El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




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miércoles, 3 de abril de 2024

Hakini-Mudra (Gesto de poder)

 

HAKINI-MUDRA


HAKINI MUDRA – GESTO DE PODER

 

Hakini-Mudra se conoce, también, como "Gesto de poder". La mayoría de los oradores entrenados usan este Mudra cuando están hablando. Esto hace que se sientan seguros.

Está relacionado con el despertar de la Chakra del tercer ojo, que denota poder, por lo que hace que la persona que lo use se sienta más poderosa.

Después de practicar este mudra la sensación es de estar repleto de energía. El chakra del tercer ojo también está, estrechamente, relacionado con el cerebro. Por lo tanto, promueve un mejor funcionamiento cognitivo del cerebro.

 

Cómo se hace:

Lentamente y con cuidado, acerca ambas manos al Chakra cardiaco (Cerca del esternón) y junta, suavemente, todas las yemas de los dedos.

Mantén los dedos separados, cómodamente, uno del otro.

Mantén el cuello y la columna, cómodamente, erguidos.

 

Sirve para:

Aumenta la confianza del hablante.

Se pierde la conciencia del nerviosismo.

Ayuda a establecer una mejor conexión entre los dos hemisferios del cerebro.

Mejora la capacidad del cerebro para hacerlo más productivo.

Ayuda en la concentración.

Es un gran valor para aquellos con demasiado trabajo mental.

Practicar esto puede aumentar la capacidad de memoria.

Ayuda a recordar donde está algo que se ha perdido.

Ayuda a comprender las cosas rápidamente.

 

Duración:

Practicar este Mudra por un mínimo de 30-40 minutos.

Si deseas completarlo en un tramo o en dos tríos que duran entre 10 y 15 minutos, tú decides.

 

 

sábado, 19 de marzo de 2016

La espiritualidad y los niños

         ¿Serian necesarios tantos libros de autoayuda, tantos cursos de crecimiento personal, tantos tipos de terapias de sanación o tantos gurús, si ya fuéramos conscientes de quiénes somos y de qué es lo que significa la vida? Seguramente no. Y no serian necesarios porque tendríamos nuestra divinidad, no solo impregnada en nuestro ser, que lo está de nacimiento, sino también asumida.

         A base de lecturas, de cursos de crecimiento de todo tipo, de clases de yoga, de meditaciones y de terapias, la inmensa mayoría de nosotros, llegamos a aceptar esa divinidad, aunque no lleguemos a entenderla y mucho menos a integrarla, porque integrar la divinidad supone vivir desde el alma, y vivir desde el alma supone vivir el Amor, y vivir el Amor supone no volver a la vida. Y esto no parece que lo hayamos alcanzado.

Sin embargo, a pesar de no integrar ese conocimiento en nuestra vida, podríamos aprovechar, al menos, la aceptación de esa divinidad para ahorrar un camino importante, en algunos casos un camino de varias vidas, a nuestros niños.

No podemos cambiar a la sociedad que es la única responsable del sufrimiento del ser humano, pero si podemos cambiar a nuestra sociedad más cercana, familiares y amigos, y sobre todo enseñar a los que se inician en el recorrido de la vida, nuestros niños, para que crezcan con una nueva manera de entender de vida.



Ahorraríamos mucho tiempo, mucho sufrimiento y muchas desilusiones a nuestros niños si desde la cuna fueran conscientes de su divinidad, de su inmenso poder de creación, de la razón de la vida, de su origen y de su destino, de su unión y de su hermandad con el resto de seres, y sobre todo del poder del Amor.

No podemos cambiar a los que dirigen nuestros países fomentando la violencia, buscando enemigos, inventándose guerras y matando inocentes, porque aunque parezca que les elegimos nosotros no es así, los coloca el gran capital que es quien realmente mueve los hilos de las marionetas que nos gobiernan, pero si podemos inculcar la grandeza de la paz en los niños, la grandeza de la vida, el ahorro de dinero en armas y ejércitos que podría revertir en educación, en alimentación, es sanidad. Para eso tenemos que desterrar las televisiones, ignorar los juguetes que generen violencia y cubrirnos nosotros los adultos con el manto de la paciencia, de la tolerancia, del respeto y del amor para el trato con los niños.

No podemos cambiar a los fariseos que dirigen nuestras iglesias, fomentando la intolerancia, fomentando el desprecio y el maltrato a las diferencias, fomentando la desunión y el terror hacia Dios, pero si podemos enseñar el amor a los niños, enseñarles a respetar absolutamente a todos, sin distinción, enseñarles que significan igualdad y hermandad, enseñarles a practicar la amabilidad y la ecuanimidad, enseñarles a buscar a Dios en su corazón, y para todo esto tenemos una herramienta fundamental: El ejemplo.


Aprovechemos lo que nosotros, ya de adultos, estamos aprendiendo para ahorrar a nuestros niños el sufrimiento al que les abocamos con las enseñanzas tradicionales de nuestra sociedad, e incluso, paradójicamente, con nuestro propio mal ejemplo, y enseñémosles el camino de su espiritualidad desde la más tierna infancia. 

domingo, 16 de agosto de 2015

Depredador


El mayor número de los males que sufre el hombre
proviene del hombre mismo.
Cayo Plinio El joven 
El mayor peligro con el que se puede encontrar el ser humano, para preservar en perfecto estado su salud física, mental y emocional, para su propio crecimiento, para su felicidad, su estabilidad y su alegría, para conseguir vivir una vida serena, tranquila y en paz, es él mismo. Pero no es que solo sea el mayor peligro, realmente es el único peligro.
            El auténtico depredador para el ser humano no es un animal, no es una circunstancia, ni tan siquiera es otro ser humano, es él mismo. Nada ni nadie es tan corrosivo ni tan dañino como lo es el ser humano consigo mismo.
            Si hablamos únicamente del cuerpo, de la materia, el ser humano, al que le asusta la enfermedad y le aterra la muerte, es incapaz de llevar una vida sana y saludable para preservar su salud. Es incapaz, por ejemplo, de ejercitar el cuerpo, de mantener activos los músculos, de mantener en buen estado sus articulaciones y elásticos sus tendones, cuando lo hace, no es pensando en la salud, es, en la inmensa mayoría de las personas, pensando en la belleza. Y sucede lo mismo con la alimentación. La alimentación que es fuente de recepción de nutrientes para la preservación saludable del cuerpo, se convierte en una de las causas de enfermedad, por la gran cantidad de toxinas que se injieren o por la sobrealimentación. Alcohol, drogas y tabaco son la guinda del pastel con la que se adorna la sin razón: No quiere el ser humano envejecer, no quiere enfermar, no quiere morir, pero todas sus acciones están encaminadas a eso, a acelerar el proceso natural de deterioramiento del cuerpo. 
            Lo mismo ocurre en relación con los pensamientos. Un alto porcentaje de personas conoce la fuerza de su mente, conoce el poderío de su pensamiento, y sin embargo, se dejan dominar cual bebés por pensamientos repetitivos, pensamientos, que solo de pensar, valga la redundancia, en lo aburridos que son, sería suficiente para desterrarlos para siempre, pero no, el ser humano sigue dándole vueltas a sus obsesiones hasta enfermar. Porque son esos pensamientos los que alimentan las emociones que terminan de destruirle. Miedo, rencor, ira, frustración, ansiedad, culpabilidad y un sinfín más de emociones negativas que parecen el cortejo impenitente que acompaña a cada ser humano en su deambular por la vida.
El ser humano se destruye a si mismo, destruye todo lo que le rodea y le da vida, destruye su hábitat con verdadera saña, como si odiara el paraje en el que vive, destruye a las criaturas que le acompañan y viven con él. Acaba con las plantas que son su abrigo, su alimento y medicina, sin el menor agradecimiento, sin la más mínima consideración. Destruye y aniquila. Bombardea la tierra y todo ser vivo que se le atraviese con fuerza destructora.
Pero la causa principal de tanta sinrazón solo es la falta de voluntad. El ser humano es capaz de matarse a sí mismo, a pesar del terror que le tiene a la muerte por su incapacidad para ponerle coto a su mente, por su incapacidad para dominar el pensamiento, por su incapacidad para dominar sus malos hábitos, por su incapacidad para cambiar sus costumbres insanas.
Todo esto, unido a su insaciable ansia de poder hacen de los seres humanos, los seres racionales, los seres superiores de la Creación, auténticas alimañas. 

viernes, 24 de abril de 2015

Conserva tu poder


Perlas para el alma

 

Nuestra conciencia está llena de miedo, miedo al rechazo, miedo a la soledad, y necesita reafirmase a si misma constantemente, buscando siempre validación externa, buscando la aprobación del exterior; y toda nuestra vida se ha construido, de manera inconsciente, (siempre estamos en piloto automático), sobre ese miedo. Cuando la mente es nuestro centro, estamos encogidos por ese miedo y eso nos hace estar constantemente a la defensiva, siempre nos falta algo, siempre tenemos necesidad de más: Más amor, más dinero, más poder, más aceptación, más atenciones.
La base de nuestros pensamientos y sentimientos es como un agujero negro, un vacio que nunca puede ser llenado, y para aliviar ese miedo, para tratar de llenar ese vacío, nos vamos al exterior y nos aficionamos al poder, al halago, a la admiración. Confiamos en el juicio de otras personas, ¡Que poco nos valoramos y queremos!, no confiamos en nosotros, y le damos nuestro poder a cualquiera que pasa por delante de nosotros.
Confiamos en el juicio de otras personas y nos ponemos nerviosos sobre lo que la gente piense de nosotros. Es importante para nosotros porque nuestra autoestima depende de eso y, sin embargo, nuestra estima desciende y desciende, porque hemos entregado nuestro poder a otras personas.

domingo, 23 de diciembre de 2012

La nueva religión (II)


Continuación de La nueva religión (I)
Está surgiendo una nueva sociedad, un nuevo estado del Ser, basado en el Amor y en los valores del corazón. Va a ser una transición de lo viejo a lo nuevo, y somos todos nosotros con nuestra energía los que vamos a realizar ese cambio.
Y para que se produzca ese cambio, para el resurgir de esta nueva sociedad ha de cambiar nuestra energía, y esa energía cambia cuando pasamos de vivir desde la mente a vivir desde el corazón, esa energía cambia cuando cambia la conciencia; es decir cuando cambiamos nosotros, porque la conciencia es lo que nosotros somos.
¿Qué hay ahora en la conciencia?, ¿Qué es lo que tiene que cambiar?: Tenemos que ser conscientes de que estamos atados a nuestros pensamientos, para permitir que estos cambien y desaparezcan las viejas energías, y así despertar a una conciencia basada en el corazón.
Nuestra conciencia está llena de miedo, miedo al rechazo, miedo a la soledad, miedo al qué dirán, miedo a no llegar o miedo a pasarnos, y necesita reafirmase a si misma constantemente, buscando siempre validación externa, buscando la aprobación del exterior; y toda nuestra vida se ha construido, de manera inconsciente, (siempre estamos en piloto automático), sobre ese miedo. Cuando la mente es nuestro centro, estamos encogidos por ese miedo y eso nos hace estar constantemente a la defensiva, tenemos que defender nuestro espacio, siempre nos falta algo, siempre tenemos necesidad de más: Más amor, más dinero, más poder, más aceptación, más atenciones.
La base de nuestros pensamientos y sentimientos es como un agujero negro, un vacio que nunca puede ser llenado, y para aliviar ese miedo, para tratar de llenar ese vacío, nos vamos al exterior y nos aficionamos al poder, al halago, a la admiración. Confiamos en el juicio de otras personas, ¡que poco nos valoramos, nos respetamos y nos queremos!, no confiamos en nosotros, y le damos nuestro poder a cualquiera que pasa por delante de nosotros.
Confiamos en el juicio de otras personas y nos ponemos nerviosos sobre lo que la gente piense de nosotros. Es importante para nosotros porque nuestra autoestima depende de eso y, sin embargo, nuestra estima desciende y desciende, porque hemos entregado nuestro poder a otras personas.
Y nuestra conciencia cree que así está satisfaciendo el anhelo del alma por la unidad con lo Divino, por la paz y el amor, pero ese anhelo, que es la llamada de Dios, la llamada de nuestra propia naturaleza y nuestra propia esencia, no hay que buscarlo porque ya está en nosotros: Nosotros somos a imagen y semejanza de Dios nosotros somos Amor.
Lo que queremos es el Amor incondicional, es sentir esa energía que llamamos Dios. Pero nosotros ya somos esa energía, en nosotros ya está la Luz, ya está el Amor, ya está la Paz; y si vamos a nuestro interior a través del miedo, que es lo que conocemos, el miedo se disuelve igual que desaparece la oscuridad, en cuanto conectamos la luz. No hay que luchar contra la oscuridad, solo hay que dar al interruptor. No hay que luchar contra el miedo, solo hay que activar el amor.
Sólo hay que contactar con el Amor, y Amor significa aceptación de uno mismo tal cual es, Amor significa aceptación de los demás tal como son. Sólo cuando nos demos cuenta de que el vacio no puede ser llenado de ninguna manera desde el exterior,  empieza el cambio.
Cuando nos dejamos de identificar con lo que siempre hemos hecho y con lo que nos han enseñado, se genera un estado de confusión, y nos surgen las preguntas del millón, ¿Qué quiero realmente?, ¿Quién soy?, ¿Adónde voy?, ¿De dónde vengo?, ¿Qué hago realmente acá?
Aquí empieza el trabajo, es un trabajo de sanación que se ha de realizar aceptando. ¿Aceptando qué?, aceptando el dolor, aceptando el sufrimiento, aceptando el miedo.
(Continuará)
Capítulo II, (Parte II) del libro Vivir desde el corazón es más fácil.

domingo, 9 de diciembre de 2012

Vivir desde el corazón es más facil (Prólogo)


Este es el prólogo de un nuevo libro, (Vivir desde el corazón es más fácil), que editará la Fundación Elial, pero que comienza su andadura en el blog.
            Según estén preparados los capítulos, o partes de estos, iremos colgándolos.
            En una de las páginas laterales, (Libro: Vivir desde el corazón es más fácil), se irá añadiendo cada capítulo, con lo que el libro aparecerá en su totalidad.
          Trabajar en un centro de sanación, donde todas las terapias se realizan de manera gratuita, hace que acudan al centro un gran número de personas, lo cual abre un abanico de posibilidades increíble, para conocer realmente el estado emocional de las personas, para conocer como condiciona la sociedad en la salud de sus miembros, y sobre todo, para conocer la escasa voluntad de los seres humanos para trabajar en su propia recuperación.
            Estamos acostumbrados a intentar curarlo todo con pastillas, pero aun no se han inventado las píldoras que sanen el miedo, o la rabia, o la falta de amor, que son los verdaderos orígenes de muchas de las enfermedades que se intentan sanar con pastillas. Pero la auténtica causa del problema, no se va a sanar con ningún método que no suponga la introspección en nuestro propio interior, para encontrar, de manera honesta, la verdadera razón del mal que nos aqueja, y trabajar después, con voluntad, en nuestra propia sanación.

            Cada persona que acude por la consulta viene con los  mismos síntomas que traía consigo la persona de la visita anterior, y son los mismos que traerá la siguiente persona: Infelicidad, ansiedad, miedo, estrés, tristeza, sensación de soledad.  En casos más extremos, todas esas emociones desbocadas ya han hecho mella en el cuerpo físico, siempre atacando en las partes más débiles de este.
            Cuando el mal ya se ha apoderado del cuerpo, cuando existe un dolor o una molestia física, la persona es más consciente y más constante, y es capaz de seguir con más interés las indicaciones del terapeuta, siempre, tanto más, cuanto mayor es el mal en el cuerpo. Pero, si de momento, el problema solamente es emocional, tienen más tendencia a no seguir con la terapia, y mucho menos a seguir las indicaciones para que el problema remita.
            No les parece importante la infelicidad o la ansiedad, y con un poco de suerte, a lo mejor, pasa algo a mitad de semana, que hace que el ánimo se eleve un poquito, y ya está bien, para que perder el tiempo en meditar, en observarse o en ser honesto con uno mismo, para ver qué es lo que realmente existe en el interior. Pueden estar  meses y hasta años, lamentándose del sufrimiento, arrojando sobre los demás su dolor, siendo incapaces de bucear, un cuarto de hora cada día en su interior, para descubrir la causa de su verdadero sufrimiento y poder así ponerle remedio.
            Siempre he pensado, que sería fabuloso si se pudiera abrir el cerebro de las personas, y se pudiera introducir en su interior una especie de memoria que indicara a la persona que pensamientos son los que la hacen sufrir y ser infeliz, y cuales la pueden ayudar a alcanzar eso que busca desesperadamente, la felicidad. Pero, de momento, eso no es posible.
            Se que leer no sirve de mucho, porque son muchas las personas que leen con avidez un libro tras otro, sin que jamás pongan en práctica nada de lo leído, pero siento la necesidad de intentarlo. Por un libro más, tampoco pasa nada.
            En las redes sociales corren pensamientos deliciosos, y leía uno que decía: “Tener un hijo, plantar un árbol y escribir un libro, es fácil. Lo difícil es criar al hijo, regar el árbol y que alguien lea el libro”. En el caso del libro, no es tan fácil escribirlo, aunque si se consigue, una vez editado, si una sola persona puede sacar algún provecho, en mi caso, me doy por satisfecho. Y si nadie obtuviera de él ni un solo beneficio, bueno, también está bien, ya que en el proceso de escribirlo, entro en contacto con la parte más íntima que hay en mí, y yo, al menos, si estoy sacando un beneficio. El beneficio de recordar que no soy el cuerpo que está delante de la computadora, que soy algo mucho más grande y con mucho más poder de lo que el conjunto de la sociedad está haciéndome creer desde que tengo uso de razón.
            Ya he pasado por las fases, en las que he tenido que escuchar que soy raro, que soy un loco o que me han sorbido el seso. Ya hace bastante tiempo que no me importa, en absoluto, lo que los demás puedan pensar de mí. Hace mucho tiempo también, que no existen para mí los compromisos sociales. Hace mucho tiempo, que mi único trabajo es la búsqueda de la felicidad, de mi felicidad.
No hace mucho escribía en el blog, donde irán apareciendo los capítulos de este libro: “Soy feliz en mi trabajo, pero no por mi trabajo. Soy feliz con mi esposa, pero no por mi esposa. Soy feliz con mi vida, pero no por mi vida”. Sencillamente soy feliz. Felicidad que ya he encontrado dentro de mí, no sé en qué medida, porque supongo que en la felicidad como casi todo en la vida, debe de haber grados. Supongo que una vez conseguida la felicidad plena, ya no será necesario seguir dentro de un cuerpo, porque la felicidad plena supone vivir el Amor, supone sentir la conexión con todo lo creado, supone haber integrado en el cuerpo físico la grandeza de nuestra divinidad.
Voy a dejar dentro de este libro los pensamientos, las sensaciones, los sentimientos y las reflexiones que van llegando a mí en cada meditación, y las enseñanzas que en cada circunstancia de la vida voy asumiendo. En suma, mi desaprendizaje de aquello que me enseñó la sociedad y el aprendizaje asumido durante la vida. Todo aderezado con algún ejercicio y meditaciones, que pueden servir para el desanclaje de la sociedad y la unión con la propia alma. 

viernes, 4 de mayo de 2012

¡Quiero gritar!


            Quiero gritar y que mi voz traspase el mundo, rasgando el velo de la ignorancia, rasgando el velo de la incomprensión, rasgando el velo del miedo, y se aposente en el espacio sagrado de los corazones, que es el lugar donde están grabados los recuerdos de todas las vidas que nos hemos permitido vivir, el lugar donde se encuentra el verdadero propósito del viaje a la materia, el lugar donde se guarda el archivo de nuestra verdadera filiación, el lugar donde se encuentra todo aquello que en nuestro desatino buscamos desaforadamente en el exterior, allí donde no se encuentra; lugar que de manera inconsciente, y con la inestimable ayuda de nuestros padres y educadores, hemos cerrado a cal a canto, para hacer oídos sordos al sufrimiento ajeno, y satisfacer así, sin remordimiento, los caprichos del ego.
            Quiero gritar y que mi voz traspase el mundo, rasgando el velo de la ambición, rasgando el velo de los deseos, rasgando el velo de las preocupaciones, y se aposente en las mentes de los hombres, que es cuna del dolor, de la tristeza y del sufrimiento, para que se adormezcan los pensamientos que separan al ser humano de su propia esencia,  que es Amor, que es Paz, que es Alegría.
            Quiero gritar y que mi voz traspase el mundo, rasgando el velo del poder, rasgando el velo de la ambición, y se deposite en los despachos de aquellos que rigen los destinos de la humanidad, para que comprendan de una vez y para siempre, que su misión es el servicio y el reparto equitativo de la riqueza entre todos los habitantes del planeta, no solamente entre sus amigos o entre los que más tienen, y que su trabajo, por el cual rendirá cuentas al otro lado de la vida, no estará completado mientras una sola persona viva en la pobreza.
            Quiero gritar y que mi voz traspase el mundo, rasgando el velo de pobreza, rasgando el velo de la humillación, rasgando el velo de la discriminación, y se deposite en el alma de aquellos que malviven la miseria y sienten en ellos la injusticia, para que se empapen de la energía del Amor y reciban la fortaleza necesaria para sobrellevar con dignidad una vida injusta a todas luces.
            Quiero gritar y que mi voz traspase el mundo, llegando a ti que paseas tu mirada por estas líneas, y que mi grito se deposite en tu corazón, y ablande la dureza que pueda habitar en él, para que trates a todos como a tus hermanos del alma, para que sientas tu conexión con ellos, para que sientas tu conexión con todo, para que sientas que eres una parte fundamental, una parte única del Universo. Para que cambies hacia la justicia y el reparto equitativo, y empiece así a cambiar tu mundo con tu cambio.
            Y después del grito el silencio, y con el silencio el sueño. He soñado que un mundo mejor es posible. Un mundo más equitativo, un mundo en el que no importe ni el lugar de nacimiento, ni la raza, ni las creencias, ni el sexo. Un mundo en el que todos sus habitantes tengan las mismas oportunidades de acceso a las riquezas del planeta, a la educación, a la sanidad. Un mundo en el que todos sintamos alegría por ver la felicidad de otro ser humano, un mundo en el que sintamos a nuestro prójimo como nuestro hermano. He soñado con un mundo lleno de Amor.
He soñado contigo, que no sólo sientes la humedad en tus ojos ante el sufrimiento de un niño o la soledad de un anciano, sino que te rebelas ante la injusticia, ante la discriminación del tipo que sea, ante la pobreza. He soñado contigo, y he visto como trasmutabas tu rabia en compasión, y tu compasión en ayuda, porque sabes que la compasión por sí sola no resuelve problemas, que es tu entrega la que alivia el sufrimiento.
Ha sido un gran sueño. Gracias.

jueves, 3 de mayo de 2012

Cambiar para ser feliz


Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo

Albert Einstein.

Si quieres cambiar al mundo, cámbiate a ti mismo.

Mahatma Gandhi


            ¿Cuántas veces nos hemos encontrado con personas, si no tú mismo/a, tristes, llorosas, compungidas, que cargan sobre sus espaldas, como una losa pesada, una relación que les hace la vida infeliz?, y a pesar de todo, esas personas siguen paseando su pesada losa, día tras día, sin ser conscientes de que con un ligero cambio, pueden aligerar su peso y cambiar el ritmo de su vida de manera radical, dejando a un lado su perenne infelicidad, su sensación de vacío, de tristeza y de impotencia, y acercarse a una vida digna, mucho más serena, alegre y feliz.
            No importa el tipo de relación que sea, pareja, padres, hijos, hermanos, amigos, vecinos, compañeros de trabajo, no importa. Como decía Gandhi, cambia tú para cambiar tu entorno. Como decía Einstein, para conseguir resultados distintos hay que cambiar algo.
            Pero no se trata de cambiar sin más, ya que ese cambio sin rumbo podría conducir a situaciones aun más desagradable, el cambio ha de tener un objetivo, y ese objetivo no puede ser otro que el Amor. Ya que si existen situaciones desagradables, es seguro que el Amor brilla por su ausencia, ya que ante el Amor no puede existir ninguna situación desagradable. El fin del Amor es la felicidad del otro, por lo que ante el Amor no puede existir ninguna losa que aplaste a uno en detrimento del otro.
            Alguien, alguno de esos/as maltratadores/as emocionales anónimos/as, que, además, casi siempre actúan en privado, pueden alegar que por supuesto que aman a su pareja, a su padre, a su hija, etc., y que todo lo hacen por su bien, para que aprenda, para que no haga el ridículo, para que conozca el valor del dinero, para que sea alguien el día de mañana, para que…… etc., etc., etc. Eso no es Amor, y ni tan siquiera un sucedáneo, eso sólo es una prueba de inmadurez total, de inferioridad, de orgullo, de envidia, eso es cualquier cosa menos Amor.
            El cambio del maltratado ha de ser hacia el Amor, y actuar bajo esa perspectiva, procurando la felicidad del otro, no juzgando sus palabras ni sus acciones, de la misma manera que no se juzga ni se critica a un bebé, sólo se le atiende lo mejor posible, es decir, se actúa para su felicidad haga lo que haga. Responder al ataque, guardar rencor o ira, desear lo peor, es ponerse a su altura, es ser otro bebé.
            Todo esto, sin jugarse la vida, hay bebés enfermos y muy peligrosos. Ante estos también es imprescindible un cambio, pero además de Amar, es posible que sea necesario un alejamiento.
            Pero esos casos son los menos, son escasísimos. Son más los casos en los que la moneda de cambio es el reproche, el silencio, el desprecio. Pero no hay ningún reproche, ningún silencio, ningún desprecio, que no pueda ser curado con un poco de Amor. Es muy posible que lo que estén pidiendo a gritos con su maltrato sea un poco de Amor.
            Si cargas con una pesada losa, ¡cambia!, y observa que sucede.

lunes, 12 de diciembre de 2011

Hermanos del alma

La hermandad es la única gran realidad, todos los seres somos hermanos, con independencia del color, de la religión, de la cultura o la civilización; sólo existe una humanidad. Todos los seres humanos somos iguales y divinos, y la única diferencia estriba en el progreso que cada ser humano ha realizado, manifestándose ese progreso en una mayor inteligencia y experiencia.
¿Qué pasaría si todos los seres humanos tuviéramos conciencia de nuestra hermandad?, ¿Qué pasaría si actuáramos bajo ese concepto de hermandad en todos los aspectos de la vida?, ¿Qué pasaría si el político, el empresario, el obrero, el pueblo, el religioso, se sintieran los unos a los otros como hermanos?, ¡Es tan fácil!, en la Tierra solo habría paz, alegría, equidad y amor. ¡Es tan sencillo y, sin embargo, tan lejos de que la mayoría alcance esa comprensión!
Hace poco más de dos mil años, Jesús difundió un postulado fundamental: “Ama al prójimo como a ti mismo”, sin embargo, a pesar de nuestros golpes de pecho, de nuestras visitas a las iglesias, o de emocionarnos en las procesiones, o con el sufrimiento de un niño, parece que hemos hecho poco caso.  Es posible que nos amemos a nosotros mismos y que tratamos de amar a las personas que nos agradan y a nuestra familia. Pero amar como verdaderos hermanos del alma, de manera incondicional, y amar al prójimo, sólo porque es un alma como nosotros, de naturaleza perfecta y con un destino infinito, ha sido siempre considerado como un sueño, un hermoso sueño del que hablamos y escribimos, pero para el que no trabajamos ni un ápice.
Desde que recibimos el mensaje de que nos amemos los unos a los otros como Dios nos ama, no hemos hacho absolutamente nada realmente práctico. Seguimos con nuestras peleas, nuestros odios, nuestro egoísmo, tratando de satisfacer nuestros cuerpos y nuestros apetitos materiales, dedicando todos nuestros esfuerzos para la consecución de nuestros egoísmos personales. 
            El amor, para la mayoría de la gente, no es realmente amor, sino una mezcla de deseo de amar y deseo de ser amado, más un deseo de realizar cualquier cosa para demostrar y evocar este sentimiento y, en consecuencia, sentirse más cómodo en la propia vida interna.
Este seudo amor, basado principalmente en la “teoría” del amor y del servicio, es la característica de casi todas las relaciones humanas, entre marido y mujer o padres e hijos. Ilusionados por un sentimiento hacia ellos y conociendo muy poco el amor del alma, amor que es libre en sí mismo y deja libres también a los otros.  
Más que amor, ese sentimiento es afecto; y el afecto sólo es el deseo, proveniente del cuerpo astral o emocional; no es el amor del alma, espontáneo, altruista, que no pide nada separado, que no pide nada para sí, ya que todo es hermandad. Y este sentimiento de afecto o seudo amor ata y confunde a toda la gente de buena voluntad, imponiéndole obligaciones que no existen y produciendo una especie de sueño del que se debe despertar mediante la difusión del amor verdadero y desinteresado.
Ese sentimiento que llamamos amor, en el ser humano más inferior se manifiesta como pasión animal, y es a medida que el ser va evolucionando cuando la facultad de amar va evolucionando también con la persona, pasando por distintas etapas: amor a la pareja, amor familiar, a los conocidos, al medio ambiente, y por último a la humanidad. Aumentando también gradualmente la sensación de hermandad, ya que ese último eslabón del amor, es el amor del alma, y para el alma no hay separación, sólo existe la identificación del corazón con total amor; cuanto más amor se demuestre, más amor llega. Sin obligaciones, sin ataduras.
Sentir y amar a todos como hermanos lleva al servicio, y el servicio incrementa la energía del amor. Entonces el ser humano da y recibe, porque el Universo le responde y las riquezas materiales y espirituales, llegan a él hasta la saciedad, cuando ya nada pide para sí.
Amor es la expresión de la vida de Dios, Amor es la fuerza coherente que renueva todas las cosas, Amor es todo lo que es, Amor es hermandad porque todos somos hijos de Dios y por lo tanto hermanos en la divinidad. Cuando se alcanza el Amor por todos los seres, sin tener en cuenta quienes son, el único propósito de la vida es servir y ayudar al mundo, siendo las necesidades del prójimo de mayor importancia que las propias.
Sólo quienes aman verdaderamente a sus semejantes pueden ver las cosas con claridad, sin sentirse atados hacia nada ni hacia nadie, y ayudando a todos sin distinción.

lunes, 17 de octubre de 2011

Es posible......

            Es muy posible que ya conozcas toda la teoría sobre cómo ser feliz. Es posible que aunque sepas que el verdadero Amor no está fuera de ti, sigas buscándolo en el exterior. Es posible que mentalmente aceptes que eres conciencia, y que eres total y absolutamente libre. Es posible que sepas que todo es pensamiento, y que cuando la mente se detiene, adviene, casi de manera inmediata, el verdadero conocimiento. Es posible que asumas que eres una especie de exiliado/a que busca, sin saberlo, desesperadamente el camino de vuelta. Es posible que sepas que sólo en el silencio está el conocimiento de ti mismo/a. Es posible que conozcas tu grandeza, porque eres un ser completo. Es posible que creas, acertadamente, que sólo tu mente es la responsable de tu vida: feliz, desdichada, insulsa, insatisfecha, etc., etc.

            Es posible que lo sepas todo y, sin embargo, ¿Qué haces, aparte de lamentarte?, incluso, es posible que sientas en tu interior una especie de insatisfacción, como una semilla que necesita mimos para dar su brote.
            Ayer hablaba del deseo, y decía, en algún momento:”El deseo es el motor de la vida que conocemos”. Es cierto, necesitamos deseo para el impulso inicial, pero una vez en carrera, el deseo ha de desaparecer para disfrutar de la carrera, sin sufrir por el resultado final. Necesitamos deseo para iniciar el camino de la felicidad, del autoconocimiento, del Amor. Necesitamos deseo para poner a trabajar la voluntad.
            Con todo lo que sabes, y con tu deseo de ser feliz, ya sólo te falta ponerte, seriamente, en camino. El viaje merece la pena, es como buscar un tesoro, un tesoro escondido. Nada menos que “tú”, porque tú eres el tesoro, la primera etapa del viaje es encontrarte a ti mismo/a, redescubrir tu esencia, conectar con tu parte divina. Y según vas avanzando, con humildad, en tu camino, este te va a colmar de bendiciones, de dicha, de serenidad y, sobre todo de Amor.
            Más adelante descubrirás que el viaje que has iniciado no tiene final. Que el final es “ahora”, porque siempre es “ahora”, porque el presente es la única verdad, el presente es lo único que existe.
            A veces, puedes viajar por una vía equivocada. Te darás cuenta porque el camino por el que transitas te sigue llevando por la senda del sufrimiento y la ansiedad, no importa, cuando seas consciente del error, sólo tienes que volver al camino correcto. El mismo error ya es enseñanza de ti mismo/a. Además, no hay prisa, el tiempo no existe, recuerda: tu tiempo es “ahora”. Cuando los vericuetos del camino te lleven  a la paz y la alegría, la senda es la correcta, sólo hay que seguirla, el alma, que surge a la luz cuando se ha dominado a la mente, se encarga de dirigir el viaje, y ya puedes caminar tranquilo/a, sin miedo de perderte.
            No esperes más, saber lo que tienes que hacer y no hacerlo, es añadir ansiedad y sufrimiento a tu vida.

martes, 13 de septiembre de 2011

El poder de elegir

            Todo en nuestra vida es elección. Elegimos los estudios, el trabajo, el tipo de vida que queremos llevar, elegimos la soledad o la compañía, elegimos con quien compartir nuestra vida, elegimos……, elegimos…….. Eso sí, siempre dentro de nuestras posibilidades, posibilidades que ya han sido elegidas por nosotros antes de venir a la vida.
Es muy posible que a la hora de elegir no estemos seguros de a donde nos va a llevar ese camino, pero a pesar de todo, tenemos que elegir. Al final, todos los caminos conducen al mismo Destino.
            Sin embargo, hemos de tener en cuenta que las elecciones no se toman con palabras, sino con acciones. De nada vale decir, escojo ser feliz. Lo que realmente vale es ponerse en camino de inmediato para llegar a esa felicidad.
            Los animales tienen un abanico de alternativas muy pequeño, actúan por instinto y a la llamada de la Naturaleza. Pero nosotros no, nosotros tenemos libre elección. Nuestra vida representa un ejercicio de ese poder de elección, y nuestro destino está determinado, por las decisiones que estamos tomando ahora mismo.
Libre elección quiere decir que podemos escoger abrazar las Leyes que están en lo más profundo de nuestra intuición, o podemos dejar que los impulsos, miedos y hábitos, dirijan nuestra vida.
Las decisiones son dirigidas: O por la mente consciente que casi siempre elige el miedo, la pereza, los hábitos; o por la sabiduría del subconsciente que tiene muchas más información de la que la mente consciente puede acceder.
            Todo lo que podemos hacer es tomar las mejores elecciones posibles dentro de nuestro grupo particular de circunstancias, elecciones hacia la vida, hacia el amor, hacia el servicio, hacia la conexión. No importa lo que la vida nos presente, siempre podemos escoger como responderemos interiormente: Podemos resistirnos, lamentarnos y maldecir el destino, o podemos hacernos cargo y abrazarlo, fluyendo y expandiéndonos para vivir el momento.
            Puede ocurrir, que habiendo olvidado que tenemos el poder de la elección, nos sintamos atrapados en una relación, en un trabajo, en la vida o por ciertas circunstancias; y las cosas se han de poner muy mal hasta que se encuentra el deseo, el coraje, y el respeto personal para tomar nuevas decisiones. A NO SER QUE SEAS CONSCIENTE DE QUE TIENES EL PODER DE DECIR NO, NUNCA PUEDES VERDADERAMENTE DECIR SI, A TUS RELACIONES, A TU TRABAJO, A TU VIDA, A CUALQUIER COSA.
            No tienes que esperar para hacer cambios positivos y poderosos. No tienes que ir al trabajo, no tienes que ir a la guerra, no tienes que estar casado o tener hijos, o actuar como otra gente espera o desea. No tienes que hacer nada. Simplemente reconocer que cada acción o inacción, y tú voluntad para aceptar esas consecuencias, te da el poder y la libertad para escoger quien eres, dónde estás y que harás. Es entonces cuando la vida pasa de ser una obligación a una oportunidad maravillosa. Es entonces cuando los milagros ocurren.
            El milagro de elegir, es el milagro de crear la vida. No has de preguntarte si estas en el camino adecuado, con la persona correcta, o haciendo el trabajo adecuado; no, elige, vive cada día por elección, y vívelo al máximo.
            Elegir significa dejar alguna cosa que quieres por otra que quieres más.
            En vez de quejarte, elige.

sábado, 27 de agosto de 2011

¿Un sueño o algo más?

            Iba caminando por un camino entre árboles, era un lugar en el que la naturaleza parecía haber expresado toda su belleza. Flores de todos los colores daban al ambiente una fragancia, que si me preguntaban cual era el olor predominante, sólo podría decir: que era un aroma celestial. Aves de plumajes exóticos llenaban el ambiente con un canto, que más parecía un coro de ángeles. Árboles gigantescos filtraban el sol para que la temperatura fuera siempre primaveral. De haber existido el paraíso, hubiera sido esto, sin lugar a dudas. En cualquier momento podían haber aparecido Adam, Eva y la serpiente.

Pero no, ellos no estaban, sólo estaba yo, disfrutando del momento, disfrutando del lugar. No sabía de dónde venía, no sabía adónde iba, ni que hacia en ese lugar, pero no me importaba en absoluto. Me veía vestido de blanco en un cuerpo que no sentía, en un cuerpo sin ningún tipo de molestia, ni calor, ni frío, ni hambre, ni sed. No tenía pensamientos, sólo disfrutaba de la belleza con cada poro de mi piel, y un solo pensamiento hubiera hecho que me perdiera en sus vericuetos, perdiéndome durante ese momento de la hermosura del lugar. ¡Nunca me había sentido tan bien!
Corría detrás de los pájaros, saltaba con las ranas, me sentaba en el suelo a disfrutar de la fragancia de las flores, o me tumbaba mirando como las ramas filtraban los rayos del sol.
Creo que me dormí en mi sueño, hasta que el ruido del roce de algo con las ramas hizo que abriera los ojos y prestara atención. Yo creía que estaba solo, pero no, allí, delante de mí apareció el caballo blanco más hermoso, más majestuoso y más impresionante que había visto nunca, con una crin y una cola largas, que se movían con la brisa, y además, tenía unas alas blancas, muy blancas, a los costados de su lomo, ¡era un caballo con alas!
Parecía disfrutar de mi cara de incredulidad, mientras doblaba sus patas delanteras e inclinaba la cabeza, invitándome a subir a su lomo. Por supuesto que el caballo no hablaba, ni yo relinchaba, pero  podía comunicarme con él. Su pelo era suave, me abracé a su cuello, sintiéndome aun mejor de lo que me encontraba en el paraíso que había encontrado. Sentía que me inundaba una paz, una alegría y un amor desconocidos hasta ahora.
Con suavidad, con dulzura, como si llevara sobre si una valiosa pieza de porcelana, empezó a elevarse, batiendo sus alas y moviendo sus patas como si estuviera trotando en una pradera. Se elevó y elevó, nuestra Tierra empezó a hacerse pequeñita, me hizo saber que daríamos un rodeo para ir al lugar a donde me llevaba, para que pudiera disfrutar del paseo. Dio varias vueltas a la Tierra para que pudiera admirar su belleza, pero ralentizaba su marcha, allá donde había guerras y los hermanos se mataban unos a otros, allá donde se estaba maltratando a la Tierra por su sobreexplotación, por la tala indiscriminada de bosques, por la polución generada por el bienestar del primer mundo, allá donde se hacinaba a la gente en campos de refugiados. El paseo era hermoso mientras no aparecía la mano del ser humano. Allá donde esta mano aparecía, comenzaba la destrucción, la guerra, la discriminación, el hambre, el maltrato, el dolor, la destrucción y la muerte.
No pude reprimir mis lágrimas por el dolor que la visión de la miseria humana producía en mí. La crin del caballo me envolvía acariciando mi cara para consolarme. Y por fin, cuando todavía no se habían secado mis lágrimas, el caballo alado empezó a descender sobre una especie de nube blanca y luminosa.
Una vez en tierra, o en nube, no sé muy bien, volvió a doblar sus patas delanteras y a inclinar la cabeza para que pudiera descender. Así lo hice y nada más apearme del caballo aparecieron ante mi unos seres, o no, porque sólo podía apreciar luminosidad, pero era tan intensa que me sentí envuelta en ella. En un instante, sentí mi unión con esos seres, era como si los conociera desde siempre.
-          Efectivamente, nos conocemos desde siempre, - dijeron -,  pero en el tiempo que llevas en la Tierra, has perdido la memoria de quien eres, has perdido la memoria de tu grandeza, de tu poder, de tu divinidad, al igual que todos tus hermanos allá abajo.

-          Pero tú, - prosiguieron -, con tus dudas, con tus preguntas, con tus experimentos, con tus luchas, con tu cabezonería, con tu voluntad, con tu paciencia, con tu valentía, con tus desafíos, y sobre todo con ese amor con el que has aprendido a conectar, has tenido destellos de quien eres, y en esos destellos has entendido que tienes un cuerpo, para a través de él, conectar con tu alma, justo con eso que ahora está aquí con nosotros. Todos somos alma, nosotros, tú, y tus hermanos en la Tierra.

-          En los últimos tiempos te has preguntado, nos has preguntado, casi suplicado, que era eso que tenias que hacer tan lejos de casa. Pero ¿Cuál es tu casa?, hijo mío, esta es tu casa, y la Tierra, toda la Tierra, sólo es el lugar donde tienes que llegar a recordar de dónde vienes y adónde vas, sólo es el lugar en el que tienes que aprender a amar, y después ayudar a recordar a tus hermanos, para que también despierten al amor.

-          Lo estás haciendo bien, pero aun tienes que amar más para confiar totalmente. Has dejado atrás casi todos los apegos, pero aun tienes apego a la duda de que has de hacer y al miedo de no hacerlo bien. Recuerda que todo siempre está bien. Recuerda que no estás sólo, ninguno en la Tierra estáis solos. Permanece atento a las señales y ama. Es todo lo que tienes que saber. Y ahora vuelve a tu cuerpo. Vuelve con el amor de todos nosotros.

-          No, – dije yo –, no quiero volver, quiero quedarme aquí por siempre.

-          Has de volver, cada vez estás más cerca de quedarte aquí para siempre, pero ahora, vuelve, mucha gente te está esperando. Te amamos.
En un instante me quedé solo y empecé a sentir que caía a una velocidad increíble, veía como iba acercándome a mi cuerpo, que un instante después despertaba con una fuerte sacudida.

sábado, 13 de agosto de 2011

Humildad & Soberbia (Santa Rosa de Lima)


            Deseo de aparentar, de ser admirados y conocidos, amor propio, orgullo, deseo de reconocimiento. ¿Dónde dirías que queda aquello que dijo Jesús: “Quien se humilla será ensalzado”? Todas, o casi todas las personas tienen una especie de necesidad de hacer algo grande, de alcanzar un ideal, algo superior, algo que haga hablar a los demás de ellos.
            Se puede alcanzar algo grande, o pequeño, y se puede conseguir con soberbia o con humildad.
            No merece la pena hablar de la soberbia. Los soberbios y orgullosos, lo son tanto, que ni tan siquiera son capaces de reconocerlo, no se conocen a sí mismos. Será cuando reconozcan que esa faceta, es una parte muy importante de su pobreza y su debilidad de carácter, cuando den comienzo a la maduración y construcción de este. Será cuando empiecen a rectificar y a vivir más humildemente, cuando reciban el reconocimiento, cuando ya no lo busquen.
           Sí prefiero hablar de la humildad. Porque ser humilde no es negar las propias cualidades, ni dejar de aspirar a realizar algo grande, ni hablar mal de uno mismo, o fingir defectos que no se tienen. Es sencillamente, tener un conocimiento cabal de uno mismo, conocer tanto los defectos como las virtudes, y no alardear de ninguno de ellos. El humilde ve las cosas como son, lo bueno como bueno, lo malo como malo. En la medida en que una persona es más humilde crece una visión más correcta de la realidad. Ser humilde es acercarse a la Verdad, porque es acercarse a Dios.
            Una buena manera para vivir en humildad, es dejar de compararse con los hombres, y compararse con los Santos, o con el mismo Dios. Ahí es donde se aprecia la infinita pequeñez de la que disfrutamos los humanos. Ahí es de donde nace el verdadero afán de superación, el afán de llegar más lejos en la vida espiritual, dejando, sin más importancia que la que realmente tiene, la vida terrenal, que desgraciadamente se rige, en la actualidad, por lo que podríamos denominar “intercambio interesado”: Yo te quiero para que me quieras, yo te doy para que me des, para que me lo agradezcas, para que dependas de mí, para tener poder sobre ti.
            He llegado aquí leyendo la biografía de Santa Rosa de Lima, nacida humilde y hermosa, llegando a ser muy culta, entregó su vida, para remediar las enfermedades y miserias de quienes iban a buscarla, creyendo ciegamente en su virtud y santidad. Murió con treinta y un años y en tan corta edad, ya era considerada una santa en vida. Hizo caso omiso a cualquier beneficio terrenal, porque sólo deseaba alcanzar la Unión con Dios. Vivió una vida de servicio, oración y penitencia. Lejos, muy lejos de las vidas que vivimos hoy.
            No es necesario flagelarse, ni vivir una vida de aflicción para acercarse a la santidad, o si no te gusta la palabra santidad, cámbiala por evolución, o crecimiento, o madurez, o felicidad, o paz interior, o iluminación. Pero si es necesario el trabajo en uno/ mismo/a, con humildad, con la misma humildad con la vivió Santa Rosa de Lima. Es necesaria la unión en esta vida terrenal con la naturaleza y con el resto de seres humanos, para alcanzar la Unión con Dios, que es nuestra única y verdadera finalidad.
            Sintiendo la energía de la casa donde vivió tan magnífica mujer, sentía que mi alma iba a escapar de la cárcel del cuerpo, ya que era incapaz de contener tanta paz y tanto amor como se respiraba en el lugar, y pensaba que ojala todos los mortales pudieran sentir por un instante la fuerza del alma y la desidentificación del cuerpo, ya que así antepondrían el trabajo espiritual y la humildad, al afán de conseguir bienes terrenales. Ojala supieran los mortales cual es la verdadera vara con la que son medidas nuestros avances y cualidades.
            Quiero terminar, con la mayor humildad, con un himno dedicado a Santa Rosa:
Cuando, Señor, en quieta lontananza
Se encienden los fulgores de este día,
No dejes avivar nuestra esperanza,
Atiende al corazón que en ti confía. 

Van a pasar por manos laboriosas
Los granos de un rosario de ilusiones,
Acógelas, Señor, que son hermosas,
Amor y don de nuestros corazones. 

Mujer llena de Dios, oh Santa Rosa,
Vivir para el Señor, para el Amado,
Fue el ansia de tu amor, gracia divina,
Llevada de Su fuerza y de Su mano.

No olvides los que vamos de camino
Siguiendo en el desierto tus pisadas,
Aboga ante el Señor favor divino,
Seguir como seguiste sus llamadas. 

Proclamen nuestros labios la grandeza
Del Padre que en el Hijo nos dio gozo,
Y, siendo nuestra herencia la pobreza,
Nos colma de su amor el Fuego Santo.