El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




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martes, 30 de julio de 2024

Adiós Perú, hola Catalunya

 


El 28 de julio, el día de la patria peruana, sentía en mi corazón, más que escuchar por los oídos, con los ojos húmedos por la emoción, con la ilusión en mi mente y el alma partida en mil pedazos, el himno del Perú.

"Somos libres, seámoslo siempre".

Con las maletas en la puerta y los pasaportes en la mano, volvíamos a casa.

Han sido casi 14 años de lucha, de ilusión, de felicidad, de nostalgias, de emociones encontradas. Han sido 14 años de vida.

Gracias Perú. Gracias a las peruanas y peruanos que hemos encontrado en el camino. Gracias.

Se abre una nueva etapa, no exenta de incertidumbre, pero.... ¡hágase la voluntad de Dios!

miércoles, 3 de junio de 2015

Gracias, gracias, gracias Señor


Gracias le doy a la Virgen
gracias le doy al Señor
porque entre tanto rigor
y habiendo perdido tanto
no perdí mi amor al canto
ni mi voz como cantor.
José Hernández
                    Ayer mi mente perversa comenzó a darle vueltas y vueltas a algo que parecía un problema. Y que con el paso del tiempo, dejo de parecer un problema para convertirse en un problema Como afortunadamente conozco la técnica para permitir que se desvanezcan los pensamientos, comencé a trabajar, llevando la atención a la respiración, inhalando, exhalando, sintiendo como entraba y salía el aire, en definitiva medité y medité en mi respiración, me hice terapia a mí mismo, volvía a meditar, pero no, el pensamiento se iba un momento y volvía al siguiente con más fuerza. Sabía que seguir en esa rueda de pensamiento iba a atraer eso que me estaba asustando, pero no podía con el pensamiento.
                    Me acosté meditando y conseguí dormir, más fácilmente de lo que hubiera podido predecirse. Lo último que recuerdo antes de dormir fue mi oración: “Señor, ya sé que la solución está en mí, pero ayúdame a encontrarla”. Desperté a las tres y media de la mañana con una opresión en el pecho y el mismo pensamiento. Me asusté, no por lo que pensaba, no por la opresión, sino por estar inmerso en una vorágine de pensamiento que yo creía haber superado hacia tiempo. Decidí levantarme para meditar, no para eliminar el pensamiento, sino para encontrar la solución.
                    ¡Y llegó! En diez minutos, (no exagero nada), supe exactamente lo que tenía que hacer, y lo hice, con la sensación de que habían oído mi plegaria y habían hecho llegar a mi mente el pensamiento adecuado para solucionar el problema.
                    Desde ese momento hasta ahora, doce horas después, me siento embriagado por una energía de amor y agradecimiento hacia Todo, que me esta haciendo repetir dentro de mí, de manera casi permanente “Gracias Señor”.
                    Y sentado delante de la computadora para hacer otras cosas, me encontré con la entrada sobre la gratitud que viene a continuación. Me sentí tan identificado que me he permitido volver a colgarla.
                    Gracias.
 
                    La gratitud es el arte de saborear la vida con dulzura, es aceptar, es disfrutar, es trabajarse uno mismo. 
                    Un alma recién llegada al cielo se encontró con San Pedro que salió a recibirle. El santo llevó al alma a realizar un  recorrido por el cielo. Ambos caminaron paso a paso por unos grandes espacios llenos de Ángeles. San Pedro se detuvo frente a la primera sección y dijo: “Esta es la sección de recepción. Aquí son recibidas todas las peticiones hechas a Dios mediante la oración”. El alma miró la sección en la que muchos Ángeles estaban muy ocupados clasificando peticiones escritas en voluminosas hojas de papel, solicitadas por personas de todo el mundo.
                    Siguieron caminando hasta que llegaron a la siguiente sección y San Pedro le dijo: “Esta es la sección de embalaje y entrega. Aquí las bendiciones que la gente pide, son embaladas y enviadas a las personas que lo solicitaron”. El alma vio como estaban de ocupados en la sección. Había tantos Ángeles trabajando en ella como tantas bendiciones estaban siendo embaladas y enviadas a la Tierra. Finalmente, se detuvieron en la última sección, en la que un solo Ángel permanecía ocioso haciendo muy poca cosa. “Esta es la sección del agradecimiento” dijo San Pedro. “Pero ¿cómo es que hay tan poco trabajo aquí”, preguntó el alma. “Esto es lo peor”, contestó San Pedro, “después de que las personas reciben los dones y las bendiciones que pidieron, muy pocas envían su agradecimiento”. “¿cómo se agradecen las bendiciones de Dios?”, “simple” contestó San Pedro, “Sólo tienes que decir: Gracias Señor”.
                    Dar las gracias a Dios, decir como decía San Pedro: “Gracias Señor”, se convierte en una oración increíble por su fuerza y en un regalo de amor. Quien pronuncia las "gracias" de esta manera, comprende que nada en esta tierra le pertenece, y que todo es un regalo de los seres que velan por nosotros.
                    La gratitud es necesaria para entrar en una auténtica relación con Dios o con la persona que nos haya agraciado. "Gracias" es una palabra que une al cielo y la tierra. Cuando el agradecimiento es sincero,  está lleno de fuerza vital, y hace que se activen el chakra del poder personal, (el chakra solar) y el chakra del amor, (el chakra cardiaco).
                    El valor de la gratitud se ejerce cuando una persona experimenta aprecio y reconocimiento por otra que le prestó ayuda. No consiste, necesariamente, en “pagar” ese favor con otro igual, sino en mostrar afecto y guardar en la memoria ese acto de generosidad. 
                    Hay que aprender a agradecer. El agradecimiento siempre es interior, y después se puede expresar con palabras y con acciones. Recuerdas la historia de los diez leprosos. Solo uno regresó a darle gracias a Jesús por su curación milagrosa. Jesús lo puso por ejemplo y se entristeció por los otros nueve.
Recuerda: “Somos lo que pensamos”, “dar y recibiréis”. Dar las gracias por todas las bendiciones que estás recibiendo de manera permanente, te pone en condiciones de recibirlas a manos llenas.
El descontento estrecha la vida, mientras que la gratitud la expande, la aumenta, incrementa la alegría, y abre las puertas del infinito, abre las puertas del amor. Aquellos que reciben amor con gratitud lo reciben doblemente, mientras que quienes están descontentos lo pierden. La gratitud es el arte de saborear la vida con agrado; es también una aceptación inteligente y trabajo sobre uno mismo. 
 Aprende a usar una fórmula infalible. “Por favor” para pedir, “Gracias” al recibir. Piensa y reconoce todo aquello que recibes de los demás. Exprésalo a tu estilo: con palabras, con un abrazo, como te apetezca, pero exprésalo.
Ejercicio Esenio de purificación y  salud, agradeciendo:
Habría que hacerlo en el exterior, pero puedes intentarlo en tu espacio de meditación.
Empieza sintiendo la Tierra bajo tus piernas y tus nalgas y tus pies, sintiendo que te llena de energía, que te sostiene la Tierra.
Sintiendo la Tierra piensa en el origen de tu alma encarnada.
Siente el cielo infinito sobre ti, siente como te inspira, como te eleva.
Sintiendo la energía del cielo, piensa que eres eterno, que eres un alma.
Siéntete como una unión viviente entre las fuerzas del cielo y la Tierra. Coloca las manos juntas delante del pecho en el mudra de oración.
En esa postura permite que una hermosa luz que procede del cielo fluya a través de ti, llegando a la Tierra.
Repite en silencio dentro de ti:
“Madre Tierra, yo te ofrezco mi agradecimiento con todo mi corazón, y a través del corazón de todos los hombres y mujeres.
Que todos los seres que llevas en tu seno, protejan, alimenten y bendigan todo lo que crece”.
Permanece un momento en silencio, respirando lentamente, sintiendo como se expande tu corazón por esa expresión de agradecimiento.
Sigue diciendo en tu interior:”Madre Tierra, elimina mis enfermedades y mis faltas según tu voluntad para recibir la bendición del espíritu divino y transmitirla a todos los seres vivientes según tu voluntad”.
Mantente en silencio, mientras dejas que la Tierra te purifique.
Piensa en tu alma, siente tu conexión con ella, y repite dentro de ti: “Con amor y gratitud te ofrezco  mi amoroso agradecimiento lleno de Luz a la Madre Tierra.
A la Madre Tierra gracias.
Al agua de la vida, gracias.
Al aire que nos mantiene la vida, gracias.
Al fuego sagrado, gracias.
A los minerales, gracias.
A las plantas, gracias.
A los animales, gracias.
A la humanidad que camina por el sendero de la evolución, gracias.
A todos los ángeles, gracias.
A la Inteligencia que creó mi pensamiento, gracias.
Al océano de Amor que creó mi sensibilidad, gracias.
A la Vida Universal que impregno mi futuro con la semilla de la individualidad, gracias.
A todo los seres del mundo, gracias.
A mis padres, gracias.
A mi pareja, gracias.
A mis hijos, gracias.
A mis hermanos, gracias.
A mis amigos, gracias.
Gracias Señor, porque eres la Única Fuente que unifica a todos los seres”.
Haz una leve inclinación de cabeza y repite “Amen”.
 
Permanece en meditación el tiempo que te apetezca. 

Con esta práctica se desarrolla una mayor sensibilidad hacia todo lo creado y hacia el mundo superior

jueves, 15 de mayo de 2014

Filosofando sobre la vida


¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción;
y el mayor bien es pequeño;
que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son.

            Una vez que llegamos a la materia en el cuerpo físico, se nos acaba la paz, el amor y la felicidad que tenemos al otro lado de la vida. Es como si nos envolviera una tela que nos impidiera ver y sentir de dónde venimos, hasta el extremos de olvidarnos completamente del que es nuestro hogar, y nos sentimos atrapados y aislados, inmersos, de nuevo, en la ilusión, en la sombra, en la ficción y en el sueño que escribía Calderón de la Barca.
            Nuestra conciencia, a lo largo de los siglos ha caído a un nivel tan bajo que somos incapaces de reconocernos como seres divinos, y nos hemos separado tanto de Dios que para nosotros es un desconocido que, parece ser que premia a los buenos y castiga a los malos, según nos enseñan las religiones, y sus dirigentes que son, según ellos mismos, sus representantes en la Tierra.
            Pero es posible, que este nivel tan ínfimo de conciencia, este no reconocernos como hijos de Dios, el desconocimiento que tenemos del alma, la distancia kilométrica que existe desde nuestra conciencia al corazón, y el aislamiento de Dios, esté comenzando a cambiar, poco a poco, es cierto, pero algo está cambiando.
 
            Tanto sufrimiento como hemos padecido en las miles de vidas que llevamos sobre la Tierra, nos está convirtiendo, lentamente, en almas fuertes y valientes, nos estamos alineando con la Voluntad de Dios, estamos aprendiendo a rendirnos o a aceptar nuestra vida, estamos aprendiendo a confiar y a desprendernos del miedo.
            Ya hay almas que están en el umbral de la prueba definitiva, la prueba de permitirse confiar en Dios, y acortar la separación que existe entre nosotros y Dios. Cuando eso ocurra, Dios nos “proveerá” de todo lo necesario, se acabarán entonces, los dolores, las carencias y las miserias.
            Todos los seres humanos estamos aprisionados en las mismas trampas, en las mismas ilusiones, en los mismos miedos, en los mismos problemas, en los mismos pensamientos. Pero cuando salgamos de esta rueda nada nos será negado y convertiremos el valle de lagrimas de la Tierra en el valle de amor y paz que ya disfrutamos cuando estamos al otro lado de la vida.
            Aunque parece que Dios nos está poniendo a prueba de manera permanente, no es tal, Dios nunca nos ha puesto a prueba, ni antes, ni ahora, ni mañana; porque Dios es amor y Su amor es incondicional. Cuando nos abramos a Dios, el Universo proveerá todas las situaciones y oportunidades para equilibrar nuestras deficiencias, para despejar cualquier problema, para resolver todas nuestras cuestiones y curarlas para siempre. Podremos descubrir, entonces, con qué rapidez responde el Universo a nuestras peticiones cuando nos hallamos alineados con la Voluntad Divina.
La apertura a la voluntad de Dios se realiza a través de la rendición.
Os dejo algunas frases de libro “Los hijos de Dios” de Christine Mercer, que habla de la aceptación y de la gratitud:
·         "¡Yo prometo que nunca más me quejaré!, e iluminaré la oscuridad con AMOR." 

·         “Ser agradecido por todas las cosas, (todo lo que venga)" 

·         “Cualquier sufrimiento, cualquier dolor, decepción, aflicción, o incluso miedo, cuando se acepta con la verdadera oración de: "Hágase Tu Voluntad" puede ser instantáneamente transmutado en poder ilimitado." 

·         "Aquí y allí, sentado en el banco de un parque, en un coche en la calle, en un edificio tranquilo, o caminando por una calle llena de gente, o por una calle solitaria, se puede dar una sonrisa, decir una palabra, o un pequeño movimiento con la cabeza de aprecio comunicado sin palabras. Invisibles rayos de gloria viva, enviados en un pensamiento bondadoso de infinito amor, pueden fortificar al prójimo con renovado coraje y más energía."  

·         “Fue entonces cuando entendí el dolor, el sufrimiento y la tristeza que rompe el corazón, en su verdadera luz. No como un castigo de Dios, sino como bendiciones, ya que en ellos están contenidas las llaves del progreso, Luz, fuerza y completo dominio. En sí mismos, eran justo lo que aparentaban ser, cargas insoportables, pero cuando se aceptan y se recubren en la fe y el amor del hombre, pueden ser transmutadas en completa gloria eterna. El hombre tiene verdadero dominio sobre ellos, si lo usa. Ellos (el dolor, el sufrimiento y la tristeza) contienen el poder para poder cambiar la oscuridad en luz, la pobreza en abundancia, la tristeza en éxtasis, el dolor en alegría. En el hombre están las llaves y el poder y el dominio para mandar sobre ellos (el dolor, el sufrimiento y la tristeza), para amansarlos y para glorificarlos. O para ser destruido por ellos." 

·                    “No busques conocer a Dios a través de iglesias, hombres o líderes, sino busca a Dios a través de tu propio corazón y a través de tus propias actitudes divinas, cumple Sus promesas sagradas. Perfecciona estas actitudes sagradas y tú serás disuelto y te convertirás en esto que tú interpretas. Busca convertirte en amor en toda su misericordia compasiva, divina, benévola, Crística, y conocerás los misterios de la Divinidad, o el gran misterio y poder de convertirte Divino."

viernes, 12 de abril de 2013

Las pequeñas cosas de cada día


            Todos sabemos que no somos el cuerpo, que somos un alma; de la misma manera que tenemos un conocimiento bastante aproximado de que el Amor con mayúscula, el Amor incondicional, el auténtico y verdadero Amor, es una energía que se siente en el interior y que nadie nos va a hacer sentir nunca, ni tan siquiera la tan cacareada como inexistente alma gemela; al igual que tampoco vamos a conseguir la tan ansiada felicidad con nada ni nadie procedente del exterior, ya que la felicidad, como el Amor, es un estado interior.
            Pero ¡qué difícil es vivir desde el alma!, o sentir el Amor, o la felicidad, (hablamos del Amor incondicional y de la felicidad permanente). Y no será porque no lo intentemos, aunque sin mucha convicción, por supuesto, ya que esto supone un trabajo adicional, y como tampoco conocemos a muchas personas normales que lo hayan conseguido, creemos que las posibilidades de conseguirlo son una entre un trillón.
            Es cierto, que algunas personas parece que lo han logrado, pero no parecen estar a nuestra altura, parecen muy elevados, y enseguida se les cataloga de Maestros, Santos o Gurús.  Pero también es posible, que no se nos ocurra pensar que esas personas, que parecen extraordinarias, no nacieron así, y que lo conseguido por ellos, sólo es fruto de su propio trabajo. ¿Por qué no vamos a poder conseguirlo nosotros? Sólo se necesita una pequeña dosis de trabajo interior. Pero si, ya sé que cualquier trabajo interior, por pequeño que se nos anuncie, nos parece una montaña insalvable. Preferimos, por ejemplo, leer, creyendo que con ese conocimiento vamos a conseguir alguna cosa. Lo cierto es que sólo adquiriremos un cierto conocimiento, bastante raquítico, comparado con el conocimiento que llega por sí solo, cuando abrimos las puertas de nuestro interior.
            Si cualquier cosa que se defina como “estado interior”, es difícil de conseguir para los que nos podemos considerar seres normales, (nada de maestros, ni de gurús), podemos intentar acercarnos a ese estado interior con las pequeñas cosas de la vida. Es también una manera de conseguirlo: No gritar a la pareja por cualquier nimiedad, dedicar un ratito cada día para jugar con los hijos, dar una limosna al pobre que encontramos cada día en la esquina de casa, comprender los gritos (inútiles) de nuestro jefe y no caer en su provocación, etc., etc.
La propuesta es bien sencilla: Es prestar atención y agradecer todo lo bueno que nos sucede cada día, dejando a un lado lo que calificamos como malo, y ayudar a todos en todo lo que podamos. Es buscar lo bueno de las personas, en vez de resaltar lo que parecen sus fallos. Es vivir con atención cada segundo de vida, en vez de lamentarnos permanentemente por todas aquellas cosas de las que creemos que carecemos. Es vivir sin atarnos a ningún deseo ya que cuando estos se cumplen, no suele ser en el momento que nosotros deseamos, ni suele ser exactamente como deseamos. Es cierto que no recibimos lo que queremos cuando lo queremos, sino que recibimos lo que necesitamos, en el momento en que eso es necesario.
Está en nuestras manos, en nuestra cabeza y en nuestro corazón evolucionar, crecer y madurar en dignidad, y no es nada difícil, solo hemos de prestar atención a las pequeñas cosas de cada día.
¡Que tengas un feliz día!

jueves, 11 de abril de 2013

Estoy de regreso


          Han sido dos meses y medio intensos, han sido dos meses y medio de viaje, de un viaje que no me ha llevado nada lejos en la distancia, pero sí bastante lejos en el tiempo, en mi propio tiempo. Aprovechando las circunstancias que la vida nos presenta, que la vida me ha presentado en su continuo fluir, he realizado un viaje, corto, pero muy intenso hacia mi interior.
            He realizado un recorrido por las arenas del desierto de la paciencia, aceptando los contratiempos para vencer mis debilidades; he paseado por los vaivenes de la tolerancia, tratando de entender otros comportamientos diferentes a los que me tienen acostumbrado mis propias creencias; he sufrido el camino de espinas de la humildad, aceptando mis habilidades sin vanagloriarme de ellas, y aceptando, o tratando de aceptar, y superar a la vez, mis propios defectos; y como fruto de todo eso crecer en amor y comprensión, o ¿Primero ha sido crecer en el amor?, no estoy muy seguro, pero tampoco importa.
            Siempre he creído que en cada virtud, como en cada mal hábito, hay grados, y cuando se viven situaciones en las que se siente que algo se mueve para bien en el interior, soy consciente de lo lejos que estoy, de lo lejos que estamos los seres humanos, del punto máximo de cada una de ellas. Pero a fin de cuentas, este es nuestro único trabajo en el cuerpo, crecer en el amor, y en nuestra agenda de vida se encuentran marcadas, con rotulador fosforescente, las situaciones y las circunstancias que nos van a permitir nuestro crecimiento en el amor. Es nuestra opción aprovecharlas o no. 
            Doy gracias a Dios, a pesar de haber estado muy enfadado con Él, que me ha permitido sobrellevar las situaciones presentadas, yo creo que aprovechándolas y creciendo, posiblemente no en toda su magnitud, y tampoco se en que porcentaje, pero si me siento feliz por el trabajo realizado.
 Me alegro de poder disponer, espero que con una cierta asiduidad, como antes del viaje, de algunos minutos para poder acercarme al blog después de este tiempo, me alegro de reencontrarme de nuevo con vosotros.    
 

viernes, 26 de octubre de 2012

Un problema de humanidad


            Llamaron a la puerta del Centro, y cuando abrí la puerta me encontré con una señora de unos sesenta años, acompañada de su hija de veinticinco, que traían un encargo que habíamos realizado días atrás.
            Cuando vieron la publicidad de la entrada, una gigantografia en la que se lee que es un “Centro gratuito de Sanación y Crecimiento interior”, la hija se interesó por las actividades que se realizaban: yoga, meditación, talleres, cursos y sobre todo terapias. Decidió concertar una cita para realizar una terapia, e incitó a la madre a que hiciera lo mismo. Así lo hizo, y estábamos en ello, cuando la madre preguntó si también le haríamos terapia a su hijita de once años con parálisis cerebral. ¿Qué es lo que quiere conseguir? Pregunté, y me contestó con los ojos brillantes por las lágrimas contenidas: “Cualquier cosa que se consiga es buena: Tranquilidad, que haga mejor las digestiones, que camine, porque los médicos han dicho que podría hacerlo, que pueda controlar un poco los movimientos y no sea una autómata, cualquier cosa, por pequeña que sea, sería buena”.
            Hemos realizado ya varias terapias, con algunos resultados. Pero eso no es lo importante, lo importante es su historia.
            La señora está casada con un hombre, que es alcohólico, tiene cuatro hijos, y su segunda hija dio a luz a la niña con parálisis cerebral. Desde el primer momento no quiso saber absolutamente nada de la niña, y para evitar que ingresara en uno de tantos centros para niños abandonados, la abuela la adoptó legalmente. Actúa total y absolutamente como madre, ya que la mama de la niña, hoy, once años después, vive con una depresión permanente.
            El esposo de la señora, entró en el hospital con un problema de visión, y por una posible negligencia médica, al salir del hospital había perdido totalmente la visión del ojo. Cuando insinuaron que quería que se investigara la posible negligencia, desde el hospital les hicieron la vida imposible, con amenazas de todo tipo, que terminaron siendo dados de baja del sistema de salud. En ese seguro estaban incorporados el matrimonio y la niña con parálisis cerebral, con lo que a partir de entonces se quedaron sin seguro médico.
            Después de muchas luchas y reclamaciones, desde Lima indicaron al hospital, que eso no era correcto, y que tenían que volver a ser dados de alta, sin embargo, en el hospital haciendo oídos sordos a las interpelaciones de su sede central, siguen sin aceptar  a esta familia como asociados.
            Para que la niña pudiera ser atendida, la madre comenzó a pagar un seguro para uno de sus hijos, como si fuera un trabajador suyo, incluyendo, al menos, a la niña en ese seguro.
            Los problemas se agravan, ya que el esposo, además de no poder trabajar por la falta de visión, debido, posiblemente a su problema con el alcohol, comienza a perder la visión del otro ojo.
            Ya no es un problema de prepotencia, que lo es; ni de corrupción, que lo es; ni de incompetencia, que lo es; ni de negligencia médica, que lo es; ni de abuso de autoridad, que lo es; ni de actuar como una mafia organizada, que es como actúan; ES UN PROBLEMA DE HUMANIDAD. Ni los animales tratan así a sus iguales.
            Estoy utilizando hoy el blog como descarga de la tristeza que me embarga ante la incomprensión humana. Sólo os pido, que cada día en vuestras meditaciones dediquéis un minuto para enviar una bendición a esta familia. Gracias.

sábado, 25 de febrero de 2012

Shikoba ya funciona

            Los caminos del Señor son inescrutables, y es bien cierto que “el hombre propone y luego es Dios el que dispone”.

            Nuestro propósito, el proyecto de la Fundación Elial, era y sigue siendo, la apertura del Centro Shikoba de apoyo a la familia, pero no sé si la disposición de Dios es la misma, o lo es en este tiempo. ¿Por qué la duda?, porque, en un principio, para abrir el Centro ya contamos con los recursos necesarios, contamos con nuestros propios ahorros, pero estos son finitos, y no se estiran como el chicle un mes tras otro para mantener el Centro, para eso ya es imprescindible contar con una financiación regular y estable, presupuestada en diez mil dólares. Y aquí surge el problema, ya que entre los socios, las clases de yoga, las terapias y algunas donaciones esporádicas, llegan a nosotros trescientos euros al mes, muy lejos de los diez mil dólares presupuestados.
            Esta situación, a pesar de que estamos colaborando como voluntarios con otras ONG’s, no hace sentirnos un poco inútiles, y hemos decidido darle otra vuelta de tuerca a la vida.
            Mientras esperamos nuevos socios o algún filántropo millonario, para ser un poco útiles, y teniendo en cuenta el desastre de sanidad que hay en este país, hemos empezado a realizar todas las terapias de manera gratuita. Como en el Centro Shikoba ya se realizarían gratuitamente las terapias a los usuarios del Centro, hemos decidido que sea gratis para todo el mundo, por lo que a  partir de ahora, Shikoba será un “Centro de sanación y apoyo a la familia”.
Para la primera fase, la sanación, sólo necesitamos nuestro tiempo, nuestra energía, nuestras manos y nuestra conciencia, como instrumentos de sanación. Ya estamos en marcha, ya hay pacientes, ¡es tan fácil dar!  
Los primeros voluntarios que necesitará Shikoba serán terapeutas. En breve plazo en la web www.shikoba.org aparecerán las condiciones para el voluntariado.
Si mientras tanto te apetece hacerte socio, entra en el enlace que aparece a continuación. Gracias.
                                                  Formulario alta socios

                                                                       

jueves, 29 de diciembre de 2011

Paz en la Tierra a los hombres de buena voluntad

            “Paz en la Tierra a los hombres de buena voluntad”… No sé si todas las personas que viven en paz e inmersos en su serenidad, tienen buena voluntad; pero sí sé que los que tienen “auténtica buena voluntad” viven en paz, con una paz interior duradera.

¿Qué es la buena voluntad? La buena voluntad es la energía que sustenta las “correctas relaciones humanas”, la buena voluntad es la expresión más simple del verdadero amor, la buena voluntad es “el primer intento” del ser humano para expresar su amor.
Podemos despegarnos de la espiritualidad y escuchar lo que dicen grandes pensadores: Según Kant, la voluntad buena es la condición indispensable que nos hace dignos de ser felices; pero no la felicidad entendida como el logro de todo lo deseado, como una satisfacción de las pasiones y los deseos, porque eso es imposible de obtener para los seres humanos en las condiciones tan contradictorias de sus afectos, que no de su amor. Contradictorias, porque lo que denominamos amor, es una mezcla muy grande de pensamiento y muy pequeña de energía del corazón.
Para Kant la felicidad no es otra cosa que la búsqueda de hacerse digno de ser feliz, y es un hecho que lo único objetivamente bueno es una buena voluntad. La inteligencia, el valor, la riqueza y todo lo que solemos considerar valioso dejan de tener valor y se vuelven incluso cosas perniciosas, si van acompañados de una voluntad torcida.
¿Puedes imaginarte como sería el mundo si la mayoría de seres humanos se dedicaran a hacer el bien a otros y dejaran de ocuparse de sus propias metas egoístas? Sería un mundo lleno de paz, sin hambre, equitativo.
Pero no estamos preparados para eso, pasar de nuestras creencias actuales, en las que prima la satisfacción de nuestros deseos, el acaparamiento, la crítica feroz y destructiva, la rabia, y la envidia, e iniciar una nueva vida, una vida basada en la buena voluntad, la buena voluntad entrenada, ingeniosa, creadora y práctica, es difícil, porque no estamos ni preparados, ni entrenados, y posiblemente ni llegamos a entender que se pueda vivir de otra manera que no sea satisfacer cada deseo que aparece en nosotros.
La buena voluntad es una cosa muy simple, sólo hay que desear para los seres humanos, para todos, no sólo para los más allegados, lo mismo que deseas para ti; y tratarlos de la misma manera que te gustaría ser tratado; y darles lo que a ti te gustaría recibir. Es tan sencillo, que las mentes no están todavía capacitadas para poder valorar su poder. E incluso los que intelectualmente llegan a entenderlo, son incapaces de ponerlo en práctica.
La buena voluntad es hoy un sueño, y no deja de ser una teoría. Pero cuando esa teoría se lleve a la práctica se derribarán todas las barreras de la separación y de la incomprensión humana.
Quien practica sinceramente la buena voluntad en el hogar, puede cambiar totalmente las actitudes familiares. Cuando la buena voluntad sea practicada verdaderamente entre los grupos de cualquier na­ción, entre los partidos políticos, entre sectores religiosos y entre las naciones, podrá revolucionar al mundo.
Es cierto que existen en el mundo personas de buena voluntad, sin embargo, los embarga el temor, o un sentimiento de futilidad porque comprenden que el trabajo a realizar es de tal magnitud, que sus insignificantes esfuerzos aislados son totalmente inútiles, para derribar las barreras del odio y de la separación existentes en todas partes. Se sienten impotentes por su aislamiento, por su soledad, por la incomprensión, por la fuerza que tiene la forma de pensamiento de inutilidad que les inunda.
Y, sin embargo, la acción de esas personas de buena voluntad, unidos, tendrían más fácil la sensibilización del mundo y conseguirían estabilizar la situación económica del planeta y conseguir para todos sus habitantes una condición en que haya lo justo y suficiente para todos; conseguirían conducir a los seres humanos, a espaldas de los grupos religiosos, o puede que trabajando con ellos, a manifestar su divinidad. ¡Se conseguirían tantas cosas!
Tú que lees esto, y que posiblemente seas un inconformista, y que pienses que el mundo está mal repartido, y que incluso ya colabores apadrinando un niño, y que te rebeles ante algunas injusticias, y puede ser que hasta te manifiestes; estas un poco más cerca de la “buena voluntad”, pero no es suficiente. No es suficiente mientras haya una sola persona pasando hambre en el mundo, mientras haya un solo niño abandonado, mientras haya personas enfermas sin acceso a la sanidad. Ante esto, de nada valen las palabras, ni las manifestaciones, ni la indignación. Ante esto sólo cabe la acción, la acción de ayuda.
Posiblemente pienses que ya estás haciendo todo lo que humanamente puedes. No lo creas, ¡Puedes más!, si no puedes colaborar económicamente, (que seguro que si), puedes hacer proselitismo para que nadie a tu alrededor se quede insensible ante las desigualdades.
Ya no valen solo las palabras, ya no vale solo la indignación, ya no valen solo las manifestaciones. Hay que pasar a la acción, hay que ayudar, no dando sólo lo que nos sobra, eso lo puede hacer cualquier, no tiene merito, hay que dar más. Hay que dar, incluso, parte de eso que guardamos para el día de mañana. “Mañana” puede ser que ya no vivamos, y “hoy” hay hermanos nuestros que pasan hambre.

sábado, 30 de julio de 2011

Fundación Elial

            Permitirme que en la entrada de hoy haga un poco de propaganda de la Fundación Elial, que es como hacer publicidad de la ilusión por erradicar la pobreza, la tristeza, el abandono, el maltrato y el sufrimiento.

            Algunos creemos que es posible generar un gramo de ilusión y de esperanza en el domicilio de los más desfavorecidos, algunos creemos que es posible llenar de alegría el corazón de los niños abandonados, algunos creemos que es posible devolver la fe en los seres humanos a las mujeres maltratadas, algunos sabemos que en la miseria también está Dios, y no podemos quedarnos sentados en el sofá de casa, delante de la tele, comentando las miserias humanas que nos enseñan en los telediarios, sin hacer nada más que eso, comentarlas, e incluso, algunas veces preguntar: “¿Cómo permitirá Dios eso?”....... Amigos........, lo está permitiendo para tú, que te conmueves ante tanta desgracia, des un paso adelante e intentes ponerle fin.
            Si, ya sé lo que puedes pensar: ”¿Qué voy a hacer yo sólo/a frente al mundo?.......... Puedes hacerlo todo, porque no estás solo/a, somos muchos. Si todos los que podemos ayudáramos, conseguiríamos erradicar la miseria.   Y ¡si podemos!, haciendo voluntariado, colaborando con ONG’s, fundaciones, asociaciones; apadrinando niños, etc., etc.
            Ninguno de nosotros, que ¡si podemos ayudar!, deberíamos quedarnos de brazos cruzados comentando lo mal que está el mundo, sin hacer nada para cambiarlo. Y nuestra actuación ha de manifestarse en todas las áreas que nuestras posibilidades nos permitan, sociales, económicas y de implicación personal.
            Desde la Fundación Elial, gracias a la colaboración de gente magnífica, (todavía muy poca), que no se queda insensible ante tanta desgracia, ya estamos actuando en problemas urgentes de falta de medios económicos para sanidad y alimentación. Pero queremos llegar más lejos, y para eso necesitamos, también, de tu colaboración, colaboración que puedes realizar de diferentes maneras. En la web de la Fundación seguro que vas a encontrar la fórmula que más se adecue a tus posibilidades, haciéndote socio/a activo, apadrinando niños, colaborando económicamente de manera esporádica, etc.
            Además de las aportaciones, nuestra fuente de financiación pasa, también, por la realización de todo aquello que sabemos hacer: clases para niños, clases de yoga, meditaciones, cursos, terapias, conferencias, etc.
            Puedes entrar en la web www.fundacionelial.es donde encontrarás toda la información que puedas necesitar, después descarga el formulario de socio, rellénalo y envíalo al e-mail de la Fundación. Estamos esperándote.
            Disculpa, que hoy en vez de dar, pida. Gracias por tu atención.

domingo, 15 de mayo de 2011

Gracias

          Gracias, gracias, gracias, dar las gracias como una letanía permanente en cada situación que aparece, en cada encuentro, en cada dificultad. Debemos dar gracias instantáneamente por lo que nos aporta, aun cuando en algunos momentos las lágrimas puedan aflorar en nuestras mejillas. Respirar y bendecir a cada persona con la que nos encontramos y, especialmente, con las que sólo existe el desencuentro.

No es fácil la comprensión mutua cuando cerramos al otro las puertas de nuestro corazón y no le concedemos, ni por un instante, la posibilidad de ver, de vivir, de  tocar lo que está sintiendo. Llega el desencuentro cuando vemos al otro y le miramos extrañamente, como si el conocimiento que creemos tener de esa persona hasta un determinado momento, sea lo único que cuenta. Es como si su libertad dependiera de nosotros, de si aceptamos o no sus decisiones, su camino. Cuando todo eso ocurre podemos hacer daño, mucho daño al otro. Pero más aún es el daño infinito que nos hacemos a nosotros mismos cerrando completamente nuestro corazón instalados en la mente  que juzga, prejuzga, critica y sentencia la vida del otro. En definitiva, boicoteamos nuestra propia vida alimentando un rencor, que más  pronto o más tarde, afectará a nuestro ser emocional, físico y mental.

Si no paramos está rueda llegará el día en que, incomprensiblemente para nosotros, nos empieza a fallar todo, el trabajo, la salud, las relaciones y apenas nos soportamos  a nosotros mismos. Y entonces, nos lamentamos preguntándonos, una y otra vez, porque nos pasa esto o aquello  “si no hemos hecho nada”. Quizá es ese no hacer nada lo que ha nos llevado a ese estado.

Todo esto define hasta dónde puede llegar la incomprensión humana.

Lamentablemente vemos, demasiado a menudo, en los medios de comunicación, como el desprecio sin motivo, el prejuicio, la ignorancia puede incluso llegar a materializarse con  la muerte física del otro, sin razón, sin motivo, porque sí, sencillamente porque no está de acuerdo conmigo. Y aunque pueda parecernos  que nosotros jamás haríamos nada parecido, hay que tener claro que cada acción contra el otro siempre empieza por una incomprensión.  La transformación  del amor en odio, que está alimentado por la propia infelicidad e insatisfacción,  y que nos lleva a la rabia y a la ira incontrolada, sólo depende de uno mismo.

La parte positiva y el mayor aprendizaje que podemos hacer es que somos libres de elegir, a cada momento, amar,  rectificar y ser honestos empezando por uno mismo. Si elegimos vivir sin respeto, en la ignorancia más absoluta,  nuestras  acciones,  palabras y hechos alimentaran cada día más, nuestra propia muerte. No la física, que es una liberación, sino la muerte de levantarse cada día con un fardo de rabia, dolor y sufrimiento vano. Podemos llegar a hacer mucho daño, intencionadamente o no,  en nombre de “nuestra razón” pero nada comparado con la destrucción que nos infringimos a nosotros mismos con esas acciones.

Si estás viviendo alguna situación que te provoca sufrimiento, ya sea de rechazo o de desprecio, en definitiva, estás recibiendo desamor absoluto porque alguien decidió que eso era lo que te merecías, no te olvides de dar gracias desde tu corazón. No tiene mérito querer a quien te quiere, sino amar de corazón a aquellos que no te respetan, te ignoran, e incluso te calumnian. Dar gracias porque también son nuestros maestros y nos enseñan a Amar.

Amar es no tener que perdonarle porque no te sientes ofendido, amas a su ser de Luz, a su alma y no a su cuerpo o a su actitud, que es pasajera aunque dure toda una vida. Y, aún más importante,  si en ti no cabe ni la ira ni la rabia, no alimentarás el rencor ni  la amargura, serás feliz a pesar de.

¿Comprenderemos algún día que amar, ofrecerse a Dios, a través de los demás  no está reservado a unos cuántos? ¿Comprenderemos que cumplir con un ritual religioso, como puede ser  una boda, una comunión, un bautizo, una misa, por ejemplo,  no significa absolutamente nada sino vivimos día a día el Amor que Dios nos ofrece?

¿Tan locos estamos todos aquellos que sí creemos que la vida es un parpadeo, que estamos de paso y que hemos venido para algo más que para seguir cuatro reglas que no nos satisfacen?

Trabajar para el amor es sencillo. Tan solo es ser consciente cada día de que no estamos solos, y  dar gracias repetidamente por ello. Y  si las espinas del camino nos hacen derramar algunas lágrimas recordar que, verdaderamente sólo el Amor de Dios es eterno y sólo en Sus manos caminamos hacia la plenitud. 

Entrada publicada por Elisenda Julve.