El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




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domingo, 23 de diciembre de 2012

La nueva religión (II)


Continuación de La nueva religión (I)
Está surgiendo una nueva sociedad, un nuevo estado del Ser, basado en el Amor y en los valores del corazón. Va a ser una transición de lo viejo a lo nuevo, y somos todos nosotros con nuestra energía los que vamos a realizar ese cambio.
Y para que se produzca ese cambio, para el resurgir de esta nueva sociedad ha de cambiar nuestra energía, y esa energía cambia cuando pasamos de vivir desde la mente a vivir desde el corazón, esa energía cambia cuando cambia la conciencia; es decir cuando cambiamos nosotros, porque la conciencia es lo que nosotros somos.
¿Qué hay ahora en la conciencia?, ¿Qué es lo que tiene que cambiar?: Tenemos que ser conscientes de que estamos atados a nuestros pensamientos, para permitir que estos cambien y desaparezcan las viejas energías, y así despertar a una conciencia basada en el corazón.
Nuestra conciencia está llena de miedo, miedo al rechazo, miedo a la soledad, miedo al qué dirán, miedo a no llegar o miedo a pasarnos, y necesita reafirmase a si misma constantemente, buscando siempre validación externa, buscando la aprobación del exterior; y toda nuestra vida se ha construido, de manera inconsciente, (siempre estamos en piloto automático), sobre ese miedo. Cuando la mente es nuestro centro, estamos encogidos por ese miedo y eso nos hace estar constantemente a la defensiva, tenemos que defender nuestro espacio, siempre nos falta algo, siempre tenemos necesidad de más: Más amor, más dinero, más poder, más aceptación, más atenciones.
La base de nuestros pensamientos y sentimientos es como un agujero negro, un vacio que nunca puede ser llenado, y para aliviar ese miedo, para tratar de llenar ese vacío, nos vamos al exterior y nos aficionamos al poder, al halago, a la admiración. Confiamos en el juicio de otras personas, ¡que poco nos valoramos, nos respetamos y nos queremos!, no confiamos en nosotros, y le damos nuestro poder a cualquiera que pasa por delante de nosotros.
Confiamos en el juicio de otras personas y nos ponemos nerviosos sobre lo que la gente piense de nosotros. Es importante para nosotros porque nuestra autoestima depende de eso y, sin embargo, nuestra estima desciende y desciende, porque hemos entregado nuestro poder a otras personas.
Y nuestra conciencia cree que así está satisfaciendo el anhelo del alma por la unidad con lo Divino, por la paz y el amor, pero ese anhelo, que es la llamada de Dios, la llamada de nuestra propia naturaleza y nuestra propia esencia, no hay que buscarlo porque ya está en nosotros: Nosotros somos a imagen y semejanza de Dios nosotros somos Amor.
Lo que queremos es el Amor incondicional, es sentir esa energía que llamamos Dios. Pero nosotros ya somos esa energía, en nosotros ya está la Luz, ya está el Amor, ya está la Paz; y si vamos a nuestro interior a través del miedo, que es lo que conocemos, el miedo se disuelve igual que desaparece la oscuridad, en cuanto conectamos la luz. No hay que luchar contra la oscuridad, solo hay que dar al interruptor. No hay que luchar contra el miedo, solo hay que activar el amor.
Sólo hay que contactar con el Amor, y Amor significa aceptación de uno mismo tal cual es, Amor significa aceptación de los demás tal como son. Sólo cuando nos demos cuenta de que el vacio no puede ser llenado de ninguna manera desde el exterior,  empieza el cambio.
Cuando nos dejamos de identificar con lo que siempre hemos hecho y con lo que nos han enseñado, se genera un estado de confusión, y nos surgen las preguntas del millón, ¿Qué quiero realmente?, ¿Quién soy?, ¿Adónde voy?, ¿De dónde vengo?, ¿Qué hago realmente acá?
Aquí empieza el trabajo, es un trabajo de sanación que se ha de realizar aceptando. ¿Aceptando qué?, aceptando el dolor, aceptando el sufrimiento, aceptando el miedo.
(Continuará)
Capítulo II, (Parte II) del libro Vivir desde el corazón es más fácil.

sábado, 4 de agosto de 2012

La espiritualidad de la mente

            El ser humano tiene tanta necesidad de conectar con su esencia divina que puede pasarse la vida buscando y buscando, leyendo un libro tras otro, asistiendo a cursos, a talleres, a ceremonias, preguntando a las plantas sagradas, y a cualquiera que se ponga a tiro, y un sinfín de cosas más.

            Pero curiosamente, sólo busca, busca y busca, y parece que nunca encuentra,  parece que nunca acaba la búsqueda, parece que basa su felicidad en la propia búsqueda, parece que no le interesa más que la búsqueda. Y escuchando hablar a esos buscadores, te quedas con la boca abierta, por lo que narran de sus experiencias, por los viajes místicos en los que se han visto envueltos, en los que se encuentran con seres de otras dimensiones; por sus visiones de colores y de energía, desconocidos en el plano de la materia; por sus experiencias  de vidas pasadas.
            Sin embargo, cuando acaban de contar todas esas experiencias extraordinarias, te encuentras con un ser humano que sufre, con un ser humano que no es feliz, con un ser humano con grandes desequilibrios emocionales, con un ser humano que no sabe qué hacer con su vida, con un ser humano preocupado por saber cuánto ha crecido su energía. Sin ocuparse de cuanto ha crecido su amor, de cuanto ha disminuido su vanidad, de cuanto ha disminuido su rabia, de cuanto ha disminuido su miedo, de cuanto ha disminuido su egoísmo, de cuanto han disminuido sus mentiras, de cuanto ha cuidado su cuerpo, de cuánto tiempo han dedicado a servir a los demás.
            ¿De qué vale tanta búsqueda?, posiblemente sirva como alimento de la mente. La mente, tan poderosa ella, al comprobar la búsqueda desaforada, se encarga de hacer creer a la persona que ya vive en la espiritualidad, espiritualidad de libro, espiritualidad de palabra, en suma, espiritualidad mental. Y la mente, va a seguir haciendo creer a la persona que aún la falta algo, por lo que es necesaria la continuidad de la búsqueda.
            No es cierto, es posible, mejor, es seguro, que la persona ya sepa todo lo que necesita saber. Y eso que necesita saber, es que es un ser divino. A partir de este conocimiento, el único trabajo de la persona, no es seguir buscando, es conectarse con esa divinidad, conexión que sólo va a ser posible cuando sienta la intima sensación de que todo está bien, cuando sienta amor verdadero, por todo y por todos. Para eso, hay que liberarse de las energías que acompañan al ser humano desde casi siempre: Miedo, rabia, vanidad, egoísmo, etc., etc.
            Mientras la persona no trabaje conscientemente todos los aspectos negativos, de su ser, no va a conectar con su divinidad. Recuerda que somos energía, y por mucha meditación que haga la persona, no va a llegar a conectarse con su esencia, o si lo consigue, será después de un largo, muy largo recorrido. La meditación es un abono, que lo mismo hace crecer las virtudes que los defectos, con lo que el meditador se va a encontrar siempre en el mismo tramo del camino.
            Por lo tanto, después de alcanzar el conocimiento de su divinidad, la persona ha de comenzar a trabajar sus pensamientos, para que no se obceque en la búsqueda que le presenta la mente, búsqueda permanente, búsqueda infinita.
            Si eres capaz de recitar textos espirituales de memoria y de dar clases teóricas de espiritualidad, pero no eres feliz, tu espiritualidad es mental, estás perdiendo el tiempo, y el tiempo que se pierde, no se recupera jamás.
            En tu próxima meditación, reflexiona sobre esto, en vez de buscar experiencias de esas que dejan boquiabiertos a tus oyentes.

miércoles, 18 de abril de 2012

Un mundo absurdo

                ¿Hasta qué punto se podría vivir sin comprometerse, con ninguna organización, que persiga algún tipo de ideal, ya sea esta organización religiosa, política, deportiva, económica o social, ya sea como asociado, como simpatizante o como militante?

            Ha surgido en mí la pregunta, razonando sobre el ser humano. Si tenemos claro que no somos el cuerpo, que somos fruto de nuestros pensamientos y creencias, que nuestro objetivo es alcanzar el Amor, la Verdad, la Paz y la Felicidad; y que, como decía Buda, para evitar el sufrimiento se ha de evitar el deseo. Es posible, que pertenecer a cualquier tipo de organización de tiene como bandera la consecución de un deseo puede ser contraproducente para el crecimiento del ser.
            A no ser que ese deseo sea, permitirme la expresión, “superior”, y sirva como espoleta para ponerse en camino hacia algo “divino”, hacia algo “espiritual”, olvidando de inmediato que el camino se inició por un deseo, ya que la satisfacción llega con el caminar y no con la consecución de ese deseo inicial.
            Si dejamos a un lado las ONG’s y fundaciones de ayuda humanitaria, que son las únicas que parecen acercarse a ese ideal “superior”, (no todas), el resto de organizaciones más bien parecen una especie de lavanderías donde lavar los cerebros y conseguir, unos pocos, vivir a cuerpo de rey, a costa de todos los demás.
            Los fines de cualquier otra organización, (es posible que haya alguna excepción), sólo persiguen el embrutecimiento del ser humano, llenando su mente de deseos, criticando y enfrentándole a organizaciones contrarias, apegando a este al cuerpo, separándole del alma, incluidas las organizaciones religiosas. Separando al ser humano cada vez más de ese que decíamos nuestro objetivo: la consecución del Amor, de la Paz, de la Verdad y la Felicidad.
            Como un ejemplo vale más que mil palabras, permitirme algunos en los que he meditado en esta reflexión, que pueden expresar de manera muy gráfica lo negativo de la pertenencia del ser humano a cualquier tipo de organización:
¿Qué pasa con los simpatizantes de una agrupación deportiva?, por ejemplo de un club de futbol. Como hay dos clubs de España que levantan pasiones en el mundo, nos valen como ejemplo, Real Madrid y Barcelona. Los socios o simpatizantes de estos clubs quieren que su equipo gane siempre, pero no se conforman con eso, necesitan que pierda el contrario, es decir necesitan de lo malo para alcanzar una felicidad tan efímera que durará solo una semana. ¿Dónde encontrar el ideal superior?, ¿Dónde la Verdad?, ¿Dónde el Amor?, ¿Dónde la Paz?, ¿Cuántas personas que viven en la más absoluta de las miserias podrían comer con el dinero que se despilfarra en el futbol? Yo ya pasé por esta reflexión, la dejo ahora en tus manos.
Y la pertenencia física o moral a un partido político, ¿Adónde nos lleva? Se supone que el fin de cualquier partido político es llegar al poder para conseguir el bienestar de los ciudadanos. Y mi reflexión me lleva a preguntar: ¿A qué ciudadanos? En cualquier régimen, sea este de derechas, de centro o de izquierdas, los únicos ciudadanos que parecen salir siempre favorecidos son los que tienen más potencial económico, por lo tanto parece que ya no están cumpliendo con su premisa principal que es “el ciudadano”. Y si realmente quieren nuestro bienestar, ¿Para qué tantos partidos diferentes?, ¿Por qué hay corrupción?, ¿Por qué se enfrentan unos partidos con otros?, ¿Por qué se enfrentan unos países con otros?, ¿Por qué nos llevan a las guerras?, ¿Por qué permiten que haya conciudadanos que pasen hambre, mientras ellos viven en la opulencia? Si un gobierno quisiera terminar con la pobreza de su país, lo conseguiría de inmediato, sólo hay que repartir equitativamente la riqueza, ¿o no?
Aun es más dramático con las organizaciones religiosas. Predican el Amor, y matan en nombre de Dios, o discriminan en Su nombre, o viven en palacios de oro, permitiendo la miseria a su alrededor. Los que parece que podrían estar más cerca de la Verdad, viven engañando y atemorizando a sus seguidores con castigos divinos y eternos.
Ante esta perspectiva, he llegado a algunas conclusiones: La pertenencia a cualquier organización es apego, y además parece que sus afiliados y dirigentes no parecen gente sería, sino más bien superficiales, ya que discriminan, critican, juzgan y desean lo peor para los contrarios. La pertenencia a estas asociaciones no potencian el crecimiento de las personas, no buscan la Verdad, no conocen el Amor, ni la Compasión, ni la Tolerancia, ni la Hermandad. Viven del engaño, de la prepotencia, de la amenaza y del miedo.
Por lo tanto, si realmente queremos alcanzar la Verdad y conocer el Amor, hemos de apearnos del mundo, pero ya que no podemos, si que podemos separarnos de cualquier organización con fines “inferiores”, es decir, cualquier organización que no persiga el ideal de la Felicidad, de la Paz, de la Igualdad, de la Hermandad, de la Verdad y el Amor.

jueves, 23 de febrero de 2012

Nada sucede porque si.

            Cuántos proyectos cancelados, cuántos deseos incumplidos, cuántas empresas fracasadas, cuánto trabajo inútil, cuánta planificación inservible.
            Seguro que todos, en uno o en otro momento de nuestra vida, hemos sufrido un revés de este tipo, en el que se nos ha truncado o retrasado algún proyecto, o alguna empresa no ha llegado a buen término, o se ha desmoronado alguna ilusión.
            Pero todo eso no es un revés, sólo es un acontecimiento más en el ciclo de la vida, y nuestra vida no se inició el día que vimos la luz por primera vez con los ojos que estamos leyendo esto. Nuestra vida viene de largo, de muchas idas y venidas, de un espacio físico, de energía densa, a un espacio de energía mucho más sutil; y la vida física actual sólo es una continuación de todas esas vidas, por lo que cualquier proyecto que deseamos emprender, es una continuación de algo que viene de atrás, para cumplir con el trabajo que tiene programado el alma para esta vida física.
Nada sucede porque sí, todo tiene una razón, todo contiene una enseñanza, todo contiene la cancelación de una deuda pendiente, a nuestro favor o en contra. Deprimirnos por algo que no se cumple, lo mismo que saltar alborozados por una ilusión satisfecha, es señal de que a nuestro carácter le falta, aún, un punto de maduración; es señal de que seguimos identificados con el cuerpo; es señal de nuestra falta de fe en nuestra divinidad.
Te propongo que tanto en la depresión como en la euforia, te sientes en meditación y valores los beneficios o los perjuicios que tal circunstancia acarrea a tu alma, o valores si tu crecimiento hacia la divinidad está más cerca o más lejos.
También puedes meditar en cuál sería el beneficio o el perjuicio que tal circunstancia traería a tu vida, en el hipotético caso de que vida finalizara en la próxima hora. Y realmente tu vida no se acaba en la próxima hora, tu vida se está terminando a cada instante, porque a cada instante tu vida se renueva. La vida es como el agua de un rio, siempre corriendo, siempre renovándose, sin que la misma agua pase dos veces por el mismo punto. Querer detener la vida en un acontecimiento es como querer detener la corriente del rio en un lugar determinado, es imposible.
Es tu mente la que de manera insistente hace que te quedes anclado en un momento de esa vida, disfrutando o sufriendo el momento de ese anclaje, que puede durar, dependiendo de tu evolución, una hora, un día, un mes, un año o toda la vida; pero mientras tanto, la vida va pasando, sin que tu seas consciente de ello, sin que te des cuenta de las nuevas oportunidades, de los nuevos proyectos o las nuevas empresas que van pasando ante ti, que son lecciones para tu crecimiento, también desaprovechadas, como tantas y tantas con anterioridad.

sábado, 28 de enero de 2012

Con Dios todo es posible (III) ¿Por qué Perú?

           ¿Por qué Perú?

            Nunca he sido clarividente, ni clariaudiente. Sólo he sido y soy sensitivo, Me resulta fácil, o menos difícil, sentir las sensaciones, sentir las emociones, o sentir los problemas físicos de las personas, aunque mi pudor hace que esas sensaciones permanezcan en mí, y sólo las utilice en el trato con la persona, para tratar de aliviar su dolor sea del tipo que sea.
            Muchas personas, cuando inician el camino interior buscan, algunas casi con desesperación, una guía, una luz, una palabra, una imagen, que les indique que están en el buen camino e incluso que están aumentando su poder personal. También yo tenía ese deseo, incluso cuando me encontraba con alguna persona con esa peculiaridad, me preguntaba: ¿qué merito habría hecho para tener esa facilidad? Así fue hasta que comprendí que cada persona dispone de las herramientas necesarias para el trabajo que ha de realizar. ¿Para qué necesita un panadero una máquina de coser?, o un pintor ¿Para qué necesitaría un tractor? También entendí que cada vida sólo es una continuación de la anterior, y que poderes obtenidos en otras vidas, los traemos a la actual, caso de ser necesarios.
            No quiere eso decir que según vamos avanzando en nuestro camino interior y recordando conocimientos, no aparezca alguno de esos otros “poderes” no necesarios. Pero llegan cuando el carácter ha madurado lo suficiente, llegan cuando no se va a hacer ostentación de ellos.
            Tampoco soy adivino, ni brujo, ni maestro, ni gurú. Si tuviera que definirme, me catalogaría como un buscador, buscador de la Verdad, buscador de la felicidad. Como buscador de la Verdad, en un principio pensaba que nunca iba a encontrar esa Verdad encarnado en un cuerpo, y mi mayor deseo, era dejar el cuerpo, para ver que había al otro lado. Hoy ya sé que posiblemente no vaya a encontrar toda la Verdad, ya que entre otras cosas no creo que esté preparado para “toda la Verdad”, sería como tratar de enseñar algebra a un niño de dos años; pero si podré encontrar la parte de Verdad para la que estoy preparado. Por eso, ya no quiero irme, quiero seguir aquí por una temporada.
            Como buscador de la felicidad, he triunfado, ¡soy feliz de manera permanente!, y sabiendo lo que hay que hacer para conseguirlo, me he prometido a mi mismo tratar de enseñar el camino a tantos y tantos sufridores que comparten mi vida.
            Antes de seguir, tengo que decir que en mis meditaciones trato de buscar el vacío, y cualquier señal que me aparte de ese vacío es desechado por mí de inmediato: luces, colores, figuras, o cualquier otra cosa, creo que son proyecciones de mi mente, y por lo tanto desechadas.
            Ante esta perspectiva de ciego, sordo y descreído, si Algo o Alguien quiere contactar conmigo, tiene que hacerlo con total claridad y hacer que mi sensación sea muy potente. Eso pasó en una  meditación, allá por el mes de Marzo del pasado año: Me encontraba en lo más profundo de mi meditación cuando sobre mi cabeza vi la figura, o mejor media figura, de un indio, del que no sabría decir su procedencia, y escuche en mi mente: “Te estamos esperando maestro”. De inmediato volví a mi respiración desechando la imagen. La misma imagen y las mismas palabras volvieron a aparecer en dos ocasiones más, en el intervalo de una semana. Aquello parecía algo más que una proyección de mi mente.
             En esas fechas estaba leyendo un libro de Drunvalo Melchizedek: “La serpiente de luz”, en el que se relata el desplazamiento de la energía Kundalini de la Tierra, desde la India y el Tibet, donde había permanecido los últimos doce mil años, hasta los Andes, en una zona comprendida entre el norte de Chile y el sur de Perú y Bolivia. Leyendo el libro, recordé las palabras que un año antes me había dicho un canalizador: “Irás a Perú”. A las palabras del canalizador no le di ninguna importancia, entre otras cosas, porque le había dicho lo mismo al cincuenta por ciento de las personas que le habían consultado. Pero leyendo el libro, recordé esas palabras, y una especie de gusanillo empezó a circular por mi mente: ¿Y si me fuera al Perú?
            Durante una semana el gusanillo siguió campando a sus anchas por mi mente,  hasta que me dije: “Lo dejo todo, me voy al Perú”. El mismo día, en mi meditación, volvió a aparecer el indio, en la misma forma que las veces anteriores, pero sus palabras fueron: “Bienvenido a casa, maestro”. El indio, que no era tal, sino que era un inca, no volvió a aparecer nunca más, pero desde entonces, todo se desarrolló con una rapidez y una facilidad inusitada.
            Y acá estoy, ayer hizo un año, con toda la documentación en regla, con una Asociación legalizada, buscando financiación para poner en marcha una casa de acogida.
            Es un reto precioso, es un proyecto de vida increíble. Ahora ya sólo falta que el inca se aparezca a todos los meditadores que circunvalan su corazón, sin haber entrado en él, y les diga que en Cusco hay un proyecto en marcha para ayudar a vivir a personas que viven en la más absoluta miseria, y que dicho proyecto, necesita financiación.
            Quiero aprovechar para dar las gracias a todos los que si han entrado en su corazón y nos están ayudando, como socios, como colaboradores:  con una aportación puntual, difundiendo el proyecto, repartiendo publicidad, o dándonos su apoyo moral. Aunque es cierto que con el apoyo moral no podemos dar de comer a muchos niños, nos anima a seguir adelante. Gracias a todos. Pero por si te apetece acompañar tu apoyo moral con apoyo económico, debajo tienes el formulario para darte de alta como socio.
                                                            FORMULARIO ALTA SOCIOS 


domingo, 30 de octubre de 2011

Los engarces de la vida

            Todo lo que llega a nosotros desde el exterior: tristezas, disgustos, perdidas, enfermedades, no podemos permitir que afecten a la serenidad de nuestra mente. Porque todo, no es más que el resultado de nuestras vidas pasadas, y cuando llegan, sólo hemos de pensar que todo mal es transitorio y, por lo tanto, hemos de mantener la serenidad. Preocuparse por ello, es inútil, ya que son producto de nuestro Karma, y lo cierto, es que quedan totalmente fuera de nuestro control.

            No preocuparse por ellas, y no perder la serenidad, no quiere decir que no debamos ocuparnos de ellas. No sólo si debemos ocuparnos, sino que podemos hacer mucho. Podemos dirigirlas y modificar sus efectos sobre nosotros. ¿Cómo?, depende de la circunstancia. Imagina que alguien te empuja con la suficiente fuerza para desequilibrarte, pero si cambias la postura y afianzas los pies en el suelo, el empujón existirá, pero es muy posible que te mantengas en pie. Es lo mismo en las circunstancias de la vida, mantener el equilibrio es no darles más energía a través del pensamiento, que sería como amplificar el empujón y esperarlo apoyado sobre un solo pie.
            Todo depende de la actitud. Si afrontamos cualquier circunstancia de las que nos llegan del exterior con el ánimo y la actitud de que estamos cancelando una deuda, y que una vez cancelada, la deuda finalizará para siempre, es mucho más fácil de soportar el sufrimiento.
            No hay mal que cien años dure. Cualquier mal es transitorio, a no ser que lo mantengamos en nuestra mente de manera indefinida. Sólo tenemos que observar los ciclos de nuestra vida, pérdidas, enfermedades, situaciones desagradables: Todas han pasado, todas pasan al cabo de muy poco tiempo. Sólo aquellos que dan vueltas y más vueltas a cualquiera de sus circunstancias, sufren el dolor indefinidamente.
            No hay que adelantarse a los problemas, no hay que buscarlos, cuando lleguen, lo único que hay que hacer es ponerles remedio, y una vez solucionados, hay que olvidarlos. Un antiguo proverbio chino dice: “Si las cosas tienen solución, ¿por qué preocuparse?, y si no la tienen, ¿por qué preocuparse?”.
            El pago de nuestras deudas kármicas es muy pequeño, comparado con lo que se puede llegar a sufrir por las actitudes mentales erróneas, que pueden duplicar, triplicar o incluso multiplicar por diez el sufrimiento. La cantidad de deuda kármica que se ha de pagar no se puede modificar, pero si está a nuestro alcance incrementarlo o reducirlo.
            Cualquier dolor, cualquier sufrimiento, pasa. Lo único que permanece es nuestra serenidad, nuestra paz, nuestro crecimiento, nuestro carácter y nuestra evolución. Cuanto mayor sea el trabajo realizado en la construcción de nuestro carácter, cuanto mayor sea nuestra evolución, cuanto mayor sea nuestra conexión con nuestra alma, mucho menor sea el sufrimiento generado por las circunstancias de la vida. Circunstancias, que no aparecen de la nada, no aparecen por generación espontánea, sólo es nuestra propia programación, nuestra ruta de vida, para pagar nuestras deudas y seguir creciendo.
            Si permanecemos atentos/as a la vida, si la recibimos recogidos en nuestro silencio interior, observándola como un/a observador/a neutral, nos daremos cuenta de que los obstáculos que llegan enganchados a la vida, se resuelven sólo con estar presentes, verdaderamente presentes, viviendo el instante. Así comprobaremos que el problema llega, se resuelve y desaparece. Pero si nos quedamos agazapados reviviendo, en nuestra mente, el obstáculo pasado, aunque se haya ido con el discurrir de la vida, este seguirá con nosotros indefinidamente.
            El sufrimiento solo es una manifestación más de inmadurez, y será más o menos intenso, y más o menos duradero, en función de nuestro grado de inmadurez. La inmadurez nos abarca a todos, para eso estamos aquí, para conquistarla, para ganarle la batalla, poco a poco, avanzando en cada vida en la construcción de nuestro carácter, que es lo que nos va a llevar a conquistar la paz y la serenidad permanente.

lunes, 17 de octubre de 2011

Es posible......

            Es muy posible que ya conozcas toda la teoría sobre cómo ser feliz. Es posible que aunque sepas que el verdadero Amor no está fuera de ti, sigas buscándolo en el exterior. Es posible que mentalmente aceptes que eres conciencia, y que eres total y absolutamente libre. Es posible que sepas que todo es pensamiento, y que cuando la mente se detiene, adviene, casi de manera inmediata, el verdadero conocimiento. Es posible que asumas que eres una especie de exiliado/a que busca, sin saberlo, desesperadamente el camino de vuelta. Es posible que sepas que sólo en el silencio está el conocimiento de ti mismo/a. Es posible que conozcas tu grandeza, porque eres un ser completo. Es posible que creas, acertadamente, que sólo tu mente es la responsable de tu vida: feliz, desdichada, insulsa, insatisfecha, etc., etc.

            Es posible que lo sepas todo y, sin embargo, ¿Qué haces, aparte de lamentarte?, incluso, es posible que sientas en tu interior una especie de insatisfacción, como una semilla que necesita mimos para dar su brote.
            Ayer hablaba del deseo, y decía, en algún momento:”El deseo es el motor de la vida que conocemos”. Es cierto, necesitamos deseo para el impulso inicial, pero una vez en carrera, el deseo ha de desaparecer para disfrutar de la carrera, sin sufrir por el resultado final. Necesitamos deseo para iniciar el camino de la felicidad, del autoconocimiento, del Amor. Necesitamos deseo para poner a trabajar la voluntad.
            Con todo lo que sabes, y con tu deseo de ser feliz, ya sólo te falta ponerte, seriamente, en camino. El viaje merece la pena, es como buscar un tesoro, un tesoro escondido. Nada menos que “tú”, porque tú eres el tesoro, la primera etapa del viaje es encontrarte a ti mismo/a, redescubrir tu esencia, conectar con tu parte divina. Y según vas avanzando, con humildad, en tu camino, este te va a colmar de bendiciones, de dicha, de serenidad y, sobre todo de Amor.
            Más adelante descubrirás que el viaje que has iniciado no tiene final. Que el final es “ahora”, porque siempre es “ahora”, porque el presente es la única verdad, el presente es lo único que existe.
            A veces, puedes viajar por una vía equivocada. Te darás cuenta porque el camino por el que transitas te sigue llevando por la senda del sufrimiento y la ansiedad, no importa, cuando seas consciente del error, sólo tienes que volver al camino correcto. El mismo error ya es enseñanza de ti mismo/a. Además, no hay prisa, el tiempo no existe, recuerda: tu tiempo es “ahora”. Cuando los vericuetos del camino te lleven  a la paz y la alegría, la senda es la correcta, sólo hay que seguirla, el alma, que surge a la luz cuando se ha dominado a la mente, se encarga de dirigir el viaje, y ya puedes caminar tranquilo/a, sin miedo de perderte.
            No esperes más, saber lo que tienes que hacer y no hacerlo, es añadir ansiedad y sufrimiento a tu vida.

lunes, 29 de agosto de 2011

Almas gemelas

             ¿Por qué con tanta frecuencia no funcionan las relaciones de pareja?, ¿Por qué algo que comienza como un gran amor, o como el amor de tu vida, o como el reconocimiento de un alma gemela, se va disipando como el humo al cabo de cierto tiempo? La razón es muy simple, sencilla y llanamente son relaciones basadas en la dualidad, son relaciones basadas en la esperanza de recibir amor de la otra parte; no son relaciones basadas en el Amor Divino.

Las relaciones, normalmente, se idealizan en la mente, sin embargo, la realidad no se ajusta a lo que ha idealizado la mente. A la mente le gusta idealizar que esa pareja que ha encontrado y, con la que se encuentra tan bien, sea su alma gemela, y así, a partir de entonces, ya no tendrá que enfrentarse a las dificultades, o a los miedos que ha conocido en relaciones anteriores.
Pensar en la existencia de un alma gemela con la que formar una pareja, es algo muy romántico, pero no deja de ser una fantasía más de la mente para protegerse y, para seguir controlando, en lugar de abrir el corazón a lo que realmente es el Amor.
No queremos hundir las expectativas de nadie sobre su esperanza de encontrar a su alma gemela, pero hay un 99,99 por ciento de posibilidades de que no aparezca.
El alma es multidimensional, puede estar en varios planos a la vez, siempre en función de cuál es la enseñanza programada, en un determinado ciclo de vida. No es habitual que la misma alma se encuentra encarnada en dos cuerpos distintos en un mismo ciclo de vida, en la tercera dimensión, ya que lo normal es que se encuentren en dimensiones distintas. Pero el que no sea habitual, no quiere decir que no sea posible. En las últimas estadas del alma encarnada en la tercera dimensión, puede darse el caso de la misma alma, encarnada en dos cuerpos distintos, para adelantar, entre otras cosas, la liberación de Karma pendiente, o la profundización en el Amor Divino. Estas son las verdaderas almas gemelas.
Pero para que esto suceda, ese alma ya ha de haber alcanzado un grado de Amor muy importante. Todas las personas se pasan la vida buscando, suspirando y asomándose a cada esquina, para ver si aparece su alma gemela, pero lo que no saben, es que el alma gemela, no va a aparecer, y mucho menos con una bandeja en la que traiga el Amor que todos están esperando. El Amor que todos ansían, hay que conseguirlo antes, y después, cuando ya se sabe lo que es el Amor, ese Amor Divino, Incondicional, ese Amor que se siente porque sí, sin esperar nada a cambio, es cuando existe la posibilidad de que aparezca el alma gemela.
No puede aparecer el alma gemela, para vivir una vida de Amor, cuando no se sabe lo que es el Amor. De la misma manera que no se puede estudiar medicina si no se sabe leer.
Amigos míos, buscar en primer lugar el Amor dentro de vosotros, y lo demás, incluida la posible alma gemela, llegará como un regalo. Llegará cuando no se espere, cuando no se desee, cuando estéis preparados para amar a ese alma, porque ahora solo estáis esperando que os amen sin condiciones, o no, porque también es posible, que ni tan siquiera sepáis que es lo que estáis esperando. Pero es al revés, primero has de estar preparado/a para amar sin condiciones.
            Toda la enseñanza física y espiritual, se resume en cuatro letras A-M-O-R. Buscar ese amor en vuestro interior, en cada órgano, en cada célula, en cada átomo de vuestro cuerpo. Aprender a amaros a vosotros mismos por encima de todas las cosas, en cada aspecto de vuestra propia esencia, de vuestra divinidad, en cada aspecto de vuestra humanidad, hasta que sea ese Amor Divino el que dirija completamente vuestra vida. A partir de ahí, ya no buscareis el alma gemela, no la necesitáis, pero si llegara, entonces sí que estaríais preparados para reconocerla y para amarla.
            Así que en vez de buscar a tu alma gemela en los clubs de solteros, o en cada esquina, búscala dentro de ti, busca el Amor donde realmente está, que es en tu interior, y deja de perder el tiempo, ese tiempo que no va a volver, en buscar imposibles.
            Recuerda que haces camino al andar, y dependerá de tus pasos que el camino sea ancho y llano, o estrecho y lleno de vericuetos. Tu decides la vida que quieres vivir, una vida de ansiedad y búsqueda de imposibles, como tu alma gemela, en lugares inaccesibles, o una vida de dicha y amor, en la que no se ha de buscar nada porque ya lo tienes todo, y muy cerca, está en tu interior. Sólo resta conectar con ese interior.      
  

miércoles, 10 de agosto de 2011

¿Seguro que quieres ser feliz?

            Voy recibiendo correos con comentarios de las distintas entradas del blog, y leyendo alguno de ellos, tengo que utilizar casi todas las técnicas que conozco para no deprimirme. Ya que después de más de ciento cincuenta entradas hablando de lo mismo, porque siempre es lo mismo con distintas palabras, unas veces comenzando por la “a” y otras por la “z”, recibo algún comentario en el que me dicen que no saben cómo hacer para sentir paz, felicidad, alegría y amor, que no saben cómo hacer para dejar de sufrir, o para dejar de darle vueltas a los mismos pensamientos una y otra vez, o que se sienten invadidos por la rabia, por el rencor o por el odio y no saben cómo parar esa rueda.
            Leyendo estos correos, yo me pregunto: ¿Realmente quieren salir de la rueda en la que se encuentran inmersos?, porque para dejar atrás cualquier pensamiento circular, que es la única razón de cualquier tipo de sufrimiento, de ira, de tristeza, etc., sólo hay que desearlo. ¡Sí!, ¡Ya sé!, que nadie quiere sufrir, y que todos deseamos dejar atrás esos pensamientos que vuelven una y otra vez. Bueno, todos no………. Hay muchas personas, más de las que nos pensamos, que ni tan siquiera son conscientes de que la razón de su triste vida sólo son sus pensamientos, incluso hay algunos, que se jactan de ser unos buenos pensadores, y llaman analfabetos a los que intentan no pensar.
            No me dirijo a esos grandes pensadores, ni a los que no saben que la razón de su desdicha son sus pensamientos. Me dirijo a los que si sabéis toda la teoría, pero que no llegáis a la práctica. Pero os digo más, lamentándoos no llegareis nunca. Sólo se llega actuando y trabajando con valentía y decisión.
            Creo que lo decía no hace mucho, ¿cómo quieres vivir? Si quieres sufrir, o pasarlo mal, o no ser feliz de la mañana a la noche, ¡ya lo tienes!, no tienes que hacer nada extraordinario, pero si lo que quieres es lo contrario, si lo que quieres es ser feliz, tendrás, forzosamente, que cambiar algo de tu vida, ya que si sigues haciendo lo mismo, los resultados  serán los de siempre. Los lamentos no sirven de nada. Esto es como el fumador que cada mañana se levanta tosiendo, que quiere dejar de toser, pero que es incapaz de dejar el tabaco.
            Para cambiar algo es imprescindible tener claro que todo lo que ocurre en tu vida, es sólo lo que tú buscas, y programas en tú mente, y que nadie, absolutamente nadie, tiene ninguna culpa de tus desdichas. Este primer paso, que parece el más fácil, no lo es tanto, porque seguro que vas a encontrar, de inmediato, una disculpa fuera de ti: la enfermedad, la falta de dinero, la familia egoísta, etc., etc. Pero ten claro que sólo son disculpas y lamentos. Si consigues traspasar la puerta de este primer punto, y saber que ocurre has dado un paso importante.
Una vez que sabes que buscas, has de traspasar el segundo umbral: Saber que has de hacer para conseguir esa vida que sabes que quieres. Es otro paso importante, porque puede ser que lo que necesitas es renunciar a algo a lo que estás acostumbrado/a, familia, trabajo, ciudad, y eso es ir en contra de la sociedad. ¡Hay que ser muy valiente!, y tener en cuenta que nada en esta vida es permanente, ni importante, ni imprescindible. Todo es pasajero, lo es la misma vida. y la renuncia podría implicar un cambio radical en tu vida. También puede ser que lo que necesites sea trabajarte: meditar, hacer deporte, ir a misa, no sé, eso lo decides tú en tu silencio interior para encontrar la estabilidad que estás buscando y que sabes que necesitas. Sea lo que sea, ¡es otro paso difícil!
Y después ya sólo te queda llevar a la práctica, con decisión, aquello que te va a llevar a la solución de todos tus problemas, y trabajar, trabajar, trabajar, trabajar, cada día, sin desfallecer, sin hacer caso a tu mente ni a tu pereza.
A partir de aquí, ya llegarán los resultados, pero no los esperes, porque “quien espera desespera”. Sólo trabaja, cada día de tu vida.
Espero que a partir de hoy, sea más fácil para ti trabajar que lamentarte, ya que el lamento, sólo es otro pensamiento circular.

viernes, 10 de junio de 2011

Yo confieso (II)

            He perdido la cuenta de cuándo fue la primera vez que me senté a meditar, pero lo que no he perdido es la sensación de cambios en mi carácter a lo largo de esta vida de meditación.

            Han sido muchos los cambios, y todavía muchos que quedan por cambiar, (parece que no se acaba nunca de construir el carácter). Pero para que esos cambios se produjeran ha sido imprescindible “darme cuenta” de “las fallas en mi carácter”.

            El primero del que soy consciente, fue la “falta de voluntad”. A pesar de que me encontraba muy bien meditando, me costaba sentarme, o al menos, me costaba sentarme a ciertas horas, como podían ser las horas del amanecer. Tuve que trabajar duro para poder dominar a esa especie de animalito que todos, o yo al menos, llevaba dentro y que me decía quedito: “¿Dónde vas a estas horas con lo bien que se está en la cama, y con lo poco que has dormido?”. Como entonces todavía me identificaba al ciento por ciento con mi cuerpo, cuando vencí al animalito, lo sentí como un triunfo personal y me sentí muy “orgulloso” de mí mismo.

            El segundo fallo que tenía, era “esperar algo”. Cuando escuchaba hablar a los maestros que guiaban mis meditaciones del “despertar de la Kundalini”, de “la serenidad de la mente”, de los “siddhis o poderes psíquicos”, de la “sanación a través de la meditación”, etc., yo, quería conseguirlos todos en una hora, mejor que en un día, o en un  mes, o en un año. ¡Pobre infeliz!, entonces todavía no sabía, y no terminaba de hacer todo el caso que debía a mis maestros, que meditar esperando un objetivo, es la mejor manera de no conseguir ese objetivo, y casi añadiría más, no es meditación. Sólo empezaron a suceder “cosas”, cuando me senté a meditar por puro placer. Pero entonces, lo importante para mí, no era lo que sucedía, sino la propia meditación. Y volví a sentirme “orgulloso” de mi mismo.

            Recuerdo ahora, que uno de mis maestros me dijo un día: “Tendrías que trabajar tu orgullo”, y recuerdo mi respuesta como si fuera hoy: “Yo soy así, es mi carácter”.  Claro que era mi carácter, pero un carácter a medio construir. Cuando fui consciente y empecé a trabajar el orgullo, un ochenta por ciento desapareció de inmediato. Después de eso, ya no me sentí orgulloso. Todo empezaba a estar bien.

            He seguido y sigo “dándome cuenta” de cada acontecimiento que sucede en mi vida, y las preguntas que me hago en cada suceso son: ¿Esto tiene amor?, ¿Está hecho con amor?, ¿Esto lo quiero para mí?, ¿Me gustaría que eso que he dicho me lo dijeran a mí? Por supuesto que las respuestas a esas preguntas no siempre son las acertadas, aun sigo errando, por eso sigo meditando, por eso sigo trabajando mi carácter.

            Yo sé que no soy perfecto, como ninguno de los que estamos en un cuerpo en la Tierra. El día que llegue esa perfección, en esta vida o posteriores, se habrá acabado nuestro ciclo de nacimientos y muertes, ese día nos iremos a otro lugar, ya sin cuerpo, para seguir trabajando otras facetas que ahora no alcanzo a entender.

            Y tampoco quiero entenderlo, sólo sigo meditando, sólo quiero ser cada día una mejor persona, y espero conseguirlo algún día, en alguna vida.

            Si te has visto retratado por tu falta de voluntad, por tu querer conseguir poderes meditando, por tu orgullo, por tu intransigencia, etc., etc., sólo puedo decirte que no te desanimes, que puedes conseguir eliminar todos esos defectillos. ¡Sigue meditando!

sábado, 21 de mayo de 2011

Soledad humana

            En todas las religiones y filosofías nos aseguran que “el hombre está hecho a imagen y semejanza de Dios”. Sin embargo, si observamos las actividades humanas, estas parecen desdecir esta afirmación. Guerras, abusos, hambre, persecuciones, corrupción, explotación, mentiras; actuaciones estas, de unos hombres contra otros, que en nada se parecen a lo que Dios haría si encarnara en la Tierra. Y aun más grave es que muchísimos de los que predican que somos una imagen divina, los que tendrían que amar, que pacificar, los que tendrían que postular por la igualdad, son los que enarbolan la bandera de la discriminación.

Ante esto, bien podríamos decir que el hombre, a pesar de vivir en el seno de una gran comunidad, en la que se encuentra con toda clase de estímulos, de diversiones, de motivaciones, con toda clase de comodidades; está sólo, está realmente sólo, está desdichadamente sólo. Las razones parecen obvias, sus dirigentes sociales le engañan y le explotan, sus dirigentes religiosos, le discriminan; sus dirigentes intelectuales, le embrutecen con miserias humanas, en vez de enseñarle a pensar. ¡El hombre está sólo! Y a no ser que ese hombre haya alcanzado una evolución espiritual lo suficientemente elevada, siente el peso de su “soledad” de muy diferentes maneras: desamor, infelicidad, ansiedad, angustia, miedo.

No existe prácticamente ninguna diferencia entre el hombre de hoy, y los hombres de hace cientos de años. Si, es cierto que los avances tecnológicos de hoy no se pueden comparar con los de hace tan sólo cien años, pero ¿ha habido algún avance en el corazón humano?, ¿ha servido la tecnología para acabar con el hambre?, ¿con las guerras?, ¿han servido los avances para avanzar en el estado de felicidad? No, de nada han servido para el ser espiritual, y aun podríamos decir más, han servido para causar un grave retroceso en la espiritualidad del hombre.

Los avances tecnológicos han servido para reemplazar al hombre por la máquina, y el hombre reemplazado ¿Qué come? Los avances tecnológicos han servido para que todos comentemos en las redes sociales la injusticia del mundo, o la corrupción de los políticos, o la explotación de los banqueros, y ¿qué?, ¿sirve eso de algo para evocar el Amor en el corazón humano?, ¿sirve eso para el crecimiento y la evolución del ser espiritual?, ¿sirve eso para acercarnos a Dios, que es nuestra UNICA meta?

Aunque seamos un millón de personas unidas a través de las redes sociales, el hombre está sólo. Hay que ser consciente de esa soledad, y empezar a derrotarla. La lucha contra esa soledad, no se va a presentar en ningún foro mediático, ni en ningún campo de batalla, no se va a conseguir con los medios utilizados hasta ahora; la lucha contra esa soledad pasa por visitar el propio corazón. En el centro del corazón no existen conflictos, ni tensiones, ni miedo, ahí sólo hay Amor.

Y una vez que el hombre vive en su corazón, empezará a exportar esa tecnología, que no es nueva, que existe desde el principio de la vida. Y lo va a hacer de la única manera posible, amando, no discriminando, ayudando, compartiendo, hasta que una segunda persona aprenda a vivir en su corazón, y así ya serán dos batallando contra la soledad, y pronto cuatro, y luego ocho, y así sucesivamente hasta que la soledad desaparezca del corazón de todos los hombres. ¡Cambia tú para cambiar el mundo!, no hace falta que te unas a otros miles y vociferes, ten por seguro que así la soledad será la única ganadora.

Acaba primero con tu soledad, en la soledad de tu meditación, para alcanzar a vivir en tu corazón, en el lugar donde vas a encontrar el Amor, en el lugar donde vas a encontrar a Dios. Así tendrás claro que “el hombre está hecho a imagen y semejanza de Dios”, y será fácil para ti enseñar a otros hombres el camino.

sábado, 8 de enero de 2011

Pedir ayuda

Casi siempre están las mismas personas haciendo las mismas cosas, y aunque avanzan, que ya es bueno, a excepción de unos pocos, lo hacen lentamente, demasiado lentamente para el tiempo que nos queda. Aunque es normal que avancen lentamente porque el lastre que arrastran parece demasiado pesado.
Arrastran miedo “qué pensará la gente”, arrastran dudas “y si esto me sale mal”, arrastran  orgullo “si doy esto a conocer podría perder este pedestal”, arrastran falta de amor hacia ellos mismos “es que yo no sé”, arrastran pereza “cuanto trabajo”, arrastran falta de fe “mejor no tocarlo podría salir mal”, arrastran falta de confianza “a mí no me pasa lo mismo”, arrastran dolor “que vida tan dura”, arrastran apego “yo por los míos doy la vida” ………………………..
Y todo esto a pesar de que existen miles de libros, miles de artículos, miles de webs, miles de blogs, maestros, guías, gurús; todos diciendo lo mismo, todos hablando del ser celestial que es el ser humano, todos hablando del alma, todos hablando de lo que se ha de hacer para vivir la dimensión de la divinidad. Parece que hablan para sordos.
La realidad es que, viendo lo que hay, cabe pensar que casi cada persona necesitaría un guía para ella sola, ya que cada persona se encuentra en un camino y en un punto distinto de ese camino.
Pero si cada uno en el punto donde se encuentra pudiera elevarse para ver su propio camino desde lo alto, se llevaría una sorpresa, porque podría ver que hay cientos, miles de caminos paralelos al suyo agrupándose más adelante, formando cada vez menos caminos y más cómodos de transitar, hasta llegar a un único tramo que más parece una autopista, en el que los que la transitan lo hacen a una velocidad mucho mayor que los que transitan por los primeros tramos. Es como las fuentes, los arroyos, los riachuelos, los ríos, todos desembocando en uno mayor para llegar finalmente al mar.
¿Por qué tantos caminos? Por el lastre de cada persona. Y además cada persona necesita un estímulo para empezar a caminar. Y el estímulo tiene que llegar, ya que sino la persona no se mueve del sitio, y ese estímulo puede ser una depresión desconocida, una perdida, el aburrimiento, una ruptura, una lectura, una película, una canción, etc., etc.
Hay una dificultad añadida: Cada persona ha de ser consciente del lugar en el que está y de cuál es su lastre, ya que sino no se mueve. Por ejemplo, si una persona está en el camino del orgullo, no le puedes presentar el camino de la humildad porque no lo entiende, lo primero que tiene que tener claro es que su camino es curar su orgullo, tiene que reconocerlo, y eso es difícil. La dificultad para llegar a buen puerto no es que esa persona no trabaje, puede meditar cada día, el problema es que está trabajando en una dirección incorrecta, está trabajando en vacío.
Podríamos pensar que meditando sería suficiente para conseguir el crecimiento interior que se persigue, ya que al inundarnos en la meditación con otra energía de vibración más sutil, cercana a la energía divina, podría ir sanando todos los aspectos del cuerpo, tanto físico como energético. Es un error. La meditación es un abono, e incrementa todos los aspectos que existen en el ser, tanto buenos como malos. Podría ser contraproducente, podría incluso incrementarse su orgullo y pasar a ser un orgullo espiritual, lo cual sería mucho peor.
Para saber realmente lo que hay que trabajar se ha de ser consciente de lo que realmente está impidiendo el desarrollo interior. Sólo conozco una manera, hay que pedir ayuda, ya lo hemos dicho un montón de veces, ya es hora de hacerlo: Pide a las personas cercanas a ti que te hagan una lista, con tus virtudes y tus defectos. Las guardas, les das las gracias, y después en la soledad de tu meditación  ordenas tus defectos. Si eres de los que piensan que tú no necesitas hacer esto, que ya sabes de qué pie cojeas, este es tu primer defecto, cojeas de los dos pies.
Después solo tienes que elegir un defecto para empezar a trabajar. Acuérdate, has de aplicar la virtud contraria, al principio conscientemente, hasta que veas que realmente la visión de la vida empieza a cambiar. Sólo por el hecho de asumir que tienes ese defecto, has realizado casi el ochenta por ciento del trabajo. Pronto llegarás al siguiente camino. Y a partir de aquí la meditación será otra cosa.

miércoles, 5 de enero de 2011

Yo Soy el Alma

            Desde pequeños tenemos un ligero conocimiento de que tenemos un alma, o de que somos un alma, o algo parecido, ya que creo que no lo tenemos lo suficientemente claro, y no lo tenemos muy claro porque no parece que nos lo expliquen muy bien.
            En el catecismo de la Iglesia Católica, iglesia mayoritaria de los catalanes y los españoles, dice refiriéndose al alma: “A menudo, el término alma designa en la Sagrada Escritura la vida humana, o toda la persona humana. Pero también, lo que hay de más íntimo en el hombre y de más valor en él, aquello por lo que es particularmente imagen de Dios: “alma” significa principio espiritual del hombre”.
            Y sigue diciendo: “La unidad del alma y el cuerpo es tan profunda que se debe considerar al alma como la “forma” del cuerpo, es decir, gracias al alma espiritual, la materia que integra el cuerpo es un cuerpo humano y viviente; en el hombre, el espíritu y la materia no son dos naturalezas unidas, sino que su unión constituye una única naturaleza”.
            Y aun dice más: “La Iglesia enseña que cada alma espiritual es directamente creada por Dios, no es "producida" por los padres, y que es inmortal: no perece cuando se separa del cuerpo en la muerte, y se unirá de nuevo al cuerpo en la resurrección final”.
Y sigue: “La tradición espiritual de la Iglesia también presenta el corazón en su sentido bíblico de "lo más profundo del ser", donde la persona se decide o no por Dios”.
Parece normal que no lo tengamos muy claro leyendo estas enseñanzas. No aclara muy bien si el alma es la persona, si es la vida o es la imagen de Dios. Si aclara que no la producen los padres, y que es inmortal, y que se unirá al cuerpo, cuando este resucite, aunque tampoco tenemos muy claro cómo será esa resurrección, ni que hará el alma desde que se separa del cuerpo hasta que se vuelva a unir a él.
Pero no solamente es de difícil explicación para la Iglesia Católica, sino que para casi todo el mundo, ya que la mente humana no está lo suficientemente desarrollada para entender conceptos como divinidad, Dios, alma, eternidad, etc.
Lo único que sabemos; algunos, muy pocos, por experiencia propia, y otros por las enseñanzas de libros, maestros y gurús, es que hay otra manera de vivir distinta a la que nos enseñan, en la que se puede conseguir una paz, una felicidad y una alegría que no disfrutan casi ninguno de nuestros contemporáneos, y que no han conseguido casi ninguno de nuestros antepasados, y que parece ser que ello es debido a la unión con el alma.
Pero si ya somos el alma, ¿cómo podemos unirnos a algo que ya somos? Seguramente, aquí está el quid de la cuestión, en saber que es el alma, en saber cuál es su ubicación en nosotros, en saber porque no la sentimos, en saber que hay que hacer para identificarse con ella, y seguramente en saber mil cosas más que se le pueden ocurrir a cualquier persona que se pare un momento a meditar en este tema.
¿Qué es el alma?: En algún momento de la Creación se originan las Mónadas o unidades de conciencia. Las Mónadas son como chispas de Fuego Supremo, como fragmentos divinos, como fragmentos de vida divina separada como entidad individual.
Las Mónadas, en el momento de la Creación son omniscientes, (capacidad de saberlo todo), y omnipresentes, (capacidad de estar en todas partes simultáneamente), pero únicamente lo son en el plano en el que fueron creadas, ya que en todos los demás planos son inconscientes e insensibles, incluido el plano físico, por lo que no son capaces de responder a todas las vibraciones divinas del universo.
Para poder ser sensibles en todos los planos, en todos omniscientes, en todos omnipresentes, las Mónadas han de manifestarse en esos planos, de ahí que todo el proceso de la evolución del “Yo” individual es una actividad escogida por las Mónadas mismas. Estamos en los mundos de la materia, porque hemos querido vivir.
Este impulso divino, buscando siempre la más amplia manifestación de vida, es perceptible en toda la naturaleza y se le denomina la voluntad de vivir. Aparece en la semilla al asomar su brote hacia la luz y en el capullo rompiendo su prisión y expandiéndose a la claridad del sol.
Las Mónadas comienzan su descenso a la materia, irradiando sus rayos de vida, ya que las Mónadas siempre permanecen en el plano donde fueron creadas, “en el seno del Padre”, siendo sus rayos de vida los que llegan al océano de la materia, apropiándose allí  de los materiales necesarios para su evolución en los planos inferiores.
A ese conjunto se le llama Triada Superior,  Alma Superior, Yo Superior y Hombre Celestial, entre otras; y es de naturaleza idéntica a la de la Mónada aunque con una fuerza menor por los velos de materia que la envuelven. Este Alma Superior reside en un plano que es conocido como el plano causal, y no se mueve de ahí mientras duran todas las encarnaciones del ser. Y es desde aquí que el Alma Superior lanza también sus rayos de vida hasta la materia para formar lo que se denomina alma encarnada.
En el séptimo mes, el alma encarnada se localiza en el feto, y su localización está en el duodécimo chakra, es decir, treinta centímetros por encima de la cabeza.
El duodécimo chakra parece una estrella dorada. Se le llama, en algunas tradiciones, “Estrella del alma”. Cuando una persona madura espiritualmente, la estrella dorada evoluciona a una perla dorada, a una bola dorada, a un brote dorado o a una llama dorada. En la terminología cristiana, esto es lo que se llama el “Fuego de Pentecostés”. Si el practicante aún evoluciona más, el brote dorado literalmente florece y se abre hacia arriba como una pequeña flor de loto dorada.
Desde el duodécimo chakra, el alma encarnada, irradia hacia fuera, formando “el aura del alma”, o “energía del alma”.
Así como el cuerpo etérico penetra el cuerpo físico, y está dentro y fuera del cuerpo físico, así mismo, la esencia del alma penetra el cuerpo físico, yendo más allá de este. Por eso, el cuerpo físico está realmente dentro del alma y no el alma dentro del cuerpo físico.
Los cuerpos físico, energético, astral y mental inferior se hallan todos dentro del alma encarnada. Por lo tanto, podemos definir a la persona como un alma con un cuerpo físico y otros cuerpos sutiles.
Resumiendo: La Chispa Divina, que es Creación de Dios proyecta una porción de sí misma y se manifiesta en el plano causal, como el Alma Superior. El Alma Superior extiende y proyecta una porción de sí misma manifestándose como el alma encarnada.
¿Por qué no somos conscientes de esto?: Porque nuestra mente es muy poderosa y está entrenada para las cuestiones materiales, pero no para las espirituales, entender espiritual como las cosas del alma, no de la iglesia. Si cuando somos pequeños en vez de enseñarnos que hemos de estudiar para ser ingenieros y tener mucho dinero, nos enseñaran a amar para unirnos a Dios, toda nuestra vida sería completamente distinta, porque distintas serian nuestras creencias, nuestras convicciones y nuestra manera de pensar y actuar.
Al no ser conscientes de nuestra divinidad, no tenemos contacto con nuestra alma, por lo que el duodécimo chakra, el chakra del alma está completamente cerrado, y no lo va a abrir ningún chaman, sólo se va a abrir cuando tomes contacto con él, será entonces cuando comience el auténtico y verdadero trabajo para el que has decidido venir a la materia. No estás aquí para ser ingeniero, no estás aquí para tener una suculenta cuenta corriente, no estás aquí para casarte y tener hijos, no. Estás aquí para unirte a tu alma, estás aqui para unirte a Dios, nada más.
Nada puede apartar de Dios al espíritu humano. Por lo tanto, tu primer trabajo es conocerte a ti mism@, y convertirte en un ser espiritual, que es lo que eres. Un ser espiritual es aquel que estando en el mundo, entiende que hay una razón de su estancia aquí, que esa razón es la unión con Dios y que para esa unión necesita vivir desde su alma.
Para vivir desde tu alma y hacer que florezca y se convierta en una llama dorada, has de llevar una vida de virtud, haciendo servicio, teniendo apropiadas relaciones con otras personas y con la Naturaleza y mediante la práctica regular de la meditación, de la oración y el silencio.
Créeme, merece la pena intentarlo.

jueves, 23 de diciembre de 2010

Busqueda infinita - Meditación en la Llama Violeta

           No pensaba escribir nada hasta después de Navidad, pero lo he pensado mejor, y así podeis aprovechar las fiestas para leer y meditar.
          El ser humano se pasa la vida buscando de manera desaforada, aunque discontinua, asistiendo a cursos, devorando libros uno tras otro, y a veces dos y tres a la vez; asistiendo a conferencias y seminarios, etc., etc.; pero si consigues que se detenga un momento en su búsqueda y le preguntas que está buscando con tanto ahínco, es seguro que obtendrás un ramillete de respuestas dispares: “Estoy buscando la verdad”, “estoy tratando de serenarme”, “busco estabilidad”, “quiero llegar a la luz”, “me ha dicho mi cuñada que esto va bien”, “es que me han dicho que la felicidad está en…..”.
            Buscar…….., buscar…….., buscar….., está bien la búsqueda, pero no el lugar. La verdad, la estabilidad, la luz, la serenidad, la felicidad, el amor, no están donde lo estás buscando, no hace falta ir lejos, no es necesario gastar dinero en cursos que no vas a utilizar, ni leer y leer libros que en un noventa por cierto olvidas en cuanto coges el siguiente. Lo que buscas lo tienes más cerca. ESTÁ EN TI. Es como si el que escribe buscara debajo de la mesa el lápiz con el que está escribiendo, o el miope las gafas que tiene puestas.
Jorge Bucay, que entre otras muchas cosas es un gran contador de cuentos, narra en “El tesoro enterrado”, la búsqueda de un tesoro…….:
Había una vez en la ciudad de Cracovia, un anciano piadoso y solidario que se llamaba Izy. Durante varias noches, Izy soñó que viajaba a Praga y llegaba hasta un puente sobre un río; soñó que a un costado del río y debajo del puente se hallaba un frondoso árbol. Soñó que él mismo cavaba un pozo al lado del árbol y que de ese pozo sacaba un tesoro que le traía bienestar y tranquilidad para toda su vida.
Al principio Izy no le dio importancia, pero después de repetirse el sueño durante varias semanas, interpretó que era un mensaje y decidió que él no podía desoír esta información que le llegaba de Dios o no se sabía de dónde, mientras dormía.
Así que, fiel a su intuición, cargó su mula para una larga travesía y partió hacia Praga.
Después de seis días de marcha, el anciano llegó a Praga y se dedicó a buscar, en las afueras de la ciudad, el puente sobre el río.
No había muchos ríos, ni muchos puentes. Así que rápidamente encontró el lugar que buscaba. Todo era igual que en su sueño: el río, el puente y a un costado del río, el árbol debajo del cual debía cavar.
Sólo había un detalle que en el sueño no había aparecido: el puente era custodiado día y noche por un soldado de la guardia imperial.
Izy no se animaba a cavar mientras estuviera allí el soldado, así que acampó cerca del puente y esperó. A la segunda noche el soldado empezó a sospechar de ese hombre cerca de SU puente, así que se aproximó para interrogarlo.
El viejo no encontró razón para mentirle. Por eso le contó que venía viajando desde una ciudad muy lejana, porque había soñado que en Praga debajo de un puente como éste, había un tesoro enterrado.
El guardia empezó a reírse a carcajadas:
Mira que has viajado mucho por una estupidez, le dijo el guardia. Hace tres años que yo sueño todas las noches que en la ciudad de Cracovia, debajo de la cocina de la casa de un viejo loco, de nombre Izy, hay un tesoro enterrado. Ja... Ja... mira si yo debiera irme a Cracovia para buscar a este Izy y cavar debajo de su cocina... Ja... Ja... Ja...., Izy agradeció humildemente al guardia y regresó a su casa.
Al llegar, cavó un pozo debajo de su propia cocina y sacó el tesoro que siempre había estado allí enterrado.
            El mundo está lleno de Izys buscando una quimera. Sólo han de variar su punto de mira, girar ciento ochenta grados y apuntar a su interior. Ahí, en su interior está el tesoro.

            Pero el ser humano que es capaz de estar horas en una fila para recibir el abrazo de un maestro o de viajar kilómetros para asistir a una conferencia, es incapaz de sentarse en silencio veinte minutos para investigar que hay en su interior.
Siéntate en silencio esos veinte minutos cada día y sentirás la calidez y la ternura de miles de abrazos, siéntate esos veinte minutos y paulatinamente irás alcanzando el mismo conocimiento al que tienen acceso los maestros.
¿Por qué es necesaria tanta práctica?, ¿por qué no se consigue todo en un día? Podríamos decir que hay muchos grados de energía. Todo depende de la frecuencia de la vibración. Distintas frecuencias de vibración producen distintas densidades, distintas formas de materia, distintos colores, que van desde el rojo (baja vibración) hasta el blanco y la luz, energía de alta vibración.

La energía de todas las partículas en el universo evoluciona haciéndose cada vez más consciente. La energía evoluciona desde la densidad mineral, que no parece que tenga ni un ápice de consciencia, hasta llegar a la mente del hombre, para convertirse en energía consciente, y sigue evolucionando a la energía de los guías, de los maestros y del Conocimiento total.

Cuando el ser humano se sienta en silencio esos veinte minutos mirando hacia su interior, cambia la frecuencia de su vibración, haciéndose cada vez más consciente, tanto más consciente cuando más serena llega a quedar la mente. Eso permite al ser evolucionar hacia la perfección, y esa evolución conduce al súper hombre, un ser que maneja armónicamente todas esas energías al comprender que todo existe por amor. Puedes llegar a ser un ser de luz, aunque estés encarnado.

Pero no vas a conseguir variar ni un ápice la frecuencia de tu vibración aunque te leas todos los libros editados en el mundo, aunque asistas a todos los cursos y conferencias que impartan los más grandes maestros, o te den veinticinco abrazos diarios. Podrás adquirir sabiduría, pero no conocimiento, porque la sabiduría es de la mente, y te va a servir mientras tengas cuerpo, no más allá del cuerpo; pero el conocimiento es del alma, y te va a servir para siempre, para la eternidad. Sólo va a variar la frecuencia de tu vibración viajando a tu interior en silencio.

¿Qué, te he convencido? Pues venga, ¡siéntate y medita!

Meditación en la llama violeta

La meditación de la llama violeta es una meditación muy potente que te ayuda a purificar y a limpiar los cuerpos físico, emocional o astral y mental.
Con ella aumenta la frecuencia de tu energía ya que te permite eliminar de tu campo energético todos los pegotes de energía negativa, de baja vibración, que hay en tus cuerpos.
Es como un “comecocos”, ya que busca, encuentra y elimina todos los desequilibrios y bloqueos energéticos en tu campo energético.
No es difícil, léela antes y podrás hacerla sin problemas. ¡Qué disfrutes!
·         Siéntate como tengas costumbre.
·         Lleva la punta de la lengua al paladar.
·         Deja las manos en las piernas con las palmas hacia arriba y coloca los dedos en Gyan mudra: las yemas de los dedos pulgar e índice se tocan, en ambas manos, los otros tres dedos están juntos y estirados.
·         Los ojos cerrados o una décima parte abiertos, enfocados en el entrecejo.
·         Empieza haciendo cinco respiraciones profundas, alargando la exhalación, permitiendo que con la exhalación salga de tu cuerpo toda la tensión.
·         Respira por la nariz, con una respiración abdominal, (a estas alturas supongo que ya no tienes problemas para hacer esa respiración).
·         Deja que tu mente se vaya lejos, a lo infinito, a lo ilimitado, si es necesario dale un empujoncito.
·         Imagina, piensa, siente o visualiza, (lo que sea más fácil para ti), que un rayo de luz blanca, brillante, luminosa baja desde lo alto, entra por tu coronilla, bajando hasta el centro de tu pecho, quedándose sujeto en tu centro.
·         En ese centro, donde está sujeto el rayo blanco, empiezas a visualizar o a imaginar que hay un sol, dorado, brillante.
·         Mientras, la luz blanca empieza a irradiarse por todos los poros de tu piel hacia el exterior haciendo que tu aura se vuelva blanca y luminosa.
·         Imagina ahora, que unas llamas de energía violeta brillante empiezan a envolver tu cuerpo, (pueden ser como la llama de una vela, pero más grandes), pueden ser el numero que te apetezca, tres, cuatro, cinco.
·         Esas llamas violetas son la Energía Divina en acción, que están purificando todos tus cuerpos.
·         Repite en silencio tres veces dentro de ti: YO SOY la transmutadora Llama Violeta que está limpiando mis cuerpos, transmutándolo todo en Luz.
·         Deja que una de esas llamas violeta entre en tu cuerpo para limpiarlo y purificarlo, siente como limpia cada órgano, cada tejido, cada músculo, cada célula. Siente como lo que está enfermo se quema y se purifica.
·         Cuando termines con el cuerpo, sigue con tus emociones. Imagina que las emociones, ansiedad, miedo, rabia, la emoción que sea, es como papel que se quema al acercarse la llama.
·         Y después permite que se quemen tus pensamientos repetitivos igual que las emociones.
·         Te sientes bien. Estás muy bien.
·         Deja ahora que todas las llamas se unifiquen en una sola llama, como una columna de luz violeta, en que tú estás dentro.
·         En este momento la Llama Violeta empieza a quemar el karma acumulado que puede ser susceptible de quemar en este momento. Si tienes alguna relación incómoda ahora es el momento de quemar el lazo que te une a esa otra persona.
·         Y sigue disfrutando del momento.
·         Lleva la atención al centro de tu pecho dónde está ese sol dorado brillante, permanece en tu corazón, sintiendo la Guía Divina, y permite que esa Guía sea quien dirija tu vida desde ahora.
·         Permanece el tiempo que te apetezca, y antes de terminar libera el exceso de energía.
·         Sube las manos a la altura del pecho, con las palmas abiertas mirando al frente, y ahí, delante de tus manos, visualiza la Tierra y repite en tu interior: Que toda la Tierra sea bendecida con Amor Divino, que toda la Tierra sea sanada, que toda la Tierra sea regenerada, bendiciones para la Madre Tierra.
·         Aprovecha para bendecir a los tuyos, a tus amigos y a tus enemigos, a tus proyectos y a tu cuenta corriente.
·         Da las gracias.
·         Haz tres respiraciones profundas alargando la inhalación, abre tus ojos y descansa el cuerpo.