El viaje del alma
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS
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martes, 23 de enero de 2024
Vivir la vida
“Vivir es nacer a cada instante”
Erich Fromm
Dedica la vida a vivirla, no a vivir la vida de los demás.
La vida es plenitud, y cada segundo que intentas vivir la vida de los demás dejas de vivir la tuya, dejas de vivir un segundo de tu tiempo que no volverá a repetirse, conviertes tu vida en una vida incompleta.
La vida es demasiado hermosa para desperdiciarla, aunque sólo sea un segundo.
Desperdiciar la vida juzgando, opinando o criticando a otros es,
además, un trabajo insulso, ya que ese otro al que estás juzgando, es posible
que siga viviendo su vida tan feliz, sin enterarse de tus críticas o pasando de
ellas, porque sencillamente no las necesita; estás desperdiciando tu vida para
nada.
jueves, 11 de enero de 2024
Juzgar y criticar
Para evitar el juicio
y la crítica son necesarias dos actitudes: la aceptación y el respeto.
Decía Carl G. Jung:
”Lo que niegas te somete, lo que aceptas
te transforma”
La aceptación es esa
actitud que va a permitirte reconocer y tolerar las situaciones, pensamientos,
emociones o aspectos de nosotros mismos o del mundo que nos rodea, sin intentar
cambiarlos o evitarlos. La aceptación nos ayuda a afrontar los problemas de
forma más efectiva, a aprender de nuestras experiencias. La aceptación no significa resignarse o conformarse,
sino asumir la realidad y buscar soluciones. La aceptación se puede practicar y
mejorar a lo largo de la vida, y es una herramienta poderosa para vivir de forma
más plena y equilibrada.
Cualquier juicio,
cualquier opinión, cualquier crítica, no es más que un reflejo de la propia
persona, no es más que un reflejo de sus pensamientos, no es más que un reflejo
de sus creencias.
Pero, los
pensamientos y las creencias de cada uno, ¿por qué han de ser aplicables al
resto del mundo? Los pensamientos y las creencias de las personas no son más
que una manifestación de su nivel de evolución, no son más que una
manifestación de su carácter, y en ningún caso sirven para ninguna otra
persona, porque cada persona está en un nivel de evolución determinado, cada
persona vive una circunstancia específica en su vida, distinta a cualquier
otra.
Para que se
termine el juicio, la opinión y la crítica, sólo hay que aplicar una regla, el
respeto. Cuando se respeta se acepta, y ante la aceptación todo está bien.
Cualquier cosa que haga cualquier persona, ha de ser aceptado y respetado,
porque es algo que pertenece a su vida, a su aprendizaje y su evolución.
Te propongo un
ejercicio sencillo, dedica un día a vivir sin juzgar, sin criticar y sin opinar
lo que hagan los demás, a mirar con otros ojos, a respetar y aceptar cualquier
cosa que hagan las personas de tu entorno, a colocarte en su lugar si por
cualquier causa la mente pudiera contigo y surgiera la crítica. Ni tan siquiera
tienes que comprender, solo respeta y acepta.
El respeto y la
aceptación es entrenamiento y práctica, por lo que la crítica va a surgir. No
te enfades contigo, si la crítica ha sido mental, pide perdón mentalmente y
comienza nuevamente, observando lo mejor de la persona, focalizando tu atención
en sus cualidades. Con la práctica, te acostumbrarás a observar las acciones de
los demás como observas un día de sol, o las flores, o el vuelo de los pájaros,
sin que te afecte lo más mínimo.
Cuando consigas
incorporar a tu vida el respeto y la aceptación, vas a sentirte libre, ya que
el ejercer de juez, de manera permanente, es agotador.
martes, 21 de febrero de 2023
Una manera de desperdiciar la vida
¿Quién ha dicho a nadie que su misión
en esta vida sea ejercer de juez, ejercer de crítico, o ejercer de comentarista
de la vida del resto del mundo? Posiblemente,
nadie y, sin embargo, existen muy pocas conversaciones en las que no se juzgue
a alguien, o no se le critique, o no se opine sobre lo que sería mejor para la
vida de esa persona.
Cualquier juicio, cualquier opinión,
cualquier crítica, no es más que un reflejo de la propia persona, no es más que
un reflejo de sus pensamientos, no es más que un reflejo de sus creencias.
Pero, los pensamientos y las creencias
de cada uno, ¿por qué han de ser aplicables al resto del mundo? Los
pensamientos y las creencias de las personas no son más que una manifestación
de su nivel de evolución, no son más que una manifestación de su carácter, y en
ningún caso sirven para ninguna otra persona, porque cada persona está en un
nivel de evolución determinado, cada persona vive una circunstancia específica
en su vida, distinta a cualquier otra.
Para que se termine el juicio, la
opinión y la crítica, sólo hay que aplicar una regla: el respeto. Cuando se
respeta se acepta, y ante la aceptación todo está bien. Cualquier cosa que haga
cualquier persona, ha de ser aceptado y respetado, porque es algo que pertenece
a su vida, a su aprendizaje y su evolución.
Te propongo un ejercicio sencillo,
dedica un día a vivir sin juzgar, sin criticar y sin opinar lo que hagan los
demás, a mirar con otros ojos, a respetar y aceptar cualquier cosa que hagan
las personas de tu entorno, a colocarte en su lugar.
Ni
tan siquiera tienes que comprender, solo respeta y acepta.
El respeto y la aceptación es
entrenamiento y práctica. Si cuando estés inmerso en ese trabajo de aceptación surge
la crítica, no te enfades contigo.
Si
la crítica ha sido mental, pide perdón, mentalmente, y comienza de nuevo,
observando lo mejor de la persona, focalizando tu atención en sus cualidades.
Con la práctica, te acostumbrarás a observar las acciones de los demás como
observas un día de sol, o las flores, o el vuelo de los pájaros, sin que te
afecte lo más mínimo.
Cuando consigas incorporar a tu vida
el respeto y la aceptación, vas a sentirte libre, ya que el ejercer de juez,
permanentemente, es agotador.
Dedica
la vida a vivirla, no a vivir la vida de los demás. La vida es plenitud, y cada
segundo que intentas vivir la vida de los demás dejas de vivir la tuya, dejas
de vivir un segundo de tu tiempo que no volverá a repetirse. Conviertes tu vida
en una vida incompleta y la vida es demasiado hermosa y, sobre todo, demasiado
corta, para desperdiciarla, aunque sólo sea un segundo. Desperdiciar la vida
juzgando, opinando o criticando a otros es, además, un trabajo insulso, ya que
ese otro al que estás juzgando, es seguro que va a seguir viviendo su vida tan feliz,
sin enterarse de tus críticas o pasando de ellas, porque sencillamente no las
necesita; estás desperdiciando tu vida para nada.
Empieza ahora a mirar con otros ojos, empieza ahora a aceptar y a respetar, no esperes a mañana, no desperdicies más tu vida.
viernes, 20 de enero de 2023
Atajo para cumplir tu misión
Nos
pasamos la vida hablando de nuestra misión, de lo fácil que sería si supiéramos
que es lo que hemos venido a trabajar en esta encarnación.
Pues
existe un atajo para saber cuál es nuestra misión: Vivir desde el corazón,
activar la energía del Amor.
Viviendo
desde el corazón, tienes la mente serena y preparada para ser consciente de
cuáles son las puertas que se van abriendo en tu camino, de cales son las que
se van cerrando, de cuando has de variar tu dirección, de cuando has de seguir
en línea recta.
En
ese atajo no cabe otra cosa que el Amor, por lo que los juicios a los demás,
las críticas o, sencillamente, indicarles cuál es su camino, no son peajes que
se encuentren en ese atajo. Respeta el camino que hayan elegido los demás y su
forma de recorrerlo.
Intenta
lo siguiente: En cuanto abras los ojos, cada mañana, repite dentro de ti: “Hoy
no voy a juzgar ni a criticar nada ni a nadie”, y practícalo durante todo el
día. En ese nada ni nadie, también entras tú, así que empieza por respetarte a
ti, se benévolo contigo. Y ten paciencia, no puedes cambiar en un día una
tendencia de años.
La
mejor manera de cumplir el objetivo de no juzgar es vivir, conscientemente, el
presente. No dividas tu atención en infinidad de cosas, mantén la concentración,
y así tu mente estará más preparada para recibir las señales.
viernes, 11 de noviembre de 2022
Sobre la compasión
Una de tantas frases bonitas que
circulan por la red de Mahatma Ghandi dice. “Las tres cuartas partes de las
miserias y malos entendidos, en el mundo, terminarían si las personas se
pusieran en los zapatos de sus adversarios y entendieran su punto de vista”.
Compasión es la capacidad de percibir
lo que otro ser humano pueda sentir. Compasión es la capacidad de sentir
aprecio por los demás y desear la liberación de su sufrimiento. Compasión es un
sentimiento de tristeza que se produce al ver padecer a alguien y que impulsa a
aliviar, remediar o evitar su dolor. Compasión es el deseo de que los demás
estén libres de sufrimiento.
En la compasión la alegría de los
otros es tu alegría, el sufrimiento de los otros es tu sufrimiento, el éxito de
los otros es tu propio éxito y su fracaso el tuyo. En definitiva, la historia
de los otros es tu historia. Esto es Unidad, con la compasión se acaba la
separación y se vive la Unidad. Con la compasión vivimos, aceptamos y
entendemos que todos somos hermanos, que todos somos la misma cosa, que todos
somos Hijos de Dios.
La compasión nos libera de la ilusión
que nos aprisiona en nuestra propia experiencia individual, ya que se enfoca en
descubrir las necesidades y padecimientos de las personas, con una actitud de
servicio. La compasión nos lleva a escuchar y a comprender a las personas, nos
lleva a ponernos en los zapatos del otro, con lo cual entendemos cada razón,
cada causa, y eso hará que se dejen atrás los juicios, ya que juzgar y criticar
son procesos de la mente, mientras que la comprensión que deriva de la
compasión es un proceso del corazón.
La compasión hace aflorar otras
virtudes en las personas: Generosidad y servicio, ya que se ayuda sin esperar
nada a cambio, y se pone a disposición de la persona que sufre tiempo y
recursos personales. Sencillez, porque no se hace distinción entre las personas
por su condición social. Solidaridad, al sentir que los problemas del otro son
problemas propios. Comprensión, por entender las razones de los demás.
Sin embargo, la compasión no debe
crear dependencia hacia la persona que sufre, ni debe generar sufrimiento por
el sufrimiento del otro. La compasión nos debe de llevar a ayudar, a acompañar,
a servir, pero desde un sentimiento de paz, desde un sentimiento de serenidad.
Sólo así podremos ser útil al que sufre, de otra forma nos convertiríamos
nosotros mismos en objeto de compasión.
martes, 26 de julio de 2022
FIC (Federación internacional de críticos)
Lo que entra por la boca afecta al
cuerpo. Lo que sale por la boca afecta al cuerpo y al alma.
La opinión “razonada”
que alguien se forma sobre una persona o una cosa, es un juicio. Mientras que
el conjunto de opiniones o juicios que responden a un análisis y que pueden
resultar positivos o negativos, es una crítica.
Y entre esas normas
básicas deberían encontrarse las que se acercan a la definición de juicio y de
crítica. Es decir, que sea una opinión razonada y que responda a un análisis.
Pero no, no ocurre nada de esto. El caso es hablar por hablar, y cuanto más
dura será la crítica, mucho mejor. Si se encuentra en ella tintes de calumnia,
difamación, humillación, menosprecio, insulto o desprecio, ¡seguro que es una
buena crítica!
Cabría pensar que los
beneficios conseguidos por estas actividades deben de ser extraordinarios, casi
comparables a los beneficios de los buscadores de oro en el antiguo Oeste.
Pero no. De entrada,
no parece que exista una compensación material, ni emocional, ni espiritual,
por el desarrollo de estas actividades. A no ser…, el placer del propio ego de sentirse
el centro del mundo durante el espacio de tiempo en el que el crítico se dedica
a denigrar a otro sin ningún conocimiento.
En Mateo 15:11,
podemos leer: “Lo que entra por la boca
daña al cuerpo, pero lo que sale por la boca daña al cuerpo y al alma”.
Y ¿saben por qué lo
daña?, ¿alguien puede pensar que juzgar y criticar son actos de amor? Juzgar y
criticar no son acciones guiadas por el amor. Son guiadas por lo opuesto al
amor, y opuesto al amor es el odio, la ira, la venganza, la envidia, la
deslealtad, el miedo o el rechazo.
“Todo es energía”. Cada
pensamiento que se pasea por la mente y cada palabra que sale de la boca, son
energía que se van a depositar en el cuerpo energético de la persona. Pero
hemos de tener en cuenta una segunda ley: “Energías iguales se atraen”, por lo que
cualquier energía que se encuentre alojada en el cuerpo energético va a atraer
hacia sí mas de lo mismo. Si la energía acumulada es positiva atraerá cosas
positivas, si no lo es atraerá más negatividad.
Hay que tener,
también, en cuenta, que, si la persona objeto de la crítica no tiene un nivel
de madurez suficiente, si tiene conocimiento de que está siendo criticada, va a
sufrir. De ese sufrimiento también es responsable el crítico y tendrá que pagas
por ello. Es la “Ley de la causa y el efecto”.
No levantes falsos
testimonios. No divulgues secretos, no difames, no te entrometas en la vida de
otros. Vive tu vida, en lugar de vivir la vida de los demás. Ya tienes
suficiente trabajo con vivir tu vida.