«No son las cosas que nos pasan las que
nos dañan,
sino nuestra opinión sobre ellas»
Epicteto
"No es lo que te ocurre, es cómo te lo tomas"
La vida está llena
de giros inesperados, desafíos y momentos difíciles. En el viaje de la vida,
enfrentamos una variedad de situaciones que pueden sacudir nuestras emociones y
poner a prueba nuestra resistencia. Sin embargo, lo que realmente determina
nuestro bienestar y nuestra capacidad para superar los obstáculos no es tanto
lo que nos sucede, sino cómo elegimos responder ante esas circunstancias.
Es fácil ser
arrastrado por las olas de la adversidad, sentirnos víctimas exclusivas de los
acontecimientos. Sin embargo, en lugar de quedarnos anclados al sufrimiento,
podemos despertar nuestras actitudes y diseñar estrategias para enfrentar los
problemas.
En el corazón de
esta idea radica el poder del pensamiento y la percepción. Dos personas pueden
experimentar exactamente la misma situación, pero sus reacciones pueden ser
radicalmente diferentes. Esto se debe a que cada individuo interpreta los
eventos a través de su propia lente emocional y mental. Mientras que algunos pueden
ver un revés como una oportunidad para crecer y aprender, otros pueden
percibirlo como una tragedia insuperable.
Reconocer la
importancia del cómo nos tomamos las cosas no significa ignorar la realidad de
nuestras emociones. Es natural experimentar tristeza, ira o frustración frente
a los desafíos de la vida. La clave radica en no permitir que esas emociones
nos controlen o nos definan.
Recuerda que somos
los arquitectos de nuestra propia felicidad y bienestar. Aunque no podamos controlar
todas las circunstancias externas, siempre tenemos el poder de elegir nuestra
actitud y respuesta frente a ellas. Al abrazar esta verdad, podemos transformar
incluso los momentos más difíciles en oportunidades para crecer, aprender y
prosperar.
El libre albedrío
consiste en esto. No podemos controlar lo que llega a nosotros, porque es algo
ya pactado por el alma para llevar a buen término alguna de las razones de la
vida, pero si podemos, y para eso estamos aquí, en la materia, elegir nuestra
respuesta ante las adversidades. Esto es, precisamente, el crecimiento que
hemos venido a intentar conseguir en este valle de lágrimas o en este camino de
rosas. Es nuestra elección, de nosotros depende.