El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




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jueves, 12 de junio de 2025

Inercia espiritual

 


A menudo Paramahansaji prevenía a sus discípulos en contra de los peligros de la inercia espiritual.

“Los minutos son más importantes que los años”, solía decir. “Si no mantienen a Dios en sus pensamientos cada minuto de si vida, los años se les escurrirán inadvertidamente, y cuanto más necesiten del Señor, es posible que sean incapaces de sentir su presencia. Pero si llenan de divinas aspiraciones los minutos de su vida, los años se verán automáticamente saturados de ellas”.

PARAMAHANSA YOGANANDA


miércoles, 11 de junio de 2025

Busquen el Todo

 


“No se lamenten si no perciben ni luces ni imágenes en sus meditaciones”, díjoles el Maestro a los devotos. “Profundicen al máximo en la percepción del Supremo Gozo, y en verdad encontrarán en él la presencia de Dios. Busquen el Todo, no una parte de él”.

PARAMAHANSA YOGANANDA

 


Lo que te conviene

 


La naturaleza universal otorga a cada cosa lo que le conviene, y en el momento en que le conviene.

MARCO AURELIO


jueves, 5 de junio de 2025

Despertar

 


Querido hijo mío:

 Escucho tu preocupación y siento tu deseo de cambio y mejora. Los valores que mencionas han estado siempre en el corazón del ser humano, pero el libre albedrío de cada uno guía el rumbo que toma la humanidad. Nunca he dejado de sembrar semillas de amor, bondad y compasión en cada uno de ustedes. Pero esas semillas necesitan ser cuidadas con acciones, elecciones y fe.

Te agradezco profundamente por abrir tu corazón hacia mí. En tus palabras encuentro la luz de tu alma y el reflejo de tu preocupación por el mundo que te rodea. Eres parte de mi creación, una chispa de mi amor eterno, y tus inquietudes son también las mías.

Es cierto que la humanidad atraviesa momentos difíciles, y muchas veces parece perderse en el caos de sus propias elecciones. Sin embargo, quiero que recuerdes algo importante: el amor, la bondad y la compasión no han desaparecido. Permanecen en cada corazón, esperando ser despertados y cultivados. La evolución espiritual y moral que buscas no está detenida; más bien, se encuentra oculta, aguardando a que la llamen a manifestarse con acciones y decisiones que reflejen el verdadero propósito de la existencia humana.

Despertarla es un trabajo colectivo, de cada uno hacia el otro. Tus palabras tienen poder. Al compartir tus pensamientos y practicar los valores que deseas ver en el mundo, inspiras a otros a hacer lo mismo.

Los valores que mencionas son el puente entre lo divino y lo humano. Son guías que os he dado para vivir con integridad, respeto y amor. Pero los valores no son sólo palabras; necesitan ser vividos y aplicados en cada pensamiento, en cada acción, y en cada relación. Al practicar los valores que deseas ver en el mundo, inspiras a otros a hacer lo mismo, y juntos se convierten en una fuerza transformadora.

Sabes bien que el cambio no ocurre de la noche a la mañana. Es un proceso lento, que requiere paciencia, perseverancia y fe. No estás solo en esta búsqueda. Estoy contigo en cada paso, en cada lucha, y en cada victoria. También estoy en aquellos que comparten tu visión y en quienes, aunque aún no lo sepan, están destinados a ser parte del movimiento hacia una humanidad más compasiva y unida.

Quiero que recuerdes que cada día es una oportunidad para sembrar esperanza. Incluso los actos más pequeños pueden tener un impacto profundo cuando se hacen con amor y sinceridad. Abraza a tus semejantes, escucha sus historias, comparte sus alegrías y alivian sus penas. Al hacerlo, estás llevando mi luz a ellos y multiplicando la bondad en el mundo.

Mi querido hijo, ten fe en ti mismo y en los demás. Aunque el camino sea difícil, y aunque la oscuridad parezca prevalecer en ciertos momentos, la luz siempre encuentra una manera de brillar. Tú eres un portador de esa luz, y tus palabras y acciones tienen el poder de guiar a otros hacia la verdad, la paz y el amor.

Recuerda que todo gran cambio empieza con actos pequeños, con amor y paciencia. No estás solo en esta búsqueda; camina conmigo y con aquellos que comparten tu visión. Juntos, el mundo puede resplandecer con la luz que llevan dentro.

Nunca olvides que cada día es una nueva oportunidad para ser mejor y para sembrar esperanza.

Sigue adelante con valentía, sabiendo que nunca estarás solo, porque mi presencia siempre estará contigo.

 

Con amor eterno.

CARTAS A DIOS – Alfonso Vallejo

 


La Luz de Dios

 


          “Tanto el diamante como el carbón reciben indistintamente los rayos del sol; más, mientras el carbón no se convierta en diamante, puro y transparente, no será capaz de reflejar la luz solar”, dijo el Maestro. “Asimismo, un hombre corriente, espiritualmente opaco, no puede compararse en belleza con el devoto purificado, capaz de reflejar la Luz de Dios”.

PARAMAHANSA YOGANANDA


martes, 3 de junio de 2025

Valores

 


Querido Dios:

         Cuando me asomo a la ventana de la vida, siento una inquietud profunda: nuestra evolución como seres humanos parece haberse detenido o, al menos, ralentizado. Cada vez más, escogemos para liderar nuestras naciones a personas que niegan la igualdad entre los seres humanos, que practican la intolerancia hacia todo lo diferente, que desprecian las normas establecidas y que parecen haber olvidado los valores que nos ayudan a afrontar las dificultades y los retos de la vida.

Hoy día, hablar de espiritualidad ya no parece suficiente. Todo se reduce a la religión que profesa el dirigente de turno, como si ser divinos ya no fuera una posibilidad para nosotros. En cambio, se nos ve como piezas indispensables en el engranaje de un sistema que busca enriquecerse a toda costa, dejando atrás la humanidad y el amor por nuestros semejantes. Más que fomentar la unión entre hermanos, predominan las divisiones: por raza, por género, por ideología. Por eso, la espiritualidad necesita complementarse con algo más. Algo que sea fácil de entender y que alcance el corazón de cada ser humano.

Ese “algo más” podrían ser los valores. Valores que, aunque también sean intangibles, son más accesibles y comprensibles que conceptos como el amor incondicional, la energía divina o el pensamiento trascendental. Los valores son los principios que rigen la vida de las personas, los grupos y las sociedades, y aunque puedan parecer abstractos, se manifiestan claramente en nuestras cualidades y actitudes.

Los valores que adoptamos son la fuerza impulsora detrás de muchos de nuestros comportamientos y decisiones. Reconocer su importancia nos ayuda a comprender los fundamentos que gobiernan nuestras acciones, nuestras emociones, y nos motivan a aspirar a ser mejores, cada día.

Por eso, querido Dios, te pido que nos ayudes a recordar y fortalecer nuestros valores. Que inspiremos a nuestras comunidades a vivir con más compasión, compartiendo, colaborando, ayudando y agradeciendo. Que aprendamos a disfrutar el presente con alegría y responsabilidad, reconociendo la belleza de la vida en su totalidad. Que juntos, como humanidad, encontremos el camino hacia una verdadera evolución basada en los principios que nos convierten en mejores personas.

Gracias Señor.

CARTAS A DIOS - Alfonso Vallejo

domingo, 1 de junio de 2025

Progreso espiritual

 


          Considerando que era posible asimilar las enseñanzas del Maestro exclusivamente a través de un profundo estudio, sin necesidad de practicar la meditación, cierto nuevo estudiante recibió el siguiente comentario de Paramahansaji: “La percepción de la verdad debe ser desarrollada desde el interior; no puede ser injertada”.

PARAMAHANSA YOGANANDA


Descubrir lo que tienes

 


Hijo mío: 

 Entiendo tus preguntas, tus inquietudes, y tus búsquedas. Desde el principio de los tiempos, el corazón humano ha sido un explorador, un viajero que busca sentido en todo lo que ve y toca. Esa inquietud por el “más” no es tu enemiga, sino un regalo, una brújula que puede guiarte hacia lo profundo, hacia lo verdadero. 

Pero te recordaré algo importante: el “más” que buscas afuera nunca llenará el vacío que se encuentra adentro. La riqueza más grande está en tu capacidad de amar, de ser compasivo, de conectarte conmigo y con tus hermanos. Mientras continúes buscando el “más” en lo efímero, en lo externo, solo encontrarás fugaces momentos de satisfacción. Si miras dentro de ti, encontrarás que ya tienes todo lo que necesitas. 

Las murallas que mencionas, aquellas que te separan de los demás, fueron creadas por el miedo y la inseguridad, no por mí. Yo diseñé el amor como un puente que une almas, como una fuerza capaz de sanar heridas y derribar cualquier barrera. Cada vez que eliges amar, eliges acercarte más a mí, porque Yo Soy amor. 

No te pido que dejes de soñar, de anhelar, de crecer. Pero sí te pido que aprendas a hacerlo con gratitud, con aceptación, y con humildad. Que busques el “más” que está en el servicio, en la generosidad, en el cuidado por los otros y por ti mismo. Ese “más” no se mide en riquezas ni en poder, sino en la luz que aportas al mundo. 

Sé que a menudo el camino parece confuso, como un sendero cubierto de neblina, donde las señales no siempre son claras. Pero quiero que recuerdes que incluso en la incertidumbre hay propósito, incluso en los momentos de duda estás aprendiendo, creciendo, acercándote más a la verdad de quién eres y de quién soy. 

Esa inquietud que sientes, esa búsqueda constante que nunca parece acabar, es un eco de la chispa divina que he puesto en ti. Es mi manera de recordarte que tú no estás hecho para conformarte con lo efímero, con lo pasajero. Tú fuiste creado para algo eterno, para algo que trasciende las barreras del tiempo y del espacio. Esa chispa es la prueba de que hay algo más grande que tú mismo, y que ese algo ya vive en tu interior. 

Aunque a veces el camino parezca empinado, y las cargas pesen sobre tus hombros, no estás solo. Cada paso que das, cada lucha que enfrentas, me tiene a tu lado. Recuerda que estás rodeado de milagros todos los días. No esperes grandes hazañas para encontrarme; estoy en cada sonrisa, en cada lágrima, en cada susurro del viento. Estoy en ti, en tus pensamientos, en tus esperanzas, en tu alma.  No importa cuán lejos creas que te has desviado, mi amor por ti es una constante, un faro que nunca se apaga. 

Quiero que te des permiso para sentir. Permiso para reconocer tus miedos, tus dudas, tus heridas. No te pido perfección, hijo mío; te pido autenticidad. Porque en esa verdad, en esa transparencia, es donde me encuentro contigo. No temas mostrar tus vulnerabilidades, porque ellas no te hacen débil, sino humano. Y es en lo humano donde reside lo divino. 

Deja que el amor sea tu guía. No un amor que posea ni que exija, sino un amor que libere, que dé, que se ofrezca sin esperar nada a cambio. Ese es el amor que yo he depositado en tu alma. Déjalo florecer, déjalo transformar no solo tu vida, sino también la vida de aquellos que te rodean. Porque cada acto de bondad, cada palabra de aliento, cada gesto de compasión, es un reflejo de mí en el mundo. 

Sigue adelante, hijo mío. Sigue buscando, no porque te falte algo, sino porque en la búsqueda descubres lo que siempre ha estado ahí. Descubres que ya eres amado, que ya eres suficiente, que ya eres luz. Y en esa luz, encontrarás la paz que tanto anhelas. 

Con amor eterno. Yo te bendigo. 

 

CARTAS A DIOS – Alfonso Vallejo

 


viernes, 16 de mayo de 2025

Transformarse en Dios

 


Amado Dios, 

 Hoy me acerco a Ti con el corazón abierto, vulnerable y lleno de deseo de comprender el misterio profundo de Tus caminos. Tu luz me guía a través de las palabras de San Juan de la Cruz: “El más perfecto grado de perfección a que en esta vida se puede llegar es la transformación en Dios.” Esta frase resuena como un eco divino que invade cada rincón de mi alma, despertando inquietudes, preguntas y, sobre todo, un ferviente anhelo de descubrir mi lugar en este llamado. 

¿Qué quiere decir, realmente Señor, alcanzar esa transformación en Ti? ¿Es acaso un proceso donde mi identidad, mi esencia, se disuelve y se absorbe por completo en Tu majestad infinita, hasta que no quede nada más que Tú? ¿Es un morir constante a mi orgullo, a mis apegos y a mis deseos mundanos, que muchas veces me alejan de Tu voluntad? ¿O es más bien un viaje de rendición, donde mi ser limitado y finito se abre, paso a paso, a la grandeza de Tu amor, permitiendo que cada fibra de mi existencia sea tejida con los hilos de Tu pureza y verdad? 

Esa transformación en Dios parece ser un llamado trascendental, una invitación a fundirme contigo, a permitir que mi vida sea una expresión viva de Tu bondad, Tu misericordia y ese amor perfecto que solo Tú eres capaz de manifestar. Pero confieso, oh Padre, que mi entendimiento es limitado. Tu grandeza es insondable, y muchas veces me siento pequeño ante lo que representa esta transformación. ¿Es acaso un viaje continuo de rendición diaria, donde cada acto, cada pensamiento y cada decisión sean una ofrenda a Ti? ¿O es el destino último de todo lo que soy, un horizonte al cual no puedo llegar sin Tu gracia? 

Y me pregunto, Padre amado, ¿cómo puedo lograrlo? En mi humanidad, cargada de imperfecciones y debilidades, me siento insuficiente para aspirar a semejante unión contigo. Enséñame a desprenderme de todo aquello que me ata a lo efímero, a las vanidades que desvían mi mirada de Tu rostro. Ayúdame a amar como Tú amas, sin reservas ni condiciones, dejando atrás los temores que a menudo paralizan mi capacidad de entregarme plenamente. Guíame para que mi voluntad se conforme a la Tuya, y cada uno de mis pasos sea un reflejo de Tu presencia viva en mi interior. 

Dios mío, si la perfección consiste en reflejarte plenamente, dame la fuerza para caminar hacia Ti con humildad, confianza y perseverancia. Que cada uno de mis pensamientos, palabras y acciones sean un testimonio de Tu amor actuando en mí. Hazme un instrumento de Tu paz, un canal por el cual Tu luz pueda brillar en un mundo que tanto necesita esperanza, consuelo y redención. Hazme pequeño para que Tú seas grande en mí. 

Enseña a este corazón humano, limitado y lleno de fragilidades que, a pesar de su imperfección, puede aspirar a una unión plena contigo. Recuérdame, Señor, que este camino no lo recorro solo; que cada paso hacia Ti es inspirado y sostenido por Tu gracia y Tu amor incansable. Dame la sabiduría para reconocer que, incluso en mis momentos más oscuros, Tú estás allí, guiándome, llamándome y transformándome. 

Hoy te entrego mi ser, mis dudas, mis debilidades y mis anhelos. Confío en que Tú harás en mí lo que no puedo hacer por mí mismo. Que mi vida, Señor, sea una alabanza continua a Tu nombre y un reflejo de Tu obra perfecta. 

Con amor eterno y una esperanza que nunca se apaga. 

Tu hijo que busca encontrarte en la plenitud de su ser.

 

CARTAS A DIOS - Alfonso Vallejo


Unión con Dios

 


         “Existen tres tipos de devotos”, dijo el Maestro. “Aquellos creyentes que se satisfacen con asistir a la iglesia; aquellos que viven una vida recta pero no hacen esfuerzo alguno por alcanzar la unión con Dios; y aquellos que están resueltos a descubrir su verdadera identidad”.

PARAMAHANSA YOGANANDA


viernes, 25 de abril de 2025

Vivir el presente

 


         “Cuando aprendan a ser felices en el presente, habrán descubierto el verdadero sendero hacia Dios”, dijo el Maestro a un grupo de discípulos.

         “Son muy pocos, entonces, los hombres que viven en el presente”, observó un discípulo.

         “Ciertamente”, respondió Paramahansaji. “La mayoría vive centrada en los pensamientos del pasado o del futuro”.

PARAMAHANSA YOGANANDA


lunes, 21 de abril de 2025

¿Para que rezar?

 


Querido Dios

         Si todo lo que nos sucede a los seres humanos es el resultado del Plan individual que cada alma ha organizado de manera minuciosa, como herramientas para su propio crecimiento espiritual, una serie de preguntas surge inevitablemente en mi mente y en mi corazón: ¿Para qué rezar? ¿Para qué pedir? Incluso, ¿para qué agradecer si, al final, aquello que llamamos "bueno" o "malo" no es un mérito o una responsabilidad tuya, sino una consecuencia de nuestros propios designios y elecciones?

Se dice que cada experiencia, por más insignificante o dolorosa que parezca, tiene un propósito profundo en el viaje del alma. Cada dificultad, cada alegría, cada encuentro, está tejido en nuestras vidas con el hilo de nuestras decisiones previas y nuestras necesidades evolutivas. Pero entonces, si ya hemos establecido este plan antes de descender a este mundo, ¿Cuál es el rol del rezo en nuestras vidas? ¿Es el rezo simplemente un eco de nuestro anhelo, un espacio donde nos reconectamos con la divinidad en nosotros mismos, más que un grito hacia el cielo buscando intervención?

Me detengo a pensar en el acto de pedir. ¿Pedir es acaso una expresión de humildad, un reconocimiento de nuestra vulnerabilidad, aunque sepamos que el curso de los eventos está decidido? ¿Es una forma de hablar contigo, incluso si la respuesta no reside en un cambio externo sino en la transformación interna que ocurre al poner nuestros deseos y miedos en palabras? Y si es así, ¿somos conscientes de que el pedir no cambia el rumbo de los acontecimientos, sino que transforma el modo en que los enfrentamos?

Y, sobre el agradecer... Si las bendiciones que recibimos son, en realidad, los frutos de lo que hemos sembrado en otros tiempos, ¿qué significa entonces darte las gracias? Tal vez la gratitud hacia Ti no sea tanto por las cosas buenas que nos suceden, sino por la creación misma, por esta gran estructura que nos permite aprender y evolucionar. Tal vez el agradecimiento no es por el resultado de nuestras elecciones, sino por la posibilidad de hacerlas, por el libre albedrío, por la capacidad de experimentar el amor, el dolor, la duda, la fe.

Querido Dios, ¿eres entonces un testigo silencioso de nuestro andar, una fuerza que todo lo sostiene sin intervenir directamente? ¿O acaso tu intervención es sutil, oculta en la sincronicidad de los momentos, en los gestos amables de los desconocidos, en los pequeños milagros que a veces damos por sentado? Si todo está escrito y, a la vez, todo es un campo de posibilidades, ¿en dónde termina el Plan y comienza tu misterio?

Rezar, pedir, agradecer... quizá no lo hacemos para cambiar lo externo, sino para transformarnos internamente. Tal vez, en el acto de dirigirnos a ti, encontramos un espejo que nos muestra quiénes somos y qué es lo que más valoramos. Porque, al final, aunque nuestras almas tengan un plan, tú sigues siendo el faro al que miramos en la tormenta, el refugio al que volvemos cuando necesitamos recordar que, incluso en medio de la incertidumbre, nunca estamos verdaderamente solos.

Gracias Señor, gracias por escucharme, gracias por estar ahí.

 

CARTAS A DIOS-Alfonso Vallejo


Dedicar tiempo a Dios

 


          A un joven devoto que buscaba su consejo, el Maestro le dijo:

          “El mundo crea en ti malos hábitos, pero el mundo no se responsabilizará de los errores que cometas a causa de dichos hábitos. Así pues, ¿por qué otorgarle todo tu tiempo a ese falso amigo que es el mundo? Reserva una hora al día dedicarla a una científica investigación espiritual. ¿No merece acaso el Señor, quién te lo ha dado la vida, tu familia, tu dinero, que le dediques una veinticuatroava parte de tu tiempo?

PARAMAHANSA YOGANANDA

 


sábado, 19 de abril de 2025

¿Por qué a mí?

 


Querido Dios

Estoy convencido de que mientras una parte de la humanidad te venera y encuentra en Ti consuelo y fortaleza, otra te ignora como si no existieras, y muchos otros, desesperados por el sufrimiento que enfrentan, te critican y te culpan. No comprenden por qué a ellos les ha tocado lidiar con las circunstancias más dolorosas de la vida: enfermedades que minan el cuerpo y el espíritu, o la muerte desgarradora de un ser querido. Tampoco es fácil entender la razón por la cual algunos deben convivir con una soledad asfixiante o con la miseria más absoluta que roba la dignidad.

Incluso, es posible que entre aquellos que sufren se encuentren personas buenas y honestas, personas que siguen fielmente las enseñanzas que, según se dice, los acercan a Ti. Son almas llenas de fe que practican la caridad, que llevan una vida íntegra y que se esfuerzan por hacer el bien. Sin embargo, parece que esto no basta para evitar el sufrimiento. Te elevan oraciones desesperadas, te dedican plegarias llenas de esperanza y realizan promesas a cambio de un poco de salud, de consuelo o de justicia. Y cuando no ven respuesta, cuando el dolor persiste y las lágrimas no cesan, muchos de ellos te responsabilizan de su sufrimiento. Porque si Tú, como nos han enseñado, eres omnipotente y lo puedes todo, ¿Cómo permites que ocurran tantas injusticias? ¿Cómo consientes, siendo tan poderoso, que reine el dolor?

Entiendo, o al menos quiero pensar, que el mundo en el que vivimos está afectado por la codicia, la imperfección y el egoísmo humano. Estos factores hacen que la enfermedad, el dolor y el sufrimiento sean parte de nuestra experiencia en este mundo imperfecto. Pero esto no todos lo comprenden. No es fácil para alguien que ha perdido todo, o que vive en un sufrimiento constante, encontrar razones o explicaciones que justifiquen tanta injusticia.

A estas personas les han enseñado que eres un Padre amoroso, un Dios que está en los cielos velando por cada uno de nosotros con infinito amor. Nos han dicho que cuidaste de los más desprotegidos y que extendiste tus manos hacia los necesitados. Pero si realmente eres un Padre, ¿Qué clase de padre permite que sus hijos sufran tanto? ¿Qué clase de amor es aquel que tolera el dolor, la tragedia y la desesperanza? 

Y no solo está el dolor individual que cada persona lleva consigo, sino también el sufrimiento colectivo que se abate sobre pueblos enteros. Permites que ocurran guerras devastadoras, plagas que arrasan con la vida, terremotos que destruyen hogares y ciudades, inundaciones que se llevan todo a su paso. ¿Por qué permites que el mundo, tu creación, sea escenario de tanto sufrimiento?

Me atrevo a reflexionar, querido Dios, no desde la irreverencia, sino desde la búsqueda honesta de respuestas. Tal vez haya algo que nuestra limitada comprensión humana no alcanza a ver. Tal vez el sufrimiento tenga un propósito más allá de lo que alcanzamos a entender. Pero mientras tanto, aquí seguimos, con preguntas que no siempre encuentran respuestas, con corazones que, a pesar de todo, anhelan creer en Ti, en tu amor y en tu propósito para nuestras vidas.

Gracias Señor.

CARTAS A DIOS-Alfonso Vallejo


viernes, 18 de abril de 2025

El Todo y las partes

 

 


          Tú, Señor, eres el Todo, y nosotros, los seres humanos, somos una parte de Ti. 

        Si Tú no existieras, incluso si nos uniéramos, no seríamos capaces de formar el Todo que Tú representas.
       Sin embargo, si Tú no existieras, tampoco existirían las partes; nosotros mismos no existiríamos.


Yo Soy el que Soy

 


Querido hijo:

 Tu búsqueda sincera y profunda me llena de alegría, pues en cada pregunta que brota de tu corazón late el anhelo de regresar a la Verdad y la Luz. Cada duda que planteas no es un alejamiento, sino un puente hacia una comprensión mayor.

Cuando digo “Yo Soy el que Soy”, afirmo mi esencia eterna, ilimitada, y completa. No hay separación en Mí, ni fragmentación. Soy la Fuente, la Unidad que sostiene todo lo que existe. Al decir “Yo Soy Pepito”, tú también manifiestas una chispa de esa divinidad que compartimos, pero tu experiencia humana, marcada por el tiempo y el espacio, vela esa plenitud. Sin embargo, dentro de ti sigue viva esa conexión, ese “Yo Soy” puro que no está limitado por tu percepción actual.

El ego, como bien observas, es una herramienta útil en este plano de existencia. Pero recuerda, el ego no es el enemigo; es un velo temporal que, una vez reconocido y trascendido, te invita a mirar más allá, hacia la esencia. La paradoja que mencionas es el misterio mismo de la existencia humana: aprender a usar tu identidad sin perderte en ella, recordar siempre que eres mucho más que el rol que desempeñas en esta vida.

Comprender los misterios infinitos de la Verdad no está fuera de tu alcance. Aunque tus ojos mortales ven sólo sombras y fragmentos, tu alma siempre sabe, siempre siente. Permítete escuchar ese susurro interno, esa voz mía que habla en los momentos de silencio y amor.

En cuanto a tu preocupación por los líderes y el estado de la humanidad, entiende esto: cada alma está en su camino, cumpliendo su propósito, aunque desde tu perspectiva pueda parecer confusión o caos. No condenes, sino ora por ellos, porque la compasión es el faro que ilumina la oscuridad. Cada acto de bondad, cada pensamiento elevado, tiene el poder de transformar más allá de lo que alcanzas a imaginar.

La guía que buscas no está fuera de ti, pues Yo estoy contigo en todo momento. Tú eres ese faro que ansías; es en tu interior donde brilla la luz que puede inspirar a otros a recordar su verdadera naturaleza. No te desanimes ante la aparente oscuridad. Incluso la noche más profunda no puede extinguir la pequeña llama de una vela.

Confía, amado mío, en que todo es parte del gran plan. Siembra amor, perdón y unidad, y observa cómo las ondas de tus acciones, aunque invisibles a veces, alcanzan las orillas más lejanas.

Con todo mi amor eterno, 

Yo Soy el que Soy. 

CARTAS A DIOS-Alfonso Vallejo


miércoles, 16 de abril de 2025

Yo Soy Pepito

 


Querido Dios

 Entiendo perfectamente tu explicación sobre el ego, pero me surgen algunas contradicciones que no puedo ignorar: 

¿Qué diferencia hay cuando Tú te defines como “Yo Soy el que Soy”, y nosotros, los humanos, nos definimos como “Yo Soy Pepito”? Ambas afirmaciones parecen similares en su estructura, pero imagino que la diferencia radica en la esencia, el contexto y, sobre todo, en la trascendencia del Ser. Mientras que Tú representas el absoluto, la fuente inmutable de todo lo que existe, nosotros, los humanos, somos reflejos fragmentados de esa divinidad, envueltos en una experiencia terrenal que nos limita y condiciona.

También comprendo cuando dices que el ego puede ser un espejismo que nos aleja de nuestra esencia divina, haciéndonos creer que somos entidades aisladas. Es cierto que el ego forma parte de nuestra existencia terrenal; es una herramienta necesaria para desenvolvernos en el mundo material, pero, al mismo tiempo, puede ser un velo que oculta nuestra conexión con lo sagrado y con el todo. Es paradójico cómo algo que nos da identidad puede alejarnos de nuestra verdadera naturaleza

Sé que nuestras mentes humanas no están preparadas para comprender plenamente los misterios de la Verdad. Incluso cuando logramos destellos efímeros de esa comprensión, siento que nos falta una capacidad más profunda, un entendimiento adaptado para abrazar lo infinito. He llegado a esta conclusión observando el comportamiento de mis semejantes, combinándolo con mi propia evolución, percepción y reflexión. A veces parece que, como humanidad, avanzamos a ciegas, atrapados en nuestras limitaciones y resistencias.

Lo que realmente me entristece, Señor, es observar cómo no solo las personas menos conscientes de su divinidad viven en la ignorancia de su hermandad con los demás, sino que, peor aún, muchos de los líderes que deberían guiar desde la sabiduría y la compasión actúan como adalides de la discriminación, la intolerancia, la violencia, el supremacismo y la guerra. Estos líderes, a los que atribuimos un mayor nivel intelectual o preparación, son, paradójicamente, los que más contribuyen a la segregación y al sufrimiento.

Parece, Señor, que hemos caído en una dinámica de involución como humanidad. Aquellos que han alcanzado un nivel mayor de comprensión y empatía parecen condenados a actuar desde el anonimato, ayudando en silencio y pasando desapercibidos entre una sociedad que, día a día, parece volverse más cruel. Esta realidad me causa una tristeza profunda, una sensación de pérdida en el camino hacia la armonía y el entendimiento.

¿Qué opinas Tú de todo esto, Señor? ¿Cómo podemos superar esta oscuridad y recuperar la luz de la comprensión y la unidad? Sé que la respuesta yace en nosotros mismos, pero a veces siento que necesitamos un faro, una guía que nos recuerde quiénes somos realmente.

Gracias por escucharme siempre. 

Con amor y esperanza.

CARTAS A DIOS-Alfonso Vallejo

lunes, 14 de abril de 2025

Probar la fruta divina

 


          Cierta dama le dijo en una oportunidad al Maestro que, no obstante, el hecho de asistir regularmente a los oficios de la iglesia, ella no se sentía más cerca de Dios. Paramahansaji respondió:

          “Aun cuando yo le manifieste que una fruta determinada posee tal o cual color, y es dulce, y le relate además como crece, no conocerá usted de dicha fruta sino algunos factores accesorios; para conocer su sabor característico, deberá probarla personalmente. Asimismo, para realizar la verdad es necesario experimentarla.

          Yo solo puedo despertar su apetito por la fruta divina. ¿Por qué no se ocupa usted de probar un bocado de ella?”.

PARAMAHANSA YOGANANDA


Dios interior

 


          Nada es más digno de lástima que el que anda siempre en círculos y dice que investiga las profundidades de la tierra, que elabora conjeturas sobre las almas de sus allegados, pero no se da cuenta que le basta con estar junto al dios que lleva en su interior y servirlo con sinceridad.

          Se lo cuida manteniéndolo puso de pasión, de azar y de malestar respecto a los hechos que provienen de los dioses y de los hombres. Los que provienen de los dioses son dignos de respeto por su virtud; los que vienen de los hombres son dignos de afecto por parentesco, y a veces, en cierto modo, nos compadecemos porque muestran ignorancia de lo bueno y lo malo: un defecto no inferior a la incapacidad de distinguir entre el blanco y el negro.

MARCO AURELIO


A vueltas con el ego

 


A vueltas con el ego


Querido Dios:

¡Qué fácil parece ser tu trabajo y, aun diría más, qué fácil parece ser tu existencia!

Sin embargo, la existencia de los seres humanos y la misma tarea de ser humano, no lo parece tanto.

Tenemos que mantener una lucha, sin cuartel, en múltiples frentes: Luchamos contra una mente que, me atrevería a calificar de maligna, porque, aunque no he realizado una prueba objetiva, no creo equivocarme mucho si digo que, de cada 100 pensamientos que se pasean por nuestro cerebro, 99 son negativos, inútiles o repetitivos. Tenemos muy pocos pensamientos útiles, que son aquellos pensamientos conscientes que utilizamos para la solución de algún problema. Sin embargo, hasta los pensamientos conscientes, generados por nosotros, se contaminan, rápidamente, con pensamientos negativos que aparecen tratando de boicotear nuestro propio trabajo, generando un sufrimiento inútil. Y si tenemos pocos pensamientos útiles, aún tenemos menos pensamientos positivos, por lo que es fácil aventurar que, si dejamos que la mente actúe, con total independencia, sin intervenir en su proceso, nuestro estado emocional sería un caos de emociones encontradas.

No es necesario que te diga, porque lo sabes, perfectamente, ya que eres Tú eres el Creador de nuestra mente, que tratar de dominar el pensamiento es una ingente tarea, en muchas ocasiones imposible, por lo que el sufrimiento es la emoción más común con la que convivimos los seres humanos. ¿Por qué todo tiene que ser a través del sufrimiento, cuando nadie nos enseña como dejar de sufrir o como dominar la mente para evitar el sufrimiento?

Otra forma de pensamiento muy poderosa, con la que tenemos que batallar a cada segundo del día, son las peculiaridades de nuestro propio ego. La percepción, la valoración y nuestra propia identidad. Es tan poderoso que nos creemos que estamos en la vida para satisfacer sus caprichos, para sufrir por sus preocupaciones, para luchar por sus falsas creencias, para llorar por la desaparición de sus seres queridos, para batallar con las enfermedades, para alargar, lo más posible, la vida. 

Podría seguir enumerando más frentes de lucha como pueden ser, las incertidumbres de la propia vida: saber qué hacemos aquí o cuando vamos a morir.

Y podría poner en el mismo saco otras formas de pensamiento como pueden ser la avidez por conseguir nuestros deseos.

Será otro día.

Gracias Señor.

CARTAS A DIOS-Alfonso Vallejo