El Libro de Oro de Saint Germain,
(cuya lectura recomiendo), comienza diciendo que “La Vida, en todas sus actividades, donde quiera que ella se
manifieste, es Dios en acción. Es por la falta de conocimientos en la forma de
aplicar el pensamiento-sentimiento, que los seres humanos están siempre
interrumpiéndole el paso a la Esencia de la Vida. De no ser por esa razón, la
Vida expresaría su perfección con toda naturalidad y en todas partes.
La tendencia natural de la Vida es Amor, Paz, Belleza,
Armonía y Opulencia. A ella le es indiferente quien la use y continuamente está
surgiendo para manifestar de más en más su perfección, y siempre con ese
impulso vivificador que le es inherente.
YO SOY es la actividad de la Vida. Cuando decimos YO SOY,
sintiéndolo, abrimos la fuente de la Vida Eterna para que corra sin obstáculos
a lo largo de su curso; en otras palabras, le abrimos la puerta ancha a su
flujo natural”.
¿Cómo
funciona el pensamiento, que es capaz de impedir el paso a la Esencia de la
Vida, a la perfección de la Vida diseñada por Dios, a la Esencia Divina o a la
manifestación de Dios en todos los aspectos de la Vida?
Los pensamientos no aparecen porque
sí en el cerebro. Los pensamientos son como nubecitas que se encuentran
alojados en una de las capas del aura, concretamente en una que se denomina
cuerpo mental, y es en él donde se desarrollan los poderes de la mente, donde
se desarrollan los pensamientos, incluso la memoria y la imaginación.
Todas las personas tenemos,
prácticamente, los mismos pensamientos en el cuerpo mental, con diferencias de
matices. Con un ejemplo veremos claro cuáles son esos matices. El pensamiento
de divinidad para un cristiano será Jesús, mientras que para un budista será
Buda, o para un hinduista será Krishna. Sin embargo, el pensamiento de
divinidad estará inherente en los tres.
La pregunta lógica sería: ¿Si todos
tenemos alojados en nuestro cuerpo mental los mismos pensamientos, porque unas
personas tienen pensamientos que les llevan al sufrimiento y otras personas,
(las menos), tienen pensamientos que les llevan a la felicidad?
Los pensamientos se denominan formas
de pensamiento, y para expresarse viaja el pensamiento desde el cuerpo mental
hasta el cerebro. Cada vez que tenemos un pensamiento se genera una energía que
viene determinada por el tipo de pensamiento. Esa energía, por un lado, afecta
al cuerpo emocional de la persona generando un sentimiento o una emoción
determinada, y por otro lado engorda a la forma de pensamiento original.
No es necesario decir, que cualquier emoción
tiene su inicio en el pensamiento. Ansiedad, estrés, miedo, tristeza, alegría,
carencias, etc., etc., son solamente producto de nuestro pensamiento. Y son
justamente nuestra colección de emociones las que determinan la vida. Son esas
emociones las que bloquean el libre fluir de la tendencia natural de la Vida,
que decíamos al principio que es Amor, Paz, Belleza, Armonía y Opulencia.
Pero aun hay más. La forma de
pensamiento se va haciendo mayor cada vez que tenemos el mismo pensamiento.
Puede llegar a crecer hasta tal punto que se forme lo que se denomina entidad
de pensamiento. La entidad de pensamiento tiene conciencia propia, una
conciencia muy rudimentaria que la hace
querer vivir. Y para vivir, su alimento es la energía que se genera cada vez
que se tiene el mismo pensamiento, por lo que la entidad de pensamiento va a
descargarse en el cerebro de manera persistente para que se genere la energía
que necesita para su existencia. Los pensamientos circulares, los pensamientos
repetitivos, los pensamientos obsesivos, sólo son entidades de pensamiento.
Por supuesto la energía generada se
va acumulando en el cuerpo emocional de la persona, llegando, con el tiempo, a
afectar físicamente a la persona. Nuestra salud también es fruto de nuestros
pensamientos.
Decir, “no sé”, “no puedo”, “no
tengo”, “estoy enfermo”, y frases similares son una especie de grilletes que le
vamos poniendo a nuestra vida. Y la vida, ante nuestra insistencia se encarga
de que no sepamos, de que no podamos, de que no tengamos o de que enferme
nuestro cuerpo.
¿Qué hacer para cambiar la
tendencia?, ¿Qué hacer para que la Vida se manifieste en toda su grandeza? Pues….
CAMBIAR EL PENSAMIENTO.
Pero, ¡Es tan difícil cambiar el pensamiento!,
el pensamiento no se puede cambiar de la noche a la mañana, porque los
pensamientos a los que estamos habituados viajan al cerebro una y otra vez, a
pesar de todos nuestros esfuerzos para que eso no suceda, por lo tanto, para
cambiar los pensamientos, que llegan de manera inconsciente, hemos de hacerlo
conscientemente.
Hemos de dejar de dar poder a las
condiciones exteriores, hemos de dejar de dar poder a personas, a lugares, a
cosas, a deseos, a creencias, y darle el poder a quien lo tiene realmente,
hemos de reconocer y aceptar la presencia de Dios, ya que El es todo salud,
todo amor, todo abundancia, todo paz. Y la manera de hacerlo es repetir en
nuestro interior machaconamente, YO SOY, o YO SOY HIJO DE DIOS. No se trata de
repetirlo una, dos ó tres veces, se trata de repetirlo horas si realmente
queremos cambiar la dinámica de nuestra vida. Hemos de tener en cuenta que
hemos de invertir la fuerza de pensamientos que llevan con nosotros toda una
vida.
YO SOY es Dios en acción, y cuando
pensamos YO SOY significa que sabemos que tenemos a Dios trabajando y
expresándose en nuestra vida.
Se trata de formar entidades de
pensamientos positivas, entidades de pensamiento de alta vibración, que como
las negativas también quieren vivir y se van a descargar en el cerebro para
expresarse una y otra vez. Sin embargo, hasta que eso suceda, hemos de trabajar
de manera consciente para hacer que las entidades negativas vayan perdiendo
poder.
¡Adelante! y ¡Suerte!