Todos deseamos alcanzar la felicidad permanente, la serenidad, la paz interior, y el amor. Sin embargo, no se puede decir que hagamos habitualmente mucho para conseguirlo, ya que seguimos dejándonos llevar por la inercia de la vida sin hacer absolutamente nada nuevo que nos saque de la misma ruleta en la que nos encontramos dando vueltas. Una y otra vez, día tras día, en una rueda sin fin, en la que se van repitiendo las mismas situaciones, sin que nunca suceda nada especial que nos saque del aburrimiento de la vida.
Nos quejamos de la vida que llevamos, no nos gusta completamente el trabajo que realizamos; nos gustaría que nuestra pareja fuera más cariñosa, o más dulce, o más comprensiva; los niños, a veces, nos agobian; sentimos que la casa se nos viene encima, pero nos aburren las salidas de ella; la familia y los amigos, normalmente, se pasan la vida juzgando y criticando; en resumen: no nos gusta la vida que llevamos, aunque aceptamos vivirla de esa manera por mil razones: la obligación, la sociedad, la falta de dinero, la falta de tiempo para cambiar nada, el qué dirán, etc., etc..
¿Qué hacer para que cambie?, ¿se solucionaría con el premio gordo de la lotería?, ¿cambiaría algo si realizáramos un viaje a la otra punta del planeta?, ¿Qué hacer? La respuesta es fácil: “Cambia, cambia tú”, porque si siempre haces las mismas cosas, el resultado ha de ser siempre el mismo. “Cambia tú”.
No esperes que cambie tu trabajo, tu jefe o tus compañeros; no esperes que cambie tu pareja; no esperes que cambien los niños, ni tu familia, ni tus amigos; porque todos están en la misma dinámica que tú, todos están tan aburridos de la vida como tú, todos están esperando un cambio como tú. Sin embargo, tú tienes una cierta ventaja porque aunque tú te estás aburriendo o cansando, tienes la inquietud del cambio, sólo que con un ligero error en tu planteamiento, estás esperando que el cambio llegue sólo, y eso, ya te aseguro que no va a suceder. Has de intervenir, has de tomar las riendas de tu vida, has de cambiar algo para que cambie tu entorno, has de trabajar para el cambio, has de implicarte.
¿Cómo? Realmente esta es una de las preguntas del millón, ya que hay tantas maneras de trabajar para un cambio como personas quieren cambiar, porque cada persona está en un punto del camino, totalmente diferente a donde se encuentran los demás. Pero si se pueden dar unas pautas básicas:
En primer lugar: Conciencia, tienes que ser consciente de donde te encuentras, de lo que tienes y de lo que te gustaría tener. Quejarse no es suficiente, ya que mientras te quejas, te aburres o te cansas, no estás siendo realmente consciente de que es lo que estás viviendo, y es posible que ni tan siquiera sepas que es lo que has de cambiar, porque no es necesario dar un cambio total y absoluto, lo que pasa es que el cansancio que te produce “un algo” en tu vida, está interfiriendo en el total de la vida, no dejando que seas consciente de momentos que podrían ser felices. Así que comienza por vivir la vida conscientemente para comprobar que es lo que te desagrada.
En segundo lugar: Ama, pon amor en todo lo que hagas, todo lo que estás haciendo por obligación, hazlo con amor: amor a tu pareja, amor a tus hijos, amor a tu trabajo, amor a tu familia, en resumen: Amor a la vida.
En tercer lugar: El proceso del cambio. Es seguro que siendo consciente de tu vida y realizando todo con amor, ya has descubierto que es lo que realmente está interfiriendo en tu felicidad. Cámbialo, sin miedo. Cuando se realizan las cosas que hay que hacer, sin miedo, con una confianza absoluta en la vida, en el Universo, en Dios, la vida fluye con una intensidad desconocida hasta entonces, y se van sucediendo las situaciones que hacen posible que el camino a la felicidad se despeje con una velocidad y una facilidad desconocida hasta entonces.
En cuarto lugar: Acepta, acepta la vida sin condiciones, y esta te irá indicando cual es el paso siguiente que hay que dar. No preguntes como te lo va a ir indicando la vida. Lo sabrás, sin más, sólo acepta y déjate llevar.
En quinto lugar: Vive desde el corazón. El corazón es el pregonero de la vida, es desde él desde donde van llegando las informaciones que la vida necesita darte. Se llama intuición, empieza a seguirla en las pequeñas cosas, sin dejar que tu mente las eche para atrás. Esas pequeñas cosas pueden ser tan nimias como: coger el paraguas al salir de casa un día de sol, entrar en un lugar que no habías pensado, ir a recoger a los niños antes de la hora, etc., etc. Así podrás comprobar cómo lo que antes llamabas “casualidades”, se multiplican en tu vida, y podrás darle el nombre correcto “causalidad”.
Así que recuerda, “no te quejes”, porque todo seguirá igual en tu vida. El camino es: conciencia, amor, cambio, aceptación y vivir desde el corazón.