El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




miércoles, 17 de julio de 2013

¡Qué dirán!


            ¡Cuántos abrazos perdidos por “el qué dirán”!, ¡Cuántas caricias reprimidas!, ¡Cuánta incomprensión!, ¡Cuánto sufrimiento inútil!
            La sociedad es tan ignorante, que prefiere reprimir sus impulsos, antes de que sus conciudadanos “digan”.
            ¡Qué dañina es la sociedad!, ¡Qué dañina la conciencia social! Su afición favorita es juzgar y criticar al prójimo, es buscar lo que la sociedad considera un fallo, y que no es nada más que algo no coincidente con sus propias creencias.
            Creo que alguna vez hemos comentado que una persona puede tener mil virtudes y un “algo” que la sociedad considera defecto. Y que en vez de alabar alguna de esas mil virtudes, se centra, con saña, en ese “algo”. ¿Por qué?, ¿Por qué no se fijará la sociedad en las virtudes de la persona, en vez de recalcar lo que podrían ser sus defectos? Es muy posible que sea por envidia, o por orgullo, o por ignorancia, o por vivir desconectada del alma, o por pobreza espiritual, o por inmadurez de carácter.
            En el “qué dirán” hay dos partes: Una el crítico, otra el criticado.
            Por lo que respecta al criticado que hace caso de las críticas, ha de valorar en cuanto está su autoestima, en cuanto se valora. Aquel que hace caso de la crítica es alguien que se tiene en muy poca estima y que entrega su poder a los demás, para que hagan y deshagan a su antojo. Quien entrega su propio poder a la sociedad, ya puede tener claro que va a ser destrozado y vilipendiado con saña. Y además, parece que por pura afición, por el mero hecho de ¿hacer mal?, ya que el “crítico”, no gana absolutamente nada. Destroza a la persona y se queda tan feliz, sin tener en cuenta el daño que está causando.
            No se debe entregar el propio poder a nadie. Cada persona tiene que actuar según sus propias convicciones, sin tener en cuenta la opinión de los demás.
            En cuanto al “crítico”, cada crítica que se forma en su mente o sale de su boca, sólo es una prueba de que algo está fallando en él y de que está juzgando algo que se encuentra en sí mismo y no le gusta. Si alguna vez es consciente del daño que hace, lo mejor que puede hacer para evitar engrosar su bolsa kármica, es pedir perdón de inmediato, mental, si así fue la crítica, o de palabra si el daño fue causado por la boca.
            Y después aprovechar las lecciones, buscando en sí mismo la causa de la crítica, y una vez encontrada, comenzar a actuar para eliminarla, trabajando de manera consciente la virtud contraria.
            Digan lo que digan, vive tu vida. Nadie va a vivirla por ti.
 

1 comentario:

  1. Me encanta la canción que pones al final, y el texto...bueno lo estoy procesando jeje. Gracias por escribir.

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