El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




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lunes, 31 de octubre de 2022

¡Pobre sociedad!

 



          La sociedad está enferma.

En la actualidad, aparte de la invasión de Ucrania, hay otros seis conflictos mayores en el mundo y unos treinta de menos intensidad, es decir que en estos últimos no hay guerra declarada por el momento.

Los desplazados por estos conflictos son treinta y ocho millones de personas. Mil millones de personas pasan hambre, es decir, casi uno de cada ocho pasa hambre, de las que veinticuatro mil mueren a diario, en cientos de países del mundo.

El simple hecho de no haber nacido hombre supone una condena segura a una vida de subordinación, violencia y falta de derechos en muchos países. Son muchos los países y las personas homófobas, y hay un buen número de países en los que la homosexualidad es considerado un delito y en unos cuantos está penado con la muerte.

Y no hace falta mirar los grandes números, solo hay que voltear la cabeza para ver a nuestros conciudadanos discriminando por razón de color, de sexo, de religión, sólo hay que ver que los dirigentes que hemos elegido para velar por nuestros intereses, nos roban hasta la camisa, sólo hay que entrar en cualquiera de las sedes de las casi infinitas religiones para sentir verdadero terror por lo que podamos escuchar. Dejo la lista aquí, porque sólo quería poner un ejemplo de porque la sociedad está enferma.  

Y no es esto lo malo, lo peor es que va a seguir así hasta que sus componentes desbloqueen el acceso a su propio potencial, hasta que sean conscientes de su poder y de su divinidad. Desgraciadamente, hoy los miembros que componen cada sociedad no son conscientes de su poder de creación, desconocimiento que no impide que creen de manera permanente y en piloto automático la propia miseria en la que viven, bien sea física, mental o emocional. No impide que creen líderes políticos con pies de barro, líderes religiosos con el corazón de piedra o líderes sociales con mentes infantiles.

El pensamiento es creador, lo es la palabra, lo son las emociones, lo son los sentimientos, porque todo eso es energía, y solo hay que recordar que energías iguales se atraen. La miseria atrae más miseria, el dolor más dolor, la tristeza más tristeza, el miedo más miedo. 

De la misma manera que cada célula se reproduce tal cual sea el estado de la célula madre, la enferma duplicándose en células enfermas y la sana duplicándose en células sanas, los miembros de cada sociedad se reproducen según sea la creencia o el pensamiento social de dicha sociedad.

Y la reproducción de una sociedad no es otra cosa que la educación que los nuevos miembros de cada sociedad van recibiendo para poder desenvolverse en ella. La sociedad, al igual que la célula, hace clones de sí misma.  

Se educa para ser serviles y para permanecer dominados y en silencio. Se educa para vivir, en la mayoría de los países, en el engaño de que tenemos el poder mediante el voto democrático. Es mentira, porque al vivir dominados desde el exterior por el dinero, por el poder, por la religión y por la apariencia y, desde el interior, dominados por los instintos y por el miedo, es muy fácil engañar y manipular a los miembros de las distintas sociedades, ya que son analfabetos sociales, sino ¿cómo es posible que nunca acierten con un gobierno que realmente acabe con la pobreza, con la corrupción, con el engaño o con la inseguridad?, solo por citar alguno de los males que aquejan a casi todas las sociedades.

El analfabeto social puede hablar cinco idiomas, tener cuatro doctorados, haber realizado quince másteres, le puede salir el dinero por las orejas y ser el presidente de cualquier empresa o incluso del país, pero no sabe de su real y auténtico poder, no sabe de su divinidad, no sabe de su hermandad con todos los integrantes de su sociedad.

Si la educación que se recibiera fuera para ser felices, para potenciar el poder creador de los seres humanos y para tomar contacto con su divinidad, entonces los miembros de cada sociedad, si que podrían elegir libremente. A partir de entonces se acabaría con la desigualdad, con la pobreza, con el miedo, con las guerras y con la intolerancia

Hasta que eso no pase, la sociedad seguirá enferma, atemorizada, dominada y engañada.

viernes, 7 de octubre de 2022

Despierta

         


            La vida está llena de corazones enormes que aman, pero que permanecen dormidos bajo los efectos anestesiantes de la sociedad, mientras que la sociedad, si tuvo corazón alguna vez, ya no se acuerda. La sociedad empezó a perder su corazón cuando permitió el primer asesinato, cuando patrocinó la primera guerra, cuando distribuyó por el mundo drogas y alcohol, cuando se lucró con la explotación del hombre, de la mujer, del niño; cuando empezaron a proliferar los “ismos”, terrorismo, capitalismo, racismo, consumismo, nacionalismo, y una sociedad sin corazón, es una sociedad muerta.

          Vivimos en una sociedad sin alma, sin corazón, sin escrúpulos; ¡pero la sociedad, la forman las personas!, ¿cómo es posible que personas con corazones enormes que aman, puedan formar una sociedad sin corazón?: Por la anestesia de la propia sociedad. La sociedad anestesia creando necesidades a sus componentes, y estos, dormidos, responden como autómatas.

          La sociedad crea la necesidad de tener casa en propiedad, casa de segunda residencia, vacaciones cuanto más lejos mejor, coche para cada miembro de la familia, televisión en cada sala de la casa, días especiales: del padre, de la madre, de reyes, consumo, consumo, consumo. Resultado: cincuenta años de hipoteca, trabajar de sol a sol a sueldos de miseria, no tener relación con la familia, ¡no vivir!. En lugar de vivir los componentes de la sociedad, mueren para satisfacer las necesidades que la sociedad les ha creado.

          La sociedad es muy lista, cuando se encuentra con miembros que no caen en las redes del consumo, genera necesidades de discriminación: necesidades religiosas y necesidades políticas. Lo importante para la sociedad es que ningún miembro consiga despertar su corazón, y solo le den vueltas y vueltas a su cabeza para ver la manera de consumir más, para ser uno de los miembros más respetados de la sociedad.

          ¡Despierta!, ¡despierta! La sociedad eres tú. Si tú despiertas y tú cambias vas a cambiar el mundo. Tú puedes sacar a la calle el Amor, y la energía del Amor es mucho más poderosa que toda la anestesia de la sociedad.

          Imagina si en vez gastar el dinero en equipos de futbol se gastara en investigación. Imagina si el dinero que se dedica a financiar los ejércitos y las guerras lo enviaran a países africanos, asiáticos, centroamericanos. ¿Dónde quedaría el hambre?, ¿dónde quedaría la discriminación?, ¿dónde quedaría la enfermedad?

¡Despierta!, ¡despierta! Ayuda a despertar a los demás, y entre todos, poco a poco, construiremos un mundo distinto, un mundo mejor, para nuestros hijos, para los hijos de nuestros hijos, para sus nietos, para todos. A fin de cuentas, si existe la reencarnación, volveremos un día, y podremos así encontrarnos con el vergel que ahora estamos ayudando a destruir.       

¡Despierta!, ¡despierta!

 

lunes, 23 de mayo de 2016

Despierta

        La vida está llena de corazones enormes que aman, pero que permanecen dormidos bajo los efectos anestesiantes de la sociedad; mientras que la sociedad, si tuvo corazón alguna vez, ya no se acuerda. La sociedad empezó a perder su corazón cuando permitió el primer asesinato, cuando patrocinó la primera guerra, cuando distribuyó por el mundo drogas y alcohol, cuando se lucró con la explotación del hombre, de la mujer, del niño; cuando empezaron a proliferar los “ismos”, terrorismo, capitalismo, racismo, consumismo, nacionalismo, ……………, y una sociedad sin corazón…………, es una sociedad muerta.

         Vivimos en una sociedad sin alma, sin corazón, sin escrúpulos; ¡pero la sociedad………., la forman las personas!, ¿Cómo es posible que personas con corazones enormes que aman, puedan formar una sociedad sin corazón? Por la anestesia de la propia sociedad. La sociedad anestesia creando necesidades a sus componentes, y estos, dormidos, responden como autómatas.


         La sociedad crea la necesidad de tener casa en propiedad, casa de segunda residencia, vacaciones cuanto más lejos mejor, coche para cada miembro de la familia, televisión en cada sala de la casa, días especiales: del padre, de la madre, de reyes….………, consumo………., consumo………., consumo. Resultado: cincuenta años de hipoteca, trabajar de sol a sol con sueldos de miseria, no tener relación con la familia, ¡no vivir!, en lugar de vivir los componentes de la sociedad, mueren para satisfacer las necesidades que la sociedad les ha creado.

         La sociedad es muy lista, cuando se encuentra con miembros que no caen en las redes del consumo, genera necesidades de discriminación: necesidades religiosas y  necesidades políticas. Lo importante para la sociedad es que ningún miembro consiga despertar su corazón, y solo le den vueltas y vueltas a su cabeza para ver la manera de consumir más, para ser uno de los miembros más respetados de esa sociedad sin corazón.

         ¡Despierta!, ¡despierta! La sociedad eres tú. Si tú despiertas y tú cambias vas a cambiar el mundo.

         Imagina si en vez gastar el dinero en equipos de fútbol se gastara en investigación. Imagina si el dinero que se dedica a financiar los ejércitos y las guerras lo enviaran a países africanos, asiáticos, centroamericanos. ¿Dónde quedaría el hambre?, ¿Dónde quedaría la discriminación?, ¿Dónde quedaría la enfermedad?


¡Despierta!, ¡despierta! Ayuda a despertar a los demás, y entre todos, poco a poco, construiremos un mundo distinto, un mundo mejor,……….. para nuestros hijos,  para los hijos de nuestros hijos, para sus nietos, para todos. A fin de cuentas, si existe la reencarnación, volveremos un día, y podremos así encontrarnos con el vergel que ahora estamos ayudando a destruir.     ¡Despierta!........... ¡Despierta!.


domingo, 24 de mayo de 2015

Sociedad enferma


La sociedad está enferma. Y si no, decir que opináis de esto: En la actualidad hay aproximadamente quince conflictos mayores en el mundo y unos treinta de menos intensidad, es decir que en estos últimos no hay guerra declarada por el momento; hay treinta y ocho millones de desplazados por estos conflictos; mil millones de personas pasan hambre, si, mil millones de personas, uno de cada siete pasa hambre, de las que veinticuatro mil mueren a diario; en cientos de países del mundo, el simple hecho de no haber nacido hombre supone una condena segura a una vida de subordinación, violencia y falta de derechos; son muchos los países y las personas homófobas, y hay un buen número de países en los que la homosexualidad es considerado un delito y en unos cuantos está penado con la muerte. Y no hace falta mirar los grandes números, solo hay que voltear la cabeza para ver a nuestros conciudadanos discriminando por razón de color, de sexo, de religión, sólo hay que ver que los dirigentes que hemos elegido para velar por nuestros intereses, nos roban hasta la camisa, sólo hay que entrar en cualquiera de las sedes de las casi infinitas religiones para sentir verdadero terror por lo podamos escuchar. Dejo la lista aquí, porque sólo quería poner un ejemplo de porque la sociedad está enferma.  
 
Y no es esto lo malo, lo peor es que va a seguir hasta que sus componentes desbloqueen el acceso a su propio potencial, hasta que sean conscientes de su poder y de su divinidad. Desgraciadamente, hoy los miembros que componen cada sociedad no son conscientes de su poder de creación, desconocimiento que no impide que creen de manera permanente y en piloto automático la propia miseria en la que viven, bien sea física, mental o emocional, no impide que creen líderes políticos con pies de barro, líderes religiosos con el corazón de piedra, o líderes sociales con mentes infantiles.
El pensamiento es creador, lo es la palabra, lo son las emociones, lo son los sentimientos, porque todo eso es energía, y recordar que energías iguales se atraen. La miseria atrae más miseria, el dolor más dolor, la tristeza más tristeza, el miedo más miedo. 
De la misma manera que cada célula se reproduce tal cual sea el estado de la célula madre, la enferma duplicándose en células enfermas y la sana duplicándose en células sanas, los miembros de cada sociedad se reproducen según sea la creencia o el pensamiento social de dicha sociedad.
Y la reproducción de una sociedad no es otra cosa que la educación que los nuevos miembros de cada sociedad van recibiendo para poder desenvolverse en ella. La sociedad, al igual que la célula, hace clones de sí misma.
Se educa para ser serviles y para permanecer dominados y en silencio. Se educa para vivir, en la mayoría de los países, en el engaño de que tenemos el poder mediante el voto democrático. Es mentira, porque al vivir dominados desde el exterior por el dinero, por el poder, por la religión y por la apariencia, y desde el interior, dominados por los instintos y por el miedo, es muy fácil engañar y manipular a los miembros de las distintas sociedades, ya que son analfabetos sociales, sino cómo es posible que nunca acierten con un gobierno que realmente acabe con la pobreza, con la corrupción, con el engaño o con la inseguridad, solo por citar alguno de los males que aquejan a casi todas las sociedades.
El analfabeto social puede hablar cinco idiomas, tener cuatro doctorados, haber realizado quince másteres, le puede salir el dinero por las orejas y ser el presidente de cualquier empresa o incluso del país, pero no sabe de su real y auténtico poder, no sabe de su divinidad, no sabe de su hermandad con todos los integrantes de su sociedad.
Si la educación que se recibiera fuera para ser felices, para potenciar el poder creador de los seres humanos y para tomar contacto con su divinidad, entonces los miembros de cada sociedad, si que podrían elegir libremente. A partir de entonces se acabaría con la desigualdad, con la pobreza, con el miedo, con las guerras y con la intolerancia.
Hasta que eso no pase, la sociedad seguirá enferma, atemorizada, dominada y engañada.
 

martes, 5 de mayo de 2015

Próxima parada: Dios (Primera estación)


El mayor problema con el que nos encontramos los seres humanos al llegar a la vida es, sin ninguna duda, la falta de conocimiento: No sabemos de dónde venimos, no sabemos adónde vamos, no sabemos que hemos venido a hacer aquí,  y por no saber, ni tan siquiera sabemos lo que somos.
            Esta falta de conocimiento no sería problema, si aquellos que nos entrenan para nuestra vida de adultos estuvieran en posesión de él y nos lo enseñaran, pero no es tal. Nuestros padres y educadores tampoco saben ni lo que son, ni de dónde vienen, ni adonde van, ni que han venido a hacer aquí y, lógicamente, la enseñanza que imparten para nuestro crecimiento, a pesar de su buena voluntad, es lo poco que ellos saben, es lo que a ellos les han enseñado y eso es pura y llanamente una pequeña porción, menos de lo mínimamente imprescindible, para poder sobrellevar nuestra vida física, con más o menos dignidad.
            La enseñanza que recibimos es para el desarrollo de la vida física y material, pero no recibimos ninguna enseñanza para el desarrollo y control de nuestras emociones, no nos enseñan a amar, no nos enseñan a valorar y a respetar al resto de seres humanos, y ni tan siquiera recibimos las herramientas necesarias para hacer frente a tantos y tantos conflictos emocionales con los que nos vamos a encontrar a lo largo y ancho de nuestra vida.
 
El resultado de nuestra educación y de nuestra enseñanza, está a la vista, es de sobra conocido por todos, es ni más ni menos, que el reflejo de la misma sociedad de la que formamos parte, y nuestra sociedad está enferma, corrompida y carente de valores, es una sociedad materialista cuya bandera es el dinero, una sociedad en la que prima la apariencia: una buena figura, una cara tersa y sin arrugas, una casa rodeada de jardín, el auto último modelo, el celular y la tablet de última generación, los del norte mirando por encima del hombro a los del sur, los blancos creyéndose superiores a los negros, los hombres tratando de dominar a las mujeres, los magnates del mundo capitalista esclavizando y explotando a los integrantes del tercer mundo, intolerantes con el diferente, juzgando los unos a los otros, haciendo del engaño el “modus operandi”, desconociendo que es el respeto, viendo pasar por delante de la puerta el hambre y la miseria sin ningún tipo de compasión, y además engañados, manipulados y distraídos por nuestros dirigentes políticos y religiosos, con la basura de la tele, o con el futbol, o con las procesiones, o despertando en nosotros un ridículo y patético sentido de patriotismo, a través de la bandera, de la comida del país o de la hazaña de algún compatriota, y por si eso fuera poco, también atemorizados por horrendos castigos para aquellos que mueran en pecado.
¡Pobre ser humano!, con este panorama, son auténticos héroes todos los que deciden, o mejor decidimos, nacer a este lado de la vida, sin nadie que nos enseñe, engañados y vilipendiados por los que tendrían que velar por nosotros, hemos de acercarnos solos a ese conocimiento, buscando algo que alivie nuestros dolores, buscando algo que apague la sed de conocimiento, la sed de Amor, la sed de Dios.
Y en el fragor de alguna de las batallas de la vida, en mitad de un duelo, de una enfermedad o de una depresión, encontramos  algo o a alguien que nos insinúa que la vida no es lo que estamos viviendo, que esto que vivimos sólo es una ilusión, que somos mucho más grandes que el cuerpo que nos alberga, y que tenemos una misión, que no pasa, en absoluto, por ganar más dinero, ni por tener más poder, sino que se trata de todo lo contrario, de ayudar, de acompañar, de compartir, de respetar, de amar. Y si teníamos poco, por el momento dolorosa en el estábamos viviendo, se añade la duda, ¿Será verdad?, ¿Cuál será esa misión?, ¿Cómo seré de grande?, ¿Dónde puedo conocer todo esto? Y así se inicia una búsqueda que es posible que dure el resto de la vida, y de próximas vidas, y se comience a transitar por un camino, que en un principio creíamos desconocido, pero que según lo transitamos nos sentimos “como en casa”. Sin saberlo vamos al encuentro de Dios.
Los caminos por los que se inicia la búsqueda son tantos como personas lo inician y tan diferentes como las personas que lo transitan. Pero lo importante no es que o a quien se van a encontrar al final del camino, lo importante es el camino en sí mismo, porque al final del camino está Dios, pero también lo está en cada milímetro del recorrido, y lo está porque Dios es el Camino.

sábado, 9 de agosto de 2014

El futuro son los niños


            Sabemos que cada pensamiento es energía, cada pensamiento es una forma de energía. Cuando un pensamiento es repetitivo, es tanta la energía que se va generando que esa forma de energía crece tanto que se genera lo que se denomina una entidad de pensamiento. La entidad de pensamiento llega a tener conciencia propia, es decir, que quiere vivir, descargándose en el cerebro de la persona para expresarse, casi de manera permanente. Cuando dos, tres, cien, mil, un millón o mil millones de personas tienen los mismos pensamientos, se genera lo que podríamos denominar el pensamiento social. Es decir, un pensamiento que es común a casi la totalidad de los miembros que componen dicha sociedad, porque no hemos de olvidar que cada sociedad esta formada por los miembros que conviven en dicha sociedad, que puede ser una comunidad, un pueblo, una ciudad, un país o, incluso un continente.
            De tal manera que cada sociedad, tiene sus “tics” determinados, sus costumbres, sus comportamientos y su idiosincrasia. Sin embargo, aunque cada sociedad tiene unas particularidades que la definen, hay algo que caracteriza, hoy día, a todas las sociedades, sean del norte o del sur, sean de oriente u occidente, sean ricas o pobres, sean del primer o del tercer mundo; y es su carencia de valores  y su materialismo. No hay ninguna sociedad en la que prime la igualdad, el amor, la ayuda o el servicio.
            Pues esa es la sociedad que dejamos cada vez que nos vamos de la vida. Pero, desgraciadamente, es también la sociedad que nos encontramos en nuestro retorno a la Tierra.
           

          No ayuda para nada la sociedad al ser humano en cada retorno de este a la materia, Antes bien, es un hándicap, ya que el ser humano que se separa del pensamiento social, y obviando los valores de la sociedad se dedica a buscar en su interior y se dedica al servicio, o está loco, o ha sido engañado, o le han hecho un lavado de cerebro.
            Con este panorama, hay que estar un poco loco para querer encarnar de nuevo, ya que el trabajo a realizar en la materia parece que se vuelve cada vez más difícil.
            Las personas que olvidándose de la sociedad, comienzan un camino distinto, a pesar del qué dirán, no parecen suficientes para que se realice el cambio de pensamiento social. La salvación serían los niños.
            Si todos los que buscamos algo distinto, los que buscamos el amor en nuestro interior, y la alegría, y la paz, y la felicidad, no permitiéramos que contaminaran a nuestros niños, o al menos a los niños con lo que tuviéramos un cierto ascendente, como hijos, sobrinos, nietos, alumnos, estos crecerían con un pensamiento distinto, con unas creencias distintas, con unos valores diferentes. Así, poco a poco, iría cambiando el pensamiento social, y es posible que al cabo de unas cuantas generaciones, en la venida a la Tierra, ya no sería considerado una locura buscar en nuestro interior, la propia sociedad lo propiciaría, y el trabajo de nuestro crecimiento, para alcanzar la tan deseada Iluminación, ya no sería un camino de espinas, sino que sería un camino sembrado de pétalos de flores.
 

martes, 29 de julio de 2014

Y eso que somos hijos de Dios


            De la misma manera que una golondrina no hace verano, una bandera o unos accidentes geográficos no hacen ni pueblo, ni ciudad, ni provincia, ni región, ni país, ni continente, ni por supuesto el mundo.
            Todo eso lo hacen las personas. Un mundo sin personas, no sería nada, aunque el mundo que nos hemos dado no es que sea mucho más que nada. Vivimos en un mundo de desigualdad, desiguales por raza, por creencia, por sexo; vivimos en un mundo en que no todos tienen las mismas oportunidades de acceso a las riquezas del planeta, de acceso a la alimentación, de acceso a la sanidad, de acceso a la cultura, de acceso a la educación, vivimos en un mundo en el que no nos alegramos por la felicidad de otro ser humano, muchos ante esto pueden criticar: ”A saber como lo ha logrado”; vivimos en un mundo de mentiras, un mundo deshonesto, un mundo sin respeto.
            Si alguien cree que exagero, que vea las noticias tres días seguidos. La masacre, el genocidio del pueblo palestino, lo están generando algunos que se denominan  seres humanos, con la anuencia de otros seres humanos; las guerras y/o conflictos de algún tipo, (guerra civil, drogas, inseguridad, dictaduras, religión, separatismo, etc.), en países como Siria, Afganistán, Irak, Venezuela, Méjico, Somalia, Ucrania, Egipto, Corea, Colombia, solo por nombrar los más representativos, las generan los seres humanos; los asesinatos, los robos, las violaciones, los provocan los seres humanos; la hambruna de ochocientos cincuenta millones de personas, siendo aun más dramática en países como Somalia, Etiopia, Yibuti, Kenia o Uganda, son responsabilidad de los seres humanos; la extrema pobreza que convive con la extrema riqueza en países de América Latina, es responsabilidad de los seres humanos. Podría escribir horas y horas sobre la desigualdad en el mundo, pero parecen suficientes ejemplos.
 
            Lo más dramático, es que todo esto es provocado por los hijos de Dios. La esencia de todos los seres humanos, es divina. ¿Para qué nos vale a los seres humanos nuestra divinidad?, ¿Para asesinar en nombre de Dios?, ¿Para mutilar a las niñas en su nombre?, ¿Para discriminar a las mujeres, a los homosexuales, a los divorciados, por mandato de Dios?, ¿Para condenar sin compasión al fuego eterno? Los seres humanos somos más alimañas con nuestros hermanos que los propios animales.
            Es cierto que la vida humana no es más que un tránsito muy cortito, pero en ese tránsito, el sufrimiento que nos provocamos a nosotros mismos, y los unos a los otros es de una dureza extrema.
            ¿No creéis que es momento de actuar y de vivir desde el corazón?, ¿No creéis que es momento de dejar de vivir desde nuestras mentes enfermizas?, ¿No creéis que  es momento de dejar de vivir desde la maquinación y desde el engaño? Es momento de vivir la honestidad, es momento de entregarse, es momento de respetar, es momento de servir, es momento de recibir, es momento de la felicidad.
Si pudiéramos meter la cabeza por un agujerito del cielo, para que pudiéramos ver nuestra verdadera grandeza, nuestra verdadera divinidad, no volveríamos después de esa visión al derroche de vida que llevamos en la actualidad, y empezaríamos a vivir una vida plena y total, sin los condicionamientos que nos ponemos ahora, sin miedo.
Nuestro objetivo sólo debería ser: Transformar el sufrimiento en Amor, transformar la tristeza en alegría, transformar la pobreza en abundancia, transformar el egoísmo en servicio a los demás.
Aunque el mundo es un desastre, es posible mejorarlo. Un mundo más equitativo, un mundo en el que no importe ni el lugar de nacimiento, ni la raza, ni las creencias, ni el sexo. Un mundo en el que todos sus habitantes tengan las mismas oportunidades de acceso a las riquezas del planeta, a la educación, a la sanidad. Un mundo en el que todos sintamos alegría por ver la felicidad de otro ser humano, un mundo en el que sintamos a nuestro prójimo como nuestro hermano.
Podemos, si queremos, crear un mundo lleno de Amor. Cambiando una persona se puede cambiar el mundo, porque conseguirá que cambie su entorno.
 
 
 

viernes, 25 de abril de 2014

Origen y destino del ser humano


            Vivimos en una sociedad en la que la pérdida de valores cada vez es mayor, y cuando hablamos de la pérdida de valores, nos referimos a que la dignidad personal no es precisamente una de las virtudes de nuestra sociedad, nos referimos a que la mentira es moneda de cambio de uso común, nos referimos a que la lealtad, la tolerancia, la honestidad y el respeto brillan por su ausencia; mientras que la hipocresía, la cobardía, el engaño, la impuntualidad, la soberbia, la avaricia, la lujuria, la envidia y la pereza, solo por nombrar algunos, son los vicios que abanderan el día a día de nuestra sociedad. Vivimos en una sociedad sin corazón. Vivimos en una sociedad sin alma. Vivimos en una sociedad que nos ha ido engullendo dentro de sus fauces de deterioro moral, de desorden personal y de caos social.



 
            La sociedad, que podríamos definir como el conjunto que forman los seres humanos que comparten una misma cultura, es por lo tanto, el reflejo de sus miembros. Y son los miembros de la sociedad los que deciden quiénes son sus representantes políticos, religiosos y sociales, por lo que sus dirigentes no son más que una genuina muestra de cada sociedad: es decir, los más deshonestos, los más hipócritas, los más avaros, los más soberbios y los más intolerantes, salvo contadas y honrosas excepciones.
            Pero el problema más grave reside en que la sociedad sobrevive a sus miembros, y cuando estos retornan en su siguiente reencarnación se encuentran con la misma sociedad decadente que dejaron, o aun más deteriorada, si cabe.
            ¿Quién va a poder explicar, por lo tanto, al recién llegado de donde viene y cuál será su destino?, ¿Quién le va a enseñar cómo ha de hacer para conseguir vivir feliz y en paz consigo mismo?,  ¿Sus padres?, ¿Sus educadores?, ¿Sus guías religiosos?, ¿Sus modelos sociales? Estos solo pueden enseñarle lo que conocen, es decir, los vicios que caracterizan a la sociedad de los que ellos son el adalid.
            La dinámica de la sociedad ha de cambiar, y alguien tiene que hacerlo, ¿Por qué no tú? Aunque la teoría dice que si tú cambias puedes cambiar al mundo, es un poco más complicado que todo eso. Pero si tu cambias, si que puedes hacer que cambie tu mundo, si que puedes hacer que cambie tu entorno.
            Y así, mientras los políticos y sus acólitos se pelean por un trocito más de tierra, por un nuevo trapo con nuevos colores, y sobre todo por más dinero y por más poder; podrás explicar al recién llegado de donde viene. Mientras los representantes de las religiones y sus feligreses se ocupan en discriminar a todo aquel que no es fiel reflejo de sus creencias, podrás explicar al recién llegado que es lo que ha dejado al otro lado de la vida, y como podrá volver a reencontrarse con lo que ha quedado atrás. Mientras los modelos sociales discriminan al pobre o al que tiene un color distinto, podrás explicar al recién llegado que relación le une con los miembros de esa sociedad que le discrimina, y que es lo que ha de hacer para tener una estadía serena, tranquila y feliz. 
            Somos hijos de Dios, venimos de Dios y a Él hemos de volver, y lo hemos de hacer subidos en la energía del Amor. Todo lo demás sobra. Hemos de dejar atrás todos los “ismos”: capitalismo, nacionalismo, patriotismo, catolicismo, machismo, separatismo, antifeminismo, etc., etc., etc., porque todos son hijos de otro “ismo”: fanatismo. Hemos de buscar la unidad, porque todos somos la misma cosa, todos somos la misma energía.
            Si realmente la sociedad supiera educar a sus hijos en el amor, se acabaría el hambre en el mundo, se acabarían las guerras, se acabaría la discriminación, se acabaría la avaricia, se acabaría la lujuria, se acabaría la mentira, porque junto al amor viaja la honestidad, viaja el respeto, viaja la dignidad.

viernes, 31 de enero de 2014

Ciclos de vida


            Un ciclo es un espacio de vida, sin duración definida en el tiempo, en el que la persona desarrolla ciertas actividades, rodeada de un determinado grupo de personas. Así mismo, dentro de cada ciclo pueden establecerse una especie de miniciclos que son situaciones que se repiten, y se repiten, y se repiten hasta el aburrimiento en la vida de la persona, casi como si de un mal sueño se tratara. Estos miniciclos sólo son lecciones no aprendidas, y podemos tener claro que se van a repetir una y otra vez, sin ningún tipo de misericordia.  
            El mayor de los ciclos, es el tiempo que comprende una vida, y de la misma manera que no permanecemos eternamente en la vida de la materia, no hemos de intentar permanecer tampoco en ninguno de los ciclos o etapas que comprende la vida. Intentar permanecer más tiempo del necesario hace que empiecen a no funcionar las cosas, hace que perdamos la alegría y la ilusión.
            No tenemos normalmente mucha conciencia de la finalización de las etapas, salvo casos excepcionales, en los que se siente que el ciclo en el que nos encontramos ha finalizado. Tenemos, por tanto, que permanecer atentos a las señales, que pueden ser de diferentes tipos, en función del tipo de etapa finalizada. Dichas señales, como pueden ser aburrimiento, desgaste excesivo en relación con personas, trabajo o cualquier otra actividad, son los síntomas de que debemos cerrar una puerta y encararnos hacia la siguiente.
            La finalización de cada etapa lleva consigo el inicio de un nuevo ciclo, y para eso, en función del tipo de cambio, no está preparada la sociedad, ni por supuesto nosotros, que somos una parte de esa sociedad. A la sociedad le gusta vernos revolcarnos en la miseria del presente, antes de aceptar cualquier tipo de cambio. Así, mientras nos revolcamos, la sociedad puede sentirse útil culpabilizándonos, compadeciéndonos y dándonos consejos. Sin embargo, si encaramos nuestra vida y realizamos los cambios que demanda nuestro corazón, ya tienen la frase preparada: “Estás loco”.
            No aceptar la finalización del ciclo y cerrar bajo llave la puerta de la etapa anterior, supone un desgaste de energía enorme, que hace que físicamente la persona deje de vivir para empezar a vegetar. Caminar dejando puertas abiertas, “por si acaso”, impide una vida plena.
            La vida es un continuo, y aferrarse a una etapa acabada es tratar de detener la vida, y la vida no se detiene. Aferrarse a una etapa finalizada puede hacer que la propia vida se pudra y huela tan mal como el agua estancada.
            No se puede vivir añorando situaciones del pasado. Hay que soltar las amarras, hay que cerrar los círculos, hay que cerrar las puertas. Es importante deshacerse de recuerdos, cambiar de casa, de ciudad, de país si la situación lo requiere, hay que romper documentos, romper fotos y regalar libros.
Hay que tener en cuenta que negar los cambios es negar el propio crecimiento interior, porque los cambios externos pueden ser sinónimo de procesos internos de crecimiento.
Recuerda que nada ni nadie es imprescindible, y quien siente eso, solo son apegos. Deja que fluya la vida, suelta, despréndete de lo innecesario, cierra puertas, clausura, oxigénate, vive.

 

domingo, 15 de septiembre de 2013

Mensaje para la Tierra (4) Aceptación


………..Continuación
Empieza haciendo lo necesario, continúa haciendo lo posible;
 y de repente estarás haciendo lo imposible.
San Francisco de Asís.
Ahora que hemos pasado por el primer peaje de la Fe, ya somos conscientes de que todo lo que nos ha enseñado la sociedad no nos lleva a ninguna parte, porque todas las enseñanzas recibidas son para el cuerpo, un trabajo mejor, una casa más grande, una pareja con un apellido ilustre y una jugosa cuenta corriente, más dinero, más dinero, más dinero, más poder, más poder, más poder, seguir los cánones de moda y de belleza, y un sinfín de cosas más que ni tan siquiera llenan, aunque sea de manera parcial, nuestra ansia de felicidad. Todo esto, aderezado, en algunas ocasiones, con lo que parece ser una enseñanza o un alivio para el alma, (reunión dominical, según la religión, procesiones, novenas, etc.), enseñanzas engañosas, porque los enseñantes, no predican con el ejemplo, y lo único que buscan, (siempre hay honrosas excepciones), es el mismo poder social y económico que buscan sus feligreses. Con el agravante de que ellos juegan con los sentimientos de las personas, y para conseguir ese poder, no dudan en atemorizar hasta extremos insospechados a sus seguidores.
La conciencia social, políticos, religiosos, los estándares  de salud y de belleza nos dan modelos y normas de cómo deberían ser las cosas, o de cómo deberíamos comportarnos. Tratan de definirnos lo que es bueno, lo que hay que hacer, lo que está bien visto, y lo que no. Y lo único que consiguen, es llenar nuestra conciencia de miedo. Miedo en infinidad de variantes: miedo al rechazo, miedo a la soledad, miedo a Dios, miedo a la pobreza, miedo al miedo. Y esto hace que la persona necesite reafirmarse a si misma constantemente, buscando siempre validación externa, buscando la aprobación del exterior, buscando la aprobación de cualquiera, sea quien sea, que se encuentre a su alrededor. Toda nuestra vida se ha construido, de manera inconsciente sobre ese miedo. Porque vivimos desde la mente. Cuando la mente es nuestro centro, estamos encogidos por el miedo y eso nos hace estar constantemente a la defensiva, siempre nos falta algo, siempre tenemos necesidad de más: Más amor, más dinero, más poder, más aceptación, más atenciones.
La base de nuestros pensamientos y sentimientos es como un agujero negro, un vacio que nunca puede ser llenado, y para aliviar ese miedo, para tratar de llenar ese vacío, nos vamos al exterior y nos aficionamos al poder, al halago, a la admiración. Confiamos en el juicio de otras personas, ¡que poco nos valoramos y queremos!, no confiamos en nosotros, y le damos nuestro poder a cualquiera que pasa por delante de nosotros.
Confiamos en el juicio de otras personas y nos ponemos nerviosos sobre lo que la gente piense de nosotros. Es importante para nosotros porque nuestra autoestima depende de eso y, sin embargo, nuestra estima desciende y desciende, porque hemos entregado nuestro poder a otras personas.
Algo hemos de cambiar. Si ya hemos cambiado la idea de lo que somos, también se ha de comenzar a cambiar la manera de hacer las cosas. Lo que sucede cuando intentamos despegarnos de nuestras creencias, es que nos podemos encontrar con un problema añadido, ya que cuando nos dejamos de identificar con lo que siempre hemos hecho y con lo que nos han enseñado, se genera un estado de confusión, y nos surgen las preguntas del millón, ¿Qué quiero realmente?, ¿Quién soy?, etc., etc.
Y así llegamos a nuestro segundo peaje “ACEPTACIÓN”.  El trabajo de aproximación a la Luz no es más que un trabajo de sanación, que se ha de realizar aceptando. ¿Aceptando qué?: Aceptando lo que somos, aceptando el dolor, aceptando el sufrimiento, aceptando el miedo, aceptando lo que nos parecen limitaciones, aceptando nuestra vida.
Cuando se consigue aceptar la vida y lo que la envuelve, la persona se ablanda,  tolera, perdona y ama.
Se dice muy rápido que hay que aceptar la vida, sin embargo, nuestra conciencia lleva mucho tiempo generando un patrón de conducta que hace difícil cualquier cambio. ¿Qué hay ahora en la conciencia?, ¿Qué es lo que tiene que cambiar?: Tenemos que ser conscientes de que estamos atados a nuestros pensamientos, para permitir que estos cambien y desaparezcan las viejas energías, y así despertar a una conciencia basada en el corazón.
Sólo cuando nos demos cuenta de que el vacio en el que estamos inmersos no puede ser llenado de ninguna manera desde el exterior,  empieza el cambio, empieza la aceptación.
Aceptar significa no juzgar nada, ni nuestro, ni de los otros, ni del interior, ni del exterior, las cosas son como son y no hemos de tener ningún interés en como deberían ser, en como tendrían que ser, en como pensamos nosotros que han de ser.
Hemos de comenzar a vivir desde el corazón, porque el corazón, al contrario que la mente, está interesado en todo lo que es, sólo en lo que es, no en lo que se juzga como bueno o como malo; y si nos abrimos a vivir desde el corazón nos liberamos del juicio de manera inmediata, y aceptamos quienes somos, sin más. No quienes queremos ser, o quien quiere la sociedad que seamos, aceptamos quienes somos.
Toda esta teoría de vivir desde el corazón, y de aceptar, suena muy bien, sin embargo, los miedos, los traumas, los sufrimientos, siguen ahí. Es como si quisiéramos engañar a la mente, y no se trata de engañarla, se trata de limpiarla.
Todos los miedos, todos los traumas, todos los sufrimientos, son experiencias del pasado, y eso es lo que hay que sanar, eso es lo que ha de desaparecer. ¿Cómo?: volviendo al pasado, volviendo a la experiencia, pero de una manera amorosa, es decir, revivir la situación, pero estando centrados en el corazón, no dándole vueltas a la mente. Y así simplemente observando lo que sucede, se crea una especie de separación entre el suceso y la persona, y es esa separación la que hace a la persona dueña de la realidad, pudiendo aceptar el suceso completo, sin volver a enjuiciarlo, ya que la persona comprende desde el corazón, que para todo hay una causa, es una experiencia más para el alma, y no tiene por que quedar grabada en la mente.
Cuando somos capaces de relacionarnos con todos los papeles y todas las escenas que hemos ido interpretando en nuestra vida, quedamos libres para vivir desde el corazón. Es entonces cuando estamos preparados para circular hasta el siguiente peaje, que no será otro que comenzar a trabajar conscientemente nuestras debilidades, nuestros vicios, nuestros malos hábitos.
Continuará………………..

domingo, 3 de febrero de 2013

La nueva religión IV


(Continuación de la Nueva Religión III)
La prueba de fuego total es vivir el Amor Divino en pareja: sin reproches, sin el domino del uno sobre el otro.
Me encanta la frase de Virginia Satir, escritora norteamericana, que escribe del Amor Incondicional: "Te quiero amar sin aferrarme, apreciarte sin juzgar, unirme a ti sin invadirte, invitarte sin exigir, abandonarte sin culpa, examinarte sin culpar y ayudarte sin insultar. Si puedo recibir lo mismo de ti, entonces podremos encontrarnos y enriquecernos de verdad".
Una relación basada en el Amor Divino, es la unión de dos almas, de dos almas que saben que con su unión sólo están cumpliendo el Plan Divino; y saben también, porque el alma lo sabe todo, que esa relación es finita, que puede durar un día, un mes, un año, un lustro, o una vida física, porque el objetivo de esa relación es, como todas, acumular experiencias para el alma, aprender, enseñar, y liberarnos de karma.
No conozco muchas relaciones basadas en el Amor Divino, y las relaciones que no tienen como bandera ese Amor, tienen muchas posibilidades de…………….. de todo lo que conocemos……..: Engaños, frustración, maltratos físico o emocional, etc.
Si existiera Amor Divino, no existiría el planteamiento de sentirse mal porque la relación se haya desgastado. La felicidad es consustancial con el Amor Divino: Si se siente Amor Divino, se es feliz, con independencia de la pareja, de la relación, de la vida. Y como la relación, ya sabemos que es finita, cuando el trabajo por el que se estableció la relación, (por supuesto que de manera inconsciente), concluye, cada miembro de la pareja puede seguir su camino de crecimiento sin odio, sin culpa, ayudando al otro desde el Amor que se siguen manifestando.
Para sentir el Amor Divino se ha de vivir desde el corazón, y no desde la mente, un segundo tras otro, un minuto tras otro, un día tras otro. No es suficiente sentirlo durante una meditación, y ya está, no, ha de ser permanente, porque además una relación desgastada, es ideal para perder la conexión con el corazón e instalar a la persona en la mente a una velocidad increíble.
Si existe una relación desgastada, hay que enfrentar la situación, con amor, e imaginar que se habla con uno mismo, diciendo lo que a la persona la gustaría que la dijeran a ella, y diciéndolo de la forma como la gustaría que se lo dijeran a ella. Si alguien se encuentra en ese punto es seguro que ninguno de los miembros de la pareja sabe lo que es el Amor Divino. En ese caso se ha de actuar, conscientemente, con ternura, sin crear falsas expectativas; para que al menos, no acabe también el cariño existente.
 El Amor no sólo es la respuesta, el Amor también es el camino. Más amor significa más conciencia, y más conciencia más conocimiento de quien eres, y el descubrimiento de quien eres es una explosión de júbilo, porque ese descubrimiento te pone en contacto con tu naturaleza esencial, el Amor, con todos sus atributos,  paz, alegría, sabiduría, fortaleza, etc., etc. Y en ese momento se termina el dolor, se termina la enfermedad, las preguntas tienen respuestas, los problemas se difuminan como el humo, y el miedo desaparece sin más, porque se ha encontrado el Amor, que es lo único que existe, lo demás sólo está en la mente.
El amor que puede morir no es amor, el amor verdadero dura toda la vida física y no física, y si la formalización de una pareja se basa según la sociedad y la religión en el amor, ¿Qué tipo de parejas estamos formando entre personas que no se aman?, ¿No estaremos fomentando la creación de núcleos en los que existe la indiferencia, la tristeza, a veces el odio, la incomprensión, el dominio sobre el otro, el maltrato físico y emocional, a veces la muerte. Y es en ese núcleo donde vienen al mundo los hijos de esas parejas que no se aman. ¿Qué pueden enseñar esos padres?, ¿Cómo van a enseñar la felicidad quien no sabe de que le están hablando?, ¿Cómo van a enseñar la felicidad personas que dicen que…. bueno…… la felicidad es algo que se puede conseguir algunos ratos, ¿Algunos ratos?, ¿Cuándo?, ¿Cuándo gana tu equipo?, ¿Cuándo engañas a tu pareja?,  ¿Cuándo?
Casi todas las personas consideran felicidad la consecución de un deseo. Deja de leer por un momento, y reflexiona sobre tus momentos de felicidad, ¿Cuántos de esos momentos no están unidos a un deseo conseguido? Reflexiona.
La felicidad, amigos míos, no tiene nada que ver con ningún deseo cumplido, la felicidad es un estado interior, y ese estado, no aparece a ratos, cuando se consigue es permanente, en mayor o menor medida, pero estable. La felicidad va unida a este Amor que no muere. Si eres feliz a ratos, es que no sabes lo que es el Amor, ni por supuesto la felicidad. Si te enfadas, si criticas, si no respetas a todos los demás, si no colaboras, tampoco sabes lo que es el Amor ni la felicidad. Debes de ser de una de las miles de religiones que pululan por el planeta, no eres de la nueva religión. 
            El amor que no muere es el que vive en el corazón. Y el amor que vive en el corazón consigue para ti la felicidad SIEMPRE, por nada, porque si, sólo porque amas. El proceso que has de seguir es el siguiente: Primero has de aprender a amar, y es después, cuando ya sabes amar cuando podrás amar a alguien, incluido en ese alguien a los que serán tus propios hijos. Mientras no sepas amar, ¿Cómo vas a amar?
Y ¿Cómo se aprende a amar?, ¿Cómo se aprende a conducir?, pues conduciendo, ¿Cómo se aprende a cocinar?, pues cocinando. ¿Ya sabes cómo se aprende a amar?, claro, amando. Lo mejor es la práctica, y la mejor práctica, es la Regla de Oro: “Trata a los demás como tu mismo quieres ser tratado”. Como se supone que lo que quieres es que te amen, te valoren, te respeten, que no te juzguen ni te critiquen, esa va a ser la forma en la que vas a tratar a todas las personas, “como si fueras tu mismo”; al principio, lo has de hacer conscientemente, ya que no es ese el tratamiento que normalmente surge de tu inconsciente. Cuando vemos a alguien que tiene un defecto y mil virtudes, rápidamente nos centramos en criticar el defecto, cuando teníamos mil virtudes para alabar. Eso es lo que hemos aprendido, a buscar el fallo y a criticar lo diferente. Tenemos que desaprender lo aprendido. Tenemos que aprender a amar en lugar de criticar.
Hay una cita preciosa de San Agustín que dice: Ama y haz lo que quieras. Si callas, callarás con amor; si gritas, gritarás con amor; si corriges, corregirás con amor, si perdonas, perdonarás con amor.
Existen medicamentos de todo tipo para combatir cualquier clase de enfermedad, existen drogas para conseguir que la persona viva estados de euforia o se inhiba de la realidad, existen rituales que transportan a la persona, como si de un viaje se tratara, a vivir estados alterados de conciencia; pero todavía no se ha inventado la píldora del Amor Incondicional permanente.
Pero el problema no es la falta de la píldora para conseguir el Amor, el problema es que las personas no saben lo que es el Amor, porque si lo supieran, la cola del lugar donde se consiguiera daría la vuelta al mundo.
¿Dónde están las colas hoy día?, en las paradas de los mercados, en las grandes superficies, en los cines; y ¿Porqué ahí? La explicación es sencilla, porque es ahí donde se espera encontrar la felicidad y el Amor, en nuestro exterior, en lo que nos pueden dar los demás. Nuestros educadores, padres y maestros, nos han enseñado eso, porque eso es lo que ellos creen, y eso es lo que a ellos les han enseñado.
Pero no es así, no es en esos lugares donde vamos a encontrar la felicidad y el Amor, porque si se encontrara en esos lugares, alguien la habría encontrado, y nos habríamos enterado, porque seguro que habría salido en la tele, pero no parece que eso haya ocurrido. Parece claro entonces que el Amor Incondicional no se consigue con que te toque la lotería, parece claro que no se consigue con una opípara cena, ni estando en posesión del último invento electrónico o viendo una película ganadora de diez premios.  
No es fácil explicar lo que es el Amor Incondicional, creo que es más difícil que explicar a un invidente como es el color rojo. El color rojo hay que verlo, el Amor hay que sentirlo.
Quien ha conseguido sentirlo aunque haya sido por una sola vez y haya durado un solo instante, sabe de sobra lo que es, como es, y la manera de conseguirlo; y seguro que ya está trabajando para volver a sentirlo. Cuando se ha sentido, ya no se tienen dudas de lo que es, pero por si te queda alguna duda, tienes que saber que quien siente Amor Incondicional, ni critica, ni juzga, ni controla, ni maltrata, no se siente víctima ni superior a nadie, no se siente dueño ni sirviente de nadie, por lo que no sabe lo que son los celos, no siente tristeza, ni orgullo, ni ira, no tiene dudas, no tiene miedo, sólo siente compasión, sólo acepta, sólo respeta, solo siente paz y alegría, siente seguridad; porque se sabe unido con todo lo creado, porque se sabe parte de Dios.
Sabiendo a ciencia cierta que esos son los efectos del Amor Incondicional, ¿No harías cola donde vendieran la píldora del Amor? Pues no la hagas, yo te doy la píldora del Amor, de manera gratuita, es una meditación, la meditación Metta. Seguro que has realizado alguna vez esta meditación, te recuerdo como hacerla:
Metta significa Amor Universal.
La meditación consta de cinco partes. El tiempo de duración de cada parte podría ser de cinco o diez minutos.
Las cinco partes son:

Enviar amor hacia nosotros mismos.
Enviar amor hacia un buen amigo o familiar.
Enviar amor a alguien con quien no se tiene trato.
Enviar amor a una persona difícil o un enemigo.
Enviar amor a todos los seres.
-          Siéntate en tu espacio de meditación.
-          Coloca las manos apoyadas en las piernas con las palmas hacia arriba. Los dedos en Gyan Mudra, (junta las yemas del pulgar y del índice en ambas manos, dejando los otros tres dedos juntos y estirados).
-          Coloca la punta de la lengua en el paladar.
-          Cierra los ojos o déjalos una decima parte abiertos.
-          Lleva la atención al corazón.
-          Empieza respirando lenta y suavemente por la nariz, con una respiración abdominal, alargando la exhalación en las primeras respiraciones.
-          Permite que con cada exhalación salga toda la tensión de tu cuerpo.
Primera parte:
-          Visualízate a ti mismo delante de ti.
-          Siente como sale una luz dorada desde el centro de tu corazón, y te envuelve completamente.
-          Siente que desde tu corazón te estás llenando de amor a ti mismo.
-          Repite en silencio dentro de ti: Yo Soy ese Yo Soy, Yo Soy Amor, Yo Soy Paz, Yo Soy Alegría.
-          Siente que te amas, que te valoras, que te toleras, que te sientes feliz contigo, siente que te respetas.
Segunda parte:
-          Visualiza a tus amigos y a tu familia delante de ti.
-          Siente como sale la luz dorada desde el centro de tu corazón, y la envuelve completamente. Es fácil, es una persona a la que quieres.
-          Siente el amor que sale de tu corazón.
-          Repite en silencio dentro de ti: Yo te bendigo con Amor.
-          Siente que amas, que valoras, que reconoces las cualidades de esa persona.
Tercera parte:
-          Visualiza a una persona que te sea indiferente delante de ti.
-          Siente como sale esa luz dorada desde el centro de tu corazón, y la envuelve completamente.
-          Queremos reconocer en esta parte a ese ser humano como un igual a nosotros.
-          Siente el amor que sale de tu corazón.
-          Repite en silencio dentro de ti: Yo te bendigo con Amor.
-          Siente que reconoces la conexión entre todas las cosas, y por supuesto con esa persona.
Cuarta parte:
-          Visualiza a tu enemigo.
-          Siente como sale la luz dorada desde el centro de tu corazón, y le envuelve completamente.
-          Es posible que te surjan preguntas del tipo: ¿quién puede sentir amor hacia un canalla? ¿hacia aquel que tan mala jugada me ha gastado?
-          El que esa persona sea “mala”, no justifica que tú también lo seas Siente el amor que sale de tu corazón.
-          Repite en silencio dentro de ti: Yo te perdono, yo te bendigo con Amor.
-          Siente que perdonas  y bendices a esa persona.
Quinta parte:
-          Visualiza la Tierra delante de ti.
-          Siente como la luz dorada que sale desde el centro de tu corazón la envuelve completamente.
-          Repite en silencio dentro de ti: Que cada persona, que cada ser sea bendecido.
-          Siente que envías tus sentimientos de comprensión, reconocimiento, tolerancia y amor, hacia todos los seres humanos, hasta el último rincón de la tierra, hacia todos los animales de todas las especies, hacia el planeta, hacia sus ríos, sus valles, sus montañas, sus bosques. Hasta donde la existencia se exprese sin importarnos la forma, sin discriminaciones.
 

-          Cuando creas que has finalizado, vuelve a ti, siente el amor en tu corazón, disfruta de la sensación.

-          Para finalizar la meditación, respira más profundamente alargando la inhalación. 

Capítulo (II), parte (IV) del libro “Vivir desde el corazón es más fácil”.