Muchos de
nosotros es posible que hayamos recitado cientos o miles de veces la oración
del Padrenuestro. Lo que no se, es si hemos sido realmente conscientes de lo
que recitamos, de la belleza de cada frase, del poder que generan, o de su
significado.
Quiero
detenerme en la frase que
dice: “Hágase Tu Voluntad, así en la Tierra como en el Cielo”.
Pero, ¿Qué
significa que se haga la Voluntad de Dios?, ¿Cuál es la Voluntad de Dios?: La
Voluntad de Dios, entre otros atributos, es el bien, es la libertad, es la
salud, es que se acaben los velos existentes entre Dios y el hombre, la
Voluntad de Dios es luz, es felicidad, es paz, es pureza, es equilibrio, es
bondad.
Dejar que se
haga la Voluntad de Dios es dejar que la vida fluya, es aceptar los
acontecimientos que la vida nos depara, es vivir nuestra propia divinidad. Es todo
lo contrario de lo que vivimos los seres humanos, que empecinados, insistimos
una vez y otra en que la vida sea como a nosotros nos gustaría que fuera,
insistimos en que las personas sean como nosotros creemos que deben ser, olvidando
su libertad, y culpabilizamos a Dios, de manera permanente, porque nuestros
deseos no se cumplen tal como planeamos, sin ser conscientes de que las cosas
son como tienen que ser y no como nosotros deseamos que sean.
Culpabilizamos a Dios por nuestro
sufrimiento, levantando los ojos al cielo y preguntando ¿Por qué a mí?, sin ser
conscientes de que somos los únicos creadores de nuestra propia vida. Dios nos
permite ser, Dios respeta nuestra libertad, la libertad que Él mismo nos ha
dado. En fin, que en vez de aliarnos con Dios para sentir y vivir los atributos
de su Voluntad, le vemos como a ese Ser que está presto a castigarnos y que
parece que colabora poco con nosotros. ¡Qué lejos estamos de la Verdad!, y que
fácil sería vivir una vida llena de amor y felicidad, mucho más fácil de lo que
la mayoría de las personas creen. Lo hace difícil el no saber, o no aceptar,
que la misma Vida es Dios en acción y que su Voluntad ya impregna la Vida. Solo
hay que vivirla y no sufrirla.
La otra
parte de la frase es: “Así en la Tierra como en el Cielo”. ¿Dónde radica la
diferencia entre la Tierra y lo que la oración llama Cielo? El Cielo no es un
lugar, el Cielo es ese estado de conciencia en el que nos encontramos cuando no
tenemos materia, cuando no tenemos cuerpo, mientras que la Tierra es lo que
estamos viviendo, una existencia dentro de un cuerpo.
Cuando
pedimos que se haga la Voluntad de Dios tanto en la Tierra como en el Cielo,
¿Quiere decir que son distintas voluntades? No, es la misma Voluntad, lo que
existe en la vida terrenal, es lo mismo que existe al otro lado de la vida. Y
si los que están al otro lado de la vida de la materia viven una vida de paz,
de amor, de alegría, de felicidad, ¿Qué es lo que impide que a este lado no sea
lo mismo? Solo el pensamiento.
No es un
trabajo de Dios el que Su Voluntad sea la misma en la Tierra que en el Cielo,
solamente es nuestra propia voluntad que así sea.
Ya sabemos
que el amor, el perdón y la bendición, son las energías más poderosas que
existen. Quiero insistir hoy en la bendición porque la bendición es practicar
espiritualmente la bondad hacia otras personas, y la bondad es uno de los
atributos de Dios.
La energía que genera esta práctica
es tan poderosa que incrementa la energía del chakra cardiaco en tal medida que
permite percibir la sensación del Amor Divino, tanto en el emisor, la persona
que bendice, como en el receptor, la persona bendecida.
Hay gran poder en la
palabra bendición. Bendición significa:
-
Pedir
el favor de Dios para alguna situación o condición.
-
Desear
el bien a una persona o situación.
-
Hacer
feliz o próspero.
-
Alegrar,
glorificar y alabar.
Bendecir
significa desear y querer el bien ilimitado incondicionalmente, totalmente y
sin reserva alguna, para los demás y
para los acontecimientos de la vida.
Quien sea
bendecido es un ser privilegiado y consagrado. Bendecir significa invocar la
protección divina sobre alguien o sobre algo, pensar en la persona con profundo
reconocimiento, evocarla con gratitud y con amor. Significa además llamar a la
felicidad para que venga sobre la persona.
Podríamos sencillamente decir que
bendecir significa traer el bien a una situación, una condición o una persona.
Un simple "Dios te bendiga" expresado verbalmente, es la descarga del
Poder Infinito del Universo, ansioso y deseoso de envolver a la persona que
requiere de dicha bendición y a la persona que bendice.
Al
despertar, bendice tu día; bendice a la gente al cruzarte con ella por la
calle, en el autobús, en tu lugar de trabajo, bendice a todo el mundo. La paz
de tu bendición será la compañera y la luz de su camino. Mientras paseas,
bendice tu ciudad, bendice a los políticos, a los educadores, a los
barrenderos, a los sacerdotes y a las prostitutas; bendice a todo el mundo.
Cuando
alguien sea agresivo contigo, responde con una bendición silenciosa. Bendícelo
total y sinceramente, porque esas bendiciones son un escudo que te protege de
la ignorancia de sus maldades, y cambia de rumbo la flecha que te han
disparado.
Bendecirlo
todo, bendecir a todos, sin discriminación alguna, es la forma suprema de la bondad,
porque aquellos a los que bendices nunca sabrán de dónde vino aquel rayo de alegría
que cambió su día, y tú no sabrás hasta que punto cambiaste su vida.
Cuando
en tu jornada diaria surja algún suceso inesperado que te desconcierte y eche
por tierra tus planes, ya sea en el trabajo, en tu casa o en la calle, bendice,
porque es seguro que ese desconcierto no es más que una nueva lección de la
vida. Porque ese acontecimiento que te parece tan desagradable, de hecho es una
programación tuya para aprender la lección que corresponde es ese momento.
Cuando
veas a alguien que sufre y llora, o que da muestras de sentirse destrozado por
la vida, bendícelo, llénalo de Energía Divina.
Y
sobre todo no te olvides de bendecir a esa persona maravillosa, absolutamente
bella en su verdadera naturaleza y tan digna de amor, que eres tú.
Es imposible bendecir y juzgar al mismo
tiempo. Con un “Dios te bendiga”, puede ser suficiente, pero puedes dedicar un
poco más de tiempo después de tu meditación, aplicando la formula que te
presento a continuación:
-
Levanta
las manos a la altura del pecho, con las palmas dirigidas al frente. Los brazos
cómodos al lado del cuerpo.
-
Imagina
que llega una Luz Divina a tu chakra corona y desde allí baja hasta tu pecho, y
sale de tu corazón y de tus manos.
-
Piensa
en un momento feliz que te haga revivir una emoción o sentimiento de alegría o
felicidad, (puede estar relacionado con cualquiera, o con cualquier situación).
-
Siente
la emoción de ese momento feliz.
-
Visualiza
a la persona que quieres bendecir delante de tí y repite en tu interior,
sintiendo esa energía que sale de tu corazón y de las palmas de tus manos:
-
“Yo
te bendigo con paz, con amor, con alegría, con serenidad, con abundancia y
prosperidad......”. Bendice con todo lo bueno que deseas para esa persona, como
si fueras tu mismo”.
¡Qué Dios te bendiga!