Capítulo XV. Parte 5. Novela "Ocurrió en Lima"
- O sea que,
si estoy loco, -y tratando de tranquilizar a su amigo siguió- pero, tranquilo,
no soy peligroso. Solo que se han borrado 7 años de mi memoria. ¿Qué ha pasado
en estos 7 años?
- ¿Seguro
que no me estas gastando una broma?, -quiso asegurarse Pablo.
- Te
aseguro que no. No recuerdo nada. Cuéntame que ha pasado en este tiempo a ver
si recuerdo algo.
- En
cuanto al trabajo todo fue según lo previsto por ti. En un mes estábamos a
pleno rendimiento.
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Tú empezaste a salir con Indhira y, en mayo del año siguiente, os casabais. Al
año nació María, una niña que está loca por ti y tú por ella. Dos años después
nació Alexis que es una copia tuya. María es una copia de Indhira.
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Poco antes de nacer Alexis, tu suegro, se jubiló dejándote al frente de la
empresa y un año después me ofreciste ser tu gerente general. Nos va muy bien.
Hemos doblado el capital de la empresa y hoy tenemos una reunión en Miami para
tomar posesión de una inmobiliaria con lo que nuestra expansión ya no es solo
en Perú, Brasil y Colombia. Vamos a conquistar a los EE.UU.
- No
recuerdo nada. Y ¿la casa donde vivo?
- Fue el
regalo de boda de tu suegro. ¿De verdad no recuerdas nada?
- Nada.
Nada de nada.
- Pues no
pareces loco, pareces tan centrado como siempre, pero sin recuerdos.
- ¿Siguen
trabajando en la empresa todos nuestros compañeros?, -se interesó Antay.
- Todos.
Diana es tu asistente personal porque la señora Claudia se jubiló cuando lo
hizo tu suegro. Y, además de ser tu asistente es mi esposa. Tú fuiste el
padrino de nuestra boda hace tres años.
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El departamento de informática se ha triplicado y la directora es Belén. El
resto de directores son los que estaban. Nos aceptaron muy bien, primero a ti
y, después, a mí, y todos formamos un gran equipo.
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¿Sabe Indhira que no recuerdas nada de estos 7 años?, -quiso saber Pablo.
- No. Me
levanté tan confundido que no hubiera sabido que decir. Creo que en Miami voy a
ir a que me visite un neurólogo, ¿qué te parece?, -le preguntó a Pablo.
- Creo
que es lo mejor. Yo te acompañaré si quieres, -se ofreció su amigo.
- Gracias.
¡Si no hubiera sido por ti!, -Antay se quedó, por unos momentos, pensativo-
Imagina que este viaje lo hubiera tenido que hacer yo solo. Si no sé adónde
vamos, ni a quien vamos a ver, ni lo que tengo que decir. Estoy perdido del
todo.
- No te
preocupes. De hecho, solo tienes que sonreír y firmar. Casi toda la negociación
la he llevado yo personalmente. Este es mi cuarto viaje. Venimos hoy porque ya
está todo hecho y bendecido. Vamos a estar aquí dos días. Hoy para firmar y
mañana para reunirnos con los directivos. Tenemos que darles seguridad de que
van a seguir todos ellos y los cambios, que se darán, se los iremos anunciando
con tiempo.
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Por cierto, hemos llegado hasta aquí sin haber decidido quien manejará esta
parte de la empresa, afincado aquí. Siempre decías que más adelante y aquí
estamos y, ahora, para más inri, no te acuerdas.
- ¿Alguna
vez pensamos en alguien?, -seguro que Pablo estaba al tanto de una decisión tan
importante.
- Bueno,
yo me había postulado. Pero cuando hablábamos del tema siempre me dabas largas.
- ¿Vas a
dejar de ser gerente general para ser gerente o director de las oficinas en
Miami?, -aunque no me acordara de nada era de cajón que era un descenso en su
trayectoria laboral.
- En
realidad, ya sabes, ¡ay no, perdón, que no te acuerdas de nada! Bueno que lo
que quiero es irme de Lima
- Y
¿Diana?, porque me has dicho que estáis casados y que es mi asistente. ¿Dejaría de ser mi asistente?, -no entendía
como pensaba él venir a Miami dejando a Diana en Lima.
- Es que
no recuerdas nada Antay, pero…, no estamos muy bien, -la cara de Pablo se puso
triste y hasta se humedecieron sus ojos.
- ¿Ya no
la amas?, -preguntó intrigado Antay.