El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




domingo, 24 de noviembre de 2024

Troglodita

 

 

-    Hoy has conseguido que haya vuelto a perder la paciencia.

-    Cada día parece que encuentras una nueva manera de sacarme de quicio, como si estuvieras buscando, activamente, todas las formas posibles de irritarme.

-    Te había dicho bien claro que teníamos que salir a las 5, pero no, hasta las 5:20 no hemos salido por no sé muy bien que razón, porque excusas nunca te faltan. Y ayer, también me sacaste de quicio porque sabes, desde siempre, que no me gusta la comida muy caliente y me la pusiste ardiendo. Y anteayer porque estaba leyendo y tuve que dejarlo para bajar a recoger un paquete que tú habías pedido. Y así cada día.

-      Mantener la calma contigo se ha vuelto un desafío constante. Parece que tus acciones están diseñadas específicamente para provocarme, y lo siento, pero así es como lo veo.

Pero…, ¿es, realmente, así?     

          ¿Qué pasaría si en lugar de imponer un horario para salir, preguntaras si la hora es conveniente para la otra persona, sobre todo considerando que la salida era para dar un paseo?

          ¿Qué pasaría si ante el plato de comida caliente, esperaras a que se enfriara o soplaras un poquito?

          Es más fácil culpar a otros por nuestras frustraciones y decepciones que asumir la responsabilidad de nuestras propias decisiones y reacciones.

Las miserias con las que convivimos hacen que están salgan a la luz ante todo aquello que en nuestro interior parece contrario a nuestros más íntimos deseos.

Y lo más triste es que no somos conscientes de donde nace la frustración, la decepción, el desencanto, que hace que lleguemos a explotar, sacando sapos de nuestra boca como sale la lava por el cráter en un volcán en erupción.

Todo eso es señal inequívoca de un carácter débil, de vivir la vida desde la dualidad, de tener un escaso conocimiento de uno mismo, de temer salir de la zona de confort o carecer de autocontrol, entre otras muchas sombras con las que podemos llegar a convivir.

La primera pregunta que habría que hacerse es: ¿Por qué reacciono siempre como un energúmeno ante ciertas situaciones? Y, la segunda: ¿Cómo podría mejorar mi respuesta la próxima vez que se presente un conflicto?

Fortalecer el carácter es un proceso continuo que requiere práctica y dedicación. Sin embargo, el primer paso para que eso ocurra es tener claro que se necesita un cambio para dejar de ser un troglodita y, a partir de ahí, buscar información. Seguro que encuentras miles de páginas que te van a dar consejos sobre cómo conseguirlo.


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