El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




sábado, 18 de febrero de 2012

Meditación

La verdad en sí misma sólo puede ser alcanzada dentro de uno,
mediante la más profunda meditación y conciencia.
Buda.
La meditación es el fin del pensamiento, es mantener la mente absolutamente quieta, es vivir con total atención.
Recuerdo mis primeras meditaciones y las instrucciones que recibía. “Tienes que mantener la atención de manera constante”, “mantener la atención en ¿qué?, preguntaba yo”, “en tu respiración, por ejemplo, o en los latidos de tu corazón, o en los sonidos del exterior”, me dirigía el instructor, y seguía, “y si tu mente se distrae o se pone a cuestionar cualquier cosa, vuelve al punto de atención”. ¡Era realmente difícil!, creo que en un principio podía aguantar la atención en la respiración, no más de tres ó cuatro respiraciones, y cuando era consciente de que mi mente había ganado nuevamente la partida, después de no sé cuánto tiempo, ya que a veces podían haber pasado más de veinte minutos, volvía a mi respiración, y otra vez la mente, y otra vez volvía. Era una lucha sin cuartel. Y yo me preguntaba, ¿Esta lucha permanente con mi mente es meditación?
Más adelante, me enseñaron otro tipo de meditaciones, “meditaciones guiadas”: El instructor iba hablando, guiándonos por distintas partes de nuestro cuerpo, o haciendo que nuestra mente imaginara que estaba paseando por el Universo, o entrando en nuestro interior para visitar al niño que habita en nosotros, o viajando en una alfombra voladora, o montado a lomos de un águila. La mente, de vez en cuando, también se iba, pero me parecía más fácil mantenerla en el pensamiento que el instructor indicaba. Y yo me seguía preguntando: ¿Mantener a la mente en un pensamiento determinado será meditación, cuando la meditación es poner fin al pensamiento?
También me enseñaron a repetir palabras, (mantras), una y otra vez; aprendí otras meditaciones en las que era necesario un gran esfuerzo físico; otras en las que dirigía la energía por el interior de mi cuerpo; en fin, quise probar todo tipo de meditaciones, pero siempre terminaba preguntándome, ¿Esto será meditación?
Y si siempre terminaba preguntándome si era meditación, era porque si la meditación es el fin del pensamiento, como podía llamar meditación a algo que me obligaba a mantener un pensamiento en mi mente, ya fuera de dirección de la energía, de repetir mantras una y otra vez, o de cualquier otro tipo. Hoy tengo la respuesta: No son auténticas meditaciones, pero si son necesarias, más que necesarias son imprescindibles, ya son el primer paso, son el inicio, son el “a”, “e”, “i”, de la mente.
La verdadera meditación no puede ser buscada, la meditación llega, la meditación es una manera de vivir, la meditación es contemplar con atención la vida; por lo tanto cualquier intento consciente de meditación no es auténtica meditación. Pero si digo que son necesarias todas las técnicas de meditación, porque la mente necesita un entrenamiento. No se puede de la noche a la mañana intentar contemplar con atención y sin pensamientos como pasa la vida.
Las distintas técnicas tienen distintos objetivos: Los pensamientos son energía, por lo tanto, según sea el tipo de pensamiento que generamos con las distintas meditaciones conseguiremos: por un lado, no generar energías negativas provocadas por los pensamientos habituales, ya que meditando no se mantienen en la mente; y por otro lado, generar un tipo de energía especial, necesaria para el fin que persigamos con los distintos tipos de meditación. Meditar en un Ser Superior es permitir que su energía invada el campo del meditador, cuando se medita con un mantra la energía que llega es la energía del mantra, meditar con un mudra o con ciertos ejercicios físicos, hace que la energía discurra por distintas partes del cuerpo que habitualmente no reciben ese aporte de energía.
La verdadera meditación no necesita de instructores ni de técnicas. La auténtica meditación es vivir la vida con total atención. Vivir cada acontecimiento como novedoso, porque así es realmente, nada es igual, todo siempre es nuevo. Y además de vivir cada instante como algo nuevo y maravilloso, se ha de mantener esa novedad en la mente, es decir, no valen comparaciones con situaciones anteriores, ni calificar el acontecimiento como bueno, malo, hermoso o desagradable. El acontecimiento es, y punto. No se puede comparar, por ejemplo, una puesta de sol con otra, o darle ningún calificativo, ya que entonces se pierde la esencia de la puesta del sol, ya que la mente está pendiente de la calidad de la belleza, en vez de sencillamente contemplarla. Meditar sólo es contemplar, contemplar cómo te impregna la vida, contemplar su fluir. Un solo pensamiento del tipo que sea, hace que se difumine la meditación, hace que se pierda el sentido de la vida, hace que se pierda ese instante de vida en el que la mente está ocupada con el pensamiento.
No estoy diciendo que nos movamos con los vaivenes de la vida como si fuéramos una hoja movida por el viento, no, porque hemos de tomar nuestras decisiones y organizar los caminos a tomar. Para eso tenemos la mente, para organizar nuestra vida, para tomar nuestras decisiones, para solucionar los problemas que vayan surgiendo, pero no para darle vueltas a esas decisiones, a esa organización, a esos problemas. Una vez tomada la decisión, se ha de dejar descansar a la mente y permitir que llegue la meditación para observar a la vida, para contemplar con verdadera atención.
Una mente ocupada, es una mente que no vive nada más que sus propios pensamientos, no vive la vida, no vive la realidad, no vive la verdad.
Practica las meditaciones en las que te sientas más a gusto, pero recuerda que el objetivo no es conseguir detener los pensamientos en el momento en el que te encuentras sentado meditando, el objetivo es que toda tu vida sea meditación, es que tu mente observe en silencio, es que vivas la vida y no los pensamientos.
                ¿Qué sucede cuando se ha acostumbrado a la mente a estar a disposición del alma, serena y sin pensamientos? Es entonces, en esos momentos, en esos largos momentos en los que la mente se encuentra tranquila, cuando llega, por sí sola, la meditación, la auténtica meditación, sin buscarla; y a partir de ahí, con la meditación, llega la felicidad, la auténtica felicidad; se siente el Amor, el Amor Divino; se siente la unión con todo, la unión con todos, la unión con Dios.
                Este es nuestro único trabajo en esta vida, esa es nuestra única misión, ninguna otra. No es necesaria la búsqueda de ninguna misión, ya que a partir de ese momento, todo lo que sucede en la vida, se desarrolla como si estuviéramos sobre una alfombra voladora que nos lleva de un acontecimiento a otro, sin prisas, sin problemas, sin expectativas. Disfrutando del paseo por la vida, disfrutando de las sincronicidades, porque todo se desarrolla de manera fluida, sin los obstáculos generados por nuestros propios deseos, nuestros anhelos o nuestros miedos. Y las misiones que teníamos encomendadas, o nuestras deudas kármicas, se van a llevar a cabo y a cancelar, sin que tan siquiera seamos conscientes de ellas, porque en ese momento, todo estará bien, suceda lo que suceda.
                ¿Por qué todo estará bien, suceda lo que suceda?: ¿Qué es lo que nos ata al dolor, a cualquier dolor, incluido el de la pérdida de un ser querido, o que nos ata a la rabia, o a la incomprensión, o al miedo, o a las prisas? Solamente la mente y sus pensamientos. Cualquier acontecimiento sucede en un momento, pero al momento siguiente, ya no, ya vivimos otro acontecimiento. Si efectivamente la mente se encuentra tranquila, vivirá el acontecimiento que acaece realmente en el instante presente y no se habrá detenido en el acontecimiento anterior. Por lo tanto todo estará bien.
El siguiente paso es la desidentificación del cuerpo. Se acabó el miedo a la enfermedad, al dolor y a la muerte. Porque el conocimiento que le llega a la persona cuando esta le deja paso, hace que recuerde que no somos el cuerpo, que somos algo más, ese algo más que ahora, con la mente serena, se relaciona con todos los mundos, con una fuerza, con un poder y con una convicción desconocida mientras se daban vueltas y más vueltas a los mismos pensamientos día tras día.
Me he encontrado con personas, muy inteligentes e instruidas, que han rebatido este razonamiento por considerarlo simplista. Efectivamente, los asuntos del alma son simples, muy simples, y sólo hay una respuesta válida: “Inténtalo, y después juzga”, porque en este caso, no va a haber un científico que demuestre con fórmulas en un laboratorio la veracidad del razonamiento, para que luego, nosotros, cómodamente sentados en un sillón podamos leer las conclusiones del trabajo. No, el científico es uno mismo. Y todos los que han intentado el experimento han llegado a las mismas conclusiones, más pronto o más tarde, según su grado de dedicación: Una mente serena lleva directamente a la felicidad, a la alegría, a la paz y al amor. Una mente serena lleva directamente a Dios.
Si no has llegado ahí, no esperes llegar, ni leyendo esto ni leyendo nada. No te queda más remedio que entrar en el laboratorio de tu mente y comenzar el experimento. Los científicos que han obtenido sus propias conclusiones, sólo pueden ayudarte, y lo harán gustosos, pero el trabajo no te queda más remedio que desarrollarlo tú mismo. Empieza ya, entra en tu laboratorio, nunca es tarde. 
Una meditación sencilla
Sólo tienes que sentarte, cerrar los ojos, colocar la punta de la lengua en el paladar, dejar las manos apoyadas en los muslos con las palmas de las manos hacia arriba, y respirar, lenta y suavemente, por la nariz, con una respiración abdominal, permitiendo que con la exhalación vaya saliendo toda la tensión de tu cuerpo. Y empieza a repetir en silencio: “Yo Soy Luz, Yo Soy Amor, Yo Soy la Resurrección y la Vida, Yo Soy el Alma, Yo Soy ese Yo Soy”.
Puedes hacerla el tiempo que quieras, pero intenta que el mínimo sean once minutos.
Con ella vas a conseguir que se abra tu mente para que empieces a percibir pensamientos de frecuencia más elevada. Los pensamientos que te permites recibir en la actualidad son los que va marcando la sociedad, todos de baja frecuencia, y que son los que la sociedad impone sobre creencias de cualquier tipo: familia, amigos, sociedad, religión, normas morales; es decir, sólo te permites tener los pensamientos que son aceptados por los demás.
Pero con este tipo de pensamientos, mantienes encadenadas tus ilusiones, solo dejas volar las ilusiones que la sociedad permite; este tipo de pensamientos te impide conocer tu gloria y la gloria de Dios, te impide desarrollar tu poder y te impide alcanzar la felicidad plena, ya que nunca te aventurarás hacia lo desconocido, ni vas a contemplar la posibilidad de realidades más grandiosas, por miedo a que ellas signifiquen un cambio. Cambio que efectivamente ocurre, ya que hay mucho más que ver, mucho más que entender que lo que hay en ese mundo ordenado que nace, crece, envejece y muere bajo la dirección de la sociedad.
Con los pensamientos que te has permitido tener, ya has aprendido lo que es el miedo, lo que es la tristeza, lo que es la inseguridad, lo que es la avaricia, lo que son los celos, lo que es el odio, lo que es la enfermedad y lo que es la muerte. Y sobre todo ya sabes lo que es vivir alejado de la Fuente Divina.
Es momento de alcanzar todo lo contrario y sobre todo acercarte a tu esencia, permitiendo que entren en ti, otras frecuencias más elevadas y más sutiles de pensamiento. Lo vas a conseguir con esta meditación.
Con ella va a activarse la glándula pituitaria, con lo que tu cerebro va a estar mucho más despierto, es posible que incluso sientas un ligero dolor de cabeza, o que sientas mareo, si es así, deja la meditación, tendrás que ir acostumbrándote poco a poco.
A medida que empiezas a recibir frecuencias más altas, se transforman en una corriente eléctrica de alto poder, que se va repartiendo a cada célula de tu cuerpo a través del sistema nervioso central, causando como un estremecimiento o sensación de hormigueo. Sólo es que empieza a circular por tu cuerpo otra energía más sutil, haciendo que aumente la frecuencia vibratoria de cada célula. Cuantos más pensamientos elevados recibes, más vibra tu cuerpo, más luminoso se vuelve, más aumenta tu amor, tu compasión, tu misericordia, tu comprensión.
Puedes tener lo que quieras, ¿por qué te limitas?

jueves, 16 de febrero de 2012

Conciencia

            Perdemos demasiado tiempo y limitamos nuestra conciencia en menudencias tales como satisfacer los caprichos de nuestra forma física. No es nuestro objetivo primordial el cuerpo, aunque si es importante. No se trata de complacer todos los deseos de la mente, pero si hemos de respetar y cuidar con mimo nuestro cuerpo, para mantenerlo fuerte, sano y joven el mayor tiempo posible; ya que es a través de él como tenemos que desarrollar las tareas que hemos venido a realizar en la materia, y que si son primordiales.  

Nuestra principal tarea es cultivar la sensibilidad superior, es llegar a ser tan puros y altruistas que nuestras mentes permanezcan imperturbables ante cualquier acontecimiento, ya sea físico, ya sea emocional, ya sea mental o espiritual.
Se trata de expandir nuestra conciencia más allá de nosotros mismos, para alcanzar un nivel de conciencia tal, que sintamos a todos, en cualquier forma posible:
-          Como lo que son en realidad, es decir, como nuestros hermanos.
-          Tal como se encuentran: física, mental o emocionalmente.
Este es el instrumento de la sanación: “La conciencia expandida”.
Es posible que ya seas un magnífico sanador, o seas muy intuitivo, o sientas con bastante claridad el estado de personas en tu entorno; y eso te haga pensar que estás más cerca del final de tu recorrido en el cuerpo. Puede ser que no sea así, hay otros parámetros que también hay que valorar:
·         No utilices ese mini-poder para manipular a la vida, ni a tus hermanos.
·         Utilízalo para ayudar a todos, de dos maneras: Públicamente cuando te lo soliciten, y privadamente en la soledad de tu meditación cuando no lo hagan.
·         Ayuda de manera altruista, no sólo con lo que te sobra, sino con lo que te falta.
·         No juzgues a nadie si no quieres que te juzguen a ti.
·         No critiques nunca y no serás criticado.
·         Respeta siempre las decisiones de los otros.
·         Ante cualquier desaire, perdona, bendice y vete.
·         Deja que la vida pase a través de ti.
·         Acepta todo y a todos.
·         Vive siempre desde el alma dejando hablar a tu corazón.
·         Práctica el silencio, y cuando hables que siempre sea con verdad.
·         Medita cada día, busca la paz y la serenidad.
·         Vive el amor.
·         Recuerda que no eres ese cuerpo.
·         Eres un alma, eres un Ser Divino, eres un Hijo de Dios, ¡vive como tal!

Cuando cumplas todas esas condiciones, sí que estarás más cerca de abandonar definitivamente el cuerpo, porque estarás viviendo desde el alma aun estando en el cuerpo.

miércoles, 15 de febrero de 2012

¿Exito?, ¿Fracaso?

              El fracaso no existe, como tampoco existe el éxito. Pensar en el éxito o en el fracaso, desear el éxito o temer el fracaso, no es más que una condición emocional motivada por un deseo, que lleva a la persona a una pérdida de tiempo, a una parada o a un retroceso, en su trabajo de crecimiento y de unión con el alma.

        Pero si a pesar de todo queremos seguir hablando de fracaso, podemos decir que el verdadero fracaso es cuando la persona se identifica con sus pensamientos de éxito o fracaso. Pero aún así, ese fracaso no existiría si la persona aprende de eso que califica de fracaso, y aprende lo suficiente como para no volver a programar las acciones realizadas y no esperar nada de ellas.
Lo podemos ver de otra manera: Eso que calificamos de fracaso, ¿Cuánto tiempo dura?, ¿Un segundo?, ¿Un minuto?, no más. ¿Qué es un segundo o un minuto comparado con toda nuestra vida de setenta u ochenta años?, ¿Qué es comparado con la eternidad del alma?, ¿Merece la pena dar valor a ese segundo de nuestra vida, como para dejar de lado nuestra felicidad por ese fracaso?
Eso que nosotros denominamos fracaso, para el alma sólo es una lección aprendida, y una lección aprendida mediante un fracaso es mucho mejor asimilada que la lección aprendida sin dolor.
Los fracasos son imprescindibles para nuestro crecimiento, tanto o más que los éxitos. Decía Winston Churchill que el éxito es aprender a ir de fracaso en fracaso sin desesperar. Es cierto, triunfar es aprender a fracasar. Cada frustración, cada desengaño, cada contrariedad, cada desilusión, lleva consigo el germen de una infinidad de capacidades desconocidas, sobre las que las almas pacientes y decididas han sabido ir edificando lo mejor de sus vidas.
Las dificultades de la vida juegan, en cierta manera, a nuestro favor. El fracaso nos brinda la oportunidad de superarnos, de dar lo mejor de nosotros mismos. Es así, en medio de un entorno en el que no todo nos viene dado, como se va fortaleciendo el carácter, como se va adquiriendo fortaleza y poder.
 ¿Quién es perfecto y no comete errores? La diferencia estriba en que unos extraen, con humildad, toda la enseñanza posible, mientras que otros se hunden en la mayor de las miserias. El éxito, está en la capacidad de superar los tropiezos con humildad.

martes, 14 de febrero de 2012

Confia en tí

             Es cierto, “somos lo que pensamos”, y entre nuestros pensamientos está ese que nos dice que siempre hay alguien que sabe más que yo, alguien más rico, alguien más importante, alguien con más poder; pero curiosamente también los hay menos sabios, más pobres, menos importantes y con poco poder; pero ¡qué curioso!, en esos pensamos menos.

Detrás de ese pensamiento de que hay alguien que tiene algo más, lo que sea, se forja el deseo, ¡Yo también quiero ……….. más! Y se comienza un peregrinaje mental y de emociones en pos de ese más que la mente ha decidido que necesita. Pero, es asombroso, al no pensar que tiene suficiente de lo que sea, no quiere nada con los menos ricos, menos sabios, menos importantes, con menos poder.
¡Qué poderoso es el pensamiento!, que nos hace ir en pos de “maestros”, en pos de “religiosos”,  en pos de “políticos”, en pos de “famosos”.
Ninguno te va a enseñar lo que realmente necesitas, ninguno te va a enseñar el camino para conseguir la paz interior, ninguno te va a enseñar a amar.
¿Sabes que con esa paz interior y ese amor puedes conseguir lo que quieras? Eres un hijo de Dios y vas como un pordiosero detrás de cualquiera, porque confías más en cualquiera que en ti mismo.
¡Ya está bien!, ¡Ya está bien de confiar en los demás y no confiar en nosotros mismos!, ¡Ya está bien de perseguir “maestros”!, ¿No crees que ya es momento de ser tu propio maestro?, ¿No crees que ya es momento de empezar a confiar en ti?, ¿No crees que ya es momento de que te conviertas en tu propio Dios?
Toda la debilidad, toda la ignorancia, toda la confusión que creas sentir, sólo es producto de la desconexión con tu alma.
Conéctate con tu alma, siéntate, respira y medita en tu respiración.

lunes, 13 de febrero de 2012

Alma, cuerpo, deseo, emoción

            Hay algo que ronda en mi interior desde hace días, o meses, y soy incapaz de ponerle palabras. Es un estado de ánimo, es algo que sabes y que no sabes cómo, ni por qué lo sabes. Tengo la misma sensación de cuando tienes un nombre o una palabra en la punta de la lengua y no termina de salir, o de cuando despiertas de un sueño, que con los ojos aun cerrados sabes que has soñado, pero en cuanto abres los ojos el sueño desaparece.
            Es algo que conocía intelectualmente, pero que aun no había hecho carne, es decir, que no era algo consustancial de mi carácter. Es algo muy sutil, es la disminución, que aún no la eliminación, de emociones, tanto las que suponen alegría o exaltación del estado de ánimo, como las que arrastran a la persona a un estado de impotencia o tristeza.
            Aun no sé cómo ha llegado esa disminución de emociones. Aunque en realidad más que una disminución de emociones es la constatación de que “todo está bien”, es el no ponerle vías a la vida y dejar que discurra por sí sola,  es la eliminación o disminución del deseo, es no esperar cosa alguna de algo o de alguien, es dejar que todo llegue sin haber realizado un pronóstico previo. Es vivir sin más, y además vivir feliz.   
            ¿Cómo llegar a este punto? El factor más importante pasa por ser conscientes de la vida:
-          Es primordial saber quién eres. Tienes que tener claro que eres un alma que durante una temporada has decidido vivir en la materia. Pero este concepto ha de estar total y absolutamente claro. No vale tener claro el concepto sólo intelectualmente, tiene que estar asimilado y ser una característica del carácter. Para llegar a vivir desde el alma se ha de trabajar con constancia en dos direcciones:
a)      Entrar, cada vez con más frecuencia, en nuestro interior, donde se encuentra todo el conocimiento del alma. Eso se consigue meditando, y
b)      Ser conscientes cuando vivimos desde el cuerpo, para rectificar y vivir desde el alma de manera consciente, para que se vaya grabando en nuestros chakras dicha manera de actuar.  
-          Es también importante ser consciente de tus pensamientos. Ahí están los deseos, están las expectativas, están las críticas, están los juicios. Ante cualquier deseo, hazte estas preguntas: ¿Qué gana mi alma con la consecución o no consecución de ese deseo?, y si dejo mi cuerpo dentro de una hora ¿Para qué quiero conseguir nada? Son preguntas que yo me he estado haciendo durante tiempo.
-          También puedes meditar en el chakra del alma, situado a treinta centímetros por encima de tu cabeza; incluso puedes ir repitiendo: “Yo soy el alma”. El chakra se activa, aparecerá una llama dorada encima de tu cabeza, y te mantendrás más unido a tu Alma Superior.
A la hora de la verdad todo son técnicas. Casi nada se aprende y se consigue por generación espontanea. De nada vale leer, ni escuchar, si no practicas. Todo conlleva su trabajo, aprender a andar, a leer, aprender un oficio,  aprender a conducir, poder comer cada día y pagar un techo donde cobijarnos. Todo requiere trabajo, dejar de vivir desde el cuerpo con ¿sufrimiento?, y vivir ¿felices? desde el alma, también.


sábado, 4 de febrero de 2012

Riqueza y pobreza

              Estos días atrás, durante la celebración del  Día de La Paz en todo el mundo,  vinieron a mi multitud de reflexiones y pensamientos que se confrontaban con la realidad que tengo más cercana.

Por un lado pensaba en lo poco que sabemos de cómo nos manipulan, a través del dinero, los que gobiernan el mundo y en los intereses pocos lícitos que provocan las guerras.  Y me preguntaba si realmente las personas tenemos un espíritu de destrucción contra todo y contra todos, empezando por nosotros mismos. Y definitivamente estoy convencida que no es así.  Aunque las circunstancias no justifiquen los hechos, ahora que veo tan de cerca la pobreza, el hambre, la miseria, la soledad, el desconocimiento, aunque no se justifique, creo poder comprenderlo.
No hay más guerra que la que empieza a librar el ser humano desde que nace para su supervivencia. Pero claro, no para todos es igual. Los hay que solo tienen que competir para ver si pueden tener todas las cosas materiales que pueden necesitar y, a menudo, aunque nunca queden satisfechos, estas están más que cubiertas desde que venimos al mundo.
Otros, sin embargo, empiezan una lucha en la que pronto se reconocen diferentes, porque ni siquiera tienen el afecto y el Amor que necesitan para desarrollarse plenamente, ni tampoco las necesidades básicas de alimento y cobijo. Ante esta situación sólo les queda resignarse y, a la vez,  rebelarse y emprender una carrera contra todos los que tienen al lado, ya que esos son potenciales “enemigos”, donde los zapatos o el trozo de pan duro del vecino pueden ser motivo de lucha despiadada. Lo vemos constantemente. Delincuentes jóvenes tratados como criminales, niños que nos parecen maleducados, madres que se suponen desnaturalizadas por no cuidar de sus hijos como es debido, padres irresponsables porque su única opción es la bebida  y así, uno tras otro, les juzgamos como ignorantes o desgraciados, en el mejor de los casos.
Yo me pregunto si hemos reflexionado lo suficiente y nos hemos replanteado algunas cuestiones: ¿Cómo somos capaces de juzgar a esas madres, a las que nunca nadie les ha hablado de anticoncepción o de sus derechos como mujeres y que en la mayoría de casos han sido violadas por miembros de su propia familia? O, a ese padre que bebe,  ¿Somos conscientes de que le criaron como se cría a una oveja? O a ese niño que nadie le ha llevado a la escuela y que aprende solo del ejemplo, de lo que ve en la calle, que es donde pasa la mayor parte del tiempo. Y los padres de todos ellos, y los padres de sus padres, ¿Acaso tuvieron mejores oportunidades?, ¿Acaso alguien se acercó a tenderles una mano cuando tenían hambre, frío o estaban enfermos?  Pues es precisamente ahí  donde empiezan los conflictos que, poco a poco, se hacen grandes y se extienden como un reguero de pólvora.
Personalmente, recuerdo una infancia feliz, muy feliz, rodeada de Amor en mi amada y humilde familia. Y éramos felices, muy felices, por el hecho de estar juntos y compartir lo que teníamos. A veces más, a veces menos. Pero también recuerdo que si en algún momento había alguna situación de más tensión era por no poder llegar a final de mes. Por tener que arreglar la nevera en el momento menos oportuno, porque necesitábamos unos zapatos nuevos y faltaban quince días para terminar el mes.  Por tanto, subyacente a todo ello estaba el dinero, el poder cubrir mínimamente las necesidades de alimento, vestido y cobijo. Afortunadamente, de alguna manera u otra, siempre tiramos adelante y no nos faltó ese mínimo, no sin dificultades. Pero no todos logran salir adelante.
Reflexionemos: ¿Cómo podemos juzgar al que nada tiene?, ¿Cómo  pretendemos que se extienda la paz entre personas a las que permanentemente la vida les violenta,  por no poder dar de comer a sus hijos, por querer trabajar y no poder, por estar enfermos y no poder ser atendido sin previo pago?, ¿Cómo pretendemos transmitir paz al que tenemos al lado cuando nuestra lucha es por un coche, o una casa mejor, o poder ir de vacaciones? ¡La desigualdad es tan grande!, el abismo es tan inmenso que difícilmente podremos sentirnos verdaderamente como iguales, aunque estemos en la primera fila de una manifestación por la Paz.
La verdadera Paz  empieza en el  interior y esta puede sentirse cuando no tenemos que estar en permanente lucha por sobrevivir, cuando nuestro estomago está lleno, cuando nos abrazan cálidamente y sabemos que no estamos solos, cuando se nos permite ejercer nuestro derecho de ocupar nuestro espacio en el mundo.
Sí, a menudo creemos que los que nada tienen son felices en su pobreza. ¡No tienen más remedio! Pero no nos equivoquemos, esto no supone que su felicidad también pase por dar a sus hijos un plato de comida al día, un techo donde cobijarse y poder llevarlos a la escuela.  Y esta paz  crece y nos hace crecer y evolucionar  cuando verdaderamente somos agradecidos por lo que tenemos y compartimos una parte con aquellos que realmente están desposeídos de todo.
Es a través de nuestros gestos, que van sumando esperanza, cuando la riqueza se expande, y la pobreza, el hambre y la miseria dejan de ser la utopía que todos quisiéramos erradicar.
Cuando aparte de pensar y/o creer que  la paz en el mundo es posible, trabajemos verdaderamente para ello, a través de la ayuda, la compasión  y el servicio a los demás, esta se derramará sobre todos nosotros sin hacer ningún esfuerzo.
Entrada publicada por Elisenda Julve.

miércoles, 1 de febrero de 2012

Preguntas, preguntas, preguntas

            Releyendo las entradas del blog para plasmar algunas, o algunas ideas, en el libro que está en marcha: “Con Dios todo es posible”, he llegado a esta. Me ha recordado el momento en que apareció en mi mente. Era un día difícil, tan difícil, que estaba enfadado con Dios, y empecé a hacerle preguntas. Como no recibía respuestas, traté de aliviar mi enfado meditando, y en la meditación llegaron las respuestas, no las que yo quería escuchar, ¡como siempre!, sino las que necesitaba escuchar en ese momento.

Lo primero que llegó a mi mente fue, “¡y qué más da!, ¿Para qué hacerse preguntas?, lo importante es vivir. No has venido al mundo para que te den las respuestas masticadas, tú tienes que buscarlas. He contactado tan intensamente con la emoción de aquel momento que he decidió volverla a colgar.
¿Dónde estará la raya que separa la vida física de la vida no física?, ¿Hay vida antes de nacer?, ¿Dónde estábamos, entonces, antes del nacimiento?, ¿Hay vida después de la muerte?, ¿Dónde iremos cuando dejemos el cuerpo?, si somos multidimensionales, ¿Dónde están las otras partes de nuestro yo?, esas otras partes, ¿Serán conscientes de algo?, ¿Quiénes son y dónde descansan los gurús, los maestros, los ángeles?, ¿Cómo puede ser que todos estemos interconectados?, ¿Cómo se aguantará la Tierra y los demás planetas en la nada sin que nadie los sujete?, si cada noche salimos del cuerpo, ¿Dónde vamos?, ¿Por qué no lo recordamos?, ¿Por qué hay algunas personas que ven la energía y otras no?, ¿Por qué nacer?, ¿Por qué seremos todos distintos?, ¿Todos veremos igual la misma cosa física?, ¿Quién es Dios, o qué es, o cómo es?, ¿Cómo…………………?, ¿Dónde…………………?, ¿Cuándo.............?, ¿Por qué………………?
            ¡Qué más da!
            ¿Para qué necesitamos saber todo eso?, ¿Por cultura?, ¿Por orgullo?, ¿Por placer?, ¿Nos ayudará a ser mejores?, ¿Nos ayudará a ser felices?, ¿Nos ayudará a sentir el Amor?, ¿Sentiremos así la conexión con Dios?
            ¡Qué más da!
            De lo que si somos todos conscientes es que estamos vivos, es que hay vida después del nacimiento, y hay vida antes de la muerte.
            Las preguntas correctas son: ¿Sabemos vivir?, ¿Tenemos una vida feliz, alegre sana, plena, placentera, serena, amorosa, tranquila?
            Puedes aparcar las preguntas de lo que hay alrededor de la vida y centrarte en la vida. En vez de gastar el tiempo en investigar cualquier aspecto del entorno de la vida, puedes diseñar tu propia vida. Pero diseñarla seriamente, escribiendo el diseño, casi te diría que levantando un acta. Ten en cuenta que no hay acuerdo que se precie que no se recoja por escrito, haz tú lo mismo, escribe el acuerdo contigo mism@, escribe el diseño de tu vida, ya que si lo dejas en tu mente, esta te va a cambiar el diseño, como mínimo, sesenta veces cada minuto.
            Y una vez que tengas el diseño claro, vete desarrollándolo. En cada aspecto vete escribiendo tus fortalezas y tus debilidades, vete programando las acciones a seguir y cuando ya lo tengas claro, y tu mente acepte el plan, adelante, ponte en marcha, con voluntad y con constancia, sin desfallecer.
            En el diseño puedes recoger cualquier aspecto, físico, mental, emocional o espiritual; cabe cualquier aspecto que quieras mejorar o conseguir. No trabajes todo de golpe, porque vas directamente al fracaso, vete trabajando aspecto por aspecto. ¡No hay prisa!, si ya llevas un buen número de años viviendo como vives en la actualidad, bien puedes estar alguno más trabajando para cambiar tu realidad, sin prisas.
Lo que si te puedo asegurar, es que según vayas cambiando tu manera de vivir, vas a ir obteniendo respuestas a las primeras preguntas. En realidad, las respuestas van a llegar cuando ya no te importen, porque tu vida ya no estará constreñida con el corsé que la mantiene rígida en la actualidad, tu vida se habrá expandido hasta ocupar un espacio mucho mayor, se habrá expandido hasta donde están las respuestas.
Hasta entonces, ¡qué más da!

sábado, 28 de enero de 2012

Con Dios todo es posible (III) ¿Por qué Perú?

           ¿Por qué Perú?

            Nunca he sido clarividente, ni clariaudiente. Sólo he sido y soy sensitivo, Me resulta fácil, o menos difícil, sentir las sensaciones, sentir las emociones, o sentir los problemas físicos de las personas, aunque mi pudor hace que esas sensaciones permanezcan en mí, y sólo las utilice en el trato con la persona, para tratar de aliviar su dolor sea del tipo que sea.
            Muchas personas, cuando inician el camino interior buscan, algunas casi con desesperación, una guía, una luz, una palabra, una imagen, que les indique que están en el buen camino e incluso que están aumentando su poder personal. También yo tenía ese deseo, incluso cuando me encontraba con alguna persona con esa peculiaridad, me preguntaba: ¿qué merito habría hecho para tener esa facilidad? Así fue hasta que comprendí que cada persona dispone de las herramientas necesarias para el trabajo que ha de realizar. ¿Para qué necesita un panadero una máquina de coser?, o un pintor ¿Para qué necesitaría un tractor? También entendí que cada vida sólo es una continuación de la anterior, y que poderes obtenidos en otras vidas, los traemos a la actual, caso de ser necesarios.
            No quiere eso decir que según vamos avanzando en nuestro camino interior y recordando conocimientos, no aparezca alguno de esos otros “poderes” no necesarios. Pero llegan cuando el carácter ha madurado lo suficiente, llegan cuando no se va a hacer ostentación de ellos.
            Tampoco soy adivino, ni brujo, ni maestro, ni gurú. Si tuviera que definirme, me catalogaría como un buscador, buscador de la Verdad, buscador de la felicidad. Como buscador de la Verdad, en un principio pensaba que nunca iba a encontrar esa Verdad encarnado en un cuerpo, y mi mayor deseo, era dejar el cuerpo, para ver que había al otro lado. Hoy ya sé que posiblemente no vaya a encontrar toda la Verdad, ya que entre otras cosas no creo que esté preparado para “toda la Verdad”, sería como tratar de enseñar algebra a un niño de dos años; pero si podré encontrar la parte de Verdad para la que estoy preparado. Por eso, ya no quiero irme, quiero seguir aquí por una temporada.
            Como buscador de la felicidad, he triunfado, ¡soy feliz de manera permanente!, y sabiendo lo que hay que hacer para conseguirlo, me he prometido a mi mismo tratar de enseñar el camino a tantos y tantos sufridores que comparten mi vida.
            Antes de seguir, tengo que decir que en mis meditaciones trato de buscar el vacío, y cualquier señal que me aparte de ese vacío es desechado por mí de inmediato: luces, colores, figuras, o cualquier otra cosa, creo que son proyecciones de mi mente, y por lo tanto desechadas.
            Ante esta perspectiva de ciego, sordo y descreído, si Algo o Alguien quiere contactar conmigo, tiene que hacerlo con total claridad y hacer que mi sensación sea muy potente. Eso pasó en una  meditación, allá por el mes de Marzo del pasado año: Me encontraba en lo más profundo de mi meditación cuando sobre mi cabeza vi la figura, o mejor media figura, de un indio, del que no sabría decir su procedencia, y escuche en mi mente: “Te estamos esperando maestro”. De inmediato volví a mi respiración desechando la imagen. La misma imagen y las mismas palabras volvieron a aparecer en dos ocasiones más, en el intervalo de una semana. Aquello parecía algo más que una proyección de mi mente.
             En esas fechas estaba leyendo un libro de Drunvalo Melchizedek: “La serpiente de luz”, en el que se relata el desplazamiento de la energía Kundalini de la Tierra, desde la India y el Tibet, donde había permanecido los últimos doce mil años, hasta los Andes, en una zona comprendida entre el norte de Chile y el sur de Perú y Bolivia. Leyendo el libro, recordé las palabras que un año antes me había dicho un canalizador: “Irás a Perú”. A las palabras del canalizador no le di ninguna importancia, entre otras cosas, porque le había dicho lo mismo al cincuenta por ciento de las personas que le habían consultado. Pero leyendo el libro, recordé esas palabras, y una especie de gusanillo empezó a circular por mi mente: ¿Y si me fuera al Perú?
            Durante una semana el gusanillo siguió campando a sus anchas por mi mente,  hasta que me dije: “Lo dejo todo, me voy al Perú”. El mismo día, en mi meditación, volvió a aparecer el indio, en la misma forma que las veces anteriores, pero sus palabras fueron: “Bienvenido a casa, maestro”. El indio, que no era tal, sino que era un inca, no volvió a aparecer nunca más, pero desde entonces, todo se desarrolló con una rapidez y una facilidad inusitada.
            Y acá estoy, ayer hizo un año, con toda la documentación en regla, con una Asociación legalizada, buscando financiación para poner en marcha una casa de acogida.
            Es un reto precioso, es un proyecto de vida increíble. Ahora ya sólo falta que el inca se aparezca a todos los meditadores que circunvalan su corazón, sin haber entrado en él, y les diga que en Cusco hay un proyecto en marcha para ayudar a vivir a personas que viven en la más absoluta miseria, y que dicho proyecto, necesita financiación.
            Quiero aprovechar para dar las gracias a todos los que si han entrado en su corazón y nos están ayudando, como socios, como colaboradores:  con una aportación puntual, difundiendo el proyecto, repartiendo publicidad, o dándonos su apoyo moral. Aunque es cierto que con el apoyo moral no podemos dar de comer a muchos niños, nos anima a seguir adelante. Gracias a todos. Pero por si te apetece acompañar tu apoyo moral con apoyo económico, debajo tienes el formulario para darte de alta como socio.
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martes, 24 de enero de 2012

Con Dios todo es posible (II)

            “Con Dios todo es posible”, es una especie de recopilación de vida, o el diario de un viaje a través de la materia.

Hay infinidad de maneras de aprender, y supongo que cada persona elige aquellas con las que se siente más cómoda. Elegí varios caminos: Yoga, meditación, construcción del carácter, lectura y cursos; y en cada uno de esos caminos el avance era y es, totalmente desigual. Es como si en una carrera, yo fuera el mismo corredor en todas las calles, y por supuesto, en cada calle avanzando a distinta velocidad. Incluso en algunos aspectos parece, a veces, que retrocedo, pero no es así, es el estancamiento el que da la sensación de retroceso, pero cuando se vuelve a entrar en la pista se recupera el último tramo recorrido casi de inmediato.
En algunas filosofías explican que si en la última vida la persona ha llevado una  vida poco acorde con los principios y cualidades del alma, en su próxima vida retrocede, pudiendo incluso encarnarse en algún animal, sobre todo si no ha sido compasivo con ellos y les ha quitado la vida sin necesidad. No creo que sea así, y hay otras filosofías y textos que avalan mi creencia. ¿Cuál es cierta?, no lo sé, pero me apetece mantener mi creencia.
Nuestro paso por el cuerpo es una escuela, primaria, muy primaria, en la que vamos eliminando defectos, trabajando virtudes, y adquiriendo o recordando conocimiento. Todo esas experiencias las necesita y las asimila el alma y es un bagaje permanente e imborrable, lo que implica que en la próxima vida, el alma encarne en un cuerpo y un lugar adecuado, y poder así seguir adelante con su proyecto de vida, su proyecto para conseguir la perfección del alma, y conseguir alcanzar el Amor, que es la única meta de nuestra vida en la Tierra. Parece lógico, por lo tanto, que quien haya ido trabajando en vidas anteriores, y avanzado en su carrera hacia el amor, encarne con todas las condiciones favorables para seguir realizando su trabajo.
En la planificación de la vida no se deja nada al azar, está programada cada meta, cada encuentro, cada interacción. Dicha programación es realizada por los Señores del Karma, que se la presentan al alma que va a encarnar, y esta, la acepta casi siempre. Depende después de la libertad de la persona y de su capacidad de elección, (libre albedrío), el que realice, con aprovechamiento o no, su plan de vida. Y aunque para desgracia nuestra, puede más el “ego” que el alma, siempre realizamos avances, aunque sean pequeños, que nos permiten acercarnos, aunque sea poco a poco, al esperado final de nuestra vida en la materia. Y avanzamos porque una acción de amor tiene diez veces más peso que cualquier acción incorrecta.
Además del primer curso de profesor de yoga, de yoga integral, iba realizando cualquier curso que tuviera relación con la energía y sobre todo con la muerte, mi gran pasión. Tan desconocida y temida por la inmensa mayoría de la gente, a mi me atraía y me atrae por encima de cualquier otra cosa, ¿Cómo será el traspaso al otro lado?, ¿Qué haremos allá?, ¿Cómo sentiremos a los que quedan en el cuerpo?, ¿Cómo nos comunicaremos con ellos?, ¿A qué dedicaremos el tiempo?, ¿Cómo se medirá el tiempo?, ¿Cómo será la vuelta a un nuevo cuerpo?, ¿Cómo será la relación con todos los que han sido nuestra familia en vidas anteriores?, realmente apasionante. No sabemos casi nada de la muerte, y sin embargo, es el único hecho que podemos predecir con absoluta seguridad.
            Más adelante seguiré con el tema de la muerte, quiero ahora seguir con el yoga. Nunca he sido un yogui, en cuanto a la flexibilidad de mi cuerpo, pero como practicante de yoga y estudiante para ser instructor, aprendí a respirar, a relajar el cuerpo y la mente, a entrar dentro de mí, a conocer un poco a las personas sólo por su manera de sentarse en las clases, a hacer un poco más de caso a la intuición, a trabajar con mis pensamientos, a sentir el silencio interior, y sobre todo empecé a oír hablar de la Kundalini.
            Kundalini…., según las primeras enseñanzas que recibí, es una energía que se encuentra dormida en nuestro interior. Nuestro trabajo y nuestro camino de evolución están ligados con la Kundalini, con su despertar y con su recorrido por el cuerpo. Aprendí, entonces, que cuando esta energía se despierta, la persona está en condiciones de terminar su viaje en el cuerpo, podríamos decir que ha llegado al final de su camino en la tierra, al final de su escuela primaria, pero para que esta energía despierte es imprescindible preparar el cuerpo y la mente.
            Poco más que eso fue lo que aprendí, tanto en mi curso de profesor de yoga integral, como más tarde en el curso de profesor de Kundalini Yoga. Y claro, teniendo en cuenta que soy “una mente con patas”, empezaron a surgir preguntas: Si despertar la Kundalini es alcanzar la Iluminación, ¿Cómo puede ser que tantos profesores de yoga o meditadores, por ejemplo, que se supone que trabajan específicamente para despertar la energía Kundalini no la tengan despierta?, ¿Cómo puede ser que además tengan problemas emocionales?, ¿Cómo puede ser que no dediquen su vida totalmente, o en parte, al servicio a los demás?, y muchas, muchísimas preguntas más. Algo debía de fallar, o la enseñanza era incompleta.
            La enseñanza era, efectivamente incompleta. Creo que la enseñanza sobre la Kundalini aun no la he completado, pero si aprendí mucho más sobre ella, y eso gracias a un gran maestro: Master Choa Kok Sui, y a otro maestro, discípulo de Master Choa: Maurizio Parmeggiani. Fue en todos los cursos realizados de Sanación Pránica.
Aprendí que la energía Kundalini es una energía que permanece dormida en la base de la columna, (entre la cuarta y quinta vértebras lumbares, a un pulgar por debajo del ombligo, en la espalda), y se representa como una serpiente enroscada tres veces y media con la cabeza hacia arriba.
Es posible, que algunas de las personas que leáis esto, no hayáis oído hablar nunca de la energía Kundalini y cuál es su función. Pues bien, se conozca o no, esta energía es nuestro más alto potencial, ya que no podemos alcanzar ninguna forma de conciencia más elevada si no trabajamos con la Kundalini.
Ya sabemos que no somos un accidente de la naturaleza, ni el producto de una noche de amor. Somos un alma que sólo tiene un objetivo, volver al seno de la Energía Divina, volver al seno del Padre, volver a nuestra auténtica morada. Pero para eso hemos de conseguir un equilibrio físico, psíquico y espiritual, hemos de conseguir un estado de conciencia mucho más elevado, hemos de conseguir ser amor, amor puro; hemos de conseguir la unión de nuestro cuerpo y nuestra alma, hemos de conseguir la unión de nuestra conciencia con la Conciencia Divina.
La consecución de todos esos objetivos va estrechamente unida con el “despertar de la energía Kundalini”. Ya hay una parte de esa energía circulando por nuestro cuerpo energético, dependiendo de nuestra evolución, de la madurez de nuestro carácter y de nuestro equilibrio emocional.
¿Cómo se puede despertar? Permitirme un símil: Todas las personas tienen los mismos músculos, pero si una persona los trabaja, esos músculos se van desarrollando. Estaban ahí, pero estaban dormidos, realizando el trabajo para el que estaban concebidos, sin más. Con la energía Kundalini, pasa lo mismo, hay una parte pequeña que se usa en determinadas funciones, pero para desarrollarla, hay que trabajarla, hay que despertarla. Para desarrollarla, no es necesario ir al gimnasio. El lugar para desarrollar la energía Kundalini es la vida. Y lo mismo que para desarrollar los músculos se hacen cientos de repeticiones, para despertar la energía Kundalini se han de realizar cientos de repeticiones de actos de compasión, de actos de misericordia, de actos de comprensión, cientos de repeticiones de actos de amor.
Los practicantes de yoga y muchos meditadores, sueñan con el despertar de la Kundalini. ¡Dejar de soñar!, ya la tenéis despierta. Lo que no sabéis es en qué grado. La Kundalini tiene grados de elevación o de despertar: Tiene siete niveles, y cada nivel siete subniveles. Es decir, si cada despertar fuera uniforme, tendría la persona que conseguir cuarenta y nueve subidas de Kundalini para alcanzar su grado máximo. Esto se consigue a lo largo de muchas vidas, y su conquista se ha de repetir en cada encarnación, puesto que los vehículos son nuevos en cada una; pero una vez se ha conseguido dominarlo, las repeticiones son cada vez más fáciles.
La energía Kundalini es una energía muy potente, por lo que además de prepararse psíquica y emocionalmente, es bueno también preparar el cuerpo. Es necesario un cuerpo sano para que la Kundalini, en su ascensión por la columna vertebral energética o canal central, no encuentre bloqueos energéticos debidos a un mal funcionamiento o un maltrato del cuerpo, drogas, tabaco, alcohol, comida insana, exceso de carne, etc. Todo el ser se purifica con la Kundalini, y para que esta energía circule sin peligro, se necesita un cuerpo y una mente fuertes, preparados para superar el cambio que experimenta la conciencia.
Cuando esta energía despierta, empieza a subir chakra a chakra, hasta alcanzar la coronilla. Al atravesar cada chakra produce el despertar de la región correspondiente y cuando la travesía ha concluido se dice que la persona ha alcanzado la iluminación completa.
La Kundalini es el poder latente del alma, no es una experiencia de revelación mística. Es un proceso gradual a través del cual la persona puede ir elevando y transformando su conciencia hasta alcanzar un grado de conciencia superior.
De la misma manera que cuando se empiezan a ejercitar los músculos aparecen agujetas, también pueden aparecer en el despertar de la Kundalini, que en este caso se denomina “síndrome Kundalini”.
¡Es increíble!, todo está ligado entre sí. Para ayudar a despertar la Kundalini es necesario trabajar varios aspectos: El cuerpo, que con la práctica del yoga, para mí, era suficiente, la meditación, una mente serena y tranquila que no juzgue ni critique, una vida correcta en la que el trato hacia los demás sea de igual a igual, una vida en la que los actos de ayuda, de compasión y misericordia no sean la excepción, en definitiva, una vida de amor.
El despertar de la Kundalini va estrechamente unido al crecimiento de la persona como ser espiritual, por lo tanto es imprescindible que la persona alcance un adecuado desarrollo moral, hasta que su voluntad sea bastante fuerte para regularla, y sus pensamientos bastante puros para hacer frente a su despertar sin riesgo. “Crecer” significa fortalecer la voluntad, dejar en la mente los pensamientos puros, tratar a los demás como iguales, desechar los deseos, vivir una vida de amor hacia todo y hacia todos, ser compasivo/a, ser honesto/a, ser generoso/a con los que más lo necesitan.
Es mejor que la Kundalini permanezca dormida, hasta que la persona esté preparada para su despertar. Aunque parezca una tontería hablar de voluntad, moralidad y pensamientos, y unirlos al movimiento de una energía del cuerpo, no lo es, es normal esa unión. El movimiento de la Kundalini es ascendente, desde la base de la columna, hasta alcanzar la coronilla. En su recorrido va limpiando, purificando y fortaleciendo cada uno de los centros energéticos, (chakras), por los que va pasando. Si en alguno de esos centros hay bloqueos, la energía se estanca, provocando distintas reacciones, dependiendo de los centros que se encuentran bloqueados.
Es posible que hayáis oído o leído que la Kundalini es peligrosa. No lo es, siempre y cuando se sigan ciertas normas, como son: Mantener un cuerpo físico puro y sano, y mantener una mente sana y un equilibrio emocional.
Cuidar el cuerpo, llevar una vida honesta, buscar la paz interior y tratar a todos como si fuera uno/a mismo/a. Es la mejor receta para que la energía Kundalini, se manifieste rápida y segura. (Continuará) 

viernes, 20 de enero de 2012

Apunte breve sobre la felicidad

                ¿Cómo puede ser que seamos tantos buscando la felicidad, y tan pocos buscando las preocupaciones y el sufrimiento, y sin embargo, haya muchísima más gente preocupada y sufriendo que gente feliz?, ¿No será que se busca en los lugares inadecuados?, ¿No será que las personas tienen un concepto erróneo de lo que es la felicidad?

             He buscado distintas definiciones de felicidad, y la definición que más se prodiga es la que vincula a la felicidad con la consecución de la meta deseada. Ese es el error, eso no es felicidad, eso sólo es una emoción que difiere en poco de, por ejemplo la depresión, o la ansiedad, o el estrés. En ese estado de falsa felicidad, en el que la persona consigue una meta deseada y perseguida durante tiempo, su estado de ánimo se encuentra en lo alto, en el pico de una onda, mientras que alguien con depresión, se encuentra en lo más bajo, en el valle de la onda. La diferencia estriba en que en la parte superior de la onda, la sensación es de euforia, mientras que en la parte baja se encuentra el dolor y la tristeza.  
            Pero una vez conseguida la meta, no tardará mucho la persona en plantearse una nueva meta, es decir, adiós a la felicidad conseguida, para conseguir una nueva. Eso no es felicidad. La felicidad, la auténtica, se mantiene en el tiempo a pesar de la consecución o no de las metas.
            Por lo tanto debe encontrarse en algún otro lugar, y asociarse a algo que no cambie. La búsqueda actual es similar a intentar comprar pan en una ferretería, eso no es posible, el pan está en la panadería. Si buscando la felicidad en el exterior no se encuentra, habrá que buscar en el interior, cambiemos el punto de mira y no la asociemos con nada.
            No es cierta la teoría de que la felicidad solo se consigue a “ratitos”, esa teoría es de alguien infeliz. La felicidad se mantiene permanentemente en el tiempo, suceda lo que suceda a nuestro alrededor.
Entra dentro de ti, centra la atención en tu silencio interior, que es el lugar origen de todo lo que eres, es el lugar en el que empieza el sueño de la vida, es un lugar de elección donde se materializan los pensamientos de la mente, es la puerta a tu felicidad.
Si no eres feliz, a lo peor es porque no quieres, o porque realmente no sabes lo que es la felicidad, o porque no sabes dónde encontrarla, o porque te gusta sufrir. ¡Es tu elección!

lunes, 16 de enero de 2012

Con Dios todo es posible (I)

            Una persona lee un libro y su vida puede cambiar para siempre. Los lectores asumen para sí las imagines, las palabras o los conceptos del libro, guardando en su memoria pasajes del libro que, a partir de ese momento, les ayudan a ver y a entender la vida de otra manera. Les ayudan a vivir. Les ayudan, por un lado, a evadir la realidad, y por otro lado, a profundizar o a vivir más plenamente la propia realidad.

            Personalmente, tengo una memoria muy selectiva. Los momentos que no tienen ningún significado importante, no se archivan en mi memoria, sólo pasan durante un instante, como una ráfaga de viento, sin quedar archivados en ningún cajón de la memoria. Sin embargo, recuerdo perfectamente los momentos que han marcado de manera positiva mi vida, ya que los momentos negativos, también los olvido de inmediato. Uno de los momentos importantes, ha sido, precisamente, la lectura de un libro. El libro tiene por título “La energía eres tú”, escrito por Erhard F. Freitag.
            Puedo decir, sin ambages, que ese libro cambió mi vida. Es un libro de 350 páginas, que leí, la primera vez de un tirón. Las siguientes lecturas, ya fueron más sosegadas, tomando mi tiempo, no en cada capítulo, sino casi en cada párrafo.
            Hasta el momento de leer ese libro, mi idea de vida, era como la de casi todos los mortales: Buscaba la felicidad, pero esperaba encontrarla en un ascenso en el trabajo, en ganar más dinero, en cambiar el coche, en ir de vacaciones cuanto más lejos mejor, etc., etc., etc. No había oído hablar de energía, salvo en las clases de física, y cuando, alguna vez, muy pocas por cierto, alguien decía que conocía a un “curandero” que curaba con las manos, me reía tanto, que se podía desencajar mi mandíbula, ¿Cómo alguien iba a hacer algo, que personalmente consideraba un “milagro”, porque además, era el método utilizado por Jesús?, ¡Qué tontería!
            Leía el libro, ávidamente, con los ojos como platos, sin acordarme de comer, cenar o dormir, diciéndome a mí mismo, que si lo que estaba leyendo era cierto, el sufrimiento humano podía ser erradicado para siempre. Necesitaba experimentar las enseñanzas de ese libro, que ahora me atrevo a resumir en una frase, una frase archiconocida, ya que es la base de las enseñanzas del Buda: “Somos exactamente lo que pensamos”. Por aquel entonces del Buda también sabía poco.
¿Cómo y dónde podía conseguir más información?, ¿Cómo poner en práctica esas enseñanzas?, ¿Cómo aprender a manejar esa energía?, o ¿Como curar con esa energía que dos días antes sólo causaba en mí hilaridad? Como en el libro se hablaba de meditación en, al menos quince ocasiones, (algo que tampoco sabía lo que era, yo pensaba que era darle vueltas a un problema para encontrar la solución), decidí apuntarme a clases de yoga al día siguiente de finalizado el libro. ¡Tenía que aprender más!, ¡Tenía que experimentar!
            A partir de ese día, descubrí el yoga, descubrí la meditación, descubrí el poder del pensamiento, descubrí la debilidad del corazón adormecido por los deseos, descubrí que no somos cuerpo, descubrí que somos alma, descubrí que Dios Es Todo, que Es Amor, nada que ver con el Dios castigador que proclaman las religiones, descubrí que todos somos hermanos, incluidos abortistas, homosexuales, divorciados, y de izquierdas; descubrí muchas más cosas, y aún hoy sigo descubriendo. Y los cambios fueron llegando a mi vida. Nada radicales, sino paulatinamente. Es hoy, algunos años después, que los cambios se siguen produciendo, y aun espero muchísimos más, ¡estoy tan lejos de algún punto que ni tan siquiera sé cual es!
            El que los cambios llegaran paulatinamente, y no a la velocidad de crucero que a mí me gustaría, sólo era debido a mi capacidad personal para ir transmutando mi energía. Daba entonces, y sigo dando gracias a Dios por la voluntad, porque entre las cosas que descubrí, es que la voluntad es una cualidad imprescindible para todo el trabajo que tenía por delante. La energía, como decía el libro, era lo que yo era, por lo tanto los cambios tenían que pasar forzosamente, por cambiar la energía. Cambiarla, pero ¿de qué a qué?
            Entonces no lo sabía, hoy sí. Hay que cambiar toda la energía en Amor. El orgullo en Amor, el miedo en Amor, la tristeza en Amor, la envidia en Amor, la ira en Amor, todo en Amor. Es un trabajo arduo, pero se puede conseguir, eso sí, paulatinamente, y con voluntad.

            Esto sigue, hay más, mucho más, pero lo colgaré por entregas para no aburriros.