El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




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jueves, 14 de marzo de 2024

Sanación espiritual


 

 

La sanación espiritual es un proceso que nos conecta con algo más grande que nosotros mismos.

Podemos encontrar bienestar y autenticidad en nuestra vida. restaurar el equilibrio y la armonía en todos los niveles del ser: físico, mental, emocional y espiritual.

La evolución espiritual está relacionada con la salud.

Es importante recordar que la sanación espiritual no solo se enfoca en aliviar los síntomas físicos, sino también en abordar las causas subyacentes de cualquier desequilibrio.

La sanación espiritual nos ayuda a encontrar respuestas, propósito y conexión con nuestro poder interior. Es un camino hacia el desarrollo personal y espiritual, lleno de satisfacciones y sentido en todo lo que hacemos y experimentamos.

 


viernes, 8 de marzo de 2024

Sanación

 



Las personas sanan cuando internamente desean sanar, y eso no va a ser hasta que la persona haya completado el aprendizaje que esa enfermedad lleva asociado.

Nadie, ni medico tradicional ni sanador, puede sanar a nadie que no lo desee. Solo se puede colaborar en la sanación de aquel que ha completado el aprendizaje y ha decidido sanar.

Cuando una enfermedad se ha manifestado ya a nivel físico, hay que tratar el cuerpo físico, pero hay que tratar con mucha más insistencia el origen, es decir, el problema energético que lo detonó.

Mientras la persona tenga un proceso de aprendizaje en marcha o una lección incompleta, el trabajo con el cuerpo físico para restaurar la salud es idéntico a poner capas de pintura en la pared sin solucionar el problema que causa la humedad en la misma.


viernes, 10 de febrero de 2023

Meditación: Creando autoamor

 

La meditación "Creando Autoamor" en Kundalini Yoga es una práctica destinada a cultivar el amor propio y la autoaceptación. Esta meditación se enfoca en dirigir pensamientos y energía hacia uno mismo con el fin de fortalecer la relación interna y promover la autoestima positiva.

 Al practicar la meditación "Creando Autoamor", se pueden experimentar beneficios como:

1. Mayor autoestima: Al dirigir amor y energía hacia uno mismo, se fortalece la percepción positiva de uno mismo y se construye una mayor confianza en uno mismo.

2. Aceptación personal: Esta meditación ayuda a cultivar la aceptación de uno mismo tal como es, con todas sus virtudes y defectos, fomentando la compasión y el perdón hacia uno mismo.

3. Sanación emocional: Al dedicar tiempo para nutrir el amor propio, se pueden sanar heridas emocionales pasadas y liberar bloqueos emocionales que puedan estar interfiriendo con la capacidad de amarse a uno mismo.

4. Equilibrio emocional: La práctica regular de esta meditación puede ayudar a mantener un equilibrio emocional saludable, reduciendo la autocrítica y promoviendo la autoaceptación incondicional.

La meditación "Creando Autoamor" es una práctica valiosa para fortalecer la relación con uno mismo, promover la autoestima positiva y cultivar un profundo amor propio.


lunes, 19 de diciembre de 2022

Sanar el cuerpo, sanar las emociones

 


              Los conceptos sanación y crecimiento, sanación y expansión de la conciencia, o sanación y construcción del carácter, no suelen ir habitualmente unidos. Es posible, en algunas ocasiones, que algunos terapeutas y sanadores, los unan, de alguna manera, cuando recomiendan a la persona que ha de realizar algún tipo de trabajo interior para recuperar su salud, al menos, su salud emocional.

              Pero cuantas enfermedades, cuantos sufrimientos, cuanta infelicidad, cuantos desequilibrios emocionales y cuantos problemas mentales, se podría ahorrar el género humano si nos enseñaran a buscar nuestro equilibrio interior, antes o a la vez que aprendemos a leer y a escribir.

              Nacer, crecer, envejecer y morir, es un ritmo continuo, y aunque para cada persona es una experiencia nueva, única e irrepetible, estamos en el mundo tan acostumbrados a ese fluir, que no suele afectarnos mucho el paso por cada una de estas estaciones hasta que nos toca transitarla personalmente. Y en este fluir continuo de la vida casi nadie se plantea que exista otra manera de vivir distinta a como se viene aprendiendo hace miles o millones de vidas. Vivimos para subsistir, ignorantes de nuestra procedencia, de nuestro destino, del camino a transitar e ignorantes del vehículo necesario para dicho transito.

              En cada uno de los ritmos de la vida, se intercala con frecuencia otro concepto, que es la enfermedad y, en el mismo aprendizaje, nos enseñan que las enfermedades se sanan, normalmente ingiriendo diversos productos. Unos abogan por productos químicos y otros por productos naturales, pero en casi todos los casos hay que ingerir algo para contrarrestar la enfermedad, muy pocos hablan de equilibrio interior como remedio sanador y, mucho menos, como remedio inhibidor de la enfermedad.

              Son pocos los que se han planteado que en vez de atacar la enfermedad se podría prevenir. Y aunque parezca que, en la actualidad, hay más seguidores de esta teoría, solo es un espejismo y palabrería que se utiliza como fachada de evolución en las redes sociales.

              Sin embargo la búsqueda y la consecución del equilibrio interior es la mejor medicina para atacar la enfermedad y, aun más, es el mejor inhibidor de enfermedades. 

              El amor, la felicidad, la paz, la serenidad, la alegría son estados que el ser humano busca afanosamente en el exterior, como todo. Para el ser humano no existe un interior, y ni tan siquiera comprende que el amor, por ejemplo, sea una energía y no sea una emoción generada por el contacto con otra persona. Como no comprende que el primer ser objeto de esa energía de amor ha de ser él mismo. Cree que esto, tal como se lo han enseñado, es egoísmo.

Es este planteamiento erróneo la base que va a sustentar la enfermedad. No sabe que el amor es energía, no sabe que se encuentra en su interior, no sabe que ha de amarse a sí mismo, y valorarse, y respetarse. No sabe que cualquier cosa que se encuentra en el exterior tiene fecha de caducidad. Por lo tanto, se “enamora”, hasta que un día dice que se acaba el amor, (El Amor, el auténtico Amor no se acaba nunca. Si alguien dice que se acabó el amor es que nunca ha amado), y ha de finalizar su relación. Eso le causa un dolor intenso, que no es más que energía, y como nadie le ha enseñado a manejar las emociones y vivir en el presente, recuerda el hecho de su separación un minuto tras otro, generando una energía que emponzoña todo su cuerpo energético. Esa mugre energética es la que va a ir alimentando su cuerpo y poco a poco enfermándolo. A partir de aquí le recetarán pastillas para que se olvide del hecho, pastillas para la ansiedad, pastillas para dormir y así una pastilla tras otra.

              Con lo fácil que hubiera sido si, de pequeñito, le hubieran explicado que es un alma, que tiene que activar su centro del amor por él mismo, que ha venido justamente a aprender a realizar esa activación para amar a toda la humanidad. Que en su aprendizaje se encontrará con otras personas con las que formará pareja una temporada para realizar una tarea determinada y que, normalmente, esa relación finalizará un día, y que gracias a su amor, a su respeto y a su generosidad, será una separación, no traumática, en la que se mantendrá el amor, sin dolor y sin sufrimiento.

              Ya que no nos han enseñado esto de pequeños, podemos intentar aprenderlo ahora. Podemos comenzar a realizar ese viaje a nuestro interior, y ese viaje comienza con el silencio. Con el silencio mental. Tienes que empezar a dominar tus pensamientos, tienes que aprender a vivir el “ahora”. Es difícil, es muy difícil, es dificilísimo. Te digo esto para que no pienses que te vas a sentar a silenciar la mente y lo vas a conseguir en un minuto. No. Es una tarea que no se consigue en mucho, en muchísimo tiempo, e incluso no se si se llega a conseguir alguna vez completamente.

              Pero mejor empezar. Cuanto más tarde se empiece más tiempo seremos infelices.

              Empieza por hacer algo muy sencillito. Se consciente de tu respiración:

  • Siéntate. Con los pies bien apoyados en el piso.
  • Deja las manos encima de los muslos con las palmas mirando arriba. (Déjate de mudras, solo vamos a aprender a respirar).
  • Cierra los ojos o déjalos una décima parte abiertos, para que entre un poco de luz y enfoca la mirada en la punta de la nariz.
  • Coloca la punta de la lengua tocando el paladar.
  • Trata de respirar por la nariz, tanto la inhalación como la exhalación.
  • Trata de hacer una respiración abdominal. El abdomen se infla cuando inhalas y de desinfla cuando exhalas. (Así respirarás menos veces que si haces una respiración clavicular. Y al respirar más lento se reducirá tu metabolismo y eso hará que los pensamientos aparezcan también más lentamente).
  • Como a la segunda o tercera respiración ya vas a estar enganchado a algún pensamiento, para que eso no pase cuenta las respiraciones: Inhala 1, exhala 2, inhala 3, exhala 4, y así sucesivamente.
  • Cuando te des cuenta de que estás pensando vuelve a comenzar por uno.
  • A ver hasta cuanto llegas.
  • Con quince minutos cada día, de momento, tienes suficiente.

 

Muy bien. Estás meditando.

 

              

jueves, 8 de diciembre de 2022

Mercenario

 


Jueves 8 de diciembre 2022

 

Hacía 20 días que pasaba de puntillas por aquí, sin decir nada. La verdad es que, últimamente, no tengo mucho tiempo.

Como desde hace ya una buena temporada, demasiado larga, para nuestro gusto y nuestra estabilidad emocional, nuestra situación económica es muy precaria, hace días, en la ducha de la mañana, que es cuando más abierto estoy a la inspiración y a las grandes ideas, se descargó con el agua un pensamiento que fue resbalando, con lentitud, por todo mi cuerpo, hasta alojarse en el cerebro: “Haz una promoción rebajando el precio de las terapias en un 50%”.

 La segunda parte del pensamiento fue: “es mejor hacer 50 terapias a 50 soles que hacer 5 terapias a 100 soles”.

Y surtió efecto. Pero claro, eso supone estar todo el día haciendo una terapia tras otra. Incluso, las terapias son más relajadas, porque las personas buscan la terapia más pensando en el precio que en la idea de trabajar para sanarse. Porque, no hemos de olvidar que la sanación no pasa “solo” por el sanador, sino que es un trabajo personal el que ha de realizar la persona, pues de todos es conocido, que si sigue por el mismo camino, sin realizar ningún cambio, los resultados que obtendrá siempre serán los mismos, es decir, más enfermedad, más dolor, más sufrimiento.

Con tanto trabajo he tenido que abandonar algunas actividades: menos lectura, menos escritura y menos terapias gratuitas, que hago, regularmente, a personas con tan pocos recursos como nosotros.

A veces me siento, un poco, mal y pienso si no me estaré convirtiendo en un mercenario de la sanación, pero tenemos que comer.

Para el mes de enero ya tengo prevista otra promoción: 3 terapias al precio de 2.

Como el ser babau se lleva en el alma, aun espero que algún día cambie la situación. No tengo ni idea de cómo podrá ser. Lo he dejado en manos de Dios.   

domingo, 27 de noviembre de 2022

Sanación espiritual (Promoción navideña)

 


PROMOCIÓN NAVIDEÑA

¡Que esta Navidad sea especial!

Regálate y/o regala salud, serenidad y bienestar

Prepárate para vivir con serenidad el estrés de las compras y las comidas familiares.

Bono 5 = 5 terapias por 200 S./, 50 € o 50 $

2X1 = 2 terapias por 100 S./, 50 € o 50 $

Infórmate en el WhastApp +51 947 488 031

¡Feliz Navidad!

 

viernes, 4 de noviembre de 2022

Banco de Terapias

 


Banco de terapias

Ayuda, con tu donación, a la sanación de personas sin recursos.

En la actualidad, con la nueva normalidad que nos están imponiendo, el poder adquisitivo, en cualquier parte del planeta, cada vez es menor en las clases media, media baja y baja.

Esta situación hace que una gran parte de la población, que se encuentra bajo esas circunstancias, se sienta emocionalmente estresada, angustiada, con ansiedad y con miedo, solo por citar algunas de las emociones negativas con las que conviven diariamente. Emociones que, a la larga, van a afectar a su cuerpo físico.

Muchas de estas personas necesitan terapia y muchas la harían, pero sus recursos no se lo permiten.

Para esto el Banco de Terapias.

Para ayudar, con tu donación, a la sanación de personas sin recursos.

Se trata de mantener un fondo para pagar las terapias de las personas, sin recursos, que lo puedan necesitar.

Yo ya realizo muchas terapias gratuitas o a precios irrisorios. Con tu colaboración llegaremos a más personas.

Se puede usar el Banco de Terapias de dos maneras: Como donante y/o receptor.

Como DONANTE

°    Donar mensualmente la cantidad que se pueda. Ya sea 1 sol, un euro o un dólar, todo será bien recibido. (Si se realiza por transferencia se puede dar la orden al banco para que realice el traspaso cada mes).

Como DONANTE y RECEPTOR

°       Cancelar con la oferta actual de 2 terapias al precio de 1, que se mantiene para el Banco de Terapias, 100 soles, 25 $ o 25 €. Realizar una terapia y donar la segunda terapia para receptores de la lista de espera del Banco de Terapias.

Como RECEPTOR

°   Sencillamente, solicitar la terapia. Como todas las terapias son a distancia, se pueden solicitar desde cualquier punto del planeta.

SEGUIMIENTO

Cada semana se publicará un documento en el que aparecerán, por un lado, las donaciones y, por otro, el nombre y DNI de las personas que reciben la terapia.

CONTACTO

Para cualquier información, ya sea para donar o para recibir terapia, escribe al WhatsApp +51 947 488 031.

Puedes estar seguro/a que tu donación solo será utilizada para los fines explicados del Banco de Terapias. 

viernes, 28 de octubre de 2022

Sanación Espiritual

 




Voy a prorrogar la oferta un mes más, hasta el 30 de noviembre. 


Sanación Espiritual

La Sanación Espiritual es la práctica de canalizar la Energía Divina para que interactúe sobre todas las dimensiones existenciales del ser humano. Las personas que son tratadas con la Sanación Espiritual reciben una transmisión de energía que reestructura y reordena las energías alteradas y reactiva sus recursos naturales, su sistema inmunitario y sus fuerzas internas para ayudarles a enfrentarse a la enfermedad y, sobre todo, a la causa, que no es más que sus malos hábitos, sus perniciosas rutinas, sus emociones destructivas, sus pensamientos negativos y la carencia de amor hacia sí mismos y por extensión hacia los demás. 

Que en un mismo párrafo se pueda leer “sanación”, “espiritual”, “energía” y “divina”, puede asustar a más de uno, y hacerle pensar que ese tipo de sanación se encuentra muy lejos para él, por un sinfín de razones, y seguro que cada persona que piense que este tipo de sanación no está a su alcance puede dar una razón diferente que, por supuesto, puede sonar convincente.

Sin embargo, no es así. Todos los seres humanos somos canales de energía, por lo tanto, todos los seres humanos podemos canalizar energía de sanación. Y, por supuesto, todos podemos recibir esa energía para nuestra sanación.

Existen diferentes grados de calidad de energía. Y fijaos que no digo diferentes tipos de energía, sino diferentes grados de calidad. En lo que si estamos totalmente de acuerdo es que existen multitud de técnicas de sanación energética.

Pero la energía a la que se accede en cualquier tipo de sanación es siempre la misma. La diferencia estriba en el sanador y en su capacidad para acceder a energía de mayor gradación. Serán los sanadores más cercanos al Amor los que canalizarán energía de más alta calidad.

Imaginar una cañería de conducción de agua de 1 milímetro de espesor, y pensar en la cantidad de agua que puede discurrir por esa cañería. La cantidad que pasa por ella es muy poca si la comparamos con una tubería de conducción de agua de 1 metro de diámetro.

Sucede lo mismo con los seres humanos. En función de su desarrollo espiritual, unos dejaran pasar más cantidad de energía que otros. Pero por todos circula una cierta cantidad de energía.

Ni tan siquiera son necesarios cursos para canalizar energía. Si acaso, los cursos pueden ser necesarios para aprender diferentes técnicas. No sucede lo mismo con la sanación espiritual, no es necesario aprender nada especial, solo hay que “ser”.

Todas las técnicas de sanación energéticas que se publicitan son auténticas, son correctas, son actuales y todas funcionan. Sin embargo, afirmar que solo una técnica es la correcta, es anunciar la carencia del otro ingrediente necesario para la sanción, que es el que Jesús utilizaba en mayor medida: el Amor.

Hemos hablado de 2 ingredientes: la energía y el Amor. Pero existe un tercer ingrediente que es fundamental, la propia persona. Una frase que se atribuye a Albert Einstein dice: “Si buscas resultados distintos no hagas siempre lo mismo”.

Imaginaos una bañera con el tapón cerrando el desagüe y el grifo abierto. Se llenará y rebosará el agua por el borde. Se puede llamar a un aguador para que vaya vaciando la bañera, pero no conseguirá dejarla sin agua a no ser que se cierre el grifo.

Pues bien, la bañera es el cuerpo del paciente, el grifo abierto es su mente, siempre dando vueltas como un tiovivo, el agua es la energía sucia que inunda el cuerpo energético de la persona y el aguador es el sanador que está utilizando la Energía Divina para limpiar la bañera con mucho Amor. Pero por mucho Amor que se ponga y muy divina que sea la energía, si no se cierra el grifo, la bañera nunca se va a vaciar completamente.

Es imprescindible que la persona realice algún cambio en su vida, para que los resultados finales sean diferentes. Esos cambios que tiene que realizar la persona son los que aparecen en el primer párrafo como origen de la enfermedad: sus malos hábitos, sus perniciosas rutinas, sus emociones destructivas, sus pensamientos negativos y la carencia de amor hacia sí mismos y por extensión hacia los demás.   

Aun podríamos añadir un cuarto ingrediente, que es el Plan de Vida de la persona. Si en ese Plan de Vida aparece contemplado que su muerte se va a producir por una determinada enfermedad, ni el Amor, ni la Energía, ni los cambios que realice la persona serán suficientes para sanar de esa enfermedad. Sin embargo, la sanación espiritual le ayudará a aceptar, con serenidad, la enfermedad y sus consecuencias. 

miércoles, 24 de agosto de 2022

¿Regresión?, ¿qué es?

 

Capítulo III, parte 4. NOVELA "Ocurrió en Lima"

-    Casi de inmediato volvió a la sala- Pues me han dado fiesta el resto de la tarde. Mi paciente ha cambiado la visita y ya no tengo más.

-    Lo siento –supongo que debía de ser incómodo que diez minutos antes de una cita la anulen.

-    No te preocupes, estoy acostumbrada. Estas cosas pasan con más frecuencia de la que te imaginas. ¿Por dónde íbamos cuando sonó el teléfono?

-    Hablabas del libre albedrío. Pero no quiero molestarte más. Creo que es hora de irme, haciendo uso de mi libre albedrío, valga la redundancia. Mi trabajo ha terminado, aunque no he hecho nada, porque la computadora funciona correctamente.

-    No me molestas y ya has oído que tengo toda la tarde libre. Pero si tienes otras cosas que hacer, espera que te pago –parecía decepcionada.

-    No me debes nada. La computadora estaba bien y ha sido un placer tomar el té contigo. Además, somos vecinos, no he venido de lejos, vivo a dos cuadras de tu casa –mi pensamiento, que no pierde una sola ocasión para mortificarme, dijo de inmediato: “Pues si trabajas por tu cuenta y regalas todas las visitas vas a pasar mucha hambre”.

-    No, por favor. No puedo aceptarlo, es tu trabajo.

-    Indhira, soy muy terco. No te voy a cobrar.

-    De acuerdo, pero hagamos un intercambio. Yo te hago una terapia a cambio. ¿Qué te parece?

-    Está bien, pero no se me ocurre que puedes hacerme. Yo me siento bien –y era cierto. Aunque mi pensamiento, de inmediato, encontró su razón: “Tienes miedo”.

-    Podemos hacer una regresión –fue la respuesta de Indhira.

-    Disculpa mi ignorancia, pero no sé qué es una regresión –en realidad, era la primera vez que escuchaba la palabra. Sé que regresar es volver, pero no se me ocurría asociarla a nada de lo que pudiera hacer Indhira.

-    La regresión es una técnica que se utiliza para hacer que una persona recuerde acontecimientos de otras vidas –e Indhira continuó con su explicación- se puede realizar como terapia para entender el origen de traumas o problemas psicosomáticos o, también, como curiosidad.

-    ¿Cómo se llega a esos recuerdos? –tengo que reconocer que me daba un poco de respeto hurgar en otras vidas, si es que esas existían.

Entre Ángel y esta mujer estaban desmontando mis creencias. Que si somos una chispa de la Energía Divina, que todos somos iguales, que estamos naciendo y muriendo hasta que aprendamos a amar, que Dios no interviene en nuestras vidas, que cuando venimos a la vida lo hacemos con una programación, que una vez en la vida desconocemos, que tenemos libertad de acción y ni el mismo Dios sabe cuáles serán nuestras elecciones. Y, ahora, para colmo, que podemos recordar vidas anteriores con una simple técnica.

Se me ocurre pensar que somos como conejillos de indias correteando en una gran jaula que se llama Tierra, pero sin saber cómo hemos llegado aquí ni adónde nos dirigimos en nuestras correrías. Aunque creamos que si sabemos tras qué corremos. Lo podemos llamar felicidad, estabilidad, tranquilidad y, para conseguirlo, vamos tras el dinero, que es lo que consideramos primordial para vivir esa felicidad, de la misma manera que los conejillos de indias van tras los ramos de apio.

Esto que parece una enseñanza esencial, ¿cómo puede ser que no lo enseñe nadie? Y, como nadie nos enseña, en lugar de aprender a amar, nos dedicamos a lo contrario, permitiendo que a nuestro alrededor exista el hambre, la desigualdad, el miedo, la guerra, el odio, la envidia o la enfermedad, solo por mencionar alguno de los males con los que convivimos en nuestra sociedad.

-    Se puede llegar a través de hipnosis –respondió Indhira, sacándome de mis pensamientos- pero yo lo hago son una simple relajación.

-    Indhira, no te rías de mí, pero creo que tiene razón mi pensamiento. Me da un poco de miedo –no me quedó más remedio que reconocerlo.

-      No hay razón para tener miedo, te lo aseguro –lo decía seria y de manera convincente- Vamos a estar conversando, como ahora, solo que estarás acostado en la camilla y algo más relajado que ahora porque, en realidad, pareces un poco tenso y eso que te has ido soltando. Si necesitas ir asimilándolo podemos hacerla otro día, no hace falta que sea hoy.

-    Si, gracias. Creo que necesito asimilarlo –sentí un gran alivio de no hacerla en ese momento- ¿Cuándo te va bien?

-    ¿Qué haces el sábado?, porque yo tengo todo el día libre.

-    Yo tengo libre cada día, estoy sin trabajo. Me parece bien el sábado, ¿a qué hora te va bien? –creo que me estaba envalentonando.

-    Teniendo en cuenta que necesitamos entre dos y dos horas y media, ¿qué te parece a las nueve y media?

-    Pues no se hable más, a las nueve y media me tienes aquí –hoy es miércoles, así que tengo dos días para hacerme a la idea.

-    Perdona –dijo Indhira- no quiero meterme donde nadie me llama, pero ¿cómo puede ser que no tengas trabajo cuando la informática, hoy, la necesita todo el mundo?

-    Porque la empresa donde trabajaba cerró y aun no encuentro nada –no le comenté sobre mi falta de fe, ¿para qué?

-    ¡Ah!, creía que te dedicabas de manera independiente. ¿Por qué no lo haces?

-    Es una idea que me ronda la cabeza e, incluso tu llamada me pareció una especie de señal de que tenía que hacerlo. Sí, tengo que pensarlo ya, porque no me apetece mucho tener un jefe –mientras decía esto me daba la sensación de que en mi interior ya estaba tomada la decisión, solo tenía que llegar a la parte consciente.

Aun estuvimos hablando dos horas más. En ese tiempo, dos desconocidos, que se sueltan y se sienten cómodos, que fue lo que nos ocurrió a nosotros, pueden hablar de muchos temas. Ella supo de mí que estaba soltero, que vivía solo en un departamento y que le tenía miedo al amor, como ella dedujo. Yo no estaba, para nada, de acuerdo con sus deducciones y tuvimos un extenso intercambio de opiniones sobre el tema. Al final, creo que ella tenía razón y que tenía mucho miedo a comprometerme.

Indhira tiene treinta años. Nacida en Lima, es psicóloga y mientras estudiaba en la universidad Mayor de San Marcos fue realizando los cursos y talleres de masaje, de maestría Reiki, de terapeuta de Sat Nam Rasayan y de terapeuta de regresiones. Al finalizar la carrera, en lugar de poner un despacho como psicóloga, puso en centro de terapias y masajes.  

Vive sola, desde hace cinco años, después de mantener una relación de tres años que terminó de manera abrupta cuando llegó a casa y se encontró a su pareja en la cama con una amiga suya de la infancia. Desde entonces no ha vuelto a tener, no solo una relación, sino que, ni tan siquiera, una sola cita. En su caso, ella misma reconoce que tiene pánico a comenzar una nueva relación y que no pasa por su cabeza ni una sola vez. Lleva cinco años sola y dice que se ha acostumbrado a ser la dueña de sus tiempos. Los domingos va a almorzar a casa de sus padres que, también, viven en Lima y se reúne toda la familia que, además, de sus padres la componen un hermano mayor, casado con dos hijos, y una hermana casada que, en la actualidad, está embarazada. Indhira es la pequeña.

Eran las seis cuando salía de su casa. Ya había caído la noche sobre Lima. La computadora no había vuelto a presentar ningún fallo. Esta era otra cosa extraña para añadir al curriculum de Ángel, ya que parece que el fallo solo se produjo para que Indhira y yo nos conociéramos. ¿Habría sido él el responsable de la falla de la computadora? Ese hombre es especial.

En la salida dejamos el formulismo de darnos la mano y nos dimos un casto beso en la mejilla, quedando emplazados para el sábado a las nueve y media de la mañana.

Estaba muy confundido. No estaba seguro de que es lo que había pasado cuando me encontré con Indhira. Se paralizó el mundo, incluidos mis pensamientos, ya que fue como si toda la energía se concentrara en mis ojos para poder escudriñar, con total atención, a través de su mirada y sumergirme en su interior. Yo sabía que no la conocía de nada, sin embargo, la sensación era de familiaridad. Era como ese amigo al que no ves desde que se acabó el colegio y, un día, al reencontrarle es como si no hubiera pasado el tiempo.

“Pero tampoco la conoces del colegio”, terció mi pensamiento que no perdía oportunidad de martirizarme y, siguió: “puede ser que la conozcas de otra vida. Búscala el sábado cuando hagas la regresión”. Parece que mi pensamiento sabía más de regresiones que yo.

Me apetecía caminar, antes de volver a casa, y aproveché que tenía que comprar algo de comida para dar un paseo hasta un súper lo suficientemente alejado para poder pasear, al menos tres cuartos de hora.

En el paseo hice un repaso de mi encuentro con Indhira. Tenía claro que me había impresionado. Había estado muy cómodo con ella y hasta me hacía ilusión saber que en dos días íbamos a volver a encontrarnos. Aunque sentía un cierto temor por el tema de la regresión, me tranquilizaba su comentario de que era como mantener una conversación.

Lo que sí tenía claro era el asunto laboral. Estaba decidido: iba a trabajar por mi cuenta y por intentarlo no perdía nada. Solo necesitaba un teléfono para que las personas pudieran contactarme y para que esas personas pudieran saber de mi existencia decidí hacer una página web y anunciarme, también, en las redes sociales. En cuanto llegara a casa me ponía manos a la obra.

Así fue. Una vez en casa, a la vuelta del súper, me puse en la tarea de confeccionar la página. Era sencilla y al mediodía del jueves estaba concluida y colgada en la red. Ahora solo faltaban los clientes.

Me sentía expectante por la llegada del sábado, aunque no sabría muy bien decir si era por la regresión o por volver a ver a Indhira.

-    “Eres un falso” -se apresuró a sentenciar mi pensamiento-. ”Sabes muy bien que solo es por Indhira y que si pudieras no hacer la regresión, sería un alivio para ti”.

-    “No es cierto” -ya estaba otra vez a la gresca con mi pensamiento, “Podría no volver a ver a esa chica y no pasaría nada, seguro que no pensaría en ella ni un minuto, el tema es que hemos quedado para el sábado y es normal que piense”.

-    “Está bien” -concluyó el pensamiento-, “si quieres engañarte, es problema tuyo, mejor sería que reconocieras que te gusta y, por cierto, ya es hora de que te guste una mujer, estaba empezando a creer cosas extrañas, debes de ser el único hombre del mundo que con treinta y siete años solo haya hecho el amor en dos ocasiones y, de eso, hace tanto tiempo que ya no te debes acordar”.

-    “Se acabó” -le dije al pensamiento y, de inmediato me puse a tararear una canción para que el pensamiento no tuviera ni un solo resquicio por el que imponer su dictadura.


En la Página NOVELA "Ocurrió en Perú", puedes leer completos los capítulos I, II y III. 

domingo, 21 de agosto de 2022

Aprender de los maestros


 Capítulo III, parte 3. "Ocurrió en Lima"

-    ¿Quieres azúcar? –preguntó entrando en la sala con una bandeja en la que descansaban dos tazas, un azucarero, un plato con galletas y un paquete de servilletas.

-    No, gracias. Lo tomo sin azúcar. Es que soy muy goloso y tengo tendencia a que todo el dulce se me vaya a la barriga, así que paso del dulce cuando soy consciente –no sé por qué le explicaba mi vida.

Mi pensamiento que no pierde ni una sola oportunidad para mortificarme encontró, de inmediato, la explicación a mi verborrea: “Es que te gusta y estás nervioso y hablando se te pasan los nervios”. Teniendo amigos como mi pensamiento, ¿quién necesita enemigos?, y, también, de inmediato, respondí al pensamiento: “No estoy para nada nervioso. Sí que me impresionó cuando abrió la puerta y, no sé la razón, porque si es bonita pero no es de una belleza que quite la respiración”.

-    Haces bien en reprimirte de tomar azúcar, no es buena para el organismo –y prosiguió- pero puedes comer galletas, no tienen azúcar, son integrales.

-    Gracias –contesté.

Era curioso. A pesar de lo que opinaba mi pensamiento no sabía que más decir. A ella supongo que le debía de ocurrir algo parecido, porque durante unos segundos, que a mí me parecieron siglos, permanecimos en silencio.

-    Por fin ella rompió el silencio- Y ¿de qué conoces a Ángel? –preguntó.

-    Pues, aunque parezca raro, no le conozco. Bueno si, nos hemos encontrado dos veces este mes por la calle. La primera me pidió ayuda porque se ahogaba y la segunda fue, unos días después, aquí en Pardo. En las dos ocasiones estuvimos conversando más de dos horas. Tengo que reconocer que fueron conversaciones un poco extrañas, ya que hablaba de emociones y sentimientos que nunca habían sido temas de mis conversaciones. En realidad, de él no se casi nada. Supongo que él sabe mucho más de mí, y no porque yo le haya contado. Es que me da la impresión, te voy a decir algo que parece tonto, que lee mi pensamiento. Y las dos veces que nos encontramos, en su despedida, pasaron cosas extrañas, aunque, no sé si será mi imaginación.

-    ¿Qué pasó? –se interesó Indhira.

Le conté como fueron mis dos encuentros con Ángel y su misteriosa desaparición en las dos ocasiones y, sobre todo, que tanto mi vecino como el camarero parecían no haberle visto, a pesar de que el mismo Ángel quisiera hacerme creer que había estado en el baño del puesto de bebidas que, por cierto, no sé si hay baño. Tendré que comprobarlo. 

-    Si, parece un hombre especial –corroboró ella y prosiguió- pero es un hombre encantador. Y te puedo asegurar que es de carne y hueso porque le hice un masaje, aunque, bien es cierto, que no lo necesitaba. No tenía ni una mínima contractura.

-    Sí que es encantador. Y tú, exactamente, ¿qué haces? –de algo tenía que hablar.

-    Hago masajes, terapias de sanación y regresiones –y aclaró- aunque, con lo que más cómoda me siento es en la sanación. Sin embargo, vivo gracias a los masajes. Porque por cada persona que viene a hacer terapia de sanación hay ocho que vienen a hacerse un masaje. 

-    Si les pasa lo que a mí, lo entiendo. Porque sé lo que es un masaje, pero lo otro, para mí, es del todo desconocido. Lo poquísimo que sé de estos temas…, que no sé muy bien si llamarlos ¿esotéricos?, es por lo que me ha hablado Ángel en los dos encuentros que tuvimos. Supongo que tú conectarías con él a la perfección.

-    Si –contestó- realmente sí.

Y así seguimos nuestra conversación, mientras tomábamos el té y las galletitas, que estaban deliciosas a pesar de no contener azúcar, e íbamos probando si la computadora seguía funcionando bien o volvía a las andadas.

Indhira me habló de la sanación y, como me ocurría con Ángel, la escuchaba sintiendo que sus palabras activaban algo en mi interior que no era del todo desconocido. Ángel empezó diciendo que el amor no era un sentimiento, sino que era una energía, para concluir en que todo es energía. Y, ahora, Indhira me explicaba que la enfermedad son bloqueos energéticos y que eliminando esos bloqueos, que solo son energía enferma y contaminada, se consigue la sanación de la persona, siempre que no haya hecho mella en el cuerpo físico. Lo que sí me sorprendió es que dijera que todos los seres humanos podemos intervenir en la sanación de cualquier otra persona.

-    ¿Quieres decir que yo, que desconozco estos temas, también podría hacer sanación? –estaba, realmente, sorprendido de sus palabras.

-    Sí. Todos podemos, porque todos somos canales de energía. La diferencia está en cómo de grande es el canal. Cuanto más grande es el canal más energía pasará.

-    ¿Qué canal? –no tenía ni la más remota idea de qué me estaba hablando.

-    El canal eres tú. Es tu campo energético, es la energía que te envuelve –explicó.

-    ¿Cómo se agranda el canal? –tengo que reconocer que cada vez escuchaba cosas más extrañas.

-    Mira, podría hablarte de energía o de meditación o de un montón de cosas más, pero la verdad es que todo se resume en una sola palabra: “amor”. Cuando más amor tiene la persona, más grande es, energéticamente, y más energía pasa a través de ella, con lo que su “poder” de sanación, también, será mayor –y terminó con una pregunta- ¿me explico?

-    Si, te explicas muy bien. Supongo que ese amor del que hablas es el mismo amor del que me hablaba Ángel, el amor incondicional.

-    Así es. Ese es el único amor que existe. El que decimos sentir los seres humanos es una mezcla de amor y apego –terminó la frase con una expresión de tristeza reflejada en su rostro.

-      ¡Qué mal lo tenemos los seres humanos! –expresaba mi pensamiento en voz alta- El mundo que podría ser un paraíso, es, en realidad, un verdadero infierno, al menos, para muchas personas. Tú que recibes a mucha gente ¿conoces a alguien que ya sea capaz de amar de esa manera?

-    Hasta ayer no conocía a nadie, pero, ahora, me atrevería a decir que Ángel, si no ha llegado a amar al cien por cien de esa manera, debe de estar cerca, muy cerca.

-    Parece que me entró la vena filosófica- En treinta y siete años nadie me había hablado, hasta ahora, de que va la vida y para que estamos aquí. Y, debo de haber tenido suerte, porque habrá personas que lleguen a viejos sin haberlo escuchado ni una sola vez. ¿Por qué?, ¿no te parece injusto? Estas cosas hacen que me reafirme en la “injusticia” divina. No todos los seres humanos tenemos las mismas oportunidades. ¿Qué pasará con ellos?

-    Lo mismo que contigo –respondió Indhira- tendrán que volver hasta que aprendan a amar. Si en esta vida no aprenden sobre eso, porque nadie se lo enseña, es porque no es su momento. El tuyo parece que sí. Tu trabajo será aprovecharlo. Y puedo asegurarte que Dios nada tiene que ver en esto.

-    ¿Estás segura de que Dios no interviene en nada?

-    Sí. Todo lo que nos ocurre solo es de nuestra responsabilidad –y prosiguió sentenciando, como si hablara ex cátedra- somos nosotros, los seres humanos, los que antes de venir a la vida realizamos nuestra programación y, una vez acá, en la materia, nos encontramos con otro hándicap, el libre albedrío. Y le digo hándicap porque, en muchas ocasiones, no decidimos nosotros, lo hace nuestra mente.

En ese momento comenzó a sonar el celular de Indhira.

-    Disculpa, tengo que contestar. Es mi próximo paciente –y salió de la sala para poder hablar con tranquilidad.

Faltaba un cuarto para las cuatro. Volví a la computadora para comprobar que seguía funcionando de manera correcta, y me preparé para irme en cuanto apareciera Indhira. Pensaba en lo último que ella había comentado sobre los momentos para aprender o no, y recordé cuando, en mi paseo, me sentí unido a todo lo creado y llegué a la conclusión de que todo tiene un propósito.

En la página NOVELA "Ocurrió en Lima" puedes leer completos los capítulos I, II y III.