Los caminos del Señor son inescrutables. Aquellos que me conocéis, ¡cuántas veces me habéis oído decir esta frase! Y no me canso de repetirla, no para reafirmarme en la idea, no, sino porque según va avanzando mi vida, soy más consciente de la Perfección y la Grandeza del Plan Divino. Pero claro, tratándose de Dios, no se podía esperar menos que perfección y grandeza.
Hace tiempo, al final de una meditación, se me ocurrió decir, en el momento de agradecer todo lo que había recibido en la meditación: “Ofrezco mi vida para la realización del Plan Divino, acepto sin condiciones el Plan Divino”. Volví a repetirlo al final de la siguiente meditación, y de la siguiente, y de la siguiente; y así estuve una buena temporada, sin ser muy consciente de lo que estaba ofreciendo; y lo que estaba ofreciendo era ¡nada menos que mi vida!
Hasta que un día, en una meditación, (a mí las ideas, o las intuiciones, o las certezas, casi siempre me llegaban en dos momentos del día, cuando me duchaba y cuando meditaba), se entrometió una pregunta en mi mente: ¿Qué estás haciendo para entregarte, sin condiciones, al Plan Divino?, y fui consciente de que no estaba haciendo nada especial, seguía con mis clases, mis terapias, mis meditaciones, mis lecturas……, ¡todo igual, como siempre!, pero la mente, tan entrometida ella, siguió con su razonamiento: ¿Crees tú, que planificar la vida es entregarte, sin condiciones, al Plan Divino?, ¿Crees tú, que organizando cada minuto de tu día, estás dejando que tu vida siga los dictados de Dios?, ¿Conoces los planes de la Divinidad tan a la perfección que te puedes permitir organizarlos? Supongo que os imagináis las respuestas: Ni conocía los planes de Dios, ni mi vida seguía los dictados del Plan Divino; y todo eso porque no estaba dejando que la vida fluyera al ciento por cien a través de mí.
Sólo había un camino a seguir, dejar que la vida hiciera su papel y siguiera su curso, sin entrometerme, sin querer modificar ninguna situación, estar pendiente de cada segundo de mi vida como si fuera el último, no planificar nada más que lo imprescindible, y no preocuparme si no se cumplían los planes, solo me cabía aceptarlos, porque Dios, en su Sabiduría, en su Perfección, en su Grandeza, los habría cambiado para acoplarlos al Plan establecido, y ¿quién era yo para rectificar a Dios?
Y empecé a transitar por ese camino y empecé a ser consciente de las sincronicidades, hasta en las cosas más pequeñas; todo tenía su porqué, todo tenía una razón; mi única misión era aceptar, era estar despierto, era vivir, era disfrutar, era ser feliz, sin cuestionar nada, sin plantearme nada, ¡todo está bien! Y ¡vaya si estoy viviendo!, y ¡vaya si estoy disfrutando!, y ¡vaya lo feliz que soy! Yo había entregado mi vida al Plan Divino y lo aceptaba sin condiciones, ¡solo de palabra!; pero cuando dejé que el Plan Divino me inundara, cuando puse mi vida en manos de Dios, mi vida dio un vuelco de 180º, uno más, pero ¡cuánta grandeza!, ¡cuánto gozo!, ¡cuánta felicidad!
Yo se que nadie escarmienta en cabeza ajena, pero como decía, también muchas veces, en las meditaciones: “Si de todos los que leéis esto, le sirve a uno sólo, el trabajo estará cumplido”:
Permite que el Plan Divino te inunde.
No vayas en contra del libre fluir de la vida.
No planifiques tu vida de manera exhaustiva.
Acepta lo que llegue a tu vida y agradécelo.
No dejes a tu mente campar a sus anchas.
Recógete en silencio y medita.
Trata a todos como si fueras tú quien estuviera delante.
Pide ayuda cada mañana y da las gracias cada noche.
Todo está bien.
Escucha a tu corazón.
Desde aquí a la felicidad absoluta y al Amor Total, sólo hay un camino muy corto y muy ancho. ¡Camínalo sin miedo!
Me alegra muchisimo que seas immensamente feliz ,te lo meredes .un abrazo grande.
ResponderEliminarpues yo esta noche he soñado contigo,llegava para hacer mi clase y tu estabas alli habia mas personas pero yo no las reconoci ,se me habia olvidado mi ropa para cambiarme y me dijistes ven vamos ha meditar ,nos sentamos todos y estubimos pues un rato meditando me ha llamado la atencion porque tu estabas muy bien y querias que todos meditaramos ,que casualidad no .Lo que ya he dicho antes me alegra muchisimo que seas immensamente feliz un abrazo muy grande.
ResponderEliminarUna vez más, gracias y mil gracias, tus comentarios en las meditaciones, están grabados en mi mente como un faro de luz para cuando no veo, ya lo creo que llegan y no a uno solo sino a muchos que nos sirves como ejemplo de coherencia, entrega y amor. El plan divino es perfecto, porque también te ha puesto en mí camino.
ResponderEliminarTu felicidad me llega y la comparto.
Namaste