actitud de servicio va siempre unida a una actitud positiva, es por eso que las personas con actitud de servicio a los demás, son personas alegres, optimistas, que esperan siempre lo mejor de la vida.
Las personas con actitud de servicio son responsables de sus propias vidas, tienen el control de sus vidas a pesar de las circunstancias. No viven echándole la culpa a los demás de lo que les sucede.
Se puede reaccionar en forma positiva o negativa; las personas responsables de su propia vida eligen reaccionar en forma constructiva, no se dejan influenciar negativamente del ambiente. Son aquellas personas que deciden hacer lo que hay que hacer, a pesar de las circunstancias, y punto.
El servicio a los demás también es un signo de madurez. Las personas con actitud de servicio comprenden todos los beneficios que obtienen al comportarse de esta manera con las demás personas y descubren que es una filosofía de vida, un estilo de vida, el cual es un privilegio alcanzar. Servir a los demás solo se le es dado a los seres grandes.
De todo lo anterior podemos concluir que la actitud de servicio es una marca indeleble de la gente superior, del líder, de la gente iluminada, de las personas con personalidad magnética, del padre y la madre amorosos, del maestro comprometido con su profesión, del estudiante responsable, del empresario triunfador, del empleado  eficaz, es decir todo lo que cualquier persona puede desear: ¡una bendición divina! ¡un privilegio! Reservado solo para los seres superiores.
En 1888 Mahatma Gandhi fue a Inglaterra, donde estudió Derecho. Una vez iba caminando por una calle de Londres y fue sorprendido por un chaparrón de agua. Gandhi empezó a correr para huir de la lluvia y logró refugiarse debajo del alero de un lujoso hotel, ahí se quedó parado mientras pasaba el vendaval. A los pocos minutos apareció una lujosa limosina y de ella salió un magnate inglés, le bajaron las maletas y el coche fue conducido hasta el estacionamiento.
¡Oye tú!, cógeme las maletas, gritó el británico a Gandhi. Gandhi miró hacia los lados y hacia atrás para ver a quién se dirigía el magnate, ¡eh tú, hindú!, repitió el inglés con fuerza, ¡He dicho que me cojas las maletas!
Gandhi se dio cuenta de que era con él a quien hablaba el potentado, y entonces se acercó a cargarlas. El inglés le ordenó que lo siguiera hasta el cuarto piso; él subió por el ascensor y el hindú por las escaleras, porque en esa época los hindúes  eran considerados menos que los demás.
Una vez que Gandhi dejó las maletas en el sitio indicado, se dispuso a retirarse.
¡Mira tú, indio!, ¿Cuánto te debo?, dijo el magnate. Señor, usted no me debe nada, contestó Gandhi cortésmente.
¿Cuánto me vas a cobrar por subirme las maletas?,  insistió el hombre. Señor, repitió Gandhi, yo no voy a cobrarle nada.
¿Tú trabajas aquí?, ¿no? No señor, yo no trabajo aquí; yo estaba en la puerta esperando que dejara de llover para continuar mi camino.
Si tú no trabajas aquí, ¿por qué subiste las maletas? Porque usted me pidió que lo hiciera, y lo hice, dijo Gandhi.
¿Quién eres tú? Yo soy Mohandas Karamchand Gandhi, estudiante de Derecho de la India. Bien, bien... entonces, ¿Cuánto me vas a cobrar? Señor ya le dije, no le voy a cobrar nada y nunca pensé en cobrarle, dijo Gandhi.
Si tú no pensabas cobrarme nada por subirme las maletas, dijo nuevamente el inglés, entonces ¿por qué me la subiste? Señor, expresó el futuro Mahatma, yo le subí las maletas a usted por el inmenso placer que me causa el colaborar con los demás, por eso lo hice, porque para mí servir es un placer.