El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




Mostrando entradas con la etiqueta Mente. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Mente. Mostrar todas las entradas

viernes, 3 de mayo de 2024

Atención

 

La mente, que máquina tan perfecta y tan perversa. Es incansable, siempre en constante actividad: elucubrando, maquinando, imaginando, recordando, comparando y juzgando. Es un flujo ininterrumpido de pensamientos que, inevitablemente, preceden a las palabras y acciones. Como dijo Buda: "Somos lo que pensamos".

Esta afirmación nos lleva a una aparente conclusión sencilla: si logramos organizar nuestros pensamientos, podremos organizar nuestra vida. Vivir de cierta manera parece requerir solo pensar de esa manera; para ser feliz, bastaría con pensarlo.

Sin embargo, la simplicidad de la conclusión contrasta con la complejidad de su aplicación práctica. No es tan sencillo como parece, pero es posible con una sola práctica: la atención.

La atención nos permite ser conscientes de nuestros pensamientos en cada momento, evitando quedar atrapados en ellos. Al no alimentarlos con energía o poder, permitimos que se disipen tan rápido como surgieron.

Esta atención consciente es la base de la meditación mindfulness, que nos permite observar nuestros pensamientos sin juicio y dejarlos pasar. Al hacerlo, no solo organizamos nuestra mente, sino que también encontramos paz y claridad en medio del caos mental. Es un camino hacia la liberación de los patrones de pensamiento que nos limitan y hacia la adopción de una perspectiva más amplia y serena de la vida.

Así, la felicidad no va a ser solo un deseo o un pensamiento, sino un estado de ser que cultivamos a través de la práctica constante de la atención plena. Es un arte que, una vez dominado, puede transformar nuestra existencia, llevándonos a una vida más plena y equilibrada.


viernes, 8 de marzo de 2024

Libertad

 



La libertad, según el diccionario, es la capacidad de la conciencia para pensar y obrar según la propia voluntad. La libertad es el estado o condición de quien no es esclavo.

En términos generales, se refiere a la capacidad de actuar, elegir y tomar decisiones sin restricciones externas excesivas o coacciones indebidas.

El estado de libertad define la situación, circunstancias o condiciones de quien no es esclavo, ni sujeto, ni impedido al deseo de otros de forma coercitiva. En otras palabras, aquello que permite a alguien decidir si quiere hacer algo o no, lo hace libre, pero también lo hace responsable de sus actos en la medida en que comprenda las consecuencias de ellos.

Según esto, existe un buen número de personas en la Tierra que, sin ser oficialmente esclavos, no pueden considerarse libres, porque no pueden decidir por sí mismos, o no pueden expresar libremente sus pensamientos o sus anhelos más profundos. Seguro que en la mente de todos están los lugares del mundo donde se discrimina por razón de sexo, o por razón de opción política, o por tendencia sexual, o por el color de la piel, o por el volumen del extracto de la cuenta corriente, o por creencias religiosas, o por un sinfín de cosas ridículas más, que por muy ridículas que puedan parecer a los que no las sufren, hacen la vida imposible por su estado de esclavitud, no reconocida, a millones y millones de personas.

Pero no es el objeto de esta entrada enumerar dictaduras, sean del color que sean, o enumerar países xenófobos, o nombrar países homofóbicos, capitalistas o corruptos. No. El auténtico objeto de la entrada era hacer una loa a la libertad como uno de los bienes más preciados del ser humano.

Pero llegado a este punto se llena mi mente con una pregunta: ¿Es realmente libre el ser humano? Imaginemos el estado perfecto. ¿Serían realmente libres todos los habitantes de ese paraíso?, ¿No existiría ningún impedimento para que cada uno hablara y obrara según su conciencia?, (pensemos que al ser un lugar tan idílico todos sus habitantes actuarían siempre eligiendo la opción al bien). Pues, a pesar de eso, no serían libres, porque todos tendrían como gobernador principal de sus actos al dictador más poderoso que puede existir: “La mente”. La mente, por la que se pasearía la envidia, la crítica, los celos, la ira, la tristeza o el dolor, solo por nombrar algunos de los carceleros más depravados que puedan existir.

Para que el ser humano sea realmente libre tiene que dominar a su mente, ya que hasta entonces permanecerá subyugado a los caprichos de esta.

Puede parecer un poco drástico, pero no lo es, en absoluto, ya que es la mente la que impide a la persona conseguir lo que la propia mente parece que anhela: “La felicidad”. Es una paradoja, el ser humano con su mente piensa que quiere ser feliz y que podría hacer para conseguirlo y, sin embargo, la propia mente se encarga de boicotear su propio pensamiento. ¡Dramático!, aunque muy pocas personas son conscientes de tal dictadura.

Ante esta coyuntura boto a la basura mi loa a la libertad, ya que solo se puede proclamar la dictadura de la mente, mucho más poderosa que cualquier tirano asesino que pueda existir en el mundo.

 La libertad, que es la capacidad del ser humano para obrar según su propia voluntad a lo largo de su vida, no puede ser proclamada por tantas y tantas personas que viven atadas a pensamientos de dolor, que viven subyugados por sus vicios, que permanecen atados emocionalmente a sus familiares, que vagan temerosos por la vida por lo que otros puedan pensar, que desean vehementemente el último modelo de auto, etc., etc.

Nadie en las condiciones anteriores puede proclamarse libre. Es cierto que no están atados con cadenas por otro ser humano, pero sus cadenas, es seguro, que aun sean más difíciles de cortar, porque mientras los que se encuentran encadenados de cuerpo, en su interior existe el anhelo de libertad, al menos de libertad de su cuerpo, los que se encuentran encadenados a las cadenas de su mente, ni tan siquiera ansían la libertad porque no son conscientes de su esclavitud.

lunes, 8 de mayo de 2023

El primer pensamiento

 


Argimiro se sentía confuso. Estaba escuchando un pitido penetrante, que le parecía ensordecedor, cuando hacía solo un instante que corría, desesperado, gritando como un poseso, detrás de un autobús, que había emprendido la marcha, dejándolo en tierra, perdido, en una carretera en mitad de la nada.

El conductor había informado a los viajeros que realizaban una parada, de diez minutos, para que los ocupantes pudieran estirar las piernas, que ya permanecían medio adormecidas después de 10 horas sin moverse del asiento. Argimiro caminó junto con sus compañeros de viaje, a un lado y a otro del vehículo y, antes de volver a subir, se adentró en el bosque, que se encontraba al lado de la carretera, hasta unos árboles cercanos, para descargar su vejiga que estaba a punto de reventar.

Ese autobús tenía que haberle llevado hasta el aeropuerto para abordar un avión que le iba a devolver a su país, después de seis meses alejado de él por cuestiones laborales y, por ende, alejado, también, de su familia.

Tuvo que cesar en su desenfrenada carrera porque el vehículo desapareció de su campo de visión y comprendió que era ridículo seguir corriendo, ya que nunca le daría alcance y, estaba claro que, el conductor no se había percatado de que había dejado a un pasajero en tierra y, tampoco se dio cuenta del loco que corría con tanto desespero.

Esto era dramático, porque no sabía donde estaba, no sabía cuando pasaría otro autobús y, aunque pasara, no iba a llegar a su vuelo.

El estridente sonido no le dejaba concentrarse para encontrar la solución a su problema. Pensó que el sonido se parecía mucho a la alarma de un despertador y, de manera inconsciente, estiró su brazo, hasta tropezar con algo. No entendía nada, pero se trataba de su reloj despertador. De un golpe detuvo la alarma y, de repente, se hizo el silencio.

Aun tardó unos segundos en ser consciente de que estaba teniendo un sueño, tan desagradable, que lo podía calificar de pesadilla. Cuando abrió los ojos y reconoció su habitación, respiró aliviado.

-    Todo ha sido un sueño, -pensó-, que descanso, estoy en casa.

El mismo reloj que le había despertado proyectaba una luz roja hasta el techo de la sala. Eran las 5:30, la hora en la que se levantaba cada mañana para iniciar un nuevo día. Todavía desconcertado tardó unos momentos en ser consciente de que era martes y no le quedaba más remedio que levantarse.

Su mente, siempre alerta, para llevarle por los vericuetos más oscuros de la existencia, comenzó a presentarle un pensamiento tras otro, con una velocidad que solo puede conseguir una mente humana, y exhibiendo, en cada nuevo pensamiento, aún más miseria, más miedo, más impotencia y más rechazo a la vida, que el pensamiento anterior.

  Argimiro, todavía impresionado por la conmoción de la pesadilla que había vivido en su sueño, dejó que esos lúgubres pensamientos fueran tomando el poder de su nuevo día:

-    Otro día más. Igual que el de ayer o anteayer. Igual que el que será mañana. ¡Qué asco de vida!, ¡qué aburrimiento!

<< ¿Dónde estará el aprendizaje?

<< Con una vida tan monótona y aburrida, ¿Para qué vivir?

La mente lo estaba consiguiendo. Las emociones que comenzaba a sentir Argimiro estaban en consonancia con sus pensamientos: Ansiedad, miedo, ira, tristeza.

Pero, en algún momento, antes de salir de la cama, apareció, en la misma mente que le estaba destruyendo, un punto de lucidez:

-    Si sigo regodeándome en los mismos pensamientos, creo que voy a tener que correr al baño para vomitar. ¡Tengo que cambiar el discurso!

<< Mi vida, hoy martes, no va a cambiar y va a ser la misma con cualquier pensamiento, pero estos pensamientos nefastos me están destrozando emocionalmente. Lo mejor que puedo hacer es cambiarlos.

<< Creo, además, que con la energía de miseria que estoy generando lo único que voy a conseguir es atraer más miseria. Y no quiero más miseria, ya tengo suficiente, quiero ser bendecido por la paz, por la serenidad, por la alegría, por la abundancia, por el amor.

Y así, Argimiro comenzó a repetir, al principio casi con desespero y al cabo de pocos minutos de manera más serena: Gracias por las infinitas bendiciones que estoy recibiendo a cada instante. Él sabía que no era cierto o, al menos, no era consciente de esas bendiciones, ¿o sí?, porque el tener una casa, una cama donde dormir, agua corriente, un frigorífico con comida, salud para él y su familia, etc., etc., bien podían considerarse como bendiciones.

La realidad es que, poco a poco, el pensamiento consciente, de agradecimiento, comenzó a ocupar su cerebro, dejando en el olvido los nefastos pensamientos con los que se había despertado y, sus emociones, en consonancia con el pensamiento, se fueron transmutando de tristeza a paz, de ira a humildad y de ansiedad y miedo a tranquilidad.

Ya estaba preparado para un nuevo día.

Dejó por un momento de agradecer y casi, de inmediato, surgió un nuevo pensamiento:

-    Argimiro, ¿no has pensado que, bien pudiera ser que tu aprendizaje se encuentre, precisamente, en la repetición de tus días?

<< Hagas lo que hagas, que sea con alegría, sin juzgar la razón de porqué lo haces, sin criticar a ninguna otra persona, sirviendo a tu familia con amor, con paciencia. Y, todo eso, que no sean solo tus acciones, sino, también, que lo sea tu palabra, que lo sea tu pensamiento. Sé coherente, piensa, habla y actúa de la misma manera, y colócate en los zapatos no solo de tu familia, sino en los de todo aquel que se cruce en tu camino.

 << No tiene ningún mérito realizar la acción más extraordinaria en el mundo, si en tu interior estás renegando de algo o de alguien. No tiene ningún valor. Tu evolución será nula y tus días se repetirán una y un millón de veces, en esta y en las siguientes vidas, hasta que seas coherente con el amor.

jueves, 16 de marzo de 2023

Ideas que se van

 


 

Jueves 16 de marzo 2023

 

Hace unos días estábamos mi hijo y yo solos en casa. Mientras yo cocinaba, unas alubias blancas con almejas que, por cierto, salieron exquisitas, él estaba leyendo en su cuarto. Siempre va con un reproductor de música en el que va escuchando música que antes ha grabado en un USB. Es fácil saber por donde para porque solo hay que seguir la estela de la música.

La música, que siempre suele estar algún decibelio más alto de lo normal, ese día sonaba un poco más suave, y por encima de la música comencé a escuchar una conversación.

Detuve el extractor de la campana para escuchar con más atención, por si se estaba dirigiendo a mí, desde su cuarto. Me extrañaba porque sabe que no me gusta que nos comuniquemos a gritos de una parte a otra de la casa.

No, no me hablaba a mí. Me dirigí a su cuarto a ver con quien mantenía la conversación y, claro, no había nadie más en la habitación.

-    ¿Con quién hablas? –le pregunté. Hace algunos años, ya lo hacía y me contaba que hablaba con los angelitos que habían venido a visitarle.

-    Hablo conmigo mismo, -¡vaya!, parece que los ángeles dejaron de visitarle.

-    Y, ¿Qué te dices?

-    Cosas mías

-    ¿No puedes solo pensarlas?, ¿por qué lo dices en voz alta, si es a ti mismo?

-    Es que si solo las pienso, se meten en medio otros pensamientos y no me dejan terminar la conversación y, así, hablando conmigo los otros pensamientos están callados.

Era una buena explicación. Y, entonces fui consciente de que a mí me ocurre algo parecido. A veces, aparece el hilo de una idea, en forma de pregunta, o como respuesta a algo que llevaba días dando vueltas por mi cabeza. Si quiero desarrollar la idea, esperar la respuesta a la pregunta o procesar la respuesta, tengo que sentarme y comenzar a escribir o comenzar a grabar, porque si no, aparecen otros pensamientos y, al cabo de 10 minutos, me encuentro pensando en el sexo de los ángeles y preguntándome, ¿qué fue de la idea?, ¿qué respuesta apareció en mi mente?, ¿a qué pregunta? Se me había ido, como se van los sueños en el momento en que abres los ojos.

Voy a justificar lo que creo que me pasa. No es que me cueste trabajo dominar el pensamiento. Lo hago bastante bien, tengo mucha práctica, lo que pasa es que “ese pensamiento” que llega, yo creo que lo hace desde una vibración diferente y, al chocar con la realidad de la energía normal de mi cuerpo se distorsiona un poquito.

Por eso siempre llevo conmigo una libreta y un bolígrafo. Y no es raro ver que en mitad de un paseo me siente diez minutos en un banco a escribir “eso” que comienza a dar vueltas por mi cabeza, o me ponga a hablarle al celular, como un poseso, para grabar la idea.

Algunas de esas ideas las voy desarrollando y se convierten en una entrada que cuelgo en el blog o, si son cortitas, las escribo en el face. Pero hay otras muchas que duermen el sueño de los justos. Voy a tratar de recuperar algunas. 

sábado, 25 de febrero de 2023

Un día tranquilo

 


Capítulo XVII. Parte 6. Novela "Ocurrió en Lima"

Cuando llegué al despacho Diana ya se encontraba en su puesto de trabajo. Lucia muy diferente de la Diana con la que había estado conversando en el almuerzo el día anterior. Sonriente se levantó, de inmediato, en cuanto aparecí por la puerta del ascensor.

-    ¿Podemos hablar?, -preguntó en cuanto llegué a su altura.

-    Por supuesto, pasa al despacho. -parecía por su aspecto que sería una conversación agradable.

-    Ayer seguí tus consejos y estuve hablando con Pablo. Gracias a ti hemos aclarado malentendidos, creencias erróneas y pensamientos inútiles. Nos dimos cuenta de cuanto nos amamos y de que queremos las mismas cosas. Solo nos faltaba que coincidieran nuestras fechas y lo hemos hecho. -concluyó Diana, satisfecha, sin que la sonrisa desapareciera de su rostro.

-    Me alegro infinito por vosotros. -y era verdad. Ahora mismo, con mi pírrica memoria, eran las dos personas a las que más amaba después de mi familia.

-    Gracias. ¿Has hablado con Indhira?, porque si mantienes la oferta de trabajar para la Fundación y ella ha aceptado, creo que quiero hacerlo ya.

-    Indhira está encantada con tu colaboración. Así que solo nos queda decirle al señor Ramírez que Roxana ocupará tu lugar. Le diré que lo haga efectivo ya y así puedes iniciar su instrucción. En cuanto esté preparada puedes empezar con Indhira que, por cierto, hoy pasará a buscarme para el almuerzo y podíais aprovechar para comenzar a concretar aspectos del nuevo trabajo. 

Fue un día tranquilo, sin sobresaltos. Tuve que pedir ayuda, en una ocasión, a Pablo porque recibí una llamada de Buenos Aires relacionada con la ampliación de la empresa y mi memoria no llegaba a tanto. Almorcé con Indhira que pasó a recogerme y tal como habíamos hablado con Diana, aprovecharon para intercambiar ideas de cómo sería su colaboración en la Fundación.

Habían pasado ya 5 días desde que desperté sin memoria y no notaba ningún indicio de que fuera a recuperarla. Ángel me dijo que era cuestión de días, pero sin concretar. Así que solo me quedaba ir aprendiendo todo aquello que mi mundo daba por sentado que sabía.   

Pensaba, a veces, que, si esto me hubiera pasado en mi antigua vida, en esa en la que cualquier cambio, ya fuera grande o pequeño, me hacía sentir un pánico que me impedía, incluso respirar, como el que tuve cuando mi suegro me ofreció el puesto de director del departamento de informática, estaría muerto de miedo acurrucado en un closet con la puerta bien cerrada. Sin embargo, ahora estaba tan feliz. ¿Cómo habría sido mi vida en estos últimos 7 años para sentir un cambio tan brutal como del que estaba siendo consciente?

domingo, 19 de febrero de 2023

El poder del subconsciente

 


 “Somos lo que pensamos.

Todo el mundo surge de nuestros pensamientos.

Con nuestros pensamientos hacemos el mundo”

Buddha

 

Siempre me ha encantado la imagen de iceberg que encabeza este texto, para ilustrar la diferencia entre la mente consciente y la mente subconsciente, teniendo en cuenta que la mente es parte esencial del ser humano.

Aunque hablemos de la mente consciente y de la mente subconsciente, no tenemos dos mentes. Tenemos una sola mente en la que se desarrollan dos actividades diferentes.

La actividad de la parte de la mente que denominamos consciente, la cual trabaja con imágenes, es discernir que información desea, cual acepta y cual desecha. Puede elegir crear un pensamiento y dejarle que se magnifique o, sencillamente, quitarle la energía para que desaparezca, como el humo. Es la parte del razonamiento. Utiliza los cinco sentidos para su observación y experimentación. No creo exagerar si digo que, para nosotros, es el “director” de la obra de la vida, ya que todas las decisiones se toman desde ella. Y tampoco es exageración cuando vemos en la imagen que todo lo que procesamos conscientemente corresponde al 5% de todo el potencial que abarca la mente.

El 95% restante corresponde a la parte de mente, denominada, subconsciente. También trabaja con imágenes, pero a diferencia de la parte consciente no puede elegir pensamientos. Ella crea pensamientos de manera automática a partir de la información que recibe, información que ella asimila sin ningún tipo de discernimiento. Todo lo que recibe es bueno para ella, tanto lo que le llega del entorno, como aquello que procede de la parte consciente.

El Dr. Joseph Murphy Trust en su libro “El poder de tu mente subconsciente” escribe: “Tu mente subconsciente no tiene la capacidad de argumentar o discutir lo que se le dice. Si le das información errónea, la aceptará como verdadera. Entonces trabajará para hacer que esa información sea correcta. Todo lo que te ha acaecido, ha ocurrido a causa de los pensamientos impresos en la mente subconsciente mediante la fe. Si has comunicado conceptos equivocados o distorsionados a tu mente subconsciente, es de la máxima urgencia e importancia que los corrijas. La forma segura de hacerlo es dando repetidamente pensamientos armoniosos y constructivos a tu mente subconsciente. Al repetirlos frecuentemente, tu mente subconsciente los aceptará. De ese modo, puedes formular nuevos hábitos de pensamiento y vida más sanos, puesto que en tu mente subconsciente es donde radican los hábitos”.

Todos los seres humanos vivimos en una encarnizada lucha para eliminar enfermedades físicas, problemas emocionales y distorsiones mentales, con las que convivimos durante una buena parte de nuestra vida. Miedos, preocupaciones, dolencias físicas, carencias, deseos incumplidos y un largo etcétera, ocupan nuestra mente todas las horas del día.  

Pero mientras, por un lado, deseamos, por ejemplo, tener más dinero, por otro lado, nos pasamos el día encogidos por la angustia que nos genera la llegada del próximo recibo al que no podremos hacer frente. Es decir, la mente consciente piensa durante 10 minutos que sería fantástico recibir una gran cantidad de dinero y durante el resto del día lo mal que lo está pasando por no tener dinero.

Ante eso, la mente subconsciente, que es la que pone, todos los mecanismos, en marcha para que se cumplan, a rajatabla, los deseos de la mente consciente, no tiene duda de que lo que la parte consciente le está pidiendo es carencia, ya que la persona ha dedicado 23 horas y 50 minutos a dar órdenes sobre la falta de dinero ya que solo ha dedicado 10 minutos a la prosperidad.

He puesto el ejemplo del dinero, pero podemos decir lo mismo sobre el miedo a las arañas, la preocupación por el trabajo, la sensación de soledad, el hábito de comer chocolate, y mil ejemplos más. Cada persona conoce sus problemas y sus deseos.   

Se atribuye a Albert Einstein una cita que dice: “Si buscas resultados distintos no hagas siempre lo mismo”.

Si con todo lo que llevas de vida no has conseguido cambiar ciertas cosas, podría ser un buen momento para intentar el cambio. Tampoco pierdes nada, puedes ganar mucho. De entrada, mientras estás repitiendo tus jaculatorias, te estás ahorrando los pensamientos habituales que están llenando tu cuerpo energético de energía negativa.

Si le imprimes la correcta dirección a tu mente subconsciente, esta sanará tu mente y tu cuerpo.

Al cambiar tu mente llenándola con afirmaciones incesantes, también cambias tu cuerpo.

 

SALUD

 Repite durante 10 minutos, 4 veces al día:

Mi cuerpo y todos mis órganos fueron creados por la Inteligencia Infinita de mi mente subconsciente. Él sabe cómo curarme. Su sabiduría dio forma a mis órganos, tejidos, músculos y huesos. Esta presencia curativa infinita de mi interior está ahora transformando cada célula de mi ser, haciéndome sano y perfecto. Doy gracias por la curación que sé que se está produciendo en este momento. Maravillosas son las obras de la Inteligencia Creativa en mi interior.

Del Libro “El poder de tu mente subconsciente”

Del Dr. Joseph Murphy


Y, después, durante el resto del día, vete repitiendo, tantas veces como puedas:

Dios está devolviendo la salud y la armonía a mi cuerpo.


Y ten paciencia. Tu cuerpo necesitó de 9 meses para formarse. Tienes que darle tiempo para repararse.

miércoles, 28 de diciembre de 2022

Una mente aburrida

 


Es posible que te aburra escuchar al abuelo repetir siempre las mismas historias, o escuchar cómo se queja de sus múltiples problemas y, de manera permanente, la vecina del rellano, o escuchar los chismes que te cuenta el portero, o repetir una y otra vez las mismas cosas, solo por citar algunas de las situaciones que suelen producir aburrimiento a casi todos.

Sin embargo, ¿No te aburren las vueltas que le da tu mente, una vez, y otra, y otra, y cientos y miles de veces, a las mismas situaciones, a los mismos problemas, a las mismas preocupaciones, a las mismas disyuntivas?

¡Reacciona!, empieza a dominar tus pensamientos, ya es hora de que empieces a vivir sin perderte ni un instante de tu vida. Pero esto no va a llegar por influencia divina, has de ser tú, con tu decisión y tu voluntad quien le ponga coto a esa mente tan aburrida y repetitiva.

miércoles, 16 de noviembre de 2022

La gloria del silencio

 


          Las sirenas eran unas ninfas marinas que, en la mitología, atraían con sus cantos, dulces e insinuantes, a los marinos hacia los escollos de la costa, donde, tras hacerles naufragar, los devoraban, no dejando de ellos más que los huesos amontonados.       

Advertido por la diosa Circe de lo peligroso que era el canto de las sirenas, Ulises ordeno taponar con cera los oídos de sus remeros y se hizo atar al mástil del navío. Si por el hechizo musical pedía que lo liberasen, debían apretar aun más fuerte sus ataduras. Gracias a esta estratagema Ulises fue el único ser humano que oyó el canto y sobrevivió a las sirenas, que devoraban a los incautos que se dejaban seducir.

Empleamos esta expresión para advertir del peligro de dejarse seducir o llevar a la perdición por falsas promesas o incitaciones ilusorias. Pero tendríamos que utilizar muchísimo más esta expresión, porque todos y cada uno de nosotros convivimos con una sirena, que sabe entonar todo tipo de melodías, que nos incita con sus falsas promesas, que nos seduce con su dulce música y nos arrastra en pos de sueños que se convierten en humo al acercarnos a ellos.

Nuestra sirena particular no es una dulce e insinuante ninfa, es nuestra mente, que, por todo lo que maquina y promete, más parece una bruja terrorífica y tenebrosa. Todos tendríamos que tener, como Ulises, un mástil al que poder atarnos y unos remeros que nos ataran para no seguir los dictados de la mente perversa, que cuando nos atrapa en sus redes deja amontonados no nuestros huesos, ya les gustaría a muchos que así fuera, sino que amontona sobre nuestra vida nuestras más lúgubres emociones.

No es dura la vida. No nos lleva la vida ni al sufrimiento, ni al dolor. No es la vida la culpable de nuestros miedos, ni de nuestros fracasos, no lo es de nuestra rabia, ni de nuestra tristeza. No es la vida la responsable de los infinitos males con los que convive el ser humano. Es nuestra mente, y más concretamente los cantos de sirena de nuestra mente.

La mente no tiene ningún reparo en culpar a los demás de desgracias propias, y de hacernos culpables de las desgracias ajenas. La mente, cual sirena, nos arrastra con su canto, una y otra vez, a recordar lo más tenebroso de nuestro pasado y nos impulsa a dudar sin compasión sobre qué hacer en el futuro, pero es incapaz de mantenerse en silencio para vivir, escuchar y disfrutar el presente.

No existe manera de taponarse la conciencia para no escuchar a la mente, este es nuestro sino, escuchar permanentemente las simplezas de una mente que vaga a la deriva, como las hojas movidas por el viento, amontonando emociones en recovecos resguardados del aire. Y aquí nace nuestro trabajo, dejar salir del corazón nuestra grandeza para dominar con un acto de la voluntad al huracán de la mente, limpiar el amasijo de emociones acumuladas, para conseguir así la gloria del silencio.

sábado, 5 de noviembre de 2022

Un domingo diferente para Indhira

 


Capítulo XIV. Parte 1. Novela "Ocurrió en Lima"

Desde que el martes Indhira hablara con su padre, Antay era el pensamiento recurrente que daba vueltas y vueltas en su mente, sin hacer ningún amago de desaparecer. ¿Habría aceptado la oferta? No había querido llamar a su padre para preguntarle, ya que, si nunca se había interesado por ningún empleado de su padre, no quería dar demasiadas pistas de lo interesada que estaba en Antay.

Aunque pensaba que lo mejor que podía hacer era sacar a Antay de la cabeza, porque, a pesar del encuentro que tuvieron en las oficinas de la empresa de su padre, seguía sin llamarla.

Contaba los días que faltaban para la comida familiar del domingo. Los cinco días le parecieron una eternidad, pero por fin había llegado.

Indhira se encontró con su hermana Naihara unos metros antes de la casa de sus padres.

-    ¿Vienes sola?, -preguntó Indhira a su hermana al ver que no la acompañaba Giuliano, su esposo.

-    Si, Giuliano está en Arequipa, por cuestiones de trabajo hasta el martes, -le informó su hermana- y tu ¿qué?, ¿cómo vas de amores?

-    Voy igual. Pero no te lo pierdas, va a trabajar en la empresa de papá.

-    ¡Qué me dices!

-    El martes fui a ver a papá a su oficina y me encontré con Antay. Fue un encuentro fugaz y le dije que me llamara, pero nada, ni así. Por la noche llamé a papá y me contó que le había ofrecido ser el director de un nuevo departamento de informática que quiere poner en marcha en la empresa. Supongo que hoy nos dirá algo. Quiere ampliar el negocio.

-    ¡Este hombre!, -contestó Naihara a su hermana- tendría que estar jubilado y, en lugar de eso, amplia el negocio. Se morirá sentado en su despacho. Y tú, ¿por qué no llamas a Antay?, con la excusa de que papá te ha contado que le había ofrecido trabajo.

-    Quería esperar a ver que nos cuenta papá hoy. ¿Entramos?

El padre de Indhira beso a sus hijas, interesándose por cómo les había ido la semana y extrañado por la ausencia de su yerno preguntó por él a Naihara. Pero no decía nada de lo que a Indhira le interesaba. No le quedaba otra que armarse de paciencia hasta que su padre decidiera hablar de lo que estaba haciendo en la empresa. Lo contaría después de la comida, pensó Indhira, porque siempre informaba a la familia de las cosas importantes de la empresa a la hora del café.

Estuvo jugando con sus sobrinos en el jardín hasta la hora del almuerzo. Y fue, después del almuerzo, cuando su padre decidió, por fin, explicar las novedades de la empresa.

-    Escucharme que quiero contaros algo de la empresa. -¡ya era hora, pensó Indhira!- Vuestra madre me ha dado el consentimiento para que haga una ligera ampliación del negocio. 

    >> Vamos a expandirnos en Colombia abriendo oficinas en tres ciudades, y he pensado que, para descargar a los comerciales de tareas administrativas y tengan más tiempo para dedicarse a los clientes, sería bueno un apoyo administrativo e informatizado desde la oficina de Lima. Para eso estamos implementando una sección de informática con 8 personas. Por cierto Indhira, el director del nuevo departamento es tu amigo.

-    No es mi amigo papá, solo es conocido. Le vi un día y nada más, -se justificó Indhira.

-    Pues para ser solo conocido te interesaste mucho el otro día. Y él, cuando le dije que te interesaste y que le hiciste mucha publicidad, se puso rojo como un tomate. ¿Seguro que solo es conocido?

-    Anda Chiqui, no sabía que tenías un amigo especial. Cuenta, cuenta, -dijo María, su mamá.

-    Que no es especial mamá, que no es ni amigo, -cuando dijo eso Indhira sintió que algo en su interior se retorcía. Para ella estaba claro que era más que un conocido.

-  Pues no estaría mal que fuera algo más. Es joven, es atractivo, es educado, responsable y trabajador. Así tendría alguien de la familia dirigiendo la empresa, -terció el papá.

-      Papá, por favor, -rogó Indhira.

-    Ya está hija, disculpa. Pero tengo que reconocer que hemos hecho un gran fichaje. Firmó el contrato el jueves y ya se quedó a trabajar. El viernes visitó una oficina y estuvo en ella desde las 8 de la mañana hasta las 10 de la noche y, ayer sábado, a pesar de ser feriado estuvo todo el día en la oficina. Y esta mañana me ha llamado Arana, el director de operaciones, y me ha comentado que le ha enviado un correo con el cronograma de visitas de la próxima semana. Vamos, una joya.

Al final Indhira, ante la insistencia de la familia, tuvo que contar parte de su corta historia con Antay, aunque pasando por alto la bochornosa despedida.

A media tarde los hijos de Rafael y María comenzaron a despedirse. Naihara e Indhira se fueron juntas y en la despedida Naihara le dijo a su hermana:

-    Chiqui, no esperes que te llame. Llámale tú con la disculpa de lo que nos ha contado papá. Y le das la enhorabuena por el nuevo trabajo. No dejes que se escape, por lo menos prueba a ver qué pasa.

-    No sé lo que haré. Ya te diré.

sábado, 29 de octubre de 2022

Cambiar el pensamiento

 


Capítulo XIII. Parte 4. Novela "ocurrió en Lima"

Como todavía no tenía asistente pasé por el despacho de la señora Claudia para informarla de mi visita a la oficina “Uno de San Isidro”, y me fui para casa.

Camino de casa iba pensando en que, después del almuerzo, iba a llamar a todos mis ex compañeros para ver si les interesaba el trabajo. No creía que todos hubieran conseguido ocuparse.

Una vez en casa, comiendo lo primero que encontré en la refrigeradora, fui consciente de que el miedo que me había consumido, solo dos días atrás, se había transmutado en ilusión y responsabilidad. Hasta ahora pensaba que ya había vivido suficiente miedo en el tema de las relaciones, imaginando una posible ruptura, pero no había sido nada comparado con el terror al que me fue llevando el pensamiento ante la posibilidad de fracasar si aceptaba el trabajo.

Había experimentado que es vivir en el infierno y, no había necesitado bajar a las calderas de Pedro Botero, lo había vivido aquí, en la vida. No había necesitado morirme.

Puedo decir bien alto, por la experiencia vivida, que el verdadero infierno está en la persona, está en la mente, pues es ella la que va llevando al ego por los vericuetos del pensamiento, de la emoción y del sentimiento. Es la mente la que, pensamiento a pensamiento, va desgranando ideas, creencias, desgracias, males, sufrimientos y torturas, que hacen que la persona sufra un verdadero infierno.

Son esos pensamientos, creencias, males y desgracias las que vive realmente la persona. Pero para mí eran reales. El dolor que yo he sufrido, el miedo, la ansiedad o la angustia, solo han sido un producto de mi mente, porque nada está ocurriendo, solo es mi apreciación. Ahora tengo claro que cuando consiga mantener la mente en silencio habré alcanzado la dicha.

Si los seres humanos consiguiéramos invertir la tendencia de nuestros pensamientos se invertiría nuestra vida. Pasaríamos de ser infelices y de vivir atenazados por el miedo, como me ha pasado a mí, a vivir, si no la felicidad, si un estado de serenidad que debe de ser un estado muy próximo a la felicidad. Cambiaríamos la tristeza por la alegría y la ansiedad por la paz interior.

Está claro que es el pensamiento el que determina la salud emocional, ya que es el pensamiento el que viaja por la rabia, por el odio, por la ira, por el miedo y por el dolor, generando esa energía que, a la larga, va a afectar, también, al cuerpo físico.

Desde luego, no es una tarea fácil que una persona pueda cambiar el pensamiento, pero tampoco es imposible. Si yo lo he conseguido, al menos de momento, que soy el paradigma del miedo, puede conseguirlo cualquiera. Mis herramientas han sido la meditación, la atención, la oración y el canto de mantras. Espero conservarlas para no volver a las andadas.