Conversaciones con el Maestro
(Sobre la ira)
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Maestro, a pesar de llevar tiempo
trabajando para controlar la ira, de vez en cuando, siento que pierdo el
control, de una manera desproporcionada e incontrolable. Mi ira se manifiesta de
manera destructiva, como si fuera un animal: gritando, con una ironía demoníaca
o con un despectivo silencio.
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No, debo rectificar. No es como si fuera un animal. En esos momentos, me
convierto en uno, porque cualquier signo de racionalidad desaparece.
>> Siento que esa ira es muy destructiva
y que podría llegar a afectarme físicamente; mi respiración se vuelve agitada y
mi ritmo cardiaco se acelera. Y ni siquiera quiero mencionar como afecta a mis
relaciones interpersonales; se destruyen en un instante.
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Además, me siento terrible, emocionalmente, después del episodio de ira, porque
soy consciente de que mi trabajo para cultivar el amor, se desvanece o se ve
gravemente comprometido. Y eso sin mencionar el daño emocional, tan terrible,
que causo a la persona que ha sido el blanco de mi ira.
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Necesito ayuda.
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Hijo mío, la ira es una emoción básica
y universal que puede surgir por múltiples razones y su origen puede variar de
una persona a otra.
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Algunos factores comunes pueden ser: Frustración; percepción de una injusticia;
sensación de peligro o amenaza; expectativas no cumplidas por experiencias
pasadas de dolor, traición y/o abuso; por estrés o por problemas para controlar
las emociones, entre otros factores.
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Mejor que controlar la ira sería que no apareciera. Para lograr esto, es
crucial reconocer cuál es el factor primario que desencadena la ira. ¿Conoces su
origen?
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Si. Es frustración. Pero no es una
frustración mía por no poder conseguir alguna meta, es por mi hijo, ya que veo
que va a ser incapaz de lograr nada, porque no le gusta trabajar.
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Y con tu ira, ¿trabaja más?
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No. Y, además, nos sentimos mal los
dos.
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Seguro que hay algo que le gusta hacer.
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Si. Como tiene muy buen oído, le gusta
la música y los idiomas. Cosas que puede aprender de oído y que no requieren
tanto estudio.
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Pues ya lo tienes claro. Que se dedique
a los idiomas o la música, será más fácil para él y para tu salud emocional que
enfocarse en matemáticas o derecho.
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Y para evitar que vuelva a surgir la ira, intenta poner en práctica alguno de
estos consejos:
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Identifica cuando empiezas a sentirme molesto o frustrado, y en ese momento,
haz respiraciones profundas o abandona el lugar hasta que recuperes la calma.
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Ponte en el lugar de la otra persona. Esto es algo que siempre has hecho muy
bien. Practícalo en esas situaciones.
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Trata de ver la situación desde diferentes ángulos.
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Comunícate de manera respetuosa. Hazlo como te gustaría que te hablaran a ti.
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Gracias.