El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




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lunes, 26 de agosto de 2024

La mano de Dios

 


Con que facilidad sentimos la mano de Dios cuando las circunstancias que se van concatenando en nuestra vida, están alineadas con nuestros deseos. Sin embargo, no están sencillo sentirla cuando los acontecimientos que van llegando a nuestra vida son contrarios a nuestras expectativas, pudiendo parecer que estamos siendo castigados por la vida y abandonados de la mano de Dios.

¿Quiere eso decir que Dios aparece y desaparece como el Guadiana? El Guadiana es un río bastante único debido a su característica de “río perdido”, donde parte de su curso fluye subterráneamente y luego reaparece en la superficie. O, ¿quiere decir que Dios nos va premiando, ignorando o castigando?

Esta percepción de la presencia divina puede ser influenciada por nuestras propias expectativas y emociones. Cuando todo va bien, es fácil atribuirlo a una intervención divina favorable. Pero cuando enfrentamos dificultades, podemos sentirnos abandonados o castigados. Sin embargo, la presencia de Dios es constante, independientemente de nuestras circunstancias. La metáfora del Guadiana puede ilustrar cómo, a veces, la presencia divina puede no ser evidente en ciertos momentos de nuestra vida, pero eso no significa que no esté ahí. En lugar de ver los desafíos como castigos, podríamos interpretarlos como oportunidades para crecer y fortalecer nuestra fe.

Tengamos en cuenta que Dios Es y siempre Está.

viernes, 21 de junio de 2024

Un propósito mayor

 


Puede parecer que estamos solos con nuestras circunstancias, o que nuestro destino depende de una decisión a la que no tenemos alcance, o que las cosas que hacemos cada vez salen de mal en peor.

A pesar de nuestros ruegos, las situaciones no cambian. No parece haber una salida.

Pero no es así. Cada acontecimiento, por nimio que nos parezca esta perfectamente organizado y planificado, por nosotros, antes de llegar a la vida.

A veces, enfrentamos situaciones desafiantes o dolorosas, pero solo son  parte de nuestro viaje hacia el amor incondicional. El aprendizaje y el crecimiento personal a menudo ocurren en medio de las dificultades. Es como si estuviéramos escalando una montaña en un videojuego y cada paso tiene un propósito: completar el nivel.

Es justamente esa desastrosa situación la que habíamos previsto para conseguir avanzar en nuestro peregrinaje hacia el amor incondicional. Algo que no es material y que, una vez conseguido, hará que cambie, por completo, la situación.

En cuanto al tiempo que va a durar la adversidad que nos envuelve, no es solo una cuestión de cronología. El aprendizaje y la evolución espiritual no están atados a un reloj. A veces, el camino puede sentirse solitario y desértico, pero no estamos solos, porque Dios está con nosotros en todos los jugares y durante todo el tiempo.

La fe y la esperanza de que eso es lo que necesitamos en este momento, nos sostienen incluso cuando todo parece oscuro.

    Recuerda, por tanto, que nuestras circunstancias, decisiones y destino están entrelazados. Aunque no siempre entendamos, completamente, el propósito detrás de cada situación, podemos confiar en que hay un propósito mayor en juego. Así que sigamos avanzando, aprendiendo y buscando ese amor incondicional que transformará nuestra realidad.


martes, 11 de junio de 2024

El perdón de Dios (2 de 2)

 


—Dios no necesita perdonar, hijo mío —le contesté a mi hijo, como si siguiéramos una conversación que solíamos tener con frecuencia—, porque ya te he dicho en muchas ocasiones que no se ofende nunca, y donde no hay ofensa no es necesario el perdón.

—Y entonces —siguió mi hijo, poniendo cara de extrañeza—, ¿por qué este señor habla de ofensa, de pecado, de infierno y de perdón?

¡Qué difícil me lo estaba poniendo! ¿Cómo le explicaba que todas las religiones eran una asociación de personas con las mismas creencias, que enseñan verdades parciales e interesadas, estando muy alejadas de la Verdad, que solo está en posesión de Dios?

—Pero tenía que intentarlo: Las religiones son, en esencia, intentos humanos de entender a Dios, de dar sentido a lo que está más allá de algo que no podemos entender, porque no lo vemos. A través de ritos, como esta misa, y de enseñanzas, buscan guiar a las personas hacia una vida más espiritual y moral, básicamente, enseñan a actuar con bondad. Sin embargo, estas enseñanzas, a menudo, reflejan interpretaciones humanas de lo divino, influenciadas por las culturas y contextos en los que se desarrollan.

>> El concepto de pecado y perdón es una de esas interpretaciones. Se basa en la idea de que los seres humanos, en su imperfección, a veces actúan de maneras que se consideran contrarias a la voluntad de Dios. La necesidad de pedir perdón surge de la idea de reconciliación, de volver a alinear nuestras acciones y pensamientos con lo que se percibe como divino y correcto.

>>No obstante, algunas personas, como nosotros, creen que Dios, en su infinita sabiduría y amor, no tiene necesidad de perdonar porque nunca se siente ofendido. Según esta creencia, el perdón es más una necesidad humana que divina. Es un proceso de sanación personal. Algo para sentirnos bien con nosotros mismos. Enseñar sobre el pecado y el perdón puede ser una manera de ayudar a las personas a reflexionar sobre sus acciones y motivarlas a mejorar, aunque a veces pueda parecer que nos hacen culpables y nos hace sentirnos mal.

>>No hay que seguir los pasos de una religión.

>>La verdadera espiritualidad, es como una búsqueda personal y continua de entender y vivir según lo que uno percibe como lo divino. En este camino, es crucial cuestionar, aprender y crecer, reconociendo que la Verdad, en su forma más pura, es algo que tal vez nunca comprendamos completamente, pero hacia lo cual siempre nos esforzamos por acercarnos.

—No lo he entendido muy bien papá, pero me quedo más tranquilo sabiendo que Dios nunca se ofende.


El perdón de Dios (1 de 2)



Paseando por la ciudad, nos dimos de bruces con la catedral. Surgió de repente, majestuosa y solemne, en medio del bullicio urbano. Sus torres se alzaban desafiando al cielo, como si quisieran rozar las nubes con sus pináculos góticos. La fachada, una sinfonía de piedra tallada, estaba adornada con estatuas de santos y querubines que parecían cobrar vida bajo la luz del atardecer.

La catedral, construida en el siglo XII, es un testimonio del ingenio y la devoción de generaciones de artesanos y fieles. Sus muros de piedra caliza fueron erigidos con esfuerzo titánico, cada bloque colocado con una precisión casi divina. Los vitrales, llenos de colores, proyectaban un caleidoscopio de luz al interior, bañando las paredes y los bancos en un resplandor casi místico.

El campanario, con su robusta estructura, albergaba campanas cuyo tañido resonaba a kilómetros de distancia, marcando el paso del tiempo y llamando a los fieles a la oración. En el interior, el aroma a incienso y cera derretida llenaba el aire, mientras que el eco de los pasos retumbaba por las bóvedas y los arcos, creando una atmósfera de reverencia y recogimiento.

Cada rincón de la catedral contaba una historia de fe y perseverancia. Desde los capiteles de las columnas, esculpidos con escenas bíblicas, hasta el altar mayor, donde el oro y la plata relucían bajo la luz de los candelabros, todo hablaba de un pasado glorioso y una minuciosa dedicación. Así, en medio de la ciudad moderna, la catedral se erguía como un faro de espiritualidad y arte, un lugar donde lo divino y lo terrenal se entrelazaban en perfecta armonía.

Era la hora de la misa y en el altar mayor, un sacerdote, bastante entrado en años, dirigía el oficio, de manera rutinaria. Eran tantas las misas que debía de haber oficiado que no necesitaba leer, todo lo sabía de memoria y lo recitaba como un papagayo repite sus palabras recién aprendidas.

En el púlpito, otro sacerdote daba instrucciones a los pocos fieles que seguían la misa, casi todos tan entrados en años como el oficiante. Fue este sacerdote desde el púlpito quien comenzó la homilía, mientras el oficiante se sentaba como un espectador más para escuchar a su compañero.

"Tienen que pedir perdón a Dios por sus pecados", fue el inicio de una plática que parecía tomar un rumbo demasiado siniestro. Mi hijo, de 10 años, que me acompañaba, me preguntó de inmediato:

—Papá, ¿Dios nos perdona siempre? 

viernes, 5 de abril de 2024

¿Y si actuamos como Dios?

 


¿Y si actuamos como Dios?


Siempre ha sido fácil para mí relacionarme con Jesús, María, Buda, Mahoma o Santa Teresa de Jesús, solo por citar alguno de los grandes hombres o mujeres que nos han precedido en nuestra vida en la Tierra. Y ha sido fácil porque han tenido vida, han tenido un cuerpo, conocemos su historia o lo que nos han contado de ellos, pero mi relación con Dios siempre ha sido un poco más difusa,

Y lo ha sido porque, durante mucho tiempo, no conseguía ni tan siquiera imaginármelo, y nuestra mente trabaja con imágenes. No ha tenido un cuerpo, no ha caminado sobre la Tierra, no hay ningún tipo de imagen, salvo ese señor con barba blanca y un triángulo en la cabeza que dibujan en algunas ilustraciones. Pero siempre me ha parecido poco serio imaginármelo así.

Eso me ha generado una cierta frustración, desasosiego, ansiedad e, incluso, angustia, porque como creo que los objetivos de la vida son dos, entender que todos somos uno y amar a Dios sobre todas las cosas, me preguntaba, ¿cómo voy a amar a Dios si no le conozco?

Todo eso fue cambiando mientras entendía e integraba en cada célula de mi cuerpo que Dios lo era todo y que vivíamos en él, como el pez vive en el agua. El primer paso para ese entendimiento fue comprender que en la luz del día podíamos encender una cerilla y ver su resplandor. Asocié la luz del sol a Dios y la luz de la cerilla a cada uno de los seres humanos.

¡Aleluya!, ya había entendido una parte, ya no necesitaba tener una imagen de Dios, porque si Dios es todo, un árbol, un pájaro, un pez u otro ser humano, son imágenes de Dios.

A partir de ahí comenzaba la segunda parte del peregrinaje, aprender a amar a Dios.

Mi punto de partida fue el siguiente razonamiento, si Dios lo es todo, amar a Dios significa amar a todo lo creado. Por lo tanto cuando ame a todo lo creado estaré amando a Dios.

Prescindí de animales y plantas en el aprendizaje del amor e intenté centrarme en los seres humanos, pero me pareció que intentar amar de golpe a casi ocho mil millones de personas me parecía un trabajo imposible de realizar y pensé, si un ingeniero empieza con cinco años a aprender los números, y después las sumas, las restas, las multiplicaciones y así, sucesivamente, hasta el último año de carrera, ¿por qué yo, en lugar de comenzar a amar a todos los habitantes del planeta no comienzo por lo básico? Llegué a la conclusión de que tenía que ser así y decidí que lo básico era mi familia. Necesitaba amar a mi familia, pero no de una manera, que podríamos considerar normal, como todos, con luces y sombras, no. Tenía que ser como Dios nos ama. De manera incondicional.

Y en ese trabajo estoy, y mucho me temo que en esta vida no voy a pasar de nivel. Sí, no os sorprendáis, no es tan fácil amar como Dios nos ama.

¿Qué significa amar de manera incondicional? Significa amar de manera absoluta, sin limitaciones y sin condiciones.

¿Es incondicional cuando pierdes la paciencia?, no lo es.

¿Es incondicional criticar alguna actuación de tu pareja?, no lo es.

¿Es incondicional elevar el tono de voz?, no lo es.

¿Es incondicional juzgar cualquier actitud?, no lo es.

¿Es incondicional dar algo a cambio de…?, no lo es.

¿Es incondicional castigar con el silencio?, no lo es.

¿Es incondicional una mentira, o una media verdad?, no lo es.

¿Y si actuamos como Dios? Todos sabemos que la mejor enseñanza es el ejemplo. Pues sigamos el ejemplo de Dios.

Dios nos da total y absoluta libertad, nunca se ofende, nunca nos grita, para Él todo está bien, acepta todo lo que hacemos sin juzgarnos ni criticarnos, nunca nos castiga ni pierde la paciencia, no hace cambalaches con nosotros.

Ya sé, ya sé, estoy escuchando las críticas, (porque no actuáis como Dios, claro), seguro que estáis pensando ¡si actuamos así nuestros hijos nos comen! ¿Nos comemos nosotros a Dios?, seamos ejemplo de amor para nuestros hijos, seamos ejemplo de amor para nuestra pareja. Se puede enseñar con amor. Se puede reprender con amor. Se puede vivir con amor.

Sé por experiencia personal que es difícil. Yo llevo tiempo embarcado en esa tarea. Para tenemos que intentarlo porque es la única razón de la vida.


miércoles, 3 de abril de 2024

Conversaciones con el Maestro (Pidan y se les dará)

 


Conversando con el Maestro

(Pidan y se les dará)

 

 

-  Maestro, en la Biblia, en el capítulo 7, versículos 7 y 8 del evangelio según Mateo, podemos leer: “Pidan y se les dará; busquen y encontrarán; llamen y se les abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra y al que llama, se le abre”.

          >> Leyendo estos versículos de la Biblia me surge, de inmediato, la pregunta: ¿Seguro? Porque llevo años pidiendo, buscando y llamando, y nada. Nadie me da, a nadie encuentro y las puertas permanecen cerradas.

          >> Y pienso, ¿será que se refiere a la vida del alma y no a la vida física? Pero yo mismo me contesto: No. No puede ser. Jesús lo explicó en la tierra, por lo tanto, tiene que ser para todos los que tenemos un cuerpo. Entonces, ¿habrá alguna condición especial, para hacer la petición, que no nos explicó Jesús?

-    No hijo. Jesús utilizaba mucho las parábolas para explicar cualquier concepto y no debemos tomar esas palabras de forma literal. Lo que quieren decir es que tengamos confianza en la relación con Dios, quien, como un padre amoroso, sabe lo que es mejor para nosotros, sus hijos.

>> La promesa es que Dios escucha y responde, pero sus respuestas pueden no ser siempre lo que esperamos o pedimos, porque Él tiene una perspectiva más amplia y sabe lo que realmente necesitamos.

>> Tenemos que interpretar que lo que hace Jesús es animar a las personas a acercarse a Dios, con fe y confianza, sabiendo que Él es bueno y amoroso, y que responderá de acuerdo con su sabiduría y amor por nosotros.

-    Entonces, según lo que me dices, para conseguir algo, seguir las instrucciones de la Ley de la Atracción, orar, pedir a los ángeles, rogar a Dios o escuchar músicas con una frecuencia determinada, por ejemplo, son una perdida absoluta de tiempo ya que, si ese algo no es bueno para nosotros, no va a llegar de ninguna de las maneras. ¿Me equivoco?

-    Te equivocas en parte, porque todo no es, absolutamente, blanco o, absolutamente, negro. Entre el blanco y el negro hay muchos matices, que traídos a la vida física le pueden dar una tonalidad diferente, en función del Plan de Vida de la persona.

>> Lo que es bueno para nosotros ya está recogido en nuestro contrato o Plan de Vida.

-   Me estás diciendo que nunca nadie va a recibir cosa alguna que no esté contemplada en su Plan de Vida, ¿es correcto?

-    Es correcto.

-    Pues yo diría que el versículo está incompleto. Debería decir: “Pidan y se les dará si está contemplado en su Plan de Vida”.   

>> Y, ¿dónde queda eso de que energías iguales se atraen?,¿para qué sirve llegar a sentir la emoción de que tienes mucho dinero, (con lo difícil que es llegar a sentirlo, cuando la triste realidad es que no te llega para comer más allá del día 15 del mes), si luego no va a llegar ese dinero porque en tu Plan de Vida está pactado que vas a ser un pobre de por vida?

-    Esas dos preguntas tuyas tienen requieren varias explicaciones:

>> En primer lugar, es cierto que energías iguales se atraen, y así es como va a llegar todo, absolutamente todo, a tu vida.

>> Pero tienes que tener en cuenta algunos conceptos. Sigamos con el ejemplo del dinero. Durante tiempo, probablemente mucho, has estado y, aun estás, compartiendo tu vida con la carencia. En tu subconsciente se encuentra esa energía de carencia y, has de tener en cuenta que el subconsciente es el 90% del total de tu mente, siendo solo el 10% la capacidad de tu mente consciente. Por lo tanto, en tus condiciones normales, están atrayendo carencia en un 90% y solo abundancia, (suponiendo que consigas generar esa energía), en un 10%.

>> Es mucho el tiempo que tienes que estar generando energía de abundancia para conseguir eliminar la energía de carencia que se encuentra en tu subconsciente, con el hándicap de que tampoco tienes la completa seguridad de que la energía de abundancia que generas no está teñida de la carencia con la que convives desde siempre.

>> Y, en segundo lugar, cuando llegas a la vida, el alma trae consigo la energía que necesitas para atraer lo que necesitas para el cumplimiento de tu Plan de Vida. Energía que se activará cuando sea el momento.

-    ¿Cómo sé cuando es momento de atraer algo diferente?

- Lo sabe tu alma. Todo funciona como un videojuego. Cuando finalizas un aprendizaje se activa la energía que necesitas para acceder al siguiente nivel. Y si en el siguiente nivel necesitas dinero, él llegará a ti

>> Pero, ten en cuenta que no conoces tu Plan de Vida. Lo que es bueno para ti es lo que en dicho Plan se encuentra recogido. Si para que se cumpla el Plan, que es lo que tú has elegido antes de venir a la vida, tienes que ser pobre, serás pobre, por mucho que tu mente quiera mucho dinero.

-    ¿Para qué vamos a pedir, entonces, si ya tenemos un Plan de Vida?

-    Lo vas a entender fácil:

>> Ernesto es pobre y se regodea en su pobreza, pensando como va a comer durante todo el mes. Es seguro que va a comer, de alguna manera. No lo hará en un restaurante de cinco tenedores, pero no le va a faltar un mendrugo de pan. Pero él sufre cada minuto de su vida, está lleno de ansiedad, de estrés y de tristeza.

>> Matilde es la esposa de Ernesto, por lo que sus condiciones económicas son las mismas. Sin embargo, ella habla cada día con Dios ofreciéndole su miserable vida, agradeciendo el mendrugo que tienen para comer cada día y esperando que un día esa vida cambie. La energía que ella está generando con sus oraciones, su ofrecimiento y su agradecimiento hacen que su estado emocional sea diferente al de su esposo. No podemos decir que sea feliz, pero, al menos, no tiene la ansiedad, el estrés y la tristeza que tiene su esposo.

>> ¿Qué actitud es la más conveniente?

-    La de la esposa, sin ninguna duda.

-  Que tu petición diaria sea: Gracias Señor por los beneficios de este día. Te ofrezco mi vida. Hágase tu voluntad.


viernes, 8 de marzo de 2024

Encontrar a Dios

 


Donde haya un pájaro, donde haya una flor, donde haya una piedra y donde haya una nube, ahí está Dios. En la brizna de hierba, en la gota de agua, en el grano de arena y en la chispa del fuego, ahí está Dios. En la catedral, en la pagoda, en el salón del reino y en la mezquita, ahí está Dios. En el bar, en el prostíbulo, en el casino y en la sala de meditación, ahí está Dios. En el agua, en el fuego, en el aire y en la tierra, ahí está Dios.

Dios está alrededor de ti, pero también está en ti, donde puedes encontrarle en cualquier momento, porque cualquier momento es bueno para encontrarte con Dios.

Solo tienes que respirar, mantener la atención en esa respiración, y dejarte llevar hacia tu interior. Sin darte cuenta te encontrarás con Él cara a cara. ¡Apúrate, te está esperando!


miércoles, 10 de enero de 2024

Sobre el pecado

 


Y dijo Dios: 

No existe el pecado. Yo nunca me ofendo por nada de lo que los seres humanos podáis hacer, decir o pensar, y no me ofendo porque os amo sobre todas las cosas, y sé que cualquier cosa que hagáis, digáis o penséis, es cosa del ego, no del alma.

jueves, 23 de noviembre de 2023

Conectar con el corazón y elegir

 


Querido hijo:

Tienes toda la razón cuando dices que la mente humana no está capacitada para entender todas las respuestas, sobre todo aquellas que no tienen relación con la materia, que están fuera del espacio conocido o que no pueden ser medidas con un reloj de tiempo porque su medida siempre es “ahora”.

Sé de tu afán por saber y conocer que hay al otro lado de la vida, pero…, contesta una pregunta, ¿para qué te serviría ese saber? ¿Tú crees que conocer las actividades que realiza el alma cuando se encuentra en el espacio “entre vidas”, sería de utilidad para tu trabajo en la materia?, ¿te ayudaría a tener más paciencia?, ¿cambiarían en algo tus terapias?, ¿cambiarías la receta de los garbanzos?

Yo voy a contestar, por ti, esas preguntas: No te serviría para mejorar en las actividades que realizas en la materia. Entonces, si no lo vas a entender y no te va a ser útil, ¿para que insistir? Olvida el tema y enfócate en lo que, además de conocido, es imprescindible para tu crecimiento y tu desarrollo espiritual.

Has podido comprobar que es muy fácil contactar conmigo cuando estás en meditación.

Percibir mis señales es muy sencillo, sólo tenéis que permanecer en silencio, sólo tenéis que atravesar el espacio que existe entre vuestro pensamiento y vuestra sensación, sólo tenéis que aparcar el pensamiento y centrar la atención en el corazón. Ahí vivo Yo en nosotros. Y para llegar no vale escuchar discursos llenos de amor, ni asistir a misas donde se hable de Mi. El ser humano ha de encontrarme en solitario. Sin embargo, así como no vais a salir en la búsqueda de un tesoro si no se sabe que existe, habéis de tener el pleno convencimiento de que Yo habito en nuestro interior para establecer contacto.

La vida es una escuela en donde cada persona elige las materias a estudiar. Yo os he dejado elegir libremente las asignaturas. Pero al final de la “carrera” hay una tesis obligada: “Encontrarse conmigo”. Para la realización de la tesis no está establecido que haya que estudiar una vida o miles de vidas, se me puede encontrar en un instante, o se puede tardar una eternidad. No me busquéis en el cielo, ni en las iglesias. Buscarme en vuestro interior, porque mientras no me encontréis en vosotros, permaneceréis en la vida repitiendo curso una y otra vez.  

Sois libres, tenéis capacidad de elección, pero pocos son los que eligen lo bueno. Casi todos elegís sufrir, elegís el miedo, enfadaros con vuestros hermanos, elegís la ansiedad, la tristeza, la enfermedad, el dolor, la soledad.  Con lo fácil que es cambiar el punto de mira, recorrer el camino que os separa de vuestro corazón y elegir la felicidad, elegir la alegría, elegir el Amor.

Permíteme hablarte un poco más del poder de elección que os he dado.

Continuará.......

(Del libro Cartas a Dios de Alfonso Vallejo)

lunes, 20 de noviembre de 2023

Big Bang

 


Querido Dios:

Cuando he recibido tu contestación me he vuelto loco de alegría. Pensaba, cuando escribía, que el destino de la carta sería como el de las palabras, difuminarse, lentamente, hasta desaparecer.

Pero no, en la primera meditación llegó tu respuesta, de manera rápida y clara, hasta el extremo de que, por la rapidez, tuve ciertos problemas para poder ir transcribiendo toda la información.

Que me ronde o se deslice la alegría en mí interior, no es muy habitual, ya que mi estado emocional acostumbra a transitar por distintos matices de la tristeza, como pueden ser la melancolía y la nostalgia.

A veces pienso que alguna célula de mi cuerpo debe haber recibido algún input de mi vida al otro lado de la vida y que, de vez en cuando, va dejando salir ráfagas de nostalgia y soplos de melancolía que hacen que, sin tener ningún recuerdo de la vida del alma, sienta la tristeza como si sintiera añoranza de esa vida. Algo inconsciente debe de haber, porque son muchísimas las veces en que me encuentro pensando en la muerte como una liberación de la tristeza y de la monotonía de la vida.

Siempre me he preguntado para que nacemos, aunque tengo claro que voy a dejar esta vida sin saber para que he nacido, pero que seguro lo sabré en cuanto muera. Es una paradoja, vivir toda una vida sin saber para que vivimos. Como decía Stephen Hawking: “Si encontramos la respuesta al porque de nuestra existencia y la del universo, sería el triunfo definitivo de la razón humana, pues entonces conoceríamos la mente de Dios".

Estoy convencido de que todas las preguntas “existenciales” que me llevo haciendo desde que tengo uso de razón espiritual, como son ¿para qué la Creación?, ¿para qué la vida?, ¿de donde venimos?, ¿adonde vamos?, ¿qué he venido a hacer? y, alguna más, quedarán contestadas en el momento de traspasar el umbral del “otro lado” y que, además, aunque ahora estemos ávidos por saber, no será una sorpresa, porque es algo que conocemos desde siempre.

La hipótesis del Big Bang, puede ser una explicación de cómo se formó el universo: Un punto muy pequeño, pero enormemente denso, que, de repente, estalló irradiando una cantidad fabulosa de energía, dando inicio al comienzo del universo, formándose la materia, el espacio y el tiempo.

Pero no hay hipótesis sobre el porqué. Aunque tal como dijo el papa Benedicto XVI, solo es un acto de amor: “La creación es un don de Dios y es consecuencia de un acto de amor. Decir creación significa afirmar que el mundo está orientado a la realización del proyecto de amor del Creador”.

Aunque, si el mundo mismo es Dios, tal como indicas en tu contestación, todo es parte de lo mismo. Es decir, de Ti. Por lo tanto, el ser humano sólo puede ser un chispazo transitorio del todo. Una parte que se ha separado temporalmente y que manifiesta, temporalmente, una conciencia personal, pero que está llamada a unirse y fundirse en el Todo,

Es posible que el ser humano esté diseñado para que esa temporalidad fuera corta, de muy pocas vidas. Y que esa temporalidad fuera el tiempo necesario para experimentar el amor incondicional, y una vez experimentado pueda el alma independiente volver a unirse con la Energía Divina.

Sin embargo, En algún punto del camino, los seres humanos olvidaron, no solo, cual era la razón de la vida, sino también, de donde procedían. Por ello, la razón de la vida que era experimentar el amor, en un tránsito efímero por la materia, se convirtió en un viaje de cientos o miles de vidas con dos objetivos: Saber que nuestra procedencia es Dios y que Dios es nuestro destino al que llegaremos una vez conseguido el segundo objetivo, anidar la energía del amor en nuestro interior.

Reflexionar sobre todo lo que puede haber al otro lado de la materia supone la formulación de infinitas preguntas que dudo mucho de que con nuestra mente estemos capacitados para entender las respuestas.

No te molesto más. Gracias por escucharme.

(Del libro “Cartas a Dios” de Alfonso Vallejo)

miércoles, 15 de noviembre de 2023

Y Dios contestó

 


Querido hijo:

No es irrespetuoso nada de lo que comentas sobre mi sordera. Como bien dices no me ofendo nunca, nada me ofende. Rememora tu pasado cuando tus hijos eran unos bebecitos de pocos meses. ¿Te ofendías por algo que ellos hicieran en su inconsciencia? Tú y tus hermanos que comparten contigo la encarnación en la Tierra sois mis amados hijos, sois mis bebés, que estáis creciendo en el amor y en la bondad.

Quiero comenzar contestando a la pregunta que haces en tu misiva. Preguntas si, realmente, estoy ahí. Pues sí, estoy ahí, estoy en el cielo, porque Yo Soy el cielo, pero, también, estoy en la Tierra, porque Yo Soy la Tierra. Estoy en cada nube, en cada brizna de hierba y en cada grano de arena, porque Yo Soy la nube, la hierba y la arena. Estoy en el Sol, en cada planeta, en cada satélite y en cada estrella, porque Yo Soy el Sol, Soy cada planeta, cada satélite y cada estrella.

Pero aun hay más, estoy en ti. Y siento tu emoción sin que me la expliques, conozco tu pensamiento a la vez que tú, escucho cada palabra que sale de tu boca y cada anhelo que se escapa de tu corazón, acompaño tu mano cuando acaricia, cuando bendice y cuando golpea y enjugo las lágrimas que resbalan por tus mejillas.

Por lo tanto, siempre te escucho ¡hijo mío! Y siempre te contesto. Con palabras que no escuchas por el ruido que mantienes en tu interior, con las señales que pides, que no sabes interpretar, con sueños que olvidas porque no los consideras interesantes, con encuentros que calificas de casuales.

De mil maneras me comunico contigo, pero no me sientes, y no lo haces porque no estás sintonizando la emisora correcta. Estás centrado en tus problemas, en tus preocupaciones, en tus más íntimos deseos, en envidiar lo que otros tienen, en criticar todo lo que no se ajusta a tu creencia.

Y todo eso en lo que centras tu atención, tu pensamiento, tu emoción y tus palabras, te hacen sordo a mis respuestas, te hacen ciego a mis señales, te hacen insensible a las intuiciones y, lo que es peor, te están separando de la vida. No estás viviendo, porque la vida pasa a tu lado sin que seas consciente de ella. Y es, entonces, cuando más agobiado te sientes, cuando te acuerdas de mí y levantas los ojos al cielo pidiendo, rogando, suplicando, implorando, haciéndome culpable.

Tienes que salir de ese bucle de sufrimiento y conseguir que la paz, la serenidad, la bondad y el amor aniden en ti. Entonces estarás listo, no solo para poder escucharme, sino para no tener que pedirme o suplicarme, porque entenderás la razón por la que determinado acontecimiento se cruza por tu vida. Y si no llegas a entenderlo, estarás preparado para aceptarlo, porque entenderás que es necesario para poder llevar a buen término alguna de las enseñanzas que has decidido, aprender en esta encarnación.

Te amo hijo mío y te bendigo.

martes, 14 de noviembre de 2023

Monólogo dedicado a Dios

 


Querido Dios:

Son infinitas las veces que hablo Contigo o, mejor dicho, son infinitas las veces que hablo solo, siendo Tú el protagonista principal al que dedico mis palabras. Yo le llamo soliloquios, porque, en realidad, hablo conmigo mismo. Es un monologo dedicado a Ti.

A mí, como a todos los que se dirigen a Ti, haciéndote preguntas, pidiendo alguna gracia, realizando ofrendas, prometiéndote algún sacrificio a cambio de algo, encarándose Contigo por algo que la persona no entiende como puede proceder de Ti o, incluso, agradeciendo algo que ha llegado, más o menos, cuando se esperaba, nos gustaría obtener alguna respuesta, en forma de palabra, de señal inequívoca o de sueño consciente. Pero no. Tú callas. Por toda respuesta, silencio y más silencio. No respondes nunca. No das señales ni de escuchar ni de responder. No sé cómo se sentirán los demás, pero yo, como norma, me siento muy solo, a veces, muy decepcionado y, siempre, muy triste.

En ocasiones, te disculpo, explicándome a mí mismo que no debes oír bien, que tienes un problema de audición, ya que, si yo, por la edad, empiezo a tener algunos problemas, Tú, con muchos más años que yo, (eres eterno), debes estar sordo total.

Creo que la primera pregunta que tendríamos que hacer es ¿realmente estás ahí?, porque si no estuvieras es normal que no te enteres de que los seres humanos nos pasamos la vida levantando los ojos al cielo, que se supone que es donde habitas, para hablar Contigo.

Se me ocurre que cuando crees la sexta o séptima raza-raíz pongas a los humanos un ojo adicional en la cresta de la cabeza para que no tengan que hacer tanto esfuerzo mirando al cielo, con peligro de pillar una tremenda tortícolis.

Ahora que he llegado hasta aquí, pienso en si lo escrito no será una falta de respeto por mi parte. Aunque amparado por mis creencias, sé que no te ofendes nunca. Sé que estás ahí y sé que escuchas y que, en ocasiones, nos contestas, aunque no te escuchemos porque los sordos somos nosotros.

Esto solo es un reflejo de mi frustración y soledad. Realmente sí que me gustaría escucharte alguna vez, aunque solo musitaras mi nombre. 

Por hoy no te molesto más. Y ahora, para despedirme, se me plantea un problema añadido, no sé si despedirme con un abrazo, con un hasta pronto, con un sinceramente Tuyo, con una bendición o con un amén.

En fin, lo haré con agradecimiento por escucharme.

martes, 24 de octubre de 2023

Espiritualidad/Iluminación (1 de 2)

 



Recorriendo ese camino que nos acerca, a todos, a la madurez de la vida, (porque la vida no se detiene), comencé, de manera inconsciente, un tránsito desde la religiosidad a la espiritualidad, desde la teatralidad externa hacia la paz interior, tratando de liberarme de la culpa que genera el pecado para vivir en libertad.

A pesar de nacer en el seno de una familia católica, cuando pude tomar decisiones por mi cuenta, dejé de cumplir algunos de los preceptos de mi religión. Eso no quiere decir que no fuera admirador, amante y temeroso de Dios. Lo era. Pero no lo era tanto de sus representantes. Siempre me han parecido más seguidores de Caifás que del mismo Dios, predicando una cosa y haciendo lo contrario.

Agobiado y estresado por un trabajo muy demandante me inscribí en un centro de yoga, con el único objetivo de aliviar mi estrés y aprender alguna técnica que me permitiera adquirir algún tipo de dominio sobre mi mente.

Allí fue donde comencé a escuchar el termino espiritualidad, disociado de la religión y con una definición propia y diferente de lo religioso. Y asociado a la espiritualidad descubrí un nuevo concepto, el de iluminación espiritual.

Con mi escaso conocimiento del tema comencé a pensar que yo quería alcanzar la iluminación, porque creía, y sigo creyendo, que quien alcanza la iluminación ya no vuelve a encarnar más en la materia por haber finalizado su aprendizaje en la Tierra. La vida siempre me ha parecido un poco monótona, con algunos picos, (pocos), de éxtasis, y algunos valles, (muchos más), de sufrimiento e, incluso, de sufrimiento intenso.

Con el paso de los años, comencé a ser consciente de que no solo los representantes de las iglesias se comportaban como Caifás, sino que muchos representantes de la espiritualidad también. Por lo tanto, necesitaba un conocimiento, mucho más profundo, de lo que significaba ser espiritual y alcanzar la iluminación, del que tenía hasta entonces. En realidad, lo que necesitaba era práctica y un modelo creíble al que seguir.

Aprendí, de una manera teórica, que ser espiritual es una forma de vivir y de relacionarse con uno mismo, con los demás y con el mundo y que, no hay una única definición de lo que significa ser espiritual, ya que depende de las creencias, valores y experiencias de cada persona. 

(Del libro "Dame tu mano, te mostraré la vida" de Alfonso Vallejo Gago)

jueves, 14 de septiembre de 2023

Palabras y hechos

 



No se trata de palabras, no tienen demasiado valor. Se las lleva el viento y las que salen de cada boca lo hacen a través del tamiz de la dualidad, bien o mal, que la persona siente en ese momento.

De lo que se trata es de las acciones. De como somos en nuestras acciones. Hemos de accionar dejando de lado cualquier juicio de valor y, sin importar que es lo que esté sucediendo, hemos de tener presente que “todo” es de una perfección absoluta, que Dios está en cada instante y que “todo” está supeditado a un propósito superior.

jueves, 3 de agosto de 2023

El Dios de Spinoza en palabras de Anand Dilvar

 “Deja ya de estar rezando y dándote golpes en el pecho! Lo que quiero que hagas es que salgas al mundo a disfrutar de tu vida.

Quiero que goces, que cantes, que te diviertas y que disfrutes de todo lo que he hecho para ti. Deja ya de ir a esos templos lúgubres, obscuros y fríos que tú mismo construiste y que dices que son mi casa. Mi casa está en las montañas, en los bosques, los ríos, los lagos, las playas. Ahí es en donde vivo y ahí expreso mi amor por ti.

Deja ya de culparme de tu vida miserable; yo nunca te dije que había nada mal en ti o que eras un pecador, o que tu sexualidad fuera algo malo.

El sexo es un regalo que te he dado y con el que puedes expresar tu amor, tu éxtasis, tu alegría. Así que no me culpes a mí por todo lo que te han hecho creer. Deja ya de estar leyendo supuestas escrituras sagradas que nada tienen que ver conmigo. Si no puedes leerme en un amanecer, en un paisaje, en la mirada de tus amigos, en los ojos de tu hijito… ¡No me encontrarás en ningún libro! Confía en mí y deja de pedirme. ¿Me vas a decir a mí como hacer mi trabajo?

Deja de tenerme tanto miedo. Yo no te juzgo, ni te crítico, ni me enojo, ni me molesto, ni castigo. Yo soy puro amor. Deja de pedirme perdón, no hay nada que perdonar. Si yo te hice… yo te llené de pasiones, de limitaciones, de placeres, de sentimientos, de necesidades, de incoherencias… de libre albedrío ¿Cómo puedo culparte si respondes a algo que yo puse en ti? ¿Cómo puedo castigarte por ser como eres, si yo soy el que te hice? ¿Crees que podría yo crear un lugar para quemar a todos mis hijos que se porten mal, por el resto de la eternidad? ¿Qué clase de dios puede hacer eso?

Olvídate de cualquier tipo de mandamientos, de cualquier tipo de leyes; esas son artimañas para manipularte, para controlarte, que sólo crean culpa en ti. Respeta a tus semejantes y no hagas lo que no quieras para ti. Lo único que te pido es que pongas atención en tu vida, que tu estado de alerta sea tu guía.

Amado mío, esta vida no es una prueba, ni un escalón, ni un paso en el camino, ni un ensayo, ni un preludio hacia el paraíso. Esta vida es lo único que hay aquí y ahora y lo único que necesitas.

Te he hecho absolutamente libre, no hay premios ni castigos, no hay pecados ni virtudes, nadie lleva un marcador, nadie lleva un registro.

Eres absolutamente libre para crear en tu vida un cielo o un infierno. No te podría decir si hay algo después de esta vida, pero te puedo dar un consejo. Vive como si no lo hubiera. Como si esta fuera tu única oportunidad de disfrutar, de amar, de existir. Así, si no hay nada, pues habrás disfrutado de la oportunidad que te di. Y si lo hay, ten por seguro que no te voy a preguntar si te portaste bien o mal, te voy a preguntar ¿Te gustó?… ¿Te divertiste? ¿Qué fue lo que más disfrutaste? ¿Qué aprendiste?…

Deja de creer en mí; creer es suponer, adivinar, imaginar. Yo no quiero que creas en mí, quiero que me sientas en ti. Quiero que me sientas en ti cuando besas a tu amada, cuando arropas a tu hijita, cuando acaricias a tu perro, cuando te bañas en el mar.

Deja de alabarme, ¿Qué clase de Dios ególatra crees que soy?

Me aburre que me alaben, me harta que me agradezcan. ¿Te sientes agradecido? Demuéstralo cuidando de ti, de tu salud, de tus relaciones, del mundo. ¿Te sientes mirado, sobrecogido?… ¡Expresa tu alegría! Esa es la forma de alabarme. Deja de complicarte las cosas y de repetir como un loro lo que te han enseñado acerca de mí. Lo único seguro es que estás aquí, que estás vivo, que este mundo está lleno de maravillas. ¿Para qué necesitas más milagros? ¿Para qué tantas explicaciones?

No me busques afuera, no me encontrarás. Búscame dentro… ahí estoy, latiendo en ti”.

Anand Dilvar.