Guru Nanak decía: “Si comienzas a respirar conscientemente tendrás todas las respuestas. Mientras sigas respirando inconscientemente, seguirás viviendo inconscientemente”.
También sobre la respiración decía Yogui Bhajan: ”Si controlas la respiración, controlarás todas las situaciones en la vida”.
La vida comienza con una primera inhalación del recién nacido y finaliza con la exhalación del último suspiro. Durante el tiempo que se prolongue la vida, la respiración será un reflejo del estado corporal y anímico de la persona, que puede ser de tranquilidad o de agitación, de profundidad, de equilibrio, etc., etc.
Cada vez que hablamos de la paz, del Amor, de la Iluminación, hablamos de meditación; y cada vez que intentamos meditar llevamos la atención a la respiración.
¿Qué pasaría si siempre tuvieras tu atención en la respiración?.............. estarías todo el día en estado meditativo, y ¿qué pasaría si estuvieras todo el día en estado meditativo?............... pues que lo habrías conseguido, habrías conseguido la felicidad y al Amor.
¿Sabes cómo respiras?, ¿sabes respirar?, ¿te has fijado alguna vez como cambia la respiración al cambiar el estado de ánimo? La respiración es vida, si controlas tu respiración, controlas tu vida; si dominas tu respiración, dominas tu vida.
Una persona no puede vivir más de cinco minutos sin respirar. Es la acción de respirar, tan sencilla y tan inconsciente, la que nos mantiene con vida.
Es muy importante inspirar y expirar por la nariz, porque además de la misión de filtro que se efectúa en la nariz, se encarga, también, de dar la temperatura y la humedad adecuada al aire. Y para que el calor y la humedad usados en este proceso puedan ser reciclados, es necesario que también se expire por la nariz.
Aun cuando anatómicamente no sea muy correcto, podemos dividir los pulmones en tres partes: Superior, media e inferior. Por lo que en función de la zona que usemos para respirar podemos decir que existen tres tipos de respiraciones: Superior o clavicular, media o costal, e inferior o abdominal; y una más que englobaría a las tres, la total o completa.
Respiración superior o clavicular: Es la que ofrece menor volumen para el intercambio, haciendo intervenir, innecesariamente, los músculos de la zona superior, con la consiguiente acumulación de tensión en hombros y cuello que esto representa.
Respiración media o intercostal: Es mejor que la anterior, y normalmente se da asociada a otra, o bien inferior o superior.
Respiración inferior o abdominal: Es la más recomendada, porque a menor gasto energético, (moviliza menos músculos y casi nada las costillas flotantes), hay un mayor intercambio gaseoso.
El desplazamiento del diafragma hacia el abdomen es lo que produce la expansión y el estiramiento de los pulmones con lo que el aire entra en ellos por succión. Después al relajar los músculos, y como los pulmones están formados por un tejido esponjoso y elástico que al deformarlo tiende a recuperar su volumen y forma original, se contraen produciéndose la exhalación.
Esta es la respiración que se hace cuando se está relajado. Tiene una serie de efectos más o menos inmediatos:
Un equilibrio físico y mental.
Favorece el riego de las células cerebrales.
Amplia nuestra capacidad de conocimiento.
Produce un rítmico masaje visceral que ayuda a la digestión, a la circulación en el hígado y las venas de la zona.
Sitúa el mayor intercambio en la zona inferior de los pulmones, donde tiende a transitar un mayor volumen de sangre, debido a su peso.
Es una respiración más horizontal, ya que mueve el abdomen hacia delante y las vértebras lumbares ligeramente hacia atrás; lo cual resulta importante a la hora de evitar su agarrotamiento y rigidez.
Respiración completa: Es la respiración en la cual comenzamos bajando el diafragma y llenando primero la parte inferior, posteriormente la media y por último la superior.
Parece claro que la respiración abdominal es el tipo de respiración que se debe realizar para conseguir un buen estado general. Una persona que respira profunda y sosegadamente, que sea capaz de expulsar los gases tóxicos, se encontrará indudablemente en mejor estado que otra que respire con dificultad, de forma apresurada, superficial y entrecortada.
Un control adecuado de la respiración es una de las estrategias más sencillas para hacer frente a las situaciones de estrés y manejar los estados fisiológicos provocados por este.
Unos hábitos correctos de respiración son muy importantes porque aportan al organismo el suficiente oxigeno para nuestro cerebro. El ritmo actual de vida favorece la respiración incompleta que no utiliza la total capacidad de los pulmones.
Empieza por observarte, para ver como respiras. Si tu respiración no es abdominal, ese es tu primer trabajo:
Puedes sentarte.
Coloca una mano en tu abdomen y otra en tu pecho.
Respira por la nariz, inhalar y exhalar.
Sólo se debe de mover la mano del abdomen.
Cuando inhalas se expande el abdomen, cuando exhalas se contrae.
Y continúa haciéndolo hasta que esa sea tu respiración habitual.
Estar tumbad@ favorece la respiración abdominal. Si te costara trabajo hacerlo sentad@, empieza por tumbarte.
Durante el tiempo que reaprendes a respirar, puedes incorporar a tu rutina diaria una meditación en la respiración. Una muy adecuada puede ser la respiración pránica, 6-3-6-3:
Siéntate en tu espacio de meditación.
Deja las manos apoyadas en los muslos con las palmas hacia arriba.
Cierra los ojos.
Lleva la punta de la lengua al paladar.
Recuerda que vas a respirar por la nariz con una respiración abdominal.
Inhala contando 6.
Retén contando 3.
Exhala contando 6.
Retén contando 3.
Y vuelta a empezar.
Puedes permanecer el tiempo que quieras.
Esta sencilla meditación, es una técnica muy poderosa, ya que hace que tu aura se expanda hasta límites insospechados, limpiando el campo energético de energías no deseadas y dejando en el meditador una sensación de paz y serenidad, que van durando más en el tiempo según se va practicando de manera habitual.