Mi alma, mis libros, mis creencias, mi corazón y mis opiniones.
El viaje del alma
El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión. Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y, para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS
“Tanto el diamante como el carbón
reciben indistintamente los rayos del sol; más, mientras el carbón no se
convierta en diamante, puro y transparente, no será capaz de reflejar la luz
solar”, dijo el Maestro. “Asimismo, un hombre corriente, espiritualmente opaco,
no puede compararse en belleza con el devoto purificado, capaz de reflejar la Luz
de Dios”.
No
existe. Haz, camina, cae, levántate y confía. No estás nunca solo. Jamás,
porque estas contigo. Y en ti lo tienes todo. La capacidad de amar, de sentir,
de vibrar con la energía del Universo. Porque eso eres, un “ínfimo” fragmento
del Universo, que dejó un día de tener esa conciencia y se encarnó. Pero no
perdió nada. La llevas contigo. Tú eres luz, tú eres vida. Tú eres esa pieza
imprescindible, aunque esté en una esquina lejana, de ese puzle Universal que
no puede construirse sin ti. Seria
incompleto.
Siéntete
tú, siéntete yo. Un yo no mental, un yo en los demás y con todo. Tú eres Buda,
tú eres Dios, tú eres Luz, tú eres camino, tú eres Maestro.
Y
por encima de todo tú eres ¡libre! Libre para elegir y para cambiar tu vida,
como otros, a los que lees, envidias y, posiblemente, idolatres, han hecho.
Haz
tu camino sin miedo y los demás se colocarán en el lugar correcto para dejarte caminar.
Da igual, no pienses en “mi mamá, mi papá, que dirán, que pensarán, mis hijos,
mi pareja, mis hermanos”. Da igual. Si tú estás bien ellos estarán bien,
seguro.
Quizá
tarden un tiempo en darse cuenta y aceptarlo. Y, ¿qué? Es su tiempo, no el
tuyo. Es su elección, no la tuya. Tú eliges amarlos desde ese tú que eres, y
ellos, poco a poco, sentirán esa energía que les llegará sin palabras, sin
discusiones, sin luchas, sin tener que convencerles de nada. Llegará así, tal
cual.
Qué
fácil parece, ¿verdad? Pues lo es. Lo verdaderamente difícil, y muy cansado, es
que sea al revés. Es decir que sea una lucha entre tu sentir y tu “deber”. No
hay deberes. Solo hay Amor.
Obsérvate
como el Ser Divino que eres y camina desde ahí. Nadie es más que tú. Ni Jesús,
ni Buda, ni nadie. Todos somos elegidos.
Perdona que te interrumpa Ángel, pero
no sé qué son los seres de oscuridad.
-Es
cierto Antay, nunca te he hablado de ellos.
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Los ángeles son seres espirituales creados por Dios por una libre decisión de
su voluntad divina. Son seres de Luz, inmortales, dotados de inteligencia y
voluntad. La misión de los ángeles es amar, servir y dar gloria a Dios, ser sus
mensajeros, cuidar y ayudar a los hombres. Dios creó a los ángeles como
espíritus puros, todos se encontraban en estado de gracia
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Entre los ángeles, Dios creó un espíritu poderoso, inteligente y hermoso, que
era el jefe entre los ángeles. Se llamaba Lucifer, que significa “el que
brilla”. Pero Lucifer también tenía libre albedrío, y podía hacer sus propias
elecciones.
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La belleza, sabiduría y poder de Lucifer, todas las cosas buenas creadas en él
por Dios, le llevaron al orgullo. Su orgullo le hizo rebelarse contra Dios, pero
nunca perdió ninguno de sus poderes y habilidades. Desde entonces está
dirigiendo una revuelta cósmica contra su Creador para ver quién será
Dios. Su estrategia es reclutar a la
humanidad para unirse a él, tentándolos a la misma elección que él hizo, independizarse
de Dios y desafiarlo.
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Lucifer y los ángeles rebeldes que le siguieron, convertidos en lo que llamamos
demonios, fueron confinados a un estado eterno de tormento en donde nunca más
podrán ver a Dios. No cambiaron su naturaleza, siguen siendo seres espirituales
y reales. Su actividad en el mundo busca apartar a los hombres de Dios mediante
engaños e invitaciones al mal. Quieren evitar que lo conozcan, que lo amen y
que alcancen la felicidad eterna. Es un enemigo con el que se tiene que luchar
para acercarse a Dios.
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Estos seres de oscuridad se encuentran organizados en jerarquías, tal y como
fueron creados en un principio, subordinados los inferiores a los superiores.
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Aprovechan la débil voluntad del hombre, su inclinación hacia lo fácil y su
facilidad para actuar con miedo, para evitar que los seres humanos eleven su
vibración y no hay nada mejor que el miedo para que eso ocurra. Son muy
astutos, disfrazan el mal de bien.
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El miedo tiene una frecuencia de vibración larga y lenta, activando solo
ciertos puntos de la cadena de ADN, mientras que el amor tiene una frecuencia
alta y muy rápida, impactando en muchos más puntos y, por ende, extrayendo
mayor energía y potencial del ADN.
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Aunque sea difícil de creer, por todos los desastres que envuelven al planeta,
la Tierra está realizando su ascenso a la quinta dimensión. La quinta dimensión
no es un lugar, es un estado de conciencia y el estado de conciencia tiene que
ver con la calidad de la energía, es decir, con la vibración. Las bajas vibraciones
corresponden a las dimensiones bajas y se asciende a otra dimensión según se va
incrementando la vibración.
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Los seres humanos se mueven entre la tercera y la cuarta dimensión. En la
tercera dimensión o tercer nivel de conciencia, se percibe el mundo, y a uno
mismo, a partir de tres referencias: anchura, altura y profundidad, es decir,
quien vive en la tercera dimensión valora todo aquello que puede ver, tocar y
experimentar, o lo que es lo mismo, valora el mundo físico.
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Al incrementase la vibración de la persona, esta asciende a la cuarta
dimensión. En ella, a las referencias anteriores, ancho, alto y profundo, se
incorpora la parte espiritual, por lo que la persona puede verse a sí misma, a
parte de un cuerpo con unas necesidades específicas, con un añadido afectivo y
emocional. La vibración de la Tierra corresponde a esta categoría, por lo que
los seres humanos que habitan en ella, al estar impregnados con su energía
tienen una facilidad añadida para llegar a ese nivel, si es que aún no han
llegado a él.
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El siguiente peldaño o nivel de conciencia es la quinta dimensión. Quien vibre
en esa sintonía es capaz de percibir que todas las cosas están unidas por una
fuerza universal, el Amor. Se deja a un lado la sensación de individualidad y
se adentra en la sensación de unicidad. Todos somos Uno, hijos de un mismo
Padre.
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A esta vibración es a la que se está llevando al planeta, y digo que se está
llevando porque no lo puede hacer solo y, para eso, necesita de las vibraciones
de sus habitantes y de la ayuda de los Seres de Luz.
>>
Los habitantes del planeta, no son de mucha ayuda, ya que no parece que haya
muchos que estén vibrando en la sintonía cercana a la quinta dimensión, por lo
que casi todo el trabajo lo tienen que realizar los Seres de Luz. Cuando lo consigan
será de gran ayuda para que todos los que estáis encarnados y para los que
vayan a encarnar puedan llegar a esa vibración más fácilmente, porque cuando la
Tierra consiga vibrar en la energía de la quinta dimensión, será mucho más
fácil para los seres humanos alcanzar ese estado de unidad con Todo, de unidad
con todos y de unidad con Dios, que son los atributos de la quinta dimensión.
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A pesar de que la Tierra cambie su vibración, podrán seguir habitándola seres
de tercera y cuarta dimensión. Posiblemente, un poco, incómodos, al principio,
porque tendrán que vivir en una energía más sutil que la suya propia, pero
podrán acostumbrarse sin grandes problemas.
>>
Sin embargo, hay quien no quiere que la Tierra ascienda. Los seres de la
oscuridad no desean ese cambio porque no quieren que los seres humanos se
acerquen a su Origen, es decir, a Dios y, para eso, ponen todas las trabas que
pueden para que eso no suceda.
>>
De la misma manera que hay seres de mucha luz encarnados, también hay
encarnados seres oscuros que son los hacen el trabajo sucio, y para que puedan
influenciar en muchas personas suelen ocupar puestos de poder, bien sea
político, económico, religioso o social.
>>
Por eso, cualquier iniciativa que ayude a los seres humanos a conseguir vivir el
amor, es una ayuda inestimable para ayudar a los Seres de Luz en su trabajo de
lograr el ascenso de la Tierra a la quinta dimensión. Vuestro trabajo se
encentra encaminado en esa línea, porque va, no solamente a cuidar físicamente
a los niños, sino, también, a enseñarles a discernir sus emociones y, sobre
todo, a incentivar el amor en ellos mismos.
-No
sabía que decir ante todo lo que acababa de enseñarme Ángel- No tengo palabras.
¡Que perdidos estamos los seres humanos!, y más pensando que el señor al que
podemos votar, o el líder de cualquier religión, el empresario que mueve miles
de millones o el famoso que influye en muchas personas, bien podrían ser un ser
de oscuridad que envuelve la maldad en papel de regalo. ¿Qué hacer?
Para entender
un pensamiento tan loco es bueno saber cuáles eran mis más íntimas
aspiraciones. Esas con las que soñaba, sobre todo, despierto en mis sueños
solitarios. Aunque, como todos los seres humanos, deseaba tener más dinero,
vivir en una mansión, poder viajar por el mundo cuando me apeteciera y, algún
capricho más que mi insaciable deseo se encargaba de ir presentando, no pasaban
de ser pensamientos, tan fugaces, como esas estrellas que, algunas veces, adornan
el firmamento, porque mi auténtico sueño, mi más íntimo deseo, “a pesar de ser
un hombre”, siempre, ha sido alcanzar la “iluminación”, si es que eso existe,
llegar a la Luz, poder hablar con los seres del “otro lado” de la vida,
desarrollar la bondad y el amor en su total plenitud y, teniendo en cuenta que
soy sanador, también soñaba con tocar a las personas y saber si iban a sanar o
no y saber qué es lo que tenían que hacer para que tal cosa sucediera. En
realidad, podría resumir tal cúmulo de necedades en dos palabras “crecer
espiritualmente”, ya que eso es lo que yo más deseaba.
Ahora que releo
el párrafo anterior me doy cuenta de que soy un “babau”, en toda la extensión
de la palabra. Pero voy a dejar el párrafo tal cual está, porque realmente esos
son mis sueños. Si, ya sé, además de babau soy un iluso.
Decía que “a
pesar de ser hombre”, porque, por norma general, los hombres estamos tan
ocupados en demostrar nuestra hombría que no tenemos tiempo que perder en
estupideces, como la evolución, el crecimiento personal o la espiritualidad.
Yo he sido uno
de esos hombres durante una buena temporada de mi vida. Afortunadamente, en el
último tercio de mi vida, algo ha cambiado. Supongo que, para bien, porque me
siento en paz, sin estrés, sin tener que estar demostrando mi hombría o mi
valía a cada instante. Hago lo que me apetece, siempre dentro de un orden,
porque trato de satisfacer, a mi esposa y a mi hijo, aunque no siempre lo
consiga.
Esto de no
conseguirlo a veces, es, para mí, una prueba inequívoca de que todavía me
falta un buen trecho en mi camino hacia esa Luz a la que aspiro.
Pero siguiendo
el hilo de lo que son mis sueños, que hoy once años después permanecen
intactos, me hice un planteamiento siguiendo el pensamiento aparecido con la
lectura del libro: Si realmente me están esperando en algún sitio y si lo que
yo quiero es progresar espiritualmente, ¿qué pasaría si me fuera a vivir a
algún lugar influenciado por la kundalini de la Tierra?, es posible que fuera
más fácil ese crecimiento.
El pensamiento
estaba ahí, pero sin mucha fuerza, debido, sin duda, a que era la primera vez
que aparecía. Seguí meditando con el inca, porque seguía apareciendo en cada
meditación.
Vivir como si ya fueras Luz, es vivir la divinidad. Y, ¿cómo se vive la divinidad?, se vive la
divinidad amando:
Alejar pensamientos negativos: Recuerda:
“somos lo que pensamos”. No puedes permitirte el mantener pensamientos
negativos en tu mente. Para eso has de permanecer consciente la mayor parte del
tiempo posible. En el momento que seas consciente de un pensamiento negativo
contrarresta esa energía con el pensamiento positivo contrario, o con la virtud
contraria, o pidiendo perdón.
Utiliza palabras correctas: Que ninguna de las palabras que
salgan de tu boca sean para herir, lastimar, o molestar a nadie. Utiliza
siempre palabras de alabanza, y destaca siempre los méritos de los demás, sus
cualidades positivas, sus virtudes. Si se consigue mantener los pensamientos
negativos bajo control, es mucho más fácil no herir con la palabra.
Realizar buenas acciones: Ayuda a los demás, son Luz como tú.
Ayudar no solo es dar un plato de lentejas o unas monedas, también es sonreír,
es apoyar, es abrazar, es escuchar, es besar, es no molestar, es respetar, ayudar
es colaborar con el otro, siempre que el otro lo permita
Perdonar: El
objetivo final, es que nada debe ser motivo de tu ofensa. Pero hasta que llegue
ese momento, perdona de inmediato cada ofensa, no esperes al día siguiente,
porque si tardas un día en perdonar, será un día tomando veneno por tu parte.
Recupera la “meditación del perdón” que está en este blog y realízala si crees
que la necesitas.
Aceptación: Sólo una frase: “Todo está bien”.
Eliminar obstáculos:
Los obstáculos en esta carrera no hay
que saltarlos, no hay que ignorarlos, hay que eliminarlos. Los obstáculos en
esta carrera son los bloqueos emocionales, son los hábitos negativos, es la
debilidad de carácter.
Conocer los bloqueos: Para poder
eliminar algo, es imprescindible saber que existe, por lo tanto, de la misma
manera que decíamos al principio que tienes que saber quién eres, es importante
saber cómo eres. Relee la entrada “Pedir ayuda”.
Es imprescindible, es vital, el reconocimiento de que eres Luz, o un alma, o una Chispa Divina, lo
que quieras, pero que ese reconocimiento sea total y absoluto. En un principio
es suficiente con que ese reconocimiento sea racional, es normal no integrarlo
en la conciencia al comienzo del camino y actuar desde ahí. Vivir desde
la conciencia de la Luz es algo que se dará al final del trabajo.
El reconocimiento de que eres Luz va
a desligarte de tu cuerpo: “Yo no soy el cuerpo” …, pero vives en él. Empieza a
reconocer a tu cuerpo como el templo del alma, como el santuario del espíritu.
Eso hará que empieces a valorarlo, a respetarlo, a amarlo. Y cuando lo valores,
lo respetes y lo ames, empezarás a cuidarlo con mimo, empezarás a cuidarlo con
devoción, dándole al cuerpo todo lo que sea correcto para su buen
funcionamiento, evitándole sustancias tóxicas y corrosivas. Todo el trabajo que
has venido a hacer aquí, lo vas a hacer desde ese cuerpo, por lo que es tu
obligación mantenerlo, sano, joven y fuerte, el mayor tiempo posible.
Este reconocimiento de que eres Luz, lleva
implícita la sensación de libertad. La Luz, el alma, es libre, no se siente
ligada a nada ni a nadie. No debe nada a nadie, no tiene que inclinar la cabeza
ante nadie.
No
hay diferencia entre un punto de Luz y otro. Por lo tanto, todas las almas son
iguales. Todos los hombres también.
El
hombre es el alma recubierto de materia. Dios habita en el interior del hombre.
El
hombre es finito, porque la materia más pronto que tarde se convierte en polvo.
El alma es inmortal porque sigue siendo Luz.
El
hombre es un reflejo de la Luz. Es un reflejo de Dios.
A
veces la Luz se opaca porque el mismo hombre la recubre con sus tristes
pensamientos, con sus pensamientos de dolor, con su idea de separación de Dios,
por el desconocimiento de que es alma, de que es Luz, de que es inmortal.
Cuando
la Luz se opaca el hombre duerme y entonces sueña que está viviendo una vida
separada de Dios. Sueña que es un ser independiente y que tiene que defenderse
de los otros hombres, que normalmente también han opacado su Luz y también
duermen. No saben en su sueño que todos son lo mismo.
Los
hombres en sus sueños se engañan, se roban, se ofenden, se matan, se critican,
se juzgan, se discriminan. ¡No es fácil despertar!, pero para eso vivimos,
¡para nada más!
Para
despertar no hay que abrir los ojos, hay que abrir el corazón.
El
despertar es lento, es paulatino, pero una vez que se abre el corazón el hombre
cambia, el hombre, por fin, vive. Los otros hombres, dormidos, no pueden
soportar a nadie despierto, le atacarán con saña: Estás loco, estás en una
secta, te han engañado, y le retirarán la palabra.
Cuando
el hombre despierto aguanta el vendaval comenzará a tener seguidores: Dirán de
él ¡es un maestro!, ¡es un guía! También se equivocan porque solo está
despertando, el auténtico maestro habita en el interior del hombre: Es Dios.
El hombre vive inmerso en un ruido infernal. Ese ruido son sus pensamientos producidos por su mente en el sueño.
Se
acaba el ruido cuando el hombre despierta. Se detiene el carrusel de su mente,
¡Todo es silencio!, y en el silencio todo está bien, todo es perfecto: las
críticas y los halagos.
El
hombre en el silencio vuelve a vivir desde el alma, vuelve a vivir en la Luz,
vuelve a sentir a Dios.
Es
en el silencio donde se produce el esperado encuentro: El encuentro con Dios.
Y por fin el hombre es libre. Es feliz. Por fin ha vuelto a acariciar su divinidad.
La vida física solo es un medio para
la manifestación del espíritu, nada más. Todo lo que el ser humano viene a
hacer a la materia no es más que el trabajo elegido por el propio espíritu. No
es casualidad lo que el ser humano se encuentra en la Tierra, ni el hijo del
potentado ni el hijo del pobre lo son por caprichos del destino, lo son, sin
error, por su propia voluntad. Lo son porque es justamente esa situación la elegida
por ellos, por ser la más idónea para la realización de su trabajo.
No viene el ser humano a la vida para
tener una cuenta corriente que haga palidecer de envidia a sus congéneres, no
viene para tener una profesión de éxito, ni para ganar ningún concurso, viene
con un objetivo concreto: Desarrollar lo antes que pueda y lo mejor que sepa su
trabajo y su aprendizaje, para no volver, y quedarse así definitivamente en su
casa, en“la casa del espíritu”, donde
morará eternamente.
Ya son muchos los seres humanos que
saben eso, y muchos más son los que lo intuyen, pero muy pocos son los que actúan
en consecuencia con ese saber en su vida física.
Es por la falta de integración de esa
sabiduría en su conciencia, o por ignorancia de lo que son y de lo que han
venido a hacer acá, que su actuación a lo largo y ancho de la vida no es más
que una pobre, no, más que pobre, mísera competición con todos los espíritus
afines, sus hermanos, que coinciden con ellos en la vida, no por casualidad,
sino por propia elección.
Como consecuencia de esta ceguera, la
vida no es más que una triste caricatura de lo que realmente ellos mismos
esperaban realizar, y lo que estaba minuciosamente planificado se derrumba de
manera estrepitosa socavado en sus cimientos por unos males que el espíritu no
conoce: miedo, tristeza, odio, envidia, celos, y un sinfín de emociones más generadas
por una mente que no sabe actuar según el papel asignado de servidora del alma.
Y entre todas esas emociones
negativas, hay una que destaca por ocupar un lugar prioritario entre todas
ellas: el miedo a la muerte. La angustia que produce a los seres humanos el
pensar que un día, que además no sabe cuál va a ser, se va a terminar todo con
la muerte les afecta de manera dramática sacando a la luz miedos paralelos, como
pueden ser el miedo a la enfermedad, al dolor, o a la soledad, que pueden
afectarle durante toda la vida.
De poco vale el tener conocimiento de
la manifestación de seres que están al otro lado de la vida, Maestros, Ángeles,
Guías, o familiares que han partido con anterioridad, de poco vale tener información
de lo placida que es la estancia en ese plano, de poco vale creer que en la
vida en la Luz no existe dolor, ni enfermedad, ni necesidades físicas, que son
las que preocupan a la humanidad, de poco vale saber todo eso, el miedo a la
muerte está ahí, perenne, inamovible.
Pero tenemos suerte los seres
humanos. Conscientes de nuestro miedo, los seres que están al otro lado de la
vida, cuando llega el mágico momento de traspasar el umbral de la vida, todos
se vuelcan en nuestra ayuda, haciendo que el transito normalmente sea placido y
sereno.
Podemos hacer, en nuestras manos
está, que toda la vida sea plácida y serena, desterrando los miedos que son
como una losa que los seres humanos tenemos que ir arrastrando por el camino de
nuestra vida, y además de nada vale el pesado equipaje.
Pongámonos en manos de Dios.
Detengamos la locura de nuestra mente. Dejemos hablar al corazón, y si no
entendemos con claridad cuál es nuestra misión en la vida, podremos intuirlo, y
si ni tan siquiera lo intuimos, vivamos con amor, esa manera de vivir va a
hacer que nuestra vida sea un paseo, libre de equipaje, por un ancho camino
sembrado de pétalos de rosa.
Toda esta entrada es un extracto,
ínfimo, del libro “Misterios desvelados”, en el que aparecen reflejadas algunas
de las enseñanzas del Maestro Saint Germain:
La Eterna Ley de la Vida es: “LO QUE
TÚ PIENSES Y SIENTES LO TRAES A LA FORMA”. Dónde está tu pensamiento, allí
estás tú. Lo que tú medites, en ello te convertirás, ya que tú eres tu conciencia.
Cuando uno permite a su mente
permanecer en pensamientos de odio, de condenación, de crítica, de lujuria,
envidia, celos, temor, dudas o sospechas, y permite que esos pensamientos y sentimientos
generen irritación dentro de él, es absolutamente seguro que tendrá discordia, fracaso,
desastres en su cuerpo, su mente y su mundo. Mientras él permita que su atención
se detenga en tales pensamientos, bien sea respecto a naciones, personas,
lugares, condiciones o cosas, estará absorbiendo esas actividades en la
substancia de su mente, su cuerpo o sus asuntos. De hecho, estará forzando,
impeliéndolas a que entren en su experiencia.
Esto ocurre porque los seres humanos no
se aceptan ni se reconocen ellos mismos como lo que son. Templos del Dios
Viviente. Tampoco saben que este reconocimiento debe mantenerse eternamente. La
Humanidad en su presente y aparente limitación de tiempo, espacio y actividad,
está en el caso de la persona que necesita, y si alguien le extiende lo que
necesita, y ella no se acerca a recibirlo, ¿Cómo va a gozar del beneficio?
La masa humana está en este grado de
conciencia hoy, y continuará en ella hasta que acepte que el Dios que lleva en
su corazón es el Dueño, el Dador y el Hacedor de todo el Bien que puede entrar en
sus vidas y mundos.
Tanto más intenso es el sentimiento dentro del
deseo, tanto más rápido se cumplirá.
Sin embargo, si se tiene la temeridad
de desear algo que dañe a otro hijo de Dios, o a cualquier parte de Su
Creación, ese pagará con discordia y fracaso en alguna experiencia de su vida.
Es muy importante realizar plenamente
que la intención de Dios para cada uno de sus hijos es la abundancia de toda
cosa buena y perfecta. Él creó la Perfección y revistió o invistió a cada hijo
con ese mismo Poder. Todos podemos crear y mantener la Perfección, y expresar
Dominio Divino sobre la Tierra y todo lo que ella contiene. La Humanidad fue
creada a imagen y semejanza del Padre, y la única razón por la cual no
manifiesta su Dominio es porque no usa su autoridad Divina.
La actividad sensorial de la Vida es
el punto más abandonado, menos custodiado en la humana conciencia.
La necesidad de controlar y vigilar
los sentimientos no puede ser subrayada demasiado, pues el dominio de las
emociones juega el papel más importante en la Vida, para mantener el equilibrio
mental, salud en el cuerpo, éxito y logros en los asuntos mundanos o del ser
personal de cada individuo.
Al principio esta disciplina requiere
esfuerzo continuo, porque los pensamientos y sentimientos del 95% de la
humanidad andan tan libres e incontrolados como un perrito callejero. Pero no importa
cuánto esfuerzo sea necesario traer para estas dos actividades a un control
absoluto, vale la pena todo el tiempo, la energía y el esfuerzo, pues no se
puede tener ningún dominio permanente de nuestra propia vida y mundo sin ello.
Meditación para el control de uno mismo
- El primer paso hacia el control de
uno mismo es el de aquietar toda actividad exterior, tanto de la mente como del
cuerpo. De quince a veinte minutos antes de recogerte a dormir, y por la mañana
antes de comenzar tu día, haciendo el ejercicio siguiente: hace prodigios para
todo el que haga el esfuerzo necesario.
- El segundo paso es asegurarte de no
ser perturbado y después de haberse tranquilizado y estar muy quietos,
visualizar y sentir el cuerpo envuelto en una Luz radiante, blanca. En los
primeros cinco minutos mientras se visualiza este cuadro, sentir intensamente
la conexión entre el ser exterior y el Magno Dio Interno, enfocando la atención
en el corazón y visualizándolo como un Sol Dorado.
- El tercer paso es el reconocimiento:
“YO ACEPTO GOZOSO LA PLENITUD DE MI MAGNA PRESENCIA DE DIOS, EL CRISTO PURO”.
Siente el gran brillo de la Luz e intensifícala en cada célula de tu cuerpo
durante unos diez minutos más.
- Ahora cierra la meditación ordenando:
“YO SOY HIJO DE LA LUZ, AMO LA LUZ, VIVO EN LA LUZ, SOY PROTEGIDO, ILUMINADO,
PROVISTO Y MANTENIDO POR LA LUZ Y BENDIGO LA LUZ”.
Recuerda siempre que uno se
convierte, se transforma en aquello que medita, y puesto que de la Luz salimos,
la Luz es suprema perfección y el control de todas las cosas.
Si practicas este ejercicio fielmente
y lo sientes en cada átomo de tu mente y cuerpo con profunda intensidad,
recibirás abundante prueba de la tremenda Actividad, Poder y Perfección que
existe y está siempre activa en la Luz. Cuando hayas experimentado esto, aunque
no sea sino por un corto tiempo, no necesitarás pruebas adicionales. Te
conviertes en tu propia prueba. “LA LUZ ES EL REINO. ENTRA EN EL Y ESTARÁS EN
PAZ”. Regresa a la casa del Padre. Después de diez días de hacer este
ejercicio, es bueno hacerlo tres veces diarias: Mañana, tarde y noche.
A menudo oigo la queja: “Ay, yo no
puedo dedicar todo ese tiempo”. Para aquellos que sean de esa opinión, deseo decirles:
El tiempo que gasta la persona corriente en criticar, condenar y culpar a los
demás por ser diferentes, si fuera dedicado al uso y reconocimiento de la Luz,
les sería manifestado el Cielo en la Tierra. Para el individuo que se atreve a
comprobarlo y tiene suficiente determinación para continuarlo, nada le es
imposible. La Luz jamás falla.
La condición desafortunada en la
conciencia humana, que mantiene a los individuos en sus limitaciones
autoimpuestas, es la actitud de la mente que, o teme, ridiculiza lo que no
comprende, o lo que es peor, en su ignorancia dice: “ESO ES UN IMPOSIBLE”.
Una cosa puede no ser probable bajo
ciertas condiciones; pero el Ser Divino Interior, que es la Gran Luz, puede
cambiar todas las condiciones humanas, de manera que nada le es imposible.
Todo ser humano posee la Divina Llama
de la Vida dentro de él, y ese Ser, Dios, tiene dominio donde quiera que se
mueva el Universo. Si el hombre por su inercia mental no hace el esfuerzo suficiente
para reorganizar sus antiquísimos hábitos de mente y cuerpo, continuará atado
por las cadenas que él mismo se forjó. Pero si él decide conocer al Dios
Interior y tiene la osadía de darle a ese Ser Divino el control de sus
actividades exteriores, recibirá de nuevo el conocimiento de su dominio sobre
todas las substancias, lo cual le pertenece desde el principio.
La Ley de la Reencarnación es la
actividad del crecimiento humano que le concede al individuo la oportunidad de restablecer
un equilibrio condicional que él mismo, conscientemente desajustó.
Esto es sólo unas de las actividades
de la Ley de Compensación, la Ley de Causa y Efecto, o lo que se puede llamar
el proceso balanceador automático que gobierna todas las fuerzas del Universo,
en todas partes. La comprensión correcta de esta Ley da la explicación de
muchas condiciones en la experiencia humana, que sin ella parecen totalmente
injustas. Es la única explicación lógica de la infinidad de complejidades y
experiencias humanas que revelan la operación y la Ley sobre la cual descansa
toda manifestación. Esto hace comprender que no existe lo que llaman
“casualidad o accidente”. Todo tiene una causa interior, y todo es la causa de un efecto futuro en el mismo
instante que se efectúa la causa. Si un hombre ha dañado a una mujer en una vida, es seguro que
reencarnará en forma femenina y pasará por la experiencia similar, hasta que
sufra aquello que le hizo soportar a otro. Lo mismo ocurre a toda mujer que
lastime o dañe a un hombre. Esta es la única forma en que cada uno se obliga a
experimentar tanto la causa como el efecto de todo lo que genera el mundo.
El individuo puede experimentar y crear
lo que se le antoje en su propio mundo, pero si a él se le antoja hacer aquello
que le haga a otros experimentar discordia, él se obliga a experimentar la misma
condición hasta que comprenda lo que es el efecto de su propia creación sobre
la vida ajena en el Universo.
Mensaje
canalizado de un Maestro Ascendido (20 de Agosto de 2014)
No importa lo profundo del abismo,
Dios tenderá un puente. No importa lo oscuro del panorama, Su Fuerza encenderá
una luz. No importa lo complicado del problema, Su infinito Amor te mostrará la
solución.
No es esta
una entrada para hablar del día y de la noche, sino para hablar de las Fuerzas
de la Luz y de las fuerzas de la oscuridad.
Las Fuerzas
de la Luz son Grandes Seres Cósmicos, que residen en los planos más altos de la
existencia. Su trabajo con la humanidad es ayudar al esclarecimiento de sus
mentes, influyendo en las mentes de los servidores alineados con el Plan de
Dios. Trabajan por intermedio de todos aquellos que realmente aman a sus
semejantes. Ni tan siquiera ellos pueden llegar a las mentes de las personas
egocéntricas y cerradas, ni tampoco a todos aquellos que por pertenecer a una
determinada religión han cerrado sus mentes a otras creencias que no sean las
de su fe determinada.
Las fuerzas
de la oscuridad existen. Los malignos existen y tienen tanto poder como el que
puedan tener las Fuerzas de la Luz. Su meta es la destrucción de la humanidad,
o al menos, mantener a esta bajo control para poder reinar abiertamente. Conseguir
que los seres humanos vuelvan una y otra vez a la vida, sin haber avanzado ni
un milímetro en su acercamiento a Dios, es también uno de sus objetivos. Y
parece que lo hacen bastante bien.
Las dos
fuerzas conviven en la Tierra, con preponderancia de una u otra en lugares
determinados del planeta, pero aunque la mayoría en un lugar determinado sea de
uno u otro tipo, existen infiltrados de la fuerza contraria, de la misma manera
que el Yin coexiste dentro del Yang y viceversa, así, hay Fuerzas de la Luz en
la oscuridad y fuerzas oscuras en la Luz.
La
preponderancia de Luz u oscuridad la dan las personas con su evolución, con su
desarrollo, con su cercanía o lejanía del Amor, con su materialismo, con su
egoísmo, con su respeto, su espiritualidad, en resumen según sea su
crecimiento. Son países de preponderancia de Luz todos los del primer mundo y
algunas zonas aisladas del resto. Están muy mezcladas la Luz y la oscuridad en
el segundo mundo. Y son países con preponderancia de oscuridad los del tercer
mundo.
Sin embargo,
existen países en los que teniendo mayoría de habitantes de Luz, pueden estar
regidos por dirigentes manipulados por la oscuridad. Como ejemplo nos valen
algunos países en el primer mundo, que afectados por la crisis económica,
propiciada por gentes manipuladas por la oscuridad, tienen dirigentes que con
el pretexto de solucionar la crisis del país, han abocado a sus habitantes a la
pobreza y a la pérdida de derechos. Esos habitantes ocupados en sus
preocupaciones abandonan cualquier actividad que les acerque a Dios, llegando
incluso a renegar de Él. Buen trabajo para la oscuridad, aunque disimulado por
los grandes números del país.
Vale, ya
sabemos esto, y ahora ¿Qué? Es posible que alguien piense que no es para tanto,
que además en la Era de Acuario esto va a terminar. No es así. Por el mero hecho
de haber entrado en la Era de Acuario, no quiere decir que todo el mundo vaya a
crecer y a evolucionar, no quiere decir que todo el mundo vaya a cambiar su
vibración a la energía del Amor, no quiere decir nada, porque somos la
humanidad la que ha de hacer el trabajo. Si, puede ser que la inclinación de la
Tierra favorezca ciertas energías, pero el trabajo lo ha de realizar, de manera
individual, cada ser humano.
La humanidad
se encuentra anclada en falsos valores y en un materialismo feroz, ya se han
encargado las fuerzas de la oscuridad de que así sea. Para que estas fuerzas
pierdan poder, para que surja un nuevo renacer, han de cambiar los valores al
Amor, a la Unidad, a la Hermandad, al Servicio.
Mientras
tanto, los cantos de sirena, de más dinero, de más poder, de más sexo, de más
fiesta y de más alcohol van a seguir arrastrando a la humanidad a su propia
destrucción como seres divinos.
Es momento de
abrir definitivamente los ojos, es momento de abrir definitivamente el corazón,
es momento de entender que eres un alma, es momento de vivir para la Divinidad.
Es momento de ofrecer tu vida a Dios.
Ofrecer la vida a Dios no es hacerse cura o monja, no. Ofrecer la vida a Dios
es dejar que la vida fluya a través de ti, sin componendas mentales; es dejar
que la vida transcurra según el Plan Divino, sin forzar acontecimientos para
que la vida sea lo que a ti te gustaría que fuera. Cuando consigues eso, te
cambia la vida, porque Dios, al que has ofrecido tu vida, con tus problemas,
con tus dudas, con tus miedos, se encarga de que comiences a vivir la vida que
necesitas vivir, no la que tu crees querer vivir, no la que las fuerzas de la
oscuridad quieren que vivas.
Es cierto que a veces nos sentimos Infinitamente
pequeños, y si bien es verdad que a ojos de la inmensidad de la vida lo somos,
para Dios somos grandes. Él cree en nosotros, en nuestra capacidad, en nuestro
afán por superarnos, en nuestra búsqueda diaria de un sentido para todo, no
solamente de nuestra vida personal, sino como siervos de Él mismo.
Hoy sentí, mirando el cielo, lo que eso
significa. Las nubes me hablaron. Visualicé un tigre inmenso con una boca feroz
y gesto desafiante, como si quisiera defenderse
de algo o de alguien. Y ese “Algo” era solamente otra nube representando una infinitésima
parte de la Luz de Dios. Con sólo ese mínimo resplandor, yo, tú, cualquiera de
nosotros, podríamos ser ese animal feroz que se defiende, no se sabe muy bien de
qué, con su boca abierta, amenazante, ante tanto resplandor.
Intentando comprender, entendí que esa
figura somos nosotros, que representa nuestro desafío ante la vida, como si esta
necesitara de tales retos. Siempre a la defensiva, siempre expectantes por si
algo malo va a ocurrir, pero a la vez tan pequeños que ante una minúscula Luz
de Verdad se descompone y enmudece.
Así nos sucede en el día a día. Creemos
saberlo todo, poder desafiarlo todo, sentirnos los dueños de todo, sin
necesitar nada, sin necesitar a nadie. Y no,no es así como debemos entender que no hemos de tener miedo, que hemos
de ser valientes y afrontar los desafíos. Estos solo se presentan para aprender
de cada situación y de nosotros mismos, de nuestras reacciones, de las
reacciones de los demás, de los desafíos de la vida, de los éxitos y de los
fracasos, de los momentos de alegría y de los momentos de tristeza. La humildad
es la que debe estar por encima de todo y, de paso, nos recuerda que la
valentía no debe ser soberbia.
Somos lo que somos y debemos amarnos por
ello, porque Dios nos ama así, tal cual somos, con nuestras fortalezas y con nuestras
debilidades. Pero jamás debemos olvidar de dónde venimos y hacia dónde hemos de
regresar. Sabiendo que estamos en manos de Dios. Que él nos da la libertad
absoluta, la bendición en todo lo que decidamos hacer, pero que permanentemente
mantiene Su mano extendida por si dudamos, por si flaqueamos. Y nos hace saber
que somos Sus hijos, que somos a su imagen y semejanza. Y un hijo se refleja en
el espejo de su Padre. A veces no es el ideal en esta tierra. Pero hablamos de
Dios. Y sólo siendo y ejemplarizando con nuestra vida que somos Sus Hijos
conseguiremos cambiar “nuestro pequeño universo” y, poco a poco, el universo entero.
Todos somos sus Hijos y Dios Se complace
de vernos crecer, evolucionar, errar, reintentar, caernos y levantarnos, pero
más Se complace si en todo ello somos capaces de reconocer Su presencia Divina
en Todo y Su mano Salvadora que sostiene cada aliento de nuestro caminar.
Que seamos capaces de amansar nuestra
fiera cuando sea necesario para reconocer nuestra “pequeñez” ante la inmensidad
de Dios, y utilizar su fuerza en esta Vida terrena, para que nuestro paso deje
un mundo mejor.
Hubo un
tiempo en el tiempo en el que todos los seres humanos vivían en la Luz. Bien
podríamos llamar a ese tiempo “el tiempo sin tiempo”, porque nadie tenía miedo
a la muerte, sabían que no existía, sabían que eran eternos, sabrán que eran
inmortales, no había por tanto lugar para el miedo al dolor, ni para el miedo a
la enfermedad. No existía la mentira, ni el egoísmo, ni la manipulación de un
ser por parte de otro, no había esclavitud, ni hambre, ni sufrimiento. Todo era
paz, todo era amor, todo era alegría. Existía una total conexión entre todos
los seres humanos, por lo que el bien de uno era el bien del otro, era el bien
común.
Sin embargo,
con el paso del tiempo comenzaron a hacerse presentes los egos individuales,
comenzó la separación, comenzó el dolor, comenzó el sufrimiento y con todo eso,
comenzó el miedo, desconectándose cada ser, poco a poco, y cada vez más, de la
Luz. Ayudando a todo esto que los ignorantes, los mafiosos, los inútiles,
comenzaron a ocupar cada vez más altos cargos políticos, sociales y religiosos,
hasta coparlos todos, manipulándolo todo, sirviéndose de la televisión para
adormecer a las conciencias, con deportes, programas de entretenimiento basura,
insensibilizando a la sociedad con las noticias diarias de guerras, desastres,
enfermedades, caos y muertes, generando en las poblaciones deseos inalcanzables
con los programas sobre las vidas de los ricos y famosos, utilizando a las
religiones para cercenar el crecimiento moral, ético y espiritual, con sus
discursos sobre el pecado, el castigo y el subsiguiente miedo.
¡Basta ya!,
tenemos que hacer que el caos y la confusión dejen de impregnar el mundo.
¡Basta ya!, tenemos que acabar con la dictadura de dolor y de maldad que
prevalece sobre el ser humano. ¡Basta ya!, tenemos que acabar con el miedo que
paraliza a la mayoría de la gente, acabar con el egoísmo, acabar con el
separatismo. ¡Basta ya!, tenemos que volver a imponer el respeto por la vida,
el respeto por el planeta, el respeto por el ser humano. ¡Basta ya!, tenemos
que acabar con el consumismo y el materialismo. ¡Basta ya!, de iconos de moda
que sólo son muñecos de paja. ¡Basta ya!, tenemos que hacer que prevalezca el
lado positivo. ¡Basta ya!, de gobernantes inútiles
Tenemos que
volver a ser libres, que no se tache de loco al que quiere salirse del sistema,
de este sistema materialista, enfermo y caduco que nos mantiene separados de
Dios.
Es momento
de elegir, a los que tenemos la posibilidad de votar por nuestros gobernantes,
a los íntegros, a los sabios, a los que aun mantienen cierta conexión con la
Luz, a los que sin abandonar el progreso material nos guíen en el progreso
espiritual, en el progreso ético, en el progreso moral. Es momento de dejar a
un lado la soledad. Es momento de comenzar a caminar hacia Dios.
Que nuestros
primeros pasos sean ver a los demás como si fuéramos nosotros mismos, no desear
para nadie lo que no queremos para nosotros, evitando la crítica mental,
eliminando las palabras ofensivas, sirviendo y ayudando a todos. Y sobre todo
empezando a educar a nuestros pequeños, son nuestros dirigentes del futuro,
enseñándoles con nuestro ejemplo, desterrar el miedo de la enseñanza,
enseñarles en el Amor, hacia el prójimo, hacia sí mismos, hacia Dios.
Es posible
que haya seres irrecuperables, soy consciente de eso, pero que al menos, ellos
también vean nuestras acciones de Amor, al menos algo irán aprendiendo, aunque
sea para próximas vidas. Que no nos haga desfallecer su posible rechazo, que
seguro va a existir. Son ellos los que necesitan más ayuda, recordar las
parábolas de Jesús: “el hijo pródigo”, o “la oveja perdida”.
La
recuperación de la Luz está en manos de los que creemos que existe, de los que
creemos que se puede volver a Ella. Recuerda que el cambio de una persona puede
afectar al mundo, al menos va a afectar al propio entorno, y así, poco a poco,
podemos conseguir reencontrarnos con Dios, utilizando menos generaciones de las
que los manipuladores han necesitado para separarnos de Él.